Ducktales (2017) no me pertenecen, y este es un insignificante Fic.

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Guía definitiva para mudarse con Fenton Crackshell-Cabrera

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Debía admitir a estas alturas que, a pesar de casi cumplir su cuarta década, era demasiado ingenuo. Pero realmente Gyro creía que podía hacer esto, es decir, su intelecto superior y su determinación debían ser suficientes para mellar la terquedad de su novio. Sin embargo, resultó ser mucho más difícil de lo que parecía, porque Fenton podía ser el hombre más paciente y amable que jamás haya conocido, pero también era el pato más tozudo y terco sobre la faz del universo conocido.

Pensó al principio de esta Odisea ser sutil, como para que el amor de su vida capte la indirecta, y de ahí conseguir lo que buscaba. Comenzó a comentarle de manera casual sobre la existencia de apartamentos amplios, con varios dormitorios para ellos tres (Boyd necesitaba poco espacio por lo que tener un jardín no era necesario), con el fin de que entendiera que iba siendo hora de vivir juntos. Pero al ver que el pato no estaba interesado del todo, contestando con un evasivo "Se ve demasiado estéril para que vivas ahí", o un "Creo que ese precio está muy inflado", Gyro decidió ampliar sus opciones a sitios más hogareños, similares a la casa donde vivía Fenton con su madre durante su infancia, para que se sienta más a gusto.

No le apasionaba la idea de tener un jardín que cuidar, pero podía construir una flota de bots para que rieguen y poden las plantas, mientras que Boyd podría desarrollar actividades más mundanas e infantiles en este, ampliando su experiencia como infante.

Pensó que eso iba a ser lo suficientemente llamativo para su novio, e iba a comprender sus verdaderas intenciones.

Fue demasiado ingenuo.

Para su desconcierto, Fenton no se daba por aludido. Era como un muro denso e impenetrable, donde las concepciones de convivencia de pareja les era completamente ajenas. Era increíble que, a pesar de ser buen amigo de Drake y Launchpad, no viera los beneficios tanto del espacio y el tiempo que compartirían juntos, con el simple hecho de vivir bajo el mismo techo.

Porque Gyro realmente deseaba compartir cada minuto de su día a día con Fenton. De ser posible, para toda su vida. Aunque Donald fue muy claro en no revelar del todo aquellas intensiones, porque debía estar seguro de que su novio no se asuste, por las implicaciones del compromiso.

El científico no sabía si Donald estaba proyectando sobre él, su relación con Daisy, pero lo que si sabía era que Fenton estaba evadiendo un tema bastante simple, el cual era convivir en pareja. Y era molesto, porque él si quería vivir bajo el mismo techo con el pato, para tener la vida más hogareña que dos científicos y su hijo androide, podían llegar a tener.

Agotada toda sutileza y empecinado en no escoger un nuevo hogar sin la opinión de Fenton (Anidar con parejas de un mismo sexo traía aparejado adoptar las costumbres de los dos individuos), Gyro decidió adoptar una postura más directa, y expresar su deseo de la manera más clara y concisas posible. Y fue durante una de sus citas para ver películas viejas en su departamento, mientras se quejaban de los malos efectos especiales y las inexactitudes tecnológicas y científicas.

—Tenemos que mudarnos juntos, pasar el resto de nuestras vidas bajo el mismo techo, y de ser posible, envejecer juntos— Gyro dijo esto con la intensión de que su novio entendiera sus motivos para buscar una casa para mudarse con él y Boyd. Sin embargo, el rostro de Fenton se puso rojo, y sus ojos llorosos de la emoción. No esperaba que se emocionara tanto por su declaración, pero al científico le encantaba ver como debajo de esas plumas, bullían todos esos sentimientos.

—Yo también te amo, Gyro— Fenton comenzó a besarlo, sin permitirle al pollo replicarle que le amaba, pero no era lo que quería decirle en ese momento.

