Quería subir este OS en septiembre, aunque fuese para el último día, pero unos problemas familiares me condicionaron bastante. De todos modos dije que subiría este tercer DLC del fic De amores y amistades en San Valentín y eso es lo que iba a hacer sí o sí, esta vez siendo Miya y Risa las protagonistas. Espero que les guste, y ahora sí, empezamos.

Bonitos regalos III: A muy buenas horas

─ ¡Miya, Miya, Miyaaaaa!

─ Vamos, vente pronto, que quiero escucharte llegar ─ le responde la pelinegra al oído, haciendo que Risa fuese incapaz de mantener el poquísimo autocontrol que le quedaba.

Risa y Miya se encontraban en la habitación de la primera, y Miya se había puesto un dildo con correa a mitad de una nueva noche de sexo con Risa, la cual en un principio intentó hacerse la dura, pero es que con Miya simplemente era difícil mantener la compostura mucho tiempo. La cosa es que Miya tenía a Risa acostada boca arriba en la cama, sosteniendo firmemente sus caderas y deleitándose con la vista de las tetas de Risa moviéndose de un lado a otro con cada embestida. De hecho, la propia Miya de vez en cuando soltaba las caderas de Risa para apretar aquellas suaves y eróticas masas y ponerse a jugar con sus pezones.

─ No aguanto más, Miya. Me vengo, me vengo, mevengomevengomevengo ¡MIYAAAAAAA!

La pelinegra sonríe de oreja a oreja por escuchar su nombre de los labios de su novia justo cuando estaba teniendo aquel orgasmo. Le generaba una sensación de triunfo, y la misma sigue ganando fuerza cuando ve que Risa parecía estar fuera de combate. Definitivamente no había nadie mejor para complacer a su novia que ella. Miya se sentía la mejor sin dudas.

─ Eso ha estado bien ─ dice la pelinegra mientras se quita la correa y la deja a un lado ─. Descansa, Risa. Ha sido un buen día el de hoy.

─ ¿En qué… sentido? ─ dice Risa, logrando tener un tono de regaño.

─ ¿Por qué preguntas eso? ─ dice Miya haciéndose la desentendida.

─ Llevamos cuatro días así, Miya. No hemos avanzado absolutamente nada con nuestros regalos ─ Risa logra sentarse con algo de esfuerzo ─. Se nos va el tiempo y ni siquiera hemos empezado.

─ Tú tranquila, Risa. Esos regalos los conseguimos en un santiamén. Sólo tenemos que salir mañana o pasado mañana, conseguir lo mejor que haya a disposición y comprarlo.

─ Creo que estás siendo algo desconsiderada ─ Risa mantiene su tono de regaño ─. Al menos deberíamos pensarnos bien lo que podríamos comprarle a nuestras amigas, y eso requiere que nos tomemos algo de tiempo, mismo que hemos dejado ir. Rena-sensei vendrá por nosotras si no logramos el objetivo.

─ Tú tranquila, Risa ─ dice Miya entre risas ─. No hay manera de que perdamos ante sensei. Sabes muy bien que estás conmigo, y mientras sea así nuestra victoria está más que segura. No hay razón para tenerle miedo.

En ese momento suena el timbre de la casa. Era raro, pues Risa no estaba esperando visitas. Tal vez era algún vecino, o sus padres habrían ordenado algo. No lo sabía. La cosa es que ambas se visten lo más rápido que pueden para atender la visita, aunque Risa debió regañar a Miya por intentar guardar sus bragas, que te lo digo yo.


Sala

─ ¡Ya atendemos! ─ dice Risa al escuchar nuevamente el timbre, y finalmente llega a la puerta y abre ─ Lamentamos tardar… dar… nos…

Risa y Miya de pronto palidecen ante la visita que acababan de recibir, la cual esboza una sonrisa bastante pícara y les dedica una mirada coqueta y aterradora.

─ Parece que las agarro un poco ocupadas, mis queridas ─ Rena se apoya al marco de la puerta ─. Lamento mucho haber tardado tanto en venir a verlas. De hecho son las últimas a las que hago visita…

─ N-no pasa nada, Rena-sensei ─ dice Miya atropellando sus propias palabras y moviendo las manos con desesperación ─. S-sabemos que está muy ocupada y…

─ Sí, ser profesora no es nada fácil ─ Rena se lleva una mano a la frente de manera dramática ─. Tantas responsabilidades que asumir, tantas alumnas a las cuales guiar por el buen camino, tantas gatitas a las cuales seducir. Pero mi amor por el oficio me impulsa a seguir hasta el final sin importar los obstáculos, convencida de que estoy haciendo lo correcto.

