El miércoles llegó, Liam se levantó de un salto, hizo su rutina y salió del cuarto. La única materia que tendrán aquel día era Encantamientos, con slytherin. La mañana era algo lenta, pero Liam intentaba pasarla con la mejor actitud. Bajo a la cocina y preparo un poco de todo, repartió la comida entre las 4 mesas de la cocina, idénticas a las 4 mesas que había arriba. Subió por la escalera, algunos estudiantes de slytherin y Hufflepuf ya estaban subiendo también. Los demás veían a Liam un poco confundidos, era el único gryffindor, no tenía muchas cosas por las cuales estar ahí.
-Amanda… puedo decirte algo? – dijo Liam tratando de poner su mejor cara de felicidad
-claro Liam – sonrió Amanda tomando un pan tostado y algo de mermelada
-eh… te quiero – sonrió Liam tímidamente
-ay, yo también te quiero – río Amanda – por qué tan de repente?
-solo quería decírtelo – Liam se acercó a Amanda y la sostuvo de la mano
-ejem, Liam, hay… algo que me gustaría decirte – dijo Amanda algo nerviosa – mira, yo…
-buenos días! – dijo Emma llegando animadamente a la mesa – hola Liam, hola Amanda, ¿qué tal?
-ay, no lo sé – suspiro Amanda – te digo luego Liam
-ok, ok, te espero – sonrió Liam y le dio un beso en la mejilla a Amanda
-que amoroso – río Emma – que pasa hoy? ¿Cumplen meses?
-no, solo se lo digo – sonrió Liam – hace rato no se lo había dicho, y yo lo siento! Amanda, te quiero mucho!
-Liam… yo también te quiero – suspiro Amanda – las cosas están un poco difíciles
-por qué lo dices? – pregunto Liam
-no sé cómo decírtelo – Amanda no podía ver a Liam a los ojos – mira, Liam, yo… ay
-sí, yo sé que me quieres mucho – sonrió Liam – no necesitas decirlo, aún que me gustaría que me lo demostraras
-ay… - Amanda salió corriendo de él gran comedor
-ah… – Liam se quedó viendo a la puerta – bueno, no vuelvo a decir nada
-no te pongas triste, creo que es uno de esos días en los que… – Emma explico temas de biología femenina a Liam
-no tengo hambre – dijo Liam apartando la mirada de la mermelada
Después de tratar de no imaginar a Amanda bajo aquellos efectos, Liam fue junto a Emma a encantamientos. El profesor Flitwick los puso a practicar el nuevo Encantamiento convocador, Accio. Liam ya lo había usado una vez en el pasado, pero la verdad es que esa vez el encantamiento le había salido de pura suerte, por qué por más que intentaba que el borrador de el pizarrón volará a sus manos, no lo lograba. Emma, muy al contrario, llamaba a todo tipo de cosas sin dificultad, esto ya era normal para todos los slytherin, por qué Emma era muy buena en la materia.
-Accio libro! – dijo Emma viendo un libro verde sobre la mesa de un compañero de gryffindor, el libro fue rápidamente a sus manos – que divertido! – sonrió y dejo el libro sobre una pila de objetos
-ahhh, no puedo! – dijo Liam cabizbajo
-claro que puedes – sonrió Emma – solo fíjate bien en el objetivo
-a ver – suspiro Liam – Accio libro! – dijo mirando el libro que Emma había atraído, pero el libro no se movió
-Accio libro! – dijo Jack, y el libro tampoco se movió
-no se puede – suspiro Liam y dejo la varita en la mesa, se tallo los ojos con las manos
-me rindo – dijo Jack y se cruzó de brazos
-a ver, una vez más – dijo Liam tomando su varita – Accio estuche! – de su mochila salió el estuche de sus gafas y se posó rápidamente en su mano – ah, a lo mejor y solo sirve con el estuche
-claro que no jaja – río Emma – pero vas bien, intenta con otra cosa
-Accio borrador! – dijo Liam observando con atención el borrador, que se levantó y voló a sus manos – pues me está saliendo
-Accio libro! – dijo Jack claramente, y por fin el libro voló a sus manos – que demonios? Pero si no me estaba saliendo
-lo ven? Solo tienen que concentrarse – sonrió Emma e hizo una floritura con la varita
Practicar el encantamiento convocador estaba siendo entretenido, hasta que la clase acabo. Cómo no había más que hacer, los chicos salieron un rato a la clase de vuelo, en donde Emma pudo montar su escoba y dar volteretas por ahí. El día avanzo y en menos de lo que se dieron cuenta, ya era de noche. Liam muy confundido buscaba a Amanda por todos lados, pero simplemente no la encontraba, ni siquiera estaba en la biblioteca, su lugar preferido. Con ganas de profesar su amor, Liam se fue a la cama y se decidió a subir algún nivel en Final Phantasy IV, introdujo el cartucho en la consola portátil y después le hizo un buen encantamiento protector de magia, que se usaba para que los aparatos muggle no se pusieran como locos por toda la magia a su alrededor, Emma probablemente había intentado usar el hechizo en sus clases de Estudios Muggles.
