La luz de la luna entraba por la ventana, iluminaba de forma suave el dormitorio de Liam. Liam estaba tumbado en la cama, mirando hacia arriba, a su lado estaba aquella consola portátil, encendida, con la pantalla de inicio de Pocket Digital Monsters, solo estaba ahí, sin sonido eh iluminando un poco el techo. Había estado tratando de olvidarse de sus problemas, sin embargo, nada era lo suficiente para eso. Tenía la varita en la mano derecha, sostenida débilmente, después de realizar su hechizo rutinario, solo dejo ahí la varita, no quería moverse. ¿Pero que podía hacer? Octubre había iniciado hacia algunos días, y Liam seguía sin mejorar. Estaba solo, y lo sabía, se había encargado de apartar a cada persona que tratara de hablar con él. Culpable de sus propias acciones, Liam se retorcía en pensamientos que le recordaban su actuar, había sido un idiota, era un idiota, de todos modos, ¿quién querría su amistad? Si solo era un tonto niño con una varita, que ni siquiera podía hacer magia bien, no podía volar, no podía hacer pociones, no era valiente, solamente traía vergüenza a la casa Gryffindor. Liam pensaba eso todo el tiempo, no había mucho que lo distrajera, el mundo era gris, sin colores, las clases eran vacías, la comida era algo que le repugnaba meter a su cuerpo, sin embargo, su propio cuerpo lo pedía, pero Liam lo hacía solo cuando era expresamente necesario. A Liam le costaba recordar algún momento feliz, se cuestionaba si realmente lo había sido, era como si la felicidad nunca hubiera existido, como si no quedará más en el mundo, y si la felicidad existía, él no se la merecía. Las únicas veces en las que su mente se alejaba de todo aquello era cuando cocinaba, la gente seguía pidiendo y el seguía cocinando. Había 5 galeones sobre la mesa de noche de Jack, Liam solamente los dejaba ahí. Otra cosa que lo sacaba de sus pensamientos era estar con July, aquella pequeña hacía que Liam se sintiera cómodo, tranquilo y en familia. Pero siempre llegaba el momento de irse, y cuando llegaba, las luces volvían a apagarse. Liam se preguntaba por qué Emma seguía insistiendo en estar con él, cuando le había dicho cosas tan horribles, la había apartado, le había recalcado que ella no merecía estar con un tonto como el, que buscará a alguien mejor, sin embargo, Emma seguía ahí. Cómo siempre, Jack llegó a el dormitorio, Liam sentía su mirada, y se ponía a pensar, "ese idiota, otra vez tirado en la cama, no sé cómo llegué a ser su amigo" pensaba Liam, con la voz de Jack en su cabeza.
La última clase del viernes había llegado, dos horas de pociones. Emma, contenta por el horario, asistió a la clase. Cómo siempre, Emma llegó a el salón de pociones en las mazmorras, el cual estaba ya lleno de alumnos de gryffindor y slytherin. Emma vio la mesa en la que estaba Liam, solo estaba él.
-hola – dijo Emma muy contenta y puso su caldero en la mesa, Liam le dedico una pequeña mirada – cómo estuvo tu día? ¿Listo para preparar unas buenas pociones? – Liam pestañeo – sí, yo también estoy emocionada
El profesor entro después de un pequeño rato. Emma dejo de arreglarle la corbata y peinar un poco el cabello de Liam y puso atención.
-buenos días – saludo el profesor Richard y la clase dio un murmullo de saludo – el día de hoy vamos a… vamos a ver una poción, claro, jeje… ejem, escuchamos de la poción calmante en la clase pasada, hoy vamos a realizarla. Pero primero, les recordaré los efectos, aún que estén bastante claros.
