Disclaimer applied.
Demashitaa: Kasai.
Este fic se lo dedico a mis tres PowerPuff de la vida real, Ivana, Isa y Patricia. ¡Las quiero niñas! esta aventura fue mejor gracias a ustedes.
Por el poder que me concede el ser la autora de esta historia,
Yo, Miss Nutella, declaro Demashitaa: Kasai,
Oficialmente concluida.
¡Muchas gracias por todo!
Epílogo: Fénix
──Me da gusto que te estés recuperando. ──Mina le dedicó una sonrisa sincera.
Momoko asintió imperceptiblemente mientras se miraba las manos desde la camilla del hospital. Recién había despertado después de dos días enteros de haber permanecido durmiendo mientras los médicos con instrucciones del profesor la atendían y administraban sueros y analgésicos especiales que él mismo había preparado.
No podía estar presente porque al parecer estaba demasiado atareado ocupándose de los asuntos de su destruido laboratorio y de ayudar al primer ministro en la situación tan crítica en la que había quedado el país después de que la batalla traspasara a los continentes americano, europeo y africano.
Tras el ataque a Las Bahamas y Miami, el bunker había sido descubierto lleno de tecnología japonesa desconocida para la élite americana. En teoría todo aquello pertenecía a Japón. El problema era que estaba ilegalmente situado en territorio europeo que se sentía con el derecho de reclamarlo como suyo. Estados Unidos, ofendido después del innecesario e inesperado ataque había publicado un comunicado oficial declarando la guerra a ambas naciones si no entregaban la tecnología descubierta.
A pesar de toda la verborrea, nadie había tomado más cartas en el asunto y ellos conocían la razón.
Si alguien movía algún dedo para atacar Japón, los héroes que recién habían vencido al villano que dejó en ruinas la ciudad americana defenderían su país.
Por lo que, a pesar de todo, se estaba intentando llegar a un acuerdo.
Además, a pesar de todo eso, el profesor también estaba haciéndose cargo del funeral.
Con pesar, pensó en la mierda de vida a la que había despertado después de esos dos días noqueada por Morfeo. Levantó la mirada a Mina con lentitud.
── Tú lo sabías, ¿verdad?
La castaña la miró no comprendiendo a qué exactamente se refería.
── ¿El qué, precisamente?
── Lo de Butch. Por la profecía. "La guerra comienza para cobrar venganza de algo cometido, y sacrificios hay que hacer para ganar la batalla"
Mina se removió incómoda en su lugar. Terminó por suspirar.
──Me intuía que era algo malo. No sabía a qué se refería con exactitud. ──Admitió. ──Nunca es bueno tratar de enloquecer intentando comprender o huir de una profecía. Son inevitables, terminan sucediendo de una forma u otra. Pero sí son una guía.
── ¿La has descifrado?
──Momoko, no sé si sea buena idea ──Respondió. ──Recién acabas de despertar y necesitas un respiro de todo esto.
Ante la mirada de reproche que le dedicó terminó por rendirse.
──Algunas cosas las descifré mientras permanecían en el Triángulo. Todo terminó por encajar tras terminada la batalla. ──Comenzó. ──" Lo fuerte, la unión, lo inquebrantable, lo esencial, lo eterno y lo bello..." se refiere a ustedes, los seis. Seis cualidades, una para cada uno: valentía, amor, voluntad, tenacidad, esperanza y nobleza... Brick, tú, Butch, Buttercup, Boomer y Bubbles respectivamente.
── ¿Cualidades? ──Mina asintió.
──Su característica principal, su esencia. Lo que los hace ser quienes son.
──" Determinan el inicio, completan la conexión que al enemigo menos esperado, se enfrentarán en aquel lugar del que nada ha conocido retorno". Ustedes iniciaron todo esto cuando reconciliaron sus diferencias, hace dos años. Ahí fue cuando todo comenzó. El enemigo menos esperado son Ken y Himeko, una dupla que creo que nadie se imaginaba. Sumándole a ello que todos esperaban que más bien Taiga estuviera vivo aún.
── "La guerra comienza para cobrar venganza de algo cometido, y sacrificios hay que hacer para ganar la batalla" ──Volvió a decir la rosa. ──El sacrificio de paz fue Butch… ── Mina asintió levemente y se apresuró a cambiar de línea.
── "La tempestad y el puente desaparecen, la puerta se queda abierta, esperando su destino." Esta parte no estaba segura. La tempestad y el puente también simbolizan dos cualidades, dos personas. Ken y Himeko. Pero hay cosas que todavía no me cuadran.
Continuó.
──Ahí claramente dice desaparecer. No es una palabra que simbolice muerte o término de algo tanto como lo fue sacrificio. Himeko claramente está desaparecida, han pasado ya casi 3 días desde la batalla y nadie sabe dónde está. Por la profecía estoy casi segura de que nadie logrará dar con su paradero. Tal vez nunca volamos a verla. Ken por otro lado, supuestamente ha muerto, pero…
── ¿Crees que no? ──Momoko negó. ──Yo lo ví. Brick y Boomer…
── Sí, está oficialmente confirmado el deceso. Le hicieron autopsias y bueno. Está muerto. Pero no sé… la verdad Momoko, algo no me cuadra tomando en cuenta la siguiente línea: "La puerta se queda abierta, esperando su destino."
Un escalofrío le recorrió la espalda.
── ¿Intentas decirme que esto todavía no se acaba? ──Mina suspiró y negó.
──Como te dije antes: no es bueno enloquecer intentando comprender una profecía. La verdad es que no tengo idea de a que se refiere en su totalidad. Lo único que puedo decirte, es que no bajen la guardia.
Momoko no pudo evitar pensar que si eso era verdad, que si cabía esa posibilidad… negó frenéticamente.
── ¿Sabes qué? Tenías razón. ──Se dejó caer sobre la almohada. ──No estoy lista para esto, necesito un respiro.
Mina asintió y se levantó de su lugar.
──En fin, yo solo venía a despedirme. Es momento de que regrese a casa.
── ¿Te vas? ──La castaña asintió.
── De momento ya no soy más de ayuda aquí. Mi hogar ha estado solo durante la última semana. Pero no te preocupes, me mantendré en contacto. Tus visiones y las de Brick y la habilidad de reconocer luz u oscuridad de Miyako y Boomer, son cosas que puedo ayudarlos a controlar.
──Vale.
──Pero si necesitan algo más, no dudes en llamarme.
Y sin más, salió de la habitación.
El profesor miraba como su laboratorio se había convertido en un circo. La mitad del lugar estaba en ruinas. Había investigadores, forenses y elementos de la policía en el lugar. Estaba bordeado con cinta amarilla para obstruir el acceso de cualquier otra persona que no estuviera autorizada. Debido a los inconvenientes su hijo había estado quedándose en casa de los Akatsutsumi ante la insistencia de Kuriko y la amabilidad de los padres de Momoko, que al enterarse de toda la verdad respecto a su hija habían ofrecido su casa rápidamente.
── Lamentamos el deceso de Him. ── Un par de oficiales y forenses le dieron el pésame, sabiendo lo que aquellos tres críos significaban para él. Instantáneamente el malestar volvió a él. ── Lo recordaremos como el héroe que fue.
Tras otro breve intercambio de palabras, se retiraron, dejándolo solo junto con el arquitecto que el alcalde había enviado.
── En cuanto las investigaciones y procedimientos de los oficiales terminen, podremos comenzar con la reconstrucción del laboratorio. Tomando en cuenta que será a partir de la próxima semana, calculamos que dentro de 1 año será habitable nuevamente. De momento traemos los planos para que los autorice.
El profesor suspiró. Lo último que quería hacer en ese momento era hacerse cargo de aquello, pero no había opción. Revisó los planos y se dio cuenta de que todo parecía en orden menos un detalle.
── Falta una habitación. ── Le dijo al arquitecto señalando la parte del laboratorio que fungía más como hogar. ── Está la mía, la de mi hijo y dos extras, pero tendrían que ser tres.
El arquitecto parpadeó y lo miró algo incómodo.
── Eh… sí, en el reporte mencionaba que la construcción anterior tenía tres habitaciones extra para los RowdyRuff Boys, si no me equivoco, pero… tomando en cuenta lo sucedido…
Tal vez no quería tomarse un mal atrevimiento porque calló. Utonium suspiró.
── Dejemos las 3 habitaciones, si no hay inconveniente. Sé que Tokio absorberá los gastos de la reconstrucción, pero estoy dispuesto a pagar la diferencia de ser necesario.
El arquitecto negó.
── Disculpe mi atrevimiento. Serán tres habitaciones. En un par de días regresaré con los nuevos planos.
