QUE ONDA A TODOS, AQUI BRAVETHUNDER REPORTANDOSE CON OTRO CAPITULO MÁS DE ESTA GRAN HISTORIA. SI QUE LA DEMORA HA SIDO DEMASIADO LARGA PERO CREANME. QUE CADA CAPITULO SE PONE MUY BUENO. PERSONALMENTE ESTE ES DE MIS CAPITULOS FAVORITOS PUES YA CON ESTE DOY INICIO AL ULTIMO ACTO (AUNQUE FALTAN VARIOS PARA QUE SEA OFICIAL) EN EL CUAL LLAMO "LA CAIDA DE UNA CREACION" EN LA QUE VOY A ABARCAR LO QUE TANTO HABIA PROMETIDO Y CREANME QUE EN LOS SIGUIENTES CAPITULOS. VOY A HABLAR MUCHO LO QUE SE VIENE A FUTURO PARA ESTA SAGA. QUE AUNQUE HE DICHO QUE VOY A TERMINARLA, NO HE DICHO QUE VA A DEJAR DE EXISTIR (ASI CON ESO DIGO TODO) ASI QUE ESPERO LES GUSTE ESTE CAPITULO TANTO COMO A MI AL ESCRIBIRLO. LOS VERE HASTA LA PROXIMA AMIGOS.


—CAPITULO 49: NO ESTAMOS SOLOS—

"Cuando vi al padre de todos, supuse que el final de mi aventura había terminado. Pero hasta el mismo creador de Equestria y de la Tierra puede caer engañado por mis palabras. Quien nunca supo que deje mis chispas en el mundo que tanto ame y por eso yo nunca dejare de existir. Mi palabra seguirá siendo ley en el mundo que yo forjé y cree"

Ultima página del libro de la vida, pagina

Los chicos caminaban por las fronteras de Equestria y del mundo, donde el bochorno del apocalipsis se sentía a menor escala, era algo novedoso para ellos pues era la primera vez que sentían una brisa de invierno por sus mejillas. Ni dentro de la ilusión del guardián podían percibir este aire tan refrescante y aún más importante, que fuera algo real.

Radiantshield portaba con recelo el libro del guardián, pero ya no se sentía con la misma confianza en tenerlo atado a su cadera, sentía que el guardián algo le ocultaba y era algo muy grande mientras que el espadón de la Reina Phoenix se asomaba reflejando parte de la luz del sol.

Por otro lado, Reinhardt caminaba con el espadón diestro del abismo. Aquel enorme espadón mancillado de oscuridad pero que aún emanaba una fuerte luz de su interior además de imbuir en el chico una gran tristeza. Sabía que el espadón era del guardián de la muerte, pero no sabía que esta tristeza era la que tal hombre había tenido que dejar atrás para renacer.

Radiantshield vería a su hermano con ese pesar en sus ojos evidenciado por las profundas ojeras y su hermano reacciono mirándolo notando lo mismo. Ambos estaban cansados de tanto andar a ciegas. Sabían que tenían que salvar Equestria, pero nunca supieron cómo. Solamente recolectaron arma tras arma sin saber su propósito.

Ambos se detendrían y mirarían finalmente como la tierra se cortaba por la mitad y del otro lado una gruesa capa de nieve cubría todo el paisaje, así como las nubes oscuras con fuertes vientos. Ambos se sentarían y comenzarían a llorar en silencio. Mirando el pasto congelado delante de ellos, pero el calor del sol a su espalda. Ambos lloraban en silencio, desahogando sus penas personales. Recordarían como su aventura comenzó; llena de entusiasmo, camaradería y unión, pero ahora solo son un par de hermanos en el exterior del mundo, a punto de entrar con la cabeza por delante al inhóspito y abandonado imperio de cristal.

—Bueno… ¿Nos vamos? —Radiantshield vería a su hermano y él se limpiaría las lágrimas en silencio asintiendo.

Ambos se reincorporarían y avanzarían lentamente pisando por primera vez en sus vidas la helada nieve. Pues, algo era correcto. Ellos nunca se enfrentaron a Llanas. Pero otros sí.

Los chicos al entrar al territorio del imperio de cristal comenzaron a notar como el aire era abrumadoramente helado, no estaban preparados para un invierno tan azotador, pero si contaban con magia que les protegería por lo que Radiantshield usaría el libro para conjurar un hechizo de poder interior, un hechizo usado por la Reina Phoenix para aumentar su poder a la vez de envolverlos en una llama caótica. En usuarios normales, los consumiría hasta matarlos, pero al tener en poder elementos del guardián del mundo y de la muerte los convertía en seres inmunes a tal maldición.

No tardaría mucho hasta aclimatarse al frio del imperio de cristal, ambos tenían vagos conocimientos del lugar, pero era suficiente para saber que les deparaba;

El imperio de cristal anteriormente fue conquistado por un villano que se hacía llamar Rey. El cual había nacido en tal lugar, pero con el tiempo su naturaleza salió a la luz y por ende él se convertiría en lo contrario. Sombra, tal como su nombre. Infundiría miedo y desesperación a todo aquel que se le acercara a tal punto de someter el imperio y a todo habitante en una prisión de miedo eterno hasta que sería vencido por las dos hermanas del reino vecino aprisionándolo por mil años hasta que regresaría en un intento de someter ahora toda Equestria, pero sería vencido por los elementos de la armonía.

