Capítulo 8: Azúl.

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También yo he sentido la inclinación a obligarme, casi de una manera demoniaca, a ser más fuerte de lo que en realidad soy _ Søren Kierkegaard.

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Los exámenes Chūnin no fueron lo que Naruto esperaba.

Desde un pelirrojo maniático con una calabaza gigante, hasta una tortuga parlante; los exámenes fueron un criadero de cosas extrañas.

Kakashi fue el que les dio la noticia, al parecer el Jōnin creía que su equipo estaba listo para enfrentar la prueba y convertirse en aspirantes a Chūnin.

No podía estar en desacuerdo con la decisión del hombre. El nivel de Sasuke se elevó muchísimo durante los últimos meses gracias a su entrenamiento juntó a él. Eso sumado a sus propias fuerzas las cuales comenzaron a rivalizar contra las del mismísimo peliplata, debía suponer que este examen no sería nada más que un paseo por el parque.

Sakura era distinta, se dio cuenta de que la chica estaba dudando de todo ésto, tampoco podía juzgarla. A diferencia de ellos dos, la pelirosa no contaba con ninguna habilidad que la hiciera destacar; muy seguramente estaba comenzando a cuestionarse su propia debilidad después de la misión que tuvieron en el país de las olas. Ella no fue capaz de hacer nada en aquel entonces.

No la presionaría si la muchacha decidía no participar. Era conciente de que la prueba no podía tomarse a menos que los tres participaran, aún así; eso no le importaba, no tenía ninguna prisa por convertirse en Chūnin. Sasuke tal vez se quejaría, pero una buena paliza durante el entrenamiento lo haría reflexionar sobre que sus compañeros de equipo estaban antes que sus caprichos.

Para su gran sorpresa, Sakura tomó la decisión de participar en los exámenes contra todo pronóstico. También le alegró bastante al ver que algo cambió en su actitud, se veía más fortalecía, una convicción férrea se alzaba en su interior; incluso fue tan lejos para medir varias palabras con Sasuke sin babear descontroladamente por el chico.

Fue un buen cambio de aires.

Aún así, eso no cambiaba mucho; puede ser que su actitud haya evolucionado, pero en niveles de fuerza seguía siendo la misma debilucha. Tendría que ponerle un ojo encima todo el tiempo para asegurarse de que no se lastimara.

Era su compañera de equipo, no la dejaría morir si por azares del destino, la pelirosa comenzaba a hacer cosas estúpidas solo para hacerse pasar por heroína.

Se enteró que tanto Lee como Tenten estarían realizando la prueba cuando los encontró en los interiores del recinto. Se maldijo internamente por no poder estar en el mismo equipo que sus amigos, tal vez si se hubiera esforzado un poco más en la academia y obtenido el título de novato del año, ahora mismo estarían juntos y no atrapados con ese estúpido Hyuga que lo ponía de los nervios.

El pasado se quedaba en el pasado, ya no quedaba mucho que pudiera hacer más que desearles buena suerte.

La historia terminaría allí, pero al parecer Rock Lee tuvo la brillante idea de desafiar al Uchiha en un combate de Taijutsu. Cuando su compañero de equipo no se le ocurrió otra cosa más que aceptar el desafío con la misma soberbia de siempre, tuvo que encogerse internamente al imaginarse la paliza que seguiría.

Aunque mentiría si dijera que no fue satisfactorio admirar como Rock Lee le pateaba el trasero después de que éste intentara subestimarlo.

Unos buenos golpes le venían de perlas al Uchiha, así dejaría de degradar a los demás; el jarabe de palo haría que comprendiera que su estúpido orgullo no le llevaría a ninguna parte.

El resto del día continuó sin accidentes, o dentro de todo lo que cabe ya que terminar en una sala de examen; realizando una prueba con Ibiki Morino de todas las personas, hacía que la expresión, 'Sin accidentes' quedara un poco grande.

Aún así, enfrentarse a Ibiki en una prueba escrita en realidad fue bastante sencillo, o almenos así lo fue para él. Conocía las tácticas del hombre a la perfección gracias a Anko.

Ella solía contarle mucho sobre todas las cosas que le sucedían en el trabajo, eso incluía las tácticas de tortura que llegaron a emplear.

Gracias a esas historias pudo hacer una imagen mental más o menos acertada del estilo de trabajo que le gustaba ejercer a Ibiki, así dedujo la mayoría de misterios que existían en la prueba bastante rápido.

Incluso se atrevió a dejar su examen en blanco cuando se percató de que toda la prueba consistía en la pregunta final. Tenía demasiada flojera como para intentar responder ese desastre de preguntas, decidió que lo mejor sería esperar.

Se confirmó que estaba en lo cierto cuando gracias a eso logró pasar sin ningún tipo de inconveniente.

Solo tuvo que aguantar un poco de 'terror' psicológico por parte del hombre y después estaban dentro de la siguiente fase del examen, la cual fue impartida por nada más ni nada menos que por la misma chica por la que tenía sentimientos románticos. Fenomenal, sin presiones de ningún tipo.

Aún así, que Anko estuviera allí para brindarle suerte antes de que su equipo entrara al bosque de la muerte en realidad fue bastante reconfortante. Sabía que ella estaría monitoreando todo a través de las cámaras en la torre central, eso hizo que tuviera ganas de lucirse un poco. Regalarle algo de espectáculo a la pelimorada no estaba de más.

Se suponía que el resto del camino de aquí en adelante tenía que ser fácil; jugaba en casa, conocía el bosque de la muerte como una extención de su cuerpo, sus compañeros estaban preparados, él estaba más que preparado, tenían un plan para conseguir el pergamino faltante, todas las piezas encajaban en su lugar

Tenía que ser fácil, pero eso no fue así.

De alguna manera, la vida siempre encontraba la forma de destruir todas tus espectativas en cuestión de segundos. Todo iba viento en popa hasta que percibió ese asqueroso chakra acercándose a su equipo, luego un Jutsu devastador de viento intentó arrastrarlo pero fue lo suficientemente rápido para esquivarlo y poner a su equipo a salvo justo detrás de él.