─ Nos alegramos por usted, sensei ─ dice Risa con una sombra azul en el rostro y los ojos vacíos.

─ Y ahora yendo por asuntos más serios ─ Rena deja su pose teatral y mira fijamente a la pareja ─ ¿Qué tienen que contarme con respecto a los regalos?

─ H-hasta ahora va todo estupendamente bien, s-sensei ─ se adelanta de nuevo Miya agarrando los brazos de la rubia, como queriendo impedir que entrase ─. Risa y yo nos estamos esforzando mucho en tener listos los mejores regalos.

─ ¿De verdad? ¿Seguro que no quieren consultar nada conmigo? Saben que para eso estoy aquí, además que todavía están a tiempo en caso de que tengan que corregir algo.

─ Estamos bien hasta ahora, sensei ─ dice esta vez Risa, relevando a Miya ─. Tenemos decididos los regalos y cómo presentárselos a Nanami-san y a Sayuki-chan. Todo va viento en popa.

─ ¿Lo dicen en serio? ¡Me alegro mucho por ustedes! ─ Rena abraza a la pareja, atrapando sus rostros en medio de sus enormes y redondos senos ─ Debo confesar que me estaba preocupando un poco por ustedes dos precisamente por el hecho de que he visitado a todas menos a ustedes, y me temía que tuvieran alguna duda que no pudieran resolver sin mí. De todos modos saben que me pueden llamar en caso de cualquier cosa, menos para preguntarme qué regalarle concretamente a sus amigas seleccionadas ─ Rena cierra su frase guiñando un ojo.

─ No tiene nada de qué preocuparse, verá que nuestros regalos serán grandiosos ─ dice Miya.

─ ¡Excelente! Pero igual no les recomiendo que bajen la guardia, además que deben aprovechar el tiempo que les queda para ultimar cualquier detalle que puedan encontrar a sus presentes. Recuerden que si llegan a fallar y sus regalos no son lo bastante buenos voy a tener que castigarlas. Ya he tenido dos encuentros bastante buenos en casa de algunas amigas, y francamente no le haría el feo a tener otro encuentro pero esta vez con una o dos de las integrantes de las mejores parejas de St. Michael ─ Rena se relame los labios, haciendo que Miya y Risa temblasen.

─ N-no hay problema. Procuraremos nos descuidarnos ─ dice Risa tratando de sonreír para que Rena se confió.

─ ¡Eso es lo que quería oír! Por cierto, ¿me permiten pasar? Traje algunas cosas conmigo y podría cocinar para ustedes si quieren. Quisiera quedarme un par de horas y tengo hambre. Les podría hacer algo que me enseñaron en casa de Eris-chan y Shizuku-chan y que está para chuparse los dedos ─ Rena muestra entonces una bolsa con algunos ingredientes que había comprado.

Risa y Miya sólo se quedan mirando mientras Rena se abre paso. No iban a poder quitársela pronto de encima.


Al día siguiente

Risa y Miya estaban en el centro comercial, urgidas por conseguir algo bueno que le pudiesen regalarle a Nanami y Sayuki. La visita de Rena había sido sin duda una advertencia, si no hubiese sido porque ella no se había ido hasta entrada la noche, seguramente ya habrían ido a buscar los regalos desde el mismo día anterior.

─ Eso dio demasiado miedo. Y pensar que justo antes dijiste que no había nada que temer ─ dice Risa recordando lo ocurrido.

─ Y no me arrepiento de ello ─ dice Miya cruzándose de brazos ─. Aunque no me negarás que Rena-sensei cocinando totalmente desnuda a excepción de un delantal se veía bastante sexy. Su trasero se veía incluso mejor de lo que esperaba.

─ ¡Miya!

─ Risa, no mientas, que también te vi echándole un ojo a esas nalgas que tiene Rena-sensei. También se le veían a la legua sus insinuaciones.

─ ¿Te refieres a esas dos ocasiones en que "accidentalmente" se echó salsa sobre el delantal a la altura del pecho y se estiraba la prenda dejándonos ver todavía más? ─ dice Risa alzando una ceja.