Hizo una reverencia y tras disculparse otra vez, se retiró, dejando al profesor con ese sentimiento de tristeza que no sabía si algún día se iría.
Hotaru aun no creía que habían pasado 5 días desde que Butch se había ido.
Aunque él y su hermano habían sido dados de alta tres días atrás, no se habían movido del hospital militar. No quería regresar a su departamento y ver todas las cosas del verde regadas por el piso.
Al menos para él, salir del lugar era como cerrar el capítulo, aceptar que aquello había pasado y no estaba seguro de querer hacerlo. Prefería acompañar a las chicas mientras se recuperaban. Momoko y Miyako lo hacían rápidamente y estaban seguros de que ese mismo día serían dadas de alta. La única que permanecía en un estado casi vegetal, era Kaoru, que seguía reacia a comer, beber o hablar, por lo que le habían contado. Era como si su espíritu de lucha hubiera desaparecido junto con la vida de su hermano.
Con parsimonia, se levantó de la cama y arrastró los pies fuera de su habitación, la cual no había abandonado más que un par de veces en los últimos 5 días. Justo como dos años atrás, el hospital había sido clausurado durante su estancia, lo cual él agradecía. Las puertas eran custodiadas por militares las 24 horas del día.
Los únicos civiles que habían sido permitidos en el lugar, habían sido el profesor, Ken, el alcalde, Bellum, Mina, la familia de Momoko y la tía de Kaoru. Ahora que sabían la verdad podían permanecer cerca de ellos. Debía admitir que se alegraba por la pelirroja. Sabía que el tener a su familia completa con ella le hacía feliz. Le habían parecido grandes personas, incluso, le habían dado el pésame a él y a Makoto tras enterarse de la noticia.
Tras varios minutos arrastrando los pies con lentitud, llegó a la habitación de Makoto.
Dudo antes de hacerlo, pero al final abrió la puerta, entrando sin más.
Al verle llegar, el pelirrojo se reincorporó y permaneció sentado en su cama. Hotaru cerró la puerta detrás de él sin saber que decir, sin saber qué hacía ahí.
Ellos no habían hablado desde lo ocurrido. Había evitado a propósito estar demasiado tiempo en la misma habitación que su ahora, único hermano. Las pocas veces que había estado cerca de Makoto, el estómago se le revolvía.
Irremediablemente recordaba que ya no estaban completos, y que nunca más lo estarían. Que Butch no entraría por la puerta haciendo el idiota, ni riendo estrepitosamente. Que ahora solo eran dos y que ellos no tenían ni puta idea de cómo enfrentar aquello.
Revivir a Ken y a Taiga juntos, habría sido más fácil que esta puñetera mierda. De hecho, le hubiera encantado poder revivirlos y volver a matarlos él mismo.
Recargó la espalda en la pared mirando el piso.
Los dos hermanos se miraban las manos en silencio, intentando procesar su realidad, esta nueva normalidad a la que de ahora tendrían que adaptarse. Una en la que Butch no formaba parte de la ecuación.
Hotaru cerró los ojos en un intento de reprimir el dolor, rememorando años pasados. Ellos eran trillizos, habían venido juntos en el paquete. Habían vagado por las calles, y literalmente el mismísimo infierno juntos. Habían atravesado el proceso de ser unos críos traviesos, a ser los criminales más peligrosos de Tokio y posteriormente los héroes de la ciudad. Todo lo habían hecho juntos, porque desde el principio, lo único que tuvieron fue a ellos mismos. No eran cariñosos ni expresivos, pero siempre habían estado juntos. Habían sido, para bien o mal, un equipo.
Una familia.
── He estado pensando… e iré hacerle una visita al mono. ── El murmullo de Makoto le sacó de sus pensamientos. ── Creo que debe saberlo.
Hotaru parpadeó procesando la información. Asintió, reincorporándose lentamente.
── Voy contigo.
Y para bien o para mal, Mojo también era parte de ese equipo. No era un buen padre o madre, pero había sido mejor que HIM. Según Momoko les había dicho, había llamado al hospital después de la batalla para insultarla porque por culpa de sus enemigas los niños de mami ahora estaban heridos. Se preocupaba por ellos a su manera, exigiéndoles que volvieran con él a sus andadas, porque consideraba que eso era lo mejor para ellos. Atacaba la ciudad sólo para volver a verlos. Por lo menos, hacía el amago de estar presente de alguna extraña manera en sus vidas.
En ese momento, la puerta de la habitación de Makoto se abrió abruptamente. Momoko jadeaba con lágrimas en los ojos.
¿Y ahora qué coño? Pensó molesto el rubio sin saber si estaba dispuesto a escuchar lo que venía. ¿Qué no podían si quiera disfrutar la muerte de su hermano en paz?
Makoto se levantó rápidamente.
── ¿Momoko? ¿Qué te pasa?
── E-Es que… ── Rompió a llorar. Un llanto tan genuino que le erizo los vellos de la nuca. Los dos hermanos se vieron con preocupación, ya a esas alturas de la vida, asustados de preguntar. Makoto se acercó a ella.
―Bloss, ¿Qué pasa?
Sin ser capaz de responder, lo haló de la camiseta y lo sacó de la habitación apresuradamente. Hotaru le siguió detrás.
Con poco ánimo vio como los dirigía a la habitación que creía, era de Kaoru. Tanto él como Makoto se detuvieron antes de entrar, pues escuchaban a Matsubara llorar estrepitosamente.
Puta madre.
Otra de las personas que había evitado con fervor era justamente la pelinegra. De hecho, era la persona que más había evitado en los últimos cinco días. La única vez que había visto en un pasillo, no había logrado verla más de cinco segundos a la cara. Era demasiado parecida a su hermano. Ella era, literalmente, su hermano en femenino. Verla no solo le recordaba el rostro de Butch, sino la última vez que lo vio, cuando inútilmente, intentó reanimarlo en el lago.
Ni siquiera estaba seguro de cuándo podría volver a hacerle frente a su amiga.
Makoto soltó su agarre.
── Momoko… ── Gruñó. ── ¿Por qué-
Pero ella al ver que ellos estaban malinterpretando todo, no les dejó marcharse. Abrió la puerta y sus ojos lo vieron. Butch permanecía acostado en la camilla, con Kaoru berreando en su pecho. Al final no había sido la habitación de Kaoru, sino la de Butch. La habitación de Koiji.
Y sus ojos estaban abiertos.
Cuando sintió una mano posarse sobre su coronilla se quedó petrificada. Después, fue consciente del suave movimiento de un pecho respirando dificultosamente. Buttercup levantó la mirada estupefacta. Butch le miraba como ido, pero le miraba.
―Te hice una promesa… No planeo poner un pie en el otro mundo hasta que no me digas que sí.
Tal vez fue la adrenalina de verlo vivo, pero hizo que Buttercup reaccionara al instante. Lo levantó en brazos y emprendió vuelo al hospital militar de Tokio, esperando que el edificio siguiera en una pieza. Era mucho más cercano que ir a por el profesor.
―Pues mantente despierto porque esto todavía no acaba. Te dije que no hablaríamos hasta que no acabáramos con ese imbécil.
De pronto la Buttercup llorosa se había marchado, ahora tenía algo por lo que volver a luchar.
Aunque estaba despierto, respiraba dificultosamente y su mirada se perdía de vez en cuando. Intentó mantenerlo consciente mientras volaba hacia el hospital, que gracias a los dioses seguía entero. Entró como cohete buscando algún médico, encontrándolos a todos resguardados en un sótano debido a la batalla que se llevaba a cabo afuera.
Al final Buch había terminado por dejar de respirar nuevamente y después de reanimarlo, el doctor se dirigió a ella.
―Está luchando por quedarse, pero no creo que lo logre. ―Admitió con pesar ― Necesitamos rayos Z negros y blancos de ser posible, ya que el código genético de estos chicos contiene ambos. Es mi última esperanza para poder salvarlo.
Buttercup negó.
―No hay tiempo. Tome lo que necesite de mi sangre.
El doctor parpadeó, pero pareció entender la teoría detrás de la petición. Siendo ella portadora de dichos rayos Z, donarle sangre podría no solo transmitir sangre sino el líquido vital de esos chicos.
El doctor carraspeo, miró sus heridas, y las ojeras de sus ojos.
―Es una buena idea, pero… no estás en un estado óptimo para hacerlo, tú también has perdido sangre, y además según tengo entendido, solo portas rayos Z blancos-
― ¡Sólo hágalo maldita sea! ―Caminó hacia una camilla, se acostó y mostró el dorso de su brazo. ―Es la única opción que tenemos.