Iba a intentar explicarle al pato sus verdaderas intensiones tras su declaración, pero los besos se habían vuelto más acalorados, y ninguno de los dos tenían intensiones de detenerse. Venían de una semana estresante y no habían intimado de manera satisfactoria desde hace mucho. Sus prioridades no estaban por completo en orden en ese momento, y no podían culparlo por fracasar en su empresa.

Por eso sucedió lo esperable. El pato en cuestión no dijo nada al respecto de buscar un lugar para vivir juntos, o algo parecido. Solo le beso con mucha pasión, y como era de esperarse, desvío la conversación a otro tipo de actividades más íntimas. Gyro no iba a quejarse, a él le fascinaban esas actividades físicas, y adoraba hacerlas con Fenton, pero seguía sin obtener los resultados deseados.

Llegó a la única conclusión factible ante las pruebas contundentes, y no pudo evitar pensar en eso, cuando Fenton después de ducharse y recuperar su ropa, le dio un beso de despedida y salió huyendo a casa de su madre.

Su novio estaba en negación y no quería mudarse.

Tenía que buscar la fuente de aquella postura negacionista, y conseguir erradicarla para lograr su objetivo. Por mucho que le pese, decide consultar con la posible fuente de aquel paradigma deficiente con el que cargaba Fenton.

Y esta fuente era su madre.

—¿Estás seguro que quieres venir hasta aquí y decirme "deficiente"?— Maria no se tomó muy bien su elección de palabras. La había invitado a una conocida franquicia de donas, comprándole la dona más dulce que había en el catálogo y el café más fuerte que los empleados podían preparar. Aun así, hablar con su futura suegra era cómo escalar una montaña, difícil y peligroso.

Decidió ser franco, de todos modos, no tenía nada que ocultar.

—Quiero que Fenton se mude conmigo, de ser posible, por lo que nos resta de vida— Probó una postura más directa, cosa que María agradeció. Sin embargo, ella estaba confundida por aquella declaración.

—Eso es muy dulce de tu parte, pero ¿Por qué me lo estás diciendo?— La oficial le explicó con paciencia que este tema debía tratarlo con su hijo directamente, que no tenía que porque pedirle su bendición, ya que ellos no eran una familia de aristócratas castrosos.

—Él evade el tema, creo que está en negación— Gyro comentó esto mientras le da un sorbo a su café, y ve como la oficial frunce toda su cara ante aquella declaración.

—Mi pollito no es ningún cobarde, lo que pasa es que no le has preguntado bien— María era igual que su hijo. La terquedad corría por su sangre, haciendo que cualquier cosa que este en contra de lo que ellos crean, sea inconcebible.

Por lo general, Gyro apreciaba la convicción de los Cabrera, pero no la estimaba mucho cuando se interponía con sus intereses.

—Le preguntaré ahora mismo, así me explicas que estoy haciendo mal— Gyro sacó su Tablet y llamó por teléfono a Fenton, delante de su madre, ignorando como esta ponía sus ojos en blanco. El pato estaba en una reunión en SHUSH, pero de seguro debía ser un bodrio, porque les contesto enseguida.

El científico saludó a su novio y le avisa que esta con su madre en ese momento. Lo pone en altavoz para que María salude a su hijo, y luego de aquel intercambio protocolar familiar, decide preguntarle sin muchos rodeos.

—¿Quieres mudarte conmigo y vivir juntos? De ser posible, para toda la vida—

Y en ese momento, María se dio cuenta del problema, al escuchar a Fenton reírse y pedirle a Gyro que no le tome el pelo delante de su madre.

Al cortar la comunicación después de un agradable intercambio, la oficial Cabrera estaba masajeando su entreceja, tratando de mitigar una posible migraña. Al parecer, estaba teniendo una desagradable realización.

—No lo puedo creer, es igual a su padre... No, es mucho más denso que su padre— Había una expresión de desasosiego en la cara de María al verlo, como si sintiera lastima por él, y efectivamente así era porque se disculpó con sinceridad.

