CAPÍTULO 2: ¿UN NUEVO AMIGO?
Al día siguiente por la tarde, Mark, Jude, Axel y Xavier pasean por el centro de Tokyo en busca del restaurante.
- ¿Cómo se llamaba el restaurante? -pregunta Axel
- Isla Santuario -responde Jude-. Se ve que es un sitio de comida indígena.
- Espero que la comida esté buena, porque tanto enfado me da hambre -dice un muy serio Mark.
- ¿Qué es lo que sabemos de él? -pregunta Xavier.
- Pues básicamente que el tío es un dios jugando al balón. Sus supertécnicas son imparables -dice Axel.
- Además de sus tácticas -responde Jude-. Le llaman el Loco: forma y dirige a su equipo de manera impredecible, parece casi aleatoria. Pero aún así, consigue meter más de 20 goles por partido.
- He oído que ayer eliminaron al Fauxshore -comenta Xavier-. Y habiendo visto los videos, la manera en la que se dirige a los rivales durante el partido… Estoy seguro de que nos enfrentamos a un tipo a la altura de Ray Dark en maldad.
- Y habilidad -termina Jude la frase.
- Es aquí ya -dice Mark antes de abrir la puerta al restaurante.
- Hola! Bienvenidos a Isla Santuario -dice Jay haciendo una reverencia-. Ay, ¡el Inazuma Japón! ¡XAVIER FOSTER! -grita mientras se acerca a él y le coge de la mano para dársela mientras se inclina-. Eres mi jugador favorito, de verdad, te juro que es un sueño para mí conocerte -le dice mientras le mira con unos ojos tan ilusionados que brillan, lo que hace que Xavier se sonroje de la vergüenza.
- Mu-muchas gracias -susurra tímidamente el pelirrojo.
- Por favor, sentaos. Venid, por favor -dice Jay mientras les muestra una mesa.
Los 4 le siguen hacia una de las mesas. El restaurante está casi vacío, puesto que ya casi es hora de cerrar.
- Decidme, ¿qué os sirvo? No, da igual. Os saco algo de cada, invita la casa -dice Jay emocionado mientras se mete a la cocina- ¡Wiku, prepara todo lo que quede por ahí! Está aquí el Inazuma Japón.
- ¡¿Cómo?! -dice Wiku, el hermano de Jay, asomado desde la ventana de la cocina, un chaval 3 años menor que él, aunque más alto, y bastante parecido, solo que con un flequillo cortina y una trenza fina atrás y enrollada con un hilo naranja
Poco después, salen los dos hermanos con dos bandejas de comida y bebida cada uno y las ponen en la mesa a los 4 jóvenes.
- Es un verdadero honor teneros aquí de verdad. Comed todo lo que queráis.
- Jay -dice serio Jude-, en realidad habíamos venido aquí para hablar contigo.
A Jay se le quita la sonrisa que llevaba hasta ahora y se pone más serio. Coge una silla y se sienta al revés en ella junto a ellos.
- Wiku, por favor ves limpiando. Imagino que queréis hablarme de este pequeño juego de supervivencia que estoy haciendo, ¿no?
- ¡De pequeño nada! -estampa Mark el puño contra la mesa-. Has obligado ya a 9 equipos a cerrar sus puertas. Más de 100 personas que ya no pueden jugar al fútbol por tu culpa.
- Yo no les he obligado a nada, Mark. Ellos han tomado la decisión de rendirse antes que volver a enfrentarse a mí.
- ¿Qué es lo que pretendes? ¿Qué ganas tú de destruir clubs de fútbol? -le recrimina Axel.
- Los clubes son lo de menos. Lo más importante son las altas esferas, las organizaciones, los patrocinadores… Una vez no haya más clubs que jueguen, estarán destinados a la extinción y el fútbol volverá a ser libre de nuevo.
- ¡El fútbol no es un deporte corrupto! Está lleno de gente buena que ama jugarlo y disfrutarlo -dice Mark ya entre lágrimas-. No puedes hacer que paguen justos por pecadores.
- Ah, ¿no? ¿A cuánta gente te has tenido que enfrentar que usaba el fútbol como un arma para otro fin? Tus dos amigos Jude y Xavier estaban bien implicados -dice causando vergüenza en los mencionados-. Dark, Schiller, Zoolan. ¿No mató a tu abuelo la corrupción en el fútbol? ¿Y no dejó en coma a tu hermana también Axel? ¿Hicieron algo las altas esferas? No, ya te lo digo yo, porque ellas eran las responsables.
- Bueno, en realidad…
- ¿Cuántas peleas hay durante los partidos de futbol, Mark? Tanto entre aficionados como entre jugadores. ¿No hubo 17 heridos durante la final del mundial entre los hinchas de Japón y los de las otras selecciones? ¿Y qué hizo la organización? Absolutamente nada.