"La poción calmante sirve para relajar a alguien cuando sufre algún tipo de exaltó o conmoción emocional, se usa bastante en el hospital San Mungo por lo mismo. Y… eh… es algo complicada de hacer, así que presten mucha atención. Si… si no me equivoco la receta está en sus libros, pero… ay, tengo que borrar lo de la clase anterior, bueno, voy a anotar la receta aquí"
A Emma se le ocurrió algo, abrió rápidamente su libro y encontró la receta. Esta se sumaba a una de los tantos intentos de Emma de solucionar la vida de Liam con pociones. Hacía unos días, Emma había preparado la poción de olvido, y agrego unas gotas a el jugo de la mañana de Liam, sin embargo, solo consiguió que Liam se olvidara de que estaba haciendo con la cuchara en la mano. Emma saco los ingredientes rápidamente, los puso sobre la mesa y se puso a trabajar. A su lado, Liam empezaba a ojear el libro, pero se quedó entre el antídoto para venenos comunes y el antídoto para venenos poco comunes.
-listo profesor – dijo Emma animadamente, con el caldero lleno de un líquido café y un poco verdoso
-veamos – el profesor Richard se acercó a la mesa en la que Emma se encontraba, tomo una botellita y vacío un poco de poción en ella, después se dio un golpe en el pie y tomo la poción rápidamente – AH! MI… Pie, ah, sí, funciona, muy bien, 5 puntos para slytherin
Los slytherin celebraron su aumento de puntaje y siguieron realizando sus pociones. Emma empezó a embotellar el resto de la poción, se aseguró de que Liam viera que se le entregaba al profesor, pero en secreto guardo un pequeño frasco de la poción. Emma espero al día siguiente, sábado 5 de octubre, para darle la poción a Liam, deseando que fuera uno de esos días en los que Liam se dignara a salir de su dormitorio y comer algo. Afortunadamente, era uno de esos días, y Emma no pudo estar más feliz.
-buenos días muchachito – dijo Emma contenta en cuanto Liam llegó a él gran comedor, Liam se sentó y exhaló. Emma espero a que Liam se sirviera jugo – oye, que es eso? – Emma apunto a una lechuza que venía, Liam desvío la mirada rápidamente y Emma aprovecho, la lechuza se detuvo enfrente de un chico de primer año – hace mucho que no recibo una lechuza, tal vez debería de mandar una yo, no crees? – disimulo Emma
Liam continuo con su desayuno, cortaba débilmente el trozo de salchicha y lo untaba con un poco de puré. Le dio sed, así que tomo su copa y le dio un buen sorbo al jugo. Emma miraba expectante la reacción de Liam, sin embargo, no pasaba mucho, hasta que de repente, paso. La mente de Liam se despejó, veía luz y el vivo color de la mañana, sintió de nuevo el sabor de su desayuno.
-eh? ¿Qué paso? – dijo Liam mirando confundido a todos lados
-Liam! ¡¿Cómo te sientes?! – dijo Emma emocionada
-no se… normal? – Liam se palpaba el cuerpo
-genial! – Emma aplaudió animadamente – que quieres hacer hoy? Podemos pasear por los terrenos del colegio, o podemos ir a…
-quiero ir a mi dormitorio – respondió Liam meneando la cabeza
-Liam! Vamos, hay que hacer algo ya que te sientes mejor – sonreía Emma
-que me pasó? – Liam se llevó la mano a la cabeza
-a lo mejor solo necesitabas un buen desayuno – dijo Emma contenta – ya se, ven, vámonos
Emma tomo del brazo a Liam y lo saco del gran comedor. Liam se dejaba llevar muy confundido, no sabía que pasaba, todo había regresado a cómo era antes, podía sentir el sol, veía luz por todos lados, aquellos pensamientos no podían entrar a su mente. Emma, muy contenta, llevo a Liam por todos lados, hasta que finalmente se tumbaron en aquel árbol cerca de los invernaderos.
