QUE ONDA A TODOS, AQUI BRAVETHUNDER REPORTANDOSE CON OTRO CAPITULO MÁS DE ESTE GRAN FIC, CON UN CAPITULO LARGO COMO DEBERIA SER XD EN SI MI RETRASO A SIDO QUE APROVECHE LA SEMANA SANTA PARA DARME UN RESPIRO DE TODAS MIS OBLIGACIONES AUNQUE YA ME TENGO QUE PONER AL CORRIENTE Y POR ENDE ESTE FIC.
-ESTOY MUY ALEGRE SABER QUE ENCONTRE EL HILO EN ESTE FIC, HACE POCO HABIA PERDIDO LA CONSTANCIA DE ESCRIBIR PERO CON ESTE CAPITULO ME PUSE A RELEER MIS VIEJOS FICS Y GRACIAS A ESO PUDE ENTENDER MEJOR MI HISTORIA Y AUNQUE LA HISTORIA TIENE EL MISMO RITMO Y LO TENDRA PERO AHORA SERA UN MEJOR RITMO QUE LO QUE LLEVA AHORA.
EN FIN, SIN MAS QUE DECIR NOS VEMOS LA PROXIMA SEMANA. ESPERO LES GUSTE ESTE CAPITULO TANTO COMO A MI AL ESCRIBIRLO 3
—CAPITULO 21: HORRIBLE CONDENA, HERMOSO MUNDO—
Zweihander
Enorme espada de acero, única en su clase, capaz de aplastar a cualquiera debido a su gran peso, por lo que solo un espadachín de gran entrenamiento y fuerza puede usarlo con una pizca de fluidez.
El grupo de chicos caminaba por el bosque, aquel bosque que veían todos los días o noches, aquel bosque que se repetía cada cientos de metros, bajo el mismo cielo anaranjado con rasgos azulados, bajo las luces de los astros moribundos por la fuerte colisión. Debido a la falta de orden en el mundo, aquellos astros estaban condenados a permanecer en un estado moribundo hasta el fin de los tiempos, irónicamente siendo que el fin de los tiempos ya paso.
Radiantshield sostenía con orgullo la recompensa por la pelea contra el segundo titan del guardián legendario, aquel grifo de aspecto cruel, no podía creer lo que sostenía. Más sus amigos seguían molestos por lo sucedido, habían pasado ya 6 meses de su partida de Equestria, o eso era lo que creían.
Reinhardt tenia el brazo hecho trisas, envuelto en vendas y torniquete. Le habían roto el brazo en la pelea contra aquel titan, Raphiel se apoyaba en un bastón hecho por aquel titan como disculpa, con suave pintura verde en espiral a lo largo del bastón y de cabeza un grifo, tenia la pierna derecha lastimada y apenas podía andar, Pherica por su lado. A pesar de no estar gravemente herida, tenía un vendaje en la cabeza debido a un golpe que se llevo justo al comenzar la pelea. Aunque no era de gravedad seguía adolorida a penas.
Y Radiantshield, aquel chico sostenía con valor aquella arma, a pesar de tener un ala fracturada y su pata trasera arañada. Caminaba con una sonrisa, aun con algo de sangre seca. Dirigiendo el grupo por igual; Alabarda emplumada. Aquella arma que hacia letal aquel grifo y le provoco esas heridas al grupo. Aunque eso es momento para otro tiempo, otra línea intemporal.
El grupo caminaba hacia el sur, como era de ser. Como el destino debía de decirlo, como el guardián del todo lo había dictado.
Pasando por el horror de Klogetown, por los arrogantes ponis marinos e hipogrifos, llegaron a las islas del sur, aquellas islas heladas donde todo era un paramo helado, con eternas tormentas de nieve y donde por primera vez en meses vieron algo más que el cielo anaranjado, con franjas azuladas. Un cielo gris y un campo blanco nevado.
Un lugar donde nada nacía.
Pero tampoco donde nada moría.
Y era donde estaban los chicos, parados en las costas de aquella isla, una enorme isla del mar donde el mundo conocido llegaba a su fin, donde ni el guardián legendario se atrevió a cruzar. Donde muchos lo llaman "El límite de la creación"
Habían llegado a la isla gracias a la ayuda de la reina Silverstream, una hipogrifo de buen corazón y de actitud similar al de la Reina de Terranova, aunque la diferencia era que aquella hipogrifo vivía de la opinión publica por lo que al ayudar a los chicos se atenía a que la derrocaran por lo que los llevo en uno de sus botes dándoles "la apuñalada" diciendo que lo robaron para no manchar su nombre. Aunque los chicos no la despreciaran por eso.
Radiantshield veía a su hermano atando el bote a una gran roca de hielo mientras Raphiel sacaba de su mochila una antorcha y Pherica usaba magia para envolver a los chicos en un manto mágico y transparente, magia única para los humanos de terranova para soportar las bajas absurdas de temperatura y no morir congelados.
—¿A dónde vamos hermano? —Reinhardt dejo el bote firme en la costa y miro a su hermano a través de la nevada y el chico saco el libro del guardián legendario mirando hacia una de tantas montañas.
—Según el libro vamos a buena dirección, pero debemos de buscar a un gran ser blanco.
—¿Ser blanco? ¿Entre tanta nieve? —Dijo Raphiel con un tono humorístico señalando todo el paramo delante de ellos—Si que esta fácil buscarlo.
—¿No hay más pistas Radiant? —Pregunto Pherica cruzándose de brazos protegiéndose del frio, a pesar de estar a salvo bajo su cálida magia.
—No Pher, es todo lo que hay. El guardián no fue exacto esta vez. No fue lo mismo como con Turime.
—Entonces ¿Por donde empezamos? —Dijo su hermano tomando su lanza parándose a la par de su hermano pegaso.
—A caminar, solo caminemos. Otra vez.
Y los chicos comenzaron a caminar entre la nieve. Pherica se quedó detrás del grupo, regresando al gran bote de madera y cristal, dejando en la cubierta del barco un pequeño cristal blanco, que servirá de guía para cuando regresen y corrió hacia los chicos quienes no notaron su retraso.
Los chicos caminaban entre la nieve mirando a todas partes, conforme nevaba sus pisadas se hacían más pesadas, aunque no cansaban por el esfuerzo, la nevaba era suave y no era su problema mayor, sino que temían que viniera una tormenta y sus esfuerzos se vieran entorpecidos. Y es cuando más deseaban regresar a su hogar.
—Hermano—Rompió el silencio Reinhardt. Mirando bajo su hombro a su hermano, quien tenia delante aquel enorme libro dorado, a sus ojos Reinhardt solo veía palabras borrosas u ondulantes, pero Radiant era algo claro y preciso.
