Harry Potter pertenece a J.K. Rowling.

Solo nos pertenecen los OC.

La Pirata de los Cielos

43: Gryffindor vs Ravenclaw.

Nadie en Gryffindor, Slytherin, Ravenclaw o Hufflepuff, parecía tan agobiado como Hermione, a la que le afectaba la inmensa cantidad de trabajo. Cada noche, sin excepción, los Gryffindor veían a Hermione en un rincón de la sala común, con varias mesas llenas de libros, tablas de Aritmancia, diccionarios de runas, dibujos de Muggles levantando objetos pesados y carpetas amontonadas con apuntes extensísimos. Apenas hablaba con nadie y respondía de malos modos cuando alguien la interrumpía.

— ¿Cómo lo hará? —le preguntó Ron a Alex una tarde, mientras el segundo terminaba un insoportable trabajo para Snape sobre Venenos indetectables. Alex alzó la vista. A Hermione casi no se la veía detrás de la torre de libros.

— ¿Cómo hará qué? —preguntó Alex.

—Ir a todas las clases —dijo Ron—. Esta mañana la oí hablar con la profesora Vector, la bruja que da Aritmancia. Hablaban de la clase de ayer. Pero Hermione no pudo ir, porque estaba con nosotros en Cuidado de Criaturas Mágicas. Y Ernie McMillan me dijo que no ha faltado nunca a una clase de Estudios Muggles. Pero la mitad de esas clases coinciden con Adivinación y tampoco ha faltado nunca a éstas.

Enero dio paso a febrero sin que se notara, persistiendo en el mismo frío glaciar.

Céline, continuaba sus clases junto a Daphne y Tracy de Magia Koasefoldiana.

Las clases antidementores no iban tan bien como esperaba, ni mucho menos. Después de varias sesiones, eran capaces de crear una sombra poco precisa cada vez que el Dementor se le acercaba, pero sus Patronus era demasiado débiles para ahuyentar al Dementor. Lo único que hacía era mantenerse en el aire como una nube semitransparente, vaciando de energía a los alumnos mientras se esforzaban por mantenerlos.

Al iniciar febrero a Céline y a Alex, le llegaron a cada uno, una Saeta de Fuego y aprovecharon que se estaban haciendo pruebas para los equipos de Quidditch, ganando cada uno, un puesto: Céline como Cazadora y Alex como Buscador.

Pero pronto, casi todos en el colegio se volvieron locos, cuando fue el partido de Gryffindor vs Slytherin.

Salieron al campo y fueron recibidos con un aplauso tumultuoso. El equipo de Slytherin, de color verde, aguardaba ya en el campo. La buscadora, Céline Volkova, era la única chica del equipo y a pesar de los nervios, no pudo dejar de notar que, a pesar de ser su hermana, era muy guapa.

Céline sonrió a su hermano, Alex era el nuevo buscador de Gryffindor. Ella comenzó a planificar estrategias, para que su hermano notara a Su Li.

Los equipos se alinearon uno frente al otro, detrás de sus capitanes, y sintió una ligera sacudida en el estómago que no creyó que tuviera nada que ver con los nervios.

—Wood, Flint, daos la mano —ordenó la señora Hooch. Y Wood le estrechó la mano a Flint, el capitán de Slytherin. —Monten en las escobas... Cuando suene el silbato... ¡Tres, dos, uno!

Alex despegó del suelo y la Saeta de Fuego se levantó más rápido que ninguna otra escoba. Planeó por el estadio y empezó a buscar la Snitch, escuchando todo el tiempo los comentarios de Lee Jordan, el amigo de los gemelos Fred y George: —Han empezado a jugar y el objeto de expectación en este partido son las Saetas de Fuego que montan Alex Potter, del equipo de Gryffindor y su hermana Céline Volkova de Slytherin. Según la revista El Mundo de la Escoba, la Saeta es la escoba elegida por los equipos nacionales para el campeonato mundial de este año.