Tiempo después regresaría…El tiempo se bifurcaría, en vez de regresar bajo el mando de un cruel villano con el nombre de Grogar e intentar someter el imperio de cristal en un tercer y último intento. Seria destruido y absorbido por la maldad del Rey de Equestria el cual lo sometería para toda la eternidad convirtiéndose en la hoja ondulante que portaba el Rey para acabar con la maldad y que actualmente usaría su hija para evitar que la divinidad llegué a los terrenos de Canterlot.

Los chicos entendían los peligros del imperio, sabían bien que les esperaba. La Reina Cadence, proclamada por todo su pueblo en amor a su nombre, pero se vería convertida en locura al fallecer su esposo que se aislaría de todo y su reino por igual siendo así abandonada a su suerte por el guardián quien en ningún momento mostró interés alguno en proteger a sus habitantes, los chicos temían lo que verían pues la reina no quería a ningún ser divino en sus terrenos y mientras la nieve congelaba sus extremidades su corazón latía en fulgor motivado por ese miedo y ansiedad. ¿Qué les espera en el imperio de cristal?

Pasarían horas, días y semanas y ellos vagarían en el desierto congelado dejando detrás un rastro que desaparecía en segundos por la intensidad de la tormenta, Radiantshield habría dejado de usar su forma Equina para convertirse en Raminidez pues el frio habría sometido su forma original mientras que Reinhardt usaría el poder del guardián de la muerte para mantener su calidez. Sus ojos apenas podían mantenerse abiertos pues el frio congelaba el líquido de sus ojos y sus pestañas cargaban ya escarcha que dificultaba su situación. Sus dedos habían perdido color gangrenándose con el característico purpura y sus pulmones apenas podían filtrar el poco oxígeno en el aire y finalmente, en un triste golpe. Ambos caerían sobre la nieve derrotados, no sabían que tan cruel era el invierno en tal lugar.

Raminidez vería a su hermano desplomarse al dar dos pasos más que él salpicando nieve en su ya congelado rostro que ni lo sentiría y con una enorme dificultad levantaría su mano podrida para tomar a su querido hermano, pero sería finalmente derrotado y perdería fuerza a la vez que la nieve cubría sus cuerpos hasta no verse nunca más, sumándose al mar de cadáveres que yacían alrededor del imperio de cristal.

—Cuando todo sea la nada, y la nada sea el todo. Él volverá a hacer todo y no nos daremos cuenta—Una voz haría eco con gran pesar—No están destinados a que este lugar sea su tumba, su tumba los espera más allá de la verdad.

Raminidez despertaría de golpe, mirando a todas partes. Con temor, sentía una cruel presión sobre su pecho llenándolo de tristeza, rencor y hambre. Vería con atención y desesperación aquellas casas de cristal que le rodeaban, el cielo grisáceo y la nieve cayendo con gentileza a su alrededor. Vería el suelo cálido, pero con aspecto helado, vería el paisaje con gran cautela; Había cientos de cadáveres. Esqueletos de Equestres esparcidos por doquier, algunos completos. Otros destrozados, hechos trizas o desperdigados. Radiantshield se levantaría sin sentir un gran peso sobre su cuerpo…

Y tendría pavor.

Pasaría sus manos por sus caderas y notaria la ausencia del libro de la vida. Su mirada se llenaría de desesperación mientras movía la cabeza con locura, "¿Cómo?" pensaría mientras giraba su cuerpo queriendo encontrar el libro tirado cerca de él, pero solo haría que su miedo aumentara "¡El espadón!" sentiría su espalda ligera. Alguien habría tomado el arma. Un arma que debería quemar a quien no tenga permitido.

—¡Reinhardt! —Gritaría desesperado—¡Hermano!

Su voz se quebraba. Algo no andaba bien.

Caminaría con gran temor, estaba indefenso. Sin el poder del libro solo era un humano. Un ser mortal.

—¡Reinhardt! —Gritaría casi sollozando—¡Alguien! —Tragaría con un miedo instintivo. No sabía qué hacer.

Conforme avanzaba veía el cementerio al que se acercaba. Un mar de esqueletos de Equestres iba en aumento. La mayoría tenía señales de pelea mientras que los que parecían de infantes tenían bolsas en el cráneo. Asfixia, ¿De piedad o rencor? Raminidez veía el tétrico paisaje abrazándose, indefenso. Mientras que miraba como todos los cadáveres poco a poco apuntaban a una dirección. La torre de cristal. Aquello que era el estandarte del imperio y era hogar de la reina Cadence y su familia.

Raminidez tragaría con miedo, era como si le dijeran los cadáveres que fuera a ese lugar. Y sin nada más que hacer que casi llorar. Iría en esa dirección evitando romper las osamentas tras su pasar.

Esquivaría la mayoría, algunos los pisaría y cuando sucedía murmuraba un "Lo siento" mientras se encogía de hombros, sintiendo sobre sus hombros algo que nunca se imaginó cargar. Sentía el peso de ser un humano, sentía que era frágil, débil, fácil de destruir. Sabía que, aunque el libro era un yugo muy grande fue también una hermosa protección, no solo para él. Sino para sus amigos, gracias al poder del libro podía proteger a su familia, a aquellos que lo acompañaron desde el principio y sin ese poder estaba a la merced de cualquiera, y no sabía qué hacer. No sabía defenderse por cuenta propia. Aun con un vago entrenamiento por parte de las academias, eso no bastaba para la vida.

Raminidez se detendría mientras que en su espalda sentía todos sus miedos. Como si fueran personas apoyadas en él, sentiría como todas miraban la misma dirección; Delante de él vería el cadáver de la Reina Cadence y el de Flurry Heart partidas por la cintura. Ambas con una infinidad de moscas cubriendo su cuerpo y un centenar sobre lo que fueron sus intestinos. Se haría una mueca en su rