Me encontraba con mi nuevo grupo de amigos desde hacía un tiempo, donde estaba mi nueva amiga y compañera Ai Haibara la cual ya lleva desde hace bastantes meses desarrollando el antídoto definitivo del Apotoxin 4869 que hizo poner mi vida patas arriba. Desde que tomé esa droga en fase experimental, mi vida cambió por completo, pasó de ser un estudiante de instituto reconocido por mis logros académicos y como detective a ser un niño de 7 años de nuevo. Ahora vivo con mi amiga de la infancia Ran Mouri, de la cual llevo enamorado desde el primer momento que la vi, me hipnotizo con esa sonrisa perfecta y con esa dulce e ingenua mirada de ojos violáceos. Nunca he tenido el valor de revelarle mis sentimientos hacia ella por si no fueron recíprocos pero durante estos meses a su lado me he dado cuenta de que ella también siente lo mismo por mi.
- Edowaga esta pensando en sus cosas chicos no os está prestando atención- escuché murmurar a mi compañera Haibara a la liga juvenil de detectives.
- Conan, últimamente estás muy distraído, replicó Mitsuhiko a su lado, ¿estás bien? ¿Hay algo que te preocupa? -Preguntó preocupado por su amigo.
- Lo siento chicos, últimamente no descanso muy bien y estoy muy cansado no me lo tengáis en cuenta-respondió el joven detective para no preocupar a los niños.
- Si no te sientes bien, ¿por qué no te acompañamos a tu casa para que puedas descansar? -Replicó la pequeña Ayumi triste por él.
- Creo que tienes razón Ayumi, me marcharé a casa en cuanto terminemos el trabajo para el colegio.
Veinte minutos después se disponía Conan a marcharse a su nuevo hogar ya tener que seguir finciendo ser un niño de primaria. Cuando llegó a las escaleras de la casa escucho a su amada Ran mantener una conversación con su amiga de la infancia Sonoko, la cual siempre hablaba de la relación que tenían su amiga y el joven detective para molestar a su amiga.
- Sonoko no seas tan exagerada con lo que estás diciendo, el pobre Shinichi está ocupado con los casos y por eso no puede venir a clases- excuso Ran a su amigo de la infancia.
- Eres demasiado ingenua Ran, ese maniático de los misterios seguro que está por ahí con otras chicas mientras tu estás aquí sentada esperando a que quiera volver y te estás perdiendo muchas oportunidades de salir con chicos super guapos por ese idiota que no te valora- le respondió su amiga con algo de furia en sus últimas palabras.
Shinichi que estaba fuera aún escuchando las palabras de las dos chicas dentro de la casa, se quedó petrificado al oír lo mal que lo pasaba la persona que tanto quería por su marcha forzada, aunque también algo furioso con las palabras de Sonoko ya que siempre quería que saliera a conocer a otros chicos con ella.
- Ya estoy en casa- dijo el detective cuando entró por la puerta de la casa para que se percataran de su presencia.
- Oh Conan ya estás aquí- respondió Ran con una amplia y amable sonrisa al pequeño.
- Mira quien acaba de llegar, el niño que atrae muertos- dijo la amiga que se encontraba en la sala entre risas.
- Sonoko eso no es verdad, deja de decir esas cosas del pequeño Conan- replicó en su defensa Ran. Conan estaba ahí parado observando la conversación de las dos jóvenes cuando se dispuso a marcharse a su habitación.
Ya en su habitación se paró a pensar en todas las cosas que habían estado hablando Ran y Sonoko antes de que entrara a la casa y se sintió muy triste al tener que estar mintiendo a su amiga sobre su identidad todo este tiempo. Al cabo de un rato Conan salió de la habitación que se encontraba y vio marcharse a Sonoko.
- Conan, ¿que te apetece de cenar hoy?-preguntó Ran con una sonrisa.
- Me da igual hermana Ran, lo que le apetezca al tío Kogoro ya ti- respondió el detective con su voz inocente de siempre.
- Esta noche no dormirá papá en casa, respondió la joven, dormiremos tu y yo solos hoy- dijo con alegría.
Conan se acercó con la cabeza dandole la respuesta a su amiga con la información que ella le había brindado y se dispuso a ir a bañarse.
- Conan, ¿te importaría si hoy nos bañamos juntos?- preguntó en tono inocente al detective.
- ¿Por qué quieres bañarte conmigo hermana Ran?- le respondió con otra pregunta a la chica que tenia enfrente sonrojado.
- Hace mucho tiempo que no lo hacemos Conan y hoy como no está papá en casa había pensado que sería una buena idea- dijo la joven sin percatarse del nerviosismo del detective.
- No creo que sea buena idea hermana Ran, prefiero bañarme yo solo- musitó el pequeño.
- Esta bien, pero no tardes demasiado que después quiero darme yo un baño- finalizó Ran la conversación.
Durante su baño se preguntó por qué últimamente Ran le hacía comentarios de este tipo, el cual le hacían sospechar de que ella supiera en realidad quien era el, lo cual era uno de los motivos que no le dejaban descansar bien en las noches. El motivo principal que tenía Shinichi en la cabeza era la Organización de los hombres de negro, hacía unas semanas le llevaban siguiendo la pista desde cerca y cada vez se encontraba más cerca de destruirlos para siempre.
Una vez finalizó su baño se dispuso a salir del cuarto y avisar a Ran de que ya podía ir a bañarse.
- Hermana Ran, cuando quieras puedes ir a bañarte- dijo Shinichi en voz inocente mientras se daba la vuelta a ver a su amiga, la cual estaba en su habitación recogiendo su ropa interior nueva y un pijama corto debido al calor que hacía.
- Vale Conan, en 20 minutos ya estará lista la cena- respondió marchándose hacia el cuarto de baño.
Veinte minutos más tarde, salió Ran de la cocina con dos platos en las manos, cuando Conan vio esa imagen se levantó para ayudarle y terminar de poner la mesa juntos. Una vez terminaron de cenar decidieron poner una película, ya que al día siguiente no tendrían clase y no debían madrugar.
El joven detective se divisó en unos de los movimientos que realizó su amiga de la infancia, que esta no llevaba sujetador, lo cual lo puso nervioso en exceso al saber que la persona que amaba estaba en esas circunstancias tan cerca suya y no podía hacer nada. Ran se percató de la reacción del joven y se preguntó inocentemente el por qué tenía esas reacciones un niño tan pequeño.
Una vez comenzada la película que eligieron entre los dos, Ran se tumbó en las piernas del detective quedándose dormida al poco tiempo y el joven Shinichi se quedó embobado mirando su hermosa belleza tan de cerca y sin que nadie le dijera nada. Shinichi tenía muchos sentimientos encontrados en esos momentos pero había una cosa que quería hacer desde el momento que la conoció y no había podido hacerlo aún. Sin darse cuenta se encontraba a centímetros de ella apartando un mechón de su rostro cuando ella finalmente se despertó.
- Lo siento hermana Ran, te quedaste dormida encima mía y no quería despertarte pero quiero irme a dormir yo también- dijo el joven algo nervioso por los pensamientos que estaba teniendo momentos antes.
- No te preocupes Conan, lo siento por quedarme dormida-respondió con una sonrisa y una voz ronca debido al sueño. Más tarde los dos se pusieron en pie y se fueron a sus respectivas habitaciones.
Mientras que Conan se acomodaba su futón en el suelo, escuchaba pasos provenientes de la habitación contigua a la suya con nerviosismo. Al cabo del rato al ver que no paraba de escuchar los mismos pasos nerviosos se levantó y fue a ver que ocurría en aquella habitación.
- Hermana Ran, ¿te pasa algo?, no paras de dar vueltas desde hace un buen rato y no me deja dormir- musitó el pequeño en la entrada de la habitación.
- Lo siento Conan, estaba revisando mis mensajes y me encontré con un mensaje de Sonoko que me puso muy nervioso.
- ¿Y puedo saber que mensaje es hermana Ran?- preguntó algo nervioso. En lo que ella se puso a llorar.
- Sonoko me dijo que se había enterado de que le había pasado algo muy malo a Shinichi y que no sabía si contarmelo o no- respondió entre sollozos.
- Hermana Ran no creo que le haya pasado nada al hermano Shinichi de eso estoy seguro- dijo intentando tranquilizarla al ver como se encontraba.
- Eso pensé yo también, que debía de ser una confusión por lo que traté de llamarlo y no me coge el teléfono- dijo sollozando aún más fuerte con cada palabra. Las palabras que decía Ran mientras lloraba eran como puñales para el detective y no sabía que hacer para tranquilizar a su amiga.
- Hermana Ran, si quieres puedo dormir contigo esta noche para que te sientas mejor y así logres descansar- dijo el detective con la cabeza baja por la tristeza que tenía.
- Conan, ¿de verdad quieres dormir conmigo? ¿No te importa?- preguntó la joven secándose las lagrimas con la mano.
En lo que cogió Shinichi de la mano a su querida amiga y se tumbaron en la cama juntos. Él estaba muy nervioso por estar tan cerca de ella estando solos, y más aún de haber tomado la iniciativa de ello, pero sabía que no podía dejar así a su amada ya que él era el responsable de sus lágrimas de nuevo.
- Gracias Conan por intentar ayudarme a sentirme mejor.
- De nada hermana Ran, intenta dormir ¿vale?- dijo en voz inocente y calmada a la vez.
- Me encantaría estar así con Shinichi y saber que todo esta bien-musitó de pronto sacando al detective de sus pensamientos- hace mucho tiempo que no nos vemos y me gustaría saber que este bien.
- El hermano Shinichi esta bien- respondió con pena- quiere que sigas esperando por el ya que el regresará a por ti, aunque le cueste la vida en ello y estoy seguro de que el también se moriría por estar así contigo en estos momentos.
Ran continuó llorando en los brazos de su amado detective sin saber realmente quien era en realidad hasta volver a quedarse dormida. Una vez volvió a dormirse Shinichi ahora aún más cerca de su enamorada solo podía pensar en lo dulce que debían sentir sus labios junto a los suyos y sin darse cuenta estaba cada vez más y más cerca de ella. Quería besarla, lo deseaba con todas sus fuerzas, pero estando en un cuerpo de un niño no podía permitírselo, ya que anhelaba que su primer beso fuera de una manera especial para los dos.