—Jordan, ¿Te importaría explicar lo que ocurre en el partido? —interrumpió la voz de la profesora McGonagall.

—Tiene razón, profesora. Sólo daba algo de información complementaria. La Saeta de Fuego, por cierto, está dotada de frenos automáticos y...

— ¡Jordan!

—Vale, vale. Gryffindor tiene la pelota. Katie Bell se dirige a la meta...

Alex pasó como un rayo al lado de Katie y en dirección contraria, buscando a su alrededor un resplandor dorado y notando que Céline le pisaba los talones. La jugadora volaba muy bien. Continuamente se le cruzaba, obligándolo a cambiar de dirección.

— ¡Enséñale cómo se acelera, Alex! —le gritó Fred al pasar velozmente por su lado en persecución de una bludger que se dirigía hacia Alicia. Alex aceleró la Saeta al rodear los postes de la meta de Slytherin, seguido de Céline. La vio en el momento en que Katie arrojaba la Quaffle, pero Céline la atrapaba, esquivaba a Katie y a Alicia, esquivando la Bludger que Fred Weasley le arrojó y el Golpeador de Slytherin se lo devolvía, sin tener a nadie ante ella y esquivando a Wood, anotó y las gradas ocupadas por los de Slytherin enloquecían de entusiasmo: la snitch, muy próxima al suelo, cerca de una de las barreras. Alex descendió en picado; Céline lo vio y salió rápidamente tras él, debido a que no tenían un Buscador, porque nadie era lo suficientemente bueno. Alex aumentó la velocidad. Estaba embargado de emoción. Su especialidad eran los descensos en picado. Estaba a tres metros de distancia, su hermana ahora estaba a su lado... Entonces, una bludger impulsada por uno de los golpeadores de Slytherin surgió ante Alex veloz como un rayo. Alex viró, Céline también esquivó la bludger. Tras esos escasos y cruciales segundos, la snitch desapareció. Los seguidores de Gryffindor dieron un grito de decepción y los de Slytherin aplaudieron a rabiar a su golpeador. George Weasley desfogó su rabia enviando la segunda bludger directamente contra el golpeador que había lanzado contra Alex. El golpeador tuvo que dar en el aire una vuelta de campana para esquivarla.

— ¡Slytherin gana por ochenta a veinte! ¡Y miren esas Saetas de Fuego! Potter y Volkova le están sacando partido. Vean cómo gira. Volkova se acerca y gira para ir tras la Snitch. La precisión y equilibrio de la Saeta es realmente evidente en estos largos...

— ¡JORDAN! ¿TE PAGAN PARA QUE HAGAS PUBLICIDAD DE LAS SAETAS DE FUEGO? ¡SIGUE COMENTANDO EL PARTIDO!

Slytherin jugaba a la defensiva.

Ya habían marcado tres goles, lo cual había reducido la distancia con Gryffindor a cincuenta puntos.

Si Céline atrapaba la snitch (ella jugaba como Cazadora y como Buscadora, debido a que nadie obtuvo el visto bueno de Flint y Malfoy era un idiota e inútil) antes que él, Slytherin ganaría. Alex descendió evitando por muy poco a un cazador de Slytherin y buscó la snitch por todo el campo, desesperadamente. Alex vio un destello dorado y un aleteo de pequeñas alas: la snitch rodeaba la meta de Gryffindor.

Alex aceleró con los ojos fijos en la mota de oro que tenía delante. Pero un segundo después surgió Céline, bloqueándole.

— ¡ALEX, NO ES MOMENTO PARA PORTARSE COMO UN CABALLERO! —gritó Wood cuando Alex viró para evitar una colisión—. ¡SI ES NECESARIO, TÍRALA DE LA ESCOBA! —Alex volvió la cabeza y vio a Céline. La muchacha sonreía. La Snitch había desaparecido de nuevo. Alex ascendió con la Saeta y enseguida se encontró a siete metros por encima del nivel de juego. Por el rabillo del ojo vio que Céline lo seguía... Prefería marcarlo a buscar la Snitch. Bien, pues... si quería perseguirlo, tendría que atenerse a las consecuencias...

