Himeko podía sentirlo, era aquella rara sensación en su estómago, como un pequeño vacío burbujeante dentro de ella.

Dejó de prestar atención a la conversación de Brandy y Mandy y volteo hacia el trío de amigas detrás de ella, eran ruidosas y ciertamente menos importantes que ella y aun así se había encontrado observándolas más de lo que merecían. En medio de ellas, dirigiendo siempre animada la mayor parte de la conversación, estaba Miyako; Himeko la observó fijamente por un rato, con una creciente molestia en ella y un gruñido atascado en su garganta, Mandy y Brandy ya no hablaban. La observó tomar un sorbo de su jugo e inconscientemente mordió su labio, la oyó reír por alguna tontería que la perdedora de rojo había dicho y su pecho pareció apretarse, ella se dió cuenta de que la observaba y la miró confundida, odiaba el azul de sus ojos, odiaba como brillaban con felicidad por todo, odiaba como su color le recordaba al hermoso zafiro que tenía guardado en casa y todavía más; odiaba la gran sonrisa que le devolvió, la hizo apretar los dientes molesta cuando aquella estúpida sensación burbujeante se volvió más fuerte. De mala gana apartó la mirada, rápidamente se puso de pie, siempre con la cabeza en alto, y dejó el salón sin dar palabra alguna a sus amigas…