- Ya, eso…
- ¿Y qué me dices de los padres? ¿Cuántos padres no obligan a sus hijos a prácticamente prostituirse por el fútbol? Obligándolos a ser los mejores porque sino serán una decepción para ellos. ¿Cuántas familias ha roto el fútbol, Mark? ¿Lo sabes?
- Yo…em, yo… -intenta decir Mark, pero está totalmente en blanco. El discurso de Jay le ha dejado totalmente estupefacto y su cerebro no es capaz de procesar tanta información en tan poco tiempo.
- Ja ja ja, perdona, te he soltado así un monologazo de repente. Tranquilos, ya le daréis una vuelta a la cabeza. De momento, comed por favor, yo voy a limpiar.
Jay se levanta y deja la silla en su sitio. Jude, Xavier y Axel se miran entre ellos y a Mark con cara de confusión y seriedad, intentando analizar si lo que dice Jay es la realidad, si realmente el fútbol es un deporte corrupto desde las raíces.
- Por cierto -dice Jay saliendo de la cocina justo cuando acababa de entrar-, vamos a ir mi hermano y yo a entrenar ahora que cerremos. Si os queréis venir… Eso sí, tenemos unos métodos un poco ortodoxos, os aviso.
Cosa de una hora después, los hermanos terminan de limpiar, por lo que los 6 se dirigen hacia el exterior. Wiku cierra el local y todos caminan hasta llegar a un pequeño descampado al lado del restaurante.
- ¡Venga, empecemos! -anuncia Jay contento.
De repente, los jugadores se ven sentados en el suelo en posición de meditación.
- ¿Por qué estábamos haciendo esto? -pregunta Axel incómodo.
- Tiene 2 motivos. El primero para relajar nuestra mente y sincronizarnos entre nosotros para poder jugar más unidos. El segundo, para rezarle también a la diosa del fútbol -explica Jay.
- ¿La diosa del fútbol? -pregunta interesado Mark.
- Sí. En nuestra isla nosotros llevamos jugando a fútbol desde tiempos inmemoriales. Llevamos utilizando las supertécnicas desde hace miles de años, y no solo para fútbol. No fue hasta que vinieron los colonos a invadirnos hace unos cuántos años que aprendisteis a cómo realizarlas -explica Wiku.
- No sabía que las supertécnicas habían surgido así -comenta Xavier.
- Y hay muchas cosas más que no sabéis. Si quieres un día te las puedo explicar -le dice Jay al alien-. Bueno, yo creo que ya está bien. Vamos a entrenar. Ay, Jude -dice el indígena observándolo-, te veo y se me ocurre una supertécnica de tiro que podemos crear.
- ¿Qué?
- Sí, sí. Mira. Tú, sígueme.
Jay se pone junto a Jude con la pelota entre los dos. Con los dedos, silban y hacen aparecer a pingüinos desde el suelo por todo su alrededor. De repente, una marabunta de pingüinos aparece debajo de ellos y los empuja hacia el cielo mientras otros van subiendo disparados también. Esta marabunta forma entonces un pingüino gigante y que, al estar la pelota y ellos en el aire, Jude y Jay dan una voltereta, se impulsan sobre el ave colosal y golpean la pelota a la vez, lo que hace que el Mega-pingüino vaya también detrás de la pelota, la cual entra disparada a la portería.
- Wow, ¿qué acaba de pasar? -pregunta alucinado Jude-. ¿Cómo hemos hecho eso?
- Porque estábamos conectados, os lo he dicho. Cuando uno está sincronizado con su equipo, puede hacer lo que sea. En fin, vamos a seguir entrenando.
- ¡Toma ya! -se emociona Mark-. Esto sí es fútbol, que ganas de intentar parar uno de tus tiros Jay.
- En realidad Mark, a ti te tengo otra cosa. Wiku, ¿has traído eso?
- Sí, aquí lo tienes -dice Wiku mientras saca una bolsa grande negra y la abre para revelar un teclado de piano.
- Pero… ¿Por qué no puedo entrenar con vosotros?
- Mark, ¿qué partes conforman la mano?
- Pues las palmas, el dorso y-y los dedos.
- Exacto, pero ¿cuántas veces has entrenado los dedos? La coordinación, el movimiento, la fuerza individual.
- Em, no sé.
- Pues ahí está tu solución, tienes que aprender a tocar el piano.
- ¿El piano? Pero si apenas sé tocar la flauta.
- Mark, confía en mí. Busca un profesor que te enseñe cada día. De momento que mi hermano te enseñe las nociones básicas.
Wiku coloca el piano sobre una mesa que había allí en el descampado y se pone a enseñarle a Mark cómo tocarlo. Mientras, los otros 4 siguen entrenando con los extraños métodos de Jay con meditación, ejercicios de coordinación y sincronización y tácticas aleatorias.
- Jay, ¿cómo consigues desarrollar todas esas tácticas? Parece que te las inventes al momento -le pregunta Jude entre jadeos.