─ Sí, esas mismas insinuaciones.

Ambas chicas suspiran pesadamente. Realmente Rena podía ponerlas en un serio aprieto si le apetecía. Ya se les había ido la mayor parte del plazo que tenían para tener un regalo, así que dependían un poco de la suerte para conseguir con buen tiempo un regalo que fuese verdaderamente bueno.

En medio de su paseo por el centro comercial se encuentran con una tienda departamental que lucía ostentoso y variado. En sus vitrinas habían cajas para los chocolates de San Valentín, maniquíes luciendo vestidos a la moda, bolsos que se notaban carísimos, zapatos de todas las tallas, collares, pulseras, lentes de sol, sombreros de copa ancha, bicicletas con porta-bebidas, posters de modelos entre los que estaba Sara en un par de ellos, y muchas otras cosas.

─ Esta tienda debe tener lo que necesitamos ─ dice Risa ilusionada ─. Debemos entrar y ver qué podríamos encontrar.

─ En ese caso vamos. Al menos mirar no nos cuesta nada.


Tienda departamental

El sitio se veía gigantesco desde dentro. Según la guía al lado de las escaleras mecánicas había un total de cinco pisos abarcados por aquella tienda, teniendo niveles dedicados a artículos vacacionales y deportivos, artículos infantiles y escolares, un nivel para damas y otro para caballeros, y un nivel de textiles. Si Risa y Miya no conseguían lo que necesitaban ahí, más les valía prepararse para que sus vaginas fuesen largamente saboreadas por Rena.

─ Este lugar es el paraíso. No hay manera de que no encontremos nuestra esperanza para conservar la pureza en este lugar ─ dice Miya alzando los brazos como si estuviera ante las mismísimas puertas del cielo.

─ Lo de "nuestra pureza" lo pongo un poco en duda, pero igual nos debe servir para salvarnos de las perversiones de Rena-sensei ─ opina Risa bastante seria ─. En ese caso vamos. No podemos perder tiem…

─ ¡No veas cómo estuvo Yuuna-senpai! Realmente fue inesperado ver su reacción ─ aparece Nanami, a lo que Miya y Risa se esconden.

─ Vaya cosas. Pero al menos pudiste hablar con ella, ¿verdad? ─ le responde Sara, puesto que estaba paseando en la tienda con su amiga.

─ Desde luego.

─ ¿Nanami-san y Sara-san? ¿Qué hacen ellas aquí? ─ Risa miraba con nerviosismo a las dos nombradas detenerse cerca de donde estaba ella.

─ Si no es una simple casualidad, entonces deben estar aquí buscando regalos también ─ dice Miya.

─ Ellas no son tan irresponsables como para dejar sus regalos al final. No es como… ugh… ─ Risa suspira sonrojada ─ Ellas no son como nosotras.

─ Bueno, si tú lo dices, Risa.

Nanami y Sara se alejan de ahí para ver uno de los posters en los que aparece la castaña, cosa que Risa y Miya aprovechan para irse a otro lado de la tienda. Independientemente de qué traía a Nanami y Sara a esa tienda, Risa y Miya no podían darse el lujo de explicar que justo venían a buscar el regalo que hasta ese momento no habían priorizado porque Miya estaba constantemente hambrienta de sexo. Parecía que ahora sí estaban a salvo, pero ven que se acercaban Sayuki y Rikka, por lo que se vuelven a esconder.

─ ¿Qué rayos? ¿Es que todas vienen justo ahora a buscar sus regalos precisamente aquí o qué? ─ dice para sus adentros Miya antes de que Sayuki y Rikka pasaran justo a su lado.

─ Te he dicho que no hay manera de que sean tan irresponsables, Miya ─ la regaña Risa ─. Pero igual esto nos complica mucho la búsqueda ¿Qué vamos a hacer?

─ Creo que tengo una idea.

─ Dime que es buena, Miya.

─ Depende ¿Alguna vez has jugado algún juego de Metal Gear Yuri?

─ Un poco ¿Por qué?

─ Pues vamos a tener que arreglárnoslas precisamente de esa manera.

─ ¿De verdad? ─ a Risa no le agradaba la idea, pero tampoco conseguía idear algo mejor.

─ No veo que seamos capaces de avanzar en nuestro plan sin ser descubiertas si no es de esta forma. Dicho esto, vamos a tener que separarnos para así encontrar nuestros propios regalos lo antes posible.

Risa veía aquello como algo tonto, pero sí lo consideraba necesario. No tenían manera de sortear a sus amigas sin decir que estaban buscando los regalos. Cualquier otra excusa las exponía a la posibilidad de que las demás quisiesen hacerles una compañía que en ese momento no les convenía tener. Realmente Risa lamentaba no haberle puesto un alto a Miya para así buscar el regalo con tiempo. Ya habiéndolo conseguido podría Miya perfectamente dar rienda suelta a su lujuria día y noche si le daba la gana, pero ahora, por querer anteponer la diversión y el placer estaban en un serio aprieto.

─ Muy bien, que sea entonces como tú propones ─ cede Risa bastante sonrojada.

Miya asiente, y ambas aprovechan que nadie estaba mirando para salir de su escondite para irse por caminos separados. Miya ya tenía decidido a dónde quería ir, mientras que Risa estaba un poco más indecisa.

Todo estaba a la suerte, y esperaban encontrar esos regalos ideales lo más pronto posible.


Con Miya

El primer sitio al que la pelinegra llega es a la sección de artículos infantiles y escolares. Era un poco tonto, pero pensaba que era un buen lugar para empezar a descartar para luego centrar su prioridad en otros lugares con artículos más prometedores. Va avanzando rápidamente por la ropa infantil, cuando en eso ve que pasaba Mai, a lo que Miya se esconde detrás de algunas camisetas.

─ Seguro que a mi hermanito le va a encantar este. Con esto creo que ya tienen para que así estén contentos a la hora de los regalos ─ dice Mai sonriente y llevando varias cosas que acababa de seleccionar ─. Me pregunto si… Es el día que me dijeron. Ya debieron traerlo…

Miya estaba interesada por lo que había dicho su senpai ¿Acaso se refiere al regalo que iba a darle a Shizuku? No podía estar segura, y tampoco podía darse el lujo de intentar comprobarlo, así que sigue de largo hasta llegar a donde los artículos escolares. Ya una vez ahí, Miya decide agarrar un par de bolígrafos. Pensaba que podía usarlos a modo de broma cuando empiece el intercambio de regalos, aunque desde luego que podría necesitarlos para apuntar cosas que le interesen. En todo caso consideraba que tenerlos era un ganar-ganar.

─ Me pregunto qué más podría encontrar por aquí…

El área en que Miya se encontraba era enorme, pero no tiene mucho tiempo para explorar los alrededores con la mirada porque ve que Mai pasa cerca de allí otra vez. Miya trata de alejarse de la manera más silenciosa posible, procurando en todo momento que Mai no la descubriese…

Suena el teléfono de Miya con el tema de apertura de Las doncellas de Michael, a lo que casi le da un infarto, pues eso significaba que había sido descubierta. Pero milagrosamente ocurre que el teléfono de Mai también suena, y encima con el mismo tono. De ese modo Mai da prioridad al sonido de su teléfono y atiende la llamada.

─ Moshi moshi… ¿Reo? ¿De verdad? En ese caso voy para allá. Que no se te ocurra tocar nada…

Mai se va casi trotando, a lo que Miya suspira aliviada. Eso sí que estuvo cerca, demasiado cerca. Revisa entonces el teléfono para ver que había sido Risa, a lo que se pregunta si le había pasado algo o si había encontrado algo prometedor como regalo. Nuevamente Risa la llama, a lo que esta vez Miya atiende la llamada, resultando que la pantalla del teléfono lucía como el códec del juego que trataba de emular con su recorrido sigiloso. Incluso contaba con dos pantallas en las que aparecían ambas chicas que se iban a comunicarse, aunque estaban cubiertas con un filtro verde.

Miya, creo que encontré algo interesante para ti en la sección femenina ─ en efecto, era Risa.

─ Recibido ¿Pero qué me cuentas sobre tu regalo para Nanami-san? Se supone que esa es tu prioridad.

Ya lo sé, y fue justo por eso que me he querido pasar por aquí, pero insisto en que encontré antes algo que te convendría ver si le viene bien a Sayuki-chan.

─ Iré allá entonces. Dime qué parte de la sección femenina es y ahí voy a estar.

No tiene pérdida. Está al lado de un maniquí con un vestido de novia, Miya.

─ ¿Vestido de novia? ¿Hasta eso hay en esta tienda? ─ Miya se emociona ─ En cuanto tengamos la oportunidad deberíamos probarnos los vestidos, Risa ¿Te imaginas cómo nos veríamos de esa manera, frente a un altar?

S-sería hermoso, apoteósico… ¡Un momento, Miya! Primero debemos priorizar el deber. Mira cómo estamos por no haber hecho eso en primer lugar.

─ Ya, ya entendí. No tienes que ponerte así, Risa.

B-bueno… ─ pese al filtro del códec, era fácil notar lo sonrojada que esta Risa ─ Ya hablaremos sobre eso en otro momento, pero por lo pronto centrémonos, Miya. Ahora mismo voy a ver si encuentro el regalo que necesito para Nanami-san.

─ De acuerdo. Ve entonces. Nos vemos al rato, Risa.

Muy bien.

Miya cuelga entonces, y luego mira a su alrededor para cerciorarse de que las demás chicas no andaban cerca, y es entonces cuando avanza hasta donde le había dicho Risa.

Si allá estaba lo que verdaderamente necesitaba, la verdad es que estaría en deuda con su novia.


Con Risa

En vista de que en la sección de damas no había encontrado algo que le pudiese alegrar especialmente el día a Nanami, Risa decide ir a buscar a la sección de textiles. Bien sabía que Nanami era una chica de gustos sencillos y con una visión de sí misma bastante modesta, por lo que vestidos caros o faldas demasiado pomposas probablemente generaría en su amiga una reacción de vergüenza por no sentirse a la altura de semejantes prendas.

En dado caso tendría que apostar por algo más pequeño. Algo que siga siendo elegante, bonito y que refleje el cariño y respeto que sentía Risa hacia ella, pero que no la abrume con una imagen demasiado sofisticada. Tal vez en aquella sección podría encontrar lo que busca, aunque su primera impresión resulta no ser demasiado optimista.

Telas, telas y más telas. Aquello no parecía tener fin. Risa estaba segura de que podía encontrar algo más, pero ahora estaba teniendo serias dudas sobre ello. No había manera de que uno o dos metros de una tela cualquiera Rena lo permita como regalo, y desde luego que no tenía tiempo para trabajar en absolutamente nada valiéndose de dicha tela. Necesitaba ingeniarse de alguna manera una solución. Tenía que usar la cabeza.

─ Disculpe, ¿en qué le puedo atender?

Risa voltea y ve que una de las encargadas de la tienda abordaba a una clienta que estaba mirando encajes y algunos rollos de seda. Al voltear Risa se esconde inmediatamente al ver que se trataba de la mismísima Rena ¿Tan popular era lesa tienda que ahora parecía que todas las chicas que conoce en St. Michael vienen el mismo día a esa tienda? Era surrealista lo que estaba pasando. En su desesperación por esconderse Risa se termina metiendo en un montón de tela que estaba a un lado. Con algo de suerte Rena obtendría los artículos que busca y se iría a otro lado. Risa estaba segura de que eso podría pasar.

─ Oh, lo que pasa es que estoy buscando ligueros para hacer algunas prendas de lencería ─ responde Rena con aparente casualidad, aunque era posible reconocer un destello de coquetería en sus palabras ─. Me gustaría aprender a hacerlas por mi cuenta.

─ Ya veo ─ la encargada no parecía haberse dado cuenta de nada ─. Cerca de aquí tenemos ligueros de varios tamaños y colores. Puede seleccionar los que usted quiera y comprarlos.

─ ¿De verdad? Eso me alegra mucho ─ Rena ataca entonces, acorralando a la vendedora justo a un lado de donde estaba Risa escondida ─ ¿Pero sabes qué me alegraría más? Que una chica tan bella como tú me permita su cercanía aunque sea por un momento.

─ E-estoy en horario de trabajo, señorita. Si mi jefa me descubre podría regañarme…

─ En ese caso asumiré la responsabilidad. Tú tranquila, que yo no muerdo. Además, creo que deberías dejar las informalidades. Se nota que te graduaste de St. Michael, además que tu rostro me suena.

─ E-es verdad. Me gradué de su preparatoria hace un par de años y estoy aquí trabajando a medio tiempo para pagar la universidad.

─ En ese caso me gustaría que me llames de manera más informal, pues sé que me conoces.

─ R-Rena-sama, por favor… estoy trabajando… ¡Hmm!

Rena besa entonces a la vendedora y la hace apoyarse contra el montón de tela. Esto hace que Risa no tuviese ninguna oportunidad de escape, y encima Rena le sube la falda a la vendedora para empezar a explorar su intimidad.

─ ¡Ahhh! Señorita, e-esto no está bien…

─ Te dije que te relajes. Todo estará bien. Anda, anímate, que daré lo mejor de mí para que no te arrepientas de este momento ¿O acaso no me encuentras atractiva?

─ ¡Eso nunca, Rena-sama! ─ la chica se tapa la boca avergonzada, pero ya estaba dicho.

─ Buena chica. Ahora déjate llevar…

─ R-Rena-sama, esto se siente tan… ¡Kyaaa!

Risa era incapaz de creérselo. Rena se estaba tirando a aquella vendedora justamente a su lado, e incluso era capaz de sentir cómo las manos de la vendedora movían y arrugaban las telas que estaban encima de ella, presionando justo sobre sus pechos sin que la vendedora se diese cuenta de nada. Los gemidos eran bastante fuertes, como si fuera sobre su oreja, aunque no le extrañaría que así fuera, tomando en cuenta cómo es Rena.

─ Eres tan sexy, y tus gemidos son melodiosos ─ dice Rena con una sonrisa de oreja a oreja mientras introduce un par de dedos en la vendedora.

─ ¡Ahhh! Esto… Esto no puede ser… Nunca antes me había sentido tan bien…

─ Entonces no te contengas. Demuestra lo mucho que lo estás gozando.

─ ¡Ahhhh! ¡Síii! Se siente bien…

Ahora sí la batalla estaba perdida. Risa estaba condenada a escuchar los gemidos de la vendedora y los comentarios eróticos de Rena hasta que terminasen. Iba a ser una tortura lenta y dolorosa para su pobre psique.


Con Miya

Luego de sortear nuevamente a Nanami y Sara, la pelinegra estaba tomando las escaleras para dirigirse a la sección de damas, aunque trataba de mantener un bajo perfil para no ser reconocida. Dirigía su mirada a todas direcciones, y hasta el momento la cosa parecía ir bien.

Va avanzando con sigilo por los diferentes muestrarios que ofrecía la sección de damas, tratando de ser tan rápida como silenciosa, aunque no era algo precisamente sencillo cuando tenía que dar virajes cada dos por tres debido precisamente a los muestrarios de ropa. Y no solo impedía que pudiera avanzar en línea recta cuando quería, sino que la hacían detenerse a cada rato para cerciorarse de que a la vuelta de cada esquina no se estuviera encontrando con las demás. Era todo bastante tedioso, y Miya tenía unas ganas terribles de que aquello se acabara pronto.

Al asomar un poco la cabeza nota dónde era que se encontraba el vestido de novia. Estaba al otro lado de la sección, y encima estaba en la dirección contraria a la que Miya había estado tomando, lo que la hace darse un facepalm mental por considerar que debió cerciorarse antes de avanzar a ninguna parte. Se sentía bastante tonta por no haber tomado una precaución tan básica. Ahora le tocaba dar la media vuelta y avanzar todo lo rápido que puede, pero pronto le toca esconderse otra vez. Ahora eran Runa y Takako quienes pasaban por ahí.

─ Ya te dije que todavía estoy ocupada, Runa. Te pido que esperes un poco más.

─ Esta espera de verdad se está eternizando ─ dice Runa haciendo un puchero ─. Pero igual deberías comprarte lo más sexy que encontremos en la sección de lencería, sensei. Que al menos la espera valga la pena con un regreso triunfal.

─ N-no tienes que decirlo de esa manera, Runa ─ dice Takako bastante sonrojada.

Takako y Runa se van de ahí, y Miya se asoma para cerciorarse. A juzgar por lo que había dicho Runa, debían estar ahí para comprar algo bastante bueno para así ellas tener una noche de pasión y desenfreno, y aunque a Miya le interesaba de pronto encontrar algo de lencería sexy para Risa, se abstiene por el bien de encontrar el regalo que su novia le había señalado, así que sigue su camino y avanza hasta llegar al maniquí con el vestido de novia. El regalo debía estar cerca, cuando Miya encuentra lo que parecían ser zapatillas de cristal como las del cuento de Blancanieves.