A mitad del proceso, Butch no mejoraba y ella no pudo soportarlo más. Se desmayó del cansancio, de la pérdida de sangre, del dolor, por todo.
No alcanzó a notar como el pelinegro abría los ojos y le miraba en el acto.
Al final, la habían trasladado a ella a otra habitación para tratarla por sus propias heridas.
Después de haberse quedado petrificados varios segundos, el rubio no se lo pensó dos veces. Corrió y sin importarle que la morena pudiera golpearle, la apartó del cuerpo de su hermano sin mucho cuidado y le abrazó entre quejidos del moreno que tenía el cuerpo maltrecho. Las lágrimas comenzaron a correr silenciosamente por las mejillas del menor mientras ocultaba su rostro entre la ropa de hospital del oji-verde. Koiji rio débilmente y posó el brazo que no tenía vendado sobre la espalda de su hermano menor con la poca fuerza que tenía.
── No habíamos querido decirle a nadie que había sobrevivido hasta que estuviéramos 100% seguros que lo iba a lograr. El estado era demasiado crítico y no queríamos ilusionar a nadie. ── Explicó el doctor.
A paso lento, Makoto se acercó.
── Les he metido un buen susto cabrones. ── Murmuró con voz adormilada y los ojos entrecerrados por el cansancio y las medicinas. ── Si creían que se los iba a dejar tan fácil...
── Eres un... imbécil… ── Las palabras de Makoto eran hirientes pero sus ojos, que comenzaban a empañarse, delataban todo lo contrario. ── Mira que morirte en plena batalla y sin avisar, maldito hijo de puta...
Cuando su voz se empezó a quebrar, Momoko le dio un empujoncito a la camilla con cariño, que fue suficiente para que el pelirrojo terminara por ceder y abrazara a su consanguíneo. Makoto no recordaba si alguna vez se habían dado un abrazo. Estaba casi seguro de que no. Los brazos de sus hermanos le resultaban tan extraños como reconfortantes.
──Como la vuelvas a liar ──Le gruñó. ── ¡No la cuentas cabrón! ¿Me oyes? ¡No la cuentas!
El pelinegro asintió imperceptiblemente y hablo con la voz ronca por los medicamentos.
──Entendido.
Y fue ahí cuando la que empezó a berrear fue Miyako uniéndose al abrazo de los hermanos, seguida de Momoko y posteriormente Kaoru, que sorprendentemente, aún tenía lagrimas para dedicarle al pelinegro.
Momoko abandonó la habitación del pelinegro que tras la gran noticia estaba abarrotada de caras conocidas: el alcalde, Bellum, el profesor, Ken, Kuriko, Mina; que tenía pocos minutos de haber regresado a la capital tras haber recibido la noticia esa mañana y el resto del equipo. Y aunque a ella le encantaba y le llenaba el corazón que todo estuviera rebosante de vida y felicidad ──sobre todo de vida ── después de haber permanecido en la ruidosa habitación del pelinegro durante horas, necesitaba un descanso.
Por eso ahora se encontraba deambulando por los pasillos del hospital que, a decir verdad, ya la tenían bastante harta también. Cuando por fin encontró la salida, se fue a respirar aire fresco a una de las áreas verdes donde para su sorpresa fue encontrar a nadie más y nadie menos que …
──Makoto ──Dijo involuntariamente observándolo sentado en una de las bancas del lugar. El pelirrojo que antes de su llegada miraba absorto la luna, se giró lo justo para verla detrás de él.
Tenía un semblante tranquilo y pensativo por lo que se sintió algo culpable de interrumpirlo. Comenzó a retroceder.
──No sabía que habías venido a este lugar…
──Está bien ──Se apresuró él. ── sólo pensaba. ──Corrió el cuerpo a uno de los extremos de la banca y palmeó el extremo vacío.
Se sentó junto a él y miraron la luna unos segundos.
── ¿Y que pensabas? ──Cuestionó después de un rato en silencio. Una casi imperceptible sonrisa apareció en sus labios.
──No me puedo creer lo de Koiji. ── Ella le miró un par de segundos. A simple vista para muchos parecería indiferente, pero ella le conocía bien. Estaba feliz.
── Yo tampoco. ──Admitió. ──Aunque, no es por minimizarte ni a ti ni a Hotaru, pero la que se había llevado la peor parte había sido Kaoru. Jamás la había visto así.
──Tienes razón… ──Murmuró. Tras aquel comentario, y como si de pronto hubiera recordado algo, Makoto giró el dorso y recargó el brazo en el respaldo de la banca, quedando frente a ella. Momoko le miró.
──La verdad ──Comenzó él. ──No es lo único que estaba pensando.
Akatsutsumi, tras unos segundos de silencio entendió que le estaba invitando a continuar la conversación. Con una ceja levantada de curiosidad, giró el cuerpo de la misma forma que él, quedando frente a frente. Admitía que le sorprendía que era él, el que voluntariamente estaba abriéndose con lo que fuera que estaba pasando por su cabeza.
── Que pensativo andas ──Bromeó.
──Bueno… ver a tu hermano morir y luego verlo volver a la vida te despierta el cerebro, Bloss.
── Tienes razón, lo siento… ¿Y que más pensabas?
──En lo que pasó en el Triángulo. Es decir… lo que hablamos tu y yo en el Triángulo.
La pelirroja no ocultó su sorpresa.
── ¿En eso pensabas?
Brick asintió suavemente, era verdad. Todo lo que había pasado con Koiji le había revuelto el cerebro. Los últimos días mientras lo pensaba muerto, se había dado cuenta de que… no quería ponerse cursi y decir que lo quería, pero… pues joder, sí, quería a ese par de imbéciles idiotas que tenía por hermanos. Y se dio cuenta de que le hubiera gustado ser un mejor hermano.
Y ahora que estaba vivo era como si se estuviera replanteando todo lo que pensaba y hacía, porque después de haber perdido algo tan grande, todo lo demás se alineó en perspectiva a ello.
Pero lo más curioso, era que lo que más lo había impactado no habían sido sus propios sentimientos, sino haber visto como a Kaoru casi se le había ido la vida tras el suceso. Ver como la vivaz e irreverente pelinegra había terminado siendo como un fantasma le había sorprendido más aún que su propia tristeza.
Y sé dio cuenta de que Momoko, tenía razón.
── No quiero perderte. ──Había dicho él. ──Nuestra vida es demasiado peligrosa. Es verdad que hemos tenido leves periodos de paz, pero eventualmente algo vuelve a pasar. Si… Si termino por enamorarme más de ti y… no sé si lo soportaría. No sé si podría continuar.
── ¿Cuál es la diferencia ahora, entonces? ──Le había respondido ella ── ¿Qué pasará si muero mañana? ¿Si hubiera muerto ayer, a si muero dentro de cinco años? ¿Cambiará tu dolor?
Ya no quería perder más tiempo.
──Con lo que pasó me di cuenta de que tenías razón. Si mueres hoy, mañana, en cinco años o incluso si hubieras muerto en la batalla, eso es algo que yo no puedo controlar ni evitar. Seguramente va a doler. Pero si mueres no quiero arrepentirme de haber perdido el tiempo, sin ti, por miedo.
Blossom parpadeó boquiabierta.
── ¿En serio me estás diciendo todo esto? ¿Quién eres y que haz hecho con mi contraparte?
Makoto rio mirando al cielo.
──No te acostumbres rosita. Es una ocasión especial.
──Pero entonces… entonces, ¿Qué intentas decir?
──Estoy diciendo. ──Interrumpió, acortando la distancia entre ellos. ──Que, a partir de hoy, tu eres de mi propiedad. Eres mi novia.
Esta vez fue la chica la que rio.
── ¡Todo esto era demasiado bello para ser real! ¡No seas patán y pregúntamelo!
── Mmmm… ──Murmuró tomándole el rostro. ──Nah, sólo te estoy informando. De todos modos, ya sé que te mueres por mí.
── ¡Eres un-
Him la interrumpió con un beso que ella aceptó con gusto y que tal como esa noche en el Triángulo, la hizo estallar por dentro. Brick tenía una forma de besar, que la volvía loca.
── ¿Soy un qué? ¿Qué estabas diciendo? ──Le cuestionó separándose levemente. Ambos sonreían.
──Un novio muy molesto ──Respondió, halándole de la camisa y volviendo a unir sus labios en un beso.
Un beso que después de todo lo que habían pasado, se le antojaba como un gran, gran trofeo.
Misaki parpadeó y negó por cuarta vez en la última hora.
── ¿Cómo haz dicho, otra vez?
Miraba a los seis chicos intentando entrever la mentira dentro de la historia tan surrealista que intentaban hacerle creer. Asami a su lado, permanecía callada.
