—CAPITULO 32: ARDUO CAMINO A CASA—

Escudo de obsidiana

Escudo creado a partir de otra escama del dragón acompañante invisible de la mata ángeles, escudo en forma de rombo y colmillos del mismo dragón son tan resistentes al calor que se pueden exponer al magma del mismo planeta y no puede sufrir daño alguno. Única manera de derrotar al Rey Del Volcán.

Los chicos cruzaron el mar con ayuda de la enorme navegación. Con Featherhope y los Albtraumwölfe de compañía. A pesar del reciente descubrimiento, nadie desconfiaba de Raphiel, aunque ella si desconfiaba del resto. Aislada en una de las esquinas del barco veía ambos grupos, atemorizada de las consecuencias que su mente había creado falsamente. Realmente no se le puede juzgar porque a las alturas a las que se encuentran. No existiría sentencia justa para la chica.

Radiantshield estaría sentado durmiendo recargado en Pherica. Quien lo abrazaría y descansaría su cabeza sobre la de él y Reinhardt vería por el periscopio del barco la costa de Equestria, la ciudad de Fillydelphia y como esta creaba su propio ambiente nocturno, producto del caos espacio-temporal.

Reinhardt no paraba en pensar en lo dicho anteriormente. Era crucial saber todo lo que Raphiel conoce sobre el guardián del mundo. Volteo a verle en varias ocasiones, pero ella simplemente se limitaba a verle peligrosamente. Reinhardt sonreiría un poco pues sabe que tras esa mirada que infundiría temor a cualquiera, había una chica que no sabía qué hacer. Que tenía miedo.

Miro a su hermano durmiendo tranquilamente y comenzó a cuestionarse sobre su aventura. ¿Por qué pasaba todo esto? Si son salvadores del mundo entonces deberían de saber cómo salvar a su mundo, pero no tienen ni idea. Simplemente se basan en lo que alguien que dejo de existir les dice. Además ¿Por qué dicen que no existe? Si muchos saben que existió.

—Porque Arkzrimiel borró toda existencia de mi hermano, pero mi hermano encontró la forma de anular esto—Samael respondió en la mente de Reinhardt, quien no se alarmo. Pues sentía ya la presencia de este ente oscuro a su alrededor.

Reinhardt no dijo nada, pero se siguió cuestionando. ¿Por qué les ocultaban las verdades del mundo? ¿Es que acaso no eran dignos para saber quién lo salvo antes?

—Por como dije, borraron la existencia de mi hermano. Y si las verdades del mundo se les son egoístamente ocultadas es por su propio bien. Entiendan, el mundo desaparecerá si saben más de lo que deberían de saber.

Y Reinhardt no dijo nada. Se mantuvo en silencio, pero volvió a preguntarse con molestia en esta ocasión. ¿Qué harán ahora entonces? El guardián les suplico que volvieran a Equestria, pero no saben que hacer una vez entrar. ¿Volverán a salir?

—Una vez que entren a Equestria, a la ilusión. Sus cuerpos se adaptarán a la época. Pues recuerden que el tiempo transcurre de diferente forma aquí afuera. Y espero puedan soportar el cambio. Pues en Equestria interna pasaron 15 años de su partida. Ahora mismo tienen 65 años "Mortales" por así decirlo. Pero sus cuerpos pasaran a tener alrededor de 30 años.

Y esto alarmo a Reinhardt finalmente. Y miro hacia la pantalla del barco, estaban entrando a las costas de Fillydelphia. Vería a Featherhope levantarse de su lugar junto con sus hombres.

Vería a Noblesoul y caminaría hacia Raphiel. Con una bolsita de papel en su hocico. Le diría unas palabras, pero Raphiel no le respondería. Seguramente palabras de padre a hija, de amor completo. Raphiel solo respondió con algunas lágrimas y Noblesoul se separó de ella y regresaría hacia Featherhope.

—Entiendan que su viaje es una odisea. Quizás no lo entiendan aún. Y si lo entienden, sabrán porque venimos del fin del mundo solo para decirles que no todo es lo que parece. Recuerda este número Reinhardt; 7. Son 7.

Y FeatherHope caminaría por el puente del barco hasta cruzar la escotilla y perderse en el pasillo y escuchar cómo se abría una de las puertas del barco y una tenue luz iluminar el pasillo hasta oscurecerse nuevamente.