Las clases del jueves comenzaron con transformaciones, en donde Liam por fin pudo ver de nuevo a Amanda, aún que está rebuscaba mucho sus palabras. La profesora Amelia, con un poco de ojeras, les enseño a transformar un erizo a un alfiletero, la clase entera tuvo problemas con el hechizo menos Liam, quién logro transformar correctamente a el pequeño erizo en su 5to intento. Liam amaba transformaciones, y no solamente por qué tuviera a la profesora como amiga, si no que realmente disfrutaba de esforzarse y transformar cosas en otras cosas, incluso a el mismo, con todo su proceso para convertirse en animago. La otra clase favorita de Liam era defensa contra las artes oscuras, que, para su fortuna, era la siguiente clase. Muy contento, llegó junto a Amanda y Jack al salón, se sentaron a mitad de la clase y sacaron sus libros alegremente.
-tal vez pueda practicar más mi Flipendo – dijo Liam emocionado
-ya lo haces bastante bien – suspiro Jack – a veces creo que hasta haces otro hechizo
-no lo hago – Liam miro a Jack – podemos practicar?
-no gracias – río Jack nervioso – no me gustaría ir a la enfermería
-sí, realmente lo haces muy bien – dijo Amanda, sentada a la derecha de Liam – me consta
-perdón – dijo Liam tímidamente
-no te preocupes, tenías tus razones… y seguro las tendrás de nuevo – suspiro Amanda cabizbaja
-buenos días chicos – dijo el profesor Forker entrando firmemente al aula, pero no iba solo, estaba acompañado de Harry Potter
-tan pronto viene? – dijo Jack sorprendido
-debe de ser algo del torneo de los tres magos – contesto Liam
-guarden los libros por favor – dijo el profesor Forker con un tono serio que nunca habían oído antes – hoy veremos 3 hechizos, pero no los practicaremos
La clase entera murmuró, generalmente la primera clase de Defensa contra las artes oscuras era práctica, y usaban sus varitas para practicar divertidos encantamientos, pero la expresión del profesor Forker daba a indicar que esa no sería una de esas clases.
-hoy, Harry está con nosotros para explicarnos mejor estos hechizos – continuo el profesor Forker – él los ha vivido de primera mano. Así que quiero que sepan, que en esta clase no vamos a enseñarles a practicar estos hechizos, ni vamos a apoyar que lo hagan, esta clase es solo informativa, ¿entendieron?
La clase asentía muy confundida, Liam se preguntaba qué clase de hechizos serían para que fueran tratados de esa manera.
-maldiciones imperdonables – dijo el profesor Forker – estás no son simples maldiciones para divertirse, no, estás están hechas directamente para hacer sufrir al objetivo, por eso se llaman imperdonables. Pero, dirán, las maldiciones están hechas para eso, ¿no? Claro, pero estas van a un nivel más haya. Quiero creer, con toda mi alma, que ninguno de ustedes las conoce, pero si lo hacen, ¿podrían decirlas a la clase?
Los alumnos volvieron a murmurar entre ellos, Liam oía a algunos, "no quiero decirlas" "pensé que veríamos eso en séptimo" decían algunos. Amanda levantó la mano.
