Esta historia fue creada sin fines de lucro, por el solo hecho de divertir.

Los personajes no me pertenecen, son enteramente de su creadora Rumiko Takahashi.

Este one-shot participa en la dinámica #Sextember4 de la página Fanfics y Fanarts de Ranma Latino, cuya invitación recibí de mi amiga Rodacio. ¡¡ Saludos, amiga mía!!

Para mi historia me inspiré en la novela Persuasión de Jane Austen, la famosa escritora de Orgullo y Prejuicio. Soy una gran fan de éstas novelas, por eso me animé a adaptarla bajo mis propios criterios, al mundo de Ranma.

Advertencia de lemon.

Y de antemano me disculpo por los errores que pudieran presentarse en el texto. El plazo se me vino encima y deseaba tenerla a tiempo así que la publico sin que la revisara mi querida Maya Shapiro, ¡¡perdón mi niña!!

Sin más, los dejo disfrutar.

ZAFIROS AZULES

— ¡¡¡ Pero …no puedes hacer esto, papá!!! — le dijo Akane desesperada a su padre, mientras lo tomaba del brazo. — Al fin hemos reconocido lo que sentimos el uno por el otro. ¡¡¡ No puedes cancelar nuestro compromiso!!!

— ¡¡ Claro que puedo!! ¡¡Y lo haré!!. Estoy harto del comportamiento egoísta de Saotome. Le advertí lo que pasaría si me traicionaba. ¡¡Se atrevió a vender el legado de tu madre!! ¡¡ De tu madre!! Esos pendientes de zafiros eran para ti, para que los usaras en tu boda. Eran tu herencia. Y tienen un gran significado, un gran valor, no solo económico sino sentimental. Han pasado de generación en generación en la familia de tu madre para la primer hija que se uniera en matrimonio y se hiciera cargo del Dojo Familiar. Y se atrevió a venderlos como si fueran bisutería barata. ¡¡ Esos pendientes eran sagrados!!. Para todo hay un límite y Saotome lo rebasó!! — concluyó furioso y dolido su padre.

Akane tuvo que reconocer que si era muy doloroso darse cuenta del poco respeto que tenía el tío Genma por los tesoros familiares. A pesar de los tiempos difíciles que alguna vez tuvieron, jamás pasó por la mente de su padre vender la herencia de su madre. Esos pendientes pasarían a formar parte del legado que ella le heredaría a sus propios hijos.

¿¿ Y si Ranma y ella lograran recuperar los pendientes?? Quizá así su padre podría perdonar a su tío y continuar con el compromiso.

Estaba presente su tía Hinako Ninomiya, quien fuera hermana de su difunta madre y quien había permanecido junto a ella y sus hermanas cuando su madre murió.

Hinako no había dejado de observar a Akane en todo momento. Nunca había estado de acuerdo con ese horrendo compromiso concertado por ambos patriarcas. Siempre consideró a los Saotome como unos vividores abusivos, unos aprovechados que solo sacaban ventaja a costa de los Tendo.

Su hermana fue la primera en casarse y tener como esposo a un artemarcialista, por tanto se decidió que fuera la heredera del Dojo y el legado de los Ninomiya.

En los Tendo, a Akane fue a quien le tocó comprometerse con un artemarcialista, por tanto el legado y el Dojo serían suyos. Pero sin duda, entre Soun y Ranma había una diferencia abismal. Y no se refería a la fuerza o los conocimientos, si no a la clase misma de su origen puesto que la familia de Soun, los Tendo, ya tenían valor por sí mismos. Y su cuñado siempre fue respetuoso de los tesoros familiares y de cuidar el Dojo con responsabilidad.

En cambio, Ranma Saotome que le ofrecía a su sobrina?? Malos modales y groserías sin fin. Era un chico vulgar y maleducado que por si ésto fuera poco, había tenido tras de sí un montón de compromisos concertados por su padre, a cambio de comida.

¡ No podía haber nada más escandaloso!

¿Y las candidatas a matrimonio ? Una más vulgar que la otra. Chicas corrientes que deambulaban por el Dojo como si fuera su propia casa, sin el menor respeto por la familia. Y aunque esas chicas terminaron por alejarse una vez que el chico Saotome al fin declaró sus sentimientos por Akane, eso no quitaba el hecho de lo escandaloso que había sido su comportamiento.

Así que, mirando a su sobrina, decidió intervenir.

— Akane…tu mirada acaba de cambiar y es tan transparente como el agua misma. Acabas de tener una idea. Pero de una vez te digo que lo que dijo tu padre va en serio ésta vez. Y yo apoyo por completo su resolución.

