—CAPITULO 17: SANTUARIO—

Katana del sol dorado

Arma prohibida usada por la reina de Terranova para erradicar a su único amor de toda la vida. Fallida por no poder eliminarla y tiempo después pasar a ser el amante de su enemigo, dando a luz a una hermosa hija de ojos color avellana, símbolo de impureza. Pero poseedora de grandes poderes desconocidos.

"El amor que tuvimos su padre y yo ese día, tras una tortuosa y casi trágica pelea fue tan grande que rompimos la barrera que nos separaba y después de ese día sabía que terminaría siendo madre, y aun así acepte esta hermosa carga aun cuando él no lo reconociera. O peor aún, cuando el ya no estuviera entre nosotros"

Radiantshield, Reinhardt, Raphiel y Pherica estaban de pie delante de la entrada al místico santuario Everfree, antiguo hogar de miles de especies de Equestria y hogar de los místicos y casi extintos dragones. Aunque no abandonado se sentía fácilmente la carencia de vida de sus peludos habitantes, o eso quería dar a entender.

Hace muchos siglos, cuando nadie de los presentes había nacido o tan siquiera había llegado a ese universo. Muchos relatan que el santuario antes era un bosque casi ordinario, era un lugar lleno de peligros y maldades, incluso se llegó a contar que era la conexión entre Equestria y un mundo lleno de hombres malvados. Y que de esa conexión llego el Rey de Equestria. Aunque es relato para otro día.

Ese santuario, anteriormente el bosque Everfree tenía cientos de especies, tantas que los almanaques podían registrar, incluso en las profundidades del bosque vivía una cebra que hablaba con rimas, amiga de los elementos de la armonía, y entre tantas cosas místicas y antiguas, el castillo de las dos hermanas y bajo ello. El árbol de la armonía, tesoro máximo de la especie Equestre y humana, gracias al legendario árbol el mundo puede contener humanos en sus tierras mágicas. Y es venerado casi como un dios incorruptible, de vez en cuando tomando la forma de la princesa de la amistad y enseñando a las ovejas descarriadas a seguir el camino de la magia de la amistad.

Y era el lugar donde entrarían los chicos, aun cuando era un lugar amistoso estaba ya abandonado y solo el elemento de la amabilidad sabia de los caminos hacia el corazón del bosque, aunque era un problema preguntarle cual era el camino indicado ya que siempre que se le pregunta algo sobre el santuario sale a relucir esa personalidad temerosa y evade las preguntas.

Radiant trago saliva, aferrándose al libro bajo su pata, miro a su gemelo y Rein solo asintió animándolo a seguir, Miro a Raphiel y ella cruzada de brazos moviendo la pierna asintió con valor, miro a Pherica y ella con algo de temor asintió también. Y regreso la mirada al frente, viendo el basto bosque y el hermoso resplandor rosado de tanta flora y fauna que rebotaban los rayos del sol, con la tenue brisa pasando por sus cabelleras y orejas.

—¿Ahora? —Pregunto Reinhardt. Mirando el apenas visible sendero de tierra, cubierto por pasto y flores.

—Un momento—Radiant se encogió de hombros, dando media vuelta hacia las chicas. Ambas pasmadas en la mirada triste del chico—Raphiel, Pher. ¿Seguras que quieren venir?

—¿A qué viene tu pregunta Radiantshield? —Exclamo Raphiel pasándose las manos a las caderas, casi con una mirada autoritaria. Aunque no incomodó al chico.

—Si, ósea. ¿Realmente quieren venir con nosotros? Porque ya escucharon a mi madre, de ahora en adelante pasaran muchas cosas. En especial, cosas malas—La melena de Radiant cubrió parcialmente sus ojos, miro a los ojos a Raphiel y eso le conmovió un poco—Esto, esta cosa del guardián del mundo. Es problema nuestro, no necesariamente tienen que venir con nosotros, podrían quedarse y evitarse muchos problemas. Todo esto, es mi culpa…—Y Raphiel aparto la mirada del chico, incapaz de mantener esa postura fría.

—Pues ni modo, así es la vida—Pherica dio un paso al frente con una sonrisa llena de comprensión y cariño. Acaricio la melena de Radiant—Estoy aterrada como tú, y realmente no sé si seguir. Pero, ustedes son casi como mis hermanos. Crecí con ustedes, y al igual que Rein, quiero apoyarte en todo esto. Aunque me den ganas de ir corriendo a mi casa—Pher veía el bosque, aquella inmensidad y su mirada estaba fácilmente cubierta de aquel miedo, únicamente motivada por Radiant.

Radiant, miraba a sus amigos. Todos con el miedo en sus miradas, iguales a él. Todos con una sonrisa bien marcada en el rostro, y bufo con una sonrisa, y dio media vuelta viendo el sendero apenas visible. Con el silencio que este emanaba, solo el elemento de la amabilidad sabia el camino y sin su ayuda. Debian de guiarse por sus instintos, aquella clase que les enseño a usar su sentido de orientación ante la ceguera total o parcial.

Y sin una palabra más, ni una despedida al pueblo, entraron al bosque. Perdiéndose rápidamente entre las ramas, y todo lo que estaba detrás de ellos quedo bloqueado por la maleza aislándose definitivamente del exterior y su camino recién comienza.

En otra parte del pueblo, en su corazón. La princesa Sparkle estaba sentada en su trono, en su total soledad. Viendo a la pared con la mirada carente de brillo, veía con ira a todo su fervor. Imitando a su esposo en sus últimos días de vida, cuando aceptó que su vida iba a terminar y solo quedaba esperar, sumido en el odio. Así lo imitaba ella, odiando al maldito guardián. Y como una invocación, el apareció delante de ella. Con los brazos detrás con una túnica blanca cubriendo parte de su cuerpo, sus ojos color miel oscuro reflejaban fácilmente la ira de la princesa. Y el, entristeció. Y la princesa, rompió a llorar viéndolo a los ojos.

—Hola, princesa—Dijo el guardián, caminando hacia el pedestal, y la princesa. En su odio y tristeza no dijo nada. Luchando para no sucumbir ante él—Se que ha pasado tiempo desde la última vez que nos vimos, quizás. No estés de humor para verme.

—Nunca estoy de humor—La princesa se limpió las lágrimas, pero más salían de ella. El guardián miro a otra parte, con el corazón roto.

—Creía que después de tanto tiempo, estarías dispuesta a verme, reunirnos de nuevo.

—¿Reunirnos? ¿Para qué?

—Para ver este mundo prosperar, como te lo prometí—La voz del guardián era tenue, llena de tristeza, y apenas podía mantenerse en forma, con la tristeza en su alma.

—¿Prosperar? Si lo único que dejaste atrás fue sufrimiento, mucho sufrimiento. Eres un canalla—Aun cuando la princesa no maldecía, el tan solo mencionar una significaba un gran peso hacia quien iba dirigido. Y el guardián comprendía eso.

—Se lo que hice Twilight, sé que lo que hice estuvo mal. Pero si no lo hacía, todo iba a ir de mal a peor. Arkzrimiel es un ser muy poderoso. Si tus hijos no cumplen con su destino…

— ¿Mis hijos? ¿Su destino? ¡Ellos no tienen destino! Se los arrebataste…—Y Twilight lloró, bajando la mirada. Sus sollozos se escuchaban por toda la sala, apenas haciendo eco. El guardián, bajo la mirada. Aguantando el llanto.

