TODO LO QUE NO NOS DIJIMOS
CAPÍTULO 9
BLOSSOM
8 años antes…
Pese a que su extraña relación con Andrew era peligrosa y prohibida, Makoto no solamente había aceptado verlo dos días entre semana, sino que también la noche anterior, antes de volver a Villa Sanjoi, había aceptado la propuesta de él para verse el siguiente sábado desde la mañana; algo que había hecho en parte porque no soportaba estar en Villa Sanjoi, aunque también porque disfrutaba de la compañía de su amante.
Así pues, aquella mañana se había levantado desde temprano, y con un entusiasmo que hacía mucho no sentía comenzó a prepararse para su encuentro, para lo cual tomó una ducha con esencia de rosas; escogió una blusa color rosa pastel de manga larga, una minifalda negra para su atuendo y zapatillas color rosado; soltó sus largos cabellos en vez de sujetarlos en una coleta como ya era costumbre, y además , se maquillo un poco en búsqueda de realzar su belleza, algo que casi nunca hacía, pues en el día a día solía ir al natural y dejar el maquillaje para ocasiones muy especiales.
Tras estar lista, tomó su bolso, y dado que era sábado por la mañana no esperaba encontrarse a nadie, sin embargo, para su sorpresa, mientras caminaba por el pasillo que la llevaría a las escaleras de caracol para bajar a la segunda planta, se encontró con Masato, lo cual era extraño, pues él solía despertar casi al mediodía.
—¿Tan temprano y ya estás despierta?— Preguntó él mientras la recorría con la mirada.
—Los siete días de la semana me despierto temprano aunque en seis años de matrimonio no te hayas dado cuenta— Respondió Makoto con cierto tono de molestia en su voz que para él no pasó desapercibido.
—Tienes razón— Respondió — Lo que quise decir es que te ves diferente. ¿ A dónde vas?
—¿Me vas a pedir un itinerario de a donde voy?— Respondió Makoto fastidiada—Creí que con seguir casados y viviendo bajo el mismo techo te era suficiente
—Sólo estaba preguntando
—Voy a ir al asilo a visitar a mi abuela porque ya tengo poco más de una semana sin verla, y saliendo de ahí iré a hacer unas compras. Pienso volver en la noche porque me da alergia la presencia de los Sanjoi ¿Algún problema?
—No— Respondió Masato con tranquilidad— Ya sabes que no hay ningún problema.
Makoto entonces pasó por un lado de Masato y se alejó de él sin decir más.
Masato, por su parte, no pudo evitar voltear cuando vio a Makoto pasar, y por breves instantes se quedó embelesado viendo su grácil figura enfundada en aquel atuendo. Por supuesto no era como que nunca hubiera visto a Makoto de aquella manera, sin embargo, solía reservarlo para ocasiones especiales, y en el día a día solía ir sin maquillaje, con el cabello recogido y zapatos sin tacón.
-0-0-0-
Pese a que Andrew odiaba levantarse antes del mediodía los fines de semana, aquel sábado no le había molestado levantarse a las nueve de la mañana para poder estar presentable y llegar al estacionamiento del Centro Comercial Jubangai donde había quedado de encontrarse con Makoto.
De pronto, la divisó caminando por entre los autos, buscándolo con la mirada, así que emocionado por volverla a ver por tercer día consecutivo, bajó del auto y fue a su encuentro, y al tenerla frente a él, le dio un abrazo y un tierno beso en los labios qué ella le correspondió.
—Te ves hermosa
—Gracias— Respondió ella— Tú también.
—¿También soy hermoso?
Makoto rió ante su respuesta.
—Atractivo— Respondió ella — El azul de tu camisa resalta el color de tus ojos.
Tomados de la mano, caminaron hasta el asiento de copiloto. Hacía mucho que Masato no le abría la puerta del auto, y aunque ella podía hacerlo, le pareció lindo que Andrew tuviera ese detalle con ella, aunque lo que la emocionó fue encontrar en el asiento un hermoso rosal en color rosado.
—Te habría regalado un ramo pero creo que no tendrías donde guardarlo — Dijo Andrew cuando subió al auto.
—Gracias—Susurró Makoto emocionada, pues hacía muchos años que Masato no le regalaba flores, y cuando había llegado a hacerlo, nunca le había regalado sus flores favoritas— Me encantan las rosas color rosa. Son mis flores favoritas.