Gyro subió los hombros sin saber qué hacer con estas disculpas.

—Supongo que deberé intentarlo nuevamente, en algún momento se dará por aludido— Ponderó el pollo.

—No, eso será una pérdida de tiempo- María le miró con determinación, como si ya tuviera un plan formado en su cabeza para ayudarlo —¿Escogiste el lugar al cual se mudaran?—

Gyro explicó su deseo de compartir su elección con Fenton, pero María lo descartó de inmediato.

—Envejecerán solos antes de que él entienda lo que quieres, tendrás que hacerlo por tu cuenta— El método de su futura suegra no parecía ser el más sano para una pareja, pero al parecer, estaban tratando con un caso muy particular.

—Supongo que puedo usar mis observaciones para escoger el lugar adecuado, estaba pensando en esto— Gyro le muestra imágenes desde su tablet, donde había seleccionado hace bastante una pequeña casa en los suburbios, con un enorme garaje y sótano que podrían usar para sus proyectos, y un jardín que no parecía ser complicado de cuidar. María dio su aprobación, comentándole que se parecía a la casa de su hermana en Cuba, donde Fenton creció.

—Él me contó de su infancia, me base en eso, pero quería mostrárselo...—

—Es muy dulce de tu parte Gyro, pero lo harás cuando se mude allí— Le interrumpió María, porque estaba recibiendo un reporte desde la estación y tenía que regresar a su trabajo —Prepara todo para el final de la semana, te enviaré sus cosas—

—¿No le digo más nada? ¿No estaría siendo egoísta?— Iba a ser muy fácil hacer el depósito esa misma tarde, y comenzar a llenar los papeles para adquirir la vivienda. Lo que no sabía es como se lo tomaría Fenton al mudarse allí.

—No creo que estes siendo egoísta, como te dije antes, él no se dará cuenta de lo que quieres hasta verlo— María parecía estar segura de esto, pero le vio preocupado, por lo que agregó —Si lo deseas, puedes seguir intentando decirle que se mudará contigo, pero él no te escuchará—

Gyro no quería imponerle nada a Fenton, pero era cierto, no iba a escucharlo. Así que no tuvo más opciones que preguntarle indirectamente por cada mueble, adorno, chuchería y cortina que fuera para la nueva casa, e intentar imaginar que le gustaría tener el pato en su vivienda.

Aunque el anidamiento era una cuestión específica para los adultos, Boyd fue de gran ayuda cuando comenzó con este proyecto. Visitaron en persona algunas mueblerías (tuvo que portarse de manera educada en Ikea para ampliar sus opciones) y bazares para el hogar, donde seleccionaron lo que llevarían a la casa nueva.

A medida que iban seleccionando los nuevos muebles, dejaban que Fenton tuviera la última palabra. A Gyro no le sorprendió que los gustos de su novio coincidieran con los de Boyd, haciendo que fuera más sencillo y pasajero el amueblado.

Era extraño que Fenton no se diera por aludido, pero María le había advertido sobre su testarudez, que no se preocupe y continue con los preparativos para la mudanza. Gyro no quería pensar demasiado en lo que tenía planeado su futura suegra, pero debía admitir que los vendedores estaban teniendo un momento muy desconcertante con ellos dos.

—Este colchón posee la más alta tecnología para asegurarles el máximo descanso, lo suficiente firme para amoldarse a cada cuerpo, y cómodo como una nube— El vendedor de colchones estaba particularmente inspirado el día de hoy, para sorpresa de Gyro. Supuso que el trato para las parejas era diferente, por lo que la presencia de Fenton estaba siendo de gran ayuda.

Para Gyro, no para el pobre vendedor.