—Lo siento Twilight, yo sé. Yo sé lo que hice, y por eso pagó por eso. Mi pecado, mi primer pecado fue nacer, el segundo. Fue tener el poder para crear esto. Y el tercero, es salvarlos a ustedes de este mundo. Llevarlos a mi santuario, a un mundo fuera de Arkzrimiel, pero para eso. Tenía que quitarles esa limitación. Ellos merecían algo mejor que esto, pero si ganan, serán lo que ellos quieran ser.

—¿Y si fracasan? ¡Los habrás sacrificado! ¡Me engañaste y engañaste a mis amigas! Todas confiaron en ti, y tú. Simplemente te burlaste.

—¿Burlarme? ¡Para nada! ¡Yo las amo tanto a ellas como a ti que nunca les mentiría! ¿Qué fue lo que te dije antes de partir? ¿Qué fue lo que te dije?

—Preferías irte siendo un héroe a permanecer aquí y convertirte en un villano…

—La muerte de uno, es la salvación de muchos.

—Pero aun sigues aquí, ¿Cómo confiar que sigues siendo tú mismo y no un villano? —Y el guardián del mundo se enmudeció, bajo la mirada de nuevo. Tomándose el pecho. Y Twilight aterrorizada por su teoría casi certera, miro al guardián en un mar de lágrimas. Esperando que le respondiera, pero no le respondió.

Hizo algo peor.

De su túnica saco un viejo relicario, un relicario maltratado y cubierto de tierra y mugre. Y Twilight comenzó a llorar, bajando de su trono, caminando hacia el guardián. Quien mantenía su forma etérea, sosteniendo el relicario que se tambaleaba en el aire. Sostenido por su cadena.

Relicario

Este relicario, aun siendo de oro puro esta mancillado por hollín y alquitrán. Muestra de las veces que el guardián supremo ha luchado a lo largo de su eternidad atrapado en el ciclo de Arkzrimiel, aun siendo un objeto tan viejo como él mismo, aún está vinculado al alma de Twilight Sparkle, donde mira con atención sus emociones y aprender de ella cuando ella oculta su existencia por el bien de todos. Quizás este relicario tenga más importancia de lo que aparenta simplemente.

—Con solo ver este relicario, puedes entender por todo lo que he pasado. He pasado eras enteras sin sentir la luz del sol, esperando paciente el momento para atacar a Arkzrimiel, con el tormento en mi corazón de no volver a Equestria y amar lo que deje de amar—El guardián se llenó de valor, emanando de su relicario un aura mágica de color rosa, representando el amor. Aunque, por otro lado, en un rincón. Emanaba un aura negra. Muestra de la corrupción de la princesa debido a la soledad.

—Tú, lo mantienes aún. ¿Cómo? —Twilight trato de sostener el relicario con su pata, pero este fue atravesado, y ella quedo casi echada en el suelo por su culpa.

—Ya ves que no he olvidado todo lo que vivimos, toda una vida. Miles de vidas, en un solo cuerpo. No espero que lo entiendas ni creo que puedas comprender, nunca lo entenderás. Pero tus hijos, tienen que seguir. Deben de seguir, porque tarde o temprano Arkzrimiel terminara de consumir a mi hermano y una vez que lo haga. Vendrá a Equestria y me buscará. Y el abismo con el que experimentas en tu biblioteca se revelara contra ti, y serás tú quien caiga ante la maldad de Arkzrimiel del abismo.

Twilight levanto la mirada, con las lágrimas salpicando el suelo creando un arcoíris de pena, haciendo reaccionar al guardián.

—Tu nombre. ¿Cuál es?

—Soy el guardián del mundo.

—No, TU nombre, el de humano. No el que inventaste. Nada de Arcángel Nova, nada de Guardian de la amistad. TU NOMBRE.

Y el guardián calló, ante la mirada provocadora de la princesa, sonrió mirando a otro lado, pero fue inútil, la princesa se clono para rodear al guardián y acosarlo con la mirada.

—TU NOMBRE ¿Cuál es? ¿Cómo te llamas?

Y él no dijo nada, miro a la Twilight original ignorando a los clones, mirando el relicario. Emanando un aura azul marino, lleno de tristeza y rencor. Esbozo una sonrisa, y desapareció rápidamente. Diciendo su nombre, aunque fue inaudible debido a la maldición por la que pasaba, Twilight la entendió y rompió a llorar perdiendo conexión con sus clones y el guardián miro una última vez a Twilight para desvanecerse de esa realidad, y volver a su prisión eterna.

Era la maldición del guardián del mundo, nadie debe de mencionar su nombre, y aquel que la pronuncie solo se oirá estática, porque el tener un nombre es una bendición que el guardián del mundo no merece poseer. Aunque bastó para tentar la oscuridad dormida debajo del castillo, despertando de su letargo un antiguo mal, similar al abismo real. Pero suficiente para cumplir el augurio del guardián del mundo…

Y en el santuario, los chicos. Perdidos, bajo los intensos rayos del sol, incapaces de salir a buscar guía porque el camino detrás de ellos se mezclaba con la fauna, el ambiente brillante era de color verde mezclado con rosa y violeta debido al a belleza de las flores, los chicos veían con asombro su entorno y las chicas con encanto, Pherica tomaba fotografías con su celular y Raphiel solo se limitaba ver el cielo con ternura.

Aun con el silencio que rodeaba el bosque, los chicos lo ignoraban por completo, sabían que el bosque era tan inmenso que aquellos que se adentraban sin la guía del elemento de la amabilidad se perdían y no se volvía a saberse de los exploradores, parte de la bendición/Maldición echada sobre el bosque, aunque eso no era impedimento para los chicos ya que no deseaban regresar por donde vinieron.

Reinhardt al notar la carencia de peligro o algo que amenace la seguridad de su hermano de las chicas atravesó su lanza a su espalda tomando una gran bocanada de aire relajando los brazos, todos observaban a su alrededor con el mismo sentimiento, únicamente el sonido de sus pisadas en la tierra acompañaba su caminata, pasando por grandes árboles y grandes ramas con hojas verduzcas con una mezcla extraña con rosas enredadas por las ramas colgando en la raíz de las hojas.

El suelo alrededor de los chicos estaba tapizado de pasto, pero sobresalían algunas flores; Rosas, lilas, y violetas, florecientes emanando luz propia iluminando los pies de los chicos, el ambiente era agradable, terriblemente agradable, pero ninguno de los chicos mostraba una aparente emoción de miedo, a pesar de que en el corazón del gran árbol les esperaba la primera pista sobre lo que les espera en el exterior.

~Aquellos que retan al bosque, pronto conocerán la ira de este ente~

Los arboles estremecieron ante la imponente voz, que parecía provenir de las plantas a los pies. Radiantshield se detuvo y su hermano se puso delante. Tomando la base de su lanza preparado para desenfundarla, Raphiel tomo los mangos de los cuchillos duales y Pherica se ocultó detrás de ella, La chica era la única que tenía miedo, Raphiel y Reinhardt tenían una euforia y Radiant tenía una emoción, algo en su pecho le emocionaba y el libro vibraba ante las voces del bosque.