- Vaya, me has pillado -dice riendo-. Invento cada táctica en función del partido y de la situación. Así el rival no es capaz de desarrollar una contra.
- ¿Y te funciona? -pregunta Xavier
- Pues ya ves, 34-0 ayer. Ya veremos si con vosotros funciona ahora que lo sabéis.
Mientras, Mark está intentando con mucho esfuerzo aprender a tocar el piano con Wiku.
Bien, ya sabes las nociones básicas.
Jolín, no pensé que tocar el piano fuera tan complicado. Me duelen todos los dedos.
Es normal, ya se irán acostumbrando ja ja ja.
¿Tú dónde aprendiste a tocar, Wiku?
Me enseñó mi madre. Ella era pianista. Falleció hace unos años. Yo era pequeño y lo superé más fácilmente, pero Jay… él aún guarda ese sentimiento.
Mark se queda firmemente mirando a Jay, intentando entender todo lo que le ha llevado a hacer lo que hace. Se hace ya tarde y los chavales deciden irse ya todos a sus casas.
- Muchas gracias por acompañarnos chicos, ¡ha sido un placer conoceros! -les dice Jay.
- Para nada, el placer ha sido nuestro, Jay -le dice Mark mientras le da la mano.
- Ya nos veremos y de verdad, volved cuando queráis -dice mientras se va despidiendo de todos-. Y tú, Xavier, ven cuando quieras que lo tienes todo gratis -le dice guiñandole un ojo, lo que hace que Xavier se sonroje.
Los 4 del Inazuma vuelven a casa con una sonrisa en la cara, hasta que Xavier pregunta:
- ¿Y de verdad este es el monstruo del que todos hablaban? Pero si el tipo es genial.
- No parece que tenga intenciones malignas de verdad -comenta Jude-. Se nota que ama el fútbol tanto como nosotros y que lo único que está haciendo es protegerlo.
- A mí aún así no me convence del todo su discurso. Siempre habrá tipos malos, exista o no el fútbol. Y para ello estamos nosotros, para detenerlos -comenta Axel rezagado -. Mark, ¿tú qué opinas? ¿Qué deberíamos decirle mañana al entrenador?
- La verdad… es que no lo sé. Ayy, qué lío tengo en la cabeza. ¿Cómo alguien que ama tanto el fútbol puede intentar destruirlo? Lo siento chicos, pero esto necesito hablarlo con mi abuelo -dice para inmediatamente ponerse a correr en dirección a su casa.
A su vez, Wiku y Jay están volviendo a su casa, justo encima del restaurante.
- ¿Me explicas qué pretendes revelando todos nuestros secretos al rival? -incrimina Wiku a su hermano.
- No son nuestros rivales, Wiku. Son futuros aliados. Sobre todo Mark, él es la clave de todo.
- ¿En qué sentido?
- Mark no es solo capitán del Raimon, ni del Inazuma; es capitán de todo Japón. Tiene miles de admiradores, que no solo lo quieren por su fútbol, sino por su carisma y sus valores. Y ya has visto la cara que se le ha quedado cuando le he explicado nuestro objetivo.
- Se ha quedado literalmente sin palabras.
- Efectivamente. El mensaje ya ha calado, solo hace falta que reflexione y se dé cuenta de que estamos haciendo lo correcto. En ese momento, tanto él como medio mundo del fútbol también nos apoyará para derrocar a las organizaciones.
Tiempo más tarde, Mark llega a su casa e inmediatamente coge el teléfono y teclea un número.
- Hijo -le dice su madre-, ¿no vas a cenar?
- Estoy llamando al abuelo, ahora comeré.
El teléfono suena y finalmente alguien lo coge.
- ¿Sí?
- Abuelo, soy yo Mark.
- Hombre, nieto. ¿Qué tal te va por ahí? ¿Ya habéis empezado a entrenar?
- Sí, ¿cómo te va a ti por el Amazonas, abuelo?
- Bastante bien, el equipo que estoy desarrollando es bastante fuerte. Ya veréis como no seréis capaces de ganar esta vez.
- Eso ya lo veremos.
- Por cierto, me ha comentado tu madre que has tenido problemillas con un equipo nuevo, ¿verdad?
- Sí, la verdad es que estoy confundido. Por una parte me opongo a que destruyan el fútbol, pero, por otra, los motivos que me da, no sé, me parecen razonables. Además, todos dicen que es un monstruo, pero he jugado con él y la verdad pocas personas juegan con tanto amor como él lo hace.
- Hijo, a veces el fin no justifica los medios. Es posible que sus intenciones sean buenas pero que el método que usa no, por eso es tu deber enseñárselo a través del fútbol. Si los dos amáis el deporte, seguro que entenderá tu mensaje.
- Eso haré abuelo, ¡muchas gracias!
Mark se despide de su abuelo para ponerse a cenar.
