-Esta historia es una adaptación del universo de Star Wars creado por George Lucas, y esta orientada a interpretar la unión de las cuatro generaciones: República, Imperio, Nueva República y Primera Orden, tomando como base los personajes originales que George Lucas tenía en mente desde su concepción de la trilogía original y las precuelas. Les sugiero oír "I Have a Dream" de Westlife para Sasuke, "Dancing's Done" de Ava Max para Sakura, "In My Blood" de The Score para Kakashi, "One Last Time" de Ariana Grande para Chino y "This is War" de Thirty Second to Mars para el contexto del capítulo.
Debido a la reunión del Alto Consejo Jedi y la importancia que tenía como una figura básicamente publica, Sasuke sabía que no tendría el tiempo suficiente para acudir de visita al apartamento de Sakura en ese momento por mucho que lo quisiera, a plena luz del día resultaría sospechoso, por lo que Sasuke no tuvo otro remedio que enviar un mensaje a la agenda electrónica de Sakura para que se reunieran en uno de los barrios de la ciudad, recibiendo la inmediata aprobación de ella y por lo que ahora el Uchiha volvió la mirada por sobre sus hombro, sabiendo que Sakura lo seguía a la distancia, deslizándose finalmente en uno de los oscuros callejones. Entre las tinieblas del callejón, Sasuke alargó su mano derecha para sujetar el brazo de Sakura quien lo seguía y la haló hacia si, haciéndola chocar su espalda contra la estrecha pared frente a él, pudiendo oírla soltar un jadeo un instante antes de que ella bajase la capucha de su capa, exponiendo su rostro a ojos del Uchiha que hirvió de deseo al verla…era tan hermosa, habían pasado meses separados y ella seguía siendo lo más perfecto que él había visto en el universo. La Senadora de Naboo portaba un austero vestido azul oscuro con reflejos más claros, de escote redondo y entallado a su esbelta figura, de mangas ceñidas y falda que se arremolinaba a su andar, encima y haciéndola pasar desapercibida una capa azul oscuro con capucha, y sus largos rizos rosados caían sobre su hombro derecho y tras su espalda, con una diadema de hilos de oro enmarcando su rostro y una amatista en forma de lagrima cayendo sobre la frente.
—Mi Sasuke— suspiró la Haruno al encontrar sus miradas, acercando su rostro al suyo.
—Te extrañe tanto, Sakura— correspondió el Uchiha pegando su frente a la suya.
Fue difícil de saber quién de los dos inicio el beso, el mismo deseo brillaba en los ojos de ambos mientras se observaban y si bien Sasuke inclinó su rostro sobre el de Sakura, ella también lo atrajo hacia si envolviendo sus brazos alrededor de su cuello y revolviendo sus rebeldes caballos azabache, fundiéndose en un beso apasionado, Sasuke presionando su cuerpo contra el de Sakura y recorriendo el interior de su boca con su lengua tan pronto como ella se arqueó contra él y gimió, correspondiendo al envolver torpemente su lengua en respuesta a sus atenciones, arañando sus músculos a través de la ropa. Recordando como había iniciado su apasionada despedida meses atrás durante la fiesta de gala dada por el Canciller Shimura, y habiendo aprendido que no estaba mal que demostrase lo loco de deseo que se volvía por anhelar hacer suya a su esposa, Sasuke envolvió sus brazos alrededor de la estrecha cintura de Sakura, que envolvió de inmediato sus piernas alrededor de sus caderas, jadeando mientras él abandonaba sus labios, deslizándose por su mentón hacia su cuello y escote, amasando sus pechos a través del vestido y alzándole la falda del vestido con la otra, trazando la piel de sus muslos en el proceso. Sería tan fácil desabrocharse los pantalones y tomarla ahí mismo, y Sakura se mostraba tan entregada…pero no todo podía ser perfecto y ambos lo recordaron, saliendo de su fulgor de lujuria al escuchar las conversaciones de los transeúntes fuera del callejón; ser encontrados sería demasiado arriesgado, por lo que el Uchiha la dejo sana y salva sobre el suelo.
—Estoy harto de todo esto— gruñó Sasuke, dándole la espalda entre frustrado e intentando calmarse, —no deberíamos ocultar nuestro amor como si fuera algo inmoral— estaban casados, no estaban haciendo nada malo, ¿Por qué debían pensarlo entonces? Era más frustrante a cada momento y solo estaban empezando.
—Sasuke, casi eres un Caballero Jedi— comentó Sakura intentando darle ánimos con la idea de su inminente ascenso, —entonces…— quizás, cuanto más progresara, mas infalibilidad obtendría a la larga, en eso quería creer ella al menos.
—¿Entonces qué?— cuestionó el Uchiha, pues el reglamento seguía sin cambiar para él por ello. —Los Jedi no pueden casarse— entre las excepciones estaba el Maestro Jiraiya, por cuestiones poblacionales de su planeta y no por sentimientos románticos.
—Sabíamos que esto sería así…tal vez todo cambie después de la guerra — suspiró la Haruno, no perdiendo por ello la esperanza e instando a Sasuke a mantenerla, —pero ahora, la República te necesita— por lo que su matrimonio habría de esperar y resistir. —Y ya sea en las sombras de Coruscant o de cualquier otro lugar, pero más que nada en mi corazón, Sasuke, no debes olvidar que siempre te amare— declaró viéndolo a los ojos y bajando la capucha del abrigo de él para no perder detalle de su rostro.
—Te ves hermosa en la oscuridad— apreció el azabache con una sonrisa ladina, considerándola hermosa en todo momento.
—Sasuke— sonrió la pelirosa, mordiéndose el labio inferior y sonrojándose bajo su mirada.
No podían hacer nada en ese momento, ni aunque hubieran pasado tantos meses y todo en lo que Sasuke pudiera pensar fuera en hacerla suya—no por mero deseo sino porque anhelaba demostrarle lo mucho que la amaba y que ella no olvidara que se pertenecían el uno al otro—, pero eso no cambiaba en absoluto sus sentimientos, acunando delicadamente el rostro de Sakura y que sonrió en respuesta, cerrando sus ojos bajo su tacto, parándose de puntillas—lo que lo hizo sonreír ladinamente—para encontrarse a la misma altura y sujetándolo de la nuca para atraerlo en un beso al que Sasuke no pudo negarse, envolviendo su lengua alrededor de la suya, pudiendo sentir como se agitaba su respiración, no pudiendo hacerla suya pero si buscando que ella temblara de deseo, que solo pudiera pensar en lo que él le haría al final del día. Frunciendo ligeramente el ceño y abriendo los ojos para observar la entrada del callejón por el rabillo del ojo, Sasuke pudo escuchar una voz muy conocida llamar a Sakura por su nombre, por lo que rompió lentamente el beso—contemplando la expresión de deseo en el rostro de Sakura, quien le mordió ligeramente le labio inferior a modo de protesta, no queriendo que el beso terminara—, indicándole a Sakura que aguardara mientras él se alejaba de su lado hacia la entrada del callejón, reconociendo a quien buscaba a su esposa y a quien el Uchiha haló de espaldas hacia el interior del callejón, cubriéndole la boca para que no gritase, aunque sí que Sasuke agradecía su compromiso y preocupación para con su esposa al servirle.
—No me haga daño, solo soy un sirviente— se disculpó Sai cuando el desconocido a su espalda le descubrió la boca.
—Nadie te hará daño, Sai— sosegó Sasuke soltándolo y habiéndolo reconocido desde el principio.
—Sasuke— reconoció el pelinegro, bajando la capucha de su abrigo y volteando a verlo. —Gracias al cielo que estas bien, Sakura, te fuiste sin avisar— regañó ligeramente a la Senadora, habiendo tratado de seguirla lo mejor posible.
—Te ves diferente, Sai— notó el azabache, aunque no sabiendo muy bien por qué.
—Tal vez sea por este atuendo— sugirió él, sujetando la tela de su capa y que lo ayudaba a pasar inadvertido entre el bullicio general.
—No, Sai, creo que se refiere a tu corte de cabello— aclaró Sakura en voz alta, sonriendo ante el despiste de su esposo.
—¿Corte de cabello?— repitió el Uchiha, cayendo en cuenta de ello y observando mejor al pelinegro.
—Claro, hay que verse presentable junto a una Senadora— asintió Sai, disimulando una sonrisa orgullosa al poder afirmarlo.
A imagen de sus lejanos recuerdos de la infancia, Sasuke le revolvió ligeramente el cabello a Sai, viéndolo reír, los años separados habían hecho que ambos tuvieran un estilo totalmente diferente entre sí; Sasuke continuaba teniendo su rebelde y erizado cabello azabache azulado que tanto lo caracterizaba, con un flequillo enmarcando los lados de su rostro y resaltando sus ojos oscuros, mientras que Sai se había dejado crecer el cabello durante sus años de permanencia en Tatooine hasta que este le llegase a los hombros, pero ahora y por decisión propia había elegido cortarlo lo más posible. Sakura era una persona amable, sonriente, dulce y comprensiva, Sai no había sentido, en ningún momento de los meses transcurrido bajo su servicio, que tuviera que cambiar para servirle y protegerla como Sasuke esperaba que hiciera, pero Sai era muy consciente de que estar junto a una Senadora involucraba lucir presentable, por lo que se estaba volviendo cada vez más consciente de su apariencia. Cubriéndole los labios distraídamente con una de sus manos, Sakura buscó minimizar su sonrisa, no había presionado a Sai en lo absoluto para que se cortase el cabello, pero esa había sido su decisión y ella no había podido contradecirlo, menos cuando Ino se había encargado personalmente de ello, siendo muy cercana a Sai tras su regreso a Coruscant tras su Luna de Miel; sonriendo ladinamente hasta entonces, Sasuke suspiró por lo bajo cuando su comunicador comenzó a sonar en su cinturón, extrayéndolo y reconociendo que la llamada provenía de su Maestro…tendría que irse.