El oponente al que se enfrentaban no era para nada un Genin, ningun Genin tendría un chakra tan sucio como ese; uno que se obtenía solo después de matar a cientos de personas.

Sasuke y Sakura tenían mucho potencial, eran fuertes, con un corazón indomable, pero en la siguiente contienda lo único que harían sería estorbar su camino. No podía luchar al mismo tiempo que los protegía.

Con el tiempo que pasaron juntos, admitió que los consideraba como sus amigos, no permitiría que nada les pasara así que debía hayar una forma de mantenerlos fuera de peligro.

Una idea se le vinó a la cabeza.

Hubo una explosión de humo en los matorrales, luego observó como una serpiente de un tamaño considerable se arrojaba en su dirección con la intención de devorarlo.

Eso provocó que todos sus sentidos estallaran en anticipación. ¿Una invocación de serpiente? Eso no podía ser malditamente posible...

A menos que...

Se sacudió para borrarse el estupor, ya habría tiempo para eso, tenía que encargarse de la invocación.

No se movió ni un solo centímetro de su posición, solamente levantó la palma hacia adelante y esperó que la bestia llegara a su destino. Su semblante impasible nunca flaqueó.

Escuchó el grito de Sasuke en la lejanía rogándole que se moviera del camino; no había necesidad de eso, conocía muy bien lo que hacía.

Justo cuando el animal estaba a centímetros de engullirlo, la bestia se detuvo.

Vió como la serpiente lo miraba con ojos curiosos a la vez que comenzaba a olfatear su mano, dio algunos siseos de aprobación antes de enviarle un asentamiento y desaparecer en una nube de humo.

Se fue tan rápido como llegó.

"¡¿Qué demonios?!" Esa exclamación vinó de Sakura.

Era normal que ella estuviera tan sorprendida, después de todo nunca les habló de la relación cercana que tenía con las serpientes, ni del vínculo que compartía con ellas gracias a Anko.

Su invocación nunca lo atacaría. En el caso de que dos portadores del contrato tuvieran riñas entre ellos, las serpientes sencillamente decidirían no interferir con el conflicto, se mantendrían al margen para así evitar que terminaran peleando entre ellas.

Los dos invocadores podían solucionar sus problemas entre ellos, las serpientes eligirían bando una vez que alguno de los dos muriera.

La invocación de Anko lo conocía bastante bien, los reptiles fueron sus amigos así que jamás le harían daño. El único problema en la ecuación, es que solo existía otra persona en la faz de la tierra que portaba el contrato de serpiente.

Una que hizo que su sangre hirviera como una tetera a punto de estallar.

"Parece que tienes fenomonas de serpiente en tu cuerpo, eso es muy interesante"

No dejó que sus emociones se mostraran en el exterior cuando una kunoichi de la hierba hizo acto de presencia en medio del bosque, postrandose frente a ellos mientras se relamía los labios con una lengua de tamaño irreal.

...

Odio, violencia, rabia, destruir, masacrar.

Parpadeó para borrar los sentimientos que nublaban su mente. "Hire directo al grano, te lo preguntaré una única vez... ¿Eres Orochimaru del Sanin?"

Vió como una mirada sorprendía se apoderaba de las facciones de la ninja de la hierba, solo para ser reemplazada unos segundos después por una expresión de alegría morbosa.

"Muy interesante..." Ya no sonaba como una mujer, su voz adquirió el tono gutural de un hombre.

Observó con creciente asco como la kunoichi se arrancaba la piel de la cara para revelar su verdadera identidad.

Sintió que sus manos se apretaban en puños, la sangre brotó de sus palmas. Pensaba que tendría un poco más de tiempo antes de tener que encontrarse con esa repugnante cara.

"Veo que tengo un admirador, dime niño, ¿Cuál es tu nombre?" Orochimaru sonrió como un depredador mientras libera su instinto asesino para poner a prueba al rubio.

Se sorprendió silenciosamente al ver que él no retrocedió en lo más mínimo.

Eso hizo que su curiodad aumentara aún más.

Naruto dirigió una rápida mirada para comprobar cómo se encontraba su equipo; temblaban de miedo, segregaron ríos de sudor por sus frentes, parecían listos para desmayarse en cualquier momento.

"Ya veo..." Ignoró por completo la pregunta del hombre a la vez que dejaba que su chakra inundara el área, provocando que Sakura y Sasuke recuperarán el aliento cuando las visiones de muerte fueron empujadas hacia atrás gracias a su presencia protectora.

Cuando contempló que ellos recuperaban los sentidos, se apresuró a hacer el primer movimiento. Tenía que ser rápido si quería ponerlos a salvo.

Pateó a ambos en un borrón de velocidad, haciendo que cayeran varios metros lejos de él al mismo tiempo que realizaba un único sello manual que Orochimaru no fue capaz de reconocer. "Arte ninja secreto: Domo impenetrable"

El bosque estalló en llamas cuando una cúpula de fuego azúl rodeó a los dos contendientes, manteniendolos lejos de todo lo que se encontraba fuera de ella.

Este muro era una técnica infranqueable, el bastardo no podría escapar de ella ni siquiera si intentaba utilizar algún Jutsu terrestre; las llamas lo esperarían felizmente debajo del suelo.

Solo existían dos formas de destruir la técnica, que él así lo quisiera o que lo mataran. No estaba dispuesto a permitir ninguna de las dos, ganaría el tiempo suficiente para que su equipo se alejara.

Una vez que estuvieran seguros, podría alocarse todo lo que quisiera. Su mente ya estaba repasando su arsenal de Jutsus más destructivos cuando escuchó la voz de Sasuke desde el otro lado de la cúpula.

"¡Naruto! ¡¿Qué demonios estás haciendo?!" Parecía alguien diferente, nunca antes lo vió de esa manera. Su rostro era una combinación de pánico, rabia, indignación y ¿Desconsuelo?