—Dime Rein, ¿Qué pasa?
—¿Cómo te sientes? —Radiant levanto la vista con una mueca notoria.
—Bien Rein, ¿Por qué lo preguntas?
—Porque tenemos mucho tiempo aquí afuera. ¿No extrañas nuestro hogar? ¿No extrañas el castillo? —A pesar de que eran preguntas significativas para Radiant no le sorprendió, tarde o temprano notarían esa ausencia. Esa calidad de vida.
—Hmmm…—El chico apenas musito un sonido pensando, recordando todo su pasado dentro de la ilusión del guardián legendario, reflexionando—Un poco Rein. ¿Por qué lo preguntas? ¿Tu sí?
—Si, demasiado. Extraño a mamá—Y Radiant hizo una mueca despreciando esa respuesta.
—¿Por qué?
—Porque es nuestra madre, y a pesar de ser quien es, la sigo amando. Y deberías de hacer lo mismo.
—Ella solo nos trajo sufrimiento, quería que fuéramos tiranos como ella, ver a tantos ponys sufrir. A nuestros hermanos. No lo soportaría.
—Pero no todo fue así. ¿Acaso recuerdas como era antes? ¿Cuándo éramos niños? —Y Radiant bajo la mirada, viendo la pagina central del enorme libro.
—Bueno, mamá no era del todo mala. Aún recuerdo cuando jugábamos en los jardines. Cuando íbamos con nuestra tía Fluttershy al campo a ver a las aves cantar o cuando íbamos con nuestra tía Applejack a Desayunar. Pero todo cambio…Todo cambio…
—¿Qué haremos al volver a Ponyville a nuestro hogar?
—Derrocar a nuestra madre, se volvió en lo que juró destruir. Esa magia, esa condenada magia abismal la corrompió y por eso huimos de Ponyville. No sabemos si invadirá el resto de pueblos en Equestria central. Pero la salvaremos Reinhardt. La salvaremos.
—¿Usaremos la magia de la amistad? ¿Las reliquias de la armonía?
—Usaremos eso y más. Usaremos los tesoros del guardián legendario. Y apenas es nuestra primera parada. Si nos va bien. Para cuando entremos otra vez a la ilusión habrán pasado apenas 15 minutos. Si es que mis cálculos son correctos.
Los chicos guardaron silencio, Raphiel volteo y vio a Pherica llorar. Al escuchar la plática se sugestiono preocupándose por su madre aterrada de que podría haber perdido contra Twilight Sparkle. La condesa de la malvada amistad.
Raphiel paso su brazo sobre la chica rubia, de coletas largas. De ojos avellana, de rostro fino y suaves labios. De vestido dorado con falda de oro larga. Con una enorme maza en la espalda de acero negro con un águila en el centro de la maza. La abrazo firmemente sonriendo.
—No temas Pher, tu madre esta sana y salva. Mientras este protegida por el cristal de enfoque ella ni Terranova peligraran.
—¿Y si, sí? ¿Y si peligran Raph? No quiero que le pase algo a mamá. O a mi tía Krysta. Twilight es muy poderosa.
—Lo sé Pher, lo sé. Viste que perdí contra ella, pero no sucederá otra vez. Mientras estemos con ellos no nos pasara nada, sigamos luchando a su lado y volveremos pronto. Tarde o temprano volveremos. Y ayudaremos toda Equestria con la magia del maldito guardián "legendario" —Aunque hablo con el corazón y una señal de esperanza. Aquella ultima palabra, denotada con sarcasmo y rencor llamo la atención de algo. A varios kilómetros de distancia.
Se levanto de la nada, un ser blanco. Viendo a lo lejos a los chicos aproximarse, viendo con su aguda vista. Al chico, aquel pegaso de pelaje blanco y ojos dorados. Teniendo en su poder un libro lleno de locura, de arrogancia entre muchos males. Aunque la verdad era al revés.
Y aulló al infinito, como un presagio de que habían llegado al fin del mundo, llamando a toda su familia para presenciar como caían los estúpidos trasgos del guardián del mundo.
Y el aullido resonó en los oídos de los chicos, con un gran miedo infundado. Reinhardt levanto su lanza parándose a un lado de su hermano quien saco el enorme espadón debajo de su túnica. Y las chicas detrás de ellos, Raphiel saco sus cuchillas mirando a todas partes y Pherica saco la enorme maza sosteniéndola con ambas manos, aunque era un arma que pesaba una tonelada ella lo usaba como si fuera una cuchara. Aunque temblaba del miedo.
Los chicos chocaron espaldas entre ellos y Radiant elevo vuelo a la altura del hombro de su hermano teniendo el espadón cruzado con la hoja hacia abajo para protegerse de potenciales ataques. Ellos trataban de asimilar lo que habían escuchado.
Y la nieve, comenzó a caer con prisa. Una tormenta de nieve estaba próxima, así como aquello que los había alertado.
—¡Así que ustedes son los herederos del guardián! —Grito aquella voz desde la oscuridad, un tono de voz profundo y rasposo haciendo eco en el páramo—¡Son los herederos de un cobarde!
—¡Identifícate! —Grito Reinhardt mirando a todas partes, incapaz de ubicar el origen de aquella voz.
—¡Cobardes! ¡Son lo mismo que aquel insignificante humano que vino a retarme! ¡Muestren la canción para poder cantar!
—¿Canción? Hermano, igual que Turime. Es…
—Si, es el titan.
—¡Aquellos que no presenten su canción, la extinción será su sanción!
La leyenda del gran lobo blanco.
Soy Llanas, el primer hijo del Rey de todo, el guardián supremo. Aquel que es padre de todos los titanes, nuestro creador. Renací hace 200 años, después de que él me encontrase en mi camino hacia la muerte, junto con él, venia el padre de la muerte. Aquel que volvió del abismo con la muerte dentro de su alma.
Mi padre, al tener un poder supremo y la verdad de este mundo fácilmente se pudo comunicar conmigo, me ofreció algo que nadie me ofreció durante mi vida en este helado campo. Me ofreció algo tan hermoso que no pude resistir. Me ofreció la vida eterna a cambio de mi total lealtad. En un comienzo. Supuse que todo lo haría con un objetivo caótico, pero al verle a los ojos. A esos hermosos ojos mortales de color marrón, al ver esa dedicación. Caí rendido a sus pies, le di mi lealtad. A cambio de la eternidad.
—Hijo mío—Hablo mi padre con un suave tono de voz, acariciando mi cabeza mientras descansaba en su regazo.
—Dime padre—Respondí con una paz en mi corazón viendo delante de mí a mi amada esposa y a mi futuro heredero descansando a su lado.