Reinhardt vería a su hermano despertar al igual que Pherica. Raphiel se levantaría tomando la bolsa de papel y lo abriría, viendo en su interior algo que le provocaría más llanto, pero no menciono ninguna palabra. Reinhardt vería a su hermano tallarse los ojos y ver a Raphiel al igual que Pherica. Pero no hicieron ningún ruido ni mencionaron ninguna palabra. Simplemente caminaron fuera del barco.

Radiantshield sabía qué hacer y Pherica entendía a pesar que le dolía. Raphiel extendería sus alas y volaría, Reinhardt vería esto raro pues no habría problema con cruzar la ciudad tras la muerte de Rarity, pero al ver que Pherica hacia lo mismo se le hizo casi obligatorio y alzaría vuelo dejando a su hermano en la cubierta, se alzaría varios metros sobre el barco viendo a su hermano cargar con una enorme masa de magia y se alzaría con la esfera y la dejaría caer lentamente.

Fue ahí cuando entendió que destruirían el barco. No había muchos barcos que pudieran cruzar el mar sin problemas, pero era mejor que uno menos dejara de navegar. Y volaron rápidamente mientras la esfera caía sobre el barco absorbiéndose en la cubierta y esta comenzar a crujir horriblemente, los chicos no se detendrían pero ya sabían que la esfera absorbería todo el barco hasta dejarlo como una masa de acero pero no contó Radiant que el combustible haría ignición y el barco al ser medio devorado explotaría empujándolos y sonando todas las alarmas de los coches de la ciudad, ellos se detendrían un momento al ver el barco arder en llamas mientras era devorado por la esfera. Verían a Radiantshield algo disgustados pero el solamente se encogería de hombros sonriendo apenado y volarían a toda prisa huyendo de la ciudad antes que los vieran.

Escuchando múltiples sirenas de los coches de policía saldrían de la ciudad, sintiendo aun esa pesadez en el ambiente, aun con la muerte de aquella Rarity seguirían con esos recuerdos amargos y cayeron en cuenta que esa ciudad nunca saldría de ese hoyo.

Una vez abandonada la ciudad, un par de kilómetros al oeste. Se detuvieron mirándose a los ojos. Todos guardaban silencio, Raphiel veía a los chicos con una falsa ira. Pero todos sabían que estaba atemorizada.

—Raphiel. ¿Qué es lo que haremos? —Pregunto Radiantshield con un tono elevado. Con cierto temor a Raphiel. Ella lo miro a los ojos atemorizada. Con el cabello ondulando por el viento cálido.

—Ir a Equestria. Debemos entrar a la ilusión nuevamente. Spike volverá—Y los chicos se exaltaron. Sabían la historia de Spike, de cómo traiciono a la amistad y se convirtió en un líder para los dragones. Obviamente no sabían la verdad. Y temieron del dragón.

—¿Y cuándo volverá? —Pregunto Reinhardt y ella se encogió de hombros y los chicos comprendieron.

—Está bien. Vámonos—Y Radiant volaría con los demás detrás siguiéndole, a excepción de Raphiel. Que no entendía porque no le reprendía ni le reprochaba nada. Siempre supo del guardián y toda la carga que llevaba. ¿Por qué no culparla por algo? ¿Por qué no castigarla por traicionarlos? No lo entendía para nada.

—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué son así?! —Los chicos se detuvieron metros de Raphiel y voltearían a verla, llorando. Lloraba grandes lagrimas que reflejaban perfectamente la luz del sol anaranjado y el azulado de la luna. Con sus alas casi caídas y hombros. Con una gran mueca de tristeza y su dorado cabello ondear con el viento. Con un dorado atenuado por su tristeza—¡Les oculte todo! ¡Les oculte al guardián! ¡Les oculte la verdad! ¡¿Por qué?!

Y Radiant vería a su hermano, y a Pherica. Y el trio bajo la mirada y Radiant sonreiría.

—Porque la verdad, no nos importa Raphiel. El guardián hace esto por nuestro bien. Si fue gracias a él que seguimos aquí, entonces. ¿Por qué culparte? Si sabias o no del guardián. No importa, pues ya sabemos suficiente. Debemos volver. Quiero ver a mi madre otra vez. Y no sé, quizás te pregunte algunas cosas. Pero no creo que me interese lo suficiente—Con esas palabras derrotistas Radiantshield daría un largo suspiro y daría media vuelta volando hacia Equestria central. Raphiel se quedaría pasmada mientras Pherica regresaba para tomarle de la mano y volar juntas de regreso. Reinhardt no diría nada. Seguiría simplemente a su hermano.