—Sasuke, el Consejo requiere de tu inmediata presencia— informó Kakashi con su habitual y estoico tono de voz.
—Iré en seguida, Kakashi— contestó Sasuke antes de terminar con la comunicación. —No quiero ir— se quejó al regresar su atención a su esposa.
—Tienes que hacerlo, Sasuke— instó Sakura acunando el rostro de su esposo entre sus manos. —Te estaré esperando, no importa a la hora que sea— prometió, comprendiendo el deber que se esperaba de ambos y que no podía aguardar.
—Te amo tanto— susurró el Uchiha, inclinándose para pegar su frente a la suya.
Sintiendo que hacía mal tercio—no en el sentido de que sobrara en la escena, pero si sintiendo que debía darles a Sasuke y Sakura la privacidad que ambos merecían como esposo y esposa que eran, aunque contadas personas lo supieran—, Sai lentamente se volvió para darles la espalda a la pareja, acercando sus pasos hacia el umbral del callejón, eligiendo vigilar que nadie se acercase o interrumpiera la despedida de los dos enamorados, mas esbozando una sonrisa discreta y sintiendo como se le aceleraba el corazón por solo pensar en la bella Ino Yamanaka. Sonriendo ante las palabras de Sasuke y que era tan poco expresivo en presencia de otros, pudiendo ser plenamente transparente solo con ella, lo que la hacía sentir profundamente honrada, Sakura cerró los ojos mientras pegaba su frente a la de su esposo, rozando su nariz contra la suya antes de ofrecerle sus labios y que él beso con una devoción que la hizo estremecer, no había una sola gota de deseo en ese beso sino delicadeza, disfrutando del dulce sabor de sus labios con los suyos, separándose una fracción de segundo para recuperar el aliento y luego regresando a devorarlos con igual frenesí, atrayéndola hacia si al envolver sus brazos alrededor de ella, repitiendo con sus acciones una y otra vez lo mucho que la amaba antes de finalmente tener que separarse y abandonar el callejón, forzado a no voltear y tener que retirarse pronto. Melancólica por la partida de su esposo, Sakura espero largos minutos, intercambió una sonrisa con Sai y solo entonces se retiró también, para esperar a Sasuke en su apartamento…
Tener que regresar al templo Jedi y abandonar a su esposa no era precisamente el panorama ideal para Sasuke, quien ralentizó a propósito sus pasos en el camino, meditando en cómo debía tomar responsabilidades que no corresponderían a otro hombre que amara a su esposa, porque para empezar cualquier otro hombre en su posición elegiría sin dudar a la mujer que amaba por sobre cualquier otra cosa, pero Sasuke no podía hacer eso, primero porque su matrimonio debía ser un secreto para la galaxia entera y en especial para la Orden Jedi ya que, de no serlo, seria expulsado de esta. Ser un Jedi había sido el sueño de su infancia y adolescencia temprana, ¿Pero seguía siendo su sueño en ese punto? Su madre habría sacrificado su libertad y largos años a su lado por ello, para permitirle convertirse en un Jedi y aprender a controlar sus poderes en conexión con la Fuerza, pero ciertamente Sasuke había comenzado a albergar otro sueño en su mente y corazón desde aquel lejano día en que había conocido a Sakura en la tienda de Yahiko, ¿No quería decir eso que amarla se había convertido en el sueño de su vida? Con esa idea y bajando la capucha de su abrigo, Sasuke cruzó el umbral del Templo Jedi, inclinando con respeto la cabeza ante los Maestros Jedi a su paso y manteniéndose indiferente en el caso de los Padawan de su edad hasta llegar a las puertas del Alto Consejo Jedi donde Kakashi ya se encontraba esperándolo, de brazos cruzados y con una expresión de visible disgusto por su demora, pero a Sasuke no podría haberle importado menos.
—Sasuke, llegas tarde— increpó el Hatake y ante lo que Sasuke pasó en silencio junto a él, entornando lo ojos con disgusto. —Cuando el Consejo solicita tu presencia, siempre es de suma importancia— recordó en caso de que él no lo tuviera claro.
—¿Qué importa si llego tarde a otro regaño?— cuestionó el Uchiha encogiéndose de hombros, deseando estar en otro lugar en vez de en aquel sitio.
—¿Regaño?— repitió el peligris, sorprendido por la ligereza en su tono de voz. —Ya no eres un niño de once años, Sasuke, pero mientras sigas siendo mi aprendiz, debes obedecerme— recordó pues siempre seria su Maestro, su figura paterna y amigo.
—Tienes razón, ya no soy un niño, y harías bien en recordarlo— espetó el azabache frustrado y más duramente de lo que hubiera querido, lo que no tardo en notar. —Kakashi, lo siento, no quería ofenderte, yo…— se disculpó de inmediato, no creyendo tener el derecho de expresarse de ese modo y menos con él.
—Sasuke, sé que no soy Minato, pero siempre he procurado poder ser un padre para ti, te he visto como un hijo desde que comencé a entrenarte y todo lo que siempre he deseado es que todos vean lo que veo en tu corazón desde que te conocí— disculpó Kakashi, no pudiendo enojarse con él. —Pero no es momento de regaños; hoy el esfuerzo y dedicación de ambos han dado sus frutos— declaró, disimulando su emoción por el trascendental momento que tendría lugar.
—¿A qué te refieres?— inquirió Sasuke, arqueando una ceja y sumamente extrañado.
—Ya lo veras— fue todo lo que contesto el peligris, eligiendo guardar el misterio.
Como única indicación, Kakashi señaló las puertas de la sala del Alto Consejo Jedi, instando a Sasuke ingresar primero, lo que extrañó profundamente a este ya que siempre ingresaban al mismo tiempo o Kakashi primero, y por lo que el Uchiha le dirigió una mirada confusa antes de verlo asentir, acatando su indicación y avanzando hacia las puertas que se abrieron a su paso, confundiéndolo aún más ya que la sala se encontraba sumergida entre las más profundas penumbras, lo que solo se intensificó cuando Kakashi ingresó tras él y las puertas se cerraron. Acatando las indicaciones de su Maestro de todas formas y sabiendo orientarse en la oscuridad por su memoria muscular, Sasuke se situó de pie en el centro de la sala por instinto, y al instante siguiente la estancia se iluminó por todos los Maestros Jedi que encendieron sus sables de luz y que sostenían en sus manos frente a ellos, excepto el Maestro Onoki y que quien lo sostenía hacia abajo...se trataba de una ceremonia, un ritual de ascensión. El Uchiha por fin lo entendía—sonriendo ligeramente—, luego de tantos años de esfuerzo, dedicación, trabajo duro, sacrificio y gran compromiso para con la Orden, estos finalmente habían decidido ascenderlo formalmente a Caballero Jedi, por fin podría llamarse realmente un Jedi y saberlo hizo que el corazón de Sasuke latiera más velozmente a causa de la emoción, bajando la mirada y sintiéndose superado ante el honor que se encontraba frente a él, era lo que había deseado desde el inicio de su entrenamiento, pero obtenerlo superaba todo lo que hubiera esperado.
—Acércate, Padawan— indicó el Maestro Onoki y ante lo que Sasuke obedeció en silencio, apoyando una rodilla en el suelo y bajando la cabeza ante el Gran Maestro del Consejo. —Sasuke Uchiha, en nombre del Consejo, por voluntad de la Fuera, ahora te nombro Caballero Jedi de la República— declaró con gran solemnidad y siendo esta una decisión unánime por parte del Alto Consejo de la Orden Jedi.
Habían existido votos a favor y en contra, por múltiples razones, pero al final todos los miembros del Alto Consejo habían concluido que lo mejor que podían hacer tanto por la Orden como por la guerra y la República era ascender a Sasuke, y poder presenciarlo hizo sonreír de orgullo a Kakashi bajo la máscara, sintiéndose como un padre que veía triunfar a su hijo, porque había visto a Sasuke de esa forma desde que lo había tomado bajo su tutela y protección hacía ya casi nueve años y contando; tan pronto como el Maestro Onoki pronunció esas palabras, cortó con un solo movimiento de su sable de luz la trenza de Padawan que Sasuke había llevado hasta ese momento y que cayó al suelo, ante lo que el Uchiha no dudo en erguirse e inclinar respetuosamente la cabeza ante los Maestro Jedi, tanto en señal de agradecimiento por su decisión, como prometiendo estar a la altura de lo que todos esperaban de él, mas observando por el rabillo del ojo su trenza de Padawan, sabiendo quien merecía y querría quedarse con ella...Sabiendo por las palabras de Sasuke que él haría todo cuanto estuviera en su poder para que se encontraran esa noche, Sakura se encontraba teniendo una tarde de relajación en su apartamento, compartiendo una sonrisa con Ino quien la ayudo a envolverse en una bata de encaje negro para cubrir el sencillo camisón de escote recto que exponía sus hombros y que vestía tras salir del baño, aun con el cabello húmedo y que ella terminó de secarse con una toalla cuando Sai carraspeó desde el umbral de su habitación para anunciar respetuosamente su presencia y no incomodarla.
