QUE ONDA A TODOS, AQUI BRAVETHUNDER REPORTANDOSE DESPUES DE MUUUUCHO TIEMPO, SI ES QUE ME DEJO AUSENTAR MUCHO. Y ESPERO TENER LECTORES JEJE. ESTE CAPITULO COMO LOS ANTERIORES, ME HA TOMADO MUCHO ESCRIBIRLO PUES COMO DIJE. VAMOS EN UN TRAMO DONDE MUCHAS COSAS SE REVELARAN Y SE SABRAN LAS INTENCIONES DEL GUARDIAN DEL MUNDO. AQUEL QUE NO DEBE SER MENCIONADO Y LA VERDAD COMO ME HA SERVIDO DE INSPIRACION LA MUSICA DE MUCHOS VIDEOJUEGOS. LA NOSTALGIA DE "MOONLIKE SMILE" DE GENSHIN IMPACT ASI COMO LAS MISMAS DEL FANDOM QUE TANTO HE AMADO COMO "FINAL ECLIPSE" DE JYCROW. EN ESPECIAL ESTE ULTIMO. ESPERO ESTE CAPITULO LES GUSTE TANTO COMO A MI AL ESCRIBIRLO Y RECUERDEN.
EL NUEVO MUNDO EMPIEZA CON EL FINAL DE UNO VIEJO. PERO EL NUEVO MUNDO NECESITA DEL VIEJO PARA EXISTIR.
—CAPITULO 42: LA IGLESIA DE LOS BUHOS; JUICIO —
Katana del sol dorado
Arma prohibida usada por la Reina de Terranova para erradicar al amor de su vida, pero falló en el proceso. Tiempo después pasó a ser la amante de su enemigo para dar a luz a una hermosa hija de poderes desconocidos.
"El amor que tuvimos ese día tras una trágica pelea fue tan grande que sabía que terminaría siendo madre. Y aun así acepte esta gran carga aun cuando el ya no estaba con nosotros"
Nunca he entendido mi propósito en la vida. ¿Acaso estoy condenado a pagar por tantos pecados? ¿Nunca tendre el descanso que merezco? Me ciega el temor de saber que nunca sere real, de que nunca sere tangible. El mundo ha progresado sin mi pero yo no sin el mundo. Necesito salir de esta prisión. Necesito saber lo que es vivir nuevamente, pero este demonio me lo prohíbe. Quiero volver a surcar los cielos, el Angel que merezco ser.
Pero nadie lo recordara, nadie recordara que de todos yo fui el mejor.
Nadie recordara que viví en un infierno y que mi anhelo es sentir la brisa del sol. Nadie entiende que mi alma se perdió y que ya no puede renacer para mi ni para nadie.
¿Qué es la eternidad? No es más que un manojo de números hechos trizas en el basto universo, yo si tuviera una cifra tendría un millar de años existiendo pero no viviendo porque mi presencia prevalece pero no mi vida, la cual fue acabada por dicho demonio.
Ahora, estoy siendo juzgado por mis actos. Pensé que mi verdugo seria Arkzrimiel pero cruelmente es por aquel que yo salve y di forma, le di un propósito y una razón. Y estaba delante mio.
Rigentes, era aquel que me juzgaría en esta corte transdimensional, en esta catedral que yo traje y protegi junto con sus diaconos que igual forma yo di forma y di propósito. Quienes eran el jurado y de testigos no eran más que mis últimos guardianes quienes pasaron ya mucho tiempo dentro de la creación viendo el mundo como envejecia y perecia y yo. El salvador, estaba atado de manos y piernas delante de mi Cardenal, mirándome con recelo.
El lugar estaba inundado en el silencio mientras mi mirada inquisidora se paseaba de un lado a otro. No podría creer que la creación estaba de nuevo juzgándome por simplemente quererlos salvar.
—Guardian del mundo. Esta delante de esta pulcra corte por sus crímenes contra Equestria. ¿Tiene algo que decir antes de que empecemos? —No dije nada, me quede en total silencio. Mire a mi derecha. Quienes deberían de apoyarme, ahora me culpan. Malditos herejes—Bien, su silencio es muestra de su crimen. Yo, Rigentes. Sere su juez y el jurado sus diaconos.
