Hospitales.
Un lugar que, naturalmente, suele emanar un aura de muerte y tristeza cada día más, ya sea por la cantidad de personas que mueren día a día, gente que por lesiones pierde la capacidad de gozar su vida a su manera, gente con problemas que no pueden ser sanados, médicos con problemas laborales y personales.
En una habitación del mismo hospital, el aura que se sentía no era de nada relacionado a eso. Era todo felicidad, lágrimas de alegría, sonrisas aquí y allá.
Una mujer de largo cabello negro con un tinte carmesí, ojos rojos oscuros, de rasgos faciales femeninos y definidos, ahora vestida con una bata de hospital mientras está sentada en una camilla de hospital, con la espalda apoyada contra el cabezal, miraba a un pequeño bebé en sus brazos con una sonrisa más que alegre.
De pie al lado de la misma estaba un hombre de cabello rubio puntiagudo, ojos azules que destacaban en su definido rostro de pómulos y mandíbula bien definidas. El viste solo un kimono masculino de color negro, y un hakama de color caqui.
"¿Cómo te sientes, Yuki?"
La mujer, ahora reconocida como Yuki, miró al hombre con una sonrisa. Su rostro, a pesar de estar agotada por el parto, demostraba felicidad pura.
"Mejor que nunca, Minato. Estoy tan feliz que nuestro hijo haya nacido, que no puedo esperar a volver a casa para poder criarlo de la mejor forma posible".
Minato se acercó a ver a su hijo, el cuál estaba durmiendo tranquilamente. Su respiración era tranquila, incluso mientras se chupaba el dedo gordo.
Miró mejor a su hijo, viendo el poco cabello rubio que tenía el mismo, sonriendo triunfante al ver que sacó su color de cabello.
"¿Cómo le llamaremos?"
Minato miró a su esposa y cerró los ojos. Pensó por un minuto, analizando distintas opciones.
"Naruto…"
"¿Cómo Vorágine o como pastel de pescado?"
Ambos se rieron por eso, pero Minato respondió entre risas.
"Como vorágine, querida".
Escucharon un sonido proveniente del pequeño Naruto, con ambos padres viendo al niño sonreír felizmente por el nombre, aplaudiendo con sus manitas.
Yuki abrazó a su hijo, sin apretarlo, pero demostrándole su cariño y la felicidad que le causaba.
"Cuando crezcas serás un gran hombre, Naru. No tengo dudas".
Minato acarició suavemente la cabeza de su hijo, oyendo a Yuki hablarle a su hijo con tanto cariño.
Este día, un 10 de octubre, había nacido su hijo, aquel que tanto habían deseado desde que se casaron.
Lo habían intentado por dos años, hasta que finalmente se les dio.
Criarían a su hijo como un buen hombre, fuerte y valiente.
…….
6 años después.
Se habían mudado del pueblo a una pequeña casa en las montañas, en una zona donde el aíre era muy fino, apenas dos meses luego de que Naruto había nacido.
Adaptarse al ambiente no fue complicado para Minato y Yuki. Sin embargo, pensaban que su hijo iba a tener problemas con el frío, aíre fino de la montaña e incluso con la poca o casi nula socialización.
Se habían equivocado.
Naruto, su hijo de cabello rubio igual a su padre, y ojos rojos oscuros al igual que su madre, había estado mucho mejor que ellos los primeros meses antes que se adapten al completo, siendo solo un niño.
Ahora, Naruto miraba a su padre golpear un muñeco de entrenamiento con sus manos, ya sea en forma de puño o con las palmas, también usando sus codos, rodillas, tibias y los pies.
Era de día. El cielo estaba despejado y el sol ya brillaba en el cielo, sin embargo, todo en la montaña aún estaba nevado.
Yuki salió de la casa por la puerta trasera, mientras traía té para ella y Naruto. Se sentó en un tronco, al igual que Naruto, mientras le daba un vaso a su hijo que lo agarró gustoso.