Es algo inaceptable que quieras emparentar con esa clase de gente, vagabundos sin hogar, en pocas palabras; unos vividores. ¡¡No,no,no!! Ni siquiera puedo imaginarlos llevando las riendas del Dojo. Los Ninomiya somos una familia de mucho prestigio. Tu padre supo estar a la altura, por eso se permitió que tu y tus hermanas conservaran el apellido Tendo aunque eso no quita el hecho de que sean herederas del linaje de tu madre.

Y sé que si ella viviera te diría lo mismo que yo, no puedes echar a perder tú vida y la reputación de tu familia por seguir a un chico sin futuro.

Akane quedó en shock después de las palabras de su tía. En su padre era común que perdiera el control por otras situaciones, pero que ahora permaneciera firme con su decisión de terminar el compromiso era algo inusual. Y el hecho de que su tía, quien siempre le había dado buenos consejos en ausencia de su madre, estuviera de acuerdo con romper el compromiso era un verdadero golpe a la esperanza de recuperar a Ranma.

Tal vez tenían razón, Ranma no se había pronunciado hasta el momento, no había dicho ni una palabra sobre el asunto. ¿ Acaso no estaba molesto por lo que había hecho su padre?

— Es mi última palabra, Akane. El compromiso queda cancelado para siempre.

Aún y cuando los pendientes de tu madre fueran recuperados, la cuestión aquí es la confianza perdida. Le advertí a Saotome que nunca tocara esos pendientes, sabía lo importante que eran y aún así no se tentó el corazón para deshacerse de ellos por unos cuantos yenes. Esto es imperdonable. Ellos no volverán a entrar aquí nunca más.

Akane soltó el llanto mientras subía corriendo las escaleras rumbo a su habitación. Todo había acabado.

A media noche, Akane escuchó unos golpes suaves en el cristal de su ventana. Sabía perfectamente de quién se trataba.

Abrió despacio la ventana y observó a Ranma deslizarse dentro de forma silenciosa.

Cuando Ranma quiso abrazarla, Akane lo detuvo. Ranma la miró con sorpresa y un poco de temor.

— Se que debes estar molesta…¡¡ pero no es mi culpa, sabes como es mi viejo, siempre con sus estupideces!!

Akane guardó silencio un momento. Buscaba las palabras adecuadas.

— Ranma, es que no entiendes lo grave de la situación. No es solo que el tío Genma robara algo de casa. Eso no es nuevo. Lo que robó eran unos pendientes que han pasado de generación en generación por parte de la familia de mi madre. ¡¡ Eran una herencia valiosa!! – Akane estaba desesperada porque el chico comprendiera.

— Sé que eran valiosos, de otro modo, mi padre no los habría robado…

— ¡¡ No entiendes, Ranma !! — lo interrumpió Akane muy molesta — no solo eran valiosos en lo económico sino en su significado. Eran zafiros azules, la piedra relacionada con la rectitud y la sabiduría que ha existido en mi familia por muchos años. Trata de entender que ésto es grave. Tío Genma defraudó la confianza de papá, puesto que ya le habían advertido sobre no tocar nada que perteneciera a mi madre o a nosotras.

Ranma se quedó pensativo. Sabía que su padre había hecho otra de sus estupideces pero no imaginó hasta qué punto.

Mantenía la esperanza de que hubiera sido solo una más de las tonterías que podrían arreglarse con una disculpa. Pero al notar la cara hinchada y llorosa de Akane se daba cuenta que era mucho más grave de lo que había imaginado.

— No te preocupes, Akane. Recuperaré los pendientes de tu madre y así tío Soun perdonará al viejo estúpido.

— No, Ranma. Esta vez, es muy serio. Papá me advirtió que no habrá perdón para el tío, ni siquiera si se recuperan los pendientes de mi madre. El…ha dicho…que el compromiso …queda cancelado para siempre…

Akane lloraba con cada palabra .

Ranma no podía creer lo que Akane le decía.

Pero, esa era la opinión del tío, no era lo que pensaba Akane …o si ??

— Akane, todo estará bien mientras tu y yo estemos juntos. Confía en mí.

— No, Ranma. Nada estará bien. Tu padre defraudó nuestra confianza. Esos pendientes eran lo único que yo tendría de mi madre. Y ahora no volveré a verlos nunca más por su culpa.!!! Además, tía Hinako tampoco está de acuerdo con el compromiso. Dice que no tengo ningún futuro junto a ti . Que tampoco serás capaz de manejar el Dojo.

Claro, era de suponerse que esa bruja aprovecharía la oportunidad para hablar mal de él con Akane, puesto que nunca fué de su agrado. Eso lo enfureció.

— ¿¿ Y ella como puede estar tan segura ?? Sé que es una bruja pero no creo que pueda ver el futuro. No será la primera persona que no tenga fé en mí. Pero eso no me importa . Lo único importante es lo que tú piensas. Dime …¿ tu si confías en mí? ¿ En nuestro futuro juntos?