-ay Liam! ¡Cómo te extrañaba! – decía Emma abrazando animadamente a Liam
-yo… que? – Liam seguía confuso
-dime, que has estado haciendo todo este tiempo? – pregunto Emma incapaz de no mostrar una enorme sonrisa
-Pues… eh cuidado del escreguto – contesto Liam
-aja, que más? – Emma se mordió un poco el labio
-eh estado en mi dormitorio – dijo Liam – eh ido al baño de chicas del segundo piso, ahí hablo con Myrtle
-hablas con Myrtle? – dijo Emma sorprendida
-sí, es buena escuchando – explico Liam
Era verdad, en todo el tiempo que Liam llevaba así, la única "persona" con la que hablaba era Myrtle, una chica fantasma que vivía en el baño de chicas del segundo piso. Liam pasaba horas enteras hablando con Myrtle, por qué nadie entraba a ese baño, y por qué realmente Myrtle entendía muy bien a Liam. Generalmente, ambos se la pasaban llorando algunos días, otras veces comentaban lo inútiles que se sentían. A veces Myrtle le pasaba a Liam por en medio, pero a pesar de sentir un frío enorme, como si le tirarán un cubo de agua fría, no hacía mucho para que dejara de hacerlo.
-Que? – dijo Emma después de que Liam le explicará todo eso
-sí, y eso eh estado haciendo, todos los días – dijo Liam, no podía sentirse mal en ese momento por alguna razón
-caray… Liam, y que es eso de que te sientes un inútil? – dijo Emma preocupada
-pues… eh… no sé, no puedo acordarme – Liam se rascaba la cabeza, confundido – mi cabello…
-Si, no te lo has cuidado bien eh – suspiro Emma viendo el pelo grasoso de Liam – no te preocupes, puedo ayudarte
-ah sí? – Liam miro confundido a Emma
-sí, mmm, a ver, estamos cerca de los invernaderos, debe de haber agua ahí, vamos – Emma se levantó y ayudo a Liam a pararse
Fueron a los invernaderos, en donde encontraron un pequeño poso, de dónde regaderas flotantes recogían agua y la llevaban a las plantas. Emma empezó a lavar el cabello de Liam, no tenía jabón, pero hizo lo que podía. Después Emma aprovecho y práctico el encantamiento convocador, en unos momentos un cepillo llegó a las manos de Emma.
-… ah, y también eh estado pensando ponerme algo en el cabello, te parecería un broche o una diadema? – contaba Emma mientras le cepillaban el cabello a Liam
-eh… no… no lo sé – dijo Liam viendo a Emma
-hmmm, sí, creo que ya está mejor – sonrió Emma y dejo el cabello de Liam – listo, ves lo fácil que es? Te ves muy bien así
-Ah sí? – Liam veía a Emma a los ojos, ¿antes eran tan llamativos? Pensó
-sí, ay, me alegra tanto que por fin estés bien – sonrió Emma
-gra… – pero Liam no pudo terminar la oración, su mente se empezó a nublar de nuevo
El mundo empezó a girar lento, los colores se iban nuevamente, empezó a escuchar ese ruido tan molesto, sus pensamientos regresaban y lo atacaban de todas las formas posibles. ¿Qué estaba haciendo ahí? Quería estar en su dormitorio, habían cepillado su cabello, otra vez había sido tan inútil que ni siquiera lo había hecho el. Sentía algo en el estómago, ¿era comida? Que asco, pensó Liam, quería vomitar. Emma lo miraba confundida, otra vez estaba con él, seguramente viendo lo estúpido que era, tanto para que tuviera que cepillarle el cabello, pensó el chico. La mirada de Emma era de confusión, pero Liam sentía una mirada de repulsión, de rechazo. Liam se hizo para atrás, no quería que Emma lo viera.
-Liam? Ey, Liam – Emma movía la mano de un lado a otro enfrente de Liam
-y-yo… p-perdón – Liam bajo la mirada – no quería estorbar, mejor me voy
-no, no me estorbas – dijo Emma rápidamente
-sí, lo siento, solo molesto – dijo Liam y empezó a caminar, quería irse de ahí
-no, no, Liam, espera – Emma lo tomo del brazo
-basta, déjame, solo te preocupo para nada – exhaló Liam y se jaloneo
-que no! – Emma tiro más fuerte
-déjame! – dijo Liam y tiro
-no te voy a dejar! – dijo Emma
Los dos empezaron a jalonearse. Emma noto que Liam tenía más fuerza de lo que pensaba, pero tenía que tener cuidado, o Liam…
-DEJAME! – Liam saco la varita y apunto a Emma
-Liam! ¡Baja la varita! – forcejeo Emma
-suéltame! – gruño Liam
-no!
