Los personajes de She-ra and the Princesses of Power son propiedad de Nate Stevenson y Dreamworks Animation y las razas y ubicaciones son propiedad de Games WorkShop.
(En colaboración con davidomega59)
— ¿Ah? ¿Qué pasó? ¿Dónde estoy? —. Dice el ser híbrido con rasgos de insecto mientras una luz le lástima los ojos.
— Glimmer, baja la luz —. La reina de Luna Brillante aparece frente a él mientras dos figuras reconocidas yacen junto a ella. El Maestro Arquero Bow y Adora, el avatar de She-ra.
— ¿Qué significa esto? —. Pregunta claramente nervioso.
— ¿Te llamas Ben Arsos, verdad? —. Pregunta la rubia.
— S-si.
— Y vivías en Forland. A unos cuántos kilómetros de Luna Brillante, ¿verdad? —. Vuelve a preguntar Adora.
— Les juro que yo no hice nada —. Súplica el muchacho.
— No es que hayas hecho algo. Solo queremos saber lo que viste —. Aclara la Reina Glimmer, lo que confunde más a Ben.
La-La-La-La
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti
Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la
Let's start a new life from the darkness
Until the light reveals the end
Sinister faces, growing curses
This is my last war
La-La-La-La
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Angels playing disguised)
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta (With devil's faces)
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Children cling to their coins)
Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la (Squeezing out their wisdom)
La-La-La-La
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti (Angels planning disguised)
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ta (Rastis! Rastis!) (With devil's faces)
Ba-ba-ri-as-ras-ti-ti-ti-ras-ti-ti
(Children cling on to their)
Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la (Very last coins)
Destruction and regeneration.
You are the real enemy. (Rastis! Rastis! Ra-ti-ti-la)
War!.
(My) War!.
(My) War!.
Rastis! Rastis! Rastis! Rastis!
Unos minutos después…
— Era realmente extraño. Muchos con los que hablé dijeron que solo con ver a ese sujeto les daban escalofríos y aún así lo siguieron y muchos escucharon atentamente a sus prédicas. Pero cuando ví lo que le hicieron a esos soldados de La Horda supe que no quería ser eso y me fui —, narra Ben mientras el Escuadrón de Mejores Amigos escucha, — ¡Y me siguieron! Casi me atrapan dos veces. No fue hasta que llegué a Luna Brillante que realmente estuve a salvo.
— ¿Cómo dijiste que se llamaba el extraño? —. Pregunta Adora.
— Lilith. O al menos así se refería a sí mismo.
— Debe ser al que vimos en Las Salinas —. Supone Bow mientras Glimmer reflexiona sobre lo que acaba de escuchar.
— No lo entiendo. ¿Por qué le dedican servidumbre a un solo dios si hay cuatro?
— No lo sé. Parece que cada uno ofrecía lo que cada uno necesitara más. Fuera venganza o solo felicidad.
— ¿Cómo puedes ser feliz cuando te convierten en eso? —. Adora había pensado en voz alta.
"Líder de los ejércitos del caos-Lilith El ángel de hierro del caos.
Descripción:
Cuando todo comenzó, había palabras de un lado al otro de una figura oscura en los cielos. Muchos creían que era alguien de la horda o solo un ave cualquiera, ojalá se hubiera investigado esto antes. Cuando Las Salinas cayó, She-ra junto a la princesa Mermista junto a la reina Glimmer y su amigo Bow vieron en persona esta figura y como parecía que los demonios siguen sus órdenes. Según sus palabras, junto a testimonios de algunos refugiados y solo un par de cultistas capturados sabemos que su nombre es Lilith, y parece ser el líder de los demás seguidores y campeones. Temo que sea el mayor del caos, pues incluso las palabras que él dijo y que me contó She-ra sobre su encuentro me hacen pensar que para este monstruo Etheria no es más que polvo.
"Que arda la galaxia." Palabras dichas por Lilith en la caida de Las Salinas.