Akane se sentía rota por dentro. Una parte de ella quería decirle que sí. Que lo seguiría ciegamente a donde fuera. Pero otra parte de ella, la parte prudente, sabía que su padre y su tía tenían razón. Ranma no tenía nada que ofrecerle. Si no fuera por el Dojo, tampoco tendrían donde vivir.

Al final, ganó la Akane prudente y Ranma salió de su recámara sin mirar atrás.

Después de eso, no volvieron a verse.

Cuatro años después….

Akane terminó de hacer el inventario de todos los materiales que serían usados en el Dojo.

Nabiki había hecho el inventario de la casa y se había marchado a su trabajo. Aunque no vió la necesidad de ésto ya que lo único que rentarían sería el área deportiva.

Y Akane era la encargada de entregar las llaves a los representantes de la Escuela Marcial que usarían las instalaciones del Dojo.

Para su padre había sido muy doloroso aceptar que no pudo sacar adelante el Dojo por sí mismo. Los pocos alumnos que habían logrado reunir, habían terminado por marcharse al aburrirse del mismo entrenamiento simple cada día. Soun Tendo no tenía técnicas innovadoras como las nuevas escuelas y al final, tuvieron que cerrar por falta de alumnos.

Y aunque en un principio quisieron obligarla a casarse con cuanto artemarcialista se presentaba en el Dojo reclamando su mano, ella había permanecido firme sin ceder ante ninguno.

Ya la habían persuadido antes, no lo harían de nuevo.

Habían pasado 4 años, ya no era la misma chica temerosa del pasado. Tenía 24 años y una independencia financiera que le permitía tomar sus propias decisiones. Tanto ella como Nabiki trabajaban en la empresa de los Kuno. Akane manejando su línea de artículos deportivos y Nabiki haciéndose cargo de los asuntos financieros.

Tatewaki, profundamente enamorado de Nabiki, había dejado atrás las locuras que lo caracterizaban para convertirse en un hombre digno del amor de la astuta chica Tendo.

Planeaban casarse el próximo año.

Tanto ella como Nabiki llevaban las riendas de la casa así que Akane tomaba todas las decisiones que le afectaban de manera personal, ella decidiría si se casaba y con quién lo haría, dejando de lado a su padre y a su tía, quienes al darse cuenta que ya no era la misma, dejaron de insistir. Aunque una concesión a ambos fué que decidió quedarse a vivir con ellos en la casa familiar y no en un departamento como su hermana mediana.

Habían tomado la decisión de rentar el Dojo a una escuela de Artes marciales con la esperanza de poder seguir dándole mantenimiento al Dojo y que éste no quedara en el olvido. Así que ahí estaba, esperando a los encargados de la escuela para entregarles las llaves y mostrarles el Dojo.

Después de media hora que había terminado de acomodar todo, escuchó como llamaban en la puerta principal. Se apresuró a abrir con una sonrisa cortés, la cual murió en sus labios al darse cuenta de quién era la persona que estaba de pie al otro lado de la puerta.

Nada más ni nada menos que su ex prometido, Ranma Saotome.

Ranma con su metro ochenta y una masa de músculos en todo su esplendor.

Sintió que el alma se le iba a los pies mientras abría la boca sorprendida de no estar salivando.

— ¡Ranma! ¿ Qué…qué haces aquí? — preguntó la chica, orgullosa de que su voz sonara casi normal.

— Hola, Akane. Que gusto verte de nuevo. — Contestó el hombre con una sonrisa cínica. La recorrió con la mirada de arriba a abajo y notó como ella se sonrojaba.

— No entiendo qué haces aquí. Estoy esperando a una persona, ¿puedes decirme qué quieres ? — le preguntó Akane molesta de que él notara su sonrojo.

Y Saotome, sabiendo que tenía total control de la situación, se adentró en la propiedad despacio, mientras le explicaba – Estoy aquí para recoger las llaves del Dojo. Soy a quien esperas. — Volvió a sonreír de manera cínica, disfrutando la sorpresa de la chica.

— No es posible. Estoy esperando a los encargados de la Escuela El Renacer del Fénix. ¡No puedes ser tú! — Akane no daba crédito a las palabras de Ranma.

– Pues lo soy. Estás viendo al dueño, fundador, campeón y futuro bicampeón dueño de la cadena de Escuelas El Renacer del Fénix en todo el país. ¿ De verdad no lo sabías? Soy muy famoso. —- ésto último lo dijo en un tono arrogante. — Tienes un Dojo, no es posible que no sepas de esas cosas.

— Pues no lo sabía. Nosotros nos hemos retirado de toda actividad deportiva. — Si lo hubiera sabido jamás habría aceptado rentarle el Dojo. Ahora se preguntaba si todo eso no sería una trampa de su padre y Nabiki, quienes convenientemente tenían compromisos y ninguno pudo quedarse a entregar las llaves del Dojo. Al fin de cuentas, no sería la primera vez en que quisieran manipularla de nuevo.

