Era realmente dulce verla mientras descansaba, con su cuerpo junto al suyo, ambas sin prenda alguna y tan solo cubiertas por una suave sábana de hermoso color rojo que también cubría la gran cama, su cabello anaranjado estaba libre de sus dos coletas; con una mano la mantenía cerca, recostada sobre su pecho, mientras que con la otra acariciaba su mejilla y las pecas que en ella tenía. Deseaba mantener para siempre los momentos como ese, con Himeko tan apacible, tan tranquila descansando entre sus brazos, compartiendo con ella el calor de su cuerpo…