~Solo los hijos del cobarde tienen derecho de avanzar, muestren la canción para poder cantar~

—¿Canción? ¿Qué canción? —Los chicos se detuvieron en medio de la nada, mirando a todas partes buscando el origen de la voz, que retumbaba hasta sus corazones, el mar de árboles se arremolinaba por la brisa y los rayos del sol se mezclaban con la luz de las flores. Raphiel bajo sus manos, tomo a Pher de la mano tranquilizándola, y Radiant. Sonreía de la emoción.

~Aquellos que no presenten su canción, la extinción será su sanción~

Pasmados en medio del sendero, apenas visible por la vegetación que crecía velozmente, Radiantshield se reunió con su hermano, Reinhardt con la lanza en mano veía a todas partes. Raphiel se acercó a los chicos con Pherica detrás aferrada al uniforme de la chica. Observaron sus pies como la maleza los cubría rápidamente, y Reinhardt ordeno al grupo avanzar, todos juntos. Cada quien se tomó de la mano a excepción de Radiantshield quien lidero el grupo minutos después mirando a todas partes. Aferrado al libro, sonriente, algo había que le alegraba. Aunque también tenía miedo.

Desconocía todo fuera del castillo, no sabían nada. Estaban en blanco, el libro solo ofrecía pasajes de armas y relatos del guardián del mundo, porque casi toda su totalidad estaba encriptada en un lenguaje inentendible. Se arrepintió durante un segundo el no preguntar a su madre que tipo de bestias salvajes podrían encontrar en el santuario.

Fluttershy aun lo cuidaba, eso si. Pero dejo que la madre naturaleza hiciera todo el trabajo y la mayoría de depredadores regresaron a sus dietas, aunque en la paranoia su hermano se adelantaba y era quien veía a todas partes con la lanza en la mano, apuntando a todo lado al que veía, Raphiel en su temple más firme sostenía los mangos de las cuchillas viendo las ramas de los árboles, si había una bestia que atacara desde arriba Raphiel podría darle un merecido descanso con solo clavar las rápidas cuchillas, Pherica estaba en el corazón del grupo, tomada de las manos, mirando a Radiant. Quien veía a los lados, con esa sonrisa que poco a poco se apagaba debido a la malvada quietud del bosque. Donde aquella voz le susurraba al oído.

Los chicos lentamente entraban al corazón del bosque, pasando cada vez más entre los árboles y las extensas ramas, casi golpeados por los espesos arbustos a sus pies, incapaces de ver lo que se mostraba lentamente delante de ellos, sus pisadas eran las únicas muestras de sonido en todo el bosque.

Aunque la iluminación mostraba el mismo bello ambiente, pero con una tétrica sensación de abandono, de vacío. Cada vez que entraban más al bosque sentían un vacío en sus corazones. Y los arboles lo demostraban con las gruesas cortezas y sus ramas anchas, las hojas parecían grandes abanicos naturales y aunque había nidos sobre las ramas no había ninguna bella criatura que los habitase, la gruesa estepa de arbustos termino y delante de ellos un pequeño valle, un sendero corto despejado de los árboles, pasando por delante de ellos un rio en dirección hacia una presa. Pasando de su izquierda a su derecha, no era un rio de más de 3 metros de ancho y no se veía profundo, pero tenía un tronco al medio para pasar.

Y los chicos, caminaron hacia allí lentamente. Mirando a todas partes, la sospecha era muy obvia en los chicos, y más en Reinhardt, que sus instintos se elevaron al instante y su corazón latía con la adrenalina, esperando cualquier emboscada, cualquier ataque de cualquier tipo y atravesar al enemigo o bestia con su lanza. Todo lo opuesto a Raphiel, quien aun con la expectativa mantenía sus sentimientos a raya haciendo ejercicios de respiración y su mirada se enfocaba solo a lugares muy ocupados por la naturaleza como los arbustos o las ramas más altas de los árboles.

Aquellos que caminan por las arterias del bosque, están condenados en morir en su corazón. He dicho.

Yo soy aquel que cuida del antiguo santuario, yo soy aquel protector de la vieja armadura del guerrero más poderoso del mundo, aquel que lucho incansablemente contra el destino y contra los de su especie, yo soy aquel que ha protegido todo por lo que él luchó, fui yo quien desterró a los dragones cuando se rebelaron hace 80 años, yo soy el responsable de salvar el santuario Everfree de su incineración, a punto de perder mi hogar ante el cólera de los dragones luché y los expulsé con sus propias garras y ahora. Espero paciente el regreso del guardián del mundo, o de sus herederos.

Yo soy Turime, el segundo hijo del guardián del mundo.

Nací hace 200 años, en la región central de Equestria, como mencioné. El santuario Everfree, en el corazón del mismo, y desde entonces he vivido allí como se me ha ordenado, pero. Realmente ¿Quién soy yo? ¿Para qué se me dio la vida? A diferencia de los cientos de armas o de armaduras que están perdidas en todo el planeta y el espacio, soy la única que mantiene una vida propia, inmóvil. Siempre apuntando al cielo en honor a la valentía del guardián del mundo, aquel hombre con miles de nombres.

Apuntando firmemente al cielo, con mi alabarda fundida en mi brazo derecho, con la naturaleza invadiendo cada recoveco de mi cuerpo a través de las engañosas enredaderas.

Viendo los días pasar y las noches por igual, notándolas como algo rápido, fugaz. Al carecer de motivaciones y deseos todo era agradable. Pacifico, y todo esto porque mi creador lo deseo, mi padre me lo ordeno. Que me quedara aquí hasta que los herederos del poder vengan, o hasta que el tiempo termine y me convierta en ceniza.

Recuerdo aquel hermoso día, en el que me otorgo este bello regalo, en el suelo hecho pedazos, despojado de mis brazos y piernas, dispersas a mi alrededor, mi padre me veía con preocupación, sosteniendo uno de mis guantes adivinando que hacer conmigo. A su lado, un gran hombre, idéntico a él, de igual estatura y gran figura. Con una armadura negra y una gran gema purpura en su pecho de color violeta, parecía ser su gemelo. De cabello blanco y ojos violetas intensos. Sosteniendo una guadaña de cristal en su mano derecha, viendo en silencio como mi padre me daba vida.

Mi cabeza veía la mitad del cielo, porque mi lado izquierdo estaba casi enterrado en el pasto y por donde podía visualizar todo era por el derecho, apenas podía ver el cielo azul, había aves de todo tipo y de colores, veía a lo más lejano aquellos míticos dragones volando a muchas direcciones, dueños del cielo, pero hermanos de los ponys.

Sentí como mi cuerpo tomo fuerza por sí sola, regresé mi atención hacia mi padre y tenía sus manos abiertas hacia mí, envueltas en una luz blanquecina y fui alzándome lentamente, sintiendo mis extremidades uniéndose a mi pecho y finalmente mi cabeza solidificarse en mi cuello y una mecha guinda cayo delante de mí, muy larga. Era muy cabello, una larga coleta caía sobre mi cabeza, era hermosa. Y mi padre, sonrió, emocionado y el hombre a su lado. Su gemelo también lo hacía, pero a menor escala.

Baje mi mirada, mirando mis manos. Moviéndolas oyendo la rigidez del acero dorado, eran mis manos. Este soy yo. "Bienvenido, hijo mío" Habló mi padre tomándome de las manos, y regrese mi atención hacia él, lloraba de la alegría. "Mi nombre es ##### #######A, tu padre" Si, si lo era. Podía sentir esa gran conexión hacia él, mire mi interior, esa oscuridad del vacío de mi cuerpo, y una llama se mostraba en el centro, pequeña pero brillante. Mi corazón. "Yo soy tu hijo, padre" Mis primeras palabras, el eco de mi voz retumbo por todo mi vacío cuerpo, pero era una voz grave y tosca. Pero para mi padre fue hermoso que comenzó a llorar "Así es hijo mío, tu eres mi hermoso hijo, me alegra que puedas entenderme, hijo" Mire a mi padre, con esa alegría. Aunque su gemelo no parecía tener la misma emoción y me veía con calma "Mi nombre padre, ¿Cuál es? —"

Y mi padre guardo silencio, fue por un largo momento, miro a su gemelo, aquel hombre de cabello blanco y el aparto la mirada de mi creador, y el regreso a verme con esa sonrisa apenada.

"—Estaba tan emocionado que no pensé tu nombre" Y me quedé callado, no sabía que responder, aunque. Intente sonreír, pero no sé si pueda. ¿Tengo rostro? "¡Lo tengo! Turime, tu nombre será Turime" Y ese fue mi nombre, mi tesoro. Algo que a él se le fue arrebatado, me bautizo. Me dio el honor de nacer y después de una corta celebración. Me contó su misión. Y mi razón de existir.

Me comenzó a explicar su historia, Su leyenda. Me dijo su nombre, el nombre de su acompañante quien pude escuchar sin ningún tipo de interferencia. Y su razón de estar junto a mi padre, me explico que mi nacimiento es parte de una serie de acontecimientos que sucederán en 200 años en el futuro, una vez que los herederos de su poder vengan aquí mismo reclamando mi poder, que se deben de ganar el derecho de usarme y mi misión apenas comenzará.

Sus palabras fueron exactas, certeras y casi cortantes. Tan era su palabra que poco a poco esa sonrisa que le envolvía se desvaneció y las aves callaron para que hablara sin interrupciones, y los dragones le temieron que partieron lo más lejos que pudieron. Sentados los dos en el suelo del santuario, me miro con esa franqueza que le caracterizaba "Turime, hijo mío. Aunque mi edad aparenta los 250 años. En realidad, tengo más de ########### de vida, he tenido esta porquería de vida durante tantas eras, estoy condenado. Maldito a vivir un ciclo eterno y quiero romperlo, quiero salvarme y salvar a todos en Equestria. Salvar a mi familia, salvarlos a ustedes, deben de hacer lo que yo les pida, lo que yo te pida que hagas—"

Mi padre comenzó a verse cansado, se veía el peso que cargaba y la fatiga que su gemelo expresaba, lo entendía ya. Porque su igual estaba apartado a la distancia. Estaba descansando también y por eso no hablaba, para recuperarse rápido y seguir en su camino.

"—En unos años, vendrán un grupo de jóvenes, entre tantos que te retaran, ellos vendrán acompañado de un par de chicas y cuando vengan, exígeles la prueba definitiva, que demuestren que son los herederos de mi poder, y si lo son. Deja que te reclamen, que te tomen como su guía, porque tu serás el precursor de su viaje, de su aventura. Pero cuidado, porque habrá muchos impostores que fingirán ser ellos así que nunca, pero por nada de la creación debes de hablarles de mi plan, de lo que trato de hacer, mi maldición debe de romperse, debo de ser libre para escapar y salvar Equestria, y tú. Hijo mío, eres una de esas piezas maestras"

Y después de ese día, ese largo y hermoso día, en el que pude ver y conocer a mi padre. En el que finalmente, después de tantos años escondido dentro de él pude salir al exterior y disfrutar los paisajes que este mundo me prestaba. Fijo al suelo, dejando que la naturaleza me bañara con sus cálidos abrazos, protegido ante la tormenta, ante el calor y el frio. Apuntando al cielo firme como mi padre me lo pidió, dejando que el óxido carcomiera mi piel.

Me imaginaba como serian aquellos herederos, aquellos que estén dispuestos de luchar por su poder, ¿Cuáles eran sus motivaciones? ¿Qué uso me darían? Estaba emocionado por eso.

Aunque tampoco negare que el tiempo ha sido cruel conmigo.

Así como mi padre lo predijo muchos vinieron al bosque queriendo arrebatarme de mi hogar, aquel suelo firme en la tierra donde mi padre ordeno que me quedara hasta que aparecieran o hasta que el padre tiempo muriera. Muchos trataban de tomarme a base de violencia, golpes y cortes, querían arrancarme del suelo para usarme para crear el mal, y no permitiría eso. No lo permitiría.

Solo yo sabré quienes serán los elegidos, los herederos del poder.

Y si, los oigo. Tras tantos años, tantas veces que espere paciente finalmente se han mostrado, escucho sus pisadas. Aquellos que planean tomarme, acaban de llegar al corazón del bosque. Y si, siento que mi padre viene con ellos, hare lo que me ha pedido y hare su voluntad. Ayudare a salvar a Equestria y mi padre nos traerá la salvación.

Los veo, están delante de mí. Viéndome con sorpresa, y yo. Incapaz de moverme, los observo fijamente, el chico. Es él.

Radiantshield, Reinhardt, Raphiel y Pherica no podían creer lo que veían, todos estaban delante de eso, aquello que veía al cielo con magnificencia, cubierto de musgo, rosas y una enredadera que comenzaba desde su pierna pasando por su rodilla, por su hombro y por la alabarda hasta la punta donde florecía una rosa.

Una armadura de aparente oro y plata, con el casco en forma de lobo y una larga coleta de color guinda, manchada por el lodo y hojas marchitas descansando sobre uno de los hombros, había un nido de aves abandonado en uno de sus hombros. Una armadura muy vieja, abandonada por el guardián del mundo.

Radiantshield dio el primer paso, pero su hermano le detuvo, miro a Raphiel y ella asintió avanzando. Únicamente el sonido de sus pisadas los acompañaba y la tenue luz del sol que rápidamente se perdía entre los árboles, la armadura poco a poco se envolvió en ese haz de luz resaltándola, y el poco oro que no estaba manchado brillaba con intensidad. Pherica tomo valor y camino detrás de los chicos armados, dejando a Radiant atrás. Ella lo hacía con la misma intención; proteger a Radiant aun cuando su única arma era su bolsa de mano y un teléfono celular.

El aire soplaba moviendo las hojas haciendo ese sonido ambiental, hermoso para el bosque, pero tétrico para los chicos que esperaban que la armadura reaccionara y los atacara. Reinhardt se detuvo a medio camino con Raphiel y Pherica por detrás de la chica. Voltearon a ver a Radiant y el camino lentamente, aferrándose al libro, mirando a sus compañeros. Era una zona aparentemente segura, y lo único que había era aquella armadura con el casco en forma de lobo, entre el lodo del casco se veían los colmillos de la armadura y en su pecho, a medio ocultar por una gruesa capa de musgo un supuesto corazón con un par de alas de fondo y un gran sol envolviendo ambos.