— Pues aquí estoy. Por cierto, ¿ te informaron que también pedí rentar una habitación de la casa para quedarme a dormir? No es bueno para mi entrenamiento tener que conducir a un hotel cuando puedo quedarme aquí y entrenar cuanto quiera.

— No me informaron de eso. - Akane se puso pálida.

— Me dijeron que usaré la antigua recámara de Kasumi. Está sin usarse desde que se casó y se mudó a la clínica del Doctor Tofu, ¿no es así?- ignoró a propósito la palidez de Akane. Se estaba divirtiendo de lo lindo a su costa.

—Si…la recámara de Kasumi no se usa ya. Pero yo no sabía nada de ésto. Y no creo estar de acuerdo. Esto es un acuerdo entre Nabiki y tú, pero estoy segura que mi padre no estará de acuerdo con nada de ésto, ni que rentes el Dojo ni que uses la casa.

Ranma, anticipando éstas palabras, estaba ansioso por informarle quién fué la persona con la que hizo el acuerdo. — Pues que raro, Soun Tendo en ningún momento se mostró en desacuerdo conmigo a la hora de cerrar el trato. Al contrario, estaba feliz por volver a verme y que disfrutara de las comodidades de su propiedad. Hasta Nabiki estaba más que satisfecha por la cantidad de yenes que ofrecí por rentar la recámara y no gastar ese dinero en un hotel. Creo que la única incómoda con la situación eres tú, Akane.

Akane sentía deseos de llorar. No era posible que su familia siguiera haciendo lo mismo como cuando era adolescente. Hacer tratos a su espalda y no informarle de los planes que hacían. Pero se controló, tomó aire y con la poca dignidad que le quedaba, le pidió a Ranma que pasaran a revisar las condiciones del Dojo.

Ranma se dió cuenta que a Akane se le pusieron los ojos rojos conteniendo el deseo de llorar y sintió un poco de lástima por ella, lamentando el hecho de que su familia siguiera jugando con su voluntad y su persona. Pero fué algo momentáneo, después de todo esa fué la vida que ella eligió, ¿no?, por sobre todo, por encima de él.

Le sorprendió darse cuenta que le guardaba más rencor del que recordaba. Bueno, no era de extrañar, después de todo, fueron prometidos, era una relación importante, al menos, lo fué para él.

Mientras él revisaba el material deportivo y todo lo demás, Akane se disculpó un momento y salió rumbo a la casa. La escuchó hablando por teléfono con alguien y a juzgar por los gritos, Akane reclamaba el hecho de su presencia en la casa. No había nada que pudiera hacer. El acuerdo había sido firmado frente a un Notario y si se atrevían a cancelarlo, se arriesgaban a una gran demanda, algo que no podrían permitirse. Casi sonrió al escuchar como los gritos iban disminuyendo de intensidad hasta convertirse solo en murmullos resignados. Eso le congeló la sonrisa. ¿ Akane ya no tenía voluntad propia ? ¿ Así de fácil se rendía ? Es decir, no podría hacer nada contra la demanda, eso era obvio, pero aún así, él esperaba al menos más resistencia de su parte, ¡él viviría ahí, por favor! Debería estar más furiosa. En fin, eso no era su asunto.

Le agradó que a pesar de ya no usar el Dojo, éste se encontrara en óptimas condiciones. Eso era algo que siempre admiró de los Tendo, que todos, incluyendo la misma Nabiki, trataban de cuidarlo mucho.

Se encaminó rumbo a la entrada de la casa, donde había dejado estacionado su auto y comenzó a bajar su ropa y artículos deportivos. Fué una sensación muy extraña volver a entrar en la casa Tendo. Cuando recién llegó no se fijó mucho por tener su atención completamente centrada en Akane. Pero ahora que ponía más atención, la casa sí había tenido algunos cambios. Las puertas corredizas habían sido renovadas, en el jardín se encontraban algunas bancas y una mesa sobre la cual había un pequeño techo, eso indicaba que usaban los jardínes al menos algunas veces. El estanque se encontraba igual, salvo que había más peces Koi de lo que recordaba. Pero la casa seguía teniendo ese encanto tranquilo y reposado que tanto le gustaba. Se había llegado a imaginar viviendo ahí toda su vida junto a… bueno, ya no tenía caso recordar el pasado.

Akane salió a su encuentro para guiarlo a la antigua habitación de Kasumi. Un gesto innecesario puesto que conocía perfectamente el lugar. Imaginó que fué el modo de Akane de ponerlo en su sitio como una visita más, alguien que solo está ahí de manera casual…¿ y así era o no? Aún así, algo se removió dentro de él.

