Soy Noah

Estaba siendo una salida tranquila, Glenn había salido infinidad de veces junto a Maggie no necesitaba hablar para comunicarse entre ellos, ambos sabían qué debían hacer y cómo hacerlo. También tenía experiencia en el exterior con Dillan y Tara aunque eran nuevos integrantes en el grupo, el viaje desde Georgia y todo lo que habían vivido en ese tiempo les había convertido en un grupo cohesionado y organizado. Primaba encontrar cosas para las dos bebés del grupo, sus recursos se consumían con rapidez y de ellos dependía su bienestar, luego comida y consumibles como pilas, productos de higiene y munición. Aunque nunca estaba de más buscar armas.

Tenían las que habían escondido de los habitantes de la terminal, varios rifles y pistolas, armas blancas y la ballesta de Mara, de otras armas que los de la terminal había dejado como coartada en la caravana cuando los traicionaron entre ellas la ballesta de Daryl. Michonne no había perdido su espada porque la mantenía consigo cuando escaparon. Pero aún con todo conseguir más era algo que siempre tenían en mente.

Habían saqueado la farmacia, varias casas y sus sótanos, donde habían aprendido que se encontraban mayores reservas de comida que en las cocinas y un par de tiendas diversas. Estaban apunto de irse, tras revisar un par de lugares más cuando escucharon unos disparos a poco más de media milla en línea recta. Estaban divididos en parejas y al reencontrarse en el exterior y confirmar que ninguno era el responsable decidieron huir del lugar.

Ahí comenzaron sus problemas...

Tenían el vehículo cerca así, la caravana, y corrieron hacía él con la intención de subir y marcharse sin mirar atrás, pero a un centenar de metros un grupo de más de veinte caminantes salieron de diferentes calles y se encaminaron hacia ellos. Intentaron eliminarlos sin dejar de avanzar, pero más caminantes fueron llegando alertados por el disparo.

—Debemos replegarnos —ordenó Glenn al resto—. Vamos, atrás... daremos un rodeo y volveremos desde más adelante.

El resto obedeció sin dudar y lo siguieron.

Sin embargo, comenzó el caos. Según se replegaban los alaridos de terror, auxilio y dolor se hicieron audibles, atrajeron a más caminantes que iban apareciendo de todas partes. Ellos se habían movido en silencio, sin alertar a los muertos, intuyendo que en una zona urbana como en la que estaban habría varios diseminados por diferentes lugares.

—Cada vez hay más —dijo Dillan —. ¿Qué hacemos?

—Seguir juntos —respondió Glenn sin dudar—. Que nadie quede atrás.

Se vieron obligados a seguir retrocediendo, sin alternativa, pese a que sabían que eso les acercaban más al epicentro del caos y cuando se quisieron dar cuenta se encontraron con un grupo de caminantes formando un apretujado círculo y un tipo que corría ensangrentado perpendicular a ellos.

—No podemos seguir, Glenn —evidenció Maggie—. Hay que encontrar refugio.

Glenn asintió, seguir en la calle era arriesgado, y debían esconderse sin ser vistos, aunque varios caminantes habían reparado en ellos y comenzaban a seguirlos ignorando al hombre que huía entre alaridos.

—Agrupaos —dijo con seguridad pero intentando no gritar, mirando en todas direcciones en busca de un lugar donde guarecerse —Sigamos juntos.

Maggie se puso tras el espalda contra espalda y Tara y Dillan los imitaron, asegurando todos los flancos sin dejar de moverse. Entonces Glenn lo vio, en una tienda tras el gran círculo de caminantes un chico joven y afroamericano parecía intentar llamar su atención, sin gritar, solo moviendo los brazos de forma brusca, como un caminante nunca se movería. Los muertos que estuvieran cerca se agrupaban a unos metros y dejaban la entrada al local despejada. Así que Glenn no lo dudó y fue en esa dirección.

—Continuad, no paréis...

Cuando solo les quedaban una decena de metros el chico se alejó de la puerta hasta el interior y les dejó paso. Cerrando tras ellos tan rápido como pudo.