—Adelante— indicó Sakura mientras Ino comenzaba a pasar el peine por sus rizos rosados. —¿Sucede algo, Sai?— inquirió ante el silencio del pelinegro.
—Sasuke envió algo para ti— contestó Sai acercando sus pasos y deteniéndose tras la Senadora, ofreciendo el regalo con sus manos.
—¿Qué es?— solo entonces la Haruno se volvió, cubriéndose los labios a causa de la emoción. —No puedo creerlo…— susurró abrumada y con una deslumbrante sonrisa.
Haciéndose a un lado al entender de inmediato que la atención de Sakura estaba concentrada en algo más, Ino intercambió una discreta sonrisa con Sai y viceversa, ambos regresando toda su atención a Sakura quien sostuvo cuidadosamente la trenza Padawan de Sasuke de las manos de Sai a las suyas, con lágrimas en los ojos ya que hace apenas unas horas ambos se habían despedido luego de reencontrarse por primera vez en meses, ella había sentido la textura de aquella trenza bajo sus dedos al halarlo hacia si y besarlo, había estado tan acostumbrada a ello...pero no era gran pérdida sino todo lo contrario, era motivo de una inmensa alegría para ella pues significaba que su Sasuke ya no era más un Padawan sino un verdadero Jedi. Conociendo el lugar perfecto para guardar algo tan valioso y significativo para ella, Sakura se acercó a su tocador donde entre todos los perfumes y joyas valiosas siempre mantenía un pequeño joyero color ámbar con el emblema de Naboo en la tapa, obsequio de su hermana Yuna para toda su preciada joyería y que abrió; en su interior se hallaba el collar que Sasuke le había obsequiado hacía ya casi nueve años y que usaba cada vez que sentía que él le faltaba, y ahora la trenza de Padawan de su esposo y que la pelirosa depositó cuidadosamente en el interior, cubriéndose los labios a causa de la incontenible emoción, mas no solo por ello, también deseaba poder hacer algo para retribuirle a Sasuke la inmensa alegría que sentía por sus logros, y alzando la mirada vio a Naruto en el reflejo del espejo, dándole la respuesta que ella buscaba.
—Naruto, necesito pedirte un favor— solicitó la Haruno volteando a verlo y sin dejar de sonreír.
—Lo que sea— asintió el Uzumaki, ayudándola siempre en todo lo que pudiera.
Aunque Sasuke no lo hubiera dicho en su último encuentro, si se lo había comentado en uno de sus mensajes a través de su agenda electrónica en las semanas previas, por lo que Sakura estaba al tanto de lo doloroso que había sido para su esposo perder a Karin quien había sido su compañera astromecánica y copiloto en las distintas misiones que había llevado a cabo desde el inicio de la guerra y antes, había sido una de las pocas personas a las que había podido llamar amiga; ella había vivido eso con Pavlin, hacia meses atrás, pero el dolor había sido más llevadero con la compañía de otras amigas muy queridas para ella como eran Matsuri quien estaba de regreso en Naboo, y actualmente Hinata e Ino. Sasuke no lo decía, pero Sakura sabía que él estaba sufriendo y la mejor forma de aliviar ese dolor era con la compañía de un amigo con quien pudiera ser el mismo, con quien pudiera sincerarse y hablar de lo que quisiera, lo que no podría hacer con Kakashi y no solo porque ahora Sasuke fuera un Caballero Jedi y tuviera mayores obligaciones—lo que también implicaba que se iría al día siguiente, lo sentía en su corazón—, sino porque Kakashi no podía saber de su relación…pero Naruto si sabía de ello, Naruto conocía a Sasuke desde el mismo tiempo que ella, podía aconsejarlo, ayudarlo y asistirlo como nadie más podría, y como astromecánico nadie cuestionaría su presencia en el frente, era perfecto. Indicándole a Sai e Ino que se retiraran, Sakura acercó sus pasos a Naruto, y al tenerlo delante le expuso su plan con aire cómplice, recibiendo la inmediata y desinteresada aprobación del Uzumaki.
Tenía su propio regalo para Sasuke.
Observándose minuciosamente ante el espejo luego de que el sol se ocultase, Sakura sonrió al recordar el día de su boda y teniendo en ese momento un sentir muy parecido; desearía tener mucho tiempo para celebrar la promoción de su esposo a Caballero Jedi, pero un nuevo rango implicaba nuevas obligaciones, y Sakura ya estaba enterada por un mensaje de su parte que sería enviado al frente de guerra a la mañana siguiente y que nuevamente pasarían semanas o meses sin verse, por lo que deseaba que esta noche fuera perfecta, y estaba comprometida a hacerlo posible. La Senadora Haruno había elegido un elegante pero sencillo vestido de seda azul pastel con reflejos más claros de lentejuelas que brillaban contra la luz, de escote corazón y acampanadas mangas de gasa transparente que dejaban expuestos sus hombros, con sus largos rizos rosados cayendo sobre sus hombros y tas su espalda, adornados por una diadema de hilos de plata que enmarcaba su rostro como los largos pendientes que le rozaban los hombros, y alrededor de su cuello se hallaba el collar en forma de tulipán que Sasuke le había obsequiado hace nueve años. Viendo a Sai aparecer en el umbral de su habitación, Sakura supo que Sasuke estaba en camino y por lo que alisó nerviosamente la falda de su vestido, dándose una última mirada al espejo antes de dirigirse a la sala, deteniéndose solo un instante antes de que las puertas se abrieran y Sasuke ingresara, observándola de arriba abajo de inmediato y haciéndole saber que había superado sus expectativas como siempre, lo que la hizo elevar el mentón con fingida arrogancia.
—Caballero Jedi— saludó Sakura inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.
—Senadora— correspondió Sasuke procediendo a reverenciarla con gran respeto.
Era un protocolo falso, ninguno de los dos necesitaba dirigirse al otro con respeto en la intimidad de su espacio privado, donde nadie los molestaría o interrumpiría, donde podían ser solo ellos mismos...ambos solo usaban sus títulos para hacer un contraste de lo que habían sido horas atrás en su último encuentro y lo que eran ahora; Sasuke había sido un Padawan, pero ahora era un Caballero Jedi, él más joven en la historia de la Orden Jedi, y aun no cumplía veinte años. Sonriendo deslumbrante de alegría, Sakura se apresuró en eliminar cuanto antes las distancias entre Sasuke y ella, corriendo a abrazarlo y siendo atraída hacia su esposo por los brazos de Sasuke, quien no dudo en cargarla mientras la abrazaba, haciéndolos girar por la sala entre risas casi infantiles, ambos eufóricos de alegría y sintiendo como todo iba a mejorar, una alegría contagiosa para Naruto y Sai quienes se encontraba de pie en el umbral de la estancia, tanto para servir a ambos como por indicaciones previas de parte de Sakura. Riendo y expresándose de esa manera que siempre se prohibía en presencia de terceros, Sakura regresó a la realidad en brazos de su esposo tan pronto como este la dejo sana y salva sobre uno de los divanes de la sala, recostándola lentamente y tumbándose encima suyo, recargando su peso en sus brazos para no aplastarla, teniendo aquella sonrisa ladina y ese brillo en sus ojos que la hacía estremecer, sabía que era única para él que la observaba con irrefutable deseo, devorándola con la mirada a cada momento.
—Felicidades— sonrió Sakura, sintiendo que las palabras no bastaban para expresar lo que sentía, acunando suavemente el rostro de su esposo entre sus manos.
—Esta sonrisa es más importante para mí que la aprobación de todo el Consejo Jedi— proclamó Sasuke rozando su nariz contra la de ella en la posición en que estaban.
—Adulador— reprendió la Haruno, aunque sintiéndose profundamente honrada por sus devotas palabras mientras se sentaba lentamente sobre el diván.
—Hablo en serio— aseguró el Uchiha, fingiéndose ofendido y sentándose correctamente sobre el diván ante la mirada que elle le dirigió.
—Si claro— bromeó ella, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello y atrayéndolo en un abrazo, —y hablando en serio; tú me diste un presente y ahora yo quiero darte un presente a ti— expuso, teniendo la completa atención de Sasuke. —Sé que, desde la muerte de Karin, volar en las misiones no ha sido, y quiero que estés a salvo a partir de ahora— comenzó a explicar, viendo asentir a Sasuke y quien espero a que terminase de hablar. —por lo que Naruto se ofreció a acompañarte desde mañana en todo lo que necesites— reveló por fin, volviendo la mirada hacia el Uzumaki.
—¿En serio?— el azabache volvió la mirada hacia el rubio, absolutamente abrumado.
—No te alegres tanto, tendrás que aprender a soportarme— advirtió Naruto con fingida arrogancia, y sabiendo que ese no era el momento para celebrar eso. —Vamos, Sai, sirvamos la cena— indicó a su amigo, antes de que esos dos se devorasen mutuamente y en privado.