Esa noche llegaron el resto de los habitantes de la casa. Soun Tendo estaba muy nervioso y no dejaba de mirar a Akane. Nabiki no paraba de reír como quien está satisfecha con una travesura y la bruja…es decir, la tía Hinako solo le dirigió un saludo de cortesía al cual Ranma correspondió de manera fría. Esa mujer ya no tenía ningún poder sobre él, no lo amedrentaba como en el pasado. Al contrario, ahora se daba cuenta que él le cedió demasiado poder, ella aseguraba que él era un chico sin futuro y Ranma terminó por creerlo. Ahora podía entender un poco mejor a Akane, imaginar esa presión ejerciendo sobre ella día y noche… sumado al rencor del tío Soun y las estupideces de su padre… ¡¡con razón el compromiso se rompió!!

Pero ya era tarde, demasiado tarde, era más que obvio que a Akane le molestaba su presencia. Eso quería decir que ya lo había olvidado y no había más que hacer.

Se centraría en su entrenamiento y eso era todo.

Al principio fué fácil mantenerse apegado a su plan: entrenamiento y ya. Pero olvidó que esa era una casa de locos. Nabiki llegaba de trabajar acompañada siempre del chiflado de Kuno, que al saber que él se encontraba de nuevo en esa casa quiso dejar en claro que Nabiki era su prometida y que él, como futuro hermano de Akane, era responsable de ella y que más le valía a él mantenerse alejado. Como si algo fuera a suceder entre ellos. Ya había pasado casi una semana y Akane no había pasado ni una sola vez al Dojo a verlo entrenar. No es como si él esperara que fuera como en el pasado, con Akane observando sus movimientos, mientras luchaba por mantener el control bajo su hermosa mirada… ¿ hermosa? ¿de dónde había salido eso?

O sea, claro que Akane era hermosa, no solo su mirada. Siempre había sido bella, pero ahora sus curvas habían madurado, era toda una mujer, deseable, preciosa…más valía seguir entrenando.

Y cómo si estar desconcentrado por culpa de las curvas de Akane no fuera suficiente, sus padres habían llegado a la Casa Tendo, no tenía idea de cómo sucedió pero ellos consideraron buena idea, ya que su hijo estaba viviendo ahí, que ellos podían visitar de nuevo a la familia. Cuando se marcharon de la casa Tendo, al poco tiempo se reencontró con su madre. Y a partir de ese momento ella se quedó y formaron una familia.

Al llegar a la casa, su padre y Soun se habían dado un gran abrazo y llorando como unos ridículos bebés habían dado un vergonzoso espectáculo. Su madre por su parte también había hecho de las suyas. Una vez que le presentaron a la tía Hinako, no dejó lugar a dudas de que si la bruja volvía a hacer un comentario despectivo sobre su amado y varonil hijo, no dudaría en sacar su katana y dejar completamente calva a esa arpía…palabras de su madre. Ranma estaba completamente seguro de que si su madre hubiera estado con ellos tiempo atrás, Akane y él jamás se habrían separado.

Eso le provocó una inmensa nostalgia y dando un gran suspiro, se encaminó a tomar su botella con agua y al girar se detuvo en seco al darse cuenta que Akane estaba sentada en el suelo del Dojo con la espalda pegada a la pared y lo observaba en silencio.

Ranma se dirigió hacia ella y sentándose a su lado, le ofreció su botella de agua. Akane negó con la cabeza y sólo sonrió. Eso parecía mucho una escena del pasado, cuando ambos entrenaban juntos y compartían agua de la misma botella.

Ranma la vió sonreír y sin más le preguntó — ¿a qué se debe tu visita? Y antes de que lo malinterpretes, me gusta que vengas aquí, de hecho, deseaba que vinieras.

Akane meditó en las palabras de Ranma y se dió cuenta de que en el pasado, muchas de sus discusiones se debieron a que ella malinterpretó algunas situaciones sin permitirle ninguna explicación. Y al parecer, eso aún estaba presente en la mente de Ranma.

— No quería ser una distracción para tu entrenamiento, después de todo, estás en tu derecho de usar el Dojo cuanto te plazca. — esto último lo dijo con un poco de tristeza.

— Akane, por favor. No soy tan cruel, éste sigue siendo tú Dojo, tu casa, no podría, aunque quisiera impedirte usarlo.

Akane lo miró un momento antes de responder — No es eso. Sabes bien que ya no entreno, solo me mantengo en forma corriendo, ya no practico nada. Perdí todo interés en las artes. Pero ahora, con la locura que hay en casa éste es el sitio más tranquilo.

—Pues entonces eres bienvenida cuando te plazca, no me molesta en absoluto que estés aquí. Y siento mucho que mis padres hayan llegado a imponer su presencia. No esperaba que me siguieran hasta aquí. Por lo regular me acompañan en los torneos, más no en los entrenamientos.