—Espero seas fuerte, espero seas digno de usar el manto. Equestria necesita un balance. Equestria me necesita. Nos necesita hijo mío.
— ¿Por qué padre? ¿Qué pasara?
—Equestria esta a punto de dejar de existir, no morirá. Dejara de existir. He cometido muchas cosas malas durante mi vida. Mi hermano es testigo de eso y por querer hacer lo correcto el padre de todo. Arkzrimiel, quiere acabar con mi vida, con la tuya y la de tus queridos. Quiere borrar de la creación este hermoso mundo por lo que yo luche. Quiere borrarnos de la creación. De los 7 reinos de la creación.
—¿Y que vamos a hacer? ¿Qué debemos de hacer para no peligrar? —Me levante alarmado, sentándome a su lado viéndolo a los ojos. Ver esos colores hermosos en sus ojos, 7 hermosos colores reflejaban mi rostro; azul, amarillo, verde, rosa, blanco, naranja, lila y el dorado. Todos brillando alrededor de sus pupilas.
—Dejar que pase lo que tenga que pasar. Hare lo que tenga que hacer para burlarme del destino, este libro. Este enorme libro tiene la esencia de aquello que llamamos destino. Fue escrito por una cruel mujer que creyó que podía manejarnos a su voluntad, pero fue la mía que prevaleció y ahora domino eso. Domino al destino, y planeo borrar Equestria del destino para que seamos en verdad libres.
—¿Y por que no lo haces? ¿Por qué no nos salvas?
—No es tan fácil—Mi padre miro a su hermano, aquel hombre del mismo aspecto con la única diferencia era aquel cabello blanco y ojos purpura. No veía un brillo en él, pero veía un alma. Y era algo que carecía mi padre—Por desgracia tengo que ser condenado por mis pecados. Aunque no tenga, tengo que volver a vivir esta vida por toda la eternidad, aunque todos ustedes estén arrastrados conmigo. Tengo que repetirla, porque esa es mi maldición. Mi condena.
—¿Y que pasara?
—Tengo que poner en marcha una serie de acontecimientos. Algo que marque la diferencia, hermano. ¿Está todo listo?
—Desde siempre rmypw, como tú lo has querido rmypw.
—De acuerdo. Hijo mío, Llanas. Hay algo que quiero que hagas.
—¿Qué es padre? —Mi padre se levanto de mi lado mirando a toda mi manada, mi familia. Todos descansando a su alrededor. Sin temor. Porque él es amor. Él es el guardián.
—Mis titanes tienen prohibido extrañas, amar y anhelar—Eso fue lo que dijo, levantando ambos brazos se envolvió en un aura anaranjada—Hijo mío, harás algo especial.
—¿Qué es padre?
—Odiarme—Y mi padre lanzo una poderosa energía alrededor de nosotros, con una sonrisa en el rostro. Y yo, yo mire como mi familia se volvía ceniza ante mis ojos mi padre había quemado toda mi familia delante de mí. Ver a mi familia, ver a mi esposa convertida en un espejismo y desvanecerse en el aire junto con mi hijo. Mi manada, voltee a todas partes. Toda mi manada. Mi familia. Echa cenizas mientras él reía alegremente. Todo mi esfuerzo, toda mi lucha para reunirlos. Para tener un cobijo entre ellos, ahora.
Desvanecidos. No podía hacer nada, solo escuchar su risa. Y mi corazón, quemarse con sus llamas. ¡Sus malditas llamas!
¿Cómo no pude verlo antes?
Vi como caminaba en el campo gris, mezcla de las cenizas de mi familia y la nieve. Descalzo sonriendo, tomando el alma de mi hijo. Mi primogénito. Mientras sonreía. Sosteniéndola con la mano, veía a mi hijo llorar. Mi hijo sufrir. Y el sin piedad, aplasto su alma con la mano.
—Ahora no hay vuelta atrás. Ellos ya no existen en este mundo. Son inexistentes ahora Llanas.
Después de eso, comencé a odiarle. Le odio con todo corazón, me dio la vida, pero se la arrebato a mi familia, a mis hijos. A todos los que me siguieron desde que tome el poder como macho alfa. Él, con esa macabra sonrisa me dijo que no necesitaba extrañar a nadie, le odie por eso, pero no podía romper ya el pacto, estaba obligado a obedecerle, era mi condena. En este mundo. Me sentía engañado y pisoteado.
Había roto algo más que mi familia, había destruido algo más que mi alegría. Había roto mi orgullo.
Así que, en ese mismo instante, en aquel momento lo rete a un combate a muerte, le asegure que si le ganaba me devolvería a mi familia y me dejaría en paz, él sin temor acepto. Aunque me advirtió que si yo perdía me condenaría por toda la eternidad y mis reencarnaciones venideras a vivir con esta maldición de soledad y que mis recuerdos nunca se borrarían, me obligaría también a vivir con su maldición, de tener un ciclo como él es condenado por Arkzrimiel, y accedí.
Sobre la montaña más altas nos embarcamos en un combate, en esta isla. Helitalia. Luchamos a muerte, yo con mi feroz naturaleza y mi velocidad y él con su abismal fuerza, con su gemelo como testigo. Centinela de todos mis movimientos con su guadaña purpura lista para arrancarme la libertad de un tajo.
La pelea fue brutal, no conocía del todo su poder, ni la mía. Cuando supe que mis garras podían perforar su armadura divina sin problemas significaba que era igual de fuerte que él, significaba algo para él. Cuando corte su armadura Super Nova, fue ahí cuando creí que ganaría. Si, creí haber ganado. Pero firme mi condena, vi su siguiente poder, aquella armadura anaranjada, de cabello ígneo y de alas flameantes y sobre él una corona de fuego, esa espada ondulante, supe que perdería. Apenas estire una de mis patas él estaba ya detrás de mí, rompiendo toda ley del tiempo, me levanto con una fuerte patada en el estómago levantándome hasta su pecho y sin mirarme me tomo de la cola, golpeándome con su puño tantas veces que rompió mis costillas. Me golpeo tan rápido que a ojos de cualquiera solo lo vería parado sin hacer nada. Pero a mí ya me había destrozado, me había roto varias costillas y varias se asomaban por mi piel ensangrentada. Era aterrador. Horrible. Apenas lance un zarpazo queriendo liberarme me azoto contra el suelo varias veces reventando los huesos de mi espalda.
Le aborrecí, le desprecié en ese momento. No era alguien bueno, no vi bondad en su corazón. Era un monstruo ¿Para que salvarme aquella vez si me iba a tratar así? Hubiera muerto mejor y así mi manada seguiría aquí. Y de nuevo, estaba en el suelo moribundo. Viendo como mis energías se me escapaban, así como su dichosa inmortalidad. Me maltrato tanto que había roto su propio hechizo que me mantenía con vida, pero no me mato, solo me veía.