"Gracias madre. No he desayunado por venir a ver a padre entrenar".
"Deberías desayunar antes, hijo. El desayuno es una de las comidas más importantes del día en un niño para que crezca bien, sano y fuerte. La próxima desayuna antes, o despiértame ¿si?"
"Esta bien mamá".
Yuki acarició la mejilla de su hijo con el dorso de su mano y su pulgar, estirándose hacía él para darle un beso en la cabeza y luego ver a su esposo entrenar sin mostrar cansancio aparente.
Naruto miraba a Minato golpear rápidamente el muñeco en distintos puntos, antes de ver el rostro de su padre y notar que se veía muy sudado pero seguía manteniendo el ritmo.
"¿Cómo hace para verse tan cansado y seguir entrenando sin problema?"
Yuki sonrió ante la pregunta de su hijo, sin notar que Minato también lo hizo.
"Eso es porque controla su respiración, Naru".
El pequeño Naruto miró a su madre con sus ojos llenos de curiosidad, inocencia y duda.
"¿Cómo se hace eso?"
"Es algo complicado, de hecho, muy complejo para que un niño la practique".
"Tendré cuidado, pero por favor, quiero aprender a hacerlo".
Yuki dudó. Miró a Minato, notando que había dejado de entrenar, y la miraba a ella.
No se dirigieron la palabra, pero asintieron. Yuki miró a Naruto, el cual miraba expectante.
"Bien. Primero te explicaré como funciona".
Naruto sonrió felizmente y miró a Yuki con total atención, haciendo sonreír a la mujer y a Minato que los veía de reojo.
"La respiración tiene un inicio como base de todo. Debes apretar el abdomen y estirar el diafragma mientras inhalas lentamente, hasta que sientas una leve presión en el pecho. Cuando ya hayas llegado a ese punto, dejas de inhalar y lo mantienes por unos segundos, y luego exhalas todo lentamente".
Yuki explicó, viendo como Naruto cerraba los ojos y empezaba a respirar de forma consciente. Lo detuvo, haciendo que abra los ojos y la vea nuevamente.
"Inhalas en silencio, lo aguantas, y lo expulsas con fuerza por la boca, cerrando los labios y haciendo un sonido similar al de silbar".
Naruto asintió y volvió a cerrar los ojos. Empezó a inhalar lentamente y en silencio, siguiendo las indicaciones que dio su madre.
Pasaron 2 segundos. Luego 3, cuatro, cinco…
Yuki y Minato abrieron levemente los ojos en sorpresa cuando su hijo inhalo aíre por poco más de 10 segundos, sin mostrar signo alguno de molestia.
Luego, lo mantuvo. Pasó 1 segundo, dos, tres, cuatro, cinco…
Lo mantuvo por 12 segundos, y luego empezó a exhalar de la forma que dijo Yuki. Por la boca, con los labios casi cerrados y haciendo un sonido como si estuviese silbando.
Estuvo 14 segundos exhalando.
Lo volvió a hacer, durando el mismo tiempo mientras inhalaba, aguantaba y exhalaba.
Abrió los ojos, viendo a sus padres verlo con sus ojos llenos de sorpresa e incredulidad.
"¿Qué pasa?"
Minato se acercó a Naruto y lo levantó, ubicando sus manos debajo de sus axilas. El pequeño Naruto lo vió con algo de tranquilidad, sintiendo que esas respiraciones lo calmaban mucho, como si fuesen una forma de relajarse.
"Naruto, el tiempo que hiciste en la respiración no solo una vez, si no que dos… es algo que ni yo cuando tenía quince años podía hacer, y lo practicaba mucho".
Yuki acarició la mejilla de Naruto con cariño, el cual la veía con curiosidad desde su lugar, estando siendo elevado en el aire por Minato.