"Quiero que saques a Sakura de aquí... " Habló con voz de mando. "Corre lo más rápido que puedas, necesito que te alejes todo lo que sea posible"

Sus palabras no hicieron mucho efecto en el Uchiha ya que él parecía mucho más disconforme que antes.

"¡No voy a dejarte aquí con ese maldito fenómeno! ¡¿Acaso perdiste la cabeza?!"

Perfecto, tenía que escoger justamente este momento para demostrar que se preocupaba por él. Fue conmovedor, pero este no era el lugar ni el instante; al menos ya tenía algo para molestarlo más tarde.

"Sasuke..." Su voz firme no desapareció, pero esta vez iba acompañada de una pequeña sonrisa. "¿Quién te crees que soy? No te preocupes, tengo esto en el bolsillo" Vió que él aún quería protestar, pero cerró la boca con un click.

Sasuke era conciente de que no tenía ninguna posibilidad a enfrentarse al tipo si era quien decía que era, el único que sería capaz de mantenerlo ocupado sería Naruto.

Su presencia aquí no serviría de nada, solo estaba reteniendo a su compañero.

Sabía muy bien de lo que el rubio era capaz cuando liberaba su Kekkei Genkai, fue testigo de eso cuando pelearon contra esa ninja de los cristales. Lastimosamente no podría utilizar ese poder correctamente si ellos permanecían cerca; lo mejor que podía hacer para ayudar a su camarada era seguir sus ordenes y alejarse.

Le costó toda su fuerza de voluntad tragarse el nudo que se formaba en su garganta. "¡Tienes que regresar! ¡¿Me oíste maldito cabeza hueca?! ¡Voy a patearte la cara después de esto!"

Naruto sonrió cuando el Uchiha finalmente decidió ceder. "Te alcanzo más tarde..." Compartió un último asentamiento con él antes de que el pelinegro tomara a Sakura y se alejara saltando del lugar.

La niña pareció rehusarse al principio con la misma vehemencia que tuvo Sasuke al inicio, pero el chico consiguió convencerla de alguna forma.

"Esa es una declaración que lastimosamente no podrás cumplir" Su semblante se endureció cuando su atención regresó al Sanin.

El tipo no lucía nada contento con el cambio de las tornas, su molestia era más que evidente mientras observaba las llamas azules con algo muy cercano a la curiosidad.

"Estás interfiriendo en mis planes, tenía pensado en ir tras Sasuke. Pero ya que eso está arruinado, decidí que voy a hacerte sufrir muy lentamente"

Dejó escapar un bufido de burla mientras escupía a un costado, no le atemorizaba las amenazas del bastardo en lo más mínimo.

En todo caso, era él quien debía estar asustado; la presencia de sus compañeros de equipo era lo único que mantenía su rabia bajo control, lo único que impedía que el volcán estallara.

Ellos ya no estaban aquí.

"Escúchame bien savandija repugnante..." Contempló que los ojos del Sanin se entrecerraban en rendijas. "Yo..." Llevó una mano detrás de su cabeza para tronarse el cuello.

"Voy a matarte"

...

...

...

Esto era estúpido, Orochimaru lo sabía muy bien.

El rubio parado frente a él había cometido el peor error de su vida al impedirle poder llegar a Sasuke, ese era uno de sus principales objetivos por los que regreso a Konoha en primer lugar.

Obtener el Sharingan era impresindible para sus ambiciones futuras, tenía un plan detallado únicamente para eso. Años de planificación echados a perder en segundos, todo por un estúpido Genin.

Quería ponerle las manos encima a esa desgraciado rubio y estrangularlo hasta la muerte.

Sin embargo... No pudo hacerlo.

Era un Sanin; su fortaleza, sus técnicas, su experiencia, su conocimiento, era su más grande orgullo.

Por esta razón es que se sintió realmente iracundo cuando la mirada del niño lo obligó a quedarse quieto en su lugar. Hizo que sus huesos se congelaran.

Conocía esa sensación, era la misma que recorrió su cuerpo cada vez que tenía un duro adversario al frente; uno con el que no podías jugar porque aprovecharía hasta el más mínimo error para sacar ventaja.

Fue algo totalmente indignante. Orochimaru del Sanin, forzado a mantenerse atrás, obligado a elegir sus movimientos con extremo cuidado por nada más, nada menos, que un maldito Genin.

Pero él lo sabía muy bien. La mirada que el chico le estaba dando, no era la de un ninja ordinario.

No hablaba de un Genin, un Chūnin, un Jōnin, ni siquiera era la mirada de un shinobi. Era como ver los ojos de un demonio.

Tuvo que tragarse su orgullo cuando vió que las llamas aumentaban su intensidad. Tendría que tomarselo en serio.

Vinó al bosque esperando divertirse con sus presas y terminó encontrándose con otro depredador.

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Anko no entendía cómo es que las cosas podían ir de bien, a mal, a peor, en tan solo instantes.

Todo en su vida estaba saliendo a la perfección. Tenía un trabajo que, aunque era agotador, tenía muy buena paga, eso le permitía comprar los palitos de dango que ella quisiera.

Tenía a un chico realmente encantador esperándola todos los días en casa y del cual estaba perdidamente enamorada, quizás era seis años menor que ella pero esos solo eran detalles.

Logró convencer al Hokage para que le diera un puesto de supervisora en los exámenes chūnin para poder espiar el rendimiento de su rubio favorito.

Y hace tan solo unos días atrás, estaba degustando de una deliciosa ración de dango en las afueras del bosque de la muerte cuando absolutamente todo se fue al carajo.

Fue contactada por una unidad de anbu ya que fueron encontrados los cadáveres de un equipo Genin de la hierba. Ella acudió allí pensando que sería algo rutinario, tal vez rencillas entre dos aldeas enemigas, era algo muy común durante la realización de los exámenes chūnin.

