p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Existe un lugar congelado en el tiempo. Sus calles se mantienen con el mismo trazado de hace siglos, y sus edificios indican la actividad que desarrollan por los dibujos que exhiben en sus fachadas. Muchos dicen que la ciudad se levantó en un enclave sagrado. Otros, que los arquitectos pusieron todo su empeño en respetar los trazados originales. La verdad está entre ambas explicaciones./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Hace varios siglos, a principios del siglo XVII, vivió en este lugar una mujer llamada Pilar. Era una herborista que vivía en la ciudad. Había montado una tienda pequeña y modesta en la planta inferior de su casa y su buen hacer, su rapidez al diagnosticar dolencias y la efectividad de sus preparados le habían proporcionado cierto renombre en la ciudad./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Sin embargo, además de otros herboristas que había en la ciudad, en el templo vivían varios magos que, en el pasado, ayudaron a construirla y a protegerla en distintas batallas. Ahora, en tiempos de paz, sus servicios se reducían a sanaciones por medio de la oración y el sonido, ciertas ceremonias funerarias y rituales varios si eran necesarios. Apenas se les veía por la ciudad, ya que era raro que salieran del templo, a menos que tuvieran que adquirir materiales, comida, atender algún caso especial u organizar algún ritual, ya que ningún aldeano podía acceder al templo./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Una mañana de primavera, Pilar se encontraba recolectando manzanilla y ajo de oso de su jardín mientras charlaba animadamente con una vecina, cuando vio a un hombre alto dirigirse al interior de su tienda. Iba ataviado con una túnica de color azul, de mangas amplias y larga hasta la rodilla, con detalles en forma de hojas bordadas en hilo dorado en el borde de la misma. Debajo, llevaba unos pantalones y camisa de viaje, y del cinturón de cuero colgaba una bolsa de piel. Una capucha mantenía su rostro oculto. Extrañada, Pilar se puso en pie y le salió al paso./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Buenos días, ¿puedo ayudarle? - el hombre se detuvo al verla. Pilar aprovechó para mirar el rostro del hombre, y se dio cuenta de sus ojos eran violetas y un tanto rasgados. Era un mago de la ciudad./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Buenos días - saludó con voz cálida -. Necesito un poco de valeriana./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Claro - Pilar le llevó dentro de la tienda y desapareció tras la puerta del almacén. Él se detuvo dentro de la tienda y echó un vistazo a su alrededor. El mostrador estaba lleno de plantas medicinales que acababan de ser recolectadas y que esperaban su preparación junto a diferentes tarros de cristal de distintos tamaños y algunos cazos. Sobre la puerta había un ramillete de espliego que perfumaba la estancia con delicadeza. Pilar no tardó mucho en regresar con un pequeño frasco entre las manos -. ¿Cuánto necesita?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No mucho, es para atender una urgencia./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Qué ha ocurrido? - Pilar le miró confusa. El hombre se mostró reacio a dar más explicaciones - No puedo ayudarle sin saber para quién es o qué ha ocurrido./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- El hijo mayor de una mujer ha fallecido en el bosque mientras estaba cazando. Un oso le salió al paso, al parecer. Necesito la valeriana para asistirla. - Pilar le escuchó atónita y asintió, llenando un pequeño frasco de cristal con rapidez./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Que se tome sólo una cucharada por infusión. Después, que lo use tres veces al día durante una semana y luego, que lo espacie en el tiempo. Y si necesita más, que venga aquí, por favor./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No será necesario. En el templo también podremos asistirla a partir de esta tarde. - el hombre metió la mano en la túnica y sacó una pequeña bolsa de terciopelo para pagar. Pilar le miró molesta, pero prefirió no discutir. Sin mediar palabra, el hombre cogió el tarro y abandonó el lugar./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Durante la tarde, la noticia corrió como la pólvora por todo el pueblo. Pronto, se descubrió que era el hijo de Rosa, una florista de la zona. Muchos se acercaron a visitarla, incluso Pilar cerró antes para ir a darle el pésame. La casa era fácil de distinguir, tenía un sencillo diseño de hojas y flores en forma de rombo en la fachada del local, realizados mediante la técnica del esgrafiado./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Cuando llegó, vio a Rosa sentada en una silla junto a la ventana, con una taza entre las manos. Vestía ropa oscura, y su melena castaña, normalmente recogida con trenzas y decorada con flores del día, estaba recogida en un moño atravesado con una rama de lavanda. El mago estaba sentado a su lado, con la mirada fija en ella, mientras le hablaba con voz suave. Se había retirado la capucha y una larga melena negra y lisa caía como una cascada sobre sus hombros, hasta cubrir casi la mitad de sus brazos. Tenía los labios finos y una expresión tranquila y dulce en el rostro; en general, emanaba una sensación tranquila de él. Rosa asentía de vez en cuando mientras miraba por la ventana fijamente y, en un momento dado, el mago dejó de hablar y llevó una mano a su hombro. Cuando intentó levantarse, Rosa reaccionó y le agarró del brazo con rapidez, impidiendo su marcha. Pilar les observó con tristeza y se acercó a ellos para intentar ayudar./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Rosa... - dijo suavemente, arrodillándose para quedar a la altura - cuánto lo siento... - dijo, acercándose un poco más para abrazarla. Rosa no tardó en reconocer la voz y la media melena castaña y ondulada de la mujer, y acabó por soltar al hombre, que se levantó y se alejó para iniciar el ritual fúnebre./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Tras llevar el cuerpo del joven al cementerio, el mago encendió cuatro antorchas alrededor del cuerpo e inició un rezo de protección para el alma del joven mientras otra figura encapuchada le asistía, entregándole cuanto necesitaba. Centrado en los rezos que debían proteger el alma del joven, cubrió el cuerpo con algunos amuletos de madera, situados sobre el pecho y la frente; después, permitió al enterrador depositar el cuerpo en el suelo, donde una cruz recubierta de hechizos grabados en la madera marcaría su lugar de descanso. Cuando las antorchas se apagaron, las campanas empezaron a doblar por él. Para entonces, ya casi era de noche. Una vez se enterró el cuerpo, Pilar se quedó un poco más con Rosa, escuchando en silencio lo poco que ella tenía que decir, hasta que se dio cuenta de que varias luces flotantes se acercaban a ellas desde el templo. Aguzando la mirada un poco más, distinguió varias figuras encapuchadas vestidas de azul, y se dio cuenta de que más magos se estaban acercando a ellas./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Déjela. Nos ocuparemos de ella. - el mago de ojos violetas se acercó a Pilar, que le miró contrariada. Aquello había sido una orden./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Esta mujer necesita descansar - replicó con calma -. Yo puedo.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sabemos lo que hacemos. - el hombre le ofreció un farol, dando por finalizada la conversación. Pilar frunció el ceño y se negó a cogerlo. En silencio, abandonó el lugar con paso rápido antes de que oscureciese del todo./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"En los días siguientes, cerca del verano, Pilar se adentró en los caminos que lindaban con el bosque en busca de la hierba de San Juan. No había vuelto a saber nada de Rosa y quería ir a visitarla, pero no sabía si había vuelto a casa. Tras llenar la canasta de mimbre con los primeros brotes de la planta, se dirigió a la casa con curiosidad. Suponía que la tienda estaría cerrada, pero cuando vio que la puerta de la casa se abría y que el mismo mago salía del interior, se ocultó en un callejón. No tenía ninguna intención, si podía evitarlo, de hablar otra vez con él. Cuando vio que se marchaba calle abajo, dobló la esquina, atravesó el jardín, que estaba lleno de flores recién abiertas, y llamó a la puerta. Al poco rato, Rosa fue a abrir. Tenía los ojos enrojecidos y llorosos. Pilar suspiró. Tal vez no era buena idea estar allí, pero Rosa se echó a un lado antes de que ella pudiese decir nada./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Pasa, hija, pasa.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Venía sólo a ver cómo estabas... Quería traerte algo para ayudarte a que estés mejor.- explicó mientras se adentraba en la casa con ella./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No tenías por qué molestarte. Además, con la tienda cerrada.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¡No, mujer, no te preocupes por eso! - Pilar sacudió la cabeza y dejó la canasta sobre la mesa para sacar algunas flores - Mira, deja varias secando, coge una, hiérvela y tómate la infusión. Te ayudará a sentirte mejor. Luego te traigo lúpulo para que puedas dormir./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No te preocupes, si ya viene él... - Rosa miró a la puerta. Pilar respiró hondo, tratando de mantener la calma./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Pero, ¿qué hace él exactamente?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Hablamos. Me hace dormir usando una campana mientras él reza, y cuando estoy muy mal, nos sentamos para mirar el cielo a través de la ventana. Sé que me habla, pero no me entero, como habla tan bajo y de forma tan suave.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Y ya está?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sí... Pero funciona, me ayuda a dormir.- Pilar la escuchó en silencio, molesta. Aquel tratamiento tardaría demasiado en surtir efecto./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Has entrado al templo? Como el día del entierro te quedaste allí.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No, qué va... ¡Si está prohibido! Él me trajo a casa y viene cada día desde el entierro./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Seguro que es un mago del templo?