Poderes: Desconocidos - Los rumores y testimonios de cultistas capturados llegan a decir sobre que posee la bendición los cuatro dioses del caos, y que tiene poderes inimaginables. No se cual sea el alcance de esos poderes, pero por el bien de Etheria y de todo lo vivo, espero que sean solo rumores.
Nivel de amenaza: PELIGRO.
— El Dios de la Sangre ¿ese es su nombre? —. Interroga Adora a una mujer de cabellos púrpura medio rizados y de piel rojiza.
— Hasta donde supe se llamaba Khorne o algo así. Es una especie de dios de la guerra —. Dice ella mientras pasa su mirada uno a uno a sus interrogadores.
— ¿Y qué puede ofrecer un ser así? —. Cuestiona Glimmer.
— Nada más allá de rabia. Vi a mi hermano convertirse en un ser horrible cuando tuvo un arma en sus manos. Veía su rostro, sabía que era él y aún así lo desconocía. Todo lo que alguna vez fue se perdía con cada pieza de armadura que tomaba de cada soldado hordeano que mataba y me exigía que me uniera a él —. Narra con amargura la mujer.
— ¿Y cómo fue que te resististe? —. Pregunta Bow.
— Mis manos no están del todo limpias. Pero logré salir de ahí y no sé como —, dice la mujer, — Cuando dejas que las manos del Caos te toque no hay marcha atrás y aún así, logré salir. Aún recuerdo esa horrible letanía que mi hermano gritaba. "Sangre para el Dios de la Sangre…"
— Cráneos para el Trono de Cráneos —. Bow completa la frase. Él mismo la había escuchado varias veces.
— Aunque hui, casi no lo logró. Mi propio hermano me cazó como un salvaje y gritó... Q-que ¡Que lo unico que merecían los cobardes era la muerte! - Dijo la mujer mientras las lágrimas caían de su rostro al recordar ese momento de su huida.
— ¿Tú y cuántos más llegaron a Luna Brillante? —. Pregunta Bow.
— Solo cinco. Llegamos unos días antes de que empezara la evacuación y cuando llegamos al Reino de las Nieves tuvimos que asentarnos en las zonas que están antes de la subida al castillo de la Princesa Frosta —. Explica la mujer.
— Muy bien, vete —, ordena Glimmer. Cuando se marchó, la reina dio otra orden, — Hay que vigilarla. A ella y a quienes vinieron con ella.
— ¿Qué? —. Pregunta Bow atónito.
— Ya la oíste. Cuando el Caos te toca no hay marcha atrás —. Argumenta Glimmer.
— ¿Vamos a empezar a desconfiar de la gente a quienes queremos proteger? —. Pregunta Bow.
— ¿Por qué crees que Adora quiso hacer esto en primer lugar? —. Revela Glimmer.
— ¿Adora? Pero… me dijiste que era para recabar información —. Dice Bow claramente dolido.
— Y lo es… pero, Bow… Míranos. Estamos así porque se lograron infiltrar entre los civiles y nuestras tropas. No pasará otra vez —. Adora no estaba dispuesta a discutir en ese momento. Hay cosas que hacer.
"Khorne, el Dios de la Sangre.
Descripción: la encarnación de la ira, es el dios de los guerreros, y su atención se centra en las batallas. Concede sus favores a aquellos que luchan por sus deseos, a los grandes guerreros, y a los poderosos líderes guerreros. Khorne respeta la fuerza, el honor y las habilidades marciales. Representa la agresividad desenfrenada, el frenesí irracional y el derramamiento de sangre en el campo de batalla.
Seguidores conocidos: Partidas varias de guerreros consagrados. Tung Lashor, según testimonio de la Princesa Scorpia.
Nivel de amenaza: ALTA"
— Era inquietante. Ver a personas a las que conocí por años hacer cosas tan desagradables porque esas eran las promesas del Señor del Placer. Yo no veía placer ahí, solo crueldad —. Relata la joven Grilda que, como muchos otros, fueron llamados a levantarse contra la reina.