El Cardenal sacaria aquel gran libro dorado que atesore durante mi existencia en Equestria, traía aun las cadenas que mi heredero habría incrustado para proteger su confidencialidad del mundo exterior. De saber sus oscuros secretos al mundo.
—Según lo que queda del libro de la vida escrito por Arkzrimiel, y modificado por usted, guardian del mundo. No tiene derecho a juicio, merece desaparecer de la creación.
—Pero te equivocas Rigentes. Sabes que esto es injusto, tu. Que eres mi salvado, entiendes mejor que nadie que esto no es justo, un había tiempo, pendiendo de un hilo. Pero había tiempo.
—¿Es que acaso no lo ve? Nos han engañado, usted nos ha engañado infinidad de veces, nos hizo creer que había algo más allá de la creación, que había una verdad haya afuera. Pero no había nada, nuestra vida es limitada. Y no le importo. No le importo ver a sus familiares, no le importo ver a sus amigos, a sus amores desvanecerse. Solo quiere salvarse.
—Y te digo yo. ¿Cuánto tiempo pasara para que Arkzrimiel sacie su hambre? ¿Cuánto tiempo pasara para que volvamos a vivir en aquellos días de oro? No lo sabes, no lo se yo. Pero hare todo lo posible para que llegue pronto.
—Y por eso es su juicio. Por mitómano. Incluso sus guardianes murieron por usted ¿Qué mas quiere de nosotros? ¿Por qué su historia empieza con el final? ¿Por qué nosotros no veremos ese nuevo amanecer? ¿Por qué nos sacrifico? —Rigentes me miraría fijamente por un largo rato y al no ver respuesta mia se quitaría la mascara del buho que protegia su identidad. Era mi misma imagen, podía ver mi lado humano en él, podía verme antes de convertirme en lo que soy ahora. Pero con los conocimientos que poseo.
—Tenemos el misterio de la muerte ante nosotros, aquel final de que hablas traerá una nueva luz, Si no son capaces de ver ese nuevo amanecer es porque ustedes no lo verán, ustedes pasaran la estafeta a las nuevas generaciones. Ustedes serán los guias para cada ser viviente en esta podrida creación. Sophitia intentó hacerlo, fracasó. Arkzrimiel lo hizo, fracasó y fue aprisionado en su propia prisión invisible, y yo. Hare lo mismo, pero no lo hare solo. Porque ustedes estarán conmigo, a mi lado. Forjando aquel reino en el que los hospedara para toda la eternidad, claro. El tiempo cambiara los rostros familiares y no serán capaces de reconocerse, pero estarán ahí. Y yo, seguire pagando por mi pecado en total silencio. Observando mis 7 reinos proliferar y mis últimos guardianes estarán en todos los reinos cuidando de ustedes y de Equestria. Este juicio no tiene propósito. Estan siendo manipulaciones por un tercero ¿Quién será? —Y mire a todas partes y mi pueblo yacia estatico. Rigentes mantenía su misma expresión, pero note que cambio de idea. Mis guardianes no parecían del todo convencidos.
—Los convencerás a ellos—Menciono implicando a mis guardianes—Pero no nos convenceras a nosotros que somos tu prole. Nos necesitas para poder abrir la puerta a Arkzrimiel y no te lo permitiremos, te condenaremos a vivir en la prisión invisible. Arkzrimiel estará encantado verte allí pues ni tu podrás ver donde estas, te enviaremos a un lugar, perdido en el infinito. Ni siquiera sabras que estas perdido.
—Hazlo Rigentes, y este lugar se perderá nuevamente. Pues deberías de saber que Equestria ha sido devorada por Arkzrimiel en otras eras. Pero a diferencia de esos lugares, ustedes me tienen a mi como su protector. Hazlo, y acabaras con tu existencia y ni siquiera sabrás donde estas perdido en la infinita oscuridad de Arkzrimiel.