Lastimosamente eso no fue el caso, le tomó solo una breve mirada a los cadáveres para que la sangre dejara de circular por su cuerpo. Los ninjas de la hierba estaban asesinados, pero lo que verdaderamente hizo que se quedara en estado de shock, era que sus rostros habían desaparecido por completo.

No necesitaba pensarlo dos veces, conocía quién fue el que realizó este espectáculo tan macabro. Era obra de ese Jutsu, era obra de su antiguo sensei.

Orochimaru se infiltró durante la prueba. Desconocía cuáles eran sus motivos, no tenía idea de por qué escogió justamente este momento para regresar, pero ella tenía que hacer algo al respecto.

Estaba a punto de enviar a los anbu a informar al Hokage cuando sucedió lo peor, su mayor temor interno se hizo realidad.

Pudo verlo en cielo; un destello azúl que se elevaba desde las profundidades del bosque de la muerte, luego de eso, ocurrió una explosión de proporciones bíblicas que sacudió todo el terreno hasta sus cimientos. La onda expansiva fue tal, que incluso llegó a golpearla a ella junto a su equipo de anbus.

En ese momento no lo puso, no hubo forma de saberlo, pero horas más tarde se dio cuenta de que la explosión destruyó un cuarto de todo el bosque de la muerte en un infierno de llamas.

Una vez que el ajetreo ocasionado por la detonación pasó, ella recordó que ese instante su rostro se puso tan pálido como el de un fantasma. Conocía muy bien esa técnica.

Ella ayudó en su creación después de todo.

Juntó todos los puntos bastante rápido, llegando a una conclusión que no le gustaba para nada.

Conocía muy bien quién era la persona que lanzó esa técnica, también conocía que jamás la utilizaría contra un Genin de todas las personas. La única forma en que se viera forzado a utilizarla, sería si se enfrentara a un oponente que estuviera muy por encima de su nivel.

Orochimaru era un candidato que podía cumplir esa azaña. El Sanin estaba en el bosque, Naruto detestaba al hombre con cada fibra de su alma.

Fue bastante fácil armar el resto del rompe cabezas. Conocía el odio que el chico tenía por el Sanin, pero utilizar, 'eso' era ir más allá de los límites.

El Hokage no perdió tiempo en interrumpir en el lugar con su armadura de batalla lista, la explosión seguramente lo movió de esa silla en su oficina.

Quería saltar al bosque allí mismo, tenía la inmensa necesidad de buscar al rubio y sacarlo de allí cuando antes. Necesitaba comprobar que estuviera bien, necesitaba que estuviera bien... Sino...

Se negó a pensar de esa forma, el regresaría sano y salvo, ambos volverían a casa juntos como siempre lo hacían. Su luz no podía desaparecer, ¡No se lo tenía permitido!

Intentó convencer al anciano, pero el bastardo culo de mono debió percatarse de su estado mental afectado ya que no le permitió participar en la incursión. Fue relegada a regresar a la torre central del bosque de la muerte mientras el Hokage se encargaba de explorar los alrededores junto a una guarnición de anbu.

Quiso protestar, quería gritarle al hombre que ella tenía que estar allí. Pero él seguía siendo su líder, así que no le quedó de otra más que obedecer las ordenes.

Además, no lo admitiría en voz alta, pero el hombre tenía razón. No se sentía muy bien en ese momento, sus emociones fueron un cúmulo desastroso que amenazaba con hundirla en lo más profundo.

Quería ver a Naruto, necesitaba saber qué fue lo que ocurrió. Deseaba con toda su alma estar cerca de él para poder abrazarlo, saber que aún seguía vivo.

Recordó correr hasta la torre con todas la fuerzas que pudo reunir. Corrió tan rápido que podía jurar que se le desgarrarían las piernas, pero eso no le importó en lo más mínimo, solo un objetivo se repetía una tras otra vez en su mente.

El salón de cámaras del recinto.

Una vez que llegó, no perdió tiempo en buscarlo en cada uno de los sectores, sus ojos navegaron a través de las grabaciones con su esperanza pendiendo de un hilo.

Contuvo la respiración cuando finalmente lo encontró; su cuerpo yacía dormido debajo del tronco de un árbol, sus compañeros de equipo se turnaron para cuidarlo y vigilar los alrededores.

Sintió que su corazón se encogía, las lágrimas picaron en sus ojos cuando vió su cuerpo tan maltratado. Estaba repleto de heridas secas y moretones, su traje fue desgarrado de su parte superior, dejándolo solamente con su camisa de mella metálica.

Su estado era deplorable, pero estaba vivo.

Una mano cubrió su boca, lloró silenciosamente de alivio al ver qué él seguía con vida. Su Naruto seguía allí, su faro de esperanza aún seguía brillando, no se fue a ninguna parte...

Al menos por ahora.

Deseaba tanto interrumpir en ese maldito bosque y llevárselo a casa; curar sus heridas, luego gritarle por lo idiota e imprudente que era, para finalmente derrumbarse en sus brazos.

Pero no podía, ese mal nacido esperpento de Hokage se lo impidió alegando que el rubio podía perder la prueba si hacía eso.

¡¿A quién demonios le importaba la maldita prueba?!

Así que ella hizo lo mejor que pudo. No despegó su vista del monitor ni un solo segundo, siguió de cerca la recuperación del rubio con cada día que pasaba.

Sakura, Sasuke. Así se llamaban sus compañeros si su memoria no le fallaba, tendría que agradecerles más tarde ya que los dos se encargaron de tratar las heridas del rubio y de atender todas sus molestias lo mejor que pudieron.

También se negaron a abandonar la posición hasta que él no se recuperara, eran buenos compañeros.

Las cosas estuvieron a punto de complicarse cuando un equipo de sonido interrumpió en el claro con la intención de pelear con Sasuke, pero gracias a la llegada fortuita de Lee y Tenten, los amigos de Naruto, lograron manejar la situación bastante rápido.

Obteniendo el pergamino que les faltaba en el proceso.

