Well, well. Una vez más, sé que este capítulo tocaba para la semana pasada, pero tenía unos asuntos familiares que sí o sí debía atender que me dejaron completamente ocupado, especialmente durante la segunda mitad de la semana. Podía leer fics, sí, pero escribirlos me costaba mucho más. Bueno, de momento quiero aprovechar que me puedo dar un respiro y traerles este capítulo, aunque antes debo responder:

Zaisoooh: Staighjacket es el nombre de los refritos que hacen parte en Origins, no en el segundo juego. Hay que separarlos, pues se supone que cada monstruo es único al ser un reflejo de la realidad particular de cada persona que cae en el pueblo, y presentar a los monstruos como genéricos o fáciles de repetir no lo veo como algo que represente bien a la saga. Y el yuri sólo saldrá cuando tenga que salir y como tenga que salir (en serio, que donde las cosas deban ponerse malas haré que sean efectivamente malas).

Franco Yuzaki: ¿Verdad que es raro encontrar semejantes coincidencias en lugares abandonados y tenebrosos? Y lo peor es que ocasiones así se van a repetir, aunque de maneras algo variopintas. Cuando llegue el momento te vas a dar cuenta. Y bueh, qué se le va a hacer. Como la progresión de este fic va acorde a lo que narra Silent Hill 2, toma en cuenta que incluso si Eli tuviese poderes para destruir ciudades enteras no sería de abrir una puerta si no tiene la llave, como es en el caso del reloj :p. Y me alegra que ya estés dando nombres. En unos cuantos capítulos podrás ver si has acertado o no. Y antes de terminar, te recomiendo que prepares las manos para ese aplauso, aunque todavía queda tiempo para que llegue ese final.

Primera aparición del verdugo

(Elección tomada: No mirar la foto de Nozomi – nuevamente hubo empate, por lo que se decidió según qué comentario llegó primero)

Eli mira nuevamente el otro lado de aquellas rejas que dividían el pasillo, donde apenas se podían distinguir la llave que segundos antes había intentado agarrar. En vista de que era inalcanzable por el momento, lo que podía hacer era ir en otra dirección.

La foto de Nozomi, si bien Eli había barajado la posibilidad de verla para moralizarse un poco, decide ignorarla. No sentía que tuviera sentido tratar de recordarla de momento.

También estaba el detalle de la niña que acababa de obstaculizar su oportunidad para alcanzar la llave. No sabía quién era, y si bien le molestaba lo que acababa de hacer, también le preocupaba el hecho de que estuviera deambulando por ahí sola, en medio de la oscuridad y con una cantidad incierta de monstruos paseando por apartamentos y pasillos. Eli necesitaba apurarse.

El camino que le quedaba abordar estaba detrás de ella, así que la rubia avanza rápidamente, siempre pendiente de lo que la radio pudiera anunciarle. Afortunadamente no arroja ninguna señal, de modo que podía confiar en que no habían monstruos cerca. Prueba un par de puertas, siendo la segunda la que le da acceso a una habitación que parecía ser amplia, pero era porque casi no había nada. El suelo parecía tener un montón de casquillos vacíos de balas, y en medio de la sala había un carrito de supermercado. Eli veía aquel carrito con extrañeza, y al acercarse descubre que había una pistola. Aunque el lugar era casi igual de lúgubre y turbio que el resto del edificio, Eli deja salir una amarga risotada que no era demasiado fuerte.

─ De pronto siento que estoy en una tienda yanqui. Esto es bastante surrealista.

Se da un momento para revisar el arma, comprobando que estaba completamente cargada. Era una buena noticia, junto al hecho de que ya contaba con un cartucho de repuesto, aunque dudaba que fuese recomendable darle uso demasiado pronto. Hasta el momento había sabido llevar relativamente bien su enfrentamiento con los monstruos que habían estado apareciendo, de modo que prefería seguir usando el palo hasta que se encuentre con criaturas que luzcan más amenazantes. Sólo esperaba que dichas criaturas no aparezcan pronto, o que directamente nunca las encuentre, aunque Eli no veía aquello muy realista.