"Mi hijo, mi querido Naruto… algo me dice que estás destinado a grandes cosas, cosas que nadie en este mundo puede manejar… pero no quiero quitarte la infancia por una suposición…"
Naruto miró a su madre y sonrió cálidamente, haciendo que los ojos de Yuki se abran en sorpresa.
Una figura estaba detrás de Naruto, de cabello carmesí con puntas claras. Sin embargo, su rostro estaba oscuro por una sombra, pero se veía una sonrisa… Una sonrisa igual de cálida que la de su hijo.
Leves lágrimas empezaron a escapar de los ojos de Yuki, siendo vista con preocupación por su esposo y su hijo. Minato bajó a Naruto, y ambos sentaron a Yuki.
"¿Qué pasa, querida?"
Yuki no respondió, aún llorando repentinamente por una razón que ni ella entendía. Naruto abrazó a su madre con fuerza, al igual que Minato, provocando un llanto más fuerte de la mujer.
Pasaron varios minutos, hasta que Yuki dejó de llorar y miró a otro lado con vergüenza, mientras Minato dejaba de abrazarla, a excepción de Naruto que seguía abrazándola.
"No te avergüences madre, somos humanos. Esta bien llorar".
Yuki volvió a acariciar la mejilla de su hijo, ahora viéndolo con su propia sonrisa cálida. Minato frotó el cabello de Naruto suavemente, suspirando de tranquilidad.
"Mañana es tu cumpleaños, Naruto".
El pequeño rubio asintió, recostando su cabeza contra el costado derecho de su madre.
"Vamos adentro, ya va siendo hora del almuerzo y tengo que cocinar".
Yuki se levantó junto a Naruto, y caminaron adentro detrás de Minato.
…….
Ya era de noche.
Yuki se sentó al lado de la cama de Naruto, el cuál estaba acostado viendo a su madre.
"Hay una historia que debo contarte hijo".
Naruto miró a Yuki con total atención en sus ojos rojos oscuros, iguales a los de la mujer. Ella sonrió levemente, y empezó a hablar.
"Hace mucho tiempo atrás, nacieron unos gemelos. En esa época, los gemelos eran considerados desafortunados, ya que creaban conflicto a la hora de elegir un sucesor. Uno de los bebes nació con una extraña marca en la frente, por lo que el padre decidió matarlo".
Naruto puso una expresión sería en ese momento, haciendo sonreír a Yuki.
"Sin embargo, la madre nunca lo permitió. A medida que crecían, era muy fácil distinguirlos, ya que tenían todo distinto. Empezando por el Kimono, la comida, sus habitaciones y también por el comportamiento de ambos, aunque lo que verdaderamente los distinguía eran los Aretes de Hanafuda usados por el gemelo menor, hechos por su madre. El chico con la marca era extremadamente reservado y tranquilo, incluso llegaron a pensar que era mudo ya que durante siete años nunca habló. El siempre estaba con su madre, apoyándola de un costado cada vez que caminaba".
Yuki notó que su hijo seguía prestando plena atención, y no se dormiría hasta que termine de contar todo.
"Se decidió que su hermano iba a ser un samurái, mientras él sería enviado a un templo para volverse sacerdote. Sin embargo, un día todo cambio…"
Yuki tomó aíre y siguió hablando.
"Mientras veía a su hermano entrenar con la espada, el chico habló por primera vez y mencionó unos errores que tenían tanto su hermano como el instructor. Entre la sorpresa porque haya hablado, le dieron una espada de madera para practicar. Fue una sorpresa para todos que haya dejado inconsciente al instructor con solo cuatro golpes, sin embargo, al mismo no le gustaba lastimar a las personas, le hacía sentir mal. El instructor le contó todo al padre, y eso invirtió los roles. El chico callado con la marca sería samurái, y el otro sería sacerdote".
Naruto no estaba de acuerdo con eso, ya que creía ambos podían ser samuráis sin problemas.
