[Drabble]
Capricho bajo la lluvia
—Mū & OC/Ivet—
Según las leyes de la vida, a veces una mujer tenía que ser un poquito tramposa para conseguir lo que deseaba. Y apelar a que, en ocasiones, Mū de Aries podría ser un tanto supersticioso, era una de esas veces.
Advertencias: WHAT IF. / Presencia de OC (NO-SELF INSERT). / Ubicado en un "semi universo alterno" en Soul of Gold donde los santos dorados permanecen vivos.
Disclaimer:
Saint Seiya © Masami Kurumada.
Capricho bajo la lluvia © Adilay Fanficker.
Aclaración: Este fic participa en el FLUFFTOBER 2023 realizado por el grupo en Facebook "Es de fanfics".
Día 1: Bailando bajo la lluvia.
Notas:
Debo decir que en un principio quise empezar este flufftober en el fandom de Sonic, pero no sé qué pasó que de pronto se me fue toda la inspiración para con este. :( Pero no me rindo. Algún día.
En fin, también quisiera comentarles que esta chica (OC) no es desconocida en mis fanfics. Ha hecho aparición en otros como: "Sólo una adivina" y en el último capítulo de "Te quiero, no te quiero". Y hasta la fecha, es la única chica con que he shippeado con Mū.
En resumen:
—» Ivet es una joven adivina que también se dedica a leer las cartas de tarot en Rodorio. (Muy pronto, más información).
Ahora sí. Espero que les guste.
NO PLAGIEN, NO RESUBAN Y TAMPOCO TRADUZCAN SI YO NO LO HE AUTORIZADO. —Gracias.
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Según las leyes de la vida, a veces una mujer tenía que ser un poquito tramposa para conseguir lo que deseaba. Y apelar a que, en ocasiones, Mū de Aries podría ser un tanto supersticioso, era una de esas veces.
En su defensa, él fue quien la buscó a ella para "saber más" de su futuro.
¿Desde cuándo el santo de aries había tenido tanto interés en ese asunto del futuro? Incluso para Ivet, la adivina, eso era todo un misterio.
—Disculpe, señorita, ¿está segura de que tenemos que hacer esto para evitar "una desgracia"?
No.
—Sí —insistió ella en su mentira, jalando la mano de aquel hombre que podría llegar a ser capaz de pulverizar montañas con esta.
¿Sería inteligente tratar de engañarlo?
Ivet no quiso entretenerse mucho pensando en eso. Podría arrepentirse.
Ni ella ni él se inmutaron ante la intensa lluvia que comenzó a empaparlos apenas se pusieron en marcha para bajar las escaleras de la primera casa del zodiaco.
—No estoy muy seguro de esto —musitó él, un poco alto, para que ella lo oyese.
—Será rápido —dijo Ivet, esperando que su delgada ropa de colores pasteles no fuese a transparentar su piel.
Y si lo hacía, que quedase claro de que eso, ella, no lo había planeado. Aunque tampoco la haría sentirse en desventaja.
—Pero no entiendo la relación de una cosa con la otra, ¿cómo bailar bajo la lluvia con usted va a impedir "la desgracia"? —seguía diciendo el santo de aries, mientras Ivet lo hacía poner su mano izquierda sobre su cintura mientras agarraba con cierta firmeza la derecha—. He leído que para algunas culturas el baile suele traer buena suerte… pero no en todos los casos es así —murmuraba, ya bastante perdido en sus pensamientos.
—Ay, señor; sólo acepte los designios del destino y cállese —dijo ella con una sonrisa, aunque en realidad quería poner los ojos en blanco ante tanta palabrería—. Además, no usted hará nada malo; sólo bailaremos un poco.
—Mmm…
Mū de Aries no se notó muy convencido, pero al final accedió a mecerse hacia adelante y hacia atrás con Ivet; estaba algo tenso y se le notaba algo perdido. Ivet se enteraría en ese momento de la razón de esto.
—Disculpe, ¿es un mal momento para decir que aún no me queda claro acerca de cómo quiere el designio del destino que bailemos?
—Déjeme guiarlo —respondió ella en un susurro cansado—, deje de tensarse y siga mis pasos, ¿de acuerdo?
—De… acuerdo…
Uno, dos, tres…
Uno, dos, tres…
Quizás sólo ella oía la música en su cabeza.
Quizás sólo ella encontraba agradable esto.
Uno, dos, tres…
Uno, dos, tres…
Meciéndose de atrás hacia delante por un rato, Ivet quiso probar algo más.
—Ahora una vuelta.
—¿Una vuelta?
Ella hizo que él apartase su mano izquierda, alzó la mano derecha por encima de su cabeza, y dio un giro sobre el suelo rocoso mojado sobre el que esperaba no resbalar.
—Ah, una vuelta —dijo Mū entendiéndolo.
Los movimientos del santo fueron haciéndose cada vez más livianos; hubo otras vueltas para dar…
Uno, dos, tres… uno, dos, tres… uno, dos… vuelta…
Ivet muchas veces había visto bailes así, pero sólo en las películas y series de televisión, nunca había hecho eso… al menos, no con una pareja de baile.
Se sintió un poco mal por mentir cuando realmente en esta ocasión no hubo suerte y el cosmos no le permitió ver parte del posible futuro del santo dorado, pero…
Ivet resbaló; por suerte, Mū logró atraparla, impidiendo que se hiciera daño.
—¿Está bien?
Siendo abrazada con delicadeza por aquellos firmes y poderosos brazos al mismo tiempo que su mejilla derecha pegaba con la fría playera del santo de aries, Ivet mantuvo la calma exteriormente, en su interior, algo había engrandecido.
—Sí… se lo agradezco —respondió luego de carraspear su garganta.
—¿Cree que el destino ya esté satisfecho?
—Yo… yo creo que sí.
Con timidez, fue ella la que quiso romper el contacto entre ambos, pero no porque quisiera hacerlo, sino porque no quería ser demasiado "obvia".
—Es mejor que ya me vaya —dijo ella riendo un poco, tratando de no ver demasiado el rostro del santo, que de pronto apartó la mirada y de vez en cuando volvía sus ojos hacia ella, pero con cuidado de no dejar de observar su rostro—, ¿ocurre algo malo?
¿Había sido descubierta en la mentira?
—Su… —él tragó saliva, carraspeando la garganta, apartando por milésima vez la mirada, señalando con su dedo hacia ella—, su ropa… está… está… muy…
Ivet se miró, y aunque la vergüenza sí la azotó, se contuvo lo suficiente para, con cierta lentitud, únicamente cruzar sus brazos sobre su pecho, cuyos pezones transparentaban por la ligereza de la tela que vestía.
—Tal vez pueda… quedarse en aries hasta que la lluvia pase. Si quiere.
—Se lo agradecería mucho —sonrió ella, acompañándolo escaleras arriba.
Una vez de vuelta, Mū llamó a su aprendiz, Kiki, para que le ofreciese a Ivet una toalla con la cual secarse y posteriormente cubrirse.
—El destino es muy caprichoso a veces, ¿no? —murmuró Mū, acompañando a Ivet, mirando afuera del templo.
—Suele serlo muy a menudo —respondió ella, tratando de no sonreír.
—FIN—
Bueno, así iniciamos el flufftober de este año. Espero esta pequeña sección vaya a ser de su agrado.
Saludos y hasta pronto.
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