— ¿Y por qué decidiste mantenerte leal? —. Pregunta Adora mientras Glimmer trata de fingir calma, pues le había estremecido el hecho de saber que tramaban contra ella desde dentro de su propio reino la propia a gente a la que juró proteger.
— No fue por el reino o la reina, si soy honesta, fue solo que me… causó tanto miedo que lo que se hacían así mismo me lo podían hacer a mí. Solo para complacer a… eso —, el tono de asco en su voz se mezcla con la amargura de los recuerdos, — ¿Qué dios puede pedirte que hagas eso?
— La Guardia Real, — habla Glimmer, — ¿Estaba involucrada, verdad? ¿Sabes quiénes son las traidoras?
— Ellas fueron las que iniciaron todo —. Revela Grilda. Glimmer solo aprieta los dientes con rabia.
— Por supuesto, conocen todos los pasadizos del castillo, sabían donde podían ocultarse y atacar en silencio —. Glimmer se reprocha a sí misma el no haber previsto tal cosa.
— ¿Algún nombre que puedas darnos? —. Pregunta Bow.
— La encargada de todo era una tal Ithrant. Era capitana mayor o algo así. No sé como fue que empezó a tener contacto con Lilith pero si sé que tiene un gran dominio de la espada —, Eso preocupó a Adora, — Nunca había visto a alguien manejar un arma de esa manera.
— ¿Y qué ofrecía este dios a parte de "placer"? —. Pregunta Adora.
— Perfección, belleza, gozo infinito. Vanidad, superficialidad, orgullo desmedido; todo aquello que mis padres me enseñaron que estaba mal y por eso mismo eran un obstáculo. — Dice Grilda con dolor.
Bow hace una seña para llamar a Glimmer y a Adora y hablar en privado.
— Creo que sé de quien hablan, nos la hemos topado varias veces cuando salimos a explorar. Te quieren a tí, Glimmer. Y si Ithrant es quien creo que es entonces debemos tacharla o marcarla o lo que sea como prioridad total —. Aconseja Bow.
— Y advertir a otras patrullas que eviten confrontación directa con ella —. Añade Adora.
— Creo que es suficiente por hoy —. Dice Glimmer quien deja ir a Grilda dejando solo al Escuadrón de Mejores Amigos.
— Y bueno, ¿qué vamos a hacer con…? —. Empieza a hablar Bow pero es interrumpido por Glimmer.
— Perfuma y Mermista fueron abordadas por gente disconforme. Ahora sabemos lo que pasó hace un año, sabemos que errores no hay que cometer y empezaremos vigilando a aquellos que parezcan sospechosos. Sé de gente que su lealtad está con la Alianza de Princesas. Podrán hacerlo —. Ordena Glimmer.
— ¿Crees que señalarlos con el dedo va ayudar a que no nos traicionen? ¡Solo haría que todos empiecen a sospechar de todos! La paranoia de no saber en quienes pueden confiar minaría la poca estabilidad que hay y que empiecen a pensar que en cualquier momento iremos por ellos ante la mínima duda sería… — Adora aprieta sus manos contra su cabeza ante las medidas tan drásticas que Glimmer quería aplicar.
— Debemos recuperar Etheria, no lo haremos si no tenemos control sobre los nuestros. Si estamos expuestos a ser traicionados volverá a pasar lo que pasó hace un año. Hay que acabar con el enemigo y si hay que empezar desde adentro que así sea —. Declara Glimmer.
— ¡Estás hablando como los hordeanos! —, grita Adora, el rostro de Glimmer se desencaja mientras ve a Adora con ojos muy abiertos, — No vamos a sacrificar la confianza y la libertad de las personas por seguridad. No es la manera.
— ¿Y qué haremos entonces? She-ra debería pararse enfrente de todos y decirles que el contraataque está por comenzar, si yo fuera… —. Reclama Glimmer cuando Adora la interrumpe.
— ¡Pero no lo eres! ¡Y yo tampoco lo soy y nadie tiene el poder que She-ra tuvo! —. Adora se sienta sobre el suelo sintiéndose muy cansada.