Radiant jadeo deteniéndose un poco delante de sus amigos. miro la armadura, miro a sus acompañantes. Quienes en silencio esperaban una acción de su parte. Trato de sonreír alegre, era la primera muestra del guardián del mundo, aun cuando se demostró que existe tenía en duda si realmente vería una de sus armaduras, y ahora. Estaba delante de él, tirada en el suelo. Arrodillada y deformada por la tierra, devorada por el musgo y la enredadera. Como si estuviera encadenada, una de las tantas armaduras legendarias del guardián del mundo, mirando al cielo con su alabarda al aire, hecha de plata y piedra. Con la punta en forma de flecha con las cuencas de los ojos vacíos hacia la negrura.

Y Radiant, se detuvo. Delante de la armadura, emocionado. Trago saliva con tanta fuerza que se escuchó por todo el bosque. Y extendió su pata, lentamente, apuntando al pecho del guardián.

Su pata se humedeció por el musgo, con la suavidad de este lo aparto lentamente, mostrando el emblema completo, un corazón bien tallado con el par de alas extendidas hacia el cielo, casi formando otro corazón más grande y el sol envolviéndolos como tercera capa. Sonrió, y volteo a ver a su hermano y bajo su arma. Raphiel hizo lo mismo, Pherica. Se aparto de Raphiel dejando de tirar de su ropa.

—Así que tú eres el elegido—Una voz provino del interior de la armadura, Radiant retrocedió un paso y Reinhardt saco su lanza apuntando a la armadura, que no parecía moverse, pero si una mirada lentamente se posaba delante de ellos—Han traído la canción, cántenla y les daré el perdón.

Radiant miro a Raphiel, ella estaba desconcertada. No comprendía nada de lo que veía, solo la armadura estática con el pecho reluciendo por el sol.

—¡Te ordeno que bajes tu arma! —Reinhardt acerco su lanza al cuello de la armadura, pero aun así no pareció reaccionar, y el silencio se hizo de nuevo.

Los chicos veían la armadura delante de ellos, Reinhardt estaba nervioso. Su cuerpo estaba estático con la hoja de su lanza apuntando al cuello de una armadura que no reaccionaba ante sus amenazas, Raphiel estaba protegiendo a Radiant y a Pherica colocada delante de ambos, el silencio era un misterio, Radiant veía la armadura, viendo los detalles. La muestra del abandono de su dueño, y la forma a la que apunta.

Radiant vio al extremo superior de la alabarda, aquella flor rosando con la tenue brisa que circulaba en el santuario Everfree, y el haz de luz que caía sobre la rosa, suspiro casi bufando y se sentó delante de la estatua, sin salir del a protección de Raphiel, quien marco su acción y con desinterés. Bajo sus brazos, tomo del hombro a Reinhardt y el casi de un salto miro a Raphiel asustado, y retrocedió.

Pherica se sentó a un lado de Radiant viéndolo a los ojos y el perdido en la armadura, callado. Con miedo, su pata temblaba con el nerviosismo.

Reinhardt y Raphiel se apartaron colocándose a un lado de cada chico, mirando a Radiant, quien veía las cuencas vacías de la armadura. Y entreabrió la boca. Listo.

—Eres Turime, ¿Verdad? —La armadura no respondió—¿Eres la armadura del guardián del mundo?

Y la armadura no respondió, bajo la mirada viendo el pasto delante de él, respiro hondo pasándose la pata por la melena, y regreso su mirada hacia la armadura.

—Yo soy Radiantshield, soy hijo de la princesa de la amistad Twilight Sparkle, el. Es mi hermano gemelo, Reinhardt. Ambos somos de Ponyville, Equestria central. Ella, Pherica Twonagasis, princesa del territorio de Terranova, y la otra chica. Raphiel, guardia del ejercito humano de dicho territorio—Radiant se quito el pesado libro de su costado, desatando las cadenas a su alrededor dejando caer el libro delante de él, en medio de sus patas.

Y la armadura, tembló sobre si misma, y musgo cayó al suelo y algunas hojas tambalearon, Radiant tenía una corazonada.

Miro el libro, la imponente portada con los grabados casi borrados por la desesperación de no saber el nombre del autor, sus patas temblaban con fuerza, tenia miedo. Estaba dando una caminata a ciegas, pero quería seguir. Y abrió el libro, y un párrafo se mostró con algunas palabras rayoneadas.

"El día que dejé este mundo.

El aire era muy ligero, un fresco aire lleno de melancolía y dolor. Donde el sol había dejado de iluminarme, porque me aborrecía y sabía que mi presencia en Equestria era un mártir, veía el cielo y este me rechazaba mostrándome muchas nubes grises, moviéndose con prisa asqueadas de que este hombre, este hombre llamado ###### ####### Haya cometido ese gran pecado; ###### y ahora pagaba por eso.

El camino delante de mí, eran flores ####### que oscilaban con el viento, podía ####### reírse, podía ver en sus pétalos los rostros de mis ##### deseosos de que me condenara por desear lo mejor para mi esposa ###### aún cuando ella ya no me recuerde, y si lo hace. Me odiara y mi hija. También, mi hermosa hija ####### Nacerás sin un padre, sin un hermano a quien admirar porque lo odiaras también, y esposa mía #####er querrás matarme por traicionarte. Pero, así lo decidí yo. Y así lo quiero porque es lo mejor para el futuro.

Ahora voy, Arkzrimiel. Que tu hijo ha llegado."

—CAPITULO 102—

Después de que Radiant terminara, la armadura volvió a sacudirse. Radiant, sentía en su corazón. Una tristeza, un vacío. Eran palabras borradas por ese ente superior, ese tal demonio llamado Arkzrimiel, levanto la vista. Y la armadura, comenzó a llorar.

Brotaban lagrimas de las cuencas negras, así como poco a poco perdía musgo, la flor en la punta de su alabarda se fue marchitando y se seco hasta convertirse en polvo, las enredaderas se secaron y cayeron al pasto y el musgo fue convertido en piedra. Y la armadura, recupero su brillo legendario, rebosaba en poder, era un dorado hermoso, aun más valioso que los tesoros de la Reina Celestia.

El emblema en su pecho se pinto con la magia que esta armadura emanaba lentamente, el corazón se pinto en color azul, las alas en blanco y el corazón. Lila, todos en un tono tenue, pero resaltante. Radiant sonreía, pero su corazón perecía.

Y los ojos de la armadura, se iluminaron en una fuerte llama naranja, levantando la vista lentamente, bajando el brazo que sostenía su alabarda, dejándola delante de él gentilmente, sus lágrimas brotaban y podía escucharse su sollozo, era. El hijo del guardián del mundo, Turime.

Mostrado delante del grupo de chicos, en silencio. Con ese asombro de ver aquella armadura con vida propia, llorando viendo al cielo. Entre los árboles, en el corazón del santuario, donde ya no vive ninguna criatura por temor.

Las cosas se calmaron, fueron largas horas donde Radiantshield y sus amigos vieron aquella armadura llorar. Fue complicado al inicio, pero naturalmente aceptaron lo que veían, era una verdadera armadura con vida propia. Sus ojos eran dos llamas naranjas que reflejaban el interior de la armadura confirmando lo obvio.