—¿No crees que es demasiado grande? Tal vez uno de tamaño Queen sea suficiente— Fenton estaba siendo demasiado crítico con todos los colchones, este ya era el quinto que veían, y el vendedor estaba estresándose un poco. Sin embargo, Gyro tuvo que ser firme en esta situación, ya había hecho una investigación preliminar por si su novio no se decidía.

—Te has quejado de que la cama del departamento es demasiado pequeña para los dos— Comentó secamente Gyro, ignorando como el vendedor se sonrojaba al escucharlo —Habrá más espacio en la nueva habitación, aprovecharemos mejor una cama más grande—

Fenton se cruzó de brazos como si estuvieran sopesando las opciones de Gyro, pero el vendedor carraspeo tratando de llamar su atención.

—¿Planeando mudarse juntos? Tenemos un plan especial para parejas, con descuentos en la financiación— El pobre hombre lo estaba intentando, se decía a si mismo Gyro, pero no tenía idea en lo que se había metido.

—No vivimos juntos— Corrigió Fenton con una sonrisa franca. El pollo tenía intenciones de intervenir al principio, pero decidió quedarse callado para observar hasta donde llegaba la negación de su novio. Lo sentía por el vendedor, pero tenía mucho interés en ver como este accidente de trenes estaba a punto de suceder.

—Bueno, pero ¿Están comprando una cama para una casa nueva?— Comenzó el vendedor, como si cada vez le costara más sonreír.

—En efecto, mi novio buscó un nuevo lugar para vivir y necesita una cama— Fenton colocó sus manos en sus caderas, dedicándole una mirada exasperada a Gyro —Y al parecer una demasiado grande—

Gyro no dijo nada, elevó los hombros, y podía ver como el vendedor estaba temblando por la frustración.

—Y supongo ustedes dos son pareja hace mucho ¿no?— Probó suerte el pobre hombre.

—Si, hace poco tuvimos nuestro decimo mesversario— Dijo Fenton, sonrojándose tiernamente y rascándose la nuca, un poco nervioso.

—Eso significa que se mudaran juntos— El vendedor prueba suerte, e intenta atrapar a Fenton en una afirmación.

—No, yo vivo con mi madre— Fenton era demasiado denso para caer en las trampas de una platica coloquial, o demasiado terco como para cambiar de opinión.

"Escoge tu veneno", pensaba Gyro, al ver como el pobre hombre caía en la desesperación.

—Sin embargo ¿No planean en algún momento vivir junto con su pareja, en la nueva casa que está amueblando, y compartir con él este colchón de lujo en una noche de pasión?—

—¡Señor! Creo que está siendo demasiado entrometido, lo que hagamos en ese colchón es asunto nuestro— Fenton infló el pecho enojado, erizando la mayor parte de sus plumas y trató de parecer intimidante ante el vendedor. Sin embargo, este miraba a Gyro con preocupación, mientras el pollo niega levemente, moviendo su cabeza de un lado a otro. No iba ayudarlo, había llegado demasiado lejos.

Finalmente, el pobre empleado carraspea un poco y le sonríe al pato —Mis disculpas, tiene toda la razón, los dejaré por su cuenta hasta que tomen una decisión—

—Gracias— Replicó molesto Fenton, ignorando como el vendedor salió huyendo, porque estaba mirando a Gyro con aire de ofendido —Puedes creerlo, ese sujeto es un metiche—

—No creo que sea personal, aquí suelen venir parejas casadas, no me sorprende que use la vida sexual de sus clientes como gancho para las ventas— Gyro trató de calmar el mal genio de su novio, pero este seguía refunfuñando.

—Pues no me gusta ese tipo de trato—

—¿Qué tal si vas a ver las almohadas? Recuerdo que deseabas adquirir una para el dolor de cuello, mientras tanto me haré cargo del vendedor entrometido— Al parecer el ofrecerse a encarar por su cuenta esa tarea y su buena memoria, le devolvió la sonrisa a Fenton.