"El hermano del marcado había ganado envidia por el mismo, deseando el talento natural para las artes marciales que tenía. A pesar de eso, el otro chico seguía queriendo a su hermano, y guardaba una flauta hecha a mano del mismo como un tesoro… cuando la madre de ambos murió, el chico marcado decidió abandonar su casa, por lo que su hermano mayor volvió al rumbo de ser un samurái, el más fuerte del país".
Naruto miró a su madre, que tomó un poco de agua antes de seguir hablando, sintiendo seca su garganta.
"Cuando se volvieron a encontrar, la envidia del hermano mayor solo aumentó, ya que el menor seguía siendo más talentoso y fuerte que el. Un día, el menor quiso regalarle a su hermano unos aretes similares a los de el, pero el día anterior se descubrió que se había cambiado de bando y se volvió un enemigo. En el bando que se encontraba el menor querían castigarlo con seppuku, pero simplemente decidieron que sea expulsado".
Yuki notó la leve preocupación en el rostro de Naruto, lo que le causó una sonrisa.
"El siguió su vida. Tuvo esposa e hijos que casi son asesinados por el bando enemigo, pero el volvió a tiempo para vencerlo y salvar a su familia. De no ser así, tal vez nosotros no estaríamos aquí".
Ella terminó de contar la historia, viendo a Naruto procesar todo por unos segundos.
"No dijiste el nombre de los hermanos… ¿Cómo se llamaban?"
Yuki se rió levemente, viendo la clara curiosidad en los ojos de Naruto.
"El mayor se llamaba Michikatsu Tsugikuni, y el menor era Yoriichi Tsugikuni. Son nuestros antepasados, aunque nosotros somos más cercanos a Yoriichi".
Naruto asintió, y volvió a preguntar.
"¿Qué pasó con los aretes de Yoriichi?"
"Se los dio a una familia que vendé carbón, aunque no se sabe el porque".
"¿Y los aretes que le iba a dar a Michikatsu?"
Yuki sonrió ante lo curioso que era su hijo. Era normal, pues era un niño, pero le daba risa el recordar que ella era así.
"Eso lo sabrás luego. Ahora es tiempo de ir a dormir".
Naruro hizo un puchero pero asintió. Yuki le dio un beso en la frente a su hijo, lo tapó correctamente y salió de su habitación.
"Descansa hijo, que mañana será un día agitado".
"Descansa, madre…"
Naruto se giró y cerró los ojos, preparándose para dormir, pero aun pensando en toda la historia de sus antepasados.
……..
El sol ya estaba saliendo.
Naruto abrió los ojos lentamente. Se talló los ojos, limpiándose las lagañas formadas, mientras se incorporaba sin esfuerzo, sentándose en su cama.
Se destapó, y se puso de pie. Salió de su habitación y fue al baño. Hizo sus necesidades, se lavó los dientes, la cara y se peinó el cabello hacía atrás, dejando caer algunos mechones por su frente.
Salió del baño y fue hacía la sala.
"¡Sorpresa!"
Naruto dio un leve salto por haber sido tomado por sorpresa por sus padres, siendo elevado en el aire por Minato, y envuelto en un abrazo por ambos.
Naruto sonrió alegre y cálidamente, disfrutando la sensación del abrazo.
Cuando se separaron del abrazo, Minato lo sentó en el suelo alrededor de la mesa baja que usaban para comer, y pusieron un pequeño pastel frente a el.
"Feliz cumpleaños a ti~"
Minato y Yui empezaron a cantar, siendo vistos por un feliz Naruto, que alternaba entre ellos y la vela encendida sobre la torta.
Cuando terminaron de cantar, Naruto sopló y apagó la vela, sonriendo cuando sus padres aplaudieron.
Minato agarró una caja de madera que estaba ubicada al lado de la puerta y, cuando Yuki movió el pastel para cortarlo, puso la caja sobre la mesa, frente a Naruto.