— No vamos a reprimir a la gente y tampoco nos van a atacar desde adentro. Algo se nos ocurrirá, tratemos de descansar un poco y ya pensaremos en algo —. Dice Bow mientras pone su mano sobre el hombro de Glimmer quien se siente reconfortada ante el toque de su mano que se había vuelto áspera con el paso de las expediciones más allá de las montañas.
Bow también se sentía cansado, cansado de que sus amigas no puedan ponerse de acuerdo en algo desde hace mucho tiempo y que tenga que venir él a ser el mediador pero tiene que hacerlo porque si su relación vuelve a resquebrajarse y a tomar decisiones por su cuenta la cosa se repetiría.
Parecía que todo lo que hicieran podría llevar a que lo poco que ha reconstruido se destruyera.
"Slaanesh, El Príncipe Oscuro.
Descripción: Es la encarnación del placer, desde la satisfacción intelectual que se obtiene al resolver un problema hasta la realización de los deseos más depravados. Es la representación de la complacencia en todas sus formas, y se puede encontrar allí donde la disciplina se vuelve tentación y la virtud, vicio. Es la suma de todas las experiencias mortales.
Es el más insidioso y seductor de todos los Dioses del Caos cuya esfera de influencia es todo lo placentero y sensual, desde la perfección del arte y la música a los más impúdicos deseos de la carne.
Seguidores conocidos: Ithrant, Capitana de la Guardia Real.
Nivel de amenaza: ALTA PRIORIDAD"
— Vaya. Sí que sabes hacer descripciones —. Le dice Bow a Izmali mientras cierra el libro en el que escribía.
— Solo son conclusiones basadas en lo que me has dicho y lo que he investigado —. Responde la chica.
— Sabes que no me gusta que te expongas y menos si lo haces sola —. Le comenta Bow preocupado.
— Lo sé, pero esta información será importante para el futuro. Y quisiera que reconsideraras la opción de hacer esto público —. Dice Izmali.
— No quisiera crear más paranoia —, Bow desvía la mirada, — Además, podría salir mal. En vez de advertir a la gente podría despertar su curiosidad y solo serían más problemas.
— Lo entiendo pero también tu entiende. Hay cosas que deben saberse. ¿Qué haría más daño? ¿Decirlo o no decirlo? —. Cuestiona Izmali.
— No lo sé, Izmali. Ojalá las cosas fueran más fáciles —. Responde Bow con pesar.
Solo recordaba que el suelo era frío y húmedo y que llovía de manera copiosa pero ahora todo estaba seco y cálido. Una comodidad que pocas veces había sentido pero que reconocía fácilmente, sin embargo aún sentía dolor.
Abre los ojos, ve borroso y parpadea para aclarar la vista hasta que escucha el sonido de un objeto afilado cerca de ella lo cual la altera y logra detener una mano que estaba acercándose a ella.
— ¡Oye! —, dice una voz de mujer asustada, — Tranquila, no voy a hacerte daño —, Catra se topa de frente con una mujer, que no pasaba de sus treinta años con cabello castaño con vetas plateadas y una fina capa de pelaje y orejas parecidas a las de un lobo, — Solo estoy cambiando tus vendajes —, Catra nota que tiene cubiertas las heridas de su espalda y pierna. La mujer procede a cortar el exceso de vendaje que colgaba de su espalda.
Catra está extrañada. No sabía cómo ni cuándo llegó ahí, y más importante aún, si debía confiar en esa mujer o las personas que la acompañan porque mientras cortaba el exceso de vendaje escuchó pasos y voces afuera de la tienda en la que estaba donde un pequeño fuego calentaba el interior al tiempo que una olla con agua hervía.
— Tuviste suerte —, dice la mujer, — Un par de horas más y habrías muerto de hipotermia. No llovía así desde hace tiempo y si no hubiera sido por el frío tus heridas se habrían infectado de manera muy fea —. La mujer guarda su indumentaria de sanación.