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sí... Dice que se llama Millán. Estará aquí un par de días más y luego se irá./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Bueno... si necesitas cualquier cosa, ven a mi casa - Pilar la miró preocupada, pero no podía hacer nada más. No podía obligarla, ni iba a entrar en discusiones sobre los métodos de los magos. Tras un rato más de charla sobre otros temas, Pilar se puso de pie, seguida de Rosa, que la acompañó a la puerta./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No te preocupes... Y muchas gracias.- Pilar asintió y se marchó finalmente, dándole vueltas a la conversación. Tras atravesar unos arcos esgrafiados con estrellas, entró en la plaza del mercado. La presencia de Millán no pasaba desapercibida a pesar de que el lugar estaba lleno de gente. Su túnica azul con la capucha cubriendo la cabeza le señalaba. Pilar se detuvo entre unos puestos cercanos para observar al mago. Estaba comprando comida. Muchos ciudadanos se le acercaban para pedirle algo o decirle cualquier cosa, pero su respuesta siempre era la misma: les enviaba a todos al templo, ya que él estaba ocupado y no podía distraerse. Tras hablar con una mujer acompañada de su hija y remitirlas al templo, alzó la mirada y se quedó inmóvil. Pilar sintió un escalofrío: los ojos violetas de Millán estaban fijos en ella. Parecía que no le hacía ninguna gracia saberse espiado. Pilar ahogó un respingo cuando vio que empezaba a avanzar en su dirección, pero permaneció inmóvil. Cuando le tuvo delante, se le secó la garganta./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Necesita algo? - aunque el tono era amable, la seriedad de Millán hacía que aquella pregunta pareciese más una amenaza./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No. - Pilar titubeó antes de responder./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Entonces, ¿por qué me sigue?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Yo... - Pilar apretó los puños y desvió la mirada; tras coger la canasta con fuerza, se enfrentó de nuevo a esos ojos violetas que la atravesaban. Las palabras salieron lentamente al principio de sus labios, y luego cada vez más rápido y con una firmeza cada vez mayor - Porque quiero asegurarme de que no está aprovechándose de Rosa./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Por qué haría yo eso? - replicó con calma. Aquello enfureció a Pilar./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¡Porque no la está tratando como necesita! ¡Alguien con un peso en el alma tan grande necesita algo más que rezos y sonidos de campanas! - explotó. Millán no se movió ni un ápice./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Sabe usted, acaso, de la efectividad de nuestro trabajo?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sé que no es suficiente. He ido a verla y puedo decirle que no para de llorar./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Eso también se lo digo yo, que estoy con ella todo el día.- replicó él sin inmutarse. Pilar cogió aire, al límite de su paciencia./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Y cuál es su solución? ¿Que mire las nubes? ¿Que duerma todo el día?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Yo no pongo en duda la efectividad de su trabajo - atajó Millán -. Me gustaría que usted me devolviera el gesto. Le prometí que nos ocuparíamos de ella, y lo estamos haciendo./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Cómo? ¿Y quiénes?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Para eso estoy yo con ella - Pilar quiso replicar algo más, pero Millán se adelantó -. Tengo cosas que hacer. Disculpe. - sin más, se dio la vuelta y echó a andar hasta que desapareció detrás de los arcos de acceso al mercado, bajo la mirada atónita de Pilar, que no daba crédito a lo que acababa de ocurrir./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Ya de vuelta a la tienda, Pilar puso a secar varias flores de la hierba de San Juan para usar después como infusión; otras las apartó para prensarlas y extraerles el aceite mientras atendía a los clientes que iban entrando. El día iba transcurriendo perezosamente, y aunque trataba de no darle más importancia a la conversación con Millán, no podía quitárselo de la cabeza. Su actitud le resultaba muy enervante. Sabía que los magos tenían mucho prestigio en la ciudad por sus acciones del pasado, y que, efectivamente, sabían lo que hacían cuando trataban a alguien. Sus rituales de protección nunca habían fallado e, incluso, había innumerables registros de batallas ganadas, en gran parte, gracias a ellos, que habían protegido la ciudad tiempo atrás y habían conseguido una paz duradera aconsejando a los reyes. Eran buenos estrategas y tenían innumerables recursos con la ayuda de la astronomía y la observación del entorno. Pero sus métodos para sanar a las personas le parecían completamente insuficientes./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Cerca del atardecer, escuchó bastante revuelo en la calle. Con curiosidad, salió al jardín, pero sólo pudo ver un grupo de personas asomadas a la calle principal. Extrañada, se acercó y se puso de puntillas para intentar vislumbrar algo entre ellas. La carretera ya estaba vacía, pero a lo lejos aún pudo distinguir un carro de madera con lo que parecía unos cuerpos encima./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Qué ha pasado? - preguntó, alarmada, a uno de los hombres que había allí. Era Carlos, uno de los albañiles. Éste sacudió la cabeza y se rascó la nuca, apesadumbrado./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Se ha caído un andamio. Estaban Luis y Andrés encima, que iban a reparar un tejado, pero se ha soltado una cuerda y se ha venido abajo./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¡Ay dios! ¿Están bien?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Bueno... De momento, se los llevan a sus casas, y Pedro dice que se ocupa. - Pilar asintió. Conocía a Pedro, era un herborista que se ocupaba de la zona este de la ciudad, así que podía estar tranquila. Estarían bien atendidos./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Menos mal.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sí... pero veremos, parece que el andamio ha pillado a alguien al caer./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¡¿Pero qué dices, Carlos?!/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sí... están los magos del templo allí, por si acaso. Ahora no se puede acercar nadie. - Pilar le escuchó con el corazón en un puño. Quería ir a la zona, pero, recordando sus encuentros anteriores con ellos, prefirió volver a la tienda. Poco después de cerrar, llamaron a la puerta. Pilar suspiró con desgana y fue a abrir./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Disculpe, ya está... - no pudo terminar la frase. Ante ella había una figura encapuchada, vestida de azul, con un farol en la mano, que la miraba fijamente. Pilar dio un pequeño grito al no esperar semejante visita y, respirando profundamente, elevó la vista hasta localizar unos ojos azules que también parecían atravesarla./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Siento la hora - el hombre tenía una voz algo más grave y un acento suave -. Pero necesito de sus servicios./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Otra urgencia? - Pilar le miró contrariada. La figura asintió./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sí. Soy consciente de lo inoportuno de mi presencia, pero su fama es bien conocida por toda la ciudad, y necesito su ayuda.- ella le escuchó con atención. No era común ese reconocimiento por parte de los magos./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Qué ha ocurrido?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sin duda conoce a Millán. Ha estado por la ciudad estos días - ella asintió sin decir nada -. Hoy ha habido un accidente en la ciudad. Se ha caído un andamio y él ha resultado herido./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿y qué puedo hacer yo? - preguntó Pilar, confundida y asombrada. Había dado por hecho que los magos podían sanarse ellos mismos, pero aquello demostraba que no./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Necesitamos que le atienda - las palabras del hombre causaron un escalofrío en Pilar. No sólo acababan de reconocer su valía, sino que, además, en esta ocasión, sería ella quien prestase un servicio a los magos del templo, y no al revés./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Pero... ¿dónde está él?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- En el templo, claro./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Tenía entendido que el acceso al templo está prohibido para los ciudadanos./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Bueno... siempre se pueden hacer excepciones.- Pilar miró al hombre sorprendida. Juraría que le había visto sonreír./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- De acuerdo... Déjeme coger algunas cosas./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- La esperaré fuera.- sin más, el hombre se dio media vuelta y cruzó el jardín, esperando tranquilamente junto a la carretera. Pilar le miró atónita y, tras cerrar la puerta, se apresuró a coger varias plantas, emplastos y raíces del almacén de la tienda. Al desconocer la gravedad de las heridas de Millán, prefería ir preparada. No tardó mucho en reunirse con el mago./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Juntos, en silencio, emprendieron el camino al templo. Por supuesto, los muros de piedra del edificio no eran desconocidos para nadie en la ciudad, pero Pilar no acababa de creerse que sería ella quien cruzaría el portón de madera, bajo el sello del sol que coronaba el acceso principal en compañía de una gárgola. Lo primero que se encontró fue una sala rectangular, bastante grande, que se destinaba a la práctica de rituales y rezos. El espacio estaba vacío, a excepción de un altar en el centro de la sala y varias estanterías dispuestas alrededor de la misma, llenas de objetos, velas, inciensos y túnicas. Algunas vidrieras altas permitían el acceso de la luz natural, en compañía de huecos excavados en la piedra con la forma de un orbe y una cruz , y que permitían el paso del aire. Allí mismo, el hombre se detuvo y se quitó la capucha, dejando ver una larga melena castaña y ondulada. Después, cogió de una estantería un farol más y, tras encenderlo, se lo entregó a Pilar, que aprovechó para observar al hombre; su rostro aún era joven, pero su expresión era algo más seria que la de Millán. Sus ojos azules resultaban tranquilizadores a pesar de ello, y sus labios carnosos estaban enmarcados en una perilla y bigote cuidadosamente recortados./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- La llevaré con Millán. - informó antes de echar a andar de nuevo. Pilar aceleró el paso tras él./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Un momento, ¿cuánto tiempo voy a tener que estar aquí? - preguntó intranquila - Yo no puedo dejar mi negocio desatendido./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Del mismo modo que Millán atendió a Rosa, puede hacerlo usted. No será necesario que viva aquí, no tiene que preocuparse por eso.