—Me encantó conocer a tu madre, Ranma, de verdad. Es maravilloso que por fin la tengas en tu vida. Pero ver a mi padre y el tuyo, juntos, como en el pasado, me causa sentimientos encontrados, después de cómo quedaron las cosas la última vez…— la voz de Akane se iba apagando. No habían tocado ese tema en ningún momento, puesto que ella había evitado a Ranma a toda costa.

— Es verdad. Y después que tu padre juró que yo no volvería a entrar en ésta casa, estar ahora mismo aquí en el Dojo es bastante raro. ¿Sabes que han venido chicos a preguntar si seré el nuevo maestro del Dojo?

— Sí, Nabiki me lo dijo. Afirma que sería un negocio muy lucrativo tener al Campeón dando lecciones aquí. – Akane le sonrió.

Y como siempre sucedía en el pasado, su sonrisa lo desarmó. ¡¡ Pero qué rayos, Ranma, pensó para sí, ya no eres un adolescente hormonal, contrólate, por favor!! Que vergüenza tener una erección ahora mismo.

Akane se levantó y se giró hacia él.

– Casi es hora de cenar, ¿vienes?

— En un momento, debo limpiar y guardar mi equipo, adelántate, te alcanzo en un momento.

La observó alejarse y cuando estuvo solo dejó salir el aire que estaba conteniendo. No podía creer que estuviera pasando de nuevo por esos problemas hormonales.

Las familias al parecer habían hecho un acuerdo silencioso para volver a unirlos o al menos eso parecía. De pronto los dejaban solos, como en el pasado. Cuando veían televisión, cuando estaban en el jardín. Incluso los enviaban juntos por algún artículo que convenientemente se olvidaban a la hora de hacer la comida o cena. Curiosamente, a la hora de preparar los alimentos, ambas mujeres, tanto Hinako como Nodoka, tenían un trato cordial.

Ranma y Akane se encontraban charlando por las calles de Nerima, olvidando lo que iban a comprar e ignorando el tiempo. Parecía que se conectaban de nuevo, como en el pasado, poniéndose al día de lo que hicieron esos 4 años transcurridos. No habían tenido parejas importantes, como si fueran fieles al recuerdo del otro. Aunque sin atreverse a ir más allá, inseguros aún de lo que sentían y temieran a un posible rechazo.

Akane y su tía Hinako estaban en la recámara de la chica, conversando e inevitablemente llegaron al tema de Ranma.

— Han pasado cuatro años, no es posible que aún sientas algo por él. Eso pareciera puesto que sales mucho últimamente a caminar junto a él. ¿ Pero no es así, verdad? El jamás volvió a buscarte, supongo que te olvidó.

— Él no volvió porque no le dejé ninguna opción. Él comprendió que en ese tiempo me importaba más mi familia que su amor. Ranma era la única persona que podía ver dentro de mí y aún así pude convencerlo de marcharse.

Su tia la miró entristecida. – ¿ Estás enojada conmigo? — esperó ansiosa su respuesta.

— Estoy enojada conmigo, por dejarme persuadir tan fácil. Ranma era el amor de mi vida y yo lo dejé marcharse.

— Pues lo siento mucho, pero no podía permitir que echaras a perder tú vida por un hombre sin futuro, un holgazán…

—Basta tía. Él no era ningún holgazán. Quise convencerme que actué de manera prudente, pero no fué así. Fuí una cobarde. Ahora es un hombre muy rico y quien no le conviene soy yo. ¿No es gracioso?

— Claro que no es gracioso. Y si él te amaba tanto, ¿ por qué no volvió a buscarte?.

Akane no tuvo respuesta para eso.

No podía imaginar a Ranma suspirando por ella todos esos años.

Contrario a ella que no hubo día alguno en que sus pensamientos no fueran hacia él.

Cuando eres joven nadie te advierte que la vida sigue su curso. Y cuando ha pasado el tiempo, te encuentras preguntándote ¿Cómo llegué aquí ?

Hace un tiempo, Ranma y ella eran almas gemelas, conectadas y acompasadas a un mismo ritmo.

Pero lo lastimó, le rompió el corazón y le falló.

Mientras Hinako guardaba silencio y permitía que su sobrina meditara sobre sus sentimientos, afuera de la habitación de Akane, un hombre se encontraba más decidido que nunca a confesar sus sentimientos.

Ranma le pidió a Akane acompañarlo a caminar una tarde. No podía dejar pasar más tiempo.

La familia al completo los observó marcharse entre esperanzados y temerosos. Los Tendo, Nabiki y Soun, rogando a los Dioses que por fin Akane pudiera ser feliz. Los Saotome, ansiosos por tener a Akane en la familia, conscientes del gran amor que Ranma le profesaba. Y Hinako, pues ella, resignada a aceptar lo que su sobrina decidiera.