— ¿Dónde estoy? —. Atina a preguntar Catra.
— Estás a salvo. No sé qué te haya pasado pero parece que has tenido problemas —, dice la mujer señalando a las heridas y golpes varios en el torso y brazos de Catra, — Intenta descansar un poco, y si te sientes bien intenta caminar un poco.
La mujer sale de la tienda dejando a Catra sola con muchas dudas e inquietudes. El mundo ya no era un lugar donde la gente encontrara extraños y los acogiera así nada más sin que hubieran pútridas segundas intenciones ni mucho menos en el que alguien solitario confiara en gente que acaba de conocer. Ella conocía mil formas de ganarse la confianza de alguien. Así es como es… ¿verdad?
¿No puede haber alguien que tome el riesgo de rescatar a alguien sin mayor conocimiento más allá de que lo necesita?
¿Aún podía existir algo así?
Con dificultad se levanta de la cómoda colcha y se encamina hacia el exterior. Ante la vista, Catra se detuvo.
Varias docenas de personas van y vienen en sus quehaceres diarios. Algunos lavan las ropas para después colgarlas mientras otros reparan los techos de madera de algunas casas mientras escucha comentarios sobre como la lluvia afectó a muchas viviendas. Algunos niños corretean detrás de otros jugando hasta que las madres los llaman para volver a sus hogares de donde se desprendía el aroma de los alimentos recién preparados.
Los contundentes golpes del hierro contra el acero de un par de herrerías cerca de ahí se hace notar mientras los jóvenes empujan carros llenos de vegetales varios y otros llevan en sus hombros baldes con agua así como una mujer mayor arreglando un pequeño jardín compuesto por algunas macetas con margaritas y otras flores bastante coloridas.
Una muralla hecha de madera y piedra cubría los alrededores pero incluso lo que parecían ser guardias estaban simplemente charlando y hasta riendo como si no hubiera nada de que preocuparse.
— Vaya, que rápido te recuperaste —, reconoce la voz de la mujer, — ¿O es que tienes hambre? Debí suponerlo, mírate —, Catra se da un rápido vistazo a sí misma, ciertamente la falta de alimento era evidente con solo ver su piel que incluso sin suciedad, se veía demasiado pálida. — Ya traeré algo de comer, mi esposo está por regresar también. Lo llamaré, sé que es mucho pedir pero ¿puedes hacerme un favor?
— Yo, eh… —. Catra intenta decir algo pero el entusiasmo de la mujer sobrepasa sus dudas.
— Mi hijo estaba jugando en el bosque por allá —, señala a la arboleda cercana, — ¿puedes decirle que venga a comer? Gracias —. La mujer se aleja dejando a Catra igual de confundida que antes.
— ¡Ni siquiera conozco a tu hijo! —. Grita Catra pero cae en oídos sordos ante la mujer que se perdio entre la multitud. Voltea a ver a la arboleda y con mil cosas pasando por su cabeza se dirige hacia los árboles.
La intención de buscar al niño era poca o nula, a pesar de la amabilidad, Catra no quería correr riesgos así que se alejaría de aquel lugar cuanto antes. Caminando unos metros entre los árboles a los que no los han afectado esas raíces negras aún y parece reconocer un camino hacia abajo del valle donde se encuentra el pueblo y decide dirigirse hacia allí hasta que siente una presión alrededor de su tobillo y levantándola del suelo haciendo que se golpeé contra el suelo y contra un tronco dejándola aturdida.
Ve su pierna sujeta por una cuerda y volteada boca abajo empieza a mirar a su alrededor buscando señales del que puso la trampa pero logra ver una rama lo suficientemente larga que piensa que puede usarla para soltarse así que empieza a estirarse y columpiarse para alcanzarla. Justo cuando está a punto de alcanzarla escucha una vocecilla viniendo de entre unos arbustos.
— Oye —, Catra detiene sus esfuerzos de alcanzar la rama, — ¿Eres una de ellos?
— ¿Qué?