Y volarían hacia lo que aparentaba ser Ponyville, con un castillo en ruinas y edificios de paja y concreto por el suelo. Todo destruido por la guerra exterior, por el caos causado por el conflicto entre Arkzrimiel y el guardián del mundo.

En la mente de Radiantshield escucharía al guardián disculparse nuevamente, no era su intención hacer todo por ellos, pero aun los debe de proteger.

Reinhardt escucharía al guardián de la muerte, diciéndole que Raphiel no tiene la culpa de nada. Solo ha sido tomada como un puente entre el pasado y el presente. Ella debe de lidiar con sus propios demonios y aceptar la verdad. Por lo que Reinhardt preguntaría ¿Cuáles demonios? Pero Samael guardaría silencio.

Los chicos cruzaron muchas zonas devastadas por el conflicto, camino que les tomaría meses recorrer en pocos minutos hasta llegar al santuario Everfree. Donde salieron por primera vez. Bajarían gentilmente y al estar en el suelo, Radiantshield finalmente sería capaz de notar la diferencia entre la tela ilusoria y la realidad. Tomaría el espadón de Phoenix, y la levantaría con la hoja gentilmente para no rasgarla y verían como el aire caliente entraría por la parte alzada y las chicas entrarían primero, Reinhardt dudaría en entrar. Pues al ver la diferencia entre el hermoso pasto brillante adornado con flores y el árido terreno marrón con naranja de las hojas. Tendría esa sensación de temor, de no saber de nada. Ni quien era.

Radiantshield le sonreiría a su hermano y este le respondió, y cruzo la tela sin rozarla con sus alas y Radiant cruzaría rodando por el pasto al interior dejando caer la tela, viendo que estaban donde empezaron y verían al fondo a Turime. En la misma posición, con toda la enredadera y musgo en su cuerpo. Con aquella lanza apuntando al cielo y caminaría el grupo gentilmente hasta despertar nuevamente a Turime. Pero no sería el mismo.

Así que lograron regresar. perfecto—Hablo Turime mientras se mantenía estático. Los chicos sonrieron derrotados, pero no hubo respuesta emocional por parte del Titan—Recomiendo que se escondan, pues están a punto de llegar.

Y Radiant vería al fondo un grupo de jóvenes cruzar entre algunos arbustos y usaría su magia para ocultar su presencia y el de sus amigos detrás de Turime. Mientras este se mantenía estático.

—¿Qué sucede Turime? ¿Qué pasa? —Radiant se vería a si mismo cruzar el arbusto con Raphiel por delante y Reinhardt, con una Pherica temerosa detrás del grupo. Con unas miradas distintas a ellos; Veía valor, orgullo, inocencia y amor.

Son ustedes, es obvio. Jóvenes guardianes. Han regresado justo cuando saldrán. Y así ha sido desde siempre.

—¿Ósea que no somos los primeros? —Pregunto Raphiel mirándose a los ojos, viendo todas las mentiras que ocultó durante ese día

¡Claro! Así siempre ha sido, pensé que se darían cuenta una vez estando fuera. ¿Qué es lo que no han aprendido? Los que pasaron antes de ustedes ya dominaban las artes de los 4. Aunque veo que con ustedes no dominan nada y que son 7. Curioso ¿no? En fin, será mejor que se vayan. Si se encuentran entre ustedes. Será otra razón para que se desgarre la tela espacio temporal.

Y los chicos comenzaron a caminar rodeando el campo donde Turime descansa tranquilamente. Presenciando la obra de teatro que ellos vivieron en carne hace tiempo.

Radiant sentía esa pesadez en su pecho, esa inutilidad andante. Sentía en sus brazos una estúpida voluntad de salir de su magia para advertir al Radiant más joven lo que le esperaba. Advertirle de lo que sentía no era más que un espejismo. Pero le preocupaba más saber de su familia.

Y conforme caminaban veían el santuario Everfree envejecer y cambiar. Las aves que volaban a su alrededor desaparecían en chispas doradas y las plantas florecían y marchitaban y eran suplantadas por brotes más hermosos. Y ellos, crecían. Sentían su cuerpo estirarse y sus órganos envejecer a la par. Su mentalidad cambiar bruscamente.

En Reinhardt su cabello se alargaba hasta tenerlo en los hombros y su cuerpo volverse más corpulento y sus manos mostrar músculos y brazos que le rasgaron parcialmente las mangas. Las chicas crecerían igualmente y su cuerpo tomaría una forma más femenina, Pherica crecería veinte centímetros más que Raphiel siendo más alta, su cabello se alargaría mucho llegando hasta el pasto teniendo un cuerpo más femenino para la princesa, en cambio Raphiel. Su cabello igualmente crecería, pero no pasaría de la cintura, por su entrenamiento tendría un cuerpo más fornido, pero no dejaría de tener aquel toque femenino en su cuerpo.

Los chicos avanzarían extrañados por los inesperados cambios en su cuerpo, verían el mundo dentro de la ilusión cambiar lentamente, el cielo se movía lentamente alrededor de los chicos. Como una cortina, y verían todos los días y las noches pasar hasta detenerse en un amanecer. Y ver no muy lejos su hogar Ponyville, pero las chicas verían hacia Terranova, asomada por el faro en la costa. Los chicos cruzarían miradas y se mirarían fijamente por un rato.

—Supongo que de momento nos separaremos—Dijo Radiant, con su tono de voz decadente. Decepcionado.

—Solo serán unas horas, nos veremos en el castillo de Twilight—Afirmo Raphiel, con el tono de voz quebrado por el llanto anterior.

—Sí amigos, igual les diremos todo lo que veamos nuevo—Pherica trataba de mantenerse de buen humor, pero en el fondo se sentía igual que el resto.

Y las chicas partieron extendiendo sus alas volando hacia Terranova y los chicos caminarían por el sendero hacia Ponyville, sin ver como sus amigas se alejaban en el horizonte y ver como entre algunas colinas se asomaban la granja de Applejack, aquel granero asomado por su campanario entre un mar de manzanos, la mayoría eran manzanos maduros y de grandes troncos. A lo lejos estaba la ciudad de Ponyville. Si, Ciudad Ponyville. El cartel que había a un costado del sendero atrapo la atención de los hermanos. Cruzaron miradas y retomaron su andar entrando en la nueva localidad.

Vieron de primeras una caseta, donde había un par de guardias con sus lanzas. Los chicos se sorprendieron de esto y los guardias no les reconocieron y les tomaron como turistas, simplemente les saludaron y dejaron entrar a la ciudad para visualizar mejor los avances de lo que se perdieron durante su tiempo fuera.

Y como lo fue; Los edificios ya estaban construidos con mejores materiales; concreto con laminas de oro en las esquinas y las ventanas con marcos de plata, las farolas funcionaban totalmente con electricidad y las calles no estaban en pedregadas, sino que estaban recubiertas de un material oscuro similar al concreto y había pintura amarilla en las aceras.

Los chicos apenas podían reconocer su hogar natal, pues cambio drásticamente; Los ponys caminaban en grandes grupos, no en pares como lo hacían antes de su partida. Veían por todos los edificios viendo por algunas ventanas ponys viendo por cajas rectangulares imágenes de otros ponys y como de algunos salían risas. Habían visto en Fillydelphia, televisores.

Verían hacia su derecha y verían un enorme parque rodeada de una cerca de acero bien decorada por las enredaderas y verían un árbol de cerezo gigantesco. Reconocían ese lugar. estaban parados en lo que en el pasado fue la plaza central de Ponyville, pero no veían el ayuntamiento en ningún lado, ningún rio que pasara por el costado. Radiant vería a su hermano consternado y ambos cruzarían la calle entrando al parque. Verían el árbol de cerezo de más de 4 metros de altura y con sus ramas colgantes hasta la entrada del parque, para ser un parque. Estaba abandonado.

Verían el pasto y estaba brillando en una hermosa luz verdosa, en sus fosas nasales se inundarían en un olor a limón con café. Se detendrían delante de una gruesa cortina de flor de cerezo, se mirarían a los ojos y cruzarían lentamente la cortina y una vez dentro. Verían a su madre.

Su madre estaba descansando sobre una sabana de cuadros rojiza con un cesto donde provenía el olor a limón y una tetera donde provenía aquel olor del café.

Pero lo que les impactaría todavía más que ver a su madre con una mirada de paz, seria ver la espada de Phoenix clavada en el suelo; un espadón muy viejo, envuelto en una gruesa enredadera y la hoja dorada ya había perdido su brillo y el color parecía ser absorbido a tal punto que tenia manchas blanquecinas en toda la hoja, el mango tenía un listón carmín ondulante por el viento y está estaba clavada en el pasto y en los alrededores de la hoja había placas de piedra y Radiantshield vería una placa apenas asomada por el pasto. "ROA" fue lo único que percibió leer pues el resto era ilegible y apenas podía notarse entre el musgo de la piedra.