Naruto había estado con ella desde su subida al trono—inicialmente como solo un astromecánico, luego ascendiendo como su escolta personal y su mano derecha en asuntos que requieran apoyo logístico—y la había acompañado en sus desventuras como actual Senadora de Naboo, pero en su cargo Sakura no creía necesitar tanto apoyo o protección, y además ahora contaba con la presencia de Sai quien era como un hermano para Sasuke, ¿Qué más podría pedir? Sasuke le había obsequiado el collar que ella llevaba alrededor del cuello y que ella palpó apropósito—entrelazando una de sus manos sobre la suya y situándola sobre este—y ahora su trenza de Padawan: Sakura sentía que lo mínimo que podía hacer por él era darle un compañero de viajes en quien confiar, un amigo y alguien con quien pudiera sincerarse cuando todo pareciera ir en picada. Sintiendo que debía hacer todo lo que estuviera en su poder para cuando menos tener una relación normal con su hermosa esposa, Sasuke se tragó el nudo de emoción que sintió en la garganta, acercando su rostro al de Sakura para besar devotamente sus labios y sin soltar la mano de ella; Sakura siempre podía entenderlo mejor que nadie, ella podía anticipar sus necesidades o carencias y actuar, ella siempre sabía que hacer o decir para tranquilizarlo y, perdiendo la cuenta de cuantas veces lo había hecho desde que la conocía, Sasuke nuevamente agradeció a la fuerza y al universo por haber encontrado a una mujer tan maravillosa y que lo amara tanto como él la amaba a ella. Poder vivir por ella era la razón de su vida…
La cena estaba probando ser simplemente maravillosa, aunque todo lo que interiormente estuviera deseando Sasuke fuera cargar en brazos a su esposa y retirarse a la intimidad de su habitación para hacerle el amor hasta perder el sentido y solo pensar en ella por los próximos meses que sentía habrían de pasar separados; poder disfrutar de las pequeñas cosas era igualmente sublime y placentero, intercambiando cómplices y significativas miradas entre si mientras comían hasta dejar limpios sus respectivos platos casi al mismo tiempo, Sasuke conteniendo su voraz apetito ante tantos meses de raciones de supervivencia y no la exquisita comida que su dulce ángel siempre tenía para ofrecerle, no queriendo arruinar el ambiente entre ambos, siempre buscando mantener la deslumbrante sonrisa que veía en su rostro. De los dos, Kakashi era siempre quien sabía cómo comportarse con elegancia, dignidad y toda la prestancia que quizás correspondía a un Jedi y por lo que desde el inicio de la guerra se había ganado el apodo de "El Negociador" por su tacto y astucia política, por lo que Sasuke normalmente no perdía el tiempo en intentar imitarlo, mas sabía cómo comportarse en presencia de su esposa, limpiándose con cuidado con la servilleta tras terminar su cena, sin necesidad de prestar atención a los detalles sino que observando en silencio la belleza de Sakura quien sonrió cuando Hinata termino de servir dos copas de vino para ambos, por supuesto que Sasuke no acostumbraba a beber, pero esa noche era tan especial merecía la pena hacer una excepción.
—Es una anfitriona maravillosa, mi lady— apreció Sasuke sinceramente, mas refiriéndose a su esposa con un fingido aire distante y aristocrático.
—¿Por qué siento que siempre te estás burlando de mí?— inquirió Sakura sin hacer desaparecer su deslumbrante sonrisa
—Porque me gusta hacerte reír— contestó el Uchiha, sabiendo que siempre lograba su propósito.
—Pues te felicito, eres bueno en eso— celebró la Haruno, incapaz de sonreír tanto con nadie más que no fuese él. —Hagamos un brindis, por los nuevos tiempos— sugirió al sostener su copa de vino.
—Por los nuevos tiempos— secundó el azabache, chocando su copa contra la suya antes de que ambos dieran un trago al vino al mismo tiempo. —Es fuerte— notó, carraspeando para aclararse la garganta.
—No seas infantil— reprochó la pelirosa ante su falta de tolerancia, dando ella el ejemplo al beber de un trago el contenido de su copa. —¿Ves?— demostró, dejando su ahora vacía copa sobre la mesa ante la sorprendida mirada de su esposo.
—¿Estás tratando de emborracharme?— cuestionó Sasuke fingiéndose sorprendido ante su desafío.
—Creía que un Jedi podía controlarse mejor— refutó Sakura, no necesitando de ningún tipo de artificio para seducirlo.
No era solo lo mucho que se conocían el uno al otro y lo profundo que era su vínculo, también estaba el hecho de que ambos eran la primera vez del otro y por ende eran conscientes del fuego que habían desperado en el otro desde su noche de bodas, por lo que solo estar en la misma habitación hacía que ya comenzase a arder el deseo entre ambos sumado a lo reciente que era su matrimonio, en esas circunstancias era fácil para Sakura sentirse y creerse hermosa, así como permanentemente deseable a ojos de su esposo. Imitando a su esposa aunque el alcohol no fuera su fuerte, Sasuke bebió el restante contenido de su copa, apretando ligeramente los ojos y que hizo reír a la pelirosa porque había bromeado, ella era nubiana y por ende estaba acostumbrada a lo fuerte que era el licor de su mundo natal, pero Sasuke no, mas agradecía su compromiso, indicándole que se levantaran de la mesa ahora que la cena había terminado y sujetándose de su brazo mientras cruzaba hacia la sala, agradeciendo en su camino a Hinata e Ino quienes procedieron a levantar la mesa junto a Sai y Naruto, dándole la suficiente privacidad a la pareja, que observó el cielo estrellado a través de los ventanales de la sala. La noche era el momento perfecto para estar juntos y disfrutar de su privacidad, los hacía sentir seguros, pero también les recordaba silenciosamente el tic-tac del reloj en sus corazones, el tiempo estaba corriendo y era solo cuestión de horas que se separasen y no se viesen por meses, era sumamente doloroso, aunque ambos se esforzaran en no pensar en ello.
—¿Qué pasa?— preguntó Sakura ante la mirada reflexiva y la sonrisa ladina que veía en el rostro de su esposo.
—Hace unos días estaba durmiendo en una tienda de campaña con otros cuatro Jedi, ninguno de los cuales era un gran admirador de la higiene personal, debo añadir— comentó Sasuke, viendo una divertida sonrisa adornar los labios de su esposa, —y ahora estoy disfrutando de una maravillosa velada con una hermosa Senadora en el edificio más exclusivo de Coruscant— comparó, profundamente honrado por ello.
—Espero que encuentres esto mejor— fue todo lo que la Haruno pudo sugerir, entendiendo su deleite para con la ocasión.
—No sé, aún estoy tratando de decidir— difirió el Uchiha observándola de arriba abajo.
—¿Puedo hacer algo para convencerte?— inquirió la pelirosa deteniendo sus pasos y estando frente a frente con él
—Absolutamente— asintió el azabache, sintiendo que ya no tenía porque contenerse.
Hinata, Ino, Sai y Naruto estaban retirando la mesa en la habitación contigua, ambos se encontraban a solas, por lo que no soportando más la palpable tensión en el ambiente, Sasuke atrajo el rostro de Sakura, besándola apasionadamente, buscando envolver su lengua con la de ella y que le correspondió de inmediato, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello, elevándola del suelo y dirigiéndose hacia él diván sobre el que los recostó, él encima de ella, amasando sus pechos a través de la tela y finalmente descendiendo las mangas de este para que la tela se acumulara alrededor de su cintura. Ebrio de deseo por su esposa, Sasuke envolvió sus brazos alrededor de su estrecha cintura, haciéndola sentarse sobre su regazo, sintiendo el roce de sus pechos a través de su ropa, descendiendo sus labios por los lados de su cuello hacia el valle entre sus pechos, aprisionando uno de sus pezones entre sus labios, sintiendo a Sakura arquearse contra él y escuchándola gemir su nombre mientras jugaba con su cabello, animándolo a más a cada momento. Sintiendo su piel febril bajo el tacto de Sasuke, Sakura envolvió sus piernas alrededor de las caderas de él, sintiendo su miembro a través de la ropa, y no creyendo poder soportar no tenerlo en su interior por más tiempo, Sakura no tardó en deslizar una de sus manos entre los cuerpos de ambos hasta dar con su cinturón y que desabrochó haciéndolo caer al suelo junto con su sable de luz, pero Sasuke la detuvo cuando ella intentó desabrocharle los pantalones.
—No te precipites, ángel, tenemos tiempo— sosegó Sasuke, no queriendo ir tan rápido y deseando disfrutar lo más posible de esa noche…su noche.
Frunciendo el ceño con extrañeza ante la negativa de Sasuke, el desconcierto de Sakura no hizo sino crecer aún más cuanto el Uchiha le separó las piernas y se volvió hacia la mesa baja junto al diván, tomando dos rosas del jarrón sobre esta y que desarmo para sostener los pétalos en sus manos; Sakura siguió sin entender hasta que Sasuke se inclinó para besarla, descendiendo por su cuello hacia el valle entre sus pechos y dejando caer a su paso los pétalos de rosa y que la hicieron temblar mientras sentía como Sasuke besaba y amasaba sus pechos a su paso. La sensación de los pétalos de rosa sobre su piel y las manos de Sasuke amasando sus pechos fueron el distractor perfecto y que la hizo gritar de sorpresa y placer entremezclados, sintiendo a Sasuke acomodar sus piernas sobre sus hombros y devorar frenéticamente su intimidad, penetrando en su interior con su lengua, no dándole tiempo a protestar bajo sus atenciones sino que solo sentir hasta alcanzar el orgasmo, gritando fuertemente su nombre, justo lo que él quería y que lo hizo sonreír ladinamente, terminando de alzarle la falda del vestido y relamiéndose los labios con deleite mientras volvía a recostarse sobre ella, desabrochándose los pantalones mientras se acomodaba entre las piernas de su esposa, no molestándose ambos en quitarse la ropa. Sakura sentía su piel arder de deseo, acababa de experimentar uno de los mejores y más abruptos orgasmos de su vida y nada la preparó para sentir de golpe como Sasuke penetraba en su interior, echando la cabeza hacia atrás y atrayendo las caderas de él hacia si con sus manos y sus piernas, gimiendo su nombre.