- respondió él con calma./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Pilar asintió mientras atravesaban la estancia y cruzaban una segunda puerta, más pequeña esta vez, que daba a un claustro interior, rodeado por un pasillo cuadrado. Allí, Pilar se detuvo un momento para contemplar el lugar. Las paredes sí contaban con decoraciones esgrafiadas. Cada columna que unía los arcos del claustro tenía una estrella y, encima, otras decoraciones que, debido a la oscuridad del atardecer, no pudo distinguir. El claustro albergaba una jardín dividido en un pequeño huerto y una zona con calas blancas y otras flores destinadas a ser entregadas en rituales funerarios. Pilar quiso acercarse a verlas más de cerca, pero la mirada reprobatoria del mago, que esperaba por ella algo más adelante, podía sentirse aún desde la distancia. Con rapidez, Pilar recorrió la estancia y se reunió con él. No muy lejos de allí se escuchaban una campana y unos cánticos. Juntos, rodearon el claustro, pasando por varias puertas de madera cerradas, hasta detenerse en una, que se encontraba semi abierta. Los cánticos procedían del interior de la habitación./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Espere aquí - el hombre desapareció tras la puerta y, unos minutos después, un par de magos jóvenes que estaban dentro abandonaron la estancia, seguidos del otro, que se detuvo junto a Pilar.- Pase, por favor. Si necesita cualquier cosa, estaré por aquí./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- De acuerdo. ¿Cómo se llama usted?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Atiles./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Muchas gracias.- Pilar se dio la vuelta y entró en la habitación. No era demasiado grande, pero contaba con un armario, un escritorio y una cama. Las paredes exhibían un par de baldas con libros y algunos pergaminos desenrollados que, anteriormente, debieron servir en épocas de estudio. Una ventana orientada al bosque mostraba el cielo púrpura del anochecer, y un par de candiles junto a la cama servían para iluminar la estancia. En la cama yacía Millán, algo pálido y con los ojos cerrados. Al lado de la cama había un cubo con unos paños dentro, y una pequeña campana de bronce junto a la almohada. El aire estaba perfumado con espliego, y no tardó en localizar algunas ramas que asomaban por debajo de la almohada. En silencio, se acercó a él. No sabía si era un buen momento para estar allí. Quizá estaba dormido, pero entonces, ¿qué hacía ella allí? Cuando se fijó mejor, pudo ver que el mago estaba realizando respiraciones profundas y pausadas, y que parecía estar en una especie de trance. Sin decir nada, se apartó de la cama y, sobre el escritorio, colocó todo lo que había cogido de la tienda. No estaba segura de si debía hablar con él. Tal vez debía esperar fuera. Cuando se dio la vuelta, dio un respingo y retrocedió hasta chocar con la mesa. Millán la estaba mirando./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Buenas noches - saludó él./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Buenas noches... - tratando de disimular, se acercó a él - ¿Cómo se encuentra?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Dolorido.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Me imagino. ¿Le importa si echo un vistazo? - al verle asentir, Pilar apartó las sábanas con cuidado./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"El hombre tenía una pierna rota, un brazo inflamado, magulladuras superficiales y heridas leves. Los magos habían tratado de bajar la inflamación con paños empapados con agua fresca y habían utilizado aceite de espliego sobre las extremidades de Millán pero, obviamente, no era suficiente. Pilar se mordió el labio observando las heridas. Por mucho menos, había visto a hombres retorcerse y gritar desesperados, pero él no. Estaba tranquilo e inmóvil. Aquello no hizo sino acrecentar su curiosidad sobre los métodos de sanación del templo, pero no podía distraerse con eso. Tras limpiar con sumo cuidado los restos de aceite de la piel, volvió a la mesa y cogió un tarro que contenía una pasta hecha con raíces machacadas. Bajo la mirada curiosa y atenta de Millán, Pilar volvió asu lado./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Esto es consuelda mayor. Es muy efectiva para tratar inflamaciones y heridas - explicó ella al notar su expresión mientras abría el tarro y, con sumo cuidado, esparcía la pasta sobre la piel del mago, que se removió ligeramente al contacto con una leve mueca de dolor -. Lo siento... intentaré ser rápida - se disculpó con apuro. Él no dijo nada. Simplemente asintió y trató de no moverse. Cuando terminó, Pilar envolvió el brazo y la pierna con las telas del cubo y dejó el resto de las heridas al aire. Con cuidado, volvió a cubrirle con las sábanas y se apartó de la cama./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Gracias.- Millán no había apartado la mirada de ella en todo momento. Ella negó ligeramente./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Por hoy, es mejor no hacer nada más. Descanse, volveré mañana.- prometió, aunque no tenía claro si sabría salir de allí. Él asintió y volvió a cerrar los ojos. Pilar dejó allí la pasta y recogió el resto de sus cosas antes de salir a los pasillos que rodeaban el claustro. Para entonces, ya era noche cerrada y lo único que podía ver con claridad era el claustro, que estaba iluminado por la luz de la luna llena. Por fortuna, Atiles estaba por allí y se acercó a ella con paso tranquilo./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Ya ha terminado?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Por hoy sí. He dejado una pasta en su mesa, aplíquesela tres veces al día para ayudar a bajar la inflamación del brazo. Mañana traeré caléndula para ayudar a cicatrizar las heridas que tiene./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- De acuerdo. - sin más que decir, en completo silencio, con el farol en la mano, recorrieron el camino de vuelta hasta la sala de rituales. La puerta principal estaba bloqueada con un travesaño y un cerrojo, que Atiles retiró sin tardanza, como había prometido, para dejar que Pilar abandonase el edificio./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"En los días siguientes, Pilar visitó diariamente el templo al se repetían los mismos pasos, como un ritual: Atiles la esperaba en la puerta y la llevaba junto a Millán. Al término de su visita, se encargaba de acompañarla fuera. Cuando cruzaba el claustro, podía escuchar el sonido de una pequeña campana y algunos susurros y cánticos que parecían inducir al hombre a un estado de duermevela para poder enfrentar el dolor de las heridas, apoyado por la fragancia del espliego. Cuando llegaba a la habitación, los magos que estaban allí abandonaban la estancia y les dejaban solos sin mediar palabra. En la habitación, Pilar procedía al tratamiento de las heridas de Millán y, poco a poco, empezaron a conversar y a entablar amistad y a dejar la formalidad de lado. Conforme pasaban los días, Pilar podía notar que la tirantez inicial iba desapareciendo paulatinamente en todos ellos. Ya apenas se hacía extraño para los magos verla entrar en el claustro e ir directamente a la habitación para atender a uno de los suyos. Pilar, por su parte, empezaba a conocerles a todos y, alguna vez, se quedaba un poco más para poder hablar con ellos. Mientras tanto, Millán mejoraba con rapidez gracias a los cuidados de Pilar y las instrucciones que dejaba, que eran ejecutadas exactamente como ella había dicho. Al término de dos semanas, cuando Pilar entró en la habitación, se encontró a Millán sentado en la cama, lo que le arrancó una amplia sonrisa./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¡Pero bueno! - él sonrió ligeramente, casi con cierta timidez, al verla./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Buenas noches - saludó, como cada vez que se encontraban./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Cómo te encuentras? - Pilar se agachó para revisar su brazo con comodidad.- ¡Esto está ya listo! - exclamó mirando al mago, que asintió revisar la pierna, meneó la cabeza - Aún tendrás que reposar un poco más./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Debo darte las gracias una vez más. Es cierto que, con tu buen hacer, la curación ha sido más rápida./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Bueno... no todo el mérito ha sido mío - reconoció ella -. Aquí nadie ha dejado de cuidarte, ha sido un buen trabajo en equipo./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Supongo que ahora entiendes nuestros métodos.- ella se quedó pensativa. Seguramente, aquella sería la última vez que estaría allí dentro, así que tenía que aprovechar la oportunidad./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No del todo... Pero me gustaría entenderlos en profundidad, si fuese posible./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Me temo que no. Es un trabajo exclusivamente nuestro, pero... - tras alzar la mirada y comprobar que, efectivamente, estaban solos, sonrió ligeramente y se acercó un poco más a ella - Puedo explicarte algunas técnicas en otra ocasión. Como agradecimiento personal.- susurró. Ella ahogó una risilla./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- De modo que no sois tan rígidos... - replicó de igual manera./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Siempre se pueden hacer excepciones.- Pilar sacudió la cabeza sin dejar de sonreír y se puso de pie, soltando su brazo./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Entonces, ya me voy. Te dejaré descansar y que termines de recuperarte.