-Flipendo! – dijo Liam, un gran rayo verde salió de su varita, acompañado de un gran estruendo, impacto directamente en Emma
Emma salió disparada hacia atrás, callo en el pasto. Liam la miro, después miro su varita, lágrimas empezaron a brotar. Nuevamente lo había hecho, había apartado a Emma, seguramente Emma lo odiaría aún más, ella también se iría, y todo por su culpa. Hecho a correr, no quería estar ahí, quería estar solo.
-Petrificus Totalus – grito Emma y movió su varita. Liam sintió como todo su cuerpo quedaba paralizado, cayó al suelo
Emma corrió rápidamente hacia donde estaba Liam. Se tiró a su lado y se aseguró de tomar bien su pierna.
-Finite incantatem – dijo Emma, Liam volvió a sentir libre su cuerpo, se movió rápidamente, pero Emma lo abrazo fuerte – ¡no te vas!
-déjame, por favor – suplico Liam
-no! ¡¿Por qué no entiendes?! – Emma lo abrazo más fuerte y lo tiro al piso
Liam se quedó quieto, Emma lo estaba abrazando fuerte. Liam se dio cuenta de lo mucho que había pasado sin contacto físico, y la verdad era que lo necesitaba. Cómo paso aquella vez en la casa de Jack, Liam se sentía tranquilo, su mente se empezó a despejar otra vez.
-Emma… - suspiro Liam
-no te voy a soltar! – dijo Emma
-no lo hagas – Liam levantó sus brazos y abrazo a Emma
-por qué insistes en evitamos? ¿Por qué te alejas de nosotros? – dijo Emma sin soltar a Liam
-Por qué? ¿Por qué me querrían? – sollozó Liam – solo los eh apartado, soy un idiota…
-No lo eres – suspiro Emma
-si lo soy! Y ustedes deben de pensarlo, Jack debe odiarme, incluso tú, no sé por qué sigues hablándome, ¡me odias! – dijo Liam llorando
-no te odio, estoy contigo por qué eres mi amigo, y te quiero – dijo Emma y relajo los brazos
-me… me quieres? – Liam quedó perplejo, parecía que no había escuchado esas palabras en años
-sí, yo, Jack, Erika, Raine, todos lo hacemos – suspiro Emma – te queremos
-por qué? ¿Por qué lo hacen? Si solo soy un tonto, no se hacer nada, no se volar, solo soy un mago mediocre – recriminó Liam
-no eres nada de eso, eres un mago excelente – dijo Emma y se levantó – no tienes que ser bueno en todo. Y además sabes hacer muchas cosas, cocinas muy bien, eres amable, amigable y comprensivo, eres un excelente duelista y un perfecto gryffindor, eres muy bueno en transformaciones, y te recuerdo que hiciste un patronus, ¡un patronus corpóreo! ¡El profesor Forker nos dijo que es muy difícil!
-no soy nada de eso – dijo Liam levantándose igualmente
-Claro que lo eres – Emma tomo a Liam de las manos – eres genial, y aún que no puedas volar, puedes hacer muchas otras cosas más, has logrado un montón de cosas, y estás convirtiéndote en un animago, ¡eres el único en años que lo hace! Todos los años cocinas la cena de navidad, la misma McGonagall te lo pide
-es que… no… no se si eso sea verdad – dijo Liam cabizbajo
-es verdad, si no lo fuera, por qué McGonagall te ha pedido 3 años seguidos que cocines para navidad? ¿Por qué McGonagall fue contigo al ministerio a pedir un permiso para que hicieras magia fuera de la escuela? ¡Por qué cree en ti! ¡Y ve tu potencial! – dijo Emma moviendo las manos de Liam – Amanda lo hacía, creía en ti
-Amanda… – suspiro Liam – no, no, ella se fue por qué no quería estar más conmigo, por qué soy un idiota! Se canso de mi
-no! Amanda no se fue por eso – Emma se acercó a Liam – era algo que estaba fuera de su alcance, su padre no podía viajar más!