─ Genial ─ dice Miya para sí misma mientras se acerca y agarra una de las zapatillas.

No eran realmente de cristal, pero su transparencia y brillo hacían parecer que sí. El tacón de mediana altura hacía parecer que las zapatillas fuesen bastante sofisticadas y elegantes, pero sin llegar al extremo de ser incómodas de usar en caso de no estar acostumbrada a usar tacones. Aquello era sin duda la clase de regalo que le pegaba a Sayuki, por lo que Miya decide que eso es lo que iba a comprar.

─ ¡Bien, está decidido! ─ dice para sí misma mientras alza su puño triunfal ─ Ahora tengo una duda ¿Qué talla es la que debo llevar?


Con Risa

─ Me vengo, Rena-sama… ¡Kyaaaa!

Rena sonríe de oreja a oreja al sentir cómo las paredes internas de la vendedora apretaban de manera hambrienta sus dedos, como si no quisiesen que sacase jamás los dedos. La vendedora tenía el rostro dirigido al techo mientras respiraba agitadamente, tratando de calmarse después del intenso orgasmo que acababa de experimentar.

─ ¿Te ha gustado lo que hice? Si es así puedo darte mi número para que estemos en contacto cuando tú quieras, gatita ─ dice Rena tomando a la vendedora por el mentón y acercando bastante sus rostros.

─ S-sí… Muchas gracias, Rena-sama… ─ es la débil respuesta de la vendedora.

Rena saca entonces de su bolsillo un papel con su número anotado y se lo da a la vendedora antes de darle un pequeño beso e irse a donde la vendedora le había indicado antes. La vendedora trata de arreglase lo mejor posible antes de ir tras Rena y retomar su faceta profesional para que así consiguiese lo que buscaba. Y en cuanto a Risa…

─ Esto... fue… Rena-sensei es increíble…

Risa estaba bastante roja y con la mirada perdida. No se había esperado que Rena, si bien no se había quedado mucho tiempo, lograse manifestar tanta intensidad metiendo un par de dedos. Risa misma sentía que sus piernas estaban chorreando un poco de sus jugos, lo que la hace mirarse para estar segura de que no cualquiera podría notarlo.

─ Esto ha conseguido calentarme. Debo apresurarme para luego volver con Miya. Debo ser rápida.

Risa avanza tambaleándose entre los telares, y para ese punto ni siquiera se preocupaba por la posibilidad de ser descubierta, aunque ve que Rena había conseguido lo que quería y se iba bastante contenta. Mejor así, aunque igual Risa la maldecía por dentro por ser tan lujuriosa y ser capaz de saltarse cualquier límite. Ciertamente Miya era igual en ese sentido, pero a Risa le daba un poco igual.

Su andar la lleva hasta una zona en la que habían varios tipos de cintas y lazos. Habían de todos los colores y tipos: opacos, escarchados, con dibujos y patrones, brillosos… Encontrarse con eso hace que a Risa le brillasen los ojos. Pensó por un momento en las coletas de su amiga. Sin duda ofrecerle unas buenas y hermosas cintas le vendrían de maravilla. En cualquier circunstancia dichas cintas no demostrarían ser exageradamente ostentosas, pero igual eran hermosas y elegantes, y seguramente a Nanami le encantarían.

Ya estaba decidido.

─ Disculpe, joven ¿En qué puedo ayudarla?

A Risa voltear ve que por lo menos no era la misma vendedora que acababa de convertirse en parte de las conquistas de Rena, sino otra, y eso Risa lo agradecía bastante.

─ D-disculpe, ¿me podría dar algunas cintas? Quiero que sean para una amiga en San Valentín.

─ ¡Anda! En ese caso haré mi mejor trabajo ─ la trabajadora de la tienda saca una regla y unas tijeras ─ ¿Cuáles quiere y en qué medidas? La estoy escuchando.

Eso Risa ya lo sabía, pero lo estaba disfrutando, así que empieza a señalar qué cintas le parecían más bonitas y apropiadas, aunque algunas le generaban dificultades para decidirse. La verdad es que todas las cintas que se encontraban allí le encantaban. No podía agarrar unas y dejar por fuera a las otras, por lo que elije todas las que podía darse el lujo de pagar en ese momento.