Cuando Hotaru lo había llamado para pedirle que fuera a su departamento, muchas cosas pasaron por su mente. Insultarle, maldecirlo, preguntarle si estaba bien. Ir al lugar solo para golpearlo y volver a casa.
Ese idiota, sus hermanos, y las tres féminas restantes del grupo lo habían mantenido a él y a Asami al borde de la cólera las últimas semanas.
Para empezar; todavía tenía una pequeña espinita por ahí de cuando los habían dejado tirados con el baile de primavera, que originalmente había sido idea de Gotokuji. Después, los seis habían desaparecido de la faz de la tierra durante días sin haberle hecho saber a nadie absolutamente nada. Su paradero era desconocido hasta para los padres de las chicas que después de un par de días habían ido a la escuela a buscarlas, sin éxito alguno, lo que condujo a levantar un reporte ante las autoridades. En medio de todo aquello, Tokio se había visto inmersa en otra ──Sí, joder, otra ──estúpida batalla colosal en lo que iba de la semana, la tercera en los últimos dos años y ni Hotaru, ni ningún otro, jamás, JAMÁS, le respondieron el estúpido móvil.
Por lo que él y Asami temían y se imaginaban, podían estar ya a seis metros bajo tierra.
Y sólo ahora, casi una semana después de la estúpida batalla campal que había acontecido en la ciudad, se habían dignado a aparecer para platicar. Así todo casual.
¿Y ahora resultaba que ellos eran los RowdyRuff Boys y las PowerPuff Girls?
¡¿Estaban de coña?!
──Por eso desaparecemos siempre. ──Intentó nuevamente Miyako sacándolo de sus recientes recuerdos. ──Era peligroso que supieran la verdad, pero… nos dimos cuenta de que, sepan o no la verdad, nuestros seres queridos siempre correrán peligro. Preferimos que, si algo llega a pasar algún día, sepan quienes éramos, qué hacíamos y por qué lo hacíamos. Sin más mentiras.
Después de un corto silencio Takata habló.
──Misaki, creo… están diciendo la verdad.
Sasaki la miró.
──Es una trola. ──Dijo él, en negación. ── ¿Qué no los conoces? ¡Venga! ¡Están intentando evadir lo que nos hicieron a todos!
── Es bastante obvio ahora que lo pienso. ──Insistió Asami nuevamente.
Hotaru, ya harto de intentar hacerle entrar en razón con palabras se levantó con un suspiro.
── ¡Explosive Boomer!
── ¡Ah! ──Un chillido agudo salió de la garganta del castaño al mismo tiempo que se levantaba del lugar donde estaba. ── ¡T-Tú!
── ¡Hyper Blossom!
── ¡Hard Brick!
Y así, uno a uno se transformó haciendo enmudecer al castaño que tenía los ojos abiertos como platos.
──Por… por eso… toda la semana pasada… ──Se tomó los cabellos y haló de ellos un poco histérico── ¡Ustedes no estaban en Tokio! ¡Tú… ¡Tú moriste! ──Chilló señalando al moreno que justamente ese día, había sido dado de alta.
──Es lo que intentamos decirte, tarado. ──Dijo Buttercup.
De pronto Misaki pareció volver en sí y frunció el ceño.
── ¡Ni crean que esto los excusa de nada, bola de tarados! ──Les espetó apuntándolos acusadoramente. ── ¡Pudieron si quiera haberse inventado una historia, que se yo! ¡Nos mantuvieron al borde del colapso a sus padres, compañeros de clase, maestros! ¡Ustedes junto a…
Sasaki calló y miró a Asami que todavía perpleja e intentando procesar aquello había permanecido callada. Una idea que no lograba encajar en ningún lado aparente le hizo mirarlos pensativo. Ellos no eran los únicos que habían desaparecido en exactamente las mismas fechas.
──Quieren decir… ¿Himeko también está con ustedes? Ella también desapareció y nadie sabe nada de ella.
Los seis de pronto habían enmudecido y le miraban quietos. ¿Había hecho una pregunta con trampa o algo por el estilo?
Un carraspeo de Brick los sacó del repentino silencio.
── Eh… ¿Himeko? ¿La pecosa? ──Negó. ──Ella, bueno… ella es un civil común y corriente. ──Mintió.
Gracias al profesor que entró al lugar con un par de cajas de mudanza, la conversación no pudo seguir. Misaki tiró de sus cabellos una vez más y señaló a Utonium.
── ¡El… ¡El científico! ¡El científico famoso!
Boomer le miró.
──Si bueno… su laboratorio fue destruido durante la batalla y se quedará con nosotros hasta que el lugar pueda ser habitable otra vez. ──Explicó rápidamente. ──Profesor, este es Misaki Sasaki. Ella es Asami Takata. ──El adulto sonrió en reconocimiento.
── ¡Ah, claro! Por fin nos conocemos ──Una vez dejó las cajas, les tendió una mano que Misaki observó como si fuera un bichito exótico. ──Me han hablado mucho de ustedes.
──Le han… ¿Usted… sabe quién soy?
Ante el comentario del castaño, nadie pudo evitar reír.
6 meses después.
Un viento otoñal revolvió los cabellos de todos los presentes. Cientos de hojas pintadas de amarillo, naranja, rojo y púrpura cayeron de los árboles como copos de nieve que resaltaron entre el tumulto de personas vestidas de negro.
Los llantos de una mujer llenaron el lugar nuevamente cuando el ataúd fue puesto bajo tierra.
Pasó casi una hora cuando todo el mundo se fue y los seis pudieron acercarse a la lápida.
── Se dieron por vencidos demasiado rápido. ── La voz de Hotaru la sacó de sus pensamientos ── Ella no está muerta.
Por toda respuesta, Momoko se agachó y depositó una flor en un espacio que logró encontrar entre todas las flores que habían sido dejadas para honrar el nombre que releyó sobre la lápida.
Shirogane Himeko.
Después de la batalla con Ken, Himeko había desaparecido. Por su parte, ellos no habían encontrado rastro de ella ni en el Triángulo, ni en Tokio, ni en ningún lado. Su familia había iniciado una búsqueda dirigida por los mejores detectives del país sin éxito alguno. Al ser una de las familias más poderosas de Tokio, la noticia se había esparcido como pólvora.
Después de 6 meses, habían optado por darla por fallecida durante la batalla con Ken, al igual que a muchos de los civiles que con mala suerte no habían logrado resguardarse en la seguridad de casa.
Todos sin ser conscientes de que la mitad de la culpa de la actual crítica situación política, militar y social de Tokio, era de Shirogane.
Hotaru, Miyako y Mina, estaban convencidos de que Himeko no había muerto. Ella misma a veces lo dudaba, ya que ellos realmente siempre procuraron salvar a Himeko durante la batalla, hacerla entrar en razón. Nunca había estado realmente en peligro de morir a manos de ellos, incluso la última vez que la vio en el campo de batalla, estaba en perfectas condiciones de correr hacia Ken, Sin embargo… ¿Dónde estaba? ¿A dónde podría haber ido? Ken estaba muerto, no tenía a donde ir. El bunker del Triángulo había pasado a ser propiedad del gobierno americano por razones que siempre que recordaba le hacían ponerse de mal humor, por lo que, si hubiera estado ahí, lo hubieran sabido.
Un sentimiento extraño se instaló en el pecho de los 6 héroes. Himeko era culpable de muchas cosas, había sido espía y secuaz de Ken. Así como también los había ayudado a escapar del Triángulo, lo cual inevitablemente, los había ayudado a ellos a vencer a Ken.
Por su parte, ella estaba en proceso de poder perdonar Himeko. A pesar de todo, no quería guardarle rencor. Incluso, necesitaba perdonar a Ken, porque no quería cargar con ese peso para siempre. El rencor era lo que había creado a todos los más letales villanos que ellos habían enfrentado. Por eso estaba ahí, tratando de rendir respeto a aquella chica de alguna manera.
Lo había hablado con Makoto y sabía que él aún permanecía reacio a si quiera pensar en perdonar a Ken, pero con Himeko estaba haciendo un esfuerzo. Todos ellos. Confiaba en que eventualmente, el pelirrojo entendería que el perdonar era más para beneficio suyo que de Ken, que ya ni siquiera estaba entre ellos. Mientras tanto, ella lo acompañaría en el proceso.
La mano de Makoto tomando la suya la sacó de sus pensamientos.
── No hay mucho más que podamos hacer. ── Dijo Him mayor.
Miyako suspiró.
── Será mejor que nos vayamos. Todos se han ido. Seguramente los demás nos esperan.