Eli se da un momento para revisar a fondo el apartamento, pero no había absolutamente nada de interés allí salvo marcas de disparos repartidas por todas las paredes. Daba la impresión de haberse formado un tiroteo, y aunque parecían haber incongruencias en esos detalles, Eli prefería no tener que saber nada más con respecto a eso.

La rubia sale del apartamento y ve qué más le faltaba por revisar, pero sólo queda una puerta, y la misma no tarda en mostrar que estaba cerrada. Eso significaba que Eli no tenía otros lugares para buscar en ese piso, por lo que se acerca de nuevo a las escaleras, teniendo que buscar alguna otra ruta, aunque de momento el camino hecho parecía ser bastante complicado. La única solución que veía era regresar al piso anterior, y justo eso es lo que hace.

Al llegar al lugar acordado, Eli revisa por un momento el mapa, concluyendo que había revisado toda esa área, pero igual siente que tenía que intentarlo de nuevo, así que se adentra en el piso. Afortunadamente no habían monstruos ni la radio sonaba, pero al llegar a uno de los pasillos ramificados se escucha un ruido ahogado que hace que casi se le salga el corazón a Eli.

─ ¿Qué fue eso? ─ la rubia saca la pistola y apunta, pero no había nada.

El ruido no se replica, pero Eli había logrado identificar su procedencia. Tal vez era una señal del camino que debía seguir, pero igual lucía bastante arriesgado. No se podía hacer nada, así que Eli va por ese camino, siempre con la guardia en alto para acribillar a cualquier espanto que se le atravesase en el camino. Su temor a la oscuridad haría que se lleve por delante a cualquier cosa que se encuentre.

A medida que avanza empieza a escucharse el sonido de la radio. Debía haber un monstruo cerca, y Eli estaba lista, pero sigue avanzando y no encuentra nada, cuando llega hasta el enrejado que no dejaba llegar hasta el fondo, y ahí Eli se encuentra con algo que hace que su temperatura corporal descienda de manera bastante peligrosa.

─ ¿Qué dem…?

Era una figura delgada, presumiblemente de la misma altura de Eli, con facciones que sugerían que aquella criatura es femenina, aunque su cabeza estaba completamente oculta por algo que parecía ser un casco gigantesco con forma de pirámide. Esa armazón metálica era de hecho casi tan grande como el propio cuerpo de la criatura que la portaba, y eso la hacía ver todavía más temible. La división del enrejado afortunadamente separaba esa cosa de Eli, y encima no se estaba moviendo de donde estaba, pero igual Eli sentía miedo al verla. Esa cosa no tenía ojos visibles, al menos debido al enorme casco, pero que estuviera justo de frente a Eli daba la impresión de que la estaba mirando, y eso no le daba ninguna confianza a la rubia.

Eli decide que lo ideal era no prestarle atención de momento a esa cosa, así que pretende dirigir la linterna a otro lado, pero al hacerlo nota algo tenebroso que la hace enfocar de nuevo, pero aquel detalle desaparece. Vuelve a desviar la luz de la linterna, y entonces contempla con horror aquello.

El monstruo estaba brillando en un rojo bastante intenso, infernal incluso, como si esa cosa fuese el mismo demonio que acababa de llegar. Eli traga grueso y se aleja despacio, aunque era incapaz de desviar la mirada de esa cosa que seguía quieta.

Tenía el horrible presentimiento de que iba a verse de nuevo con esa cosa, y por dentro rogaba por equivocarse con esa corazonada.

Pasa por la puerta que estaba más cerca, y allí Eli vuelve a escuchar sonidos de estática, pero esta vez no provenían de su radio, sino que había algo más. Era extraño, pues se trataba del mismo apartamento del reloj, y no creía haberse ausentado tanto tiempo como para haber hecho algún cambio importante. Echa un vistazo y se da cuenta de que había un televisor encendido, y al parecer había alguien que la estaba mirando, pero no parecía preocuparle ni trataba de cambiar los canales. Dudosa, Eli se acerca y trata de hablar con aquella persona, pero rápidamente se da cuenta de que estaba muerta y bañada en sangre, y otro detalle perturbador era que se parecía mucho a ella.

Eli sentía que se estaba viendo a sí misma muerta allí, sentada frente a una tele encendida. No entendía qué significaba aquello, ni qué clase de enfermo prepararía algo así en caso de que hubiese una "mente maestra" detrás de todo, pero Eli tenía bastante claro lo desagradable que le resultaba. Era como si alguien la estuviese observando, y esa idea no le agradaba para nada.

Eli mira en otra dirección, pues no quería enfrentarse a esa vista, cuando nota gracias a la luz de la linterna que había algo en un aparador que estaba al lado. Lo revisa y nota que se trata de una llave. La misma contaba con un número, era justamente uno de los apartamentos cercanos, así que comprende que esa llave podía serle de utilidad, así que se la guarda, pero antes de irse decide revisar un poco más el lugar. Sabía que algo más tendría que haber, tomando en cuenta que, al parecer, alguien había preparado el sitio. Y en efecto, en la cocina se encuentra con un revitalizante. Eli suspira aliviada por ello, pues sabía que le iba a servir en caso de que saliese herida de nuevo.

En vista de que ya no había nada más para revisar, Eli sale de ese apartamento, y aunque temía la posibilidad de ver nuevamente aquella cosa que estaba antes tras aquellos barrotes, en esta ocasión no ve nada. Pero extrañamente eso no genera ningún alivio en Eli. No sabía explicarlo, pero no le agradaba el hecho de no ver esa cosa, pese a que deseaba no tener que encontrársela. Pero nada ganaba quedándose ahí, así que va rápidamente al apartamento que indicaba la llave que recién había encontrado. Los pasillos estaban bastante silenciosos, de modo que Eli podía escuchar perfectamente sus pasos. La oscuridad y el silencio realmente eran una mala combinación. Eli luchaba contra la ansiedad que le generaba aquella fea combinación, pues no podía permitirse estar en un rincón a la espera de que alguien la ayude.

Llega al apartamento esperado y consigue abrir la puerta con la llave sin mayores contratiempos. Una buena noticia sin dudas, y Eli entra para explorar. Era lo mismo que en otras oportunidades: Una sala vacía, señales de que algo malo había tenido lugar, aunque los pocos detalles presentes a primera vista no lucían interesantes. Eli pasa entonces a la cocina, donde se sorprende al ver un nuevo revitalizante. Ya con eso tenía dos en su poder, lo que le daba cierta confianza, pero no se da mucho tiempo para alegrarse, pues luego va por el dormitorio del apartamento.

Al entrar ve un montón de mariposas negras revoloteando de un lugar a otro, especialmente alrededor de una cama matrimonial. Una luz rojiza iluminaba ciertas partes de la habitación, especialmente un agujero bastante sospechoso que había en la pared. Trata de mirar por ese agujero, pero aún con la linterna resultaba imposible saber qué había al fondo del mismo.

─ Vaya, parece que no me queda de otra.

Eli mete entonces la mano en el agujero. Lo hace lentamente, teniendo cuidado de no tocar algo que luego se arrepentiría. Siente un roce en el dorso, y eso la hace retirar la mano asustada, pero vuelve a intentarlo, más lento que antes, y luego de un rato haciendo tientos nota algo metálico. Sabiendo que era algo importante, Eli agarra aquella cosa y saca rápidamente la mano, descubriendo que se trataba de una llave que en su extremo había un reloj.

No había duda. Era justo lo que necesitaba para avanzar.

La habitación no parecía tener nada más que fuese del provecho de Eli, por lo que no lo duda un solo segundo para irse de allí y regresar al apartamento donde estaba el reloj. La ausencia de monstruos en el camino permite que Eli se diera el lujo de recorrer al trote los pasillos, aunque igual tenía siempre bien sujeto el palo para atacar en caso de necesidad.

Entra otra vez en el apartamento esperado, avanza tratando de ignorar el televisor encendido y el cadáver, y finalmente tenía ante sí el reloj. Con la llave abre el cristal que protegía las manecillas, y entonces trata de manipularlas. Ahí ve que sólo podía moverlas de un lado a otro y no removerlas de donde estaban. Eso significaba que Eli tendría que prestar atención nuevamente a las marcas para saber lo que tenía que hacer, así que eso hace, memoriza lo mejor posible los nombres y las marcas, y entonces procede a mover las manecillas. El segundero no se movía en absoluto, por lo que Eli rápidamente lo ignora, mientras que las otras dos manecillas van dando vueltas por los números hasta caer en la hora que indicaban las marcas, y entonces Eli escucha un clic proveniente del propio reloj.

─ ¿Puede ser? Tendré que comprobarlo.

Eli cierra entonces el reloj y procede a empujarlo, esta vez no teniendo demasiados problemas para dejar al descubierto un agujero en la pared que justamente el reloj había estado tapando. Eso ayudaría a Eli a pasar al otro lado del pasillo, o eso quería creer. Pero también estaba la posibilidad de que aquella cosa con el casco gigante fuera a aparecerle de pronto. En dado caso Eli saca la pistola, lista para hacerle frente a esa cosa, y entonces pasa por el agujero.

Llega al apartamento que está al lado, el cual denota un estado de abandono total. El silencio sigue presente, pero le daba muy mala espina a Eli. Sale a la sala y no encuentra absolutamente nada, ni una pista, ni absolutamente nada que pudiese mínimamente aprovechar. Estaba claro que ese apartamento era un simple lugar de paso, por lo que Eli sale de allí para verse justo detrás de aquellos barrotes que antes le impedían llegar hasta el fondo. Según el mapa, la puerta que estaba al fondo llevaban hasta otras escaleras, lo cual venía bien para explorar el piso de arriba desde una perspectiva completamente diferente. Tal vez llegaría a encontrar a aquella niña que la había molestado.

Pero era consciente de que eso implicaba encontrar más peligros. Sólo por Nozomi estaba decidida a seguir adelante. No descansaría hasta dar con la verdad y comprobar si Nozomi estaba viva o si todo aquello era alguna clase de manipulación y quién estaría detrás de todo eso.

Pero por alguna razón la idea de encontrar a Nozomi viva aterraba a Eli. No entendía por qué, pero temía encararla.

CONTINUARÁ…


Pues ya está. Primer capítulo en el mes de jalogüin, y un pequeño avance en la desventura de Eli. Como algunos quizás hayan notado (especialmente quienes hayan tenido alguna que otra expedición a los simbolismos de la saga de Silent Hill), el carrito donde se encuentra la pistola es una referencia (e incluso una crítica si quieren verlo así) a la absurda facilidad que supone adquirir armas de fuego en Estados Unidos. Puede que aquí no parezca tener tanto sentido, y por eso, para tratar de medio darle verisimilitud, puse a Eli a decir aquellas cosas. A ver, personalmente no es esté en contra del porte de armas, y de hecho me parece estúpido que algunos quieran que se decrete que de golpe y porrazo sea ilegal el porte de armas en todo ese país, y es que no solo es un tema de seguridad ciudadana (aquí creo que sería más efectivo combatir el tráfico de drogas y la desigualdad social que actualmente crece), sino de historia y cultura. Pero por lo menos sí vería como algo razonable que no tengan las armas al alcance de cualquiera como si fuesen caramelos, y que quienes las porten se sometan a exámenes psicológicos y de manejo de armas cada cierto tiempo, pero bueh, eso ya es cosa de ellos y su extraña y divisiva visión de lo que es la "libertad".

Esta vez no hay pregunta, por lo que de momento sólo pueden esperar a que haya pronto una nueva actualización. Trataré esta vez de no tardarme tres semanas, pero si una nueva situación ocurre, les pido que sepan comprender.

Hasta otra