-adelante – dijo el profesor Forker e hizo una seña con la mano
-una de ellas es… ejem, Imperius – contesto Amanda con algo de dificultad
-Imperius, si – asintió el profesor – la maldición controladora. Esta maldición deja a la víctima en blanco, en un trance, y deja la mente vulnerable a la horrible persona que le lanzo el hechizo.
"Limitados a ser simples títeres, la maldición Imperius puede controlar a los demás, podrían decirle cosas menores, como que haga su tarea, limpie su habitación… oh podían decirle atrocidades, engañar, maltratar, incluso hacer que asesine. Muchos magos y brujas durante la segunda guerra mágica fueron afectados por esta maldición, y otros salieron librados gracias a la misma. Los seguidores de lord Voldemort chillaban ante los ojos del ministerio, imploraban perdón y se justificaban por sus horribles actos diciendo que actuaban bajo la maldición Imperius. Algunos eran ciertos, claro está, ¿pero ¿cómo saber quién realmente fue controlado por la maldición?"
-incluso ahora seguimos investigando aquellos casos – agrego Harry – es realmente difícil, tenemos que hacer amplias investigaciones
-así es, afortunadamente, se puede luchar contra la maldición, pero tienen que tener una fuerza de voluntad enorme – explico el profesor – dicho esto, continuemos con la siguiente maldición, Cruciatus.
"la maldición Cruciatus, o crucio, sube de nivel, y no es un simple controla mentes, no. Crucio provoca el peor dolor que puedan sentir, prácticamente una tortura, el pobre objetivo al que se lo lancen se retorcerá de dolor, incluso, podrían desear morir. Ha habido numerosas personas que han quedado locas gracias a esta maldición, y es que el dolor es tal, que un uso prolongado de la maldición puede causar incluso la muerte. En 1997 Hogwarts se adentró en un régimen oscuro, mortifagos enseñaban, se hacían llamar maestros, y crucio era el castigo predilecto para aquellos que consideraban "sangre sucia" o los que rompían las ridículas leyes que impusieron"
-varios de nosotros sufrimos la maldición – dijo Harry – y lo del dolor no es una exageración, todo te duele, sientes que la cabeza puede explotar en cualquier momento, tus tripas se retuercen, los huesos parecen quebrarse. En San Mungo se reciben todos los días a afectados de esta maldición, incluso residen aquellos que perdieron la mente a causa de la misma
-y, por si fuera poco – continuo el profesor Forker – hay algo peor que la maldición Cruciatus, algo que cruza aún más los estribos. Cómo les dije, la maldición Cruciatus puede incluso que deseen a gritos morir, y si el mago oscuro decide concederlo, dirá la siguiente maldición… - el profesor Forker tomo aire – es un poco difícil decirla, pero, aquí vamos
"Avada Kedavra, la maldición asesina. Esta horrible maldición extermina todo rastro de vida, es asqueroso e inhumano el uso de esta maldición. Cuando el mago oscuro la lanza, no hay más, no hay contra maldición, la víctima caerá desplomada. Fue la más usada en la segunda guerra mágica, miles de magos murieron a manos de los mortifagos, que lanzaban la maldición sin compasión. Es imposible sobrevivir un avada kedavra, solo una persona lo ha hecho, y si, adivinaron"
-es horrible – explico Harry – sientes como si tú corazón se destrozará, todo se oscurece, y se acaba todo.
-no basta con solo hacer las maldiciones – dijo el profesor Forker – necesitan realmente sentirlas, y ser unos magos muy hábiles, especialmente con avada kedavra. Ustedes podrán lanzar la maldición todo lo que quieran en este momento, y lo más grave que me podía pasar sería que me doliera la mejilla. Probablemente solo 2 personas aquí causarían ese pequeño dolor, sus compañeros Erik y Liam – dijo y vio a los chicos, Erik era de Ravenclaw, el mejor de la clase de esa casa – pero solo causarían eso, un simple dolor de mejilla
Liam negó con la cabeza, no quería ni imaginarse a el mismo lanzando avada kedavra. Se le hizo imposible no pensar en la relación entre el popular "abracadabra" que los muggles usaban, levantó la mano.