Rigentes extendería sus brazos y las cadenas aparecerían alrededor de mi cuerpo y un liston carmesi cubriría mi boca, reconocía dicho listón. Miraría con odio a mi cardenal, yo lo salve de convertirse en un guardian cuando murió contra Blackpegasus, separe de su cuerpo la esencia de Samael y lo hice más poderoso que Sophitia hubiera hecho, y ahora me traiciona por sus mundanas convicciones. Eres patetico Rigentes, mire a mis guardianes y ellos no harian ninguna expresión, los siete se levantarían de su asiento y Leila abriría el portal donde vería un hermoso jardín de flores blancas y al fondo un gran árbol blanquecino. Y fue cuando me di cuenta, y sonreí pese a que no se notaba. ¡Son ellos! ¡Finalmente lo lograron! ¡Mi retorno será pronto y este lugar será salvado!
Al mismo tiempo que me mandaban a mi prisión invisible podía percibir a mis portadores andar en el bosque perdiéndose entre las ramas y hojas y Rigentes se toparía con ellos para atraparlos en sus mentiras. ¿Qué cosas piensas decirles Rigentes?
Pero. ¿Qué hizo? ¿Acaso les mostro la verdad tras mi juicio?
Puedo verlo. En este momento puedo ver a Radiantshield y Reinhardt caminar en el bosque bajo la mirada de Arkzrimiel pero no muestran signos de perdida o de realidad. Son ellos mismos, e incluso. Aun en mi prisión puedo ver a mis guardianes con ellos. ¿Qué planean? ¿Acaso siguen aun mis ordenes? De ser así… ¡Ja! No fue una traición. ¡FUE UNA TRAMPA! Arkzrimiel sufrirás por condenar este hermoso mundo.
Aunque ahora me lo pregunto. Memorias vienen a mi mente, ¿No era la prisión invisible aquella que Arkzrimiel me mandaría? ¿No era creación suya? De ser asi, ¿Por qué es Rigentes quien me esta mandando a este lugar? ¿Cómo es que sabia de su lugar? Quizas, en algún punto de esta línea del tiempo entrelazada encontró dicho lugar antes de que Arkzrimiel lo hiciera o quizás algún complot se formuló a mis espaldas. Pero entonces ¿Quién lo ayudaría? Mis herederos vagaban por el mundo tratando de salir de los dominios de Arkzrimiel pues no sabían a donde ir después de aquel estrepitoso encuentro con mi cardenal y sus diáconos.
Pero, el guion indica otra cosa. En los planes estaban que ellos encontrarían en la catedral asilo y dicho, aprenderían a dominar mi magia. Mi poder, pero. ¿Qué sucedió? Alguien modifico los diálogos y las situaciones, pero no puedo determinar quién es pues su presencia no tiene cabida en mis planes. O será… Podría ser. Su presencia quedo maldita tras mi desaparición, ella estaba atada a mi desde que nos hicimos uno hace siglos pero no tome en cuenta eso y nunca lo hice pues nunca me importó ella y lo que pasará con ella pero.. ¿Si se vuelve una molestia? ¿Deberia de preocuparme? Quizas.
Divague tanto que no me percate que ya no podía ver nada, ni escuchar nada ni oler nada. Ya me encontraba en mi prisión invisible. Pero esta ocasión no lucharé contra este lugar pues debo de averiguar qué es lo que va a hacer en caso de que haga algo. Pues su nombre sigue resonando en mi mente pero la importancia que le di se desvanecio hace mucho tiempo. Su hija, Angela. Sí, es ella. ¿A dónde los va a mandar? ¿A quien va a manipular en este momento? Debo de consultarlo en mi próxima vuelta a la vida para saber más. Mientras tanto, debere vagar en este lugar siguiendo el guion que yo mismo escribi en algún punto, pero también me pregunto ¿Cuándo lo escribi y donde deje ese guion para que yo mismo lo leyera?
En otro lado, podía percibirlos. Ahí estaban, vagando en el desierto. El desierto en el que una vez Twilight y sus amigas vagarían por días buscando el monte Aris, Pobrecillas, no sabían lo poco que sufrían en ese entonces. Pero me dolía mucho ese minúsculo sufrimiento pues por mi deber de protector no podía estar en ese momento de la historia, me pregunto cuáles fueron las consecuencias que pagó Equestria por mi presencia y la de Arturo. En fin.