Tara que había ido de espaldas todo el camino no lo había visto y en cuanto lo descubrió en el interior de la tienda lo amenazó, pero Glenn la frenó.

El comercio era una boutique de prendas elegantes que había quedado en el mismo estado que el último día de civilización, los parabanes repletos de vestido y estantes con rebecas y jerséis de suave lana estaban en perfecto estado, diseminados por todo el local.

—Sin él, seguiríamos ahí fuera.

—¿Hay más contigo? —preguntó Dillan.

—Ya no... —respondió abatido, y calló sobre el suelo, rendido y agotado.

Nadie preguntó, era evidente que el otro tipo era de su grupo y posiblemente la víctima a la que le gran grupo de caminantes del exterior había rodeado y estaban devorando en esos momentos.

—¿Tienes un grupo? —preguntó Glenn—. En otro sitio, ¿hay alguien más contigo?

El chico volvió a negar.

—Solo quedábamos nosotros tres —respondió—. Estuvimos refugiados en el bunker de mi tío en Richtmond, pero agotamos los recursos... No pensamos que todo siguiera tan mal, es peor que al principio.

—Estás herido, ¿te han mordido? —preguntó Tara, que había reparado en la sangre que brotaba de su pierna.

—Herido, no mordido...

—¿Puedo comprobar la herida? Tenemos vendas —preguntó Maggie, que extendió una mano hacía Dillan para que le pasara el botiquín que llevaba en su mochila.

—Sí, claro... no miento, no me han mordido y necesito curarme... —dijo con un evidente gesto de dolor—. Me llamo Noah.

—Maggie —respondió la joven, mientras se arrodillaba a su lado para comprobar la herida.

—Yo soy Glenn y ellos son Dillan y Tara.

El chico levantó la mano como saludo, sin reprimir la mueca de sufrimiento cuando Maggie le levantó la pernera del pantalón. Los gruñidos de los caminantes llegaban desde el exterior como un coro constante y arrítmico que resultaba en sí un retumbar amenazante.

—Deberíamos ir a un lugar más seguro, esta puerta no parece demasiado resistente, ¿buscamos donde escondernos? —preguntó Dillan a Tara.

La joven asintió y lo siguió al fondo del local.

—¿Cómo te has hecho esto? —preguntó Maggie, viendo como todo el gemelo del chico se encontraba destrozado. No era una mordida, pero tampoco era mero corte.

—Un tonto accidente con el coche, tonto pero doloroso... Vinimos aquí, por si encontrábamos medicinas o curas, pero no podía avanzar más. En la tienda de al lado había muertos. Bajamos la guardia...

—¿Por qué nos has ayudado? —preguntó Glenn.

—Veníais a ayudarnos, aunque no hayáis podido no podía dejaros fuera.

Maggie y su marido se miraron sin poder ocultar la culpabilidad que sentían tras escuchar aquello. Ellos no pretendían ayudar a nadie, estarían muy lejos de allí si hubieran podido llegar a la caravana.

—Si te vendo te dolerá, ¿podrás aguantar el dolor sin gritar? Si lo haces los de fuera derribaran la puerta antes de que puedas ponerte en pie.

—Aguantaré.

Maggie se limitó a vendar el gemelo del chico, no era una cura real, pero ayudaría a parar la hemorragia y aliviaría un poco el dolor por el momento. Si conseguían salir de allí y volver a casa Beth tal vez pudiera llegar a curarlo, aunque su herida parecía demasiado severa.

Dillan y Tara regresaron poco después, el almacén de la tienda era seguro, pero no tenía puerta trasera, la única salida que habían encontrado era un trampilla en el techo que fuera al tejado del local. Para no suponer un reclamo para los caminantes se alejaron de la entrada y los escaparates, ocultándose en el almacén. Maggie se quedó con Noah, mientras los otros concretaban un plan.

—Es posible que los caminantes se calmen en unas horas y sea seguro salir si lo hacemos con sigilo, al menos dos de nosotros, ir a por la caravana y recogernos. Noah no podrá correr... —Explicó Glenn a sus dos compañeros.