"Ábrela hijo. Espero que te guste".
Naruto abrió la caja, y sus ojos se abrieron en sorpresa cuando vió una katana de madera.
"No se si quieres, pero puedo enseñarte sobre el arte de la espada".
Naruto saltó y abrazó a Minato, el cual sonrió felizmente y le devolvió el abrazo a su hijo.
"Si, quiero. Me gustaría aprender".
Minato frotó el cabello de su hijo cuando se separó del abrazo, y ambos vieron a Yuki agacharse a la altura de Naruto con una pequeña caja en manos.
"¿Te acuerdas que ayer me preguntaste por los aretes?"
Yuki le entregó la caja a Naruto. El pequeño rubio la agarró y abrió, viendo dos aretes de carta Hanafuda, con un detalle distinto.
Tenían una media luna, además de que el fondo era oscuro.
El pequeño miró a su madre, dejó la caja en la mesa y la abrazó con cariño, con Yuki abrazándolo de igual forma.
"Gracias, madre. Son muy lindos".
Yuki se rió levemente cuando se separaron del abrazo, y miró a Naruto a los ojos, tomándolo de sus mejillas.
"Estos aretes pertenecen a nuestra familia y pasan de generación en generación. Ahora debes cuidarlos, Naru. Te lo encargo".
"Lo haré, madre. Los cuidaré como si fuesen mi propia vida".
Yuki y Minato sonrieron.
Su hijo era lo mejor que les había pasado.
"Vamos a festejar tu cumpleaños. El lunes iniciaremos tu entrenamiento".
Naruto asintió. Fue a su habitación, se cambió de ropa y luego salieron de su casa para bajar por la montaña rumbo al pueblo.
Antes de salir, Yuki le colocó los aretes, haciendo los agujeros pequeños en su oreja con una aguja.
………...
Una semana después.
Naruto miraba a su padre, ambos con una katana de madera en mano.
"Manejar una katana es difícil. Algunas pueden romperse muy fácil si no sabes usarlas, y otras se irán desgastando con el constante uso. Te enseñaré todo lo que sé, y veremos como avanzas".
Naruto asintió, y miró a su padre atentamente.
"El primer ejercicio es el balanceo vertical. Un balanceo vertical suele ser más potente que uno horizontal, pero con práctica puedes hacer que un corte horizontal sea igual o más potente que uno vertical".
Minato balanceó su katana de madera de arriba hacía abajo, moviendo su cuerpo con el movimiento de la misma. Naruto analizó el movimiento, la respiración y como movía la katana con plena atención.
Minato dejó de balancear la espada y miró a Naruto. Pasaron unos segundos que su hijo se quedó pensando, y luego se posicionó.
Miró como su hijo inhalaba lentamente mientras elevaba su katana, y exhalaba de la misma forma que le enseñó Yuki ayer, al mismo tiempo que bajaba la katana de madera.
El balanceo fue con mucha potencia para la que debía usar un niño, y era casi igual de correcta que la suya. Solo tenía algunos errores que se corregirían con el tiempo
Después de 10 balanceos verticales de la katana, Naruto dejó de hacerlo y miró a Minato, el cual sonrió.
"Haremos esto hasta que sientas cansancio. Se que eres un niño aún, pero esto es solo el principio. Se que cuando crezcas harás todo mucho mejor que yo".
Naruto no demostró miedo ni negación, solo un asentimiento mientras sus ojos se llenaban de determinación y empezaba a hacer los balanceos verticales, siendo visto por Minato que sonrió y empezó su propio entrenamiento.
Estaba feliz de que su hijo quiera seguir el camino de la espada, a pesar que tenía otros fines.
Si su hijo en el futuro no estaba de acuerdo, se lo permitiría, simplemente porque confiaba en que su hijo de todas formas ayudaría en algún momento.
……..
Pasaron 8 meses.