Radiantshield lideraba el grupo mientras que su hermano se postraba detrás de él siguiéndole a su derecha mientras que Raphiel y Pherica se mantenían al fondo. El grupo sufría por las horribles brasas que el aire arrojaba sobre ellos. Y el imponente sol anaranjado sobre sus cabezas. Radiant se detendría sobre una duna mirando el horizonte pues el espejismo del Santuario Everfree se mostraba delante, pero se distorsionaba mostrando más arena y arenisca.
—¿Llegaremos pronto? —Su hermano se emparejaría mirando a su hermano mientras las gotas de sudor recorrían la punta de la nariz.
—Eso espero Reinhardt. No sabemos lo que nos podría pasar si seguimos bajo la mirada de Arkzrimiel durante más tiempo—Radiant levantaría la mirada y vería a Arkzrimiel postrado en su trono mirándole fijamente, sin hacer ninguna expresión. Se mantenía estático, un mero espectador ante sus aventuras, y podía ver delante de él al guardian del mundo—Raphiel. ¿Podrían decirnos más sobre Arkzrimiel? —Radiantshield usaría su magia divina para convertirse en Raminidez mirando fijamente a Arkzrimiel quien se inclinaría levemente hacia el chico con la misma expresión, había llamado más su atención.
—¿Qué más quieren saber? Arkzrimiel no es alguien con el que se pueda mencionar a la ligera.
—Lo se. Asi que dinos, ¿Por qué es el padre de todos? ¿Qué fue lo que lo hizo ser nuestro creador?
Raphiel guardaría silencio y usaría su magia para crear alrededor de los chicos un pequeño oasis pero no podría quitar el calor del ambiente.
—Se cree, no. No se cree, es un hecho pues esta grabado en la memoria de todos los humanos que Arkzrimiel es el guardian más poderoso de todos. No, no es un guardian. Es alguien que trascendio tanto que se volvió una entidad. Un concepto en el basto universo. Alguien que acumulo tanto poder en su vida que se volvió en el guerrero más poderoso de aquel universo que fue nuestro hogar. Cuando dejamos atrás nuestra mortalidad. Él ya era el primero en tener un par de alas. Cuando el ultimo humano nacio con unas. Él ya tenía tres pares de alas y cuando murió el ultimo humano mortal, él ya había terraformado el mundo a su voluntad.
—¿Asi que el fue como el guardian Figueroa? —Raminidez miraría a Raphiel y ella asentiría en silencio.
—¿Y cómo sabes todo eso?
—Lo tenemos en nuestra sangre, como dije. Yo no soy de la primera generación de los divinos, la primera generación se extinguió hace tiempo junto con la guerra angelical. Donde él fue mandado al abismo.
—Entre ellos iban mis abuelos y Sophitia. Eran los últimos—Comentaría Pherica sosteniendo sus manos en plegaria mirando a Raminidez, se le veía melancólica—Mis abuelos; Alexiel y Siegfried. Fueron, en su momento. Los guardianes más poderosos del límite divino, eran mano izquierda y derecha de Sophitia quien junto con otros desconocidos mandaron al abismo a Arkzrimiel y se adueñaron del libro de la vida, aquel que sostienes ahora en tu cadera.
—Exacto, solo ellos sabían exactamente quien era Arkzrimiel antes de ser lo que es.
—Bueno, pero eso no responde la pregunta—Interrumpiría Reinhardt, cruzado de brazos tratando de no mirar a Arkzrimiel quien se postraba atento a su platica—¿Cómo saben exactamente que él fue un creador y no el primer humano que trascendió?
—Porque cuando todos los humanos tuvieron sus alas. El creo vida en todo el universo, los humanos éramos los únicos en aquel entonces, estábamos solos en el universo. Pero el extendió su diestra y todos los mundos se llenaron de vida, pero no contaba que se sumirían en el caos, fue cuando creo la orden de los guardianes. Es ahí donde Alexiel y Siegfried se unieron para crear un nuevo orden universal. Donde no existiera muerte.
—¿Trataron de matar a Arkzrimiel?
—Eso no lo sabemos—Negaría Raphiel con desdén—No hay ningún registro de atentados contra la vida de Arkzrimiel, pero lo que si hay es que hubo alguien que se enfrentó a él.
Y los chicos se estremecieron y Raphiel miraría con rencor a Arkzrimiel, y sus ojos resplandecerían pues ansiaba acabar con la vida de la chica pero la intervención del guardian evitaba que acabara con ella y con toda la existencia de Equestria.
—¿Quién era Raphiel? —Pherica preguntaría a pesar de saber la respuesta.
—Esto ya lo ha dicho el guardián; Él mismo enfrento al guardián en aquel entonces. Mucho antes de que su historia fuera escrita. En algún punto de los registros se menciona de otro guardian, de su mismo poder y capacidad. Se enfrento y pelearon. Los que estuvieron allí mencionan que su pelea fue caótica. Que pudieron rasgar la tela de la creación miles de veces mientras se hacían de palabras pero en ningún momento se hizo mención de su nombre, lo único que podía escucharse en la creación era el choque de sus entidades y sus palabras haciendo eco en todos los rincones del universo, nunca nadie supo quien fue aquel tal guardian pero ahora puedo decir con certeza que ese guardian sin nombre es el mismo guardian sin nombre que nos tiene en esta prisión mundial.
—¿Y qué era lo que decían?
—"Tu existencia es un mito" se decían mutuamente. ¿Hablaban de un futuro? Nadie lo supo, hasta el día de hoy. Que los eruditos de Terranova recuerdan esas palabras a detalle y tratan de desentrañar su significado.
—¿Qué más Raphiel? —Preguntaría Raminidez consternado.
—"Ay de ti que anhelas la creación" —Los chicos se estremecerían sacando sus armas pues aquel tono de voz burlón no era de Raphiel, mirarían a su derecha desenfundando sus armas, sobre una duna de arena verían una diminuta figura de vestido oscuro y cabellera larga. Sus ojos avellana con pequeñas ojeras se mostraban entre sus largos mechones de pelo. Tenia colgando de su pecho un colgante de oro, un poco oxidado pero emanaba un aura blanca.
—¡¿Quién eres?! —Raminidez sacaria el estoque del lobo blanco emanando aquel aura nevado refrescando un poco el ambiente.
—No teman, simplemente soy una cuidadora. ¿No ven? —Levantaría la vista y Arkzrimiel ya no se encontraba sobre ellos, los chicos no creerían lo que veían, no creerían que Arkzrimiel huiría de una simple mortal—Arkzrimiel no tolera errores.
—¿Quién eres? —Reinhardt daría un paso, pero sería interrumpido por la diestra de Raminidez quien evitaba que se acercara a la desconocida. Ambos se miraron mutuamente, por un lado. Raminidez se mantenía serio pero la chica se mantenía serena con una sonrisa.
—Soy aquella que odia a Arkzrimiel tanto como ustedes. Soy. Bueno, digamos que soy su ángel guardián—La desconocida vería a Pherica y ella bajaría levemente la mirada intimidada por dicha sonrisa—Veo que se encuentran muy cansados. ¿Qué tal si nos relajamos un poco? De todos modos, sus armas no me podrían matar—La chica sacaría de su espalda un par de alas oscuras como la propia noche. Enormes plumas cubrirían su cuerpo asi como parte de su rostro. Los chicos temerían pues era la segunda vez que verían a un ser divino con alas oscuras. La primera seria la chica llamada Ultra, pero carecía de su otra ala. En cambio, ella tenía ambas alas iguales y más grandes que su cuerpo, y más impresionante aun, su físico era el de una niña de 12 años.
—¿Qué buscas de nosotros? ¿Cuál es tu nombre? —Raminidez bajaría su arma obligando a sus amigos hacer lo mismo mientras ella baja sus alas descubriendo nuevamente su rostro.
—Busco respuestas, busco la verdad tanto como ustedes, en cuanto a mi nombre. Bueno, no creo que haya problema en decirlo—La chica apartaría su cabello con una pequeña sonrisa—Me llamo Angela. A secas.
—Angela, vaya—Raminidez no diría más pues no sabría que decir ante tal nombre aunque no sabría porque de su incomodidad—¿Qué es lo que quieres de nosotros Angela?
—Lo mismo que ustedes, quiero respuestas a mis preguntas. Quiero entender porque el caos en este mundo, quiero acabar con el sufrimiento que el demonio sin nombre dejo sobre este campo antes santo. Quiero entender porque nos ha maldecido con la inmortalidad. Porque abandono a sus hijos a la merced de otro demonio más grande que él.
—Entonces. ¿Qué haces aquí?
—¿No lo he dicho? Busco lo que ustedes. Respuestas, diría que el destino nos juntó pero eso ya quedo en el pasado. El destino se desmorono como las piedras de este desierto. Tanto ustedes como yo estamos entrelazados—Angela vería a Raphiel con cierto coraje pese a que Raphiel no la conocía aunque sentía un aura muy familiar proviniendo del colgante de su pecho.
—¿Qué quieres de nosotros? ¿Por qué nos cruzamos entonces?
—Esa es una buena pregunta. El guardián destruyó todo sendero de libertad juntando ángeles y demonios en el mismo campo. Simplemente estoy haciendo mi propio sendero. Pero ustedes están de por medio.
—¿Por qué? —Angela sacaría de su espalda un libro dorado, con cadenas oxidadas. Los chicos se estremecerían pues era el mismo libro que cargaba Raminidez en su cintura. El chico se mantuvo sereno, pero dentro de él podía sentir un inmenso poder proviniendo de dicho libro. Uno más grande que el suyo.
—Porque he visto lo que hay al final de este desierto—Angela mantendría colgando aquel libro permitiendo que dentro de este comenzara a escurrir una miasma putrefacta. Un liquido viscoso ennegrecido, los chicos se cubrieron la nariz con asco retrocediendo, no toleraban el olor que emanaba las hojas de aquel libro—No hay un final feliz Raminidez. Nunca la hubo, Si no hubo un final para mi madre. ¿Qué hace creer que todos ustedes tendrán uno? —Angela guardaría el libro levantándose mirando con recelo a los hermanos—Siento envidia de ustedes que nacieron en cuna de plata, no saben lo que es ser un protagonista. No sé porque el guardián los invento para esta historia, no son nada más que cascarones vacíos sin personalidad.
—¡Calla! —Raphiel interferiría pasando de los chicos desenvainando sus cuchillas—¡No permitiré que hables asi de los chicos! —Angela no se sorprendería, pero si sentía la hipocresía salir de su boca.
—¿Por qué Raphiel? ¿Por qué los defiendes ahora? ¿Acaso temes que hable de más? De toda esta miserable pandilla tu eres la única que se rehusaba a hacer algo. ¿Acaso hiciste algo en Fillydelphia? ¿Ya saben los chicos que estuviste a nada de abandonarlos a su muerte? Raminidez. ¿Sabías que cuando ustedes mueren la historia se repite?
—…No…—Raminidez bajo la mirada y vería a Raphiel tembloroso—… ¿Sabías eso Raphiel?...
—No creas lo que te dice, son mentiras para hacernos dudar. El libro, solo puede haber uno en el universo. ¿Dónde lo sacaste?
—Tu misma deberías saberlo, los humanos divinos conocen muy bien la historia del guardián.
—No…—Y Angela asintió varias veces sonriendo mientras sacaba de su palma un enorme espadón.
Espadon mata angeles
Espadon creado a partir de las escamas del dragon de plata y obsidiana capaz de cortar todo aquello que se atraviese usando la magia del guerrero legendario para erradicar la supuesta maldad que el portador ve.