—Lo sabía— Respondió Andrew
—No recuerdo habértelo dicho— Comentó Makoto.
—Y no me lo dijiste— Le dijo Andrew acercando su mano al oído de ella para tocar uno de sus zarcillos— Pero tus pendientes de rosa, y el sexy tatuaje que tienes en el vientre me dio la respuesta.
Las mejillas de Makoto enrojecieron, y en un acto espontáneo, ella enredó sus brazos alrededor del cuello de él y besó con ternura sus labios.
—¿A donde te gustaría ir a desayunar?
—A tu casa— Respondió ella
—Me agrada la idea de cocinar algo para ti o que lo hagamos juntos, pero ¿No te gustaría ir a algún lugar?— Preguntó él — Tal vez ir a un restaurante, y no sé si quizá más tarde podríamos ir a una mueblería a…
—Correríamos riesgo de que alguien nos vea— Lo interrumpió Makoto.
—Tienes razón— Comentó Andrew— Entonces, ¿Te parece si vamos a Kamakura?
—¡Me encantaría! Pero allá viven algunos familiares de Masato.
Andrew sonrió y acarició una de sus mejillas.
—Tranquila. Prometo no haré nada que te exponga— Le susurró Andrew— Te llevaré a un lugar lindo pero donde estarás segura y lejos de las miradas de todos.
Makoto, qué hacía mucho tiempo no recibía atenciones de su marido, se sintió feliz y con el corazón henchido de alegría ante las palabras y atenciones de Andrew, así que terminó aceptando aquella propuesta sin dudarlo.
-0-0-0-
Tras poco más de una hora de viaje en carretera en el que Makoto y Andrew se la pasaron charlando animadamente, llegaron a Kamakura, y Makoto que suponía que aquel sería un paseo en el que ella no bajaría del auto a menos de que él la llevara a un hotel, se sorprendió cuando Andrew se adentró en el estacionamiento de una hermosa casa estilo americano de dos pisos que se encontraba frente a la playa, la cual tenía en su entrada un hermoso jardín de diversos tipos de flores y una fuente.
—¿Quién vive aquí?— Preguntó Makoto con curiosidad
—Nadie
Makoto lo miró desconcertada, y Andrew entonces tomó una de sus manos y besó su dorso.
—Es casa de mis padres— Dijo Andrew— La compraron hace quince años para tener una casa de vacaciones a donde llegar cuando vienen a Japón, aunque como sólo vienen dos veces al año suelen alquilarla a turistas que vienen de vacaciones; pero este fin de semana no fue alquilada.
Poco después, ambos bajaron del auto, y cuando al fin entraron, Makoto quedó maravillada ante el lujo de aquella casa, la cual tenía puertas de cristal desde las cuales entraba la luz natural de aquella mañana y además les permitía apreciar la belleza de aquella playa de aguas color turquesa.
— Debe ser relajante pasar las vacaciones aquí.
—Lo es— Comentó Andrew mientras la abrazaba por detrás— ¿Vamos al segundo piso?
Makoto giró su rostro y asintió ; asi que tomada de la mano de Andrew subieron a la segunda planta, donde Andrew le mostró una sala de billar que contaba con su propio bar, otra habitación de cine, y finalmente, una enorme habitación dentro de la cual había una cama queen size y finos muebles.
—Y si además te apetece ver el mar mientras estás en la cama, podemos hacerlo— Dijo Andrew removiendo las cortinas, dejando al descubierto una puerta corrediza de vidrio tras la cual podían apreciar el mar, o bien, salir a una terraza que contaba con su propia piscina privada, además de un pequeño comedor para exterior y un camastro .
—¿Puedo sentarme aquí?— Preguntó Makoto al posar sus ojos frente al enorme y redondo camastro lleno de cojines.
Andrew rió ante la pregunta de ella, y entonces se sentó en el camastro y tiró de su mano para invitarla a sentarse en sus piernas.
—Donde tú quieras
Makoto enredó sus brazos alrededor del cuello de él, y dejándose llevar por el deseo, sus labios se unieron en un apasionado beso que de pronto los hizo querer un poco más, pero entonces Andrew detuvo sus propios intentos de desnudarla.
