La chica miro al moreno y bajo la mirada rapidamente, ella estaba juntando sus rodlillas para evitar las palpitaciones de su entrepierna. Su corazon acelerado le costaba mantener la compostura asi que tuvo que hacer un efecto sobrehumano. Recobrando la compostura comenzo a hablar.

-Ho... Hola Kaioh Retsu. Vengo aqui por que e sido enviada por mi padre.

Retsu miro a la chica confundido pero no la detuvo.

-Mi padre es tu... bueno una persona cercana a ti y se a enterado de...

Mei-Mei tuvo que desviar la mirada de ese cuerpo tan bien trabajado. Su rostro fue cubierto por un enorme sonrojo. No se

sentia capaz de terminar la oracion sin avergonzarse por ser tan pervertida. No podia decirle a Retsu quien era su padre ni que la habia desheredado por falta de moral o por ser una deshonra para su padre.

-Entiendo. Pero no puedo aceptar el compromiso.

Dijo éste cerrando los ojos a lo qué ella le miró rapidamente con tristeza. El cuerpo de Mei empezó a temblar y sus ojos algo llorosos los cerró rápidamente.

-Muy bien, entiendo pero esa no era la razón por la que estaba pasando. Yo-

-No es qué no pueda casarme pero... Ahora mismo cada persona que se involucra conmigo sale herida. Y no me

gustaría que esto pasará mientras estoy lejos de usted.

Con los ojos cerrados hizo una leve reverencia ante la joven. La chica solo pudo permanecer ahí mirándolo mientras gruesas lágrimas caían por su rostro. Las piernas de la chica no soportaron su peso y cayó al suelo llevándose una mano a la boca para acallar un poco su llanto. Retsu al ver su cabellera azul en el suelo. Levantó un poco el rostro para ver a la chica llorando en el suelo.

-Señorita ¿Está usted bien?

La chica asintió repetidas veces y luego de secarse las lágrimas se levantó del suelo para limpiarse la ropa.

-Estoy bien Kaioh Retsu, sólo estaba feliz.

No me hagas casó sólo... perdona.

-Señorita hay un médico por aquí, si usted no se siente bien.

Mei-Mei nego con la cabeza y con esta gacha sólo atinó a pegarla en el pecho del hombre. Sorprendiendolo enormemente, el solo puso su mano en su cabeza pegandola más a el sin saber que más hacer.

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Luego de ese incómodo momento la chica se despidió de Kaioh Retsu por ese día. Al entrar al enorme vehículo recostó su espalda en el asiento soltando un suspiro. Mirando hacía la ventana no sabia si lo que Retsu le había dicho era verdad

pero no vio nada negativo en sus ojos. Su mirada le decía que sus palabras estaban cargadas de algun tipo de preocupacion por ella y de honestidad. Aunque le hubiera gustado que sintiera algo por ella ese no parecía ser el casó.

Una de sus guardaespaldas movía nerviosa sus píes esperando una respuesta de su jefa, pues para ella era una persona muy cercana. La señorita Mei Mei era un ángel que había caído para salvarle a ella y a su hermano mayor y al verla no podia decifrar que estaba pasando por su cabeza su rostro era indecifrable para ella. La chica solo la miraba fijamente esperando una señal de si jefa y amiga.

Mei al sentirse observada miró hacía su compañera y empleada. La joven le

sonrió a la chica. Esta parecía un adorable perrito meneando la cola. La chica al sentir la mirada de su jefa su ansiedad aumentó. Esta solo solto un suspiro.

-A rechazado el compromiso.

La chica abrió muy grande los ojos.

-Señorita su padre...

-Se que mi padre hará si se entera pero tenemos unos meses antes de volver para el torneo de Raitai. Retsu tiene una razón muy solida.

-¿cuál es esa razón señorita?

La chica sonrio tristemente y miro a su amiga. Esta arrugo en entrecejo en preocupación.

-Unos presos con pena de muerte los estan siguiendo para probar la derrota. Antes de que yo llegara al Shin Shin Kai fueron atacados por Kaioh Dorian. Incendiaron ro Shin Shi Kai.

-¡Dios mio!

Dijo la chica llevándose las manos a la boca.

Mei miró a su amiga y le sonrió diciéndole que no había nada que temer. Si no se encontraban tan frecuente podían estar a salvo. Aunque Mei contará con entrenamiendo marcial eso no indicaba que podría hacerle frente a esos hombres. Poniendo su mano en el hombro de su amiga la miró para continuar el recorrido hasta el hotel.

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No muy lejos de ese lugar una chica de cabellos risos caminada por la calle con unos libros en la mano y unas gafas redondas como Harry Potter, la chica llevaba una camiseta de lana de manga larga de color amarillo, su cabello era un desastre un moño improvisado. Sus ojos tenian unos enormes círculos negros y para colmo tenía 3 examenes al dia siguiente y terminar su jornada de 5 horas en la gasolinera.

No tenía descanso, entré su hermana, la universidad y sus tantos trabajos no había tiempo para enamorarse. La chica rodó los ojos al recordar aquel chico que decía quererla.

Katsumi Orochi el hijo del famoso Doppo

Orochi, el dueño del dojo del Shin Shin Kai, ese presumido. Alardeaba de tener las mejores notas, su aspecto físico impecable, su buen carisma. Lo odiaba pero tenía que verlo, odiaba lo bien que se le veía la ropa y su olor corporal. Galia Hoshino, odiaba su apellido y su nombre debido a este idiota.

"¡Ja! Mirala Narumi cree que por ser extranjera puede quedarse con quiera."

Miro a las chicas que acababan de arrojarle la basura junto con agua encima.

"Entetate que nunca se fijara en ti, ni siquiera sentido de la moda tienes."

"Eso es lo menos que me importa por mi quedatelo."

La chica se alejó de esas tontas, ya estaba cansada de que ese idiota la tuviera acosada. No podia seguir siendo su tutor. Ya le pondria fin a todo aquello.

"Para ser un campo de estrellas segun tu apellido eres muy sombria."

Lo odiaba, ese día le lanzo una mirada asesina mientras le ayudaba con un examen, el solo pudo reir. Nuevamente su apretada agenda no le dio tiempo de estudiar. Este idiota no hacía más que repetirle que necesitaba prestar atención y que no se quedara dormida en clase.

"Para ser una mujer brillante repruebas todos tus examenes"

Ahi si le fue a golpear pero cayo en el pecho de el. Sus anteojos cayeron poco a

poco de su rostro mientras el la tomaba por la cintura, el corazo de la chica latia desbocado. No podía dejar de mirarla sonrisa burlona, ella amaba esa sonrisa. La chica estaba aguantandose de su esculpido pecho. La mirada que le regaló el a ella fue la gota que derramó el vaso. Justo cuándo estaban a punto de unir sus labios, Galia se alejó un poco dudosa. Cuando estuvo segura de que eso era un error cerró sus ojos y se apartó completamente de el.

Desde ese dia ella lo estaba evitando a toda costa. Seguía sin entenderlo, no podia creer que un hombre tan apuesto como el pensara que ella era bonita o digna de sus halagos o lo qué sea. Bueno eso ella lo solucionaría luego. Ahora debia llegar a su trabajo.

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