Risa se iba tomando su tiempo, saboreando cada elección y esperando que dichas elecciones fuesen de suficiente provecho. Ya cuando su pedido estaba completo, Risa sólo podía sonreír de oreja a oreja al contemplar el hermoso surtido de cintas que tenía a disposición para regalárselas a Nanami. Pese a todo había sido una buena idea haber venido para comprar los regalos.

Ahora quedaba ver si Miya había quedado convencida con el regalo que tenía que darle a Sayuki.


Una hora después

─ ¡Ya estamos! ─ dice Risa bastante aliviada de ver su hogar.

─ Pareciera que has tenido una aventura bastante complicada ─ le dice Miya burlona.

─ No te haces una idea.

─ ¡Hola, chicas! ─ aparece nuevamente Rena, haciendo palidecer a la pareja ─ Veo que lo han pasado bien ¿Acaso ocurrió algo divertido?

─ N-no sé qué decirle ─ responde Risa mirando a otro lado.

─ Estuvimos de compras. Cosas nuestras, jeje ─ dice Miya para disimular, y Rena cruza sus brazos bajo su pecho mientras ve las bolsas.

─ Está genial que lo hagan. Salir de compras juntas siempre es algo divertido, especialmente cuando hay algo de prisa por cumplir con un compromiso.

Risa y Miya quedan completamente blancas. Lo que acababa de decir Rena lo sentían como si hubiesen sido descubiertas. Lucía complicado que aquello fuera meramente casualidad, aunque Rena no les hablaba con tono de reproche.

─ C-claro, es muy divertido ─ dice Risa tratando de alguna manera de seguirle el juego a Rena.

─ Ya lo creo. Por ahora tengo que irme, chicas. Quedé con una tierna gatita que conocí mientras también yo estaba de compras. Le dije que le demostraría quién es realmente Rena Houraisen ─ Rena parecía que se iba a ir, pero se detiene justo a un lado de Risa ─. Oh, y antes de que se me vaya a olvidar, Risa-chan, espero que hayas disfrutado de la muestra. Quiero decir, me imagino que habrás revisado muestras de lo que estabas buscando para comprar, especialmente cuando estuviste "entre telones" ─ remata guiñando un ojo.

Ahora sí Risa estaba que se desmayaba del miedo y tenía una sombra azul envolviendo su rostro mientras veía a Rena reírse antes de irse finalmente. Eso había sido bastante tenebroso. No sabía cómo lograba mantenerse en pie y caminar hasta la seguridad de su hogar, aunque Miya, al no entender bien lo que Rena había dicho, no parecía enterarse de nada.

Risa no pudo evitar recordar lo que pasó entre Rena y la vendedora.


Habitación de Risa

─ ¡Muy bien, ahora sí podemos coger como conejos todo el día, pues ya tenemos nuestros regalos! ─ Miya deja la caja con los zapatos que le daría Sayuki, y en el acto se quita la ropa ─ Espero que estés lista, Risa, porque esta noche no voy a dejarte dormir absolutamente nada, jeje.

Miya va contenta hasta la correa con el dildo. Su plan era utilizarlo de nuevo y tener a Risa en cuatro patas todo el día, pero justamente una mano de Risa la detiene, e incluso se termina apoderando de la correa y el juguete sexual. Miya se queda mirando perpleja a su novia.

─ Esta vez las cosas van a ser diferentes ─ Risa tenía una mirada profunda y algo aterradora mientras se quita la ropa de un tirón y se ata la correa del dildo ─. Ando muy caliente y he pasado por un mar de emociones. Esta vez seré yo quien no te deje dormir.

─ ¿Are? ¿Me podrías explicar lo que te pasa, Risa?

Fin


Y de este modo se termina el tercer DLC. A ver qué dicen al respecto, además que he dejado unas cuantas pistas sobre los próximos fics, como por ejemplo que Rena ya había estado antes con dos parejas diferentes, cuando antes de este fic sólo mostré a la madre de Eris ¿Quién creen que se dejó llevar también por la calenturienta sensei? También está la charla entre Nanami y Sara ¿A qué se referirán? En los siguientes DLCs lo verán. De momento los dejo, y mientras tanto pórtense bien.

Hasta otra