El guardian del mundo creo dicho espadón en un ataque de colera pues había peleado contra un infame guardian proveniente del limite divino el cual le hizo dudar de sus ideales pero nunca considero aquel desconocido guardian que este era el guardian absoluto que había reencarnado un millar de veces y su poder lo sobre pasaba con creces. Fue la primera vez que el guardian dejo de seguir su guion y acabo con esa pelea en un instante
—La paradoja debe ser resuelta sin importar el riesgo—Los chicos retrocederían lentamente sintiéndose amedrentados por el latente peligro proveniente de Angela—Raphiel. Tu sabes muy bien que, si ellos llegan al final de su viaje, todo se repetirá.
—¡No! ¡Aunque no lo quiera! ¡Es su misión! ¡Deben descubrir su destino! —Angela bajaría de la duna dejando un profundo rastro detrás de ella.
—¿Descubrir? Pero si ellos nunca lo descubrirán. Son marionetas, y tú. Eres de los titiriteros. Antes me habían preguntado que era lo que quería de ustedes. Bueno, tengo una misión. Es exterminarlos, si los mata alguien que no es parte del libro del guardián esta historia se terminara y ustedes nunca revivirán en su último punto de guardado.
—¿Cómo un videojuego? —Preguntaría Pherica por lo bajo retrocediendo con mayor temor.
—Asi es Pherica. Como un videojuego, el guardián los toma como un mero entretenimiento mientras él vive su vida alegremente. El ignora el sufrimiento que ustedes pasan mientras él se vuelve a enamorar, sonríe por las mañanas y ríe a carcajadas por las noches con sus amores de juventud sabiendo que su sufrimiento será poco al final pues sabe que los tiene a ustedes como sus chivos expiatorios.
Raphiel correría hacia Angela enfurecida pues en su mente era una gran violación a su misión. No podía permitir que hablara más de la cuenta, pues no la conoce y su origen es un misterio absoluto. Angela sonreiría y sin ningún pesar bloquearía su ataque, ambas cuchillas se incrustarían a los bordes del mandoble y Angela la haría regresar de un empujón con este. Era muy fuerte pese a ser una niña.
—¡Raphiel! —Raminidez correría hacia Raphiel deteniéndola dejando un rastro delante de ellos y la arena bloquear parcialmente su vista—¡No podemos enfrentarlas solos! Debemos hacerlo a la vez.
—Oh ¿En serio? Veamos—Angela correría hacia los chicos con su mandoble al aire mientras Raminidez se mantenía estático con Raphiel en brazos.
Angela había asestado un pesadísimo golpe contra un escudo casi irrompible, levantaría una gran cortina de arena bloqueando la vista de los presentes asi como un estruendo que derribaría las dunas a su alrededor llamando nuevamente la atención de un ente, pero este en particular no podía verlos pero podía percibirlos, estaba preocupado. Pero no era el único presente.
Una vez que dicha arena se disipo Angela pudo ver a Reinhardt con una larga vara de cristal purpura con un hilo de sangre purpura y carmesí, mezclados recorriendo su frente pasando por su nariz y goteando por su mandíbula. Ella sorprendida retrocedería y movería su espadón horizontalmente apartando la arena notando que no era una simple vara, era una guadaña. Una guadaña muy familiar para Raphiel y para Angela, pero para aquel espectador, era un horror.
—¡Acaba con ellos Angela! —Gritaria aquella voz dentro de la mente de la chica quien se mantenía serena pero no podía evitar temer ante tal armamento—¡No permitas que descubra su verdadero potencial!
Angela retrocedería mirando a Reinhardt mantenerse estático con la guadaña en ambas manos, firme. Inamovible. Bajaría ambos brazos con una tenue sonrisa mirando la guadaña y como sus ojos apenas se vislumbraba un aura purpura.
—¿Dónde? ¿Dónde lo conseguiste? —Preguntaría Angela denotando su temor, pero Reinhardt no diría nada pues sentía un gran poder emanando de su cuerpo. Un poder malvado.
—Hermano. No te veo bien. ¿Dónde lo conseguiste? —Raminidez tomaría del hombro a su hermano y este voltearía sonriendo.
—De un lugar oscuro, muy oscuro. Pero me siento muy bien, no te preocupes hermano. Debemos irnos, no podemos luchar aquí y no podemos arriesgarnos a pelear bajo la mirada de Arkzrimiel.