—Dejé los condones en el auto— Confesó apenado.
—Supongo que ya habrá tiempo—Respondió Makoto mientras se apartaba de las piernas de él para sentarse a su lado.
Por un momento, ambos se quedaron en silencio, abrazados el uno al otro mientras contemplaban el mar desde aquella terraza, hasta que fue Makoto quien se atrevió a hablar.
—¿Puedo decirte algo íntimo?
Andrew volteó a verla, y no le pasó desapercibido el rubor en sus mejillas.
—Por supuesto
—El condón qué usaste antier me causó malestar— Confesó Makoto
—¿Hice algo que no te gustara? — Preguntó Andrew sintiéndose avergonzado de pensar que quizá hubiera hecho algo que la incomodara en la cama.
—¡No! — Se apresuró a aclarar Makoto—Me gusta estar contigo—Agregó
—Mako. Si hice algo en la cama qué te incomodó o no te gusta quiero saberlo.
—¡Ya te dije que me gusta estar contigo¡— Insistió Makoto — Es sólo que soy alérgica al látex, y antier cuando estaba en casa comencé a sentir malestar.
Makoto hizo una pausa y continuó hablando.
—Me lo descubrieron cuando era niña porque una vez se me hincharon los labios después de inflar un globo, así que me hicieron estudios médicos y los resultados fueron qué tenía alergia al latex— Dijo Makoto
—¿Y por qué no me dijiste antier? — Preguntó Andrew apenado
—¡Me dio vergüenza detenerte en ese momento!
Andrew se quedó en silencio un momento, sorprendido ante su respuesta
—Makoto, eso pudo ser grave. No debiste ponerte en peligro sólo porque ya habíamos llegado muy lejos
Makoto lo miró sorprendida, y antes de que dijera algo, él llevó una de sus manos al rostro de ella y acarició su mejilla.
—No quiero volver a causarte daño
—No fue tu culpa— Susurró ella
—¿Me prometes que me dirás si llego a intentar a hacer algo que te incomode o te cause dolor? — Pidió Andrew
Makoto asintió.
—No quiero volver a lastimarte
—No fue tu culpa, bobo— Respondió Makoto, y antes de que él pudiera decir algo, lo besó en los labios.
—¿Qué marca de condones puedo usar para no lastimarte? — Le preguntó él cuando sus labios se separaron a escasos centímetros de los de ella.
—No lo sé porque nunca antes había usado condón— Dijo Makoto avergonzada
Por la expresión en el rostro de Andrew, Makoto se dio cuenta de que estaba sorprendido por su respuesta.
— Sólo he estado con Masato, y como desde el principio de nuestro matrimonio buscamos tener hijos nunca usamos, pero supongo que cualquiera que sea de nitrilo.
—¡Me sorprende! — Exclamó Andrew— No pensé que antes de mí tú solo hubieras estado con Masato
—Entiendo que no me creas cuando me fui a la cama contigo la primera noche que nos conocimos— Dijo Makoto riendo ante lo absurdo de su confesión.
—¡Espera! No quiero que parezca que te estoy juzgando— Aclaró Andrew
—No me sentí juzgada— Dijo Makoto
—Me alegra saberlo— Dijo Andrew estrechandola en un abrazo contra su pecho— Y también quiero que sepa que no me importa tu pasado sexual ni quien sea tu marido.
Ante aquellas palabras, Makoto dejó escapar un suspiro y apoyó su cabeza en el hombro de Andrew.
—Por cierto. Hace casi un año que no me acuesto con Masato y como es un maldito infiel hace dos meses me hice un test de ETS y estoy sana— Dijo Makoto— Podría mostrártelos.
Andrew entendió lo que ella trataba de decirle, así que tomó su rostro para encontrarse con su mirada.
—La última vez que me hice un test de esos fue hace un año— Dijo Andrew— Y aunque quizá no me creas porque muchos hombres mienten, antes de ti siempre he usado condón.
Makoto no pudo evitar soltar una carcajada ante lo que había dicho Andrew.
—¿Siempre?
—Sí — Respondió Andrew— Entiendo si no me crees, pero me aterra la idea de embarazar a una mujer, tanto que además del condón hace tres años me ofrecí para un tratamiento experimental qué impide que un hombre pueda engendrar hijos.