—¿Nos lo llevamos? —cuestionó Tara.

—Claro, eso es lo que debemos hacer —aseguró Glenn, que se mortificaba por el hecho de saber que ese no había sido su primera reacción. No quería ser así.

—Está solo y no es ninguna amenaza... no podría conciliar el sueño si lo abandonamos —dijo Dillan.

—Bien, decidido entonces —asintió Tara.

Sin embargo, tras varias horas encerrados el número de caminantes no descendía, el sol estaba descendiendo y eran conscientes de que ya hacía tiempo que debían haber estado de regreso.

—No podemos seguir esperando sin hacer nada, hay que buscar una forma de salir, si vienen a por nosotros debemos tener una via de escape —comentó Maggie.

—¿Venir? —preguntó Dillan.

—Rick vendrá, tal vez esperen a mañana con la luz del día, aunque dudo que ahora esperen tanto, no saben que esto está plagado de muertos —explicó Glenn, pensando—. ¿Donde está esa trampilla a la azotea?

Dillan le guio, eran unas escaleras verticales que subían por la pared, con un poco de fuerza el asiático consiguió forzar el cierre y subir al tejado, seguido de Dillan. El sol ya se estaba poniendo, pero desde allí tenían una visión panorámica de el pequeño pueblo, podían ver el techo de la caravana que estaba en la calle paralela. Aunque Glenn se fijó más en la carretera que llegaba hasta allí.

—Si vienen lo harán por allí, deberíamos buscar una forma de señalizar dónde estamos o algo para comunicarnos —propuso Glenn.

—No sé... No me parece una buena idea, no sabemos quién podría ver la señal... Has dicho que seguramente no esperaran a mañana, pero podrían hacerlo. Si confían en ti... es posible.

—Confían en nosotros, por eso mismo si no hemos vuelto aún sabrán que estamos en apuros y no nos dejarán. Van a venir, debemos facilitarles el que sea rápido.

—Tú los conoces más —dijo Dillan y se quedó pensativo—. ¿Tenemos linternas? Podríamos hacer señales luminosas, no sé ningún código que usar, pero al menos marcar el punto donde estamos. Y los caminantes no serían atraídos.

—Veré si Tara tiene una linterna, Maggie y yo las dejamos en la caravana. Tú vigila el horizonte.

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Mara intentaba estar tranquila, el grupo iba a volver y lo harían todos, todos estarían bien y a salvo y pronto lo comprobaría, se repetía mentalmente, pero sabía que esas ideas estaban muy lejos de mantenerla tranquila, porque Hope estaba inquieta, precisamente porque se lo notaba a ella.

Beth se quedó en el exterior un rato, mientras la medioasiática vigilaba a los niños, con el resto, vigilando el perímetro, pero entró un tiempo después.

—No quiero quedarme siempre a seguro, quiero poder ser útil fuera, no quiero que sigan cuidando de mí —dijo, sentándose en la cama del dormitorio de Mara, junto a ella.

—Estar a salvo no tiene nada de malo —aseguró Mara—. A mí no me...

—Tú te quedas porque Hope te necesita, no tienes nada que demostrar...

—Tú tampoco.

—No es verdad, siempre estuve en la retaguardia antes de llegar a la prisión y cuando la perdimos Daryl cuidó de mí, pero ya no quiero ser alguien del que cuidar —declaró con seguridad—. Cuando Hope crezca tú saldrás de nuevo.

—No tengo mucho interés en ellos, Hope nunca creerá tanto para mí como para que considere que lejos de ella hago más falta que a su lado.

—No importa, porque todos saben lo que puedes hacer, confían en ti, no eres alguien del que el resto crea que debe cuidar o proteger. Yo sí y no quiero seguir siéndolo... Aunque no salga, quiero poder elegirlo, quiero que si pasa algo malo pueda ser útil, al menos para mí misma. Daryl me enseñó a rastrear, un poco.

—Y sabes disparar, mejor que yo, entonces...