-adelante Liam – dijo el profesor Forker
-los… los muggles tienen un hechizo, Abracadabra – dijo Liam tímidamente – puede… puede que haya relación?
-buenas pregunta – sonrió el profesor – probablemente la haya, verán, esta maldición se inventó por aquellos tiempos de la edad media, en esos tiempos la comunidad muggle y la mágica aún coincidían, y esa maldición fue inmensamente utilizada. Tal vez aquella fue una de las tantas causas de la caza de brujas, y la maldición paso entre la mente de los muggles, hasta que se olvidaron de su verdadero efecto
-pero que pasa si las hacemos? – pregunto un chico al frente de la clase
-pues sería imperdonable – dijo el profesor Forker – y además de causar esos horribles efectos, se ganarían un bonito y elegante boleto a Azkaban
-y no lo duden – añadió Harry – no tienen idea de los magos oscuros que hemos enviado a Azkaban por eso, más de la mitad, seguramente
-tengan mucho cuidado, chicos – suspiro el profesor Forker – aún que no estemos en guerra, hay numerosos magos oscuros sueltos por ahí, hijos de mortifagos o mortifagos en sí. Y para eso les enseñamos a defenderse, para que tengan una buena defensa contra las artes oscuras.
La clase termino, después de algunas anécdotas que tenía Harry con las maldiciones. Liam salió bastante pensativo. No se imaginaba a las horribles personas que usarán esas maldiciones, ni tampoco se imaginaba a el mismo haciendo una, no quería. Se prometió a el mismo nunca investigar nada acerca de ellas, al menos que las cubrieran en clase, no quería saber cómo se hacían, ni quería ver sus efectos, ni siquiera quería mencionarlas.
-papá una vez hizo una… – susurro Amanda mientras caminaban a él gran comedor
-que? ¡¿Enserio?! – dijo Jack sorprendido
-sí, mamá me lo contó, cuando el vino a el ministerio, ocupo un breve puesto de Auror, en esos tiempos los Aurores tenían permitido usar las maldiciones – dijo Amanda cabizbaja – papá se encontró con un mortifago, lucharon, eh hizo crucio
-no me sorprende – dijo Liam cruzado de brazos – lo único bueno que ha hecho ese hombre es tenerte como hija
-papá no es malo – dijo Amanda apenada – tal vez se pase con eso de la sangre pura, pero yo sé que es alguien bueno
-bueno para causar problemas, estoy seguro de que fue uno de los que siguieron a ese viejo loco sin nariz – Liam frunció el entrecejo – y que nadie me quiere recordar el nombre!
-Voldemort – dijo Amanda sin mucha dificultad y Jack hizo un gesto de desagrado
-ese, Voldemort, seguro que fue uno de esos murtifagos o como se llamen – dijo Liam molesto – eh incluso intento llevarte a Ilvermornie! Qué bueno que no lo logro
-eh… sobre eso, Liam, podemos hablar? – Amanda se llevó la mano a el brazo y empezó a moverlo muy nerviosa
-claro – dijo Liam y vio a Jack
-los veo luego – dijo Jack y le hizo una seña de apoyo
Amanda llevo a Liam a un salón que encontró vacío.
-escucha Liam, sobre lo de Ilvermorny…
-No vas a ir, ¿no? Estás aquí – sonrió Liam – ¡me alegra que no vayas! Quiero decir, bueno, es que no se si Ilvermornie sea bueno, supongo que lo es
-Liam… - Amanda dio un suspiro – voy a ir a Ilvermorny
-lo se Amanda, no necesitas… que? – Liam borro la sonrisa de su cara – vas a… te vas a ir?