- Millán asintió y ella se puso de pie, abandonando el templo definitivamente en compañía de Atiles. En la puerta del templo, éste le entregó una bolsa de lino con una buena cantidad de dinero como pago por sus servicios. Pilar asintió sin decir nada más y volvió a su casa. En los primeros días, Pilar recordaba con frecuencia la conversación con Millán, pero poco a poco, sus esperanzas se fueron desvaneciendo y terminó por apartar de su mente la promesa del mago./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"En otoño, se les volvió a ver. Todos los años, el día del cambio de estación cerca del atardecer, los magos se situaban en puntos estratégicos alrededor de la ciudad para realizar un ritual conjunto y así reforzar los hechizos que sus antepasados pusieron en diferentes calles y edificios con el objetivo de proteger el lugar y a sus ciudadanos, y así mantener la paz reinante. Ese día, los cánticos y la quema de ciertas plantas para ofrendarlas a cambio de protección eran los protagonistas. Atiles era el encargado de dirigir el ritual y, para ello, un poco antes del atardecer, se situó en la plaza central del pueblo, junto a la picota que presidía el lugar, con un esgrafiado rectangular a lo largo de la misma. En la mano llevaba un ramillete de plantas que quemaría a modo de ofrenda y en la otra, una antorcha lista para prender. Estaba vestido con una túnica azul, igual que todos los demás magos. Pilar había llegado un poco antes para poder asistir al ritual. Al poco rato, otros muchos ciudadanos fueron llegando en completo silencio. Todos sabían que, el que quisiera asistir, debía guardar silencio absoluto. Cualquier error podía hacer fallar el ritual y exponer a la ciudad a cualquier tipo de peligro, y ninguno de los presentes quería ser responsable de semejante desgracia./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Atiles se mantenía inmóvil, concentrado, esperando el momento adecuado para comenzar. Su rostro se mantenía serio y tranquilo mientras esperaba a que los demás alcanzasen sus puestos. Pasados unos minutos, cuando el sol casi se apoyaba en el horizonte, dejó el ramillete a los pies de las gradas circulares y encendió la antorcha. Después, quemó el ramillete y dejó que el humo se elevase. Pronto, el mismo suceso se repitió en todas las posiciones donde estaban los demás y unas columnas de humo blanco se elevaron entre los tejados; entonces, desde el templo, el tañido de la campana rompió el silencio. Atiles elevó las manos y el rostro al cielo e inició un cántico en una lengua antigua, que no tardó en acompañarse de las voces de los demás en la lejanía, hasta formar un eco que envolvía a toda la ciudad y que parecía mecer a los presentes desde todas las direcciones, junto al sonido de la campana, que acompañaba el cántico al final de cada pequeña estrofa. No pasó mucho rato hasta que las voces de los demás magos se fueron apagando en la distancia, dejando solo a Atiles, hasta que éste también enmudeció. Un último tañido marcó el fin del ritual y los magos abandonaron los puestos que habían ocupado. Pilar no podía apartar la vista. Estaba paralizada por lo ocurrido. El ambiente se había vuelto un tanto denso, y sentía que no podía reaccionar. Atiles se detuvo ante ella y le puso la mano en la frente en silencio. Su mano era grande y cálida. En cuanto la tocó, Pilar pudo sentir como si unos hilos se desvaneciesen de su cabeza, y parpadeó, espabilándose por completo. Sorprendida, miró al hombre, que le dedicó una leve sonrisa y se marchó en silencio./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Sin saber cómo reaccionar, volvió a su casa, pero no tardó mucho en escuchar cómo llamaban a la puerta. Cuando fue a abrir, se encontró con Millán./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Siento haber tardado tanto en venir a verte - se disculpó con una sonrisa vergonzosa. Ella negó con una sonrisa y se apartó para dejarle pasar./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No pasa nada... creí que se te había olvidado./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No, es que hemos estado muy ocupados trabajando en el ritual. - explicó entrando en la tienda. Ella asintió cerrando la puerta tras él./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Espero que no le importe que cierre ya... he estado en la plaza y estoy exhausta./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No, por favor - Millán le acercó un taburete de inmediato -. Es normal, todo el que lo presencia acaba igual. El sonido puede ser agotador las primeras veces, pero lo soportarás mejor según asistas a más rituales.- explicó ayudando a Pilar a sentarse./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- El sonido... ¿es así como lo hacen? ¿Así son los rituales? - Una parte sí. De esa manera se puede relajar la mente y predisponerla para los siguientes trabajos que debamos hacer./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Eso fue lo que hicieron cuando estuviste herido... recuerdo la campana que tenías en la cama. Pensaba que era para pedir ayuda.- Millán ahogó una carcajada./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No, era para poder concentrarme y evitar el dolor en la medida de lo posible. También era para poder dormir.- ella le escuchó boquiabierta./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Así que es así.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sí - Millán sonrió suavemente -. Pero no creas que es lo único que hacemos./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No, no... - negó ella con un suspiro - Creo que te debo una disculpa. No debí cuestionarte.- él asintió al oírla./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Y yo también. No es común para nosotros tener que dar explicaciones ante nadie, y mucho menos que nos cuestionen. Pero debo decir que aquello demostró que eres una mujer muy especial. Todo el mundo te recuerda con admiración en el templo./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿De verdad? - Pilar se sonrojó al oírle y bajó la mirada - No sé qué decir.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No es necesario que digas nada. Basta con que guardes mi pequeña indiscreción en secreto - Millán miró por la ventana y suspiró. Escondiendo un ademán triste, se giró hacia ella -. Es hora de que me marche. No quiero importunarte más./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No, no es molestia que estés aquí.- replicó apurada./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- En ese caso, intentaré visitarte más adelante. Pero no puedo garantizártelo. Nunca hasta ahora hemos tenido tanto trato con la gente de la ciudad, y no es algo que podamos permitirnos.- Pilar le miró sorprendida. Después de lo ocurrido, confiaba en que fuesen capaces de estrechar lazos, pero quedaba claro que se había equivocado./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Por qué no?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Por tu propia seguridad./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No lo entiendo.- Millán respiró hondo y sonrió suavemente, bajando la mirada. Quedaba claro que Pilar no aceptaba un no como respuesta. Tras meditar sus siguientes palabras, volvió la mirada hacia ella./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Si alguien se enterase de que nos vemos, y quisiese causar problemas, podría atacarte. En ese caso, yo no podría responder por mis actos.- explicó, con toda la calma de la que era capaz./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Pero, ¿quién va a querer atacarme a mí? - insistió contrariada. Millán le puso las manos en los hombros para intentar frenar sus preguntas./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Estamos en tiempos de paz - explicó con calma -. Pero la paz no dura para siempre. No es posible predecirlo todo constantemente. Es nuestra obligación tratar de adelantarnos a todas las posibilidades para preservar el bien de todos./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Aún a costa de tu voluntad?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Me temo que sí. Tenemos un propósito que va más allá de nosotros mismos. Es por eso que debo marcharme. - Pilar suspiró y asintió, aceptando sin más remedio aquella despedida./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Millán se inclinó un poco más y besó su frente a modo de despedida. Después, se apartó de ella, abandonó la tienda y volvió al templo. Ya de vuelta en su habitación, se sentó en la cama, pensativo. Sabía que no volvería a verla, pero aún así, quería hacer algo más por ella. Por desgracia, no tenía mucho tiempo. El ritual que quería realizar tenía que llevarse a cabo con la luna llena y era esa noche, de modo que cogió un pergamino y se sentó en el escritorio. Tras consultar algunos libros, empezó a confeccionar un hechizo de protección que contenía tres pequeños sellos. Era algo sencillo de dibujar, y el ritual tampoco le llevaría mucho tiempo. Con el diseño ya decidido, cogió una daga ceremonial y salió otra vez del templo, encaminándose a la casa de Pilar. Cuando llegó, la luna llena bañaba la fachada, que exhibía tres flores esgrafiadas sobre la puerta de madera. En silencio, cruzó el jardín y se alzó sobre una caja de madera que Pilar utilizaba para almacenar las plantas a la hora de recolectarlas. Después, usando la daga, empezó a grabar los sellos junto a las flores, asegurándose de que no fuesen vistos con facilidad desde la calle. Cuando terminó, tocó la fachada con la mano izquierda, mientras susurraba una plegaria de protección. Finalmente, Millán desapareció y nunca más se le volvió a ver. Con el paso del tiempo, el negocio de Pilar se volvió próspero, tanto que venían de otras ciudades para verla y pedirle que curase sus dolencias. Tiempo después, Pilar se casó y tuvo una hija que, con el tiempo sucedió a su madre con el mismo éxito que ella tuvo, y que constituyeron el origen de toda una estirpe de herboristas de renombre a lo largo de los siglos./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Con el paso de los siglos, varios edificios de la ciudad fueron demolidos o se vinieron abajo por el propio paso del tiempo. Sin embargo, otros, aquellos en los que los magos habían hecho sus rituales, se mantuvieron en pie, inmutables, ajenos al paso del tiempo. Actualmente, aún algunos atestiguan ver a un hombre que viste una túnica azul, el cual, los viernes de luna, visita la casa de las tres flores, toca la fachada, susurra una plegaria y desaparece./p