—¿Y si a futuro te arrepientes? — Preguntó Makoto sorprendida.
—No es permanente— Explicó Andrew— El tratamiento sólo es efectivo por dos años. La primera vez que me lo aplicaron fue hace tres años, la segunda vez fue hace un año y la próxima dosis será hasta dentro de un año.
De nuevo se quedaron en silencio abrazados el uno al otro; pero entonces, Andrew se atrevió a proponerle algo que nunca le hubiera propuesto a alguna otra pareja sexual.
—Si te incomoda usar condón no me importaría no usarlo— Dijo Andrew— Aunque he de decirte que este año me he acostado esporádicamente con una compañera de la maestría , pero puedo hacerme un test para demostrarte que estoy sano.
Makoto, por alguna razón confió en su palabra, así que por toda respuesta se sentó a horcajadas encima de él.
—Te creo— Respondió Makoto mientras enredaba sus brazos alrededor del cuello de él— ¿Y tú ?
—También — Respondió Andrew mientras sus manos se metían por debajo de la blusa de Makoto.
La blusa de Makoto entonces fue a parar al piso, donde pronto se le unió la camisa de él así como el resto de las prendas que cubrían sus cuerpos; y confiando el uno en el otro, no dudaron en entregarse a la arrolladora pasión que les hacía arder cada que se pensaban, cada que estaban el uno junto al otro.
P.O.V. MAKOTO
—¡Señorita enfermera, por favor tiene que ayudarme! Mi hija está en peligro y temo que le hagan daño!— Le hablo a la mujer que administra el medicamento a través del suero que le han puesto a mi cuerpo terrenal— ¡Enfermera por favor escúcheme!— Le grito, pero todo es inútil.
La enfermera abandona la habitación, y de nuevo me vuelvo a quedar sola.
El tiempo atrapada en esta habitación parece eterno, aunque por el reloj que cuelga de la pared me doy cuenta de que han pasado apenas un poco más de veinticuatro horas sin que ninguno de mis seres queridos venga a verme para darme noticias de mi pequeña.
¿Será acaso que Hatsumono Sanjoi también ha prohibido que mis seres queridos me visiten a mí?
Pensar en que no me di cuenta de que habían lastimado a mi niña me hace sentir culpable por no haber podido protegerla; y me siento impotente al saber como debe de estar sufriendo y el daño que pueden hacerle los Sanjoi.
Una vez más, grito pidiendo ayuda, pero nadie viene a mí. La sensación de querer llorar se hace presente, pero en esta dimensión donde me encuentro, sin un cuerpo tangible, llorar es imposible.
De nuevo grito, y esta vez, la puerta se abre. Veo entrar a Andrew que luce más tranquilo que la última vez que estuvo aquí, y aunque me ignora cuando le hablo, me reconforta ver que se sienta en la silla que está a un lado de la cama donde yace mi cuerpo terrenal… Mi cuerpo terrenal de cuyos ojos a pesar de estar cerrados brotan lágrimas que no siento.
—¡Mi querida Blossom!— Exclama tiernamente llamándome por aquel apodo cariñoso que un dia me puso, y entonces con una de sus manos acaricia mi rostro y limpia las lágrimas que se deslizan sobre mi rostro— Sé que no hay pruebas de que me estés escuchando, pero por si acaso lo haces, dejame decirte que los Sanjoi tienen una orden de restricción para acercarse a nuestra niñita.
—¿En verdad?— Le cuestionó esperanzada
—No te habia venido a ver porque Hatsumono Sanjoi como tu suegra legal había puesto una restricción para que no pudiera verlas a ti ni a nuestra hija, pero el señor Hino y Rei me ayudaron con eso— Me dice— Y te prometo que voy a reclamar mi paternidad y obtener la custodia.
—¡No podrás, Andrew!— Exclamo asustada— No va a ser fácil que ganes la custodia siendo soltero y habiendo vivido los últimos seis años fuera del país.
—¿Sabes? Hay algo que nunca te dije—Dice mientras acaricia mi cabello— Cuando estábamos juntos, en mis más profundas fantasías llegué a desear tener una niñita que tuviera el color de tus ojos y tu carita preciosa, pero siempre te dije que no deseaba tener hijos porque te creí estéril y para mi siempre fuiste mas que suficiente.