—Quiero que me enseñes a pelear, quiero sentirme fuerte, tener seguridad —pidió Beth—. Te he visto en momentos tensos, en situaciones peligrosas y estás segura de ti, confías en que no eres débil y puedes enfrentarte a quién tengas enfrente, quiero eso, sentirme así ¿me enseñarás?

—Sí, claro... cuando me recupere del todo, aún no puedo ponerme a entrenar, pero pensaba hacerlo y no me importaría enseñarte. Es cierto que eso da seguridad y la seguridad es determinante.

Beth se abrazó a su amiga en agradecimiento.

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Primero identificaron unas luces a lo lejos, eran vehículos, pero tan lejanos que Dillan no se atrevió a encender la linterna y señalizar su situación. Seguía teniendo presente que su grupo no era el único en el mundo y hacerse notar podía ponerles en peligro. Sin embargo, según los coches se fueron aproximando al pueblo pudo identificar el coche que iba en cabeza gracias a las luz de los faros del vehículo que le seguía y apunto estuvo de gritar. Eran ellos, lo eran, no podía ser casualidad. Y por la hora que debía ser habían ido en su busca antes de la caída del sol.

—Glenn, Glenn sube —susurró por el hueco de las escalerillas.

El asiático subió con rapidez, pero Dillan ya tenía la linterna encendida y la movía hacia el cielo con deseos de ser visto por los ocupantes del vehículo.

—¿Dónde están?

Dillan miró en la lontananza en busca de las luces pero ya no pudo hallarlas y se sintió confuso, ls había visto claramente.

—Iban por el camino, las vi y juraría que el coche de delante era la camioneta roja que...

Glenn se esforzó por intentar ver algo pero la oscuridad y la lejanía hicieron que no pudiera reconocer nada.

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Daryl fue el primero que vio los destellos en la lejanía y advirtió a Rick de ellos, el sheriff tenía la vista en la carretera, pero cuando descubrió la luz fue deteniendo el vehículo hasta frenar del todo.

Reuniéndose con el resto del grupo junto al automóvil trazaron un plan convencido de que las luces pertenecían al grupo liderado por Glenn, y que si estaban en un enclave fijo y sin moverse sería porque alguno de ellos se encontraba herido y no podría moverse.

Rick se adelantó al resto hasta la entrada del pueblo, con el mayor sigilo que podía, sabía que Glenn nunca adentraba el coche para no caer en una calle sin salido con él, así que comprobó que como intuía la caravana que habían usado para desplazarse se encontraba a una decena de metros al comienzo de la calle principal y con esa información y comprobando que las calles parecían plagadas de caminantes rehízo sus paso nuevamente con el grupo y trazó un plan. Les faltaba muchos datos, pero con los que tenían cada uno tomó un papel necesario. Se iban a dividir para poder reunirse todos después.

Daryl, Michonne, Rosita y Sasha se encaminaron hacia el pueblo escoltando a la ultima hasta una torre de agua donde apostarse y poder disparar con su rifle con silenciador a los caminantes que les salieran al paso al resto mientras iban a por la caravana.

Daryl se ocupaba de los caminantes a media distancia y Rosita y Michonne de los que se acercasen más. Cuando estaban apunto de llegar escucharon el pitido de un vehículo que rodeaba el pueblo.

Abraham conducía tras Rick, a cierta distancia, sin quitar la mano del claxon, debían atraer a todos los caminantes posibles y pronto estos comenzaron a desplazarse atraídos por el fuerte sonido.

Daryl entró en la caravana que se encontraba vacía, salvo por todos los recursos que sus compañeros habían obtenido, pero sin rastro de ninguno de ellos, así que arrancó el vehículo activando el puente que tenía hecho y se puso en marcha hacia la dirección donde había identificado las luces en cuento sus dos compañeras estuvieron dentro.

—¿Todos bien? —preguntó Michonne.

Ambos asintieron.

—Si alguno sabe hacerlo, que rece porque no nos encontremos con nada que nos cierre el paso, voy casi a ciegas —dijo Daryl que conducía por el pueblo sin tener clara la dirección y sin conocer en absoluto el lugar.

—Mira, ahí... —Señaló Rosita una luz que ascendía al cielo.

—Perfecto —dijo Daryl girando en la siguiente calle.

—Subiré al techo, si están en el tejado puede que no puedan pisar la calle —supuso Rosita.

—Sí, contemplemos todas las opciones —asintió Michonne y fue con la morena para ayudarla a subir al techo del vehículo.

No tardaron en llegar hasta el lugar del origen de la luz, escuchando lejano el sonido del claxon. Rosita estaba agachada en el techo, sujeta fuertemente con su mano a la portezuela por la que había salido, cuando reconoció a Glenn.

—¿Puedes saltar? —preguntó.

—Abrir la puerta, estamos abajo, abrir las puerta —pidió el asiático, y ella trasmitió el mensaje —Esperad, bajaré.

Michonne salió y rodeó la caravana en busca del resto, los caminantes se estaban alejando del lugar, pero aún quedaban algunos que podían dar problemas.

Maggie salió en primer lugar dejando paso a sus dos compañeros que cargaban con Noah, agotado y débil a causa de llevar horas con una lesión grave sin tratar.

Michonne miró a su compañera con una clara pregunta en el gesto, pero Maggie negó. Lo explicaremos en casa. Nos salvó la vida.

Glenn salió poco después a toda velocidad.

Estando todos a salvo dentro de la caravana, Rosita disparó al aire y el tiro se escuchó limpiamente.

—¿Pero qué...? —preguntó Glenn confuso.

—Es una señal —dijo Michonne —. No somos los únicos que vinimos a buscaros

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La detonación era la señal de que habían encontrado al resto y estaban juntos, por lo que Abraham aseguró con una cuerda el claxon del vehículo y lo detuvo, corriendo hacia el coche que conducía Rick, debían dar un rodeo para regresar en busca de Sasha y regresar con el resto hasta el motel.

Sentía buen ánimo, pues habían logrado el rescate en pocos minutos y podrían estar en casa antes del amanecer, tan solo perdiendo uno de los vehículos en el camino por dejarlo como señuelo.

—De puta madre —dijo sentado junto a Rick, satisfecho.

Estaban a unos 50 metros de la torre de agua cuando un caminante les cayó en cima del capó e hizo que Rick perdiera el control del coche y se saliera de la carretera chocando contra un árbol.

—Que coño... —maldijo Abraham tras le choque —¿Estás bien?

Rick abrió la puerta del coche y cayó al exterior, confuso, Abraham lo imitó, se sentía dolorido por el choque, pero no parecía nada grave. Entonces tres tipos los rodearon armados con lanzas afiladas, tipo alabardas y cuchillos. Empujaron a Abraham contra el coche y alzaron a Rick para hacer lo mismo aprovechando su desconcierto.

—Carne fresca —dijo uno de ellos acercando su cara a la de Abraham.

El militar identificó una extraña marca en la frente del tipo con forma de W e instintivamente lo empujó, el tipo que tenía al lado lo golpeó en el estómago, provocando que se doblada de dolor.

Pero entonces el hombre que lo había golpeado fue abatido y cayó desplomado al suelo, luego lo hizo el que estaba junto a Rick y por último el que se encontraba en el suelo tras el empujón de Abraham, todo en cuestión de segundos.

Sasha llegó hasta ellos con su rifle en las manos, apuntando a la penumbra entre los árboles por si salía otro tipo raro de entre ellos.

—Debemos movernos. Aquí no estamos seguros. ¿Podéis correr?

Rick asintió, pese a que por su aspecto no lo parecía.

—Debemos llagar al punto de reunión —dijo Abraham, acercándose a Rick para ayudarle —. No está lejos.

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Daryl estacionó la caravana donde Rick les había indicado que debían reunirse tras encontrar al resto y después de que él recogiera a Sasha, durante el trayecto Glenn le había contado qué era lo que sucedió con ellos y cómo se habían topado con Noah.

En esos momento Rosita, quién era la que más conocimientos médicos tenía de aquel grupo esta intentando mejorar el estado de Noah, aunque hasta llegar al motel no podría hacer mucho más, pues su pierna debía ser operada y aún así dudaba mucho que el chico pudiera volver a moverse como antes.

—Tardan demasiado... —comentó para sí Daryl.

—Habrán debido de dar un rodeo... nada más —dijo Michonne al escucharle, tratando de convencerse a sí misma.

Rosita cruzó la caravana hasta la cabina para informar de cómo se encontraba el chico.

—Lo único que podría darle para aliviarle el dolor es whisky, pero eso haría que sangrara más.

—No pienso moverme de aquí —declaró Daryl, apoyando ambos brazos sobre el volante.

—No lo proponía, solo estaba informando.

Maggie se quedó con la vista fija en el retrovisor del lado de Daryl, esperando ver aparecer un vehículo por la rasante de la carretera, pero solo vislumbró unas figuras que avanzaban por la oscura carretera.

—Se acercan caminantes —advirtió, pero algo en las figuras llamó su atención y se dio la vuelta para salir de la caravana para desconcierto de sus compañeros —. ¡Son ellos!

Glenn saltó del vehículo seguido por Michonne y los tres corrieron en dirección al trio que se les acercaba que iban apoyándose unos en otros tras el accidente de coche.

—Hay un grupo, nos atacaron... puede que haya más de ellos —dijo Sasha cuando llegaron hasta ellos, para advertirles de la urgencia de salir de allí cuanto antes.

Ninguno parecía herido de gravedad, solo contusionado y dolorido así que en cuanto estuvieron dentro de la caravana instaron a Daryl a acelerar sin mirar a tras. No habían perdido a nadie, tenían un nuevo miembro en el grupo, pero todos sentían como una nueva amenaza se cernía sobre ellos, sobre todo después de que Abraham les relatara el extraño encuentro que habían tenido en la carretera con esos tipos con cicatrices en la frente.

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Cuando la caravana llegó al hotel Eugene que estaba junto a la verja de entrada les abrió y Beth y Carl bajaron a recibirlos, pero Mara se quedó en la planta superior, sintiendo el alivio de ver a todos y cada uno de sus compañeros bajar del vehículo, que fuera evidente que habían perdido el resto de coches no le importó en absoluto.

Daryl subió con cansancio a la primera planta, mientras el resto se quedaban explicando qué había sucedido con detalle y que había un nuevo integrante en el grupo.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Mara.

Daryl le hizo un gesto con la cabeza, estaba cansado y quería contarle todo con calma, así que entró en el dormitorio tras acercarse al cabello de Mara y aspirar su olor y acariciar el cabello a su hija.

Se desprendió de su chaleco mientras comenzaba a explicar por qué Glenn y el resto de habían retrasado y cómo habían conseguido dar con ellos. Tomo a Hope en brazos y se tumbó en la cama con la niña en el regazo cuando comenzó a contar que a Rick le interceptaron unos desconocidos con aspecto poco amigable y Mara se recostó junto a él, acallando el temor que sentía pues todos habían regresado.

—Puede que no los volvamos a ver, pero no podemos confiarnos —comentó él finalizando el relato.

—Nunca podemos... —apuntó Mara, descansando su cabeza en el pecho de Daryl.

—Durante un tiempo lo hice... en la prisión...

Mara levantó un poco la cabeza, observándole por unos segundo porque no entendía a qué se refería y Daryl lo notó.

—Antes de todo esto, solía encontrar a familias por el bosque haciendo picnic, pasando el día, haciendo una barbacoa o yendo a pescar; despreocupados, siendo jodidamente felices sin reparar que lo eran. Yo nunca me sentí así, incluso de crío aprendí a no dar nada por hecho, a no acomodarme y esperar que todo se fuera a la mierda... Pero en la prisión, cuando volviste y todo parecía seguro, sin rastro del gobernador, pensé que estaríamos bien para siempre... Era una mierda de lugar, vivíamos en celdas, pero estábamos a salvo y estabas conmigo, di por hecho que la vida sería así y me gustaba, me confíe.

—Podemos ser felices —dijo Mara incorporándose—. Soy feliz, ahora mismo. Tú fuiste el que me dijo que no tener miedo significa que no tienes nada que perder y que...