Naruto y Yuki estaban desayunando, aunque Minato no estaba en el lugar, ni en la casa.
Madre e hijo estaban preocupados por eso. Minato trabajaba de noche y solía volver en la madrugada, aunque había veces que no trabajaba por una semana y luego volvía.
El graznido de un cuervo resonó afuera de la casa. Yuki y Naruto se sobresaltaron, y ambos salieron a ver.
Un cuervo se posó sobre el antebrazo de Yuki. Estiró el pico hacía ella, mostrando que llevaba una carta.
La mujer la agarró, y el cuervo salió volando.
Abrió la carta y empezó a leer en silencio. A medida que leía, lágrimas empezaron a caer como una cascada de sus ojos, antes de que caiga de rodillas y suelte la carta.
Naruto la agarró, y empezó a leer para su interior.
'Hola Naruto, Yuki.
Les dejo esta carta como mi despedida. Se que Yuki lo sabe, pero tu no, Naruto. Yo soy un Cazador de Demonios, me dedico a proteger en lo posible la vida humana mientras asesino demonios come humanos cortando su cuello.
Era un candidato al rango más alto, pero esta situación no me permite hablar mucho de eso. Con mis compañeros nos estamos por enfrentar a uno de los demonios más poderosos de todos, y estamos perdiendo números rápidamente. Este tipo está más allá de nuestras capacidades.
Yuki, amada mía, quiero que vivas sin arrepentimientos ni culpa. Cuida a Naruto, hasta que el pueda cuidarte a ti. Eres fuerte y puedes cuidarte sola, pero dos son mejor que uno. Lamento que sean pocas palabras, pero no hay tiempo.
Naruto, mi precioso hijo. Eres lo mejor que me pasó en mi vida junto a tu madre. Has progresado mucho en tu entrenamiento, más que yo cuando había comenzado siendo un adolescente. Sigue entrenando y vive tranquilo. Espero que tengas una buena mujer cuando crezcas, y no te metas en cosas raras. Se humilde, pero no te dejes pisotear ni dejes que te usen.
Los amo más que a mi propia vida. Los voy a extrañar.
Atentamente, Minato Namikaze.'
Naruto dejó de leer y cerró los ojos, empezando a llorar como si fuese un recién nacido. Yuki lo abrazó y ambos siguieron llorando juntos.
………
Una semana pasó.
Naruto estaba entrenando arduamente en el patio, controlando su respiración y la forma en que balanceaba su espada y su cuerpo, ya sea con el balanceo vertical, horizontal o incluso el giro de su cuerpo en varios grados con la katana de madera en mano.
El aíre fino no era un problema y, de hecho, Naruto empezó a considerarlo una ventaja.
Su sentido del olfato había aumentado mucho. Podía oler cosas que otros no, e incluso empezaba a oler emociones poco a poco.
La respiración y su entrenamiento eran un factor muy determinante en todo.
Yuki salió de la casa, viendo que el cielo estaba despejado. La nieve seguía ahí, rodeando la casa, la montaña y el pueblo debajo.
"Naruto, ven aquí por favor".
El rubio dejó de entrenar y se acercó a su madre, que tenía un libro de tamaño mediano en sus manos.
Ambos caminaron hacía adentro y se sentaron alrededor de la mesa, con un plato de comida listo para cada uno.
Ella dejó el libro a su lado en el suelo. Ambos dijeron "provecho", pero solo Naruto empezó a comer.
"Hijo… te sigues esforzando en tu entrenamiento a pesar de que no hay quien te supervise y te guie…"
Naruto tragó la comida en su boca, y habló.
"Es porque quiero hacerme fuerte para poder protegernos ahora que papá no esta".
La voz de Naruto tenía un tono de tristeza. Yuki sonrió con tristeza igualmente.
"Lo se, y te lo agradezco hijo. Te has esforzado tanto estos meses y esta última semana. Yo quería que tengas una infancia normal, pero no es posible".