Pasados unos minutos llegaron a un bonito parque donde podían verse los árboles de cerezo en flor. Akane estaba maravillada con tanta belleza y Ranma también, aunque por una belleza distinta.

Y armándose de valor, decidió confesar sus sentimientos.

— Akane, debo hablar contigo, por favor. No puedo resistirlo más.

Ella notando que la conversación era muy importante, puso toda su atención en él.

—¿ Sabes? En mis peores momentos, perdido y confuso, me preguntaba ¿qué haría Akane en ésta situación? Y así tomaba una decisión. No voy a decirte que siempre era la respuesta correcta pero al menos me servía como una guía en mi andar.

He imaginado muchas versiones de ti, algunas no muy agradables. Y no voy a negar que algunas veces te guardé rencor. Fuí débil e injusto. No comprendí la inmensa presión que tú familia ejercía sobre ti. Fuí ególatra y falsamente pensé que mi amor sería suficiente para ti.

Mi orgullo me obligó a marcharme sin mirar atrás. Sin volver a ti. Me juré que lograría ser muy rico para un día regresar a restregarte mi riqueza en tú cara.

He vuelto pero no para vengarme. Lo hice por ti. Solo por ti volví a Nerima. Pude elegir cualquier lugar, cualquier Dojo. Pero elegí el tuyo. ¿No te das cuenta? Te amo, Akane. Mi corazón sigue siendo tuyo. Aún más que cuando casi lo destrozas hace cuatro años. — Esto último lo dijo casi con reproche, dejaría de ser Ranma si no fuera así.

Y Akane lo abrazó, feliz de saber que su amor no había muerto, que seguía tan vivo como el primer día. Se besaron largamente sin importarles el lugar ni la gente. Cuatro años habían sido tiempo suficiente.

Cuando los besos ya no bastaron, Ranma detuvo un taxi y se enfilaron al hotel más próximo a donde se encontraban.

Entraron a la habitación ansiosos, desesperados. Tratando de fusionarse con el otro. Mientras Ranma la besaba cada vez con más pasión, empezó a acariciarle los pechos por encima de la blusa y ella no pudo evitar sentirse febril, caliente, como si su sangre hirviera.

Cuando dejó de besarla, ella necesitó tomar aire. Estaba temblando, impresionada por lo que sus besos provocaron en ella.

No tuvo tiempo de reponerse ya que Ranma empezó a besarla en el cuello.

Se fueron quitando la ropa, necesitaban sentir sus pieles al desnudo, cerca uno del otro, reavivar esas memorias impregnadas en su piel, grabadas con fuego, que el tiempo no logró extinguir.

Ranma la llevó hacia la cama, y cuando ella se recostó, él se inclinó sobre ella y bajando su cabeza le acarició la boca con la lengua lo que envió descargas a su espina dorsal. Luego bajó hacia la garganta y pechos de ella para besarlos con profunda devoción.

Akane se aferró a los hombros masculinos y notó su dureza y la tensión que emanaba de él.

Ranma se echó hacia atrás y la miró con el deseo reflejado en sus ojos. Apartándole las piernas a Akane, bajó lentamente la cabeza para besarle los muslos, lo que arrancó en ella un gemido de placer. Luego se acercó a su sexo y bajando mas, la llenó de placer besando y succionando su interior.

Se detuvo después de un momento y fué subiendo de nuevo hasta llegar a sus labios y besándola le separó las piernas y adentrándose en ellas, la penetró. Akane se estremeció, él estaba muy excitado y ella…bueno, había pasado mucho tiempo desde la última vez. La incomodidad quedó atrás y se aferró a él con piernas y brazos.

Cuando comenzó a moverse dentro de ella, el tiempo se detuvo. Akane estaba extasiada por sentir como la poseía. Gritó cuando Ranma la penetró con más fuerza. Repitió una y otra vez el nombre de él entre sollozos.

Llegaron al clímax al mismo tiempo, estremeciéndose de placer.

Ranma se quedó echado sobre ella, con la cabeza apoyada en la almohada que había al lado de Akane mientras ella lo abrazaba.

— Akane, amor. Tengo algo que quiero entregarte y que te pertenece. Los he llevado conmigo por dos años, como si fueran un amuleto de buena suerte. — Ranma se levantó mostrando todo su esplendor provocando con ésto un gran sonrojo de la chica.

Buscando entre los bolsillos de sus pantalones, Ranma sacó dos estuches de joyería, lo que causó extrañeza en Akane.

— Abre éste primero.

Akane tomó el estuche que Ranma le entregó y al abrirlo contuvo un sollozo ahogado. Dentro se encontraban los hermosos pendientes de su madre. Los zafiros azules.