Me veía llorando sangre, se arrodillo llorando, mirándome con mucha tristeza y arrepentimiento, viendo esas luces de nuevo en sus ojos, así como su magia desvanecerse regresando a su estado original. Se disculpo y aunque no las acepte. Lo hizo muchas veces, me dijo muchas veces que no era su intención matar a mi familia, a mi manada. Pero tenia que hacerlo, tenia que dejarme solo. Tenia que hacerlo y aun así me vio con sinceridad y amor.
—Llanas, hay cosas que debo de hacer, una serie de acontecimientos deben de ponerse en marcha ahora mismo si quiero ser feliz con mi futura esposa, DEBO de romper el ciclo, debo de matar a Arkzrimiel—Con tristeza, tomó una de mis costillas y la arranco de mí, y aunque no me queje del dolor porque ya me había curado en ese mismo instante que arranco mi costilla—Llanas, te daré el mejor regalo que un padre le podría dar a su hijo—Trate de tranquilizarme, aun cuando tenia rencor por lo que hizo. Me senté delante de él, prestando atención. Mi padre, el guardián supremo del amor.
Delante de mis ojos comenzó a dar forma a lo que seria mi herramienta, un delgado estoque; Un estoque de marfil hecho de mi costilla, el mango era delgado con el grabado de mi nombre en un costado y en la parte de la hoja, entre algunos arreglos de rosas hechos de hielo la delgada hoja con la punta muy fina, emanando hielo y escarcha.
—Te la quiero regalar hijo mío, este estoque. El estoque de lobo blanco, este estoque te servirá mucho en el futuro, muy en el futuro, pero esta arma, esta arma es divina y por ende tiene un efecto secundario; cuando rose tu piel dejaras tu naturaleza y serás un humano y solo tu sabrás como volver a ser este gran y poderoso lobo.
Me quede en silencio, ofendido por este "regalo" se lo que son los humanos, los antepasados de mi padre, tenia que rebajarme a esos simples mortales, aquellos que mataron su mundo por codicia y hambre, todo para empuñar esta arma. ¿Se burlará de mi orgullo con tal vileza? Lo miré un rato a los ojos, finalmente accedí. Era su leal titan después de todo, velaría por la parte sur de Equestria en ahora en adelante y se que recobrare a mi familia porque la volveré a formar y será mejor y aunque mi esposa y mi hijo no volverán los honrare masacrando a los herederos del guardián. Les daré una verdadera pelea.
Y después de eso, desapareció entre la nieve, y nunca mas le volví a ver, solo mi instinto me comenzó a molestar cuando deje de sentir su presencia, estaba pasando lo que él me dijo, había dejado de existir, esa serie de acontecimientos se puso en marcha, y mi manada…No ¡Mi ejercito! Aullaremos al cielo deseándole lo mejor, deseando que sus planes tengan fruto y que arranque el corazón de Arkzrimiel.
Para así yo, arrancare el corazón de mi padre por condenarme a esta eternidad.
Veo a sus herederos delante de mí, con odio. Es ese chico, tiene todo en sus hombros. Es un desprecio para la creación, algo que no debería de existir, igual de vacío que aquel guardián. No merecen existir, no merecen mi poder. Esas chicas, sufrirán por seguirlos. ¡Nadie profana la tumba de mi padre!
Los chicos veían atónitos ante el poderoso gran lobo blanco que estaba de pie delante de ellos, si Raphiel, la chica angelical media casi 3 metros. Fácilmente el lobo la doblaba en tamaño y su longitud era el triple de todo el grupo. Era un monstruoso animal. Los ojos del lobo eran blancos y brillantes, mirando únicamente a Radiantshield, quien sostenía el libro con temor. No esperaban tal visita. Ni menos de un ser tan grande.
—¿Eres Llanas? —Pregunto el chico con temor y el gran lobo parecido esbozar una sonrisa y aulló al cielo, con un potente aullido que hizo caer a los chicos por el peso de sus pecados y vieron como el aullido del enorme lobo blanco despejo el cielo y la nieve mostrando un hermoso cielo azul, donde el sol se mostraba intacto. Un desconocido cielo se mostraba sobre ellos y un sol brillando sin temor. No comprendían lo que sucedía, a excepción de una chica.
—Los herederos del cobarde, chicos y chicas por igual. Síganme.
Y el lobo dio media vuelta en el paramo blanco, con las montañas cubiertas de nieve y las pisadas del lobo bajando por ellas, los chicos veían a todas partes, a los cielos buscando una explicación, Radiantshield miro hacia donde habían llegado y no veían aquel cielo anaranjado. Un infinito cielo azul.
—¿Dónde estamos? —Pregunto Reinhardt y el lobo volteo a verle, en sus ojos blancos dibujo un desprecio hacia el chico, pero vio algo que no veía en el pegaso y desconfió en responder, pero estaba obligado a hacerlo.
—Helitalia. Mi hogar.
—¿Por qué el cielo es azul? ¿No estaba el sol moribundo con la luna? —Pregunto Pherica y el lobo de nueva cuenta volteo a ver hacia atrás, vio aquella chica de coletas rubias hasta los tobillos y aquel faldón dorado, su mirada dibujo un cariño hacia ella y recordó un viejo amor ajeno a él y no dudo en responder.
—Mi hogar esta muy lejos de su apocalipsis, Helitalia no pertenece del todo a Equestria.
—¿A qué te refieres Llanas? —Y de nueva cuenta el lobo volteo a ver a quien preguntaba; Aquella chica de cabello rubio igual que la otra, miro sus ojos y vio valor en sus ojos y al ver las cuchillas reconoció a la dueña anterior. Y aunque dudo en responder lo hizo con confianza.
—Porque El guardián lo permitió así, Helitalia no sufre el apocalipsis que ustedes pasan. No merecemos la condena que su mundo sufre.
—Llanas—Dijo Raphiel imponiéndose, el lobo levanto la mirada reaccionando, reconociendo la voz. Los recuerdos del guardián estaban en su mente y no podía dejar de pensar en la dueña de los cuchillos.
—Estamos en el pasado, Rigel.
—¡¿Qué?! —Todos los chicos se pararon en seco y Llanas dio un paso hacia adelante y dio media vuelta, viendo a los chicos sorprendidos, retrocediendo varios pasos. El lobo no entendía su temor, pero estaba satisfecho de lo que había dicho. Tenia que aclarar sus dudas antes de segar sus vidas.