Él rubio despertó unos minutos después de eso, no pudo evitar reír cuando vió que lo primero que hizo al despertar fue preguntar por comida. Actuó como el tipo despreocupado que siempre era incluso después de haber atravesado la batalla más difícil de su vida.

Luego de eso. Ella observó todo el camino que recorrieron hacia la torre, el cual milagrosamente fue bastante tranquilo, sin ningún accidente de por medio.

No tardaron ni un solo segundo dentro de las instalaciones cuando ella saltó entre ellos, secuestrando al rubio y llevándoselo a una habitación apartada.

No dejó que ningún médico lo viera, se negó a que alguien más que no fuera ella tratara sus heridas.

Así fuera como terminaron en esta situación, ambos sentados en una camilla, con ella vendado sus heridas mientras se encargaba de gritarle por lo estúpido que era.

"¡Se puede saber qué demonios estaba pasando por tu decerebrada cabeza al enfrentarte contra un Sanin tú solo!" Quizás el tono de su voz salió con un poco más de fuerza de la que debería.

Pero en su defensa, ella llevaba varios días sin dormir por lo preocupada que estaba, también estuvo horas sentada frente a un monitor para asegurarse de que a él no le pasara nada, así que tenía todo el derecho a estar enojada.

"¡No me grites! Te digo qu... Auch, Auch.. ¡Cuidado!" Naruto se retorció cuando la pelimorada vertió una gasa con alcohol sobre su frente lastimada.

Sabía que ella hizo eso a propósito, solamente lo estaba castigando por ser un tonto. Entendía la razón de su enojo pero tampoco era como si hubiera tenido muchas opciones en ese momento, era enfrentarse a Orochimaru o dejar que el viejo granuja fuera detrás de su compañero de equipo.

"¡Deja de ser un gallina, tienes las pelotas para enfrentarte a un Sanin pero no para soportar un poquito de alcohol!"

Sintió que una de sus cejas temblaba por el comentario mordaz, eso hizo que su paciencia también se acabara. ¡Él no era ningún gallina!

"¡Ya deja de gritarme bruja, te dije mil veces que lo sentía!"

Anko sintió que una vena palpitaba en su frente, ¿Cómo se atrevía él a llamarla así? Se supone que era ella quien debía estar enojada. Jamás dejaría pasar una insolencia como ésta.

"¡¿Quién te crees para decirme bruja maldito cabeza de piña?!" Para este punto ambos ya estaban gritando de una forma bastante violenta.

"¡No te metas con mi cabello mujer desquiciada!"

"¡Y tú no me digas bruja maniático suicida!"

Continuaron con esta discusión durante un largo rato hasta que ambos finalmente se cansaron de ello. Llegaron a un acuerdo silencioso de establecer una tregua temporal en donde Naruto aprovechó ese momento para contarle sobre todos los acontecimientos ocurridos durante su pelea y los detalles previos a ésta.

Mientras más escuchaba la historia, Anko no pudo encontrar ninguna razón para estar enojada con él; al final tomó la mejor decisión posible en una situación bastante precaria, hizo exactamente lo mismo que cualquier buen shinobi de la hoja haría en su posición. Proteger a sus compañeros.

Aún así, seguía sin gustarle en lo más mínimo. Puede ser que fuera fuerte, pero Orochimaru seguía siendo alguien fuera del alcance, ¡Era un nivel Kage maldita sea! Tenía que dar gracias al cielo que él aún estuviera en una pieza.

"¿Cómo demonios te las arreglaste para mantenerlo ocupado tanto tiempo?" Preguntó al mismo tiempo que vendaba uno de los brazos del rubio.

"En realidad no me fue tan mal, no era la gran cosa" La respuesta hizo que ella abriera levemente los ojos, eso no debía ser posible, ¿Bromeaba, verdad?

"¿Estás hablando en serio?" Intentó no sonar tan incrédula al respecto, pero falló miserablemente.

Vió como él sonreía de forma zorruna "Naaa, solo te estoy tomando el pelo. El bastardo me tuvo contra las cuerdas todo el tiempo, prácticamente barrió el suelo conmigo"

Sintió que una de sus cejas se movía temblorosamente mientras veía como el rubio reía como un idiota a la vez que se rascaba la parte posterior de la cabeza.

Dejó escapar un suspiro de exasperación, Naruto era la única persona sobre la faz de la tierra que podría luchar contra un Sanin y lucir tan despreocupado después de eso, era un tonto.

"Aún así..." La expresión del rubio esta vez se volvió más pícara. "Debiste ver su cara cuando le arroje un 'azúl' a máxima potencia en todo el rostro, salió corriendo como un maldito cobarde"

Ella no pudo evitar lucir sorprendida cuando escuchó eso, ¿Orochimaru huyendo? No sonaba como algo creíble. Sin embargo, sabía que no era una mentira, la explosión de antes fue una evidencia de eso.

En realidad era bastante normal que el Sanin huyera, cualquier ninja en su sano juicio lo haría con tal de no terminar atrapado en ese Jutsu.

'Azúl' era el nombre abreviado que Naruto utilizaba, pero su nombre completo era, 'Arte ninja secreto: Cataclismo Azúl' La teoría detrás de su funcionamiento era bastante simple.

Separación molecular en la naturaleza del chakra elemental del estilo cremación y el estilo de fuego ordinario para obtener la composición de la carga eléctrica negativa en el elemento cremación y la carga eléctrica positiva en el elemento de fuego en su estado más puro. En otras palabras, alcanzar la estructura atómica que le dio vida a ambas técnicas, separar sus partículas subatómicas, y hacer que ambos núcleos choquen entre sí generando múltiples fisiones que provocarían una reacción en cadena que pueda autoabastecerse; dicha reacción en cadena causaría un aumento de calor masivo que a su vez crearía un nuevo elemento que contaría con muchísima más potencia que los originales.

Hablando en cristiano, combinar ambos elementos en uno solo. Pero eso solo era la teoría, en la práctica en cambio, Naruto no encontró una forma para terminar la técnica.