Era la sensación más malditamente obscena y era simplemente perfecta para Sakura, su esposo se sentía tan grande en su interior, habían sido meses separados y a su manera era básicamente como si volviera a ser su primera vez, solo que ambos sabían bien como complacer al otro y no tenían por qué esperar, moviendo sus cuerpos en respuesta uno contra el otro; Sasuke comenzó a moverse más rápido en el estrecho interior de su esposa, penetrando profundamente y recibiendo a cambio sus melodiosos gemidos entrelazados con su nombre, sintiendo las piernas de Sakura envolverse firmemente alrededor de sus caderas, permitiéndole llegar más profundo y haciendo que ambos gimieran de placer, buscando los labios del otro y envolviendo sus lenguas apasionadamente. ¿Qué imagen debían estar dando? Ambos aun parcialmente vestidos y amándose como animales sobre aquel diván, y simplemente no les importaba, solo amarse y disfrutar de su noche; envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de Sakura y sin abandonar el interior de su esposa. Sasuke la cargó en sus brazos de tal modo que él estuviera de rodillas en el suelo y ella sentada en el borde del diván, exactamente sobre su regazo, volviendo a embestir en su interior y viendo como Sakura sujetaba el borde del diván con sus manos hasta que sus nudillos se volvieran blancos, lo que lo hizo cerrar los ojos para saborear las nuevas sensaciones de aquella posición; aún estaba aprendiendo sobre como complacer a su esposa, pero su cuerpo sabía qué hacer en respuesta las reacciones de ella.
Manteniendo sus piernas firmemente alrededor de las caderas de Sasuke, Sakura meció animosamente sus caderas contra las suyas para recibir sus embestidas, y el erótico sonido de sus cuerpos moviéndose el uno contra el otro solo los instó a moverse más rápido y con más fuerza en busca del clímax; sus cuerpos encajaban tan perfectamente que ambos interiormente no pudieron evitar preguntarse si habían nacido el uno para el otro. Sintiendo un nuevo orgasmo a punto de llegar, Sakura envolvió sus brazos alrededor de los hombros y espalda de su esposo, besando sus labios entre jadeos desesperados, susurrándole lo cerca que estaba de acabar, temblando de anticipación y arqueándose contra Sasuke, gritando su nombre y arañándole la espalda al alcanzar el clímax. Sakura se habría desplomado sobre el diván, sin fuerzas, pero Sasuke se lo impidió, abrazándola fuertemente contra él y penetrando en ella hasta derramarse en su interior, anclándose a su esposa, gruñendo roncamente y jadeado contra el costado del cuello de ella, meciendo sus caderas contra las suyas para disfrutar la sensación post-coito a la par que recuperándose lentamente. Rompiendo ligeramente el abrazo que los unía, Sasuke pegó su frente a la de su esposa, acunando suavemente su rostro entre sus manos, y finalmente irguiéndose del suelo con ella en brazos, sin abandonar su interior—aun estando completamente vestido de cualquier forma—, y dirigiendo sus lentos pasos con ella abrazada a él hacia su habitación para continuar con su despedida.
La noche era solo suya.
El amanecer llegó demasiado pronto para Sakura quien fue la primera de los dos en despertar, Sasuke y ella se habían pasado la noche entera amándose hasta el cansancio, no buscando saciar su deseo y que parecía imposible, sino buscando básicamente dejar cualquier huella en el cuerpo del otro para hacer más tolerable la espera que habrían de intentar sobrellevar hasta que volvieran a verse; Sasuke abrió los ojos tan pronto como el sol emergió en el horizonte, esbozando una sonrisa al saberse observado por Sakura sentada a su lado y quien portaba un angelical camisón de seda y encaje blanco, de inocente escote en V anudado en el escote, ceñido bajo el busto para distorsionar su figura y de mangas abullonadas hasta los codos donde se volvían holgadas y se ceñían en las muñecas, con un corte en el interior que exponía sus brazos, falda de velo y con sus largos rizos rosados cayendo sobre sus hombros y tras su espalda. Dejando libre un suspiro, Sasuke se levantó de la cama al mismo tiempo que Sakura, quien lo ayudó a vestirse prenda por prenda, acomodando su rebelde cabello azabache y compartiendo un último beso y abrazo, dirigiéndose el uno al otro lo mucho que se amaban antes de separarse, Sasuke abandonando el apartamento junto a Naruto quien lo seguía como su astromecánico, en un viaje doloroso a bordo del caza estelar del Jedi hacia el templo Jedi, muy doloroso al menos para Sasuke quien no tuvo humor alguno al momento de llegar al hangar donde el Hatake ya se encontraba esperándolo, y a quien el Uchiha saludó con la mirada.
—¿Dónde estuviste anoche, Sasuke?— cuestionó Kakashi mientras veía a Naruto preparar el caza estelar como astromecánico para el viaje.
—Tenía algunas cosas de que ocuparme, cenar, por ejemplo— contestó Sasuke llanamente, no deseando profundizar en el tema.
—Hazme un favor, si vas a mentir al menos intenta parecer convincente— pidió el Hatake acercándose a su antes Padawan para que su conversación fuese privada.
—Si hago o dejo de hacer algo, Kakashi, es mi asunto— protestó el Uchiha con voz seria. —No tengo diecisiete años, no necesito decirte que hago cada dos minutos— nunca le había contado todo en cualquier caso debido a esa actitud para con él.
—Oh, entonces así le llamas a visitar a la Senadora Haruno— concluyó el peligris de inmediato, haciendo que Sasuke se congelase en su sitio y apartase la mirada. —Yo puedo dejarlo pasar, Sasuke, se bien que Sakura es importante para ti y no desapruebo su amistad, pero el Consejo no sería tan tolerante si descubriera tu apego con ella— recordó no queriendo que arriesgara todo.
Si su preocupación como Maestro y figura paterna había sido grande antes, ahora era aún mayor ya que antes Sasuke había sido un Padawan y por ende cualquier error o falta al código de la Orden podía ser atribuido a su juventud y rebeldía innata, pero ahora ya no era un Padawan sino que era un Caballero Jedi, el código se aplicaba a él de forma aún más estricta y por ende no se perdonaría ninguna falta a los ideales que imperaban en los Jedi, y con mayor razón lo último que Kakashi querría era que Sasuke arriesgase todo su prometedor futuro como un indudable Maestro Jedi—y puede que parte del Alto Consejo si continuaba con una prometedora carrera como la que ya tenía—debido a sus sentimientos por la Senadora Haruno. Sakura era una buena persona, Kakashi la conocía y respetaba profundamente, también era una mujer muy hermosa, aunque el Hatake solo la viera como una niña a la que proteger y cuidar…mas sabía que, aunque ella pudiera corresponder a los sentimientos que Sasuke sentía por ella, ello no conduciría a nada, una relación jamás sería posible y por ende lo mejor que Sasuke y ella podían hacer era intentar continuar con sus vidas y no perjudicarse el uno al otro lo más posible. Agradeciendo que en ese momento Naruto se ocupara de la nave y fingiera no escuchar su conversación, teniendo en él un amigo, Sasuke cerró los ojos un momento y se esforzó por controlar la ira que sentía ante la falta de comprensión de su Maestro, porque Sakura no era ningún interés pasajero, sino que su esposa y él le debía el mayor de los respetos, incluso mas que a él.
—No tienes que preocuparte por mí, Kakashi, puedo cuidarme solo y manejar mi propia vida— contestó el Uchiha, manteniendo su postura al respecto.
—Sé que eres muy capaz, Sasuke, y es por eso qué debo decirte esto— insistió el Hatake, no pudiendo ignorar el tema. —Sé que a tu edad es inevitable desear transgredir los límites establecidos, pero sabes bien que no puedes enamorarte, tienes que aprender a vivir sin los apegos— los Jedi tenían reglas muy claras.
—No me sugieras eso, Kakashi, me repugna— protestó Sasuke, conteniéndose enormemente para no elevar la voz ante lo que le estaba sugiriendo. —Se bien que otros Padawan incluso menores que yo han visitado a prostitutas, pero yo no lo haré— no lo había hecho antes ni lo haría nunca, jamás podría traicionar a Sakura bajo ningún concepto. —El código prohíbe que ame a Sakura, que tenga una relación monógama y normal con ella, pero aprueba que deje dinero a una mujer cualquiera y que no conozco para tener sexo sin sentido, mientras siga sus principios de no apego, ¿Eres consciente de lo bajo qué es eso?— sonaba bajo incluso para un ex esclavo como él.
—No me siento orgulloso por ello, Sasuke, pero tú elegiste esta vida y debes aprender a vivirla, no hay otra opción— espetó Kakashi, cumpliendo su deber de recordarle la realidad ya sea que él quisiera verla o no.