p style="margin-bottom: 0in; line-height: 100%;"14/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Hace varios siglos, a principios del siglo XVII, vivió en este lugar una mujer llamada Pilar. Era una herborista que vivía en la ciudad. Había montado una tienda pequeña y modesta en la planta inferior de su casa y su buen hacer, su rapidez al diagnosticar dolencias y la efectividad de sus preparados le habían proporcionado cierto renombre en la ciudad./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Sin embargo, además de otros herboristas que había en la ciudad, en el templo vivían varios magos que, en el pasado, ayudaron a construirla y a protegerla en distintas batallas. Ahora, en tiempos de paz, sus servicios se reducían a sanaciones por medio de la oración y el sonido, ciertas ceremonias funerarias y rituales varios si eran necesarios. Apenas se les veía por la ciudad, ya que era raro que salieran del templo, a menos que tuvieran que adquirir materiales, comida, atender algún caso especial u organizar algún ritual, ya que ningún aldeano podía acceder al templo./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Una mañana de primavera, Pilar se encontraba recolectando manzanilla y ajo de oso de su jardín mientras charlaba animadamente con una vecina, cuando vio a un hombre alto dirigirse al interior de su tienda. Iba ataviado con una túnica de color azul, de mangas amplias y larga hasta la rodilla, con detalles en forma de hojas bordadas en hilo dorado en el borde de la misma. Debajo, llevaba unos pantalones y camisa de viaje, y del cinturón de cuero colgaba una bolsa de piel. Una capucha mantenía su rostro oculto. Extrañada, Pilar se puso en pie y le salió al paso./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Buenos días, ¿puedo ayudarle? - el hombre se detuvo al verla. Pilar aprovechó para mirar el rostro del hombre, y se dio cuenta de sus ojos eran violetas y un tanto rasgados. Era un mago de la ciudad./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Buenos días - saludó con voz cálida -. Necesito un poco de valeriana./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Claro - Pilar le llevó dentro de la tienda y desapareció tras la puerta del almacén. Él se detuvo dentro de la tienda y echó un vistazo a su alrededor. El mostrador estaba lleno de plantas medicinales que acababan de ser recolectadas y que esperaban su preparación junto a diferentes tarros de cristal de distintos tamaños y algunos cazos. Sobre la puerta había un ramillete de espliego que perfumaba la estancia con delicadeza. Pilar no tardó mucho en regresar con un pequeño frasco entre las manos -. ¿Cuánto necesita?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No mucho, es para atender una urgencia./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Qué ha ocurrido? - Pilar le miró confusa. El hombre se mostró reacio a dar más explicaciones - No puedo ayudarle sin saber para quién es o qué ha ocurrido./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- El hijo mayor de una mujer ha fallecido en el bosque mientras estaba cazando. Un oso le salió al paso, al parecer. Necesito la valeriana para asistirla. - Pilar le escuchó atónita y asintió, llenando un pequeño frasco de cristal con rapidez./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Que se tome sólo una cucharada por infusión. Después, que lo use tres veces al día durante una semana y luego, que lo espacie en el tiempo. Y si necesita más, que venga aquí, por favor./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No será necesario. En el templo también podremos asistirla a partir de esta tarde. - el hombre metió la mano en la túnica y sacó una pequeña bolsa de terciopelo para pagar. Pilar le miró molesta, pero prefirió no discutir. Sin mediar palabra, el hombre cogió el tarro y abandonó el lugar./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Durante la tarde, la noticia corrió como la pólvora por todo el pueblo. Pronto, se descubrió que era el hijo de Rosa, una florista de la zona. Muchos se acercaron a visitarla, incluso Pilar cerró antes para ir a darle el pésame. La casa era fácil de distinguir, tenía un sencillo diseño de hojas y flores en forma de rombo en la fachada del local, realizados mediante la técnica del esgrafiado./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Cuando llegó, vio a Rosa sentada en una silla junto a la ventana, con una taza entre las manos. Vestía ropa oscura, y su melena castaña, normalmente recogida con trenzas y decorada con flores del día, estaba recogida en un moño atravesado con una rama de lavanda. El mago estaba sentado a su lado, con la mirada fija en ella, mientras le hablaba con voz suave. Se había retirado la capucha y una larga melena negra y lisa caía como una cascada sobre sus hombros, hasta cubrir casi la mitad de sus brazos. Tenía los labios finos y una expresión tranquila y dulce en el rostro; en general, emanaba una sensación tranquila de él. Rosa asentía de vez en cuando mientras miraba por la ventana fijamente y, en un momento dado, el mago dejó de hablar y llevó una mano a su hombro. Cuando intentó levantarse, Rosa reaccionó y le agarró del brazo con rapidez, impidiendo su marcha. Pilar les observó con tristeza y se acercó a ellos para intentar ayudar./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Rosa... - dijo suavemente, arrodillándose para quedar a la altura - cuánto lo siento... - dijo, acercándose un poco más para abrazarla. Rosa no tardó en reconocer la voz y la media melena castaña y ondulada de la mujer, y acabó por soltar al hombre, que se levantó y se alejó para iniciar el ritual fúnebre./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Tras llevar el cuerpo del joven al cementerio, el mago encendió cuatro antorchas alrededor del cuerpo e inició un rezo de protección para el alma del joven mientras otra figura encapuchada le asistía, entregándole cuanto necesitaba. Centrado en los rezos que debían proteger el alma del joven, cubrió el cuerpo con algunos amuletos de madera, situados sobre el pecho y la frente; después, permitió al enterrador depositar el cuerpo en el suelo, donde una cruz recubierta de hechizos grabados en la madera marcaría su lugar de descanso. Cuando las antorchas se apagaron, las campanas empezaron a doblar por él. Para entonces, ya casi era de noche. Una vez se enterró el cuerpo, Pilar se quedó un poco más con Rosa, escuchando en silencio lo poco que ella tenía que decir, hasta que se dio cuenta de que varias luces flotantes se acercaban a ellas desde el templo. Aguzando la mirada un poco más, distinguió varias figuras encapuchadas vestidas de azul, y se dio cuenta de que más magos se estaban acercando a ellas./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Déjela. Nos ocuparemos de ella. - el mago de ojos violetas se acercó a Pilar, que le miró contrariada. Aquello había sido una orden./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Esta mujer necesita descansar - replicó con calma -. Yo puedo.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sabemos lo que hacemos. - el hombre le ofreció un farol, dando por finalizada la conversación. Pilar frunció el ceño y se negó a cogerlo. En silencio, abandonó el lugar con paso rápido antes de que oscureciese del todo./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"En los días siguientes, cerca del verano, Pilar se adentró en los caminos que lindaban con el bosque en busca de la hierba de San Juan. No había vuelto a saber nada de Rosa y quería ir a visitarla, pero no sabía si había vuelto a casa. Tras llenar la canasta de mimbre con los primeros brotes de la planta, se dirigió a la casa con curiosidad. Suponía que la tienda estaría cerrada, pero cuando vio que la puerta de la casa se abría y que el mismo mago salía del interior, se ocultó en un callejón. No tenía ninguna intención, si podía evitarlo, de hablar otra vez con él. Cuando vio que se marchaba calle abajo, dobló la esquina, atravesó el jardín, que estaba lleno de flores recién abiertas, y llamó a la puerta. Al poco rato, Rosa fue a abrir. Tenía los ojos enrojecidos y llorosos. Pilar suspiró. Tal vez no era buena idea estar allí, pero Rosa se echó a un lado antes de que ella pudiese decir nada./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Pasa, hija, pasa.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Venía sólo a ver cómo estabas... Quería traerte algo para ayudarte a que estés mejor.- explicó mientras se adentraba en la casa con ella./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No tenías por qué molestarte. Además, con la tienda cerrada.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¡No, mujer, no te preocupes por eso! - Pilar sacudió la cabeza y dejó la canasta sobre la mesa para sacar algunas flores - Mira, deja varias secando, coge una, hiérvela y tómate la infusión. Te ayudará a sentirte mejor. Luego te traigo lúpulo para que puedas dormir./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No te preocupes, si ya viene él... - Rosa miró a la puerta. Pilar respiró hondo, tratando de mantener la calma./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Pero, ¿qué hace él exactamente?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Hablamos. Me hace dormir usando una campana mientras él reza, y cuando estoy muy mal, nos sentamos para mirar el cielo a través de la ventana. Sé que me habla, pero no me entero, como habla tan bajo y de forma tan suave.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Y ya está?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sí... Pero funciona, me ayuda a dormir.- Pilar la escuchó en silencio, molesta. Aquel tratamiento tardaría demasiado en surtir efecto./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Has entrado al templo? Como el día del entierro te quedaste allí.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No, qué va... ¡Si está prohibido! Él me trajo a casa y viene cada día desde el entierro./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Seguro que es un mago del templo?