Disclaimer: Los personajes no son míos, la historia sí.

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Título: En otra vida.

Día 2.

Prompt: Soulmate not destinated.

Rating: T.

Sinopsis: En esta no, quizá en alguna otra.

Propuesta tomada de la tabla "Angstruary 2022" del grupo de FB Helsa Amor Verdadero.


Antes de él, Elsa no creía… bueno, ella nunca creyó en muchas cosas, pero antes de Hans, le resultaba muy difícil creer esa patraña de "la persona correcta, el momento equivocado", porque se supone que si amas a alguien lo suficiente— y a Elsa la criaron para no dejarse guiar ciegamente por los sentimientos—, entonces haces lo que sea necesario para tenerlo.

Antes de Hans, ella nunca hizo mucho por nadie.

Pero ahí estaba, sentada frente a él, dos años después de su ruptura, después de haber tomado un avión desde Oslo, un tren en San Petersburgo y un par de taxis… y todo porque se enteró de que él iba a casarse.

—No te cases.

El bermejo se miró los zapatos para evitar mirarla a los ojos.

—Hans…

—No pensé que… la última persona que espere ver cuando abrí la puerta eres tú, creí que nunca volvería a verte otra vez.

—Aquí estoy, tuve que preguntarle a Anastasia si esta seguía siendo tu dirección y…

—Han pasado dos años, Elsa.

La blonda tragó duro cuando finalmente la miró, las lágrimas resaltaban el verde de los ojos del bermejo, la pena y la nostalgia bailaban en ellos.

—Por favor…

—Las cosas entre nosotros nunca fueron tan sencillas, me temo.

—Quizá no lo intentamos lo suficientemente fuerte.

—Yo creo que ese fue el problema: no se puede forzar lo que no está hecho para ser.

—Las almas gemelas no se fuerzan —insistió, sus dedos índice y pulgar de la mano izquierda acariciaron el círculo tatuado en tinta blanca que rodeaba el dedo anular derecho.

Hans siguió el movimiento un momento antes de cerrar los ojos con fuerza, Elsa sintió un agujero en el estómago cuando él no la imitó.

—Tú no crees en las almas gemelas, Copo de nieve.

—Eso fue antes de que tú y yo…

—Soy feliz ahora —la interrumpió, volvía a mirarla, la pena y la nostalgia fueron remplazadas con determinación—. La amo, Elsa, de verdad.

La blonda guardó silencio, por fortuna para que ella pudiera conservar la dignidad que le quedaba, no reaccionó a la declaración que acababa de escuchar; se tomó un momento para guardar la compostura y entonces asintió, se puso de pie y fue a por el abrigo y la maleta, Hans la siguió al instante.

—Elsa…

—No, está bien. Entiendo.

—Si no tienes donde quedarte…

—No voy a quedarme aquí, no creo que a ella le agrade saber que tu ex…

—Vanessa. Se… Se llama Vanessa.

¿Era posible detestar a alguien a quien no conocía? Claro que sí. Dios, cómo la odiaba.

—No debí venir.

—Elsa, por favor…

—Tenía que intentarlo una última vez ¿no?

Le dedicó una sonrisa triste, el colorado la atrajo en un abrazo que le costó corresponder, enterró la nariz en la camiseta de franela: su colonia, la esencia del vodka y la crema de afeitar que usaba le quemó las fosas nasales de forma tortuosamente fantástica. Grabó el aroma de Hans para siempre, no volvería a verlo otra vez.

—Copito…

—Ya tengo que irme.

El taxi la llevó al hotel más cercano, gruesas gotas de lluvia azotaban las calles y ella deseó que nunca llegara la primavera.

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—Perdona, no tengo Kusmi Tea, ya no voy a esa tienda eslava, ya ves que…

—Nunca te gustó mucho el té, lo sé.

Ahora Elsa se miraba los zapatos… las sandalias, para ser más precisos, las uñas de los pies recién hechas era lo único impoluto en su cuerpo en aquel momento.

—No, de hecho ahora me gusta más.

Hans asintió, podía escuchar el verdadero significado de esas palabras:"Él bebe té, así que también bebo té". Ella nunca bebió té por él.

—¿Cuando llegaste?

—Hace treinta minutos, vine aquí desde el aeropuerto.

Elsa miró la maleta junto al sofá donde él estaba sentando, el estómago se le revolvió, todo era idéntico a esa última vez que estuvo en Moscú, tres años atrás.

—Anastasia habló contigo.

—También lo vi en tu cuenta de Instagram.

—No nos seguimos en Instagram.

—No, no lo hacemos.

Que dijera lo que quisiera decir, pero rápido, las chicas de las pruebas de vestuario y maquillaje esperaban por ella… y las puntadas en la herida de su corazón comenzaban a saltarse, dejándolo sangrar. Hans tenía que marcharse.

—Hans…

—No te cases con él.

Elsa cerró los ojos con fuerza.

—Sé que estoy siendo egoísta, una persona horrible… pero todavía hay tiempo, para ti y para mí.

—No digas eso.

—Solo tienes que decir que sí, Copito, y estaremos juntos, podemos intentar e intentar hasta que…

—Ya no quiero intentar, Hans. Intentar nunca funcionó para nosotros.

—Quizá esta vez sí…

—Lo amo, Hans.

La voz del pelirrojo se cortó abruptamente, Elsa atestiguó cómo los músculos de su mandíbula se flexionaban por la fuerza empleada.

—Voy a casarme con Jack y no puedes hacer o decir nada para que cambie de opinión.

—Elsa…

—Lo amo, Hans.

No le importaba si seguía casado, si firmó el divorcio por ella o si sólo viajó en un impulso. Su boda era en un mes y ella se casaría, dijera Hans lo que dijera.

—Debimos intentarlo más fuerte.

—Intentamos tan fuerte como pudimos, simplemente no se pudo.

El colorado asintió, dejó la taza de té sobre la mesita y fue a apretarla en un abrazo, hundiendo la cara en el cuello de cisne de la mujer, embriagándose con su perfume costoso y el tono chocolate que siempre la envolvía.

Antes del otro, ninguno creía mucho en esas cosas. Pero no les quedaba duda que las almas gemelas no siempre estaban destinadas a estar juntas. Tal vez en otra vida.


NA: Lo siento, recuerden que se llama "Angstruary" de "angst". Hasta mañana.

HH.