Esa parte no explicita del código Jedi repugnaba a Sasuke, por mucho que sus sentimientos por Sakura solo hubieran crecido con el paso del tiempo, en ningún momento se le había pasado por la cabeza desahogar su deseo con otra mujer, desde el principio había tenido claro que Sakura era la mujer con quien deseaba compartirlo todo, el amor, la vida, la intimidad, y solo quería pertenecerle a ella por completo, jamás podría ni siquiera pensar en otra mujer y no era solo por sus votos matrimoniales sino porque amarla era un compromiso absoluto para él. ¿Por qué Kakashi no podía ser tan comprensivo como Sakura o un ápice de comprensivo de lo que era el Canciller Shimura? Porque Sasuke confiaba más en él de lo que confiaba en su Maestro, ¿Por qué Kakashi no podía entenderlo? No queriendo seguir tocando un tema que para él estaba cerrado y zanjado, Sasuke le dio la espalda a Kakashi para no continuar discutiendo, dirigiendo sus pasos hacia su caza estelar que Naruto informó estaba preparado y por lo que el Uchiha no perdió el tiempo, abordando este y errando de inmediato la cabina, intercambiando una mirada con su Maestro y encendiendo el motor con la asistencia del Uzumaki—ambos sonriéndose ladinamente entre si—despegando del hangar hacia el crucero estelar que ya se encontraba orbitando Coruscant y que habría de abordar para llegar al sistema que el Alto Consejo Jedi le había ordenado defender; Christophsis, en el Borde Exterior, mas rogando en silencio a la Fuerza poder regresar con Sakura muy pronto esta vez…
Semanas Después/Christophsis, Borde Exterior
Inicialmente Sasuke se había unido ilusionado al nuevo frente de guerra, estaba decidido a que esta vez su separación para con su esposa no fuese tan prolongada, en su mente podía verse un par de semanas en el frente de guerra y luego regresando a Coruscant con su ángel…pero para su desgracia aquella visión solo fue una ilusión, pues el conflicto se había estancado debido a la última estrategia del conde Madara de Serenno; tomar el control de las principales rutas del hiperespacio, aislando a la República de gran parte de su ejército, lo que no se solucionaría de encontrar un sistema que les permitiera moverse sin internarse en el campo de batalla y morir en el intento. Estaban en Christophsis desde hace semanas y Sasuke estaba impaciente, pero se mantenía exteriormente tranquilo mientras se acercaba hacia el área de aterrizaje en compañía de su antes Maestro, al ver que una nave de la República se acercaba a la superficie, y ambos esperaban que se tratase de los refuerzos que necesitaban. El Uchiha vestía una camisa gris oscuro de cuello en V bajo una túnica de terciopelo marrón oscuro que se ceñía a su cuerpo por un fajín de la misma tela y sobre esta un cinturón de cuero negro donde reposaba su sable de luz, a juego con la chaqueta o capa superior de la túnica hecha de cuero negro, pantalones de cachemira marrón oscuro, botas de cuero negro, y vestía una especie de armadura color negro que abarcaba la mitad superior del torso, de cuello alto y redondo, sus brazos y el dorso de sus manos, con el emblema de la orden Jedi de color azul en las hombreras.
—Parece que los refuerzos llegaron— apreció Sasuke cruzando ambos brazos por sobre su pecho.
—Se acabaron nuestros problemas; tropas nuevas, provisiones— secundó Kakashi a su lado, pues eso es lo que más necesitaban. —Tal vez mi nuevo Padawan venga con ellos— agregó, sabiendo que los Maestros veían aquella idea con buenos ojos.
—¿En verdad te parece buena idea involucrar a un Padawan en todo esto?— cuestionó el Uchiha ante el duro contexto de la guerra y que no le desearía experimentar a nadie.
—Tú sobreviviste— se defendió el Hatake, no creyendo haber hecho mal su labor.
—Yo se cuidarme solo desde antes de que nos conociéramos— difirió el azabache, no estando orgulloso de su pasado, mas estando preparado para todo por ello. —Créeme, nadie te hará perder tanto la paciencia— vaticino, conociendo su propio carácter.
—Es un buen punto— asintió el peligris, no pudiendo negar aquello. —También deberías solicitar un Padawan ahora que eres un verdadero Jedi, serias un buen Maestro— sugirió, pues ello probaría su talento y prometedor futuro.
—No, gracias— negó Sasuke, no creyendo tener las cualidades para enseñar a alguien.
—Sasuke, enseñar es un privilegio, y es parte de la responsabilidad de un Jedi entrenar a la siguiente generación— recordó Kakashi, habiéndolo aprendido al tenerlo a él bajo su tutela y considerando oportuno que su antiguo Padawan hiciera igual.
—Un Padawan solo me frenaría— persistió el Uchiha, manteniendo su postura.
A semejanza de su antes Padawan, Kakashi vestía su típico atuendo de Jedi; una camisa negra de cuello alto bajo una túnica de terciopelo crema que se ceñía a su cuerpo por un fajín de la misma tela y sobre esta un cinturón de cuero marrón rojizo donde reposaba su sable de luz, pantalones de cachemira negra y botas de blancas como su armadura, semejante a la que usaban los soldados clones y que cubría su pecho, sus brazos y el dorso de sus manos, con el emblema de la orden Jedi de brillante color rojo en las hombreras, ambos deteniéndose a un par de pasos de la nave de la República y que aterrizó un instante antes de que la rampa comenzase a descender. Lo único que podría cambiar la difícil situación que se vivía en aquel sistema serian cuando menos las tropas suficientes para brindar descanso a las que ellos ya tenían o para brindar el apoyo que tanto necesitaban para culminar con el sitio y continuar moviéndose hacia los otros sistemas, pero los sorprendió enormemente quien descendió de la rampa de la nave. Se trataba de una chica de doce o trece años—no aparentaba más—, baja de estatura y de físico delicado, menudo, ataviada en un inocente vestido verde oliva de escote corazón, mangas acampanadas que casi le cubrían las manos, falda de velo y encima una chaqueta color naranja de escote redondo ligeramente más bajo, sin mangas y cerrado por ocho pequeños botones hasta la altura del vientre donde la falda se abría en A, y tenía largo cabello rubio claro que se encontraba recogido en una coleta y que caía en ondas sobre sus hombros.
—¡Es una niña!— Naruto chilló de pie junto a los dos Jedi, enternecido y conteniéndose enormemente para no correr a abrazar a tan adorable chica.
—Si…— asintió Sasuke con extrañeza mientras la chica se detenía frente a Kakashi y él a quienes reverencio con respeto. —¿Quién se supone que eres?— inquirió, confundido por su presencia.
—Me llamo Chino Chinoike, el Maestro Onoki me envió— se presentó la rubia con una inocente sonrisa. —Dice que deben volver al Templo Jedi de inmediato, es por una emergencia— expuso tal y como le habían indicado que hiciera.
—No sé si ya lo notaste, pero aquí también tenemos una emergencia— señaló el Uchiha, no pudiendo cumplir aquella orden.
—El sistema de comunicación ha estado fallando un poco, pero necesitamos ayuda— secundó el Hatake, igualmente sorprendido por la llegada de la joven.
—El Maestro Onoki no sabía nada sobre ustedes, por eso me envió para darles el mensaje— contestó la Chinoike, sorprendida por la problemática presente.
—Genial, ni siquiera saben que estamos en problemas— gruñó el azabache con la paciencia colmada, dándole la espalda a la chica e intentando pensar.
—Quizás puedan enviar un mensaje desde el crucero que acaba de traerme— sugirió Chino, queriendo ser de ayuda de ser posible.
Inocente, joven—de solo catorce años—pero esforzada pese a su físico menudo y su temprana edad, Chino estaba desesperada por aprobación y aceptación, más aún de parte de quien iba a convertirse en su Maestro y quien supervisaría su entrenamiento a partir de ese día como el Maestro Onoki le explicado claramente antes de que ella se embarcase en el Crucero Espacial que la había traído hasta al orbita de Christophsis, mismo Crucero que ahora ella ofreció a los dos Maestro Jedi, en espera de poder ser de ayuda y no una carga con su presencia. Intercambiando una mirada entre sí, no sabiendo como interpretar la ayuda que Chino había traído—quien bajo respetuosamente la cabeza—y que ya significaba establecer comunicación con el templo Jedi, lo que ellos no habían podido hacer desde hace semanas, Kakashi y Sasuke se dijeron todo sin necesidad de articular palabra alguna, indicándole a Chino que los siguiera a bordo de la nave en que ella acababa de llegar junto a Naruto además, esperando poder establecer comunicación con el Maestro Onoki o con el templo en Coruscant, o cuando menos enviar un mensaje claro y del que pudieran obtener respuesta. El tema de la joven Padawan asignada a Kakashi, aparentemente pues no había otra posible explicación para ambos en ese momento, habría de esperar y ello quedó suspendido en el aire mientras cruzaban el umbral de la nave, sin incomodar a Chino quien repitió incansablemente el código Jedi en su mente, intercambiando una amistosa sonrisa con Naruto quien se mostró de lo más amable.
No quería decepcionar a su futuro Maestro.
—Maestro Hatake, me da gusto que Chino lo haya encontrado— comentó el Maestro Onoki tan pronto como se estableció la comunicación en ambas direcciones.