-no lo sé! No se – dijo Liam llorando – Amanda se fue, ella me dejo, ¡estoy solo!
-pero yo no! ¡Yo no me eh ido! ¡Yo no te dejare! – Emma le levanto la cara a Liam
-no lo harás? – Liam derramaba lágrimas
-no lo haré – Emma volvió a abrazar a Liam – voy a estar contigo, siempre
-la extraño – dijo Liam abrazando fuerte a Emma – la extraño mucho
-lo se Liam, yo también – dijo Emma sin soltar a Liam – pero tenemos que continuar, quedándonos en nuestro dormitorio no vamos a hacer que regrese
-no se si pueda continuar – sollozo Liam
-claro que puedes, yo estaré contigo, juntos vamos a continuar – dijo Emma dulcemente
-gracias – suspiro Liam – perdón… perdón por alejarte
-no te preocupes – Emma miro a Liam a los ojos – aquí estoy
-solo… dame algo de tiempo – dijo Liam y miro a Emma – quiero regresar con ustedes, pero no me siento listo todavía para ser el de antes
-tranquilo, estoy segura de que todos estarán felices de tenerte de regreso, y puedes tomarte tu tiempo en regresar tus ánimos – sonrió Emma – te sentirás como nuevo en menos de lo que te des cuenta
-gracias Emma – sonrió Liam de vuelta – realmente necesitaba hablarlo
-lo ves? – dijo Emma con una risita – siempre estaré para escucharte, huroncito – Emma acaricio la mejilla de Liam
-jeje, te gustó el apodo – dijo Liam un poco sonrojado
-es bueno, no crees? – sonrió Emma
-algo jaja – sonrió Liam – podemos… podemos quedarnos un rato más aquí?
-claro, ven, vamos a sentarnos al árbol – dijo Emma y tomo de la mano a Liam
Ambos se sentaron a la sombra del árbol. Disfrutaron del día y Emma puso al corriente a Liam. Hablaron y hablaron, Liam no pudo evitar ver con frecuencia los ojos de Emma, era como si le llamarán. Al final los dos regresaron al castillo, comieron algo y continuaron paseando. Jack estaba recostado en su cama cuando Liam llegó, ya a la noche, lo vio un momento y supuso que no querría hablar, sin embargo, Liam se sentó a su lado.
-hola – dijo Liam
-Liam? – Jack se levantó confundido – hola
-qué tal? – sonrió Liam
-eh… bien, normal, quiero decir, y tú? – dijo Jack sorprendido
-mejor… - suspiro Liam – escucha… perdón, perdón por alejarme
-no, no Liam no te disculpes – sonrió Jack
-sí, me disculpo, y… me gustaría que… volviéramos a hablar – dijo Liam tímidamente
-enserio?! – dijo Jack emocionado
-sí, bueno, tal vez no quieras y…
-claro que quiero! – Jack dio una palmada a Liam – eres mi mejor amigo, lo sabías?
-tu igual lo eres – sonrió Liam
-genial jaja – río Jack – hay mucho que contar, mira, para empezar…
Así la noche continuo, Jack y Liam hablaron y hablaron hasta que les dio sueño. Incluso cuando se acostaron siguieron hablando por un rato más, hasta que eventualmente no pudieron más y se acostaron a dormir. Liam sentía felicidad, tal vez, si se merecía un poco, tal vez sus amigos no lo odiaban, tal vez era bueno cocinando, tal vez Emma tenía razón. Liam se dio cuenta de lo mucho que le gustaba estar con Emma, era tan divertida, tan alegre, era genial, y era bonita, algo que Liam empezaba a notar. Esa noche fue la primera en ser tranquila, no hubo llantos, ni lamentos, solo hubo silencio y descanso.