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sí... Dice que se llama Millán. Estará aquí un par de días más y luego se irá./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Bueno... si necesitas cualquier cosa, ven a mi casa - Pilar la miró preocupada, pero no podía hacer nada más. No podía obligarla, ni iba a entrar en discusiones sobre los métodos de los magos. Tras un rato más de charla sobre otros temas, Pilar se puso de pie, seguida de Rosa, que la acompañó a la puerta./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No te preocupes... Y muchas gracias.- Pilar asintió y se marchó finalmente, dándole vueltas a la conversación. Tras atravesar unos arcos esgrafiados con estrellas, entró en la plaza del mercado. La presencia de Millán no pasaba desapercibida a pesar de que el lugar estaba lleno de gente. Su túnica azul con la capucha cubriendo la cabeza le señalaba. Pilar se detuvo entre unos puestos cercanos para observar al mago. Estaba comprando comida. Muchos ciudadanos se le acercaban para pedirle algo o decirle cualquier cosa, pero su respuesta siempre era la misma: les enviaba a todos al templo, ya que él estaba ocupado y no podía distraerse. Tras hablar con una mujer acompañada de su hija y remitirlas al templo, alzó la mirada y se quedó inmóvil. Pilar sintió un escalofrío: los ojos violetas de Millán estaban fijos en ella. Parecía que no le hacía ninguna gracia saberse espiado. Pilar ahogó un respingo cuando vio que empezaba a avanzar en su dirección, pero permaneció inmóvil. Cuando le tuvo delante, se le secó la garganta./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Necesita algo? - aunque el tono era amable, la seriedad de Millán hacía que aquella pregunta pareciese más una amenaza./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No. - Pilar titubeó antes de responder./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Entonces, ¿por qué me sigue?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Yo... - Pilar apretó los puños y desvió la mirada; tras coger la canasta con fuerza, se enfrentó de nuevo a esos ojos violetas que la atravesaban. Las palabras salieron lentamente al principio de sus labios, y luego cada vez más rápido y con una firmeza cada vez mayor - Porque quiero asegurarme de que no está aprovechándose de Rosa./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Por qué haría yo eso? - replicó con calma. Aquello enfureció a Pilar./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¡Porque no la está tratando como necesita! ¡Alguien con un peso en el alma tan grande necesita algo más que rezos y sonidos de campanas! - explotó. Millán no se movió ni un ápice./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Sabe usted, acaso, de la efectividad de nuestro trabajo?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sé que no es suficiente. He ido a verla y puedo decirle que no para de llorar./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Eso también se lo digo yo, que estoy con ella todo el día.- replicó él sin inmutarse. Pilar cogió aire, al límite de su paciencia./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Y cuál es su solución? ¿Que mire las nubes? ¿Que duerma todo el día?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Yo no pongo en duda la efectividad de su trabajo - atajó Millán -. Me gustaría que usted me devolviera el gesto. Le prometí que nos ocuparíamos de ella, y lo estamos haciendo./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Cómo? ¿Y quiénes?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Para eso estoy yo con ella - Pilar quiso replicar algo más, pero Millán se adelantó -. Tengo cosas que hacer. Disculpe. - sin más, se dio la vuelta y echó a andar hasta que desapareció detrás de los arcos de acceso al mercado, bajo la mirada atónita de Pilar, que no daba crédito a lo que acababa de ocurrir./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Ya de vuelta a la tienda, Pilar puso a secar varias flores de la hierba de San Juan para usar después como infusión; otras las apartó para prensarlas y extraerles el aceite mientras atendía a los clientes que iban entrando. El día iba transcurriendo perezosamente, y aunque trataba de no darle más importancia a la conversación con Millán, no podía quitárselo de la cabeza. Su actitud le resultaba muy enervante. Sabía que los magos tenían mucho prestigio en la ciudad por sus acciones del pasado, y que, efectivamente, sabían lo que hacían cuando trataban a alguien. Sus rituales de protección nunca habían fallado e, incluso, había innumerables registros de batallas ganadas, en gran parte, gracias a ellos, que habían protegido la ciudad tiempo atrás y habían conseguido una paz duradera aconsejando a los reyes. Eran buenos estrategas y tenían innumerables recursos con la ayuda de la astronomía y la observación del entorno. Pero sus métodos para sanar a las personas le parecían completamente insuficientes./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Cerca del atardecer, escuchó bastante revuelo en la calle. Con curiosidad, salió al jardín, pero sólo pudo ver un grupo de personas asomadas a la calle principal. Extrañada, se acercó y se puso de puntillas para intentar vislumbrar algo entre ellas. La carretera ya estaba vacía, pero a lo lejos aún pudo distinguir un carro de madera con lo que parecía unos cuerpos encima./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Qué ha pasado? - preguntó, alarmada, a uno de los hombres que había allí. Era Carlos, uno de los albañiles. Éste sacudió la cabeza y se rascó la nuca, apesadumbrado./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Se ha caído un andamio. Estaban Luis y Andrés encima, que iban a reparar un tejado, pero se ha soltado una cuerda y se ha venido abajo./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¡Ay dios! ¿Están bien?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Bueno... De momento, se los llevan a sus casas, y Pedro dice que se ocupa. - Pilar asintió. Conocía a Pedro, era un herborista que se ocupaba de la zona este de la ciudad, así que podía estar tranquila. Estarían bien atendidos./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Menos mal.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sí... pero veremos, parece que el andamio ha pillado a alguien al caer./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¡¿Pero qué dices, Carlos?!/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sí... están los magos del templo allí, por si acaso. Ahora no se puede acercar nadie. - Pilar le escuchó con el corazón en un puño. Quería ir a la zona, pero, recordando sus encuentros anteriores con ellos, prefirió volver a la tienda. Poco después de cerrar, llamaron a la puerta. Pilar suspiró con desgana y fue a abrir./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Disculpe, ya está... - no pudo terminar la frase. Ante ella había una figura encapuchada, vestida de azul, con un farol en la mano, que la miraba fijamente. Pilar dio un pequeño grito al no esperar semejante visita y, respirando profundamente, elevó la vista hasta localizar unos ojos azules que también parecían atravesarla./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Siento la hora - el hombre tenía una voz algo más grave y un acento suave -. Pero necesito de sus servicios./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Otra urgencia? - Pilar le miró contrariada. La figura asintió./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sí. Soy consciente de lo inoportuno de mi presencia, pero su fama es bien conocida por toda la ciudad, y necesito su ayuda.- ella le escuchó con atención. No era común ese reconocimiento por parte de los magos./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Qué ha ocurrido?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sin duda conoce a Millán. Ha estado por la ciudad estos días - ella asintió sin decir nada -. Hoy ha habido un accidente en la ciudad. Se ha caído un andamio y él ha resultado herido./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿y qué puedo hacer yo? - preguntó Pilar, confundida y asombrada. Había dado por hecho que los magos podían sanarse ellos mismos, pero aquello demostraba que no./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Necesitamos que le atienda - las palabras del hombre causaron un escalofrío en Pilar. No sólo acababan de reconocer su valía, sino que, además, en esta ocasión, sería ella quien prestase un servicio a los magos del templo, y no al revés./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Pero... ¿dónde está él?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- En el templo, claro./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Tenía entendido que el acceso al templo está prohibido para los ciudadanos./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Bueno... siempre se pueden hacer excepciones.- Pilar miró al hombre sorprendida. Juraría que le había visto sonreír./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- De acuerdo... Déjeme coger algunas cosas./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- La esperaré fuera.- sin más, el hombre se dio media vuelta y cruzó el jardín, esperando tranquilamente junto a la carretera. Pilar le miró atónita y, tras cerrar la puerta, se apresuró a coger varias plantas, emplastos y raíces del almacén de la tienda. Al desconocer la gravedad de las heridas de Millán, prefería ir preparada. No tardó mucho en reunirse con el mago./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Juntos, en silencio, emprendieron el camino al templo. Por supuesto, los muros de piedra del edificio no eran desconocidos para nadie en la ciudad, pero Pilar no acababa de creerse que sería ella quien cruzaría el portón de madera, bajo el sello del sol que coronaba el acceso principal en compañía de una gárgola. Lo primero que se encontró fue una sala rectangular, bastante grande, que se destinaba a la práctica de rituales y rezos. El espacio estaba vacío, a excepción de un altar en el centro de la sala y varias estanterías dispuestas alrededor de la misma, llenas de objetos, velas, inciensos y túnicas. Algunas vidrieras altas permitían el acceso de la luz natural, en compañía de huecos excavados en la piedra con la forma de un orbe y una cruz , y que permitían el paso del aire. Allí mismo, el hombre se detuvo y se quitó la capucha, dejando ver una larga melena castaña y ondulada. Después, cogió de una estantería un farol más y, tras encenderlo, se lo entregó a Pilar, que aprovechó para observar al hombre; su rostro aún era joven, pero su expresión era algo más seria que la de Millán. Sus ojos azules resultaban tranquilizadores a pesar de ello, y sus labios carnosos estaban enmarcados en una perilla y bigote cuidadosamente recortados./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- La llevaré con Millán. - informó antes de echar a andar de nuevo. Pilar aceleró el paso tras él./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Un momento, ¿cuánto tiempo voy a tener que estar aquí? - preguntó intranquila - Yo no puedo dejar mi negocio desatendido./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Del mismo modo que Millán atendió a Rosa, puede hacerlo usted. No será necesario que viva aquí, no tiene que preocuparse por eso.