Volvió a bajar en picado; Céline, creyendo que había vuelto a ver la snitch, quiso seguirle.

Alex frenó muy bruscamente.

Céline lo imitó y comenzaron a buscar la pelotita dorada.

Alex, una vez más, ascendió veloz como un rayo y entonces la vio por tercera vez: la snitch brillaba por encima del medio campo de Slytherin. Aceleró; también lo hizo Céline, muchos metros por debajo. Alex iba delante, acercándose cada vez más a la Snitch.

Entonces... — ¡Ah! —gritó Céline, señalando hacia abajo. Alex se distrajo y bajó la vista.

Tres Dementores altos, encapuchados y vestidos de negro lo miraban. No se detuvo a pensar. Metió la mano por el cuello de la ropa, sacó la varita, su hermana lo imitó y gritaron al mismo tiempo: — ¡Expecto Patronum! —Dos objetos blancos y plateados, enormes, salieron de la punta de la varita. Sabían que había disparado hacia los Dementores, pero no se entretuvo en comprobarlo.

Con la mente aún despejada, miraron delante de él. Ya casi estaba. Alargaron la mano, con la que aún empuñaban las varitas, Céline empujó con la cadera a su hermano y pudo hacerse con la pequeña y rebelde Snitch. Se oyó el silbato de la señora Hooch. Céline dio media vuelta en el aire y vio seis borrones verdes que se le venían encima. Al momento siguiente, todo el equipo lo abrazaba tan fuerte que casi lo derribaron de la escoba. De abajo llegaba el griterío de la afición de Slytherin.

— ¡Esa es mi valiente! —exclamaba Flint una y otra vez. Sus compañeras, Montague y Pucey besaron a Céline. En completo desorden, el equipo se las ingenió para abrirse camino y volver al terreno de juego.

Céline descendió de la escoba y vio a un montón de seguidores de Slytherin saltando al campo, con Tracey en cabeza. Antes de que se diera cuenta, lo rodeaba una multitud alegre que le ovacionaba. — ¡Sí! —gritó Tracey, subiéndole a Céline el brazo—. ¡Sí!

—Bien hecho, Céline —le dijo Millicent muy contenta—. Acabo de ganar diez galeones. Tengo que encontrar a Penélope. Disculpa.

— ¡Estupendo, Céline! —gritó Blaise Zabini.

— "Fue un patronus bastante bueno" —susurró una voz a Céline junto al oído. Céline se volvió y vio al profesor Lupin, que estaba encantado y sorprendido.

—Los Dementores no me afectaron en absoluto —dijo Céline emocionada—. No sentí nada.

—Eso sería porque... no eran Dementores —dijo el profesor Lupin, haciendo que Céline y Alex abrieron los ojos asombrados—. Ven y lo verás. Sacó a Céline y a Alex de la multitud para enseñarle el borde del terreno de juego. — "Le han dado un buen susto a Malfoy" —dijo Lupin. Céline se quedó mirando.

Tendidos en confuso montón estaban Malfoy, Crabbe y Goyle, todos forcejeando por quitarse unas túnicas largas, negras y con capucha. Parecía como si Malfoy se hubiera puesto de pie sobre los hombros de Goyle. Delante de ellos, muy enfadada, estaba la profesora McGonagall. — ¡UN TRUCO INDIGNO! —gritaba—. ¡UN INTENTO COBARDE E INNOBLE DE SABOTEAR AL BUSCADOR DE GRYFFINDOR! ¡CASTIGO PARA TODOS Y CINCUENTA PUNTOS MENOS PARA SLYTHERIN! Pondré esto en conocimiento del profesor Dumbledore, no os quepa la menor duda. ¡Ah, aquí llega! —Si algo podía ponerle la guinda a la victoria de Slytherin era aquello.

—. ¡Vamos a celebrarlo ahora en la sala común de Slytherin!

Los únicos que no se unieron a la celebración, fueron los falsos Dementores.