— ¿Son los verdaderos? ¿Los de mi madre? ¿O es una réplica? – lo miró esperando una respuesta, temerosa de saber la verdad.

— Son los auténticos. Tardé dos años en reunir mi fortuna y otros dos en encontrar el rastro de los pendientes. No quería volver a ti con las manos vacías. Sé lo importante que son, cariño.

Akane comenzó a llorar, conmovida de saber que, todo ese tiempo, Ranma estuvo buscando los pendientes de su madre. Ella ya se había resignado a no volver a verlos.

Hasta su padre había perdonado al tío Genma por haberlos perdido. El tío Genma les había suplicado su perdón. Había cambiado mucho. Aunque sospechaba que la katana de tía Nodoka era quien había obrado el milagro.

— No llores, Akane. Al menos aún no. Abre la segunda cajita.

Akane obedeció y quedó gratamente sorprendida de encontrar dentro un precioso anillo de compromiso, con el mismo diseño que los pendientes de su madre, en oro blanco y con un zafiro azul.

Ranma tomó el anillo, se hincó frente a ella y le propuso matrimonio.

Akane se lanzó a sus brazos, feliz, enamorada, completamente segura ésta vez de su decisión.

— Te amo, Ranma. Nunca dejé de amarte. Por supuesto que me casaré contigo.

Ella lo miró, era perfecto, masculinamente perfecto. Y Ranma, al notar su mirada de deseo sintió que algo se encendía dentro de él y acercándose lentamente a ella, le acarició la garganta y los pechos, para después bajar su mano por el estómago y finalmente acariciarla de forma muy íntima. La miró a los ojos mientras la penetraba con su dedo.

Akane lo abrazó con una mano y con la otra acarició su pecho, su estómago. Entonces tocó lo que nunca antes había acariciado. Tomó entre sus manos el miembro erecto de él y sintió cómo le sacudía el placer mientras ella seguía con sus movimientos.

Ranma le agarró las manos y se las colocó a ambos lados del cuerpo.

Akane estaba ardiente de pasión. Lo acercó hacia ella de nuevo, abrazándole los hombros.

Ranma la penetró mientras sonreía de manera sensual. Le encantaba esa Akane desinhibida, ardiente y apasionada.

Ranma se dió la vuelta para apoyar su espalda en el colchón y agarró a Akane para que ella se colocara encima de él. En aquel momento hizo que ella no pudiese aguantar más y la llevó al clímax, de tal manera que él también alcanzó el suyo.

Ella sintió cómo el cuerpo de Ranma se estremecía de placer y le escuchó susurrar su nombre.

Akane se derrumbó sobre él, sin aliento, temblando y apoyó su cabeza en el pecho de éste. No sabía que aquellas sensaciones existieran.

Esa noche no llegaron a dormir a la casa Tendo, lo que le confirmó a la familia que ellos se habían reconciliado por fin. Y fieles a su costumbre, festejaron felices la unión de ambas familias.

Hacían planes para el uso del Dojo, Nabiki daba ideas de como atraer alumnos, ya que una vez que se corriera la voz de que el Campeón Saotome daría clases ahí, tendrían bastante éxito. Nodoka planeaba la boda mientras la tía Hinako sonreía resignada. Al final, lo único importante para ella era que su sobrina consentida fuera feliz y debía aceptar que ese holgazán…es decir, Ranma era la felicidad de Akane.

Todo lo que es para uno, termina llegándonos. El Universo tiene sus propios planes.

Akane no se había dado cuenta antes que el zafiro azul era exactamente del mismo color de los ojos de Ranma. Todo estaba en su justo lugar.

FIN.

Aquí concluye mi historia para ésta dinámica. De nuevo gracias por la invitación.

Me ha gustado mucho escribirla, quedé muy satisfecha con el resultado. Es la primera vez que hago una adaptación y me ha gustado mucho, espero que a ustedes también.

Agradezco a mi querida Maya Shapiro por su apoyo incondicional en todas mis horas inciertas. Te quiero mi niña, gracias por estar siempre para mi, por tus mensajes, por tus llamadas, por ser mi hombro virtual en el cual derramo mis lágrimas. Si estoy escribiendo de nuevo es gracias a ti.

Rodacio, infinitas gracias por tus palabras. Es reconfortante tener a personas como tú en mi vida.

A mis Locas, incondicionales siempre, gracias por su paciencia y comprensión. Las quiero mucho. Les prometo recuperarme y así muy pronto nos reuniremos de nuevo comiendo unos deliciosos tamaquiles.

Un abrazo enorme a mis niños de Locos de Nerima y a los Amantes del fanfic.

Un beso a Todas amamos a Ranma.

Les envío un fuerte abrazo mis niños. Nos leemos en la próxima.