- respondió él con calma./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Pilar asintió mientras atravesaban la estancia y cruzaban una segunda puerta, más pequeña esta vez, que daba a un claustro interior, rodeado por un pasillo cuadrado. Allí, Pilar se detuvo un momento para contemplar el lugar. Las paredes sí contaban con decoraciones esgrafiadas. Cada columna que unía los arcos del claustro tenía una estrella y, encima, otras decoraciones que, debido a la oscuridad del atardecer, no pudo distinguir. El claustro albergaba una jardín dividido en un pequeño huerto y una zona con calas blancas y otras flores destinadas a ser entregadas en rituales funerarios. Pilar quiso acercarse a verlas más de cerca, pero la mirada reprobatoria del mago, que esperaba por ella algo más adelante, podía sentirse aún desde la distancia. Con rapidez, Pilar recorrió la estancia y se reunió con él. No muy lejos de allí se escuchaban una campana y unos cánticos. Juntos, rodearon el claustro, pasando por varias puertas de madera cerradas, hasta detenerse en una, que se encontraba semi abierta. Los cánticos procedían del interior de la habitación./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Espere aquí - el hombre desapareció tras la puerta y, unos minutos después, un par de magos jóvenes que estaban dentro abandonaron la estancia, seguidos del otro, que se detuvo junto a Pilar.- Pase, por favor. Si necesita cualquier cosa, estaré por aquí./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- De acuerdo. ¿Cómo se llama usted?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Atiles./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Muchas gracias.- Pilar se dio la vuelta y entró en la habitación. No era demasiado grande, pero contaba con un armario, un escritorio y una cama. Las paredes exhibían un par de baldas con libros y algunos pergaminos desenrollados que, anteriormente, debieron servir en épocas de estudio. Una ventana orientada al bosque mostraba el cielo púrpura del anochecer, y un par de candiles junto a la cama servían para iluminar la estancia. En la cama yacía Millán, algo pálido y con los ojos cerrados. Al lado de la cama había un cubo con unos paños dentro, y una pequeña campana de bronce junto a la almohada. El aire estaba perfumado con espliego, y no tardó en localizar algunas ramas que asomaban por debajo de la almohada. En silencio, se acercó a él. No sabía si era un buen momento para estar allí. Quizá estaba dormido, pero entonces, ¿qué hacía ella allí? Cuando se fijó mejor, pudo ver que el mago estaba realizando respiraciones profundas y pausadas, y que parecía estar en una especie de trance. Sin decir nada, se apartó de la cama y, sobre el escritorio, colocó todo lo que había cogido de la tienda. No estaba segura de si debía hablar con él. Tal vez debía esperar fuera. Cuando se dio la vuelta, dio un respingo y retrocedió hasta chocar con la mesa. Millán la estaba mirando./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Buenas noches - saludó él./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Buenas noches... - tratando de disimular, se acercó a él - ¿Cómo se encuentra?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Dolorido.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Me imagino. ¿Le importa si echo un vistazo? - al verle asentir, Pilar apartó las sábanas con cuidado./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"El hombre tenía una pierna rota, un brazo inflamado, magulladuras superficiales y heridas leves. Los magos habían tratado de bajar la inflamación con paños empapados con agua fresca y habían utilizado aceite de espliego sobre las extremidades de Millán pero, obviamente, no era suficiente. Pilar se mordió el labio observando las heridas. Por mucho menos, había visto a hombres retorcerse y gritar desesperados, pero él no. Estaba tranquilo e inmóvil. Aquello no hizo sino acrecentar su curiosidad sobre los métodos de sanación del templo, pero no podía distraerse con eso. Tras limpiar con sumo cuidado los restos de aceite de la piel, volvió a la mesa y cogió un tarro que contenía una pasta hecha con raíces machacadas. Bajo la mirada curiosa y atenta de Millán, Pilar volvió asu lado./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Esto es consuelda mayor. Es muy efectiva para tratar inflamaciones y heridas - explicó ella al notar su expresión mientras abría el tarro y, con sumo cuidado, esparcía la pasta sobre la piel del mago, que se removió ligeramente al contacto con una leve mueca de dolor -. Lo siento... intentaré ser rápida - se disculpó con apuro. Él no dijo nada. Simplemente asintió y trató de no moverse. Cuando terminó, Pilar envolvió el brazo y la pierna con las telas del cubo y dejó el resto de las heridas al aire. Con cuidado, volvió a cubrirle con las sábanas y se apartó de la cama./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Gracias.- Millán no había apartado la mirada de ella en todo momento. Ella negó ligeramente./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Por hoy, es mejor no hacer nada más. Descanse, volveré mañana.- prometió, aunque no tenía claro si sabría salir de allí. Él asintió y volvió a cerrar los ojos. Pilar dejó allí la pasta y recogió el resto de sus cosas antes de salir a los pasillos que rodeaban el claustro. Para entonces, ya era noche cerrada y lo único que podía ver con claridad era el claustro, que estaba iluminado por la luz de la luna llena. Por fortuna, Atiles estaba por allí y se acercó a ella con paso tranquilo./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Ya ha terminado?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Por hoy sí. He dejado una pasta en su mesa, aplíquesela tres veces al día para ayudar a bajar la inflamación del brazo. Mañana traeré caléndula para ayudar a cicatrizar las heridas que tiene./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- De acuerdo. - sin más que decir, en completo silencio, con el farol en la mano, recorrieron el camino de vuelta hasta la sala de rituales. La puerta principal estaba bloqueada con un travesaño y un cerrojo, que Atiles retiró sin tardanza, como había prometido, para dejar que Pilar abandonase el edificio./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"En los días siguientes, Pilar visitó diariamente el templo al se repetían los mismos pasos, como un ritual: Atiles la esperaba en la puerta y la llevaba junto a Millán. Al término de su visita, se encargaba de acompañarla fuera. Cuando cruzaba el claustro, podía escuchar el sonido de una pequeña campana y algunos susurros y cánticos que parecían inducir al hombre a un estado de duermevela para poder enfrentar el dolor de las heridas, apoyado por la fragancia del espliego. Cuando llegaba a la habitación, los magos que estaban allí abandonaban la estancia y les dejaban solos sin mediar palabra. En la habitación, Pilar procedía al tratamiento de las heridas de Millán y, poco a poco, empezaron a conversar y a entablar amistad y a dejar la formalidad de lado. Conforme pasaban los días, Pilar podía notar que la tirantez inicial iba desapareciendo paulatinamente en todos ellos. Ya apenas se hacía extraño para los magos verla entrar en el claustro e ir directamente a la habitación para atender a uno de los suyos. Pilar, por su parte, empezaba a conocerles a todos y, alguna vez, se quedaba un poco más para poder hablar con ellos. Mientras tanto, Millán mejoraba con rapidez gracias a los cuidados de Pilar y las instrucciones que dejaba, que eran ejecutadas exactamente como ella había dicho. Al término de dos semanas, cuando Pilar entró en la habitación, se encontró a Millán sentado en la cama, lo que le arrancó una amplia sonrisa./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¡Pero bueno! - él sonrió ligeramente, casi con cierta timidez, al verla./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Buenas noches - saludó, como cada vez que se encontraban./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Cómo te encuentras? - Pilar se agachó para revisar su brazo con comodidad.- ¡Esto está ya listo! - exclamó mirando al mago, que asintió revisar la pierna, meneó la cabeza - Aún tendrás que reposar un poco más./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Debo darte las gracias una vez más. Es cierto que, con tu buen hacer, la curación ha sido más rápida./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Bueno... no todo el mérito ha sido mío - reconoció ella -. Aquí nadie ha dejado de cuidarte, ha sido un buen trabajo en equipo./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Supongo que ahora entiendes nuestros métodos.- ella se quedó pensativa. Seguramente, aquella sería la última vez que estaría allí dentro, así que tenía que aprovechar la oportunidad./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No del todo... Pero me gustaría entenderlos en profundidad, si fuese posible./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Me temo que no. Es un trabajo exclusivamente nuestro, pero... - tras alzar la mirada y comprobar que, efectivamente, estaban solos, sonrió ligeramente y se acercó un poco más a ella - Puedo explicarte algunas técnicas en otra ocasión. Como agradecimiento personal.- susurró. Ella ahogó una risilla./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- De modo que no sois tan rígidos... - replicó de igual manera./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Siempre se pueden hacer excepciones.- Pilar sacudió la cabeza sin dejar de sonreír y se puso de pie, soltando su brazo./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Entonces, ya me voy. Te dejaré descansar y que termines de recuperarte.