Continuación de Un Regalo Inesperado. Narrado desde la perspectiva de Albus.

La Sonrisa Más Brillante

0000

Albus Potter desde pequeño habla sido un soñador, descendiente de magos, su familia en el mundo mágico era muy conocida, su abuelo Arthur solía contarle historias que le parecían muy divertidas, pero hubo una que llamó su atención a pesar de que solo era un niño pequeño.

–Al, algún día encontrarás el amor, lo sabrás en el instante en el cual tu corazón lata con fuerza al ver a la persona amada, aquella persona te hará sonreír siempre. Yo lo supe cuando me enamoré de tu abuela, a tus padres les pasó igual.

–Papá, Albus es solo un niño, es demasiado pronto para que eso suceda. – Ginny regañó sutilmente a Arthur, la realidad es que no era tiempo de hablar de tales cosas.

–Tú tenías 10 años cuando te enamoraste de Harry.

–¡Papá!

Albus sonrió por la divertida escena, solo de imaginar que algún día besaría a alguien así como sus padres lo hacían le hizo hacer una mueca, sintió que si seguía pensando en ello le darían arcadas.

Su padre Harry Potter compró una propiedad en el mundo muggle, aburrido de la fama, decidió que sería bueno vivir alejado de los paparazzi, la propiedad era grande, no tanto como la casa que había dejado pero era de lo más cómoda para todos los Potter.

Al carecer de magia todos los vecinos desconocían a su padre, ante los ojos de los demás eran personas comunes. Incluso a James le parecía divertido jugar con el niño que vivía enfrente, un tal Matt.

Pero una mañana mientras fingía jugar con la pelota, Albus notó que el amigo de su hermano venía acompañado de una chica, su pequeño corazón latió, sintió sus mejillas arder, y aunque solo tenía 5 años suspiró al verla.

Y en ese momento tuvo su primer brote de magia accidental, flores que crecieron en todos los rincones del nuevo jardín. Harry al notar que estaba pasando llegó junto a Albus, sonrió al comprobar que era un mago, siendo el primero de sus hijos en demostrar sus habilidades mágicas.

Lo abrazó con fuerza por su logro. Los ojos verdes del niño seguían observando a su vecina, quien desconocía lo que había provocado en Albus.

Una tarde hizo crecer una flor en su mano, vio a su vecina sentada sin nadie cerca de ella, no lo pensó 2 veces, corrió, la tomó de la manga de su blusa, siendo su primer encuentro, le habló por primera vez, le ofreció aquel presente.

Sintió que su corazoncito latía esperando que no le rechazara el regalo y cuando ella le agradeció por la flor fue el día más feliz de su vida, Lottie, así se llamaba la hermana de Matt, sonreía ante el sin comprender porque era feliz de entregarle flores.

Sus padres viajaron a visitar a sus abuelos un fin de semana, Albus aprovechó para preguntarle a Arthur, sobre que pasaría después que encontrabas el amor.

–Bueno, verás querido, cuando eso pasé, debes esperar para saber si eres correspondido, si es así a esa persona matrimonio le pedirás.

–¿Matrimonio?

–Esa persona aceptará casarse contigo, si te ama de verdad.

–¿Tendré que besarla en la boca?

–Estas muy pequeño para ciertos detalles.

Aquella conversación estaba presente en sus pensamientos, incluso pasó varios días planeando como acercarse, Lottie siempre estaba vigilando a su hermano menor, de los juegos bruscos de James, incluso llegó varias veces a jalonearlo del cabello al ver que había pisoteado a Lottie, la chica solía evitar que su hermano lastimara a los demás niños.

Hasta que un día hizo aquella pregunta, que para el era una promesa, que esperaría en silencio, anhelando crecer para estar con ella.

–¿Te casarías conmigo cuando sea grande? – Ofreció el lirio que tenía en su mano, estaba nervioso, si Lottie lo rechazaba abrazaría a su peluche favorito y lloraría hasta el cansancio.

–¡Jajaja! ¡Que tierno eres! ¡Claro que sí! – Aceptó la flor, sonrió con sinceridad, acarició la cabeza de Albus, el pequeño apenas pudo respirar al escuchar lo que ella habia dicho.

Ella había aceptado casarse con el.

Y su felicidad era tan grande que no podía medirla con precisión. Pero los planes no suelen cumplirse con facilidad, Lottie creció, se mudó, la última vez que la vio ella tenía 18 años, y el seguía siendo un niño. Esperaba durante el verano pero ella no volvió durante varios años.

Albus Potter creció, fue aceptado en Hogwarts al igual que sus hermanos, durante cada uno de sus años escolares, fue famoso al igual que su padre, elogiado, querido. Quedó en la casa de Slytherin, aún así fue elogiado como el resto de sus primos.

Muchas chicas se le declararon con el paso del tiempo pero el, seguía siendo fiel al recuerdo de Lottie.

–Agradezco tu interés por mí pero yo ya estoy comprometido. –Solía decirle así a las chicas quienes no podían creer que el ya estuviera en una relación.

–¿Comprometido? Albus tu ni siquiera tienes novia. – James se burló al escuchar las excusas de su hermano ante las chicas hermosas que estaban intentando conquistarlo.

–Si la tengo, pero cada vez falta menos tiempo para que estemos juntos.

–A veces creo que eres un tonto, yo no rechazaría a ninguna de estas chicas.

–Yo ya estoy apartado y no le seré infiel a ella.

Se graduó con honores de Hogwarts, su padre le regaló un hermoso reloj tradición en los magos al cumplir la mayoría de edad, incluso Harry estaba preparando todo para que fuera un auror, hasta que Albus le dijo la verdad de lo que en realidad quería hacer.

–Papá, yo no quiero ser un auror, quizás me establezca en el mundo muggle.

Harry observó a su hijo sin entender que estaba pasando pero aceptó lo que dijo Albus. Unos años estaría bien para él, quizás su hijo aún no había tomado una decisión importante.

Albus quiso saber que había sido de su prometida, se alegró al saber que lo había esperado tal como lo habían pactado años atrás, supo que Matt se iba a casar, que con eso ella iba a volver a casa.

Y sonrió cuando la vio observar hacia su casa, a pesar de los años ella seguía siendo hermosa, su corazón volvió a latir con fuerza al ver a la única mujer que había querido desde que era un niño.

Ella se tropezó con el, apenada le pidió disculpas, le dolió cuando ella no lo reconoció al principio, ella seguía siendo la misma persona de sus recuerdos, cuando finalmente ella lo llamó por su nombre y lo abrazó su corazón estalló de felicidad.

Su sonrisa era la más brillante del lugar.

Finalmente le dijo que la había estado esperando durante tantos años. El era su prometido sacó una pequeña cajita de terciopelo que en su interior guardaba un anillo.

Albus por fin podría cumplir la promesa de casarse con Lottie, siguió sonriendo a pesar de todo.