-sí, al final papá no tuvo de otra – Amanda no podía ver a Liam a los ojos
-no… no… no, no, Amanda, no! – Liam se echó para atrás – no, eso no es cierto, ¿verdad? Es… es una broma, ¿quieres que me disculpé por lo de tu padre? ¿Verdad? Si, es eso, perdón – dijo apresuradamente
-no, Liam, me voy a ir – sollozo Amanda – no quiero hacerlo, pero la inscripción ya está hecha y ya me aceptaron
-Amanda, por favor – de los ojos de Liam empezaron a salir lágrimas – Amanda…
-Lo siento – suspiro Amanda y bajo la cabeza
-no, tienes que hacer algo, por favor, inténtalo – Liam empezó a hablar cortado
-intente de todo! ¡Te lo juro Liam! – sollozo Amanda
-no, por favor – Liam se lanzó a abrazar a Amanda – por favor no me dejes, por favor
-no te quiero dejar, de verdad que no quiero, pero no me queda de otra – lloro Amanda
-por favor! Amanda, te amo, no te puedes ir! – Liam derramaba lágrimas sobre el hombro de Amanda
-se acabó – Amanda también derramaba lágrimas – te juro que no lo quiero, quiero estar contigo
-no te vayas… – sollozo Liam
-Liam, te quiero – Amanda sostuvo a Liam mientras lloraba
Liam hubiera preferido que le lanzarán un cruciatus antes de perder a Amanda. Aquella noticia incluso le pareció como si le lanzarán uno. El día era soleado, pero su mente no lo era en absoluto, a su alrededor no había más que simple sonido, en los pasillos, en el gran comedor, en la cocina, en la sala común. No podía pensar en otra cosa, se obligó a si mismo a realizar el hechizo rutinario en cuanto el atardecer llegó. Cuando Jack llegó a el dormitorio, Liam se encontraba tumbado, sin hacer nada, mirando hacia arriba. Trato de hablarle, pero Liam simplemente no contesto. Liam disponía de tan solo 3 días para continuar con Amanda, ya que el lunes de la semana próxima, ella partiría del colegio. Se animó, como si nada hubiera pasado, se levantó al siguiente día y realizó contento todas sus actividades.
La primera clase del viernes fue historia de la magia, una clase que Liam simplemente consideraba idónea para dormir, está vez no lo hizo, se mantuvo despierto y sostuvo la mano de Amanda cada que podía. La siguiente clase fue de Encantamientos, está vez con los Ravenclaw, siguieron practicando el encantamiento convocador, Liam se concentró todo lo que pudo para llamar el libro de El dragón y el fantasma de Amanda, lo logro después de unos cuantos intentos. Pociones fue la siguiente clase, está vez eran dos largas horas de ingredientes raros y desagradables. Estaban practicando con la poción estimulante, a Liam lo de estimulante no le salió. Emma hablo animadamente con Liam durante aquella clase, no noto nada raro, la verdad era que Liam no había hablado del tema, ni siquiera con Jack.
Las clases terminaron, y Liam fue directamente a él gran comedor, se nutrió y después salió a pasar el día con Amanda. Llegó a su dormitorio muy noche, completamente cansado, se la había pasado lanzando Quaffles a Amanda, mientras ella las atrapaba. El sábado fue más de lo mismo, Liam fue de aquí a haya junto con Amanda, hicieron actividades variadas, como leer un rato, jugar con una Quaffle, hacer un concurso de preguntas en la que Amanda siempre ganaba. Nadie vio a Liam ni a Amanda en todo el día, Emma se preguntaba en donde estarían, pero sabiendo lo que iba a pasar, se daba una idea. La línea final, el domingo, no solo hicieron cosas comunes y corrientes. Entraron al salón de Defensa contra las artes oscuras, en donde se conocieron por primera vez, practicaron Wingardium Leviosa, fueron a la biblioteca y Amanda le enseño un libro de encantamientos que tenía un raro hechizo anotado por alguien en algún punto del tiempo. Fueron al campo de Quidditch, en donde no había absolutamente nadie excepto ellos, Amanda le agradeció por su apoyo en su misión para entrar al equipo de Quidditch de Ravenclaw. Fueron a la torre de Astronomía, en donde Amanda alguna vez le pregunto cuál tipo de chica le gustaba a Liam. Hablaron de muchas cosas ahí, recordaron buenos momentos, y más importante, los malos. Liam hizo su hechizo rutinario ahí mismo, cuando el atardecer apareció. Vieron juntos las estrellas, estrellas que brillaban y centelleaban, justo igual a la noche en la que Liam le confeso sus sentimientos a Amanda. Se tomaron de las manos y se daban besos ocasionales. Antes de regresar a sus salas comunes, Liam y Amanda se acercaron, se abrazaron y se dieron un último beso.