- Millán asintió y ella se puso de pie, abandonando el templo definitivamente en compañía de Atiles. En la puerta del templo, éste le entregó una bolsa de lino con una buena cantidad de dinero como pago por sus servicios. Pilar asintió sin decir nada más y volvió a su casa. En los primeros días, Pilar recordaba con frecuencia la conversación con Millán, pero poco a poco, sus esperanzas se fueron desvaneciendo y terminó por apartar de su mente la promesa del mago./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"En otoño, se les volvió a ver. Todos los años, el día del cambio de estación cerca del atardecer, los magos se situaban en puntos estratégicos alrededor de la ciudad para realizar un ritual conjunto y así reforzar los hechizos que sus antepasados pusieron en diferentes calles y edificios con el objetivo de proteger el lugar y a sus ciudadanos, y así mantener la paz reinante. Ese día, los cánticos y la quema de ciertas plantas para ofrendarlas a cambio de protección eran los protagonistas. Atiles era el encargado de dirigir el ritual y, para ello, un poco antes del atardecer, se situó en la plaza central del pueblo, junto a la picota que presidía el lugar, con un esgrafiado rectangular a lo largo de la misma. En la mano llevaba un ramillete de plantas que quemaría a modo de ofrenda y en la otra, una antorcha lista para prender. Estaba vestido con una túnica azul, igual que todos los demás magos. Pilar había llegado un poco antes para poder asistir al ritual. Al poco rato, otros muchos ciudadanos fueron llegando en completo silencio. Todos sabían que, el que quisiera asistir, debía guardar silencio absoluto. Cualquier error podía hacer fallar el ritual y exponer a la ciudad a cualquier tipo de peligro, y ninguno de los presentes quería ser responsable de semejante desgracia./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Atiles se mantenía inmóvil, concentrado, esperando el momento adecuado para comenzar. Su rostro se mantenía serio y tranquilo mientras esperaba a que los demás alcanzasen sus puestos. Pasados unos minutos, cuando el sol casi se apoyaba en el horizonte, dejó el ramillete a los pies de las gradas circulares y encendió la antorcha. Después, quemó el ramillete y dejó que el humo se elevase. Pronto, el mismo suceso se repitió en todas las posiciones donde estaban los demás y unas columnas de humo blanco se elevaron entre los tejados; entonces, desde el templo, el tañido de la campana rompió el silencio. Atiles elevó las manos y el rostro al cielo e inició un cántico en una lengua antigua, que no tardó en acompañarse de las voces de los demás en la lejanía, hasta formar un eco que envolvía a toda la ciudad y que parecía mecer a los presentes desde todas las direcciones, junto al sonido de la campana, que acompañaba el cántico al final de cada pequeña estrofa. No pasó mucho rato hasta que las voces de los demás magos se fueron apagando en la distancia, dejando solo a Atiles, hasta que éste también enmudeció. Un último tañido marcó el fin del ritual y los magos abandonaron los puestos que habían ocupado. Pilar no podía apartar la vista. Estaba paralizada por lo ocurrido. El ambiente se había vuelto un tanto denso, y sentía que no podía reaccionar. Atiles se detuvo ante ella y le puso la mano en la frente en silencio. Su mano era grande y cálida. En cuanto la tocó, Pilar pudo sentir como si unos hilos se desvaneciesen de su cabeza, y parpadeó, espabilándose por completo. Sorprendida, miró al hombre, que le dedicó una leve sonrisa y se marchó en silencio./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Sin saber cómo reaccionar, volvió a su casa, pero no tardó mucho en escuchar cómo llamaban a la puerta. Cuando fue a abrir, se encontró con Millán./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Siento haber tardado tanto en venir a verte - se disculpó con una sonrisa vergonzosa. Ella negó con una sonrisa y se apartó para dejarle pasar./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No pasa nada... creí que se te había olvidado./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No, es que hemos estado muy ocupados trabajando en el ritual. - explicó entrando en la tienda. Ella asintió cerrando la puerta tras él./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Espero que no le importe que cierre ya... he estado en la plaza y estoy exhausta./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No, por favor - Millán le acercó un taburete de inmediato -. Es normal, todo el que lo presencia acaba igual. El sonido puede ser agotador las primeras veces, pero lo soportarás mejor según asistas a más rituales.- explicó ayudando a Pilar a sentarse./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- El sonido... ¿es así como lo hacen? ¿Así son los rituales? - Una parte sí. De esa manera se puede relajar la mente y predisponerla para los siguientes trabajos que debamos hacer./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Eso fue lo que hicieron cuando estuviste herido... recuerdo la campana que tenías en la cama. Pensaba que era para pedir ayuda.- Millán ahogó una carcajada./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No, era para poder concentrarme y evitar el dolor en la medida de lo posible. También era para poder dormir.- ella le escuchó boquiabierta./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Así que es así.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Sí - Millán sonrió suavemente -. Pero no creas que es lo único que hacemos./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No, no... - negó ella con un suspiro - Creo que te debo una disculpa. No debí cuestionarte.- él asintió al oírla./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Y yo también. No es común para nosotros tener que dar explicaciones ante nadie, y mucho menos que nos cuestionen. Pero debo decir que aquello demostró que eres una mujer muy especial. Todo el mundo te recuerda con admiración en el templo./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿De verdad? - Pilar se sonrojó al oírle y bajó la mirada - No sé qué decir.../p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No es necesario que digas nada. Basta con que guardes mi pequeña indiscreción en secreto - Millán miró por la ventana y suspiró. Escondiendo un ademán triste, se giró hacia ella -. Es hora de que me marche. No quiero importunarte más./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No, no es molestia que estés aquí.- replicó apurada./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- En ese caso, intentaré visitarte más adelante. Pero no puedo garantizártelo. Nunca hasta ahora hemos tenido tanto trato con la gente de la ciudad, y no es algo que podamos permitirnos.- Pilar le miró sorprendida. Después de lo ocurrido, confiaba en que fuesen capaces de estrechar lazos, pero quedaba claro que se había equivocado./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Por qué no?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Por tu propia seguridad./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- No lo entiendo.- Millán respiró hondo y sonrió suavemente, bajando la mirada. Quedaba claro que Pilar no aceptaba un no como respuesta. Tras meditar sus siguientes palabras, volvió la mirada hacia ella./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Si alguien se enterase de que nos vemos, y quisiese causar problemas, podría atacarte. En ese caso, yo no podría responder por mis actos.- explicó, con toda la calma de la que era capaz./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Pero, ¿quién va a querer atacarme a mí? - insistió contrariada. Millán le puso las manos en los hombros para intentar frenar sus preguntas./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Estamos en tiempos de paz - explicó con calma -. Pero la paz no dura para siempre. No es posible predecirlo todo constantemente. Es nuestra obligación tratar de adelantarnos a todas las posibilidades para preservar el bien de todos./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- ¿Aún a costa de tu voluntad?/p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"- Me temo que sí. Tenemos un propósito que va más allá de nosotros mismos. Es por eso que debo marcharme. - Pilar suspiró y asintió, aceptando sin más remedio aquella despedida./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Millán se inclinó un poco más y besó su frente a modo de despedida. Después, se apartó de ella, abandonó la tienda y volvió al templo. Ya de vuelta en su habitación, se sentó en la cama, pensativo. Sabía que no volvería a verla, pero aún así, quería hacer algo más por ella. Por desgracia, no tenía mucho tiempo. El ritual que quería realizar tenía que llevarse a cabo con la luna llena y era esa noche, de modo que cogió un pergamino y se sentó en el escritorio. Tras consultar algunos libros, empezó a confeccionar un hechizo de protección que contenía tres pequeños sellos. Era algo sencillo de dibujar, y el ritual tampoco le llevaría mucho tiempo. Con el diseño ya decidido, cogió una daga ceremonial y salió otra vez del templo, encaminándose a la casa de Pilar. Cuando llegó, la luna llena bañaba la fachada, que exhibía tres flores esgrafiadas sobre la puerta de madera. En silencio, cruzó el jardín y se alzó sobre una caja de madera que Pilar utilizaba para almacenar las plantas a la hora de recolectarlas. Después, usando la daga, empezó a grabar los sellos junto a las flores, asegurándose de que no fuesen vistos con facilidad desde la calle. Cuando terminó, tocó la fachada con la mano izquierda, mientras susurraba una plegaria de protección. Finalmente, Millán desapareció y nunca más se le volvió a ver. Con el paso del tiempo, el negocio de Pilar se volvió próspero, tanto que venían de otras ciudades para verla y pedirle que curase sus dolencias. Tiempo después, Pilar se casó y tuvo una hija que, con el tiempo sucedió a su madre con el mismo éxito que ella tuvo, y que constituyeron el origen de toda una estirpe de herboristas de renombre a lo largo de los siglos./p
p style="text-indent: .49in; margin-bottom: 0in; line-height: 150%;"Con el paso de los siglos, varios edificios de la ciudad fueron demolidos o se vinieron abajo por el propio paso del tiempo. Sin embargo, otros, aquellos en los que los magos habían hecho sus rituales, se mantuvieron en pie, inmutables, ajenos al paso del tiempo. Actualmente, aún algunos atestiguan ver a un hombre que viste una túnica azul, el cual, los viernes de luna, visita la casa de las tres flores, toca la fachada, susurra una plegaria y desaparece./p
p style="margin-bottom: 0in; line-height: 100%;"14/p