"Aún si papá siguiera aquí, yo me seguiría esforzando para poder protegerte. No me importa perder mi infancia para protegerte, madre. Eres lo que más amo en este mundo".
Yuki sonrió y acarició la mejilla de su hijo con cariño.
"Nunca podré agradecer por completo el tener un hijo tan maravilloso como tú, mi pequeño Naru…"
Naruto sonrió cálidamente. Miró a su madre dejar de acariciar su mejilla, agarrar el libro y dárselo a el.
"Esto es algo que quiero que tengas. Abre la primer página".
Naruto hizo lo pedido. Miró, y sólo habían un par de palabras.
'De: Yoriichi Tsugikuni. Para: Mis descendientes.'
Yuki volvió a hablar, antes que Naruto lo haga.
"Este es un libro que escribió nuestro antepasado, Yoriichi. Son notas para aprender su aliento, el primero que fue creado y el que llevó a los cazadores de demonios a tener una mayor ventaja en combate contra demonios. Pensé en dártelo cuando seas un poco más grande, pero ir aprendiendo desde ahora que estás a poco menos de cuatro meses de cumplir 7 años te ayudará en tu objetivo".
Naruto abrazó a su madre con fuerza, con Yuki devolviendo el gesto. Una sonrisa estaba formada en el rostro de ambos.
………..
'Hola.
Sí estás leyendo esto, es porque eres uno de mis descendientes, lo cual me alegra al saber que mi legado sigue vivo después de un tiempo.
Yo soy Yoriichi Tsugikuni. Creador del Aliento Solar.
He hecho este diario con el fin de que algún descendiente mío pueda aprender mi aliento y acabe con todo el dolor que ha causado Muzan Kibutsuji, el rey y creador de los Demonios.
Yo no pude acabar con el ya que se hizo explotar en al menos 1800 pedazos, y no pude cortar todos a tiempo, por lo que escapó y se mantendrá oculto hasta después de mi muerte.
Sin embargo, no es el punto en todo esto.
A partir de ahora, te explicaré como funciona el aliento solar y su forma de usarlo para asesinar demonios sin problemas. A mi no se me dificultó utilizarlo, pero a ti puede traerte repercusiones si haces algo mal.
Este aliento cuenta con 13 posturas.'
Naruto, acostado en su cama, leyó el libro atentamente. Pasó por cada una de las posturas, grabando esa información en su cabeza.
'…. Esas son las trece posturas, detalladas en cada enfoque que debes tomar para aprenderlas.
Ten un cuidado extremo cuando quieras aprender la décimo tercera postura. Puedes terminar con cansancio extremo la primera vez que la ejecutes.
Si logras aprender a usar el aliento por completo, te pido que acabes con la cadena de sufrimiento que ha causado Muzan Kibutsuji y, de ser posible, que asesines a la primera luna superior.
Se que te pido mucho, pero confío en que lo lograrás hacer y serás mejor que yo. Siempre tuve fe de que las futuras generaciones superarían a la mía, la perteneciente a la Era Sengoku.
Más adelante encontrarás información que tengo sobre Muzan, Las 12 lunas demoniacas, la Marca de Cazador, el Mundo Transparente, entre otras cosas.
La información sobre los demonios puede cambiar con lo rápido que pasa el tiempo, pero confío en ti, sin importar cuantas generaciones hayan pasado o si de momento no eres lo suficientemente fuerte.
Entrena duro, come bien, y cuídate. Recuerda que el descanso es igual de importante que el entrenamiento.
Será un gusto ayudarte. Espero que logres todas tus metas.
Tsugikuni Yoriichi'.
Naruto cerró el libro y lo colocó a un lado de su cama. Cerró los ojos y se preparó para dormir.
Mañana empezaría su arduo entrenamiento para lograr aprender a dominar la Respiración del Sol. Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesto a todo por el futuro.