Era un Jutsu incompleto.

Era demasiado inestable para que funcionara. Lo que obtuvo en lugar de un nuevo elemento, fue una explosión desastrosa cuando los dos Jutsus de fuego se rechazaron entre si.

Tenía suerte de que el fuego no le hacía daño; su cuerpo pareció desarrollar una resistencia a las llamas gracias a su Kekkei Genkai, sino fuera de esa manera, muy seguramente hubiera muerto la primera vez que uso el Jutsu.

La idea de Naruto muriendo hizo que ella volviera a su estado melancólico.

"Eres un idiota..." Terminó de vendar la últimas heridas del rubio mientras su cabeza caía ligeramente.

Al ver su estado de desánimo, Naruto dejó sonreír. Ahora se estaba sintiendo mal por haberla hecho preocuparse de esa manera; viendo más de cerca, pudo notar que ella tenía bolsas debajo de los ojos, muy seguramente causados por la falta de sueño.

Sabía que existían cámaras de seguridad en la torre, ¿Ella no durmió por estar vigilandolo? Era lo más probable, solo hizo que se sintiera más culpable. "Lo siento, no quería asustarte de esa forma" Dejó que su cabeza también cayera ligeramente.

Anko lo vió actuar como un perrito arrepentido, provocando que se le hiciera imposible seguir enojada con él.

Ella dejó escapar un último suspiro antes de arrojarse hacia adelante, envolviendo sus brazos alrededor de la cintura del rubio y apoyando su cabeza debajo de su barbilla. Percibió que él le devolvía el contacto.

Trató de encontrar una manera de poner sus pensamientos en palabras, su mente se sintió muy abrumada en este momento. Eso solo hizo que fuera más difícil. "Naruto... No tienes permitido dejarme, ¿Me oíste? Te prohibido morir... Si eso pasara... Yo no podría..."

Intentó que su voz no sonara tan desesperada, pero al final terminó fallando. Pudo sentir como el rubio la abrazaba con más fuerza, ella hizo exactamente lo mismo; la sensación cálida de sus brazos siempre fue algo adictivo.

"No iré a ninguna parte Anko, pienso molestarte por mucho más tiempo." El rubio acarició su cabello suavemente, provocando que sus párpados se sintieran repentinamente pesados.

Era bueno saber que él no se marcharia a ninguna parte; era evidente, aún tenían demasiadas cosas que hacer juntos. Naruto aún no le proponía matrimonio, no tenía el derecho de marcharse hasta que ambos no hubieran envejecido juntos.

"Es bueno saberlo, pero aún sigo enojada" Naruto rio un poco cuando observó el puchero en los labios de la pelimorada. Sus palabras no tenían ningún calor detrás, más bien la chica parecía a punto de quedarse dormida con sus caricias.

"Y casi lo olvidó, aún queda un día para que se acabe el plazo de la prueba, así que estarás descansando durante todo ese tiempo" La voz de la mujer no dejó ningún espacio para dudas. Era una orden, no una pregunta.

Se encogio de hombros, no tenía problemas con eso. Además, se lo debía después de haberle dado tremendo susto. Percibió que la chica se acurrucaba más cerca, era evidente que ella estaba mucho más agotada que él.

Tenía que asegurarse de que la pelimorada durmiera un poco, se lo merecía, la sostendría en sus brazos durante todo el tiempo que estuviera fuera. También estaría allí cuando despertara; para sonreírle, demostrarle que todo estaría bien, para decirle que estaría a su lado siempre.

"Está bien, pero tú también necesitas descansar; sé que no has dormido nada. Puedes cerrar los ojos un rato si quieres"

Anko quería negarse a la propuesta, quería decirle que si sus compañeros en TI se enteraban de esto dirían que era algo inadecuado, pero el regazo del rubio se sintió tan cómodo que se encontró siendo atraída hacia él de forma inconciente.

¿A quién le importaba lo que pensaron los demás? Dormiría sobre su almohada rubia el tiempo que ella quisiera. Era su almohada, suyo y de nadie más.

"Si, es una buena idea..." Sus ojos fueron atraídos poco a poco al reino de la inconciencia.

"(Mi lindo... Cabeza hueca...)"

XXXXX

La segunda ronda de los exámenes Chūnin llegó a su fin, trayendo consigo lo que sería una ronda preliminar para decidir quiénes avanzarían a la tercera fase con combates uno vs uno.

Las preliminares tuvieron sus buenos momentos, también sus altibajos. Naruto no quería ser malo con la pelirosa, pero su combate contra esa supuesta chica llamada Ino aún le daba ganas de bostezar.

Su propio combate fue mucho más interesante, Kiba era un oponente fuerte con un arsenal de jutsus de clan refinados, un estilo de Taijutsu salvaje como el de un animal, además de algunas estrategias curiosas.

Era bueno, lastimosamente el chico tuvo la mala suerte de chocar contra una pared de concreto que jamás podría sobrepasar. La mayor parte del combate solo se mantuvo jugando con él simplemente para alargar un poco las cosas, una vez que se aburrió, lo eliminó con un solo golpe.

Anko quería más sangre; lo supo con una rápida mirada, ella no estaba satisfecha con la exhibición. Pero no tenía el corazón para lastimar de más al chico, ya encontraría una forma para compensarla de otra manera que no fuera dejando a alguien paralítico.

Los combates terminaron, los oponentes de la siguiente ronda fueron elegidos. La fase final se disputaría hasta dentro de un mes así que tenía bastante tiempo para entrenar con Anko y ahora su lista negra rebosaba con dos nombres que tendría que masacrar.

El primero era Neji Hyuga; no pudo sentirse más satisfecho cuando fue emparejado contra el chico de ojos perlados para su primer combate, desde meses atrás estaba arrastrando las ganas de darle una buena paliza al tipo.

Se aseguraría de enseñarle algunos modales, metería algo de sentido común en esa inmensa cabezota a base de puñetazos.