—Por eso te amo, siempre estás en los pequeños detalles— El pato lo toma por sorpresa y le besa sin dudarlo. Gyro quería profundizar ese agradable contacto, pero se recuerda a si mismo que estaban en público. Ve a Fenton salir hacía la sección de almohadas, sintiéndose decepcionado sin saber bien por qué.

Cuando Gyro va a pagar el colchón y las almohadas de Fenton, el vendedor lo miraba impresionado, como si fuera el ser más extraño del universo.

—Él no sabe que se mudará con usted— Afirmó el hombre de repente. No hay preguntas, porque era dolorosamente obvio.

—Es terco, pero lo superará— Gyro no iba agregar "Espero", porque debía confiar en María. No es que tuviera muchas más opciones.

—Le deseo toda la suerte del mundo— Agregó el vendedor.

Gyro tarareo como si estuviera de acuerdo, y terminando la transacción, salió con Fenton de la tienda. Faltaban solo un par de días para el final de la semana, y mañana al mediodía María iba a enviarle las cajas con todas las pertenencias de Fenton.

No sabía que tan saludable sea esto para su relación, pero su suegra estaba segura de que estaban haciendo lo mejor para su hijo. Fenton siempre tenía su corazón en el lugar correcto, pero su cerebro no solía acompañarlo.

Al otro día, Gyro y Boyd habían llegado a la nueva casa, junto con todos los muebles y las pertenencias de Fenton. El pato en cuestión estaba en una misión junto con Drake y Morgana, y no volverían hasta el otro día.

Gyro no quiso pensar demasiado sobre los peligros en los que estaría expuesto su novio hasta que regrese, pero estaba al tanto de todo lo que le sucedía a su armadura. No estaba seguro si era bueno para su ansiedad estar recibiendo los informes de daño de Fenton todo el tiempo, pero trató de sobrellevarlo en la medida que él y Boyd desempacaban los muebles, acomodaban sus pertenencias en sus respectivas habitaciones e instalaban las cortinas.

Al caer la noche, mientras colgaba el título de doctorado de Fenton junto al suyo, recibió un informe sobre daños masivos e irreparables en toda la armadura de Gizmoduck.

Gyro se sintió mareado al principio, palideció ante la idea de que Fenton hubiera sufrido demasiado daño, y tuvo que sentarse en el sillón nuevo, al que siquiera habían retirado el plástico que lo recubría, porque su mundo estaba dando vueltas.

Respiró una, dos, tres veces. Comprobó el informe de la armadura, y solo indicaba el daño, los signos vitales de Fenton habían desaparecido, porque los sensores se habían destruido. Cerró los ojos y volvió a contar, una, dos, tres...

Llegó un mensaje a su móvil. Era Drake, estaban todos bien pero bastante golpeados, Fenton se quebró el brazo izquierdo e iban directo al hospital. Gyro sintió el alivio volver a su cuerpo, y un poco de náuseas por la montaña rusa de emociones que pasó.

No le gustaba el trabajo de Fenton en SHUSH, pero tampoco le gustaba que fuera Gizmoduck, y este en peligro todo el tiempo. Se lo hizo saber antes de aquella misión y cuándo le llamó desde el hospital.

Fenton se disculpó, por no tener demasiado cuidado y también por lo ingrato que era trabajar para SHUSH. le dijo que estaría en la mañana en casa de su madre, por lo que no era necesario que le busque ropa limpia (Al parecer no tenía idea que todas sus cosas estaban en la nueva casa, pero Gyro ya se dio por vencido y le dejo ser). Al parecer la doctora Sarah le haría un chequeo en la base de SHUSH una vez salga del hospital, y se verían por la tarde.

Gyro agradeció no tener que presenciar la discusión entre madre e hijo, más cuando la ineludible mudanza sea finalmente descubierta. Se aseguró de decirle a Fenton cuanto lo amaba y recordarle que seguía molesto por ser tan temerario. El pato simplemente le dijo que le amaba, y que estaba feliz de regresar con ellos. Cortaron la comunicación cuando los doctores lo llevaron a colocarle su férula.