Los cinco restantes asintieron, y se pusieron en marcha. Podrían haber volado hasta su destino, pero prefirieron el camino largo, caminar en silencio hasta llegar al departamento de los Him, que ahora compartían con el profesor y el pequeño Ken, al menos mientras el laboratorio volvía a ser lo que era antes. Cuando llegaron, Kuriko les recibió con gorros de cumpleaños, con Ken detrás de ella, su semblante cansado.
── ¡Feliz cumpleaños, Kaoru!
── Kuriko, deja que lleguen tranquilamente.
Las voces y risas ya reinaban dentro del lugar. Alcanzaron a ver a Souta, el hermano de Kaoru. Escuchaban las voces de Misaki y Asami. A lo lejos escucharon al alcalde pidiendo pepinillos. Los ladridos de Rei intentando llamar la atención de cualquiera que quisiera alimentarlo con algo hacían eco en el lugar.
── Gracias enana, pero no me pondré ese estúpido gorro.
── ¡Kaoru! ── Riñó Miyako. ── ¡Ten algo de espíritu!
── Mira Gotokuji, ¡Ya suficiente tuve con que el funeral hubiera coincidido con mi cumpleaños! ¡Así que no me pondré ese estúpido gorro!
Y así entre cotidianas discusiones, ingresaron al lugar donde todos recibieron a los recién llegados y felicitaron a la pelinegra mientras ella masticaba como camionero todo lo que le pasaba por enfrente. Se había negado a que le cantaran feliz cumpleaños y no los había dejado escoger ninguna película para ver. Koiji se encargaba de que nadie se entrometiera con las decisiones de su novia.
En la primera oportunidad que tuvo, el pelinegro la apartó de los demás y la llevo a la terraza esperando que nadie los molestara, aunque sea por unos minutos. Se sentaron en el borde y Koiji le cogió la mano. Ella posó su cabeza sobre su hombro.
── ¡Qué día! ──Suspiró la pelinegra. ── ¡Mira que osar hacer un funeral en mi cumpleaños!
Se quejó la pelinegra. Koiji rio quedamente aspirando el olor de su cabellera ónix. Inevitablemente recordó el día que, por fin, aceptó ser su novia.
Tenía 8 puñeteros días en el hospital. Era verdad que había tenido días mejores, en los que se veía mucho más sexy, ardiente y saludable, pero coño; estaba seguro que ya podía levantarse de ahí e ir volando a su departamento.
Pero todo el puñetero mundo se negaba a dejarlo salir, empezando por el profesor, pasando por sus hermanos y terminando en la pelinegra de ojos verdes que ahora mismo cambiaba el canal del televisor.
Después de no encontrar nada, ella se levantó de un salto.
──Toma. Le entregó el control remoto. Me largo, tengo que ir a tu casa. No hagas el idiota mientras vuelvo, ¿Vale?
Him la miró con confusión.
── ¿A mi casa? Kaoru asintió.
──Escuché al doctor decir que mañana te dan de alta. Explicó Eres un cerdo así que seguramente tu habitación es una porquería.
Rellenó el vaso de su mesa de noche con agua.
──Nos ha costado bastante mantenerte con vida, así que sería estúpido que terminaras muriendo por alguno de tus asquerosos gérmenes, idiota. Gracioso, pero estúpido.
Mientras Kaoru volvía a depositar la jarra en el pequeño frigorífico de la habitación, él no le despegó la mirada de encima. Aunque lo insultaba y bromeaba, Koiji ya lo había notado.
Había notado que la pelinegra no se despegaba ni un día de su cama, pasaba más tiempo ahí que sus propios hermanos. Le acomodaba las almohadas, rellenaba su vaso con agua siempre que se la terminaba, y se había encargado de que le llevaran waffles por las mañanas porque era su desayuno favorito.
También se encargaba de mandar a volar a todos cuando comenzaban a armar alboroto y después de las 9 de la noche le prohibía el paso a todo el que no fuera personal médico que osara entrar a la habitación porque "necesitaba descansar"
──Así que me largo ya. Miyako y Momoko tienen que ayudarme porque no pienso limpiar tus porquerías yo sola Giró sobre sus talones, pero él la detuvo cogiéndola de la muñeca.
Kaoru se giró a verlo.
── ¿Qué pasa?
── Eso quiero yo saber. Matsubara lo miró confundida. Tienes tres días siendo amable y atenta conmigo.
Tras un par de segundos en silencio, Kaoru deshizo el agarre algo nerviosa.
── Bueno, casi te mueres imbécil. Him la penetraba con la mirada.
── ¿Te asusté?
Matsubara rio nerviosa.
──Pero que dices idiota desvió la mirada. Obviamente las peores personas son imposibles de matar. Sabía que estabas bien.
Him mediano suspiró y por más que intentó no desesperarse la molestia se coló en su respuesta.
── Estoy harto. Harto Kaoru.
── ¿De qué? Se hizo la desentendida.
── De esto. De este jueguito. Tienes tres días cuidando de mí y aun así te niegas a aceptarlo.
Antes de que pudiera decir o hacer algo más, Koiji volvió a coger su mano, pero esta vez haló de ella con suficiente fuerza para acercarla a él.
──Me lo prometiste. Le recordó. Me prometiste que hablaríamos si sobrevivíamos a esto. Y te recuerdo que me esforcé mucho por sobrevivir, preciosa.
Matsubara miró al techo. Con un suspiro, aceptó internamente que esta vez, no podía negarse.
Se sentó en la orilla de la cama de su contraparte quien al notar la acción se irguió en su cama quedando frente a frente. Por fin, por fin después de tantas malditas vueltas Kaoru aceptaba abrirse a él.
A pesar de eso, sabía que probablemente tendría que abrir el camino para ella, y, a decir verdad, después de haber vuelto de la muerte, él no quería dejar pasar un solo día sin recordarle lo mucho que la necesitaba con él.
──Tu ya sabes lo que yo siento. Le recordó. Y después de todo lo que hemos pasado, no quiero separarme de ti nunca. Pero de verdad que ya no puedo más, estoy harto de este juego estúpido.
Kaoru se miraba las manos evitando la penetrante mirada del pelinegro.
── ¿Por qué no puedes aceptar que me quieres tanto como yo a ti?
Un fuerte rubor apareció en las mejillas de la pelinegra. Apretó los ojos y suspiró, sin saber cómo explicar bien sus sentimientos.
──Sí me asusté. Dijo en un murmullo apenas audible para él, que la tenía cerca.
── ¿Por qué? Ella le miró, con los ojos empañados.
── Por qué… Un par de lágrimas rebeldes rodaron por sus mejillas. Ella gruñó. ― ¡Esto es incómodo! ¡No quiero hacerlo! Giró el rostro, pero Butch se lo tomó entre las manos y la hizo volver a verlo al instante.
── ¿Por qué? Insistió suavemente. Esta vez ella no se le iba a escapar. No iba a salir de esa habitación sin haber resuelto esa estúpida situación.
Tras un par de segundos volvió a mirar hacia abajo.
── Porque… Porque pensé que te había perdido para siempre. Por fin respondió con la voz entrecortada. Y me di cuenta…
calló.
── ¿De qué? Volvió a insistir. Ella no lo miraba a los ojos, pero estaba sonriendo.
──De lo terca que había sido… de lo mucho que te quiero y-
A Him le hubiera gustado seguir escuchando lo que la pelinegra tenía para decir, pero no aguantó más. Unió sus labios con necesidad. Degustó los labios de su contraparte que en ese momento tenían un sabor algo salado por las lágrimas derramadas. Sin embargo, tras un par de roces ella se separó lo justo para que él suspirara con desesperación otra vez.
── ¿Y ahora? ¿Por qué no?
── ¡Yo no sé cómo hacer esto! Le espetó al sentirse presionada. Yo nunca he estado con nadie, y tú… tú tienes más experiencia y…
── ¿Y qué?
──No quiero decepcionarte. Murmuró.
El sonrojo había pasado de rosa a rojo. Ella negó deseando que la tierra la tragara, se sentía demasiado expuesta. La fuerte risa que Him soltó de repente la hizo sentirse peor. Sintiéndose humillada, se levantó dispuesta a largarse de ahí, pero para su mala suerte, Butch había recuperado toda su fuerza y la obligó a sentarse nuevamente. Sonreía como tarado.
──Es bueno saber que nos sentimos de la misma manera.
Ella le miró confusa mientras élle tomaba el rostro y la acercaba a él.
──Es verdad que he estado con muchas, pero nunca he sentido nada como esto, por eso era todo tan fácil con ellas. Y sé que no debí comportarme así, aunque no significaran nada para mí. Era un idiota. ──Admitió.Pero respecto a ti… me haces sentir tantas cosas que… Tu a mí también me das bastante miedo, nena, y tampoco quiero decepcionarte. Pero estoy dispuesto a jugármela por ti. Te amo idiota, ya te lo había dicho.
