Disclaimer: La historia es de mi pertenencia, en ella sólo utilizo sin ningún fin de lucro, a los personajes de Kono Oto Tomare, cuyo creador es Amyu. Está prohibido re-suban o adapten esta historia.

Day 01: Flowers

Rated: k+

Summary: Para Chika, Hōzuki Satowa era como una flor; para Satowa, Kudo era…

NA: Puede ser confuse que alterno sus nombres y apellidos. Sorry.

Sin betear, perdonen los errores.

Me basé en la canción Floral Sense de Yesung y Winter.


.

-Floral Sense-

.

Estaban en la sala de practica en casa de Satowa, al igual que muchas otras ocasiones en sus días libres -y como últimamente pasaba- solo ellos dos. Era Satowa quien tocaba en ese momento, tan inmersa en la pieza. Por su parte, Chika estaba siendo envuelto por la melodía, que lograba proyectar más que la sala de práctica, y en su lugar era como estar en un campo abierto, la brisa primaveral moviendo las flores, una sensación de alegría, calidez y…

—¿Qué te parece? —al instante que sus dedos dejaron de tocar el instrumento y producir la melodía, su voz cortó el momento.

Chika parpadeó, como si hubiera estado en una ensoñación. Sin saberlo, había dejado de ver sus manos sobre el Koto, y centró su vista en el rostro de la chica frente a él. Satowa le miraba expectante, la emoción visible en ella, después de todo, era la primera vez que hacía un arreglo propio para una presentación importante, por lo que le había pedido escuchara y le diera su opinión. La imagen ante Chika era incluso más hermosa que la melodía que recién había escuchado.

Fue ese pensamiento, y el cálido y burbujeante sentir que hace mucho se había instalado en él, que le impulsó a declarar lo que ya desde tiempo había concluido.

—Como una flor...

—¿Sí?

—Hōzuki, eres como una flor.

Satowa le miró confundida, Chika lo había dicho de la manera más claro y honesta, como decir que el cielo era azul o que su comida favorita era cualquier cosa con sabor a fresa; un hecho irrevocable.

No estaba tratando de ser complaciente ni adulador, eso no iba para nada con él. pero eso no hacia a su comentario menos inesperado para Satowa. Quizá por eso ella no se detuvo a pensar bien, y su boca soltó lo primero que su mente conjuró.

—Entonces tú eres la luz sol.

Chika parpadeó confundido. Satowa se dio cuenta de lo que dijo, y en el momento en que él se sonrojó, ella no pudo más que hacer lo mismo.

—Oh… —fue lo más que pudo decir, y desvió la mirada a otro lugar.

Satowa sintió que su cabeza hervía. ¿Por qué se avergonzaba?! Él lo dijo primero, así que por qué…

Si lo hubiera pensado bien, era probable que no se hubiera atrevido a decirlo en voz alta.

.


—¿Algo pasó? —tanto Hiro como Kurata pudieron notar en un instante el extraño ambiente alrededor de los kōhai. Específicamente, en la incomodidad de los menores y las miradas extrañadas hacia Hōzuki y Kudō, quienes evitaban verse directamente a pesar de estar sentados uno al lado del otro como era usual. Ambos senpai compartieron una mirada rápida, comunicándose sin palabras.

Definitivamente, algo pasó.

Kurata optó por dejar que ellos resolvieran sus asuntos, aunque temía que la practica de ese día no sería tan optima. Por otro lado, Hiro apretaba con demasiado ímpetu la manga de él, conteniéndose lo más que podía de cuestionar a la pareja y exigir por una explicación y pronta consolación. Kurata no pudo mas que suspirar e intentar contener a la chica.

—Estarán bien —le dijo a la chica por lo bajo, seguro de que pronto volverían a su rutina.

—Pero… —el chico le ofreció una sonrisa tranquilizadora, y Hiro no pudo mas que rendirse. Ambos se acomodaron en sus respectivos lugares, rodeados de sus antiguos miembros de club, y comenzaron con la práctica de rutina. No parecía que hubieran peleado, pues rara vez ocurría, pero era algo más… algo más íntimo.