Aquella confesión me sorprende, y entonces veo que de nuevo de mi cuerpo terrenal brotan un par de lágrimas, aunque esta vez mi corazón está a lleno de algo parecido a la alegría, a la plenitud.
—Aún te amo y voy a cuidar de ti hasta que despiertes— Me dice— Tienes que despertar porque Andressa te necesita, y yo también, aunque respetaría si no quieres estar a mi lado.
—¡Mis sentimientos no han cambiado!— Exclamo— Te amo, siempre te amé pero tuve razones que no te dije por las que no pude dejar a Masato. ¡Por favor escúchame !
—Bien, Mako. Te voy a dejar porque hoy me van a presentar a nuestra niña— Me dice Andrew— Pero no tengas miedo, mi amada Blossom. Afuera de esta habitación hay personal de seguridad que te está cuidando, y pronto Rei y Minako vendrán a verte, y por supuesto yo voy a estar aquí todos los días.
Andrew se pone de pie, y antes de irse, besa mi frente. Por supuesto no puedo sentir aquel beso porque es como si mi conciencia estuviera separada de mi cuerpo físico , pero saber que ama a nuestra hija y que aún me ama reconforta mi alma y le da la paz que solamente encontraba a su lado.
Ocho años antes…
Aquella tarde, muchas horas después de hacer el amor en el camastro y almorzar sashimi que habían preparado juntos, Makoto y Andrew de nuevo salieron a la terraza, y aunque ninguno de los dos había llevado la ropa apropiada para sumergirse en la piscina, en la privacidad de aquel paraíso no les importo hacerlo en ropa interior.
—¿En qué piensas?— Preguntó Andrew que se acercó nadando hasta el área menos profunda de la alberca, que era donde se encontraba sentada Makoto, a un profundidad que solamente cubría su cintura.
"En que soy muy feliz", pensó en responder Makoto por un momento; sin embargo, decidió guardarse aquel sentimiento para sí misma, pues no quería verse demasiado intensa con un hombre que tenía menos de un mes de conocer, y con el que evidentemente no llegaría a nada más que una aventura.
—En que es un lindo atardecer— Respondió Makoto.
—¿Por qué no vienes a nadar conmigo?— Preguntó Andrew
—Porque no sé nadar— Confesó Makoto
—¿En verdad?— Preguntó Andrew sorprendido
—Es en serio. Por eso sólo camino hasta donde el agua cubre mi busto y no avanzo más.
—¿Y si te enseño?— Preguntó Andrew
—He tomado clases dos veces pero no logro aprender— Dijo Makoto— Incluso usando un flotador de dona me da miedo.
— No has logrado aprender porque tienes miedo, y porque quizá no has encontrado al instructor adecuado— Le dijo él—Pero yo no dejaría que mi querida Blossom se ahogue.
—¿Blossom?— Pronunció ella más para sí misma, sintiendo el corazón palpitante de alegría.
Masato nunca le había puesto algún apodo cariñoso como solían hacerlo muchos hombres con la mujer amada, y hasta ese momento de su vida, solamente había sido espectadora de cómo otros lo hacían.
—Significa florecer en inglés — Dijo Andrew— Sería el nombre perfecto para una hermosa y adorable mujer que ama las flores, y que al igual que una delicada flor aporta belleza y alegría en cualquier espacio.
—Eso es lindo
—Linda eres tú — Le respondió él— Entonces. ¿Lo intentamos?
Makoto se puso de pie, y tomada de la mano de Andrew, se internó en las profundidades de la piscina, al menos hasta donde el agua cubría su cuello, y aunque estaba temerosa, confiaba en él más que en cualquier otro instructor que hubiera tenido, y la intuición , o quizá su corazón que empezaba a albergar sentimientos que no tenía previstos, confiaba en que él no la dejaría hundirse. en el abismo.
¡Hola!
Pues bueno, finalmente ya pude actualizar otro capítulo , el cual espero sea del agrado de ustedes.
Como siempre, ya saben que estoy muy agradecida con cada una de las personas que pasan a leer; sobre todo con Hospitaller Knight y Vientoaguamarina que me dejan sus reviews en cada capítulo .
En fin, mis queridos lectores, les mando un saludo, y no tengan miedo de comentar por aca. ¡Les juro que no muerdo!, jejeje.
Edythe.