—Como escucharon, estamos en el pasado. Equestria hace 200 años. Cuando el tiempo tenia un inicio y un final, cuando toda tenía un orden. Lejos del caos que nos dejo el cobarde del guardián del mundo, del guardián legendario. Aquel que tiene miles de nombres, pero carece de uno de verdad.
—¿Cómo? ¿Cómo lo hiciste? ¿Por qué?
—Porque así lo quiso mi padre, quería que les diera este obsequio, quería que les mostrara como era el cielo antes de su ultimo pecado; Querer borrarnos del destino. Tienen derecho a tres preguntas que les ayudara en su aventura. Antes de que el tiempo termine.
Los chicos cruzaron miradas y el lobo les dio la espalda, viendo a lo lejos el recuerdo de como su padre lo encontró en la nieve acompañado de su gemelo, nadie más podía verlo. O si, Radiantshield vio bajo las patas del lobo como el guardián caminaba en la nieve con otro humano alado por detrás. De traje oscuro y capa blanca. Apenas podía percibir aquella armadura purpura con negro y su cabello blanco. Por un momento vio similitud con el guardián del mundo, aquel que no debe ser nombrado.
—Radiantshield—Su hermano lo saco de su trance tomándolo del hombro y miraron a las chicas que estaban sentadas en la nieve—Creemos que debemos de preguntarle como llegar al otro titan. Ya sabes. Es mejor pedir indicaciones.
—Así es, con esto que nos mostró no sabemos realmente donde estamos. El tiempo esta tan distorsionado que estamos mucho tiempo en el pasado. Debemos de volver—Afirmo Raphiel con temor, se notaba en su mirada y como veía al lobo Llanas de vez en cuando.
—O podríamos preguntar si podemos regresar a nuestro hogar, ver como era antes de que todo esto empezara. Ver a mi mamá y a tu madre antes de corromperse—Pherica mostro otra solución con algo más que miedo. Sudando con las manos temblorosas tratando de rezar por valentía.
—Tienen razón, pero…—Radiantshield bajo la mirada, vio a las chicas con temor, era raro ver a Raphiel sin saber que hacer. Pero ver a Pherica queriendo huir, lo dejaba sin expectativas—Llanas. ¿cada uno puede preguntar?
—Escojan bien sus preguntas; Pegaso, pelirrojo y Princesa. Tienen derecho, Raphiel. Tu no; siempre has sabido esto.
Los chicos tragaron saliva con miedo y avanzaron, aunque la sospecha hacia Raphiel nació de sus corazones al verla retroceder, limpiándose la nieve de la falda. Sus mentes estaban preguntándose por igual "¿Qué sabe Raphiel?"
—¿Por qué estamos en el pasado? —Pregunto Radiantshield.
—Porque así lo deseo mi padre, quería que vieran el mundo que les espera en el futuro, si sobreviven. Esto es lo que les espera. Como él dijo; "La verdad esta allá afuera, entre dos viejas leyendas" Y ustedes deben de encontrar esas leyendas para saber la verdad del mundo. Siguiente.
—¿Qué tanto sabemos del guardián legendario? —Pregunto Reinhardt sin dudar.
—No saben nada, nadie sabe nada de él. Ni su exesposa sabe quien era en realidad. El era un hombre débil, sin alma, no tenia derechos y el los creó. Forzó al mundo a que lo amaran sin que se dieran cuenta y no saben cuantos hijos dejó en el mundo antes de dejar de existir; "En el mundo actual, destruido a nivel que el tiempo esta distorsionado y los días actúan de noche, hay pocos lugares libres de esta maldición, lugares recónditos, lejos del enemigo de la creación". Es su trabajo traer el orden al mundo, pero demuestren lo que valen porque también dejaran de existir. Siguiente.
Todos guardaron silencio esperan a que Pherica hiciera una pregunta, el lobo esperaba paciente mirando la escena donde el guardián le arrancaba una de sus costillas para formar aquel estoque blanco, y Reinhardt y Raphiel esperaban pacientes su respuesta, a excepción de Radiant que veía también la escena con lastima. Había visto al guardián acabar con la vida del lobo un millón de veces.
Pherica vio a Reinhardt quien la tomó del hombro y por su espalda Raphiel. Quienes le dijeron que hiciera la pregunta que debía de hacer, era pedir indicaciones, pero algo dentro de ella. Algo de legado, brilló. Brilló como un ave Fénix llamando la atención del guardián, quien tuvo miedo. Algo en su mente trajo un recuerdo de una chica de cabello dorado envuelta en llamas negras, algo peligroso. "Aldebarán"
—¿Cuál es el nombre del guardián del mundo? —Y los chicos voltearon con temor ante la pregunta, ellos no podían haber formulado eso, y era la primera vez que alguien lo preguntaba. El lobo enfureció emanando escarcha de su cuerpo creando una ventisca borrando el cielo azul y apagando el sol de nuevo trayendo la tormenta de nieve y el lobo desapareció sabiendo que estaban cometiendo los mismos pecados que el guardián.
—Su nombre. Aquel que no debe ser mencionado, ¡Y no lo hare!
Los chicos se juntaron de nuevo, espalda con espalda. Ellos habían hecho sus preguntas y el titan ahora estaba listo para probar su valor.
—¡Muchos han venido aquí en el nombre de mi padre! ¡Pero ninguno ha ganado! ¡Su sangre no será diferente esta vez! ¡Prepárense para morir otra vez!
Y los chicos con silencio y miedo se acercaron, apenas pudiendo distinguir algo en el gris campo. La tormenta había hecho que todo su alrededor se oscureciera a nivel que solo pudieran ver solo sus manos. Apenas podían saber a quién tenían a un lado.
—¡Reinhardt!
—¡Dime hermano!
—¡Debemos de irnos de aquí! ¡Es peligroso! —Radiant uso su magia para iluminar su alrededor, pero al hacerlo tenia al enorme lobo en su nariz, haciéndolo gritar del susto y este le lanzo un zarpazo que a duras penas pudo bloquear con su espadón, pero no evito ser lanzado en el aire lejos de sus amigos, que gritaron al verlo alejarse en el aire incapaz de extender sus alas y amortiguar el impulso.
Radiantshield voló por cientos de metros hasta caer de golpe contra la nieve, dejando un rastro tras su caída y siguió arrastrándose por el suelo hasta golpear una duna de nieve y caer sobre él.
Radiantshield se reincorporo lentamente tratando de tomar su espadón, pero este había caído varios metros de él, apenas podía distinguir la enorme hoja dorada entre la ventisca y todo por aquel brillo dorado que emanaba al estar vinculado al chico.