¡Eep! — un sonido, como un grito ahogado por parte de Hiro, quien al menos alcanzó a no gritar lo que había imaginado.

Todos le miraron, extrañados, sorprendidos y confundidos. Ella sintió sonrojarse, pero no porque los demás le vieran, sino por pensar algo que no debía.

Lo que sea que haya sucedido entre ellos dos, si Satowa quisiera contárselo, ella escucharía con toda la atención y respeto.

—¿Hiro-senpai, estás bien?

Ella solo supo mantener su mano sobre su boca, y casi entre lágrimas de orgullo levanto el pulgar— ¡Satowa-chan, mis mejores deseos! ¡A ti también, Chika-kun!

—¿Qué le picó? —Chika le preguntó a Kurata, vocifero lo que los demás pensaban. Su senpai solo negó con la cabeza, ofreciendo una sonrisa apenada como única respuesta. ¿De qué se había perdido?

.


La situación se había salido de control y vuelto algo… incómoda. Chika había pensado en esperar a que Hōzuki se tranquilizara -evitando agobiarle demasiado con su presencia— sería una buena solución, y pensó que con un día o dos las cosas regresarían a la normalidad, pero no fue así. Luego de la practica usual con sus amigos y dos días de escuela donde no le había visto más que en el almuerzo, donde evitaba comer con él, Chika apenas si le veía.

—Toma —Hōzuki le entregaba su bento.

—¿Y el tuyo? —el chico intentó mirar sobre ella, hacia dentro de su aula de clases, incluso intentado dar un paso dentro, pero Satowa le detuvo, aun evitando el contacto visual por más de diez segundos.

Ya he comido. Iré a ensayar. Deberías almorzar con Takaoka. Tampoco debes esperarme al terminar las clases.

Dicho eso, se alejó, dejándole a él de pie, confundido.

Si aun compartieran aula, Chika podría verle más seguido -y al menos así asegurarse de que de verdad estaba comiendo.

—Si suspiras de nuevo, te golpearé —su acompañante amenazó.

Ugh, Tetsuki, ¿qué hice mal?

Ignoró la advertencia y en su lugar cuestionó con desesperación. Para su amigo había sido un poco gracioso ver como Chika parecía revolverse los sesos ante su dilema. Él, siendo espectador de la pareja, prefería no inmiscuirse y de ser posible, no estar tan cerca, pero era difícil. Compartía clase con Hōzuki y podía notar la inquietud en ella y su intentó de evitar a Chika, quien por su parte no era nada sutil con su conflicto.

Tetsuki suspiró.

—Probablemente dijiste o hiciste algo que le ofendió. Tener tacto no es precisamente tu fuerte…—lo decía un poco a la ligera, ya que realmente no sabía qué era lo que ocurría más y solo podía suponer, pero en cuanto sus palabras fueron registradas por Chika, que este se iba hundiendo en su lugar.

Tetsuki lamentó haber hablado a la ligera, ya que Chika parecía más un cachorro abandonado.

—No dije eso para ofenderla —masculló— además, ella también dijo algo parecido, así que pensé que estaba bien…

Y era verdad, escucharle decir eso le hizo tan feliz que apenas si pudo contenerse de abrazarle. Pero quizá se había enfrascado tanto en su propio goce, que no captó de inmediato en que Satowa podría no sentirse igual.

Ahora, días después, se preguntaba que le había hecho molestar. Le dio tantas vueltas a ese momento, que a lo que apenas si podía suponer era que ella se molestó porque no dio la respuesta que ella quería. Después de todo le había preguntado por su canción. Pero para él fue imposible pensar en algo más cuando no podía despegar su vista de la imagen que era Hōzuki en ese momento y que para Chika ya era casi imposible contenerse.

—No estoy seguro de qué ocurrió… pero lo solucionaran si lo hablan. Ya tomaron más tiempo del usual, ve y dile lo que de verdad querías decir.

—Pero su presentación es pronto, no debería molestarle y perturbarle antes de algo tan importante…

—Es importante, sí. ¿Y lo adecuado no es que estés con ella apoyándole, y no distrayéndola con esta cuasi pelea?

Tan rápido como se había convertido en un cachorro abandonado, su yo normal regresó a él. —¡Eso haré!

Motivado por las palabras de su amigo, y sobre todo para mostrarle apoyo y fuerza a Satowa, Chika se levantó de un salto. Agradeciendo y despidiéndose de su amigo, se dispuso a ir.

Tetsuki lo pensó gracioso. Desde hace mucho tiempo que él lo sabía, Chika y Hōzuki eran demasiado parecidos, torpes e inocentes.

.


Sus dedos pasaban con rapidez y practica sobre las cuerdas del Koto. Su vista estaba enfocada en sus manos y el instrumento. Su porte era el ya perfeccionado, el control sobre el instrumento y la precisión adquirida era inequívoca, entonces ¿por qué el sonido que producía no era lo que ella quería? Con una ultima nota, dejó de tocar. Suspiró, y con ello su fuerza de voluntad terminó. Se recostó en su lugar, tapando sus ojos con su antebrazo e intentó tranquilizar su respiración y aclarar su mente.

Esto es importante, debo concentrarme.

Por mas que intentaba, no lograba el sonido que antes le había parecido tan correcto y natural. Y sabía el por qué.

—Estoy actuando como una tonta…

¿Cuántas veces no había ya habían pasado por situaciones similares, y aun así no lograba evitar tal circunstancia? Parte de ella quería que ya no fuera así, el no verse afectada ante lo que Kudō hacía, pero sobre todo no quería apenarse más por lo que ella misma decía.

Suspiró, ahora observando el techo.

Incluso luego de todo lo que ha pasado, lo que siento no ha disminuido. Todo lo contrario, a Kudō, yo…

—¿Hōzuki? Estás- ¡Ah, cuidado!

Satowa respingó ante la inesperada visita, y Chika se acercó lo más rápido que pudo, evitando que Satowa golpeara el Koto a su lado, lastimándose a ella y dañando al instrumento.

—¿Qué- qué haces aquí?

—Tu madre me dejó entrar.

—Debiste llamarme antes de entrar a la sala.

—Lo hice, pero no me escuchaste.

—Yo… estaba distraída —murmuró, demasiado apenada por muchos motivos. Aun más al darse cuenta de la cercanía con el chico, quien, en su intento de ayudarle y acomodar el Koto, estaba frente a ella, inspeccionando en caso de alguna lesión— estoy bien.

Satowa se removió en su lugar, no siendo capaz de verle a la cara. Consciente de eso, Chika se movió un poco, dejando espacio entre ellos. El silencio les rodeó por lo que parecían minutos demasiado largos. Ambos se sentían demasiado conscientes de la presencia del otro.

—No quería interrumpirte.

—Está bien, estaba tomando un descanso.

—…

—…

—La presentación será pronto. Seguro será genial

—Gracias.

—…

¿Qué era esta situación tan penosa? Era como volver a sus primeras interacciones.

Satowa se reprendía. ¡No podía creer que estuviera actuando de esa manera! No era posible que haya escalado tanto, que le fuera difícil siquiera verle a la cara. Basta. Ambos dijeron algo quizá demasiado intimo o vergonzoso, pero por el bien de su relación, tenía que enfrentar lo que se dijo aquel día.

—Uh, Kudō…

—Hōzuki…

Hablaron al mismo tiempo, interrumpiéndose y sin poder seguir. Al fin se veían a la cara, y era claro que ambos estaban perdidos con la situación actual. Satowa inhaló hondo, luego decidió iniciar.

—Perdón por haberte evitado estos días. Actué de manera infantil y desconsiderada.

—¿Uh? ¿Entonces no estás molesta?

—¿Por qué lo estaría?

—Lo que te dije aquel día, es mi culpa que te sientas incomoda. No debí decir eso.

—¡Ah, no! —Satowa sentía como su rostro se iba calentando de a poco— no me sentí incómoda para nada. La verdad es que estaba avergonzada de lo que yo dije.

Sabiendo ahora que Hōzuki no estaba molesta con él, que solo era debido a lo que ambos dijeron lo que le tenía así, Chika se acercó a ella, con curiosidad en sus ojos y expectativa. Satowa lo resentía, pues con cada centímetro menos entre ellos, ella sabía que el color iba aumentando en su rostro. Quería apartar la mirada, pero era como si estuviera anclada a la de él, que ni siquiera se movió.

—Yo aun… a veces, no me es tan fácil hablar tan libremente como tú, o ser genial cuando lo hago. Kudō es tan libre y honesto, siempre dices lo que piensas, aunque sea una tontería

—Oye…

—Pero te envidio, porque siempre expresas lo que sientes con tanta sinceridad y convicción. En cambio, yo… soy un caos.

Comparada con él, ella se siente corta, se avergüenza con facilidad, le es tan difícil decir lo que de verdad desea, que muchas veces prefiere guardarlo para sí. La única manera en que cree que puede mostrarle lo que siente es por medio de la música, pero en cuanto a palabras… bien, es Kudō quien gana. Satowa quisiera poder comunicar verbalmente lo que piensa y siente por él, decirlo en voz alta y, sobre todo, mantener la frente en alto, con orgullo.

En cambio, le costaba siquiera mantener la mirada en ese momento, sintiéndose expuesta.

—Pero Hōzuki ya es super genial —le dijo con una sonrisa contenta, con orgullo y adoración en sus ojos. Tomó su mano. —. Las palabras no son el único medio para decir algo, y no hay nadie quien pueda transmitir tan sinceramente su sentir mediante el Koto como tú -eres honesta, fuerte, siempre estás apoyando a los demás, todo eso demuestra lo que sientes.

Eres tú, pensó Satowa, quien se expresa de tantas maneras, tan hermosamente.

Chika rio, entendiendo lo que ella no dijo en voz alta. ¿lo ves? Quería decir, estas diciendo mucho con tu mirada.

—Está bien, tenemos todo el tiempo para acostúmbranos y aprender a ser más vocales, si eso quieres.

Estaremos siempre juntos, estaba más que implícito. Eso le dejo sin palabras por unos segundos.

—¿V-ves? Lo hiciste de nuevo —era un intento de reproche, pero su tono era mas un suspiró enlazado de fascinación.

Chika le respondió con una sonrisa deslumbrante, de esas que eran especialmente para ella. Su respiración contenida, su vista fija en aquel rostro amable cuyos ojos denotaban el amor que ya antes se habían declarado.

Ah, ya entiendo. Lo que ellos se habían dicho aquel día, no fue mero impulso.

—Dime por qué.

—¿Uh?

—Por qué soy como una flor —Aun un poco sonrojada, le miró con expectativa.

Ahora fue turno de Chika el sonrojarse, y ante esto Satowa se acercó un poco más, esperando con una pequeña sonrisa entusiasmada. Estaba disfrutando de la vista ante ella -siempre era adorable ver a Kudō ponerse tímido, incluso parecía luchar entre querer escaparse y ser valiente.

—Hōzuki, tú… —luego de unos segundos, ella presenció el cambio en él. La seguridad en sus ojos, la determinación en su voz y su mirada fija en ella— ambos, tú y tu sonido, son como una flor; bonita, elegante y cautivadora. Nunca creí que pudiera observar algo tan hermoso de cerca.

Ahí estaba de nuevo, sus palabras, como un golpe contundente, le robaban el aire y descontrolaban su corazón.

Tenía razón, sus palabras jamás serían vacías o sin sentidos. Tomó con mas seguridad la mano que aun sostenía, y se aseguró de verle con atención, era su turnó de ser valiente.

—Si yo soy como una flor, entonces Kudō es como la luz del sol para mi…cálido, brillante y a quien siempre admiraré.

Porque estar contigo me ayuda a ser mejor, me da seguridad y calidez.

Aun pensaba que era torpe con las palabras, pero se sintió orgullosa al ver la timidez y alegría en el rostro de Chika.

Él tenía razón, tenían mucho tiempo para acostumbrarse y aprender a transmitir sus sentimientos de tantas maneras diferentes, con toda esa devoción y sinceridad.

.

.

.

.

.


NA: No estoy muy satisfecha con este os, pero es que mi hiatus de verdad afectó mi escritura T.T