Y cuando la volvió a besar, ella no se apartó. Respondió a los movimientos de sus labios sobre los suyos, dejándose guiar por él. Por fin, dejándose querer. Dejándose querer por él. Se separó lo justo para mirarla a los ojos.
──Entonces… ¿Ya eres mi chica?
Matsubara sonrió levemente y volvió a besarlo. Y esta vez fue difícil besarse porque ambos sonreían estúpidamente. Entonces la puerta se abrió y Momoko soltó un chillido emocionado. Kaoru se levantó de la camilla como si quemara.
── ¡Miyako! Llamó la pelirroja.
── ¡Les dije que tenían que llamar antes de entrar!
Un pellizco lo sacó de su bonito recuerdo. Los ojos esmeralda de su chica le miraban interrogantes.
──Joder, nena, ¿Por qué haces eso? ──Cuestionó sobándose el área afectada.
──Me estabas ignorando. En mi cumpleaños. ──Se quejó casi infantilmente. Him sonrió y la rodeó con los brazos.
──Era por una buena razón.
──Ah ¿Sí? ¿Y cuál?
──Estaba recordando el día que por fin cediste ante los grandes atributos de este galán. No puedo creer que tuve que morirme para que te dieras cuenta de lo que te perdías. ──Dijo arrogante.
Kaoru rio y se removió entre sus brazos.
──Eres un idiota. ──Le dijo en tono meloso. Y Koiji no pudo evitar pensar que le encantaba haber descubierto que ella también podía dedicarle palabras y miradas en ese tono. Sólo a él.
Se había convertido en un idiota cursi, pero ¿Y a quién coño le importaba? A él le gustaba serlo.
Justo cuando iban a sellar su amor con un beso, la voz de Souta les separó.
── ¡Hey, hey, hey!¡Chiflando y aplaudiendo!
Koiji suspiró y Kaoru se separó de él. Aún tenían que trabajar en lo vergonzosa que resultaba ser en público con sus demostraciones de afecto.
──Uno ya no puede besar a su novia con tranquilidad.
Y siguiendo a su chica, volvieron con los demás.
A las dos de la madrugada, cuando la comida se había terminado y habían visto y hecho todo lo que Kaoru quería, los invitados comenzaron a retirarse de a poco. Los últimos en salir habían sido Misaki y Asami, el último más que nada porque la chica había dicho que se iba y no podía dejar que su novia partiera sola a casa de madrugada.
El profesor bostezó.
──Chicos, me voy a la cama. Lleven a las chicas a casa, y regresen con cuidado. ──Después de haber librado tantas batallas peligrosas, aquel comentario hasta parecía gracioso.
Tras escuchar el segundo bostezo del adulto, supieron que esa era su señal de salida. Los primeros en irse fueron los verdes junto a Souta que todavía no se acostumbraba a ver a su pequeña y ruda hermana con novio.
Makoto miró a Momoko.
── Bloss, ¿Listas? ──La líder asintió y llamó a Kuriko que llegó fresca como una lechuga, sin ningún atisbo de cansancio en su semblante. Makoto decidió que no tenía ánimo de hacer de niñera de la adolescente. Si era posible, él quería poder disfrutar un rato más con su tragadulces favorita (es decir la mayor, no la menor). Un par besos tampoco estarían mal. Pero con Kuriko chillando y hablando todo el rato, eso no pasaría.
Por lo que cogió a Ken del brazo y lo arrastró consigo.
── ¡P-Pero! ¡Pero si yo ya tengo sueño! ──Se quejó. Kuriko lo cogió del otro brazo mientras lo arrastraba a la salida.
──Ken, no puedes dejarme sola con estos dos, que seguramente irán besuqueándose todo el camino.
── ¡Kuriko! ──Regañó Momoko. Makoto sonrió de oreja a oreja.
── ¡La pulga sabe lo que dice!
── ¡Esa es sólo otra razón para no querer ir!
Y con ese último comentario, Makoto cerró la puerta detrás de ellos, dejando a los azules solos en el departamento. Aunque debía admitir, que lo había hecho un poco a propósito por su hermano y la rubia también.
Momoko miraba a los dos adolescentes caminar frente a ellos chillando y discutiendo cosas animadamente. Bueno, Kuriko hablaba incansablemente mientras Ken asentía a lo que decía sin mucho entusiasmo.
──Esta vez si te pasaste. ──Makoto hizo un movimiento de mano, despreocupándole.
──Esos dos un día van a terminar juntos. Tu lo sabes, yo lo sé, todo el mundo lo sabe. Sólo les di un… ya sabes, un empujoncito.
Aktsutsumi mayor rodó los ojos divertida.
──Tienen 15 años, no necesitan ningún empujoncito. Además, no puedes asegurarlo ¡Tal vez y no pasa nada! Déjalos que vayan a su ritmo.
──Que al paso que va Ken, será hasta que tengan 45.
Momoko se permitió reír sinceramente.
── Además ──Se detuvo y la atrajo a sí. ──Yo quería estar contigo. Y Ken era la distracción perfecta.
──Ah, ¿Sí?
──Sí. ──Dijo en tono bajo mientras se acercaba a depositar un beso en los labios de ella. No pudo durar mucho disfrutando porque segundos después Momoko lo apartó lo justo y entrecerró la mirada sobre él. Su dedo índice fue a parar acusadoramente al pecho del pelirrojo.
──Aunque no creas que no me di cuenta lo que hiciste allá atrás con Miyako y Hotaru.
Una sonrisa traviesa surcó el rostro de su novio. Se encogió de hombros. Makoto sabía que estaba hablando con la mayor entrometida en relaciones amorosas del planeta así que no hizo amago de negarlo.
──Ya sabes ── Dijo socarronamente ── Creo que ellos pueden entenderse muy bien estando solitos~
── ¡Makoto! ──Reclamó entre risas golpeándole en el hombro.
── ¡No seas mal pensada, rosita!
── ¡No puedo creer lo entrometido que te has vuelto!
──Salir contigo me atrofió el cerebro, preciosa.
Le tomó la mano y siguieron andando entre risas.
──No, pero ya enserio. ──Continuó él en un tono más serio. ──Desde que terminó con la azulita, Hotaru se ha vuelto demasiado fastidioso, ¿Sabes cuánto tiempo dura duchándose cuando se deprime? ¿Sabes cuantas veces he tenido que salir a orinar fuera porque el idiota está encerrado en el maldito baño?
Momoko había intentado mantenerse seria pero no lo logró.
──Te lo juro, es un fastidio.
──Lamentó la situación del baño, de verdad. ── Dijo con gracia, para luego cambiar su mirada a una pensativa. ── Pero no sé, sólo… la verdad, me entristece la situación de Hotaru y Miyako.
Makoto balanceó la mano que tenía unida a la suya suavemente mientas caminaban.
──Ha sido un año muy difícil para Miyako, Bloss. ──Le recordó. ── Toda la situación de su papá, y luego, después de la batalla, pasó lo de su abuela. Mi hermano es idiota, pero no tanto. Él lo sabe, sabrá esperar. Es sólo cuestión de tiempo.
Esta vez fue ella la que detuvo el suave andar. Se le quedó mirando sin poder creer al Brick que tenía frente a ella. Instintivamente su mente viajo a años pasados y recordó a un crío molesto, infantil y odioso que después había pasado a ser un líder nato, pero cerrado, impulsivo, con muchísimas dificultades para expresar lo que le pasaba por la cabeza.
Pero, después del Triángulo, después de casi perder a Butch, era como si Brick hubiera vuelto a renacer por tercera vez, mil veces mejorado. Era verdad que no era necesariamente el más expresivo chico del mundo. Seguía gastándole bromas pesadas a ella y sus amigas y no dudaba en insultar a sus hermanos por puro gusto y diversión. Aún a veces tenía que sacarle casi a golpes lo que le pasaba, pero en ese momento lo tenía ahí, expresando sutilmente preocupación por su consanguíneo menor, buscándole un momento a solas con la chica que amaba y poniéndose en el lugar de ambos rubios en el proceso. Hablándole con el corazón sin pena.
¿Ese era Makoto? ¿Ese era su Brick?
Comenzando a ponerse incómodo el pelirrojo carraspeó.
──Eh… ¿Y ahora porque me miras así?
Momoko sonrió tontamente y pasó los brazos detrás del cuello del chico.
──Pensaba en lo mucho que me gustas. ──Una sonrisa arrogante y coqueta se dibujó en el rostro de su contraparte.
── ¡Es que yo soy Makoto Him! ¡Soy irresistible nena! ──Unieron sus labios en un corto beso.
──Arg, te lo dije, es lo único que hacen últimamente.
Ken y Kuriko los miraban incómodos y asqueados. Makoto sonrió sin soltar a su novia.
── ¿Envidia o coraje renacuajo?
Ken respingó y enrojeció.
── ¡Ninguna de las dos, tarado!
Y siguió con andar rápido con las risas de Him de fondo y Kuriko chillándole que lo esperara. Momoko por su parte, continuó su andar entre risas, emocionada de poder compartir todos los años que pudiera con él.
Hacía un buen tiempo que los dos rubios no pasaban tiempo a solas. Lo único que rompía el repentino silencio eran los bufidos y sonidos graciosos de Rei comiendo todos los restos de comida que habían ido a parar al suelo.
Hotaru recordó con pesar su relación antes del Triángulo, antes de que toda aquella mierda pasara. La facilidad con la que se entendían, los silencios agradables. Esa conexión tan especial que ellos siempre habían tenido. Ahora todo se sentía complicado. En parte era porque, a pesar de que habían pasado 6 meses, ninguno de los dos había dado pie a hablar del tema ni una sola vez.
Por su parte, él no había querido agobiar a Miyako con sus sentimientos, porque para ella terminar aquella batalla no había representado más que problemas. Instintivamente su mente viajó 6 meses atrás, exactamente cuando todo se había venido a pique.
Habían pasado 2 días desde que habían dado de alta a Butch y desde que le habían confesado la verdad a Misaki y Asami.
Y ese día, era el gran día, no podían seguir posponiéndolo más.
Las familias de Kaoru y Miyako, todavía las daban por desaparecidas. ¿Había sido irresponsable e inconsciente esperar tanto? Sí, tal vez, sobre todo tomando en cuenta que la abuela de Miyako era de edad avanzada. A pesar de eso las chicas habían decidido esperar un par de días más después de acabado todo para pensar que les iban a decir a sus familias. Después de todo, no era la única confesión que tenían que hacer.
Aunque ellos habían querido darles privacidad, Kaoru y Miyako habían insistido en que se quedaran con ellas. Querían hacerlo juntas. Tal vez por los nervios, el apoyo moral, o simplemente porque después de todo lo que habían pasado, no tenían mucho ánimo de separarse.
Los 3 hermanos habían ofrecido su departamento como punto intermedio para hablar del tema. Después de todo, el lugar se había vuelto el nuevo punto de reunión de todos tras lo sucedido con el laboratorio.
Y ahí estaban, con la abuela de Miyako y la familia de Kaoru frente a ellos, que a decir verdad no terminaban de entender que hacían en aquel departamento de aquellos tres chicos. Hasta ahora había habido regaños, llantos y gritos y no estaban ni cerca de revelarles toda la verdad.
Tras haberse calmado las aguas, las dos chicas comenzaron a explicar mientras todos los demás se mantenían al margen de la conversación. Y sí, al igual que con Sasaki y Takata, habían tenido que hacer demostración de que realmente, ellos eran y siempre habían sido los héroes ── y villanos ── de la ciudad.
Después de lo que parecieron horas la aceptación de la realidad llegó a las familias de las chicas, pero todavía había una última cosa que hacer.
Miyako cogió aire, y más confiada, llevó a su abuela un poco a parte de los demás para esta vez sí hablarle más en privado.
──Es sobre papá y mamá… ──Había alcanzado a escuchar él. Sabía que no debía espiar conversaciones ajenas, pero usó su oído sónico para mantenerse al tanto de lo que pasaba con la rubia, por si necesitaba ayuda.
Le hubiera gustado equivocarse.
Todo pasó rápido. Tras la noticia del fallecimiento de su yerno y posiblemente el de su hija, aunándole la preocupación acumulada durante días de no saber nada de su nieta y la reciente sorpresa de quién era ella en realidad, Misumi tuvo un paro cardiaco, que gracias a que la llevaron rápidamente al hospital, no había derivado en una muerte, pero sí en un coma.
Tras la noticia, el alcalde había ordenado irrefutablemente que la cuenta del hospital corriera por parte de Tokio, pero aun así, Miyako tenía que hacerse cargo de otros gastos médicos menores que para una joven no eran necesariamente menores si se tomaba en cuenta que ahora ella se tenía que solventarse por su cuenta.
Y aunque muchas personas entre ellas Bellum, el alcalde y el profesor se habían ofrecido a apoyarla en el tema, ella se había negado, por lo que ahora trabajaba turnos dobles en una casa de moda japonesa, pasaba tres o cuatro noches en el hospital, asistía a la escuela, era heroína tiempo completo y básicamente, se partía en mil pedazos para poder cumplir en todos lados.
──Bueno, creo… que será mejor irme. Es algo tarde y en la mañana quería pasar al hospital antes de ir al trabajo.
La voz de la rubia lo trajo de nuevo a su departamento. La observó coger su bolso y acercarse a la puerta. Sabía que ella tenía que ir a descansar por lo menos un par de horas, pero si no era ahora, no sabía cuándo sería. La tomó de la muñeca suavemente.
──Necesito hablarte. ──Ella le miró. ──Hace mucho que no estamos solos y necesitamos hablar de nosotros.
──Hotaru… ──Comenzó, claramente intentando dar una negativa.
──Por favor ──Insistió. Le cogió la otra mano también. ── Por favor Miyako. Yo no puedo seguir así. ──Miró las ojeras debajo de sus ojos azul cielo, que ya no brillaban tanto como recordaba. ──Y tú tampoco.
La rubia, que en ese momento no llevaba sus clásicas coletas sino el cabello suelto, bajó la mirada y después suspiró. Tras verla asentir, Hotaru la llevó a la terraza. Si sus hermanos llegaban o el profesor se despertaba no quería que eso fuera un impedimento para que ellos hablaran. Cerró la puerta de cristal tras de sí y alcanzó a la rubia que miraba hacia el horizonte recargando los codos en la orilla del macetero, más concretamente mirando hacia el laboratorio.
Él se recargó dándole la espalda al horizonte, mirando hacia la sala de su casa. Tras un par de minutos en silencio, el chico por fin habló.
── ¿Qué nos pasó, Miyako? ──Dijo sin saber que más decirle. Se miraron a los ojos un par de segundos y él giró el cuerpo hacia ella. ── ¿Por qué estamos tan alejados?
──Pues…
Calló y volvió su vista al laboratorio. Him acortó más la distancia entre ellos, lo justo para tomarle el rostro y hacer que lo mirara otra vez.
── ¿Es por lo de tu papá? ── Preguntó con culpa. Miyako sonrió cansada y negó.
──No Hotaru, eso… hiciste lo que tenías que hacer para sobrevivir. ── Él le miró confundido. ──Tal vez debiste decírmelo antes, pero no fue tu culpa.
── Pero… ¿Entonces?
Ella se soltó del agarre y se pasó una mano por la rubia cabellera dándole la espalda. Con un suspiro pesado, camino hasta la pared más cercana y se recargó ahí.
Gotokuji no sabía bien que decirle. Últimamente se sentía todo menos ella misma. Normalmente no tenía problemas para expresar lo que sentía, pero todo aquello la había sobrepasado hacía meses. Había perdido toda oportunidad de reencontrarse con sus padres, ella misma había llevado a su abuela al límite, tanto, que ahora permanecía en estado vegetal, y para colmo cada día que pasaba se alejaba más de sus amigos porque el trabajo, la escuela y sus responsabilidades de heroína la consumían.
Intentó contener el llanto, pero una lágrima rodó por su mejilla.
Him, que se había mantenido en su lugar, al verla en ese estado volvió a acercase a una distancia prudente sin querer presionarla demasiado.
Como leyéndole el pensamiento, su contraparte habló.
──No tienes por qué hacer esto sola. ── Dijo suavemente. ── Miyako, nada de lo que pasó fue tu culpa. No tienes porqué castigarte por eso.
Entonces ella rompió a llorar. Solo cuando Hotaru se lo dijo se dio cuenta de lo sola y culpable que se sentía por lo que había pasado. Him la cobijó en sus brazos.
── No lo hagas sola. No me alejes de ti. ──Pidió. Ella se separó lo justo para limpiarse las lágrimas.
── Hotaru, ni siquiera yo me reconozco. ──Sollozó. ── ¿Cómo podrías estar conmigo? En esta persona tan… tan oscura en la que me convertí.
Él no quería ser insensible pero no pudo evitar reírse ante el comentario.