Aunque no conto que el enorme lobo estaba sobre el mirando como se arrastraba por la nieve, levanto la mirada viendo el espadón entrando en un colera y se abalanzo sobre el chico quien le dio una fuerte mordida en el lomo lanzándolo. Radiant dio un grito desgarrador que se escucho por todo el paramo en un cruel eco que aterro a su gemelo.
—¡Radiantshield! —Reinhardt corrió hacia donde creyó mejor de donde venia el grito con el corazón aplastado por la preocupación.
—¡Reinhardt, no vayas! ¡Es una trampa! —Raphiel trato de detener al chico queriendo tomar su ropa, pero esta se deslizo entre sus dedos y el chico desapareció entre la tormenta que empeoraba a cada minuto. Raphiel veía con temor a todas partes, con las cuchillas en mano, sintiendo el calor que estas emanaban. Sabia que Llanas era salvaje ante los restos del guardián, pero no creía que a tal grado. Eso no estaba en su contrato—¡Mierda! Pherica, tenemos que…
Raphiel volteo y Pherica estaba en el hocico de Llanas, siendo atravesada por sus colmillos escurriendo sangre, sangre dorada y carmesí. Señal de su impureza. Raphiel sintió una fuerte punzada en el pecho al ver esa escena y como Pherica tenia en su mano el enorme martillo de un infame guardián. Llanas dejo caer a la chica y sonrió desapareciendo entre la tormenta, ella dejo caer sus cuchillas con el miedo en su corazón, apenas podía mantener sus manos controladas mientras tocaba la espalda de la princesa de Terranova, no podía creer lo que veía. Tan fácil, tan triste. Perdió tan rápido que no se dio cuenta como su vida fue cortada de golpe. Pherica había muerto tan rápido que no se dio cuenta, su mirada aun mostraba una tranquilidad. Una esperanza difunta.
—Raphiel, la chica que vio morir su reino por un miserable pan. ¿Te sientes orgullosa? Vendiste a tus amigos por un futuro—Detrás de ella apareció Llanas, teniendo en su hocico al chico, a Reinhardt sin vida. Escurría sangre purpura y este lo dejo caer como un simple muñeco. Rebotando en el suelo, sin una chispa dentro de él.
—¿Por qué Llanas? ¿Por qué los mataste? Tenían un destino. Tenían que…
—Conozco su destino Raphiel, todos los titanes lo conocemos. Incluso aquellos que también deben de ser olvidados.
—¿Por qué? ¡¿Por qué?! —Raphiel tomo su cuchilla y trato de herir al lobo, pero este lo bloqueo con la mirada, vio en ella la furia que vio en Rigel hace siglos, cuando aún no nacía, pero lo veía a través de los ojos del guardián legendario—¡No tenían por qué morir así! ¡Eran unos niños!
—Porque quiero verlo a él—Y Llanas levanto la mirada viendo a un ente caminar entre la nieve, un ente enfurecido con los ojos lanzando llamas doradas con una armadura blanca y una capa negra. Con 3 pares de alas y un espadón en su espalda—Tengo asuntos que tratar con él.
—¿An…? No, Radiantshield—Vio a ese sujeto tomar el espadón de su espalda, un enorme espadón de oro con un listón rojo maltratado. El cabello de este ente era castaño de ojos avellana con esas llamaradas doradas, vio con detalle esa armadura y su alma casi escapaba del temor. Era una armadura innombrable, como el dueño original de dicha armadura. Al ver el alicornio en su pecho con un gesto enfurecido entendió que despertó a lo que el guardián del mundo quería, Llanas. ¿Qué has hecho?
—Veo que tu puedes mencionar el nombre de mi padre a pesar que nadie más puede ¿A qué se deberá? ¿Cuántos más podrán mencionarlo sin esa torpe cadena? Padre mío, veo que has venido.
—¡Llanas! —Y Radiantshield se abalanzo sobre el enorme lobo, vio que el cuerpo que formaba solo era un espejismo, el pequeño pegaso estaba dentro del ente fantasmal, igual con el gesto controlando los movimientos, o eso parecía—¡¿Qué has hecho?!
—Hice lo que tenia que hacer padre, tenia que arruinar tus planes—Radiantshield tomo al gran lobo del cuello y lo azoto contra el suelo un millón de veces, aunque parecía que no se movían. Era tan rápido que desgarro el tiempo de nuevo. Aunque a diferencia del pasado, Llanas no sentía nada.
—¡Ellos no merecen sufrir lo que tu sufriste! ¡Para tu insensatez!
—¡NO PADRE! ¡Esto apenas ha comenzado! —Y Llanas mordió el brazo de Radiantshield y se lanzo hacia la oscuridad de la tormenta, que se ha convertido en una tempestad. Solo los 3 poseedores de magia legendaria podían ver con claridad, aunque el lobo era escurridizo.
—¡Pagaras por tu crimen, te condenare a mi ciclo!
—No padre, no puedes—Y detrás de Radiantshield apareció un humano, de cabello blanco y desnudo. Tenia en sus manos un delgado pero largo estoque blanco, atravesó sin problemas el cuerpo de Radiantshield, paralizándolo, aunque volteo a verle—Te he ganado, devuélveme a mi familia. Devuelve mi manada.
—No lo hare Llanas, porque tu has perdido. Desde el momento de despertarme de mi sueño. De sacarme del libro has perdido. Este mundo perecerá por tu culpa—Y Radiantshield desapareció delante de Llanas en un pestañeo y al otro estaba detrás de él pateándolo en las costillas mandándolo hacia Raphiel quien tenia en sus brazos a Pherica, con la mirada perdida en el páramo, con algunas lágrimas vio al humano Llanas rodar hacia ella. Se apoyo en el suelo escupiendo sangre; Sangre dorada con carmesí. Miro a Raphiel con una sonrisa.
—La prueba siempre ha estado, si mi padre me vence. Les daré lo que él me dio. Si pierde, su mundo se perderá, así como mi familia lo hizo.
—Pero eso es un hecho hijo mío, me has sacado de mi prisión y es hora de que lo pagues—Radiantshield apareció detrás del lobo tomándolo del cabello, este por instinto trato de soltarse, pero no fue capaz de liberarse de tal supremo poder—Dime, antes de ser condenado. ¿Qué harás?
—Disculparme—Llanas sonrió, sin una pizca de miedo, ni un atisbo de arrepentimiento. Solo sonrió y Radiantshield comenzó a golpearle en la espalda haciéndolo gritar del dolor. Estaba experimentando el verdadero dolor. Le estaba arrebatando la inmortalidad con cada golpe.
—Las disculpas no son para mí, son para ellas…—Y Radiantshield vio a Pherica. El pequeño pegaso dentro de esa aparición etérea, vio a su amiga sin vida. Y comenzó a llorar y la aparición del guardián vio al chico llorar dentro de él—Llanas, basta de tonterías. ¿Acaso no ves que has hecho?