—Boyd, Fenton vendrá mañana, tal vez por la tarde— Gyro no tenía idea que planeaba hacer María, pero iba a tratar de pensar mucho en eso.

—¡Genial! Ya quiero mostrarle mi nueva habitación ¡Hice constelaciones con estrellas que brillan en la oscuridad!— Boyd estaba burbujeando de emoción, levantando la moral de Gyro.

—Oh, eso es muy bonito, vamos a ver si reconozco alguna—

Una vez que comprobó las constelaciones de su hijo, dejo que su sistema se apague para que cargara su batería, ya que tuvieron un día muy atareado. Gyro quitó el plástico del nuevo sofá para dormir sobre este. No podía soportar la idea de usar la nueva cama sin la presencia de Fenton, lo cual se volvería contraproducente en un futuro cercano, si después de todo esto el pato se niega a mudarse con ellos.

El pollo cerró los ojos, y el agotamiento le condujo a un mundo sin sueños.

La mañana siguiente, con su café en mano, le sorprendió tanto el sonido del timbre que casi lo derrama encima suyo. A pesar de que había escogido el menos molesto, seguía siendo estridente y desagradable.

—Es bastante temprano— Comentó con tono casual Boyd, mientras cosía sus nuevos parches en su banda de junior Woodchuk —¿Quién será?—

—Tal vez un vecino, nos mudamos ayer, seguro querrá darnos la bienvenida— Gyro limpio el café de su camisa, y se dirigió a la puerta sin mucha ceremonia.

La carita de Boyd se llenó de emoción, a diferencia de su antipático padre, adoraba conocer gente nueva. El científico sonrió por lo bajo, preguntándose si sus vecinos se llevaran bien con él también, abrió la puerta y se quedó estático al ver quien era.

—¡Gyro! ¡No vas a creerlo! Mamá sacó todas mis cosas de la casa... - Fenton estaba en el pórtico, con su férula y su camisa chamuscada. Parecía que iba a quejarse de su progenitora, pero se detuvo al ver su diploma de doctorado colgado cerca del vestíbulo, junto al de Gyro —…¿Ese es mi diploma? ¿Qué hace aquí?—

Gyro no dijo nada, estaba demasiado impactado por la presencia de su novio, por lo que le dejó pasar al pato para que viera el resto de la casa, sin mucha resistencia. El pato parecía reconocer todos los muebles, adornos y cortinas que habían estado escogiendo hasta entonces, pero su vista se centró en la vitrina instalada en la sala de estar, donde estaban todos los premios de ciencias de Fenton, junto con los de Gyro, y las fotos de ellos en su época universitaria, con sus anteriores mentores y maestros.

—Y esas son mis cosas...— Fenton estaba un poco desconcertado, quedándose sin palabras por primera vez en su vida (Gyro se preguntaba si el infierno se estaría congelando en ese instante), hasta que finalmente, Boyd gritó emocionado al verlo.

—¡Bienvenido a casa!—

Fenton asintió al pequeño, y luego le dedicó una mirada inescrutable a Gyro, como si esperara una explicación a todo esto. El científico sonrió levemente y elevó sus hombros, completamente resignado.

—Bienvenido a casa, amor mío—

El pato parpadeó un poco. Abrió la boca para decir algo, pero sus ojos se volvieron llorosos, y la cerró. Tomó aire para evitar sollozar, mientras una enorme sonrisa adornaba su pico, y finalmente, percatándose de su situación dijo con cierto alivio:

—Estoy en casa—

(…)

FIN

N/A: Me hice daño a mi misma escribiendo este fic, pero luego sanó un poquito mi corazón roto. Dentro de poco continuare con mi serie de "Monstruos de SHUSH", pero quería dejar este one shot, porque la inspiración llegó y simplemente se concretó.

Saludos cordiales a todos.