──Miyako, tú no eres oscura. ── Le apartó un mechón de rubio cabello del rostro. ── Solo estás pasando por un momento muy difícil, pero si te alejas de las personas que te quieren sólo irá a peor. Y conste, que esa lección me la diste tu misma. Mira que tenga que ser precisamente yo el que te lo recuerde.
La rubia meditó un segundo sus palabras y después negó.
──Es que… no es solo eso. Todos estos meses han pasado tantas cosas y he tenido tan poco tiempo para procesarlo que todos los días me siento abrumada, y… y no sé sí comenzar una relación en este momento-
── Mi amor ──Dijo ya en tono desesperado. ──Tu conociste mi oscuridad. ¿Por qué yo no puedo conocer la tuya?
Le cogió una mano y después de un momento en silencio volvió a hablar.
──Pero ── Suspiró ──Yo sé que no es el mejor momento para ti. Por eso no te estoy pidiendo que vuelvas conmigo. No quería hablar contigo por eso. ──Aceptó con un deje de tristeza en la voz. ──Te estoy pidiendo que no te alejes de mí. Eso te estoy pidiendo.
Conmovida por el comentario, hizo un puchero. Los ojos de la rubia se empañaron.
──Yo puedo esperar por ti, y estar contigo. Así como tu estuviste conmigo hace 3 años. ──Dijo, recordando su proceso de redención de villano a héroe, que se volvió mucho más fácil solo cuando dejó a las tres PowerPuff entrar en su vida. ──Además, estoy completamente tranquilo ──Su tono se volvió arrogante. ──Ningún imbécil se atreve a acercase a ti porque todos saben que eres mía.
Él se encogió de hombros. Ella boqueó como un pez. Tras salir de la leve impresión de la confesión, le dio un empujón con una mirada recriminatoria.
── ¿Qué? ¡Sólo digo la verdad!
── Hotaru Him…
── ¡Además, además, además! ── Dijo apresuradamente entre risas, intentando cambiar de tema. La cogió de la cintura y una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro. ──Que no seamos novios no quiere decir que no podamos, de vez en cuando, ya sabes… darnos un par de besos, o-
── ¡Hotaru! ¡Te estás comportando como Koiji! ¡Además, dijiste que esperaríamos y los amigos no hacen eso!
── Bueno… pero tú y yo somos amigos especiales…
Ante la ridícula conversación que estaban teniendo, la rubia no pudo evitar reír. La primera risa que se permitía en un mucho tiempo. En ese momento, después de 6 meses, ambos chicos pudieron sentir como poquito a poquito, todo volvía a la normalidad.
Y Hotaru, mientras la miraba negar divertida, le tomó el rostro y la besó sin avisar. Y justo como cuando su primer beso, ella intentó alejarlo.
──Hotaru-
──Sólo cállate y bésame. ── Interrumpió suavemente. Y tal vez, solo tal vez, aquel comentario a ella también le trajo el recuerdo de su primer beso, porque sonrió levemente y ya no rechistó.
Le dejó besarla, suave y pausadamente como aquel día. Sus labios eran tan suaves como recordaba.
──Hubieran avisado que la fiesta seguía.
Se separaron y con alerta, la rubia se giró para encontrar frente a ella a los dos hermanos de Him menor. Makoto recargando un hombro sobre el marco de la puerta corrediza, Koiji con la mano sobre la puerta que ahora estaba abierta. Ambos con sonrisas burlescas.
Ella soltó un gruñido avergonzado y se cubrió la cara con pesar. Sintió los brazos de Hotaru abrazarla por detrás. Depositó su mentón sobre el hombro de la rubia.
──No vayan a malentender nada, idiotas. ──Aunque les habían interrumpido, estaba tan feliz que nada podía ponerlo de mal humor. ──Sólo fue una tregua, Por ahora Miyako y yo solo somos amigos especiales.
Con el ceño fruncido y la cara roja lo apartó de ella de un empujón. Señaló a los tres acusadoramente.
── ¡Siguen siendo unos críos! ¿Cuándo van a crecer?
──Bájale dos rayitas rubia. ──Dijo Koiji. ──Yo me largo que me muero de sueño, así tu y el enano pueden seguir con sus cosas de amigos especiales.
── ¡Que no somos amigos especiales!
Con un movimiento de mano, el moreno se retiró entre risas. Ella tomó su bolso y se transformó lista para irse. Entonces Bubbles, antes de emprender vuelo se dirigió al rubio.
── ¡No somos amigos especiales! ──Y tras chillarle aquello con las mejillas rojas, salió volando rápidamente.
Hotaru se quedó ahí, mirando la estela azul bobamente.
──Entonces. ──La voz de Makoto lo regresó a la realidad. ── ¿Eso significa que ya puedo usar el baño libremente, o tendré que seguir saliendo a orinar al árbol todos los días?
Tras el comentario, Him menor rio divertido, regresando al interior del departamento.
──Todo tuyo.
Y entonces tras ver a su hermano desaparecer por el pasillo, Makoto sonrió. Se quedó en la terraza, pensando en las locas vueltas que da la vida.
Tres años atrás, él y sus hermanos eran tres adolescentes solitarios, infantiles y algo malvados cuyo único propósito era destruir a las PowerPuff a como de lugar. Y por ironías de la vida, ahora su único propósito era destruir a todo aquel que osara perturbar la felicidad de su contraparte o cualquiera de las personas que amaba. Sí, las personas que un RowdyRuff Boy, amaba.
Todo resultó siendo de una manera que ni siquiera había podido imaginar en sus sueños más locos. Y no estaba seguro de qué iba pasar en el futuro, de cuando tendrían que enfrentar otra vez la oscuridad. Pero por ahora, solo quería vivir el presente tranquilamente, de ser posible, cerca de la loca tragadulces pelirroja.
Porque era como Hotaru decía:
──La esperanza no muere, solo se transforma…
OWARI
Pero, ¿Quién necesita finales realistas y agridulces? ¿QUIÉN? ¡NADIEEE! ¡Esta desgraciada vida ya es suficientemente dura como para arruinar nuestras ilusiones favoritas! Yo no podía deshacerme de ninguno de mis chicos, ¿Qué no conocen a esta loca? Me inventé un universo donde combiné todos mis fandoms favoritos: Las PowerPuff originales y Z, Digimon, Percy Jackson, Naruto, DC Comics, y hasta un poco de Marvel por ahí. ¿Ustedes creian que no era posible traerlo de vuelta? ¡En el universo de Miss Nutella todo se puede!
Aunque siendo sinceros, ¿Quién realmente pensó que Butch había muerto? ¿Logré convencerlos? JAJAJA
En fin, prepárense para las notas de autor más largas de la historia, que tengo muchas cosas por decir y no tengo ni idea de por donde empezar.
#1: Gracias a todos los que siguen aquí, porque me tomó 8 perros años completar esta historia, y sinceramente en algún momento por muchas razones me plantee el no retomarla nunca. Que bueno que no lo hice, la verdad. Mientras ustedes quieran seguir leyendo mis historias lo seguiré haciendo porque me gusta escribir, solo ténganme paciencia. Aunque debo decir, que no sé como me atrevo a seguir escribiendo, al final del día, aquí vengo a vaciar todos mis traumas, no traumas, y todo lo que no he trabajado en terapia xDDDDD Así que si que no juzguen. Supongo que todos estamos un poco en construcción jajaja
#2: Creo que no dejé nada inconcluso, más que cositas como que le pasó a Himeko, si murió o solo huyó a otro planeta por la culpabiblidad jaja. Oh, y lo de los azules. Aunque bueeeeno, si son "amigos especiales" es cuestión de tiempo para que vuelvan a estar juntitos xD
#3: Creo que sí quiero escribir el próximo fic, pero... no estoy segura de cuando lo publicaré. Quisiera hacerlo en diciembre porque me gustan las fechas :3 pero no sé. La verdad no sé por qué no puedo escribir otra cosa que no sean Long-Fics, mi crebro solo trabaja para crear historias largas jajaja
¡Por favor dejenme un review y cuentenme todo lo que les paso por la cabeza con los tres último capítulos! ¡Me mueeeeeero por saber! Y es más ¿De que creen que se trate el próximo fic? ¿Quién da más? Si alguien lo descifra les publico un adelanto en facebook én cuentenme sus teorías de todo lo que tal vez pudo quedar inconcluso jajajaja me guta saber que pensan.
En fin no me quiero despedir, pero ya no puedo alargar más esto. T.T Que nostalgia.
Nos vemos en Demashitaa: Fénix, Reescribiendo la Historia o El Baúl de los Recuerdos. El que sea que publique primero.
¡Besos embarrados de Nutella para todos! ¡Los quiero!