De pie y congregados en el ala de reuniones al interior de la nave que había traído a Chino al planeta Christophsis, Sasuke, Kakashi y la joven Padawan Chino aguardaron hasta que el astromecánico lograra establecer comunicación directa con el Templo Jedi y más directamente con la sala del Alto Consejo, donde se encontraba el Gran Maestro Jedi y que fue proyectado frente a sus ojos. Irguiéndose y pudiendo sentirse orgulloso por ser útil en aquel conflicto, Naruto se situó de pie junto a Sasuke quien sonrió ladinamente a modo de agradecimiento antes de volver a enfocar su atención en el holograma del Maestro Jedi, ignorando la mirada de la joven Padawan Chino y quien espero alguna reacción de su parte ante las palabras del Maestro Onoki, esbozando ella una ligera sonrisa a la par que no sabiendo bien que sentir ante la nula reacción por parte de quien debía de ser su Maestro y supervisar su entrenamiento, ¿Qué podía hacer para obtener su atención y aprobación? Tener como mentor a uno de los más prometedores Jedi de su tiempo—si es que no el más prometedor, por obvias razones—la llenaba de alegría y un jubilo que nunca había experimentado, pero al mismo tiempo también la hacía sentirse muy nerviosa porque no sabía si tenía lo necesario para cumplir con todo lo que él esperaba que hiciera. Sintiendo la tensión en el ambiente, Kakashi carraspeó para aclararse la garganta, decidiendo concentrarse directamente en la problemática que Sasuke y él estaban viviendo en ese frente de la guerra y que deseaban solucionar cuanto antes para continuar moviéndose.
—Maestro Onoki, estamos atrapados en una situación de desventaja— inició el Hatake dando un paso al frente. —No estamos en posición de ir a ningun sitio, ni de hacer nada, y nuestras naves de apoyo fueron destruidas— no sobrevivirían mucho tiempo sin los refuerzos adecuados.
—Les enviaremos refuerzos lo más pronto posible…— tras decir eso, la imagen holográfica del Maestro Onoki se congeló y finalmente se desvaneció.
—Maestro Onoki— llamó Kakashi, volviendo la mirada hacia el Uzumaki quien intentó retomar la comunicación antes de desistir, no habiendo caso.
—Perdimos la transmisión— suspiró Naruto por lo bajo, regresando a la misma complicada situación que habían tenido antes.
—Por lo visto tendremos que seguir aguardando— gruñó Sasuke por lo bajo, pues habían vuelto al punto de inicio.
El Uchiha se cubrió el rostro con una de sus manos, llamando a su propio autocontrol y a la escasa paciencia de que aún disponía, desesperado por poder regresar a casa junto a Sakura y al mismo tiempo frustrado por no poder resolver aquel conflicto por sí mismo, sabiendo que todo se solucionaría tan pronto como eliminasen al General Reto y al Conde Madara de Serenno, pero estos desparecerían o huían para salvar sus vidas justo cuando las fuerzas de la República creían poder atraparlos y lograr una victoria importante que solo terminaba en derrota. Recordándose a sí mismo ser humilde y no intentar solucionar la guerra por sí mismo o solo se desquiciaría en el proceso, y más consciente ahora de las miradas que tenía sobre si como Caballero Jedi, Sasuke inspiró aire y llamó a la calma de sus pensamientos, volviendo la mirada hacia Kakashi quien sin embargo se encontraba concentrado observando a Chino y quien se mantuvo silente así como cabizbaja en espera a que su presencia se convirtiese en el tema a discutir, lamentando no poder ser más útil en la situación en que estaban, pero estando allí por órdenes en cualquier caso y para cumplir órdenes al mismo tiempo. Volviendo la mirada hacia Sasuke y señalando con esta a Chino, recordándole sus modales y usando los propios, Kakashi acercó sus pasos hasta situarse exactamente frente a la chica, admirando lo joven que era y creyendo en las capacidades que debía de tener o el Maestro Onoki no la habría enviado para transmitir sus órdenes.
—Te ofrezco una disculpa, Chino, no nos hemos presentado formalmente— inició Kakashi concentrándose en ella. —Soy Kakashi Hatake, tu nuevo Maestro, si no me equivoco— se presentó inclinando la cabeza en señal de respeto y reconocimiento.
—Es un placer conocerlo, Maestro Hatake— asintió la Chinoike educadamente, —pero me temó que vine aquí asignada como Padawan del Maestro Uchiha— aclaró volviendo la mirada hacia el Elegido.
—¿Qué?— Sasuke literalmente sintió que le arrojaban un balde de agua helada encima. —No, no, no, debe haber un error; él es quien quería un Padawan— puntualizó aceleradamente y señalando a Kakashi a su lado.
—El Maestro Onoki fue muy claro; el caballero Jedi Sasuke Uchiha debe supervisar y guiar mi entrenamiento— trasmitió la rubia tal y como el Maestro Onoki había dicho.
—Pero eso no tiene sentido…— murmuró el Uchiha, totalmente desencajado por aquella noticia.
—Tendremos que aclararlo después, por ahora debemos movernos antes de que esos droides descubran como evadir nuestros cañones— aconsejó el peligris, no pudiendo eludir el conflicto presente.
—Iré con Rokuro a supervisar las tropas— se excusó el azabache para retirarse, no queriendo tener que ocuparse ni encariñarse con esa chica.
—Llévala contigo, conózcanse— sugirió el Hatake, indicándole a Chino que siguiera a su ahora Maestro.
—Como sea— suspiró Sasuke entornando los ojos disimuladamente, no teniendo otra opción.
No quería un Padawan y no solo porque solo hubiera sido promovido a Caballero Jedi hacia menos de un mes, sino porque tener un Padawan implicaba tener que estar bajo la atención de alguien más y por ende tener que mentir con respecto a su relación con Sakura e incluso tener menos privacidad que antes ya que tendría que hacer a esa persona parte de su rutina diaria y ello le restaría tiempo con Sakura…pero lo peor de todo es que lo quisiera o no habría de encariñarse con aquella persona a quien tuviera bajo su tutela y ya sea que fuera un chico o ahora en el caso de Chino una chica, pues habría de tenerla bajo su tutela durante mucho tiempo—Kakashi lo había tenido bajo su tutela como Padawan durante nueve años y él había sido Padawan de Minato durante aún más tiempo—, ¿Y solo para luego tomar caminos separados? La guerra no lo ayudaba a hacerse a la idea, lo último que deseaba era arriesgar a otra persona...¿Por qué le habían asignado un Padawan si no había pedido tener uno? Eligiendo mantenerse distante respecto al tema, Sasuke abandonó la sala de reuniones junto a Naruto, hacia el exterior de la nave y para hablar con Rokuro, su segundo al mando, no contemplando que Chino lo siquiera y quien volvió su inocentemente nerviosa mirada hacia Kakashi en espera de indicaciones y quien envolvió uno de sus brazos alrededor de sus hombros, sonriendo bajo su mascara y señalando con la mirada el camino que Sasuke había tomado y que la Chinoike no dudo en seguir lo más velozmente posible para no quedarse atrás. Era su Padawan después de todo…
Puede que Kakashi y él estuvieran en el frente de guerra en Christophsis como un dúo—llamados por todos Uchiha-Hatake—, pero ya no eran Maestro y Padawan, por lo que Sasuke no necesitaba estar continuamente pegado al peligris ni cumpliendo sus órdenes sino que su rol en aquel frente de la guerra era más bien individual, permitiéndole al Uchiha cruzar las calles de la destruida ciudad sin inmutarse ante nada de lo que lo rodeaba, inclinando respetuosamente la mirada al paso de sus tropas, la llamada Legión 501, un conjunto de soldados clon perfectamente organizados, muy eficientes y que ya conocían su forma de proceder pese a las pocas semanas que llevaban trabajando juntos. Conteniéndose para no brincar de emoción, alentada por los gestos del Maestro Hatake y quien la había instado a seguir al Maestro Uchiha, Chino observó todo lo que la rodeaba, con Naruto ralentizando a propósito sus pasos para vigilarla y hacer que no se perdiera, sonriendo para sí mismo ya que tanta ingenuidad y alegría resultaría contagiosa y agradable para las tropas de la Legión 501 y puede que para el mismo Sasuke aunque él no lo admitiese por obvias razones; a Chino no le incomodaron en lo absoluto las miradas de curiosidad de los soldados clon a través de los cascos que cubrían sus rostros y que los hacían ver iguales—lo eran físicamente bajo sus cascos, como clones después de todo—, sino que la hicieron mantenerse optimista y caminando dos pasos tras el Maestro Uchiha quien se detuvo ante la posición que vigilaban sus tropas en ese momento.
—Reporte, Rokuro— solicitó Sasuke, situándose de pie junto a su segundo al mando.
—Todo tranquilo, señor, se preparan para otro ataque— contestó el soldado clon, reparando en la chica que acompañaba al Comandante Uchiha. —Perdón, señor, ¿Quién es ella?— inquirió, esperando que no se tratase de ningún problema.
—Soy Chino, la Padawan del Maestro Uchiha— se presentó la Chinoike con una inocente sonrisa.
—Es solo un malentendido, la niña no viene conmigo— negó el Uchiha, buscando desligarse por todos los medios de esa no deseada responsabilidad.
—No me digas así— reclamó la rubia, detestando que usaran la palabra "niña" con ella. —Tendrás que aprender a soportarme, Uchihita— espetó con una sonrisa de fingida arrogancia, considerando correcto devolverle el insulto.
—¿Cómo me llamaste?— el azabache se acercó amenazadoramente a la chica, que bajo la mirada al comprender que se había excedido. —Mas te vale que tengas cuidado con lo que dices— aclaró, no tolerando la insubordinación entre sus tropas. —Ni siquiera creo que tengas la edad para ser una Padawan— se veía demasiado joven.
—Tengo catorce— protestó Chino, no gustándole que la vieran como a una niña pequeña, —y el Maestro Onoki piensa que sí— agregó con el fin de defenderse.
—Bueno, durante tu estadía entenderás que el Maestro Onoki no está aquí, y que bajo mi mando haces lo que yo digo o estarás muerta— explicó el azabache con un tono muy serio y amenazador, no queriendo reproches, lo que ella entendió. —Rokuro, que conozca a los hombres— delegó en su mano derecha, diciéndole entre líneas que fuera tan estricto como le pareciera correcto.
—Si, comandante— asintió el soldado clon, manteniéndose perfectamente estoico.
Bajando la mirada, no siendo buena en disculparse o reconocer sus errores y siendo bastante temperamental como acababa de demostrar, Chino bajo respetuosamente la cabeza ante su maestro y se quedó inmóvil en su lugar hasta que el capitán Rokuro paso junto a ella y a quien la Chinoike siguió, observando sin embargo a su Maestro por el rabillo del ojo, pero quien no pareció reconocer su presencia, haciéndole saber en silencio que había obrado mal. Apartando la mirada hasta que aquella chica llamada Chino se encontrase lo suficientemente lejos, Sasuke por fin enfocó su mirada en ella, siguiéndola con la mirada hasta perderla de vista y solo entonces esbozando una distraída sonrisa ladina; reconocía el temperamento de aquella chica pese a lo joven que era, pero no iba a premiarla ni reconocerla solo por orden del Maestro Onoki, si Chino quería ser su Padawan, debía esforzarse, debía probar se capaz de sobrevivir sola y demostrar sus habilidades mientras permanecieran en Christophsis, ya luego entonces él vería que corregir, cambiar o modificar para enseñarle a protegerse a sí misma, pero no se lo haría nada fácil, no era Kakashi después de todo. Siguiendo difícilmente al capital Rokuro quien era el segundo al mando de su Maestro, Chino sonrió a los soldados con en su camino y que el capitán clon le presento junto con las respectivas designaciones y obligaciones que estos tenían, familiarizándose con esto para respetarlos e intentando deducir en su mente que sería exactamente lo que a ella le correspondería hacer para apoyar a su Maestro de ahora en adelante.
—Entonces, si usted es capitán y yo soy una Jedi, ¿En teoría yo soy superior?— comentó Chino intentando entender su posición dentro del ejercito de la República.
—En mi opinión, la experiencia pesa más que cualquier rango— difirió el capitán Rokuro seriamente, —y el comandante Uchiha la tiene— agregó teniéndole por ende el mayor de los respetos como hacían todos los soldados bajo su mando.
—Entonces, yo también debo obtenerla— asintió la rubia, entendiendo los grandes zapatos que tenía que llenar.
Su Maestro era El Elegido de la Fuerza, Chino creía firmemente en ello aunque los Maestros del Templo Jedi solo lo contaran como una especie de leyenda o fabula infantil, había crecido escuchando y admirando las historias sobre las grandiosas misiones que eran realizadas por el llamado dúo Uchiha-Hatake—y que seguían triunfando como tal pese a que ya no fuesen Padawan y Maestro sino que dos Jedi con capacidades individuales y logros personales—y nada podía haberla preparado para el enorme orgullo y honor que sentía por ser Padawan del ahora Maestro Sasuke Uchiha, sabía que a diferencia de como ocurría con otros Padawan y Maestros, ella no podría superar a su Maestro quien sentía estaba destinado a ser el mayor Jedi que había vivido en la historia de la República y la Orden Jedi, pero poder ser tan siquiera la mitad de todo lo que él era ya parecía un sueño hecho realidad para ella. La joven Padawan se mostró más respetuosa ante las palabras que Rokuro acababa de pronunciar, prometiéndose interiormente dar lo mejor de sí…pero solo un instante antes de que una explosión detonase muy cerca de donde ella se encontraba, sobresaltándola y sorprendiéndola, tomando su sable de luz esmeralda de su cinturón y que encendió por inercia, sintiendo la espalda de alguien tras ella y al volver la mirada por sobre su hombro se sorprendió al encontrar a su Maestro que le indicó no bajar la guardia; estaba a punto de comenzar a obtener la experiencia que definiría su rango en la guerra y su Maestro comenzaría a supervisar su entrenamiento.
Esperaba estar a la altura.
PD: Saludos queridos y queridas, prometí que actualizaría esta semana y lo cumplo, esperando como siempre poder cumplir con lo que ustedes esperan de mi, agradeciendo su apoyo y deseando siempre que mi trabajo sea de su agrado :3 Para aquellos que sigan mis demás historias, las próximas actualizaciones serán "La Reina Olvidada" que finalizara dolorosamente, luego "Kóraka: El Desafío de Eros"y por último "Dragon Ball: Guerreros Saiyajin" :3 Esta historia esta dedicada a mi queridísima amiga Ali-chan 1966 (agradeciendo su asesoría y aprobación, dedicándole cada una de mis historias por su respeto y cariño), a mi querida amiga y lectora DULCECITO311 (a quien dedico y dedicare todas mis historias por seguirme tan devotamente y apoyarme en todo), a carlos29 (agradeciendo sus palabras y poder contar con su aprobación), a CinthKitty (agradeciendo inmensamente el poder contar con su aprobación y dedicándole esta historia como agradecimiento por seguir a este pobre intento de escritora), a "ktdestiny" (agradeciendo su apoyo y dedicándole cada capitulo), a Guest, (agradeciendo sus palabras y aportes, como los de todos), a SASUSAKU is canon (agradeciendo su apoyo a esta historia y dedicándole la misma, esperando que todos los futuros acontecimientos sean de su agrado), LectoraSS (agradeciendo mucho sus palabras, y adelantando que Sakura no morirá como en la trama original de Star Wars), a SasuSaku (agradeciendo su opinión como la de todos y prometiendo no decepcionar sus expectativas), a Eli23 (dedicándole esta historia como agradecimiento por su aprobación) belen26 (agradeciendo poder contar con su aprobaciòn en el trabajo de este pobre intento de escritora) y a todos quienes siguen, leen o comentan todas mis historias :3 Como siempre, besitos, abrazos y hasta la próxima.
Personajes:
-Sasuke Uchiha/Indra Otsutsuki como Anakin Skywalker/Darth Vader -Sakura "Hanan" Haruno como Padme Amidala Naberrie
-Kakashi Hatake como Obi-Wan Kenobi -Naruto Uzumaki como R2D2 -Sai como C-3PO
-Chino Chinoike como Ahsoka Tano -Capitán Rokuro como Capitán Rex -Onoki como Yoda
-Conde Madara/Momoshiki Otsutsuki como Dooku de Serenno/Darth Tairanus -Reto Sunagakure como General Grevious
Reencuentro/Despedida, Nuevo Rango & Padawan: La romántica despedida entre Sasuke y Sakura es de mi autoría, pero está inspirada en lo relatado en el fic "Forbidden Love" de Writer Wannabe y que si bien es bastante explicito y difiere del canon original en aquello que quiere relatar, sirve para el propósito que yo quiero, relatando el resto de los acontecimientos de "Star Wars: Guerras Clónicas" pero no por completo. Respete la trama de "Star Wars: Guerras Clónicas" al representar como Sasuke es ascendido de Padawan a Caballero Jedi, algo que nunca fue representado por otro medio y cuyo ritual ha sido un completo misterio durante años, junto con como Anakin comenzó a tener a R2-D2 como compañero de viajes y que yo si explique en el caso de Sasuke y Naruto. Finalmente, comienzo a relatar la obra maestra de Dave Filoni que fue la película "Star Wars: Clone Wars" y luego la serie del mismo nombre a través de la llegada de Chino Chinoike, una joven de catorce años que ha sido asignada por el Maestro Onoki como Padawan para Sasuke Uchiha, para probar su paciencia y al mismo tiempo sus habilidades para formar un vínculo que paulatinamente habrá de dejar ir, por lo que Sasuke intenta no encariñarse con su Padawan ni formar ningún vínculo, pero pronto vera que mantenerse indiferente le será imposible y este se convertirá en uno de los grandes precios que habrá de pagar por ser parte de la Orden Jedi.
También les recuerdo que además de los fics ya iniciados tengo otros más en mente para iniciar más adelante en el futuro: "La Bella & La Bestia: Indra & Sanavber" (precuela de "La Bella & La Bestia"), "Sasuke: El Indomable" (una adaptación de la película "Spirit" como había prometido hacer), "El Siglo Magnifico; Indra & El Imperio Uchiha" (narrando la formación del Imperio a manos de Indra Otsutsuki en una adaptación de la serie "Diriliş Ertuğrul") :3 Para los fans del universo de "El Conjuro" ya tengo el reparto de personajes para iniciar la historia "Sasori: La Marioneta", por lo que solo es cuestión de tiempo antes de que publique el prologo de esta historia. También iniciare una nueva saga llamada "El Imperio de Cristal"-por muy infantil que suene-basada en los personajes de la Princesa Cadence y Shining Armor, como adaptación :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima :3
