Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.
Gracias por leer y nos veremos después.
Aomine no se anda por las ramas, aunque le costara sangre lograr algo con honguito bb.
Lo primero que hizo al abrir los ojos fue gruñir tal perro por los fuertes rayos de sol que lastimaban sus ojos.
Lo segundo fue ver dónde demonios estaba. Lo último que recuerda es que estaba encerrado en un jodido elevador con un ángel.
Un bello y hermoso ángel.
¿Acaso eso fue su imaginación?
¿Fue por culpa de la sangre que perdió por culpa de la estúpida herida que tenía en el abdomen?
No lo sabía a ciencia cierta, pero se lo preguntaría después al cegatón de Midorima.
-Al fin despiertas, Aomine- gruño el policía al escuchar la voz de Shintaro. Vio tras el peli verde a la pareja de este.
-Yo tampoco soy feliz de verte, Midorima- trato de mover su brazo izquierdo pero notó que este estaba esposado a la camilla de su habitación -¡¿qué demonios?!-
-Fue idea de Ryou-chan el que te esposáramos a la cama- comentó Takao con una sonrisita divertida en su rostro -le diste un gran susto cuando te desmayaste. Además de que le diste muchos problemas a Shin-chan cuando te escapaste de la habitación. Matamos dos pájaros de un tiro- agrego Kazunari sin quitar la sonrisa de su rostro.
Aomine gruño ante la afirmación de Midorima a las palabras de su pareja.
Malditos sean.
-Etto- la puerta se abrió y por ella paso el mismo ángel que conoció el otro día, su bello salvador -lamento mis acciones extremista con usted Aomine-san, pero me preocupo mucho por la cantidad de sangre que estaba perdiendo y su continúo desmayo. No quería que le pasara algo peor después de eso- explicó el castaño con un tierno sonrojo bañando sus mejillas pálidas para adoración y deleite de Aomine mientras que el médico y el enfermero del moreno veían con instintos asesinos al peli azul.
Maldito bastardo, pensaron a la vez. Su amigo en común era muy lindo y querido como para terminar en las garras de ese pervertido policía.
-No te disculpes Ryou, fue mi culpa por ser tan impulsivo y no pensar en que mis acciones egoístas preocuparían a mis amigos y a mi bello salvador- el castaño se sonrojó luego de esas palabras tan bonitas y sinceras además de llenas de madurez del policía.
Su supiera el pequeño honguito que todo eso solo lo decía de dientes para fuera el oficial. Claro, excepto la parte en la que no quería preocupar a su bello ángel de la guarda.
Corre Ryou/Sakurai, huye lejos y evita a toda costa encontrar a este pervertido sin corazón, pensaron nuevamente a la vez la pareja de profesionales de la medicina.
-Bueno- murmuro Takao viendo su reloj invisible de muñeca -la hora de visita término Ryou-chan, el paciente debe descansar- explico el peli negro escoltado personalmente a la salida al castaño quien estaba extrañado por la actitud de su amigo.
-¡Alto ahí pulga entrometida!- exclamo Aomine con el ceño fruncido -mi salvador no puede irse sin decirme su nombre y darme su celular. Me gustaría invitarle un café tan luego salga de aquí- el castaño soltó una risita divertida para gusto de Aomine.
-Me llamo Sakurai Ryou, Aomine-san- respondió el castaño -y con respecto a mi número, se lo puedo dar mañana. Vendré a visitarlo en la hora que corresponde, no quiero que Midorima-san sea reprendido por mi culpa- luego de eso se fue con Takao mientras movía su mano en señal de despedida al moreno.
Aomine se acomodó en su camilla y suspiro enamorado para horror de Shintaro quien veía a su amigo comportarse de esa manera tan... Tan... meloso.
-¿Qué planeas?- pregunto Midorima acomodándose sus lentes y bata. Él no se iba a tragar ese cuento de Aomine caballeroso.
-Nada- respondió el moreno, Midorima lo vio, no se lo creía -¿no puedo coquetear con mi posible conquista y de ser posible llevarlo a la cama?-
-¡Lo sabía!- exclamo iracundo el peli verde -eres de lo peor Aomine, más te vale alejarte de Sakurai, es nuestro amigo y no dudaremos en castrarte químicamente si te atreves a lastimarlo- advirtió el medico con el ceño fruncido.
Aomine trago duro, tomaría en cuenta aquella advertencia pero no se retractaría.
-Si te soy sincero- habló de nuevo el policía -me gusto aquel niño desde que entre al elevador y lo vi solo. Su comida es deliciosa, además... Su aroma es tan suave y adictivo. Creo que puedo sentar cabeza si se trata de ese castaño-
Midorima vio a su amigo. Noto cierto brillo en los ojos azules del moreno. Nunca lo había visto actuar así con nadie.
¿Debería felicitar a Sakurai por aquel logro?
Suspiro, no estaba seguro de dejar a Aomine actuar así, menos con su amigo.
-Si lo veo llorar por tu culpa Takao y yo te castraremos quirúrgicamente- dio su última advertencia -y sin anestesia, Aomine-
El peli azul asintió, Midorima le daba miedo.
Pero todo sea por aquel bello ángel.