—¿Vengar a mis hijos? Creo que eso cualquiera lo haría, en especial…
—¡Calla! —Y el cuerpo de Radiantshield fue expulsado del espectro del guardián legendario, el libro fue lo único que quedo dentro de él. Arrojo a Llanas con rencor separándolo de su estoque volviendo a su forma original, aquel arrogante lobo. Vio a Radiantshield en el suelo, moribundo por la herida y jadeando con prisa—Veo de lo que es capaz la venganza. He dejado mucho daño en este mundo. ¿Verdad, Pherica?
—Sálvala, por favor…Tienes el poder para hacerlo, como lo hiciste con ellas…Sálvala—El guardián miro a Raphiel y recordó el pasado, aquel pasado en el que vio lo mismo con 6 viejos elementos de la armonía y como su vida era cegada por la maldición de la mortalidad.
—No recuerdo que estuvieras presente Raphiel, Solo Phoenix, Krysta y Zenbiel. Pero tú no estabas allí.
—¡Pero me dijeron! ¡Me dijeron que estabas allí y las salvaste! ¡¿Por qué ella no?! —Raphiel rompió en llanto, dejando caer sus lagrimas sobre el rostro de la difunta princesa— ¡Habías prometido salvar a todos! ¡Sálvala a ella! Si es que en verdad…
—Lo sé, lo sé. Yo se todo lo que paso, esta pasando y lo que pasara. Y veo en ella, muchas cosas. Cosas hermosas y sin igual, ahora es un personaje secundario, alguien sin importancia, pero pasará que será algo más y todo por ese infame martillo. Chase…—Y el guardián legendario se arrodillo extendiendo su mano derecha colocándola en su cabeza. Recitando palabras de antaño, conjuros que solo el sabe debido a que las ha robado del conocimiento del padre de todo. Transfiriendo parte de su esencia al cuerpo vacío de la chica y eventualmente traer de vuelta esa alma, algo de lo que él guardián legendario carece—La he traído de los confines de tu extinto reino, aquel que fue consumido por su árbol y la prisión de Arkzrimiel. No prometo que recuerde lo que sucedió y creo que es lo mejor.
Raphiel vio como la herida de los colmillos de Llanas desaparecieron de su cuerpo lentamente y su ropa tejerse de nuevo y sus ojos recobrar lentamente su brillo, Raphiel sonrió llorando abrazándola con fuerza.
—¡Muchas gracias! ¡Gracias por esto! ¡No sé cómo agradecértelo!
—Me lo agradecerás con solo no decir mi nombre, no lo intentes de nuevo. Solo pocos pueden decirlo, aunque si lo dicen. Causaran el fin del mundo. El fin de la creación.
—¿Y si necesitamos ayuda?
—Apareceré, él me necesita más de lo que pensaba. Es un niño apenas. Pero esta es su pelea, lo que queda de ella. Pero, no puede si esta inconsciente—El guardián se arrodillo delante de él, lo acaricio de la melena curando sus heridas y miro de nueva cuenta a Raphiel quien acariciaba el cabello de Pherica y sonrió—Cuídala mucho por favor. Y confía. Pronto sabrán la verdad—Y Raphiel asintió y él cerro los ojos y se desvaneció y Radiant abrió los ojos de golpe mirando a todas partes. Aunque Raphiel estaba pensando ¿Cuál de tantas verdades? Radiant vio a Pherica en los brazos de Raphiel y corrió hacia ella viéndola en los brazos de Raphiel.
—¡¿Qué sucedió?! ¡¿Fue Llanas?!
—Había sido yo, pero "lo arreglaste" —Llanas apareció detrás de Radiant tomándolo del cuello nuevamente lanzándolo a lo lejos, miro a Raphiel indefensa y no vio necesidad de atacarla ni a Pherica de nuevo, vio que era inútil. Miro a lo que creyó el cadáver sin vida de Reinhardt, pero este ya estaba despierto, mirando al lobo enfurecido pero incapaz de moverse. No notó cuando su padre lo había traído a la vida ¿Qué fue lo que hizo?
Desapareció en la tormenta siguiendo al chico, lejos de su arma y entre la ventisca, cayo de golpe sobre una cama de nieve que amortiguo parte de su caída. Vio al enorme lobo caer delante de él. Y saco de la nieve el estoque. Aquella arma que lo convertía en humano. Dejándola entre la nieve, con la punta enterrada veía al chico con desprecio.
—No se que planes tiene mi padre, pero se que tu no mereces mi poder. No mereces heredar lo que él me dejo, pero me basta con haberme vengado, les arrebate a todos la vida y verlo volver me lleno de satisfacción. Pero ¿Qué quieres? ¿Poder? ¿Amor? Dímelo y te lo quitare.
Radiantshield no respondió perdió la voluntad de responder, pero tiene el valor de pelear, sin dudar se lanzo hacia el lobo a casco limpio, envolviéndose en un aura blanquecina. Lanzaba sus patadas, pero el lobo las esquivaba sin problema.
Radiantshield luchaba con su mejor esfuerzo, lo poco que sabia de combate lo aplicaba allí. Teniendo en su mente el peligro de sus amigas y su madre. Si no regresaban ella podría morir por la corrupción de aquella magia del abismo o destruir su hogar. Cualquiera de ambas, Radiantshield sabia que era peligro inminente.
Llanas esquivaba las patadas hacia su cabeza moviéndose hacia los costados y de vez en cuando agachaba la cabeza por las patadas horizontales esperando una ventana para enterrar sus colmillos y acabar de nuevo con la vida del heredero del guardián. Viendo en sus ojos esa misma determinación que tenia su padre cuando luchaba. Algo que Llanas recordaba con melancolía.
Supongo que quieres arreglar el caos que dejaste, ¿no es así padre?
Radiantshield finalmente asesto un golpe de lleno en el hocico de Llanas, aplastando su nariz. Finalmente había mostrado algo de valor, Radiantshield se alejo volando viendo el estoque en la nieve, sin moverse ni un milímetro por la tormenta, debía terminar con esto antes de que Llanas reaccionara.
Troto hacia el estoque y extendió su pata, pero apenas rozo la punta esta se le fue arrebatada delante de sus ojos, Llanas la tenia en el hocico y poco a poco perdía su aspecto lobuno.
—Temo mucho decírtelo, pero esta arma no es para ti. Y no pienso pelear contigo. Si te mato, el aparecerá y te revivirá y esto se volverá un ciclo sin fin. Así que, ¿Qué tienes que decirme? ¿Aceptaras tu derrota? —Radiantshield no dijo nada, aunque no enojo al lobo—Entonces te largaras sin esta arma de legado. Mi padre deberá de buscar a otros herederos porque no eres digno de usarla.