Daryl asintió, se sentía confuso, imaginarse que podían perder aquel lugar, su hogar de nuevo le había desmoralizado. Podía enfrentarse al mundo de mierda que había fuera, pero necesitaba que Hope estuviera en un lugar seguro.

—Solo estoy cansado..., no me hagas caso —dijo, atrayendo a Mara de nuevo a su regazo.

Ella se acomodó de nuevo sobre su pecho, cerca de su hija y dormía tranquila escuchando el corazón de su padre, con la tranquilidad del que sabe que está a salvo y no tiene nada que temer.

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Tras varias salidas sin por los alrededores de la emisora sin hallar nada más que lugares saqueados y carentes de productos para bebés Vicent y Aaron no sabían si debían seguir buscando, porque era obvio que el grupo al que buscaban estaba cerca o rendirse de una vez y buscar en otros lugares a diferentes supervivientes, por lo que fueron a hablar con Deanna y preguntarle que esperaba ella. Aunque Aaron había asegurado que tenía la plena confianza de la lideresa para llevar hasta Alexandria a quien considerada en aquellos momentos y dado los recursos que gastaban en cada viaje pensó que era bueno consultarlo con ellas.

—Entonces estáis seguros de que es un grupo con niños —preguntó tomando asiento frente a ellos en el salón de su casa, el mismo lugar donde había realizado la entrevista grabada a Vicent cuando se repuso.

—Según lo que encontramos en ese lugar todo parece indicar que sí, tiene al menos un niño pequeño y un bebé de pocas semanas —explicó Aaron

—Pero ha pasado tiempo desde que hallasteis esas pruebas, ¿No es posible que...? quiero decir que...¿No es posible que estén...? En fin no hay una forma fácil de decirlo...

—Han saqueado muchos lugares, si han sido ellos son hábiles... —Comentó Vicent.

—No hay pruebas de que hayan sido ellos.

—No, claro —reconoció Aaron.

—¿Qué te dice tú instinto? —inquirió Deanna —Con él no te equivocaste.

—Si tienen niños no podemos rendirnos.

—No, no podemos —aseguró Vicent—. No solo son un grupo con niños, tiene un bebé, aún sabiendo cómo es este mundo desde hace tanto decidieron tenerlo, pese al riesgo, no puede ser que no quieran mejorar las casas y tengan esperanza si han querido tener traer una nueva vida.

Deanna le escuchó y asintió conforme, convencida de que tenía razón en lo que decía.

—Si es así no es que Alexandría sea lo que necesitan, sino que son lo que necesitamos en Alexandría. Estos muros no solo protegen nuestras vidas, sino el legado de la humanidad.

—Entonces decidido —dijo Aaron.

—Vicent, no tienes por qué preocuparte por la pequeña Shelly, podréis alargar las expediciones, nos haremos cargo Jessie se ha ofrecido a cuidar de ella, parece que se lleva bien con su hijo pequeño.

—Gracias. Necesito saber que ella está a salvo, al menos cumplir esa promesa —dijo Vicent poniéndose en pie.

Ambos compañero salieron del hogar de los Monroe con ánimo, no encontrar a aquel grupo los estaba desmotivando, pero aquel día se sentían renovados, sabían que debían estar cerca, solo era cuestión de tiempo encontrarlos y ofrecerles todo lo que Alexandría tenía para ellos.

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*FETWD*


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Seguimos adelante, poco a poco... gracias a los que aún estáis interesados por el futuro de esta historia. Mil gracias...

Como dije en el cap anterior, la historia la estoy escribiendo para mí, en parte volcando en ella lo que me hubiera gustado ver en la serie y eché en falta, por ello no solo me centro en Mara y Daryl, sino que quiero desarrollar más al resto de personajes, quiero explorar y desarrollar sus relaciones, crear un grupo unido que se sienta que son familia, no solo porque estén en un grupo sino porque se desarrollen lazos entre ellos. Para quién lo siga leyendo espero que esto no le resulte pesado, pero para mí es fundamental.

Un millón de gracias por leer, sobre todo si me haces saber que estás ahí.