— ¿Eres uno de esos monstruos? —. Catra parece entender de lo que habla.
— No —. Responde con confusión.
— ¡Asombroso! —, Catra se sobresalta y vuelve a quedar suspendida meciéndose en el aire, — ¿No es increíble? Yo mismo hice esa trampa. La hice para detener a esas cosas con tentáculos y muy babosos que quieran entrar y solo hay una forma de entrar —. El niño con orejitas de oso encima de la cabeza con cabello castaño corto y con piel algo castaña con una ligera capa de pelaje en su cuerpo se le queda viendo con una ceja levantada mientras toma la rama que Catra quería alcanzar.
— ¿Por qué me miras así?
— Sé quién eres. Mi papá te encontró cerca de una cascada. ¿No estabas herida? ¿Necesitas ayuda? —. Catra frunce el ceño ante la pregunta de si necesita ayuda.
— Si, soy esa. Si estaba herida pero ya estoy mejor y no, no te necesito. Ahora deja esa cosa en el suelo, debo usarla —. El niño le acerca la rama pero ella hace un gesto de rechazo, — No, no. Ponla, en el suelo. Puedo hacerlo sola.
— ¿Segura?
— Sí, déjala ahí —, el niño la baja pero Catra vuelve a renegar, — No, más allá. A la izquierda… por aquella roca. — El niño sigue las indicaciones de Catra para reanudar sus esfuerzos por alcanzarla.
— Vaya, si que eres flexible. Supongo que es normal ya que eres un gato pero uno no muy listo, ¿Cómo no pudiste ver esa trampa? Una vez se me olvidó donde dejé el interruptor para los dardos explosivos hasta que lo vi a una distancia de al menos seis metros —. Catra intenta ignorar los comentarios del niño sin mucho éxito.
¿Dardos… explosivos? Piensa Catra.
— Oye, tu madre dijo que la comida estaba lista ¿por qué no te vas con ella?
— Ah, ¿por eso viniste? Entonces debemos irnos o se preocupará.
— ¿Irnos?
— Sí, eres su invitada y sería muy grosero irte así nada más.
— Escucha, fue una casualidad que me encontraran y los tiempos que corren no son para estar confiando y acogiendo a alguien herido. No sabes quien es realmente.
— Eso no es lo que dice papá. Los Tiempos del Fin podrán ser muchas cosas pero nunca una excusa para no ser amable.
— ¡KODA! —. Escuchan la voz de una mujer llamando.
— Uh-oh, bueno, será mejor que te baje o tendremos problemas.
— No necesito tu ayuda. Puedo hacerlo sola, solo hay que usar la cabeza. — Mientras el niño hablaba Catra logró alcanzar la rama y se disponía a usarla pero a la primera aplicación de fuerza esta se parte en dos haciendo que se golpeé la cara.
— Mira voy a bajarte pero tienes que quedarte. Sino mamá se volverá loca.
— Aggggh. De acuerdo.
— ¿De verdad?
— Sí, lo prometo.
— ¿Por la garrita? —. El niño extiende su dedo meñique que, efectivamente, tiene una pequeña garra marrón.
— Sí, lo que sea —, entrelazan garras por un momento y el niño (Koda al parecer) se adentra en unos matorrales, — Solo espero que tengas cuidado cuando ¡AAAHHH!
Catra vuelve a golpearse contra el suelo para luego ver los pies presurosos del niño correr de vuelta a la aldea.
— ¡No te tardes mucho!
— Ugh, ¿en qué me acabo de meter?
A warning to the people
The good and the evil
This is war
To the soldier, the civilian
The martyr, the victim
This is war
It's the moment of truth, and the moment to lie
The moment to live and the moment to die
The moment to fight, the moment to fight, to fight, to fight, to fight
To the right, to the left
We will fight to the death
To the edge of the earth
It's a brave new world from the last to the first
To the right, to the left
We will fight to the death
To the edge of the earth
It's a brave new world, It's a brave new world, It's a brave new world
A brave new world
The war is won
The war is won
A brave new world