Estaban todos sentados alrededor de la fogata, bajo la escaza luz de la luna y las estrellas, apenas podía verse el cielo azul marino pasar por los árboles, y los chicos pacientes estaban delante de Turime.

Radiant guardaba silencio mientras veía a la armadura, a Turime. Porque tiene un nombre como todo ser viviente en Equestria. Quien hojeaba el libro del guardián legendario con más tranquilidad, leyendo los párrafos que para Radiant eran inentendibles, asentía la cabeza de vez en cuando al leer algo impresionante sobre un futuro. Y se escuchaba murmurar al terminar una página. Y cuando termino de leer el libro, lo cerró. Devolviéndoselo a Radiantshield.

—Yo, soy Turime. Me vuelvo a presentar—Turime hizo una pequeña reverencia, su voz era la de un chico varón grave, pero con tono limpio—Soy el segundo hijo del guardián del mundo, y su Titan. Mucho gusto, herederos.

—Mucho gusto—Respondió Radiant, y los demás. Asintieron en silencio, aun con algo de extrañes en sus miradas—Ellos, ya los conoces. Te los presente hace rato.

—Sí sí, lo sé. Pero fue difícil entender lo que veía, pase mucho tiempo dormido y lo ultimo que recuerdo es a mi padre alejarse de mí, dejándome aquí—Turime movió su cabeza, observando el paisaje delante de él, el prado que se hacia a su alrededor en medio de los árboles, y la luz del sol pasando apenas por las gruesas hojas—Y si que pasó mucho tiempo de aquel entonces.

—Disculpe, pero. ¿Cómo era antes? —Reinhardt estaba a un lado izquierdo de Radiant, cruzado de piernas con su lanza sobre ellas. Turime bajo la vista lentamente hacia el chico.

—Era, más ruidoso. Había muchas aves, muchas hermosas criaturas, pero. Ya no están, ¿Saben por qué? —Y los chicos negaron la respuesta, cuando ellos llegaron el bosque estaba abandonado—Cierto, me imagine. Quiero creer que los animales emigraron buscando mejores oportunidades de vida. El pasado, el exterior nunca fue lo mejor.

—¿Cómo era el exterior? —Pregunto Pherica, el guardián miro a la chica. Aunque estaba tranquilo, vio en ella algo especial.

—Disculpa, Pherica ¿Verdad? Tu madre, ¿Quién es? —Pherica volteo a ver a sus amigos y ellos asintieron con calma, miro a Raphiel quien estaba sentada en una roca a un metro asintió también, aunque ella con temor.

—Mi madre es la Reina de Terranova, Phoenix Twonagasis. ¿Por qué?

—No, por nada en especial. Solo era curiosidad mía, aunque. Yo veo en ti mucho potencial, dime. ¿Tienes miedo? —Pherica asintió—Ya veo, y es normal. Veo en sus ojos, ese miedo. Esas ganas de volver a casa y esconderse bajo sus cobijas y fingir que todo fue un sueño. Pero por desgracia, no es así. No es así—Turime se quitó su mano, sacudiéndola tirando tierra ya seca de su interior—El pasado era cruel, malvado. Mi padre, el guardián del mundo. Luchó para que todo eso terminara.

—¿Cómo?

—Había guerra, muerte, sangre y caos. Yo era parte de su arsenal y siempre vi esas luchas, aun recuerdo cuando lucho en aquel pueblo. Ponyville, y ese hombre. Aquel que no debe ser amado, le arranco sus alas con ayuda de la Rigel. De no ser por Aldebarán, por Phoenix. Hubiera muerto ese día—Radiantshield comprendido todo, al verlo a los ojos, al hacer esos gestos, movía las manos imitando las acciones del guardián del mundo, observo cada detalle. Cada movimiento, viendo sus manos oscilar de un lado a otro—Tu madre, es un héroe Pherica. Ella ayudo mucho al guardián, de no ser por él. Tu nunca habrías nacido.

—Espera un momento, ¿Realmente la conociste? ¿A mi madre? —Turime asintió con tranquilidad. Y Pherica sonrió.

—Y fue con esa espada con la que venció—Señalo el espadón enterrado en el suelo, como respaldo para Radiant, reluciendo y Pherica miro el espadón con orgullo, ella quería ser como su madre pero tenía miedo de lastimarse—Realmente el guardián del mundo hizo muchas maravillas, el acabo con toda la guerra que rodeaba a Equestria, se hizo amigo del infame Rey de este lugar y le prestó parte de su poder, le devolvió la libertad a dos hermanas abandonadas y acabo con la vida de dos dioses en un solo día.

—Así que todas esas leyendas, eran verdad—Reinhardt miro a su hermano, y Radiant sonrió guiñándole—Increíble, ¿En serio hizo muchas cosas? Como se imaginará, hay leyendas. Del guardián, pero siempre creí que la mayoría eran inventos. ¿En serio si vivió todo eso?

—Claro, el era un hombre milenario, por eso se le conoce con tantos nombres. No hay lugar que no se le conozca. Aunque, su maldición se le impide ser recordado, por eso la existencia de esos libros anónimos. Para despistar su condena.

Radiant tenía la pregunta indicada, regreso su mirada a Turime, y apretó los dientes con firmeza, su miedo se paso al entrar en confianza. Y sonrió.

—¿Por qué me quiere a mi como su heredero? —Y Turime miro al chico, en una cortante pregunta que cayó a todo el planeta. El aire era el único sonido que se producía, y Radiant siguió—Por qué cuando yo leí su libro, queriendo ser como él. ¿Por qué simplemente me tomo a mí? Yo quería ser un aventurero, ver el mundo antes de querer dedicarme a lo que más me emociona, pero ¿Por qué me escogió a mí? Solo por su libro, pase por mucho dolor, mis tías. Casi nos matan, y mi madre. ¡Ni hablar! Es más ¿Twilight Sparkle es mi madre?

Y Turime bajo la mirada, incapaz de responder a todas sus preguntas, sus ojos, aquellas llamas miraban al chico que estaba firme delante con su cabeza casi en el suelo, Raphiel se molesto a punto de levantarse de su lugar, tomando los cuchillos que le regalo Krysta. Temblando del miedo y de la ira. Miro a Radiantshield y a Turime. Esperando cualquier acción e intervenir para sacar a los chicos del santuario.

