Ayuda en el infierno.

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El mensaje era simple, "Necesito ayuda" Stella frunció el ceño, termino su martini de golpe, se despidió de sus amigas y dejo la mesa con una expresión fría.

-Vamos al hotel-, Ordeno Stella al chofer que abría la puerta de la limosina.

La petición no le extraño conocía el viaje, conocía la rutina, Lady Goetia se quedaría toda la noche en ese hotel y le pediría que fuera comprar algunas "cosas".

Tal cual predijo, así fue, Stella lo mando a comprar algunas medicinas y vendas para luego ordenar que se fuera del lugar.

Stella entro y fue recibida por el gerente con una sonrisa, ofreciéndole la habitación que siempre pedía la numero 27, pequeña con una cama personal, con un viejo televisor sin cable y con una conexión lenta a internet.

Sin importar cuantas veces el gerente le ofreciera algo mejor, una habitación digna de una princesa como ella, siempre pedida la misma, uno pensaría que sería algo para un amante, que estaría una hora, que usaría esta habitación para encuentros… íntimos, todos desde el guardia en la puerta, hasta el gerente pensaron lo mismo, pero nunca llegaba nadie, solo era ella sola en la habitación 27.

Una vez ahí con las cosas que el chofer había comprado, Stella procedió a quitarse sus joyas, dejo su tiara en la mesita de noche y se quitó el vestido, quedando únicamente en ropa interior.

Se recostó en la pequeña y dura cama a la par que encendía la televisión, en el monótono canal de noticias, esperando la llegada de su compañero, el cual anuncio su llegada con un siseo.

Deslizándose atreves del ducto de ventilación, su mirada estaba embravecida, siseando buscando a un enemigo que ya se había ido, lleno de rasguños, moretes y golpes además de estar algo… chamuscado.

Striker la miro con ira, su mirada enloquecida mando un escalofrió por la columna de Stella, la cual rápidamente se levantó de su lugar en la cama, lo que hizo que Striker se acercara peligrosamente a ella.

-¿Por el amor de Lucifer que mierda te paso?-, Dijo tratando de mostrarse como el ser superior que era y no dejando ver que sus emociones la dominaban, al menos no delante de él.

Él no le respondió, en cambio simplemente le siseo, acercándose más amenazadoramente hacia ella, obligándola a retroceder un paso, reconocía perfectamente la ira, el odio, la violencia, todo era tan familiar.

-No te atrevas Striker-, Dijo Stella fríamente, -Si me pones una mano encima… nunca volverás a verme-, Dijo sin saber porque lo dijo… exactamente.

Sus rasgos se calmaron de inmediato, su ceño fruncido desapareció y quedo únicamente una expresión de confusión en su rostro.

Striker fue quien pidió su ayuda, el mando un mensaje, fue lo único que pudo hacer, el fuego, el dolor, la ira y la humillación de ser vencido por alguien como ellos…

-¿Que te paso?-, Volvió a preguntar Stella, acercándose (aun con cuidado) para rodearlo con sus brazos, se sorprendió al sentirlo temblar, actuando tan raro… tan asustado.

Lo primero fue quitarle su destruida y mal oliente ropa sucia, solo para darse cuenta de las quemaduras en su espalda, Striker no dijo nada, lo metió en la ducha y con cuidado tallo la suciedad de sus heridas recientes.

Stella no fue discreta, tenia deseos que la lamentable escusa de esposo no podía complacer, pero Striker si, la llenada de manera especial, no solo sexualmente, si no de manera emocional, aunque solo era sexo de alguna manera era tan reconfortante.

Las manos de Stella descendieron acariciando y tocando más que limpiando, incluso dejando que se encontraran en un beso.

-No… no esta vez-, Dijo Striker con la mirada clavada en la baldosa de azulejos en el piso.

Stella retiro sus manos, estaba algo decepcionada, ella quería algo de emoción y no oculto su descontento, lanzando un fuerte gruñido.

-Está bien-, Dijo esto a la par que la princesa dejaba que el agua corriera por sus cuerpos.

Salieron en vueltos en toallas y se sentaron juntos, sobre la pequeña cama, después de un momento en silencio, Stella tomo su bolsa sacando su pequeño equipo médico.

Striker no sabía qué clase de relación tenían, o más bien no quería admitir que sentía algo por ella, amaba su dinero, las oportunidades que se abrían teniéndola de su lado era un negocio…

Y ahora ella estaba aquí desnuda, dándole una vista de sus senos emplumados y de una vagina rosada, olía de manera embriagadora, se había ofrecido a él, pero él no quería eso, solo quería su compañía, no lo admitiría, pero la quería a ella.

-Levanta los brazos-, Le pidió Stella, para así poder envolver su pecho en vendajes, cubriendo las quemaduras en su espalda.

Ella era de alta sociedad, era una clase superior, era de la realeza, pero aquí estaba, enojada porque quería la verga de un mestizo Imp, pero que casi suplica que la penetrase.

Solo eran negocios, debían ser negocios, esta creatura debía ser reemplazable… pero aquí estaba desnuda ofreciéndose a sur de clase baja como el pero alegre de poder…

-Oye… si quieres podemos hacerlo-, Dijo de repente justo en el momento que Stella termino el vendaje.

Stella no dijo nada por un momento, Striker sabía lo quería.

-Recuéstate aquí, no quiero lastimar más tu espalda-, Le ordeno Stella y Striker solo hizo caso, ella no estaría por debajo de él de ninguna forma, ella quería esto, él lo sabía, él había fallado y esta era la forma de pedir perdón.

Ambos se odian y si quieren, ambos son más iguales de lo que les gustaría admitir.