Gaara era el siguiente. Sabía que como su compañero de equipo, debería estar deseando la victoria de Sasuke antes que la del rival, pero es que anhelaba con todo su ser que el pelirrojo avanzara para poder triturarlo el mismo.

El bastardo sediento de sangre se atrevió a romperle las extremidades a Lee. Las voces en el fondo de su cabeza le gritaban que hiciera justicia, que partiera al desgraciado como si fuera una ramita.

Sería bastante poético si también le fracturaba las extremidades; lo tendría en mente, sonaba como una idea llamativa.

Tenía mucho trabajo por delante por hacer, no perdería ni un segundo de tiempo. Por esa razón es que un día después de que terminaron las preliminares, su entrenamiento con Anko dio inicio inmediatamente.

Trayendo consigo cambios muy significativos.

Sintió que algunas serpientes se deslizaban por las mangas de su Shozoko, la sensación aún era un tanto extraña pero se estaba acostumbrando bastante rápido.

Una de las serpientes salió de sus mangas para sisearle algo al oído que lo hizo reír levemente, ese hecho llamó la atención de cierta pelimorada.

"Veo que te estás adaptando al jutsu de invocación bastante rápido" Anko comentó con una ligera sonrisa.

Esa era la novedad que se presentó durante su primer día de entrenamiento. La pelimorada finalmente accedió a otorgarle el contrato de invocación de serpientes, así que pasó el resto de la mañana y un buen tramo de la tarde perfeccionando todas las técnicas básicas con su convocatoria.

Ahora era capaz de lanzar serpientes de sus mangas al igual que Anko, fue un Jutsu muy versátil.

Actualmente se encontraban caminando por las instalaciones de los baños termales, ¿La razón? Anko pensó que un buen baño en las aguas termales luego de una sesión de entrenamiento sería una experiencia rejuvenecedora, también ayudaría en la recuperación de los músculos.

Ambos lucían raspones en diferentes partes del cuerpo y rastros de suciedad que manchaban sus atuendos.

"Si, al principio fue algo extraño pero cada vez lo manejo mejor. Me será muy útil para lo que tengo planeado en contra de Neji"

Una sonrisa maliciosa se formó en sus facciones mientras se imaginaba todo el dolor que podría infligirle al Hyuga con este nuevo Jutsu.

Anko tarareó con aprobación al ver que el rostro del rubio se marchitaba en una mueca de sadismo; le agrada saber que sus buenas costumbres y sus prácticas sanguinarias terminaron influenciado en él.

Aunque no pudo evitar sentirse levemente decaída al presenciar que Naruto logró superarla en algo más, esta vez con su precioso jutsu de invocación.

Volvió a quedar demostrado que él era un prodigio cuando fue capaz de invocar una serpiente de cinco metros con su primer intento. De verdad le molestaba que fue tan malditamente bueno.

Ella en su primer intento no logró nada más que invocar un huevo de serpiente, ¡Un maldito huevo! Sintió que su orgullo recibía un duro golpe.

Sacudió la cabeza para remover los recuerdos, tenía mejores cosas por las que preocuparse. "Veo que no tienes en muy alta estima al Hyuga... No será por lo que le hizo a esa chica Hinata en los exámenes, ¿Verdad?"

Ella trató, pero no fue capaz de impedir que su voz saliera con algo de enojo. Vió como Neji vapuleaba el piso con la chica de ojos perlados, se preguntó si esa era una de las razones de Naruto para odiar tanto al tipo.

¿Quería defender a la niña? ¿Le gustaba? La chica era casi de su misma edad, existía la posibilidad aunque fuera remota. La sola idea hizo que su estómago se revolviera y que la rabia creciera en su interior.

¡Ella no estaba celosa! ¡Claro que no!

"¿Eh?" Naruto parecía confundido. "Claro que no, lo que le pase es su problema. No voy a meterme en discusiones de otras familias"

No se molestó en ocultar la mueca de alivió que se apoderó de su rostro cuando él negó su acusación tan rotundamente. Eso era bueno, un problema menos por el cual preocuparse.

La Hyuga podía dormir tranquila, ya no tendría que degollarla durante la noche.

"Quiero partirle la cara por Lee y por Tenten" Escuchó que el rubio volvía a hablar. "Les ha hecho mucho daño durante el último año, lo único que hace es burlarse de ellos y mirarlos por encima de el hombro. Le enseñaré a no meterse con mis amigos"

Ella sonrió levemente al precenciar como su rostro se llenaba con una determinación furiosa. Siempre tuvo un gran corazón.

Las personas a las que apreciaba siempre fueron lo más importante para él, si cometidas el error de lastimar a una de esas personas, bueno, más vale que tuvieras un buen seguro médico.

Casi sintió pena por el estúpido Hyuga. Casi.

La pareja se detuvo al contemplar que llegaron a su destino. "¡Bien! ¡Llegamos!" Ella cantó de felicidad una vez que la entrada a los baños termales estuvo delante de ellos.

Naruto observó que los baños estaban divididos por tres habitaciones distintas; hombres, mujeres y la última categoría fue la que hizo que se sonrojara levemente. El letrero estaba grabado con las palabras, 'Baños mixtos'

Sintió que algo de vapor salía de sus orejas cuando una imagen, (Que los incluía a Anko y a él) pasó por su mente.

Una imagen que no fue para nada decente.

"Oye, no estarás imaginando cosas extrañas ¿Verdad?" Anko debió haberse dado cuenta de a donde se desviaban sus ojos ya que ella lo abrazó por la espalda mientras susurraba a su oído con un tono bastante sugestivo.

Eso sumando a el hecho de que su dos montículos de carne ahora se estaban presionando contra su espalda, hizo que su cerebro se quedara en blanco, su corazón comenzó a latir a límites nunca antes descubiertos.

"Lastimosamente eres demasiado joven para esas cosas, aunque sabes..."