—Cierto, había olvidado que no hemos dejado las inmediaciones de la iglesia de los búhos. Aun pueden encontrarnos.
Raminidez sabia que su hermano era más consciente en su entorno por lo que confiaría ciegamente a lo que diría. Mientras Raminidez retrocedía tomando a Raphiel del hombro y a Pherica de la mano, Angela enfurecería pues no podía creer tal atrocidad que había sucedido delante de ella; ¿En que momento recibió tal poder? ¿Cómo pudo dominar tal arma en cuestión de segundos? ¿Acaso alguien manipula el mundo a su antojo para que los chicos siempre resulten victoriosos? Y todas eran preguntas retoricas. Sabia quien hacia tales hazañas burlándose de la vida de todos aquellos que pasaban años entrenando para que alguien con una pizca de amistad aprendiese lo que ella aprendió en segundos y hasta superarla. Pero no podía perder, mientras tuviera consigo aquella determinación. Esa voluntad humana.
Angela se abalanzo hacia Reinhardt encestando otro ataque permitiendo a los demás chicos buscar un refugio pues Raminidez estaba dispuesto a luchar, pero no por el momento asi que dejaría a su hermano tomar el protagonismo en ese instante.
El arma de Angela golpearía tan fuerte al chico empujándolo varios metros sobre la arena levantando las partículas sobre el aire pero no dudaría ni un segundo en apartarlas con su fuerza golpeando nuevamente a Reinhardt quien en este tercer ataque bloquearía sin problemas pero comenzaría a sentir fatiga, sus brazos comenzaron a temblar pues era real que Angela tenia una fuerza superior al de ellos y él. Aunque fuera el escudo del equipo se rompería si no hacia algo al respecto.
Reinhardt correria con guadaña en mano lanzando multiples ataques horizontales, Angela pararía dichos ataques tras una cortina de chispas y el fuerte rechinido del acero y cristal en el ambiente. Retrocedería varios pasos hasta embestir al chico con el cuerpo y el mandoble haciendole perder equilibrio, una vez que cayo. Angela patearía al chico en el estomago y el apenas rodaría ignorando su golpe y lanzaría un corte hacia ella pero sin ningún efecto pues no calcularía la estatura de Angela, la hoja pasaría muy arriba de lo que es exponiéndolo a un impacto de la hoja de Angela lanzándolo metros de ella con una gran herida en el pecho salpicando la hoja de aquella sangre bicolor. La chica ignoraría al joven hermano para analizar por un momento la sangre.
—Madre, esta sangre. ¿No es idéntica? —Angela parecía comunicarse con alguien pero Reinhardt no podía escuchar quien fuese, pues estaba concentrado en su herida—No. No debería ser posible, según el libro. El debió haber encontrado la guadaña en la iglesia de los búhos. Entonces…Cierto, lo olvide. Lo siento madre—Angela voltearía a ver al chico quien se arrastraba retrocediendo sin darle la espalda. Su herida comenzaba a sanar—Dime, Reinhardt. ¿De donde salió esa guadaña?
—No te lo dire—El chico apenas pudo formular dicha frase pues quería hacer más tiempo para que su hermano huyera.
—Sabes. No te pienso matar, pues matándote esto se reiniciaría. Tienen que ser los dos, juntos. Los dos tienen que morir al mismo tiempo para romper la paradoja. Vámonos—Y daría media vuelta caminando colgando el mandoble en su espalda.
Reinhardt miraría incredulo a la chica de 12 años darle la espalda, preguntándose algo muy cierto ¿Cómo tiene tanta fuerza? ¿"Vamonos? A quien se referia" pasaría un largo rato en la soledad de Reinhardt preguntándose tantas cosas. Cosas que no deberían de ser preguntadas pero aun asi lo hace "¿Quién es Raphiel? ¿Cómo sabe tanto del guardian y por qué Angela dijo que era una traidora?" Reinhardt se levantaría a duras penas caminando con dificultad hacia la dirección que tomaría su hermano sin saber que habían sido interceptados por un rostro familiar. Uno que los reconfortaría.