—Eso, no te lo puedo responder. Si, eres hijo de Twilight Sparkle. El guardián no lo vio porque estaba pasando por su millonésimo ciclo, pero yo sentí cuando ustedes nacieron, verán—Turime tomo su alabarda y se levantó de su lugar, mirando a Raphiel. Notando sus intenciones, pero Turime estaba tranquilo, veía su poder y la gran diferencia que él le sacaba a la chica—El mundo esta acabándose, Equestria otra vez peligra. Y ya no hay nadie en el planeta con el corazón más puro y casto que ustedes dos—Ambos hermanos cruzaron miradas consternados—O podrían decirme, ¿Acaso han visto más bebes aparte de ustedes? ¿Recién nacidos? —Y ambos hermanos negaron su respuesta—Obvio que no, los humanos de Grenze no pueden tener hijos porque tardarían milenios en poder crear a uno y aunque pudieran ahora, sus hijos no poseen alma. Y ellos, bueno. Es obvio con lo que dije—Turime miro al grupo de chicos delante de él, viéndolo a los ojos. Consternados por sus pesadas palabras—Ustedes son lo ultimo que queda de la antigua Equestria, su padre. Su difunto padre tuvo la suerte de procrear con su madre antes de que todo esto se viniera abajo y ustedes dos poseen lo que es necesario para salvar el mundo, tienen alma. Ustedes pueden salvar Equestria; solo ustedes pueden salvar este mundo. Por eso Radiantshield, el guardián del mundo te escogió. Aunque ya te había escogido desde mucho antes que nacieras. Por eso dejo tantos libros sobre él en la biblioteca. Para que tu los leyeras y durmieras con esa ilusión de conocerlo, porque de no haber sido así. Este mundo habría terminado.

Raphiel regreso a su asiento, cuidando a Turime. Aunque también sentía todo el peso del mundo en sus hombros, Pherica estaba apretando sus antebrazos con miedo, Reinhardt veía al suelo con tristeza, con estrés. A punto te perder la cabeza ante el miedo, Radiant estaba triste. Miraba a Turime con dificultad.

—Entonces, ¿Todo esto fue parte de su plan? ¿Quería que yo fuera esto?

—Si, así es. De hecho, el que todo haya sido rápido, el que tu hayas de pronto agarrado las ganas de salir del castillo, de retar a tu madre a que los liberara. Es por influencia de él, así no empiezan las historias, aquí. El guardián del mundo los lanzó al mundo apenas tuvieron conciencia. Manipuló el destino para que todo sucediera, así como él lo quería, para salvarlos a todos. Una última vez.

—Y, ¿El es bueno? —Turime comenzó a reírse a carcajadas, moviendo la cabeza hacia los lados. Imitando a un viejo hombre sin alma. Ironía.

—Es el hombre más bueno y bondadoso en la creación, a el le debemos todos sus hijos la vida. Porque fue el quien nos libero de nuestras ataduras con el destino. Todos sus titanes somos atemporales y podemos ver todo el pasado, el presente y parte de un futuro. De tantos.

—¿Y que nos espera? ¿Realmente podemos hacer algo?

—Eso depende de cuanta fe tengan, porque allí afuera, es muy difícil. Allí no existe el amor, no existe nada que llamemos. Futuro.

—¿Y que debemos de hacer? ¿Por qué estamos aquí? —Turime miro al cielo, captando las escazas estrellas a través de sus llamas que aparentan ser ojos vivos, aunque no se veía su rostro Turime sonreía.

—Para salvar el mundo, ya lo dije—Turime metió su mano por su cuello, escuchándose el golpeteo de su mano contra el metal, y saco un pergamino de un metro de ancho y lo desenrollo delante de los chicos, a un lado de la fogata para iluminarlo, señalo a Raphiel para que se acercara porque entendía que eso era nuevo para ella. Ahora iría a ciegas—Este es el mapa de Equestria, el mapa más actualizado que hay hasta la fecha, viene marcado todas las zonas donde el guardián echo su bendición para proteger a todos sus habitantes y los túneles que lo conectan, y sí. Esto ya lo debieron haber visto con su madre, pero a diferencia de ese mapa, este tiene los lugares a los que el guardián visitó, así que este mapa es único.

El mapa que veían los chicos si era diferente al de su madre, por todo fuera de la ilusión del guardián del mundo se presenciaba un otoño eterno, los arboles pintados estaban ilustrados con sus hojas caídas y todo estaba pintado con tinta marrón mientras que el interior si estaba bien resaltado con colores vivos, los pueblos que estaban fuera de la ilusión estaban casi borrados por el dedo del guardián, como si no quedara nada. Y aquellos poblados que se mantenían en pie, era la antigua granja de rocas de Pinkie Pie, una aldea abandonada por Starlight Glimmer.

La perspectiva del mapa era deprimente, más del 85% del continente estaba sumido en tinieblas, por lo que el único lugar para vivir bien era Equestria, el resto de poblados protegidos por el guardián estaban aislados del exterior. Turime se veía serio, era una responsabilidad que los chicos temían por el que cargar.

También el mapa marcaba lugares que el mapa de Twilight nunca marcaria, se veía al fondo, casi al borde del pergamino un gran continente, sumido en esas tinieblas, marcado con una estrella. Y a los costados también, dos estrellas. Una sobre el territorio Grifo y la otra sobre un volcán al Noroeste pasando Las Pegasus cruzando una red de montañas y la última, era en el Santuario Everfree donde estaban todos ahora.

—Esos lugares, los que ven allí. Es el hogar de mis hermanos, hermanos que no conozco, allí deben de ir.

—¿Por donde empezar? —Pregunto Radiant y Turime señalo al fin del mapa, al final del mundo, pasando el Monte Aris, la isla del difunto Rey Tormenta, ahora una isla abandonada y muerta. Y los chicos casi saltaron de la sorpresa, y todos miraron a Turime—Allí, tienen que partir mañana mismo, porque ahora que me han encontrado, el mundo ira en contra y el tiempo avanzara más rápido. Deben de ir por él. Ya los está esperando.

—¿Él?

—Si, El gran lobo blanco de las montañas de hielo. Llanas, el primer hijo. Él les dirá a donde ir después.

—¿Y si vamos para otro? Ya sabes, uno que esté más cerca—Pregunto Pherica, pero Turime mantuvo su mirada fija hacia ella, sintiéndose esa molestia, ante aquella torpe pregunta llena de miedo.

—No pueden, si lo hacen corren más peligro que tomando el camino indicado. El mundo ira en contra de ustedes, todo mundo podría matarlos, y cada hijo esta acomodado en orden de dificultad, era obvio. Yo estoy dentro de la protección de mi padre, y Llanas esta en la soledad. Ya entenderán todo—Turime enrollo el mapa y lo guardo dentro de él, y miro a Radiant una nueva vez—Sera mejor que descansen. Mañana apenas amanezca tendrán que partir al sur, les preparare algo para su viaje, tienen que caminar mucho.

Y los chicos descansaron, todos durmieron a los pocos minutos, primero fue Pherica, quien durmió a los pies de Raphiel, y ella durmió sentada al pie de un árbol, ambas cubiertas por una manta, Reinhardt durmió lejos, en un árbol estando de pie con los brazos cruzados aun sosteniendo su lanza, Radiant era el único despierto, la fogata estaba a ascuas de apagarse con el chisporroteo de la madera quebrarse, y Turime le veía fijamente. Ambos en un silencio, hasta que Radiant formuló su primera pregunta.

—¿En serio debemos de hacer esto? —La pregunta de Radiant, era de miedo y era claro que Turime lo noto. Y el asintió—¿Por qué? ¿Es normal que me sienta así? Me sienta obligado.

—Es lo mismo que sintió el guardián del mundo al morir por primera vez, tuvo que pactar con la antigua reina de los humanos y tuvo que hacer cosas malas para seguir con su amada.

—¿Y quien era ella? —Y Turime no respondió. Solo miro al chico—¿Quién era?