¡¿Qué?! Fue el primer pensamiento coherente que pudo reunir. Al principio pensó que ella intentaría matarlo por ser un pervertido, pero en lugar de eso la pelimorada se estaba comportando como si no le molestara la idea.

¡¿Por qué estaba tan de acuerdo con esto?! ¡¿A caso se volvió loca?! Sin embargo, las siguientes palabras que pronunció Anko fueron las encargadas de hacer que su pulso desapareciera.

"Tal vez no podamos compartir un baño, pero si te fijas bien las habitaciones solo estan separadas por una pared de paja..." El choque de su aliento contra su oído envío descargas de electricidad por su cuerpo. Ella no estaba insinuando lo que él creía que estaba insinuando... ¿Verdad?

"Ya que eres tú... quizás podría dejarte dar una pequeña miradita. No me molestaría"

...

...

...

...

Pasaron los segundos, luego los minutos. Para cuando su cerebro terminó de procesar lo que acaba de pasar, se dio cuenta de que Anko ya no estaba por ninguna parte, la chica seguramente ya había entrado a los baños con la intención de cambiarse.

Se llevó las manos a la cara, su rostro se sentía como un géiser en llamas, su respiración era agitada, el sudor caía de su frente, ¿A caso era el calor de las aguas termales? Algo en el fondo de su mente le dijo que no.

Las emociones giraron en su interior gritando tantas cosas en su cabeza que no fue capaz de entender absolutamente nada; sus pies se movieron inconcientemente adentrándose en los baños de los hombres, tomando una toalla y cambiando su ropa.

Necesitaba un baño.

Una vez que terminó con todos los preparativos, caminó hasta las aguas termales y se sumergió bajo ellas. Agradeció silenciosamente que el lugar parecía estar vacío.

Recostó su espalda contra una de las rocas mientras permitía que sus ojos se desviaran hacia la pared que dividía el baño de los hombres y el de las mujeres.

Anko tenía razón; el muro era de paja, también parecía extremadamente delgado... La pelimorada se encontraba al otro lado... Tan solo a unos metros de él... Totalmente desnuda.

Se dio un calletada con ambas manos para borrar los pensamientos impuros que estaban llegando a su mente. Ella estaba loca al decirle que podía mirar, seguramente se le debió haber soltado un tornillo o algo así.

Aunque mentiría si dijera que no estaba interesado por el cuerpo de la mujer, ella tenía una curvas muy atractivas, sus atributos tanto delanteros como traseros se le hicieron llamativos. Además, él era un hombre en crecimiento después de todo, era evidente que estos pensamientos tarde o temprano llegarían. Que ella fuera su interés romántico solo hizo las cosas más difíciles.

Aún así, él no pudo evitar sentirse asqueroso cuando pensó en ella de esa manera, fue incorrecto, estaba mal. Sin embargo, Anko no se quejó al respecto, incluso lo alentó, ¿Entonces eso significaba que no tenía nada de malo? ¿No le molestaba?

Se encontró preguntándose si ella también habría llegado a tener pensamientos extraños con él, causando que su rostro se enrojeciera como una remolacha. Intentó esconderse debajo del agua como un intentó de encubrir su vergüenza.

Deseaba que la tierra se lo tragara, ¡Todo era culpa de Anko! Simplemente tenía que venir y meterle ideas sucias en la cabeza, ¡Ahora no tenía idea de que hacer para lidear con estos sentimientos que lo carcomían! ¡¿Cómo se supone que la mirara a la cara después de esto?!

Espera un momento, ella dijo que podía mirar, ¿No? ¿Tal vez debería intentarlo?

"(¡NO!)" Se sacudió como un animal salvaje debajo del agua. Se estaba volviendo loco, era obvio que no podía hacer eso, mirar a través del baño de las niñas era algo inmoral, eso era cruzar una línea, ¡Él no era un pervertido!

Sus cavilaciones fueron interrumpidas cuando escuchó el sonido de risitas a la distancia, ¿Ahora qué demonios era eso?

Se levantó de su posición envolviendo una toalla en su cintura mientras se preparaba para investigar de dónde provenía el sonido.

No tuvo que investigar mucho, solo hicieron falta un par de pasos para encontrar qué era, o más bien, quién era él que producía ese ruido.

Un hombre de mediana edad con pelo muy largo de color blanco, su composición era robusta, bastante alto, también tenía unas extrañas marcas rojas debajo de los ojos. Pero eso no fue lo que más le llamó la atención a Naruto.

Lo que verdaderamente hizo que se quedara quieto como una estatua, era que el tipo reía lasivamente mientras expiaba a traves de la pared que daba al baño de las niñas.

Su cerebro tardó solo unos segundos en conectar los puntos, una vez que lo hizo, sus manos se apretaron tan fuerte que la sangre escurrió de sus palmas.

El tipo estaba fisgoneando el baño de mujeres... El mismo baño en donde estaba Anko.

Su Anko...

Sus dientes se apretaron tan fuerte que pudo jurar que escuchó como se rompían.

El sabio sapo, mejor conocido como Jiraiya, estaba disfrutando de una buena sesión de fisgoneo... Digo, digo, 'Investigación', cuando sintió que una presencia maligna se cernía sobre su espalda.

Sus risas cesaron de repente, giró lentamente solo para contemplar con creciente horror a los ojos de la misma muerte; parecía tener el cuerpo de un niño rubio, pero las llamas azules que brotaban de su cuerpo le dijieron al Sanin que esa cosa era todo menos un niño.

Era la vista de un demonio, un heraldo del infierno. Todo su cuerpo tembló de miedo, la parca había venido a buscarlo y lo atrapó en el peor momento posible.

Sudó frío cuando observó que el monstruo sonreía diabólicamente, un solo pensamiento coherente se formó en sus labios en ese instante. "Mami..."

Lo siguiente que prosiguió, fue una paliza que solo rivalizaba con la vez que Tsunade lo dejó al borde de la muerte.

"¡AHHHHHHH!" Sus gritos fueron escuchados desde todos los rincones del pueblo.