—¿Y tu si eres digno? —Radiant sonrió mirando detrás del como su hermano aparecía entre la ventisca y clavo su lanza en la espalda de Llanas, este lanzo un alarido de dolor dejando caer el estoque—Llanas, nadie es digno del poder del guardián legendario. Pero tú, menos la mereces. Ríndete, te hemos ganado
—Maldito…No esperaba menos de un cobarde como tú. Por la espalda.
—¿Y atacarnos en la oscuridad es de honor? —Reinhardt sonrió clavando su lanza más profunda dentro del lobo causándole más dolor.
—Dinos Llanas, ¿Dónde esta el segundo titan? ¿Para donde debemos ir?
—Y no dudes que esta arma sea divina, viene de Terranova así que, si la dejo más tiempo dentro de ti, morirás.
—Y si mueres, no te vengaras por lo que te hizo el guardián—Llanas guardó silencio ante la mirada de Radiantshield, aquella mirada llena de poder y soberbia, miro a Reinhardt, ha aquellos rojizos en una tenue aura purpura. Idénticos a un maldito conocido—Danos lo que es, lo que nos pertenece porque te hemos mostrado la magia de la traición.
Llanas no dijo nada, solo guardo silencio mirando con desprecio al chico, quien esperaba la aprobación del enorme lobo para tomar su arma, bajo la mirada. Aplastado por su orgullo que le decía que muriera, prefería morir a que aceptar la derrota. Radiantshield tomo la mano de su hermano y le quito la lanza de la espalda. Llanas grito del dolor, pero también sintió alivio. Enfurecido ante el ataque por la espalda, se vio tentado de lanzarse sobre Reinhardt y arrancarle la cabeza, pero su herida en su espalda se lo impedía. Era una herida que debía de tratar antes de hacer algo.
—Prefiero morir antes de que acepte mi derrota. No lo han hecho, no me han ganado. No en mis terrenos. Lárguense. Llévense esa cosa de mi vista, lárguense de mi hogar. No quiero saber de ustedes hasta el día que fracasen. Porque lo harán.
—Si, eso espero—Respondió Radiant con sarcasmo, con una gran sonrisa en el rostro. Tomo el estoque con su mano sintiendo una cálida brisa en su mano. Si, su mano. El chico había pasado de ser un pegaso a un humano, desnudo y de cabello blanco, con ojos blancos, miro su cuerpo con sorpresa y dejo caer el estoque y volvió a ser un pegaso en el instante y Llanas comenzó a reírse.
—¡Bienvenido al club! —Radiantshield vio a Llanas confundido y él se levantó, cojeando de la pata trasera y le dio el estoque al chico con su magia, sin ánimos de tocarlo—El maldito guardián encantó el estoque, cualquiera que sostenga el estoque se convertirá en lo que es el guardián. Y como el maldito es humano, tu también. Claro, a mi me hizo humano porque desprecio a los de su especie. Y mírate, serás uno cada vez que uses mi estoque. Bienvenido a la aventura.
—¿A dónde vamos, Llanas? —Radiant levanto el estoque con su magia y la coloco debajo de su túnica, atándola a las cadenas del libro de la vida, aunque era un estoque de tamaño ordinario debajo de su túnica apenas se notaba la punta.
—Vayan al oeste, en Griffinstone, encontraran a las salidas el hogar de Gherman, el escultor de héroes. Muestren el estoque y el espadón. Sabrá que van por buen camino.
—¿Y cuánto nos tomara?
—Lo que tenga que tomar, el tiempo fuera de Helitalia esta distorsionado. Aunque lo que vi, quizás hagan algo de verdad y el tiempo cambie a su favor. Largo de mi hogar.
Y Llanas camino hacia las montañas cojeando, dejando un rastro de sangre. Carmesí, Radiant miro su sangre intrigado, pero no dijo nada, solo vio al enorme lobo desaparecer entre la oscuridad de la ventisca y al desaparecer la ventisca termino y vieron a Raphiel de pie con Pherica quien estaba desorientada con el espadón de su madre en mano. Ambos chicos se alegraron y corrieron hacia ellas. Le mostraron el estoque de Llanas y ellas sonrieron alegres, no sabían cómo habían ganado, pero lograron y saben ahora para donde dirigirse, no muy lejos podían ver el bote por el que llegaron y caminaron lentamente hacia el bote.
Siendo observados por el gran lobo siendo sanado por su padre, quien no era una ilusión. Era el verdadero. Aquel que permanece fuera de la creación, como un narrador.
—Les diste el estoque muy fácil, Llanas. ¿Por qué lo hiciste? —Dijo su padre mientras tenia sus manos sobre la herida de su hijo.
—Porque tienen que avanzar. Han sufrido mucho.
—Pero ese es su camino, tienen que sufrir. Sino sufren no podrán vencer el gran mal que se aproxima.
—¿Ya no han sufrido mucho? He peleado contra ellos un centenar de veces, quiero saber que sucede. Y estos han aprendido lo que es; En este mundo no hay que confiar en nadie, ni en nosotros. ¿O sí?
—Este mundo esta así por mi culpa, y por eso muchos pagan por ello. Si ellos confían en nosotros o no. Es su decisión, pero deben de entender que ha sido por algo mayor.
—Dime padre. ¿Por qué no lo arreglas? Tienes el poder para hacerlo, ¿Por qué no hacerlo ya?
—Porque todavía hay cosas por hacer, no se aún como controlar el tiempo, pero si puedo hacer que sus aventuras sean un poco más placenteras. Arkzrimiel merece sufrir lo que Equestria sufre. Aunque, Llanas. Dime. ¿Por qué los has traído al pasado? No era necesario traerlos a la época donde Equestria estaba intacta.
—Porque querían que vieran como eras en vida. No eras todo amor como dicen tus leyendas. Y un día, me encargare de destruir esa sonrisa. Me vengare por lo que hiciste. Por lo que estas haciendo y por lo que harás.
—Me parece buena idea hijo. Ahora, espera paciente. Que debo de ver al resto de mis hijos.
Estoque de lobo blanco
El guerrero legendario creó un estoque a partir de la costilla izquierda del gran lobo gris Llanas. Después de que el supremo de la amistad se la arrancara tras una pelea con él. La hoja delgada fue hecha a partir de ese hueso y el mango dorado con la lagrima del sol. Y esta fue regalada al gran lobo como muestra de amistad. Pero para que el mismo lobo la pueda usar debe de rechazar su naturaleza. Una burla a su honor