—Era una chica especial, aunque marcada por el destino, fue obligada también como el perder su vida llena de aventuras y am…compañía, ella estaba obligada a quedarse con él.

—¿Y es correcto que yo pase por lo mismo? —Y Turime asintió, y Radiant bajo la mirada, viendo las cenizas de los troncos en un tono anaranjado, aun calientes por las llamas.

—Entiendo que tengas miedo, se que todo esto es difícil de asimilar, pero mi padre. Él desea lo mejor para Equestria, siento mucho que los obligue a vivir esto. Pero, el tiene que romper su maldición, tiene que volver y salvar Equestria.

—Entonces, ¿Por qué tengo miedo? ¿Por qué cargar con esto? —Radiant tomo el libro, mirándolo fijamente, tentado a arrojarlo a las cenizas.

—Eres libre de dejar el libro aquí y regresar a tu hogar, pero tendrás que volver. Porque Equestria necesita de sus últimos guardianes…

—Para empezar, esa palabra. Esta prohibida—Radiant intervino con un tono apabullante para Turime quien se quedó estático con un escalofrió en su espalda—La Reina de Equestria prohibió esa palabra, igual la Reina de Terranova, no podemos decirla tan a la ligera. Presagia malas energías. Es mala.

—¿Y tardaste tanto en decirlo? Sabes, esa palabra es muy difícil de pronunciar porque cada letra tiene sangre por detrás. Fueron los guardianes que en primer lugar acabaron con la paz de Equestria, El infame Guardian de la muerte, el guardián del caos, El guardián mestizo, eran tantos guardianes que Vivian haciendo cosas malas y nadie les reprochaba nada, y el que evito que toda esa maldad, esos guardianes llegaran aquí fue el guardián del mundo. Acabo con todos, pero hasta el quedo tachado como un ser malvado.

—Entonces ¿Qué debo de hacer? No pienso ser un guardián, quiero ser yo. Quiero ser un aventurero, no un salvador. Pasar mi adolescencia ayudando personas, no lastimándolas.

—¿Y quien dijo que serias malo? ¡Serás un aventurero! Pero no ocasional, vivirás toda tu adolescencia como un aventurero, pero cuando todo termine, serás quien tú quieras ser. Ya no habrá ataduras, cadenas ni peligros. Porque él habrá vuelto a Equestria por tercera vez y nos cuidará con tanto amor. Como él lo prometió—Turime levanto la cabeza mirando la noche asentarse como era, como la dominante del momento. Y Turime sonrió, aunque eso no se podía ver físicamente—Tengo fe de que cuando todo termine, pueda ser lo que quiero ser.

—¿Y qué quieres ser, Turime?

—Quiero ser un humano de verdad, tener corazón, cerebro y sangre por mis venas. Ser una armadura, se siente raro. Recuerdo mucho una fábula; La historia de un chico que perdió su brazo y pierna por su hermano quien termino atrapado por una armadura y viajaban por el mundo buscando una cura para esa maldición, creo que era algo que el guardián del mundo admiro mucho en su niñez. Quizás por eso me creo, como una referencia. Digo, no puedo dormir, no puedo comer ni soñar, solo estar paciente a que algo interesante pase. Ese hombre cuando era humano disfrutaba mucho ver ese tipo de cuentos. Y creo que tu podrías crear tu propia historia, haciendo lo correcto.

—¿Y si no?

—Seguirás intentándolo hasta que hagas lo correcto. Ahora, es mejor que descanses. Mañana comenzara su aventura.

Y Radiant, miro por largos momentos a Turime, ante la tranquilidad de su voz, aunque era cierto. Debía descansar, pero el temor le impedía hacer mucho, se recostó delante de la fogata. Mirando a Turime mientras su vista se nublaba lentamente, sucumbiendo ante el sueño, era real. Estaba cansado de tanto caminar y el estrés que oprimieron sus temores. Y quedo profundamente dormido, protegido por el libro y el titan.

Turime vio al chico toda la noche, pensando en todo lo que hablaron, en un momento llego a dudar. Todo sucedió muy rápido para los chicos, era claro que no tenían la madera para salir al exterior, ese lugar esta abandonado por la mano de Dios y los lugares donde estén habitados son hostiles.

Turime saco su mapa, usando su conocimiento recién obtenido por el libro creo una copia con rutas alternas, lejos de toda hostilidad. Donde todo que marcaba eran rutas pasando por los largos bosques marchitos y las grandes cadenas de montañas. Desobedeciendo sus ordenes primarias. Aunque será perdonado con el tiempo.

Sabia que los chicos morirían apenas pasando una semana al salir y con el mapa en su poder, sabrían a donde ir y donde podrían descansar para cumplir su objetivo.

Y una vez terminada la copia del mapa, lo guardo dentro de él, deseoso de dárselo al chico. Y espero paciente, mirando al chico a que amaneciera. No tenía miedo, pero quería tenerlo, el futuro era incierto, y el tiempo esta distorsionado.


QUE ONDA A TODOS, AQUI BRAVETHUNDER REPORTANDOSE CON ESTE GRAN CAPITULO, ESPERO LES HAYA GUSTADO TANTO COMO A MI AL ESCRIBIRLO, AHORA. ¿PORQUE PUSE ESTO AL FINAL DEL CAPITULO Y NO AL INICIO COMO ES COSTUMBRE? PORQUE QUIERO DAR UN PEQUEÑO AVISO, COMO VERAN HABRA COSAS EN EL FANFIC QUE NO PODRAN SER EXPLICADAS AL 100% POR LO QUE TRATARE DE SUBIR A MI PAGINA DE FACEBOOK (BraveThunder) FOTOS RELACIONADAS A LO QUE SE DESCRIBE AQUI.

AUNQUE NO SE DIBUJAR (Y ESPERO PONERME A PRACTICAR MUY PRONTO) SUBIRE FOTOS RELACIONADAS A LO QUE ES, NO SERAN REFERENCIAS COMO LO HAGO. SINO QUE SERAN COSAS QUE RELACIONEN CON LO QUE SE ESCRIBIO, EN MIS PUBLICACIONES QUE HARE DE VEZ EN CUANDO Y ENTRE LAS QUE HARE DE TEMAS VARIOS PONDRE FOTOS RELACIONADAS A ESTE FANFIC, EN EL CASO DEL MAPA. YA HICE UNA VERSION EDITADA DEL MAPA. NO DEL TODO PRECISA, OBVIAMENTE PORQUE EL MAPA QUE YO TENGO EN LA CABEZA ES MÁS OSCURA DE LO QUE SE MOSTRO AQUI PERO HICE LO MEJOR QUE PUDE PARA HACERLA FIEL A LO QUE SE ESCRIBÍ AQUI, ASI QUE ESPEREN UNA QUE OTRA FOTO RELACIONADA A LOS ULTIMOS GUARDIANES Y ESTO CON EL FIN DE MOSTRAR COMO FUNCIONA GRAFICAMENTE EL NUEVO MUNDO.

EN FIN, ESPERO HABER SIDO CLARO PORQUE LUEGO NO SE QUE DIGO XD ESPERO LES HAYA GUSTADO ESTE CAPITULO TANTO COMO A MI AL ESCRIBIRLO, LOS VEO LA PROXIMA SEMANA AMIGOS.