—Menos mal que regresaron. ¿Cómo les fue en su viaje? —Su madre se mostraba tranquila, tomando su taza de te con su magia y darle un corto sorbo. Radiant daría un paso hacia ella.

—Madre, hemos hecho lo que debimos hacer—Radian caería de rodillas delante de su madre, bajando su cabeza hacia el pasto y sus alas se extenderían por fatiga—Pero no hemos ganado.

—¿Cómo? ¿Acaso no descubrieron lo que amaban? Salir a explorar, ver el mundo—Y Twilight esbozaría una cruel risilla mirando a su hijo, pero al verlo envejecido se arrepentiría de su expresión. Pero no mostraba emoción hacia ellos. Reinhardt se arrodillaría a lado de su hermano dejando sus manos en el pasto apretando con todas sus fuerzas.

—Sí madre, Sí. Tenia razón, si lo que quería era demostrar que nuestro viaje sería inútil. Que bueno, lo ha logrado. Nuestro viaje fue inútil—y Reinhardt se aferraría al pasto sin ver a su madre, pero ella trataría de no demostrar empatía por sus hijos.

—Bueno, veo que finalmente lo notaron. El guardián nunca fue un buen ejemplo a seguir—Su madre trato de recomponer su comportamiento, pero ver a sus hijos derrotados le carcomía el corazón.

—¡Hicimos lo que creímos que era correcto! Y, aun así. No aprendimos nada—Y Radiant levantaría la cabeza hacia su madre, y Twilight vio en sus ojos una joven unicornio. Que deseaba aprender de todo lo que le rodeaba hasta que conoció a sus amigas y empezó a entender todo, aprendió sobre la magia de la amistad.

—Hijos, vengan. Siéntense conmigo. acompáñenme—Y Twilight extendería su ala sobre sus hijos y los envolvería para acomodarlos a su lado, sin tratar de hacer notar su preocupación por ellos. Ella extendería su cuerno hacia ellos y haría aparecer dos tazas de café y del cesto sacaría los postres favoritos de sus hijos; Un pastelillo relleno de cajeta para Radiant y un bolillo con mantequilla para Reinhardt—Cuéntenme, relátenme todo lo que vivieron.

Y los chicos le contarían a su madre su viaje, desde el momento que partieron de en aquel entonces del pueblo autónomo hasta el santuario Everfree conociendo a Turime. Relatando a su aventura por todo el continente; Desde el bosque infinito hasta llegar aquel rancio pueblo donde recibieron su primera traición por parte de Cherryjubilee, de cómo consiguieron el cartógrafo meses antes, de como llegaron a la parte mas baja de Equestria donde conocerían al horrible y rencoroso lobo Llanas, de cómo viajarían por años hasta llegar a Fillydelphia donde conocerían otra nueva traición por parte de Rarity. Pero no de la Rarity de otra época. De una guerra distante, y al relatar esa parte. Twilight no dejaba de mirar aquel espadón enterrado sobre esas placas de piedra, y notarían una extraña melancolía, como si su mente hubiera viajado al pasado. A una guerra distante.

Los chicos terminarían su viaje en Fillydelphia con la muerte de aquella Rarity, por culpa de sus pecados y las lágrimas de su madre se notarían al escuchar como Radiant decía que cometió suicidio y su cuerpo caería al abismo de la ciudad. Y terminaría su relato cuando dijo que el titan Gherman abandono la creación y los tachó de cobardes. Y fue cuando su madre los vería a los ojos. Y entendió su derrota. Por qué los chicos terminaron acudiendo a ella después de que ella los tratara mal.

Su madre vería el espadón con cierto enojo, viendo como apenas ondulaba el listón maltratado y desgastado por culpa del viento, la tierra, los años y el guardián. Y guardaría todas sus cosas con sutileza y se levantaría del suelo con sus hijos por igual.

—Vamos hijos míos, vayamos a nuestro hogar—Y los chicos caminarían a un lado de su madre, mirándola a los ojos. Algo extrañados, pues el tono de voz de su madre mostraba un aire tranquilizador y pasivo.

Y siguieron a su madre lentamente, lejos de las crueles miradas de los cerezos, que espiaban a los chicos. Mandando a su creador imagen de lo visto. Notando que todo iba en forma a lo que deseaba.

El final no estaba cerca, pero retorcería todo lo posible para que su llegada fuera inminente.

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CAPITULO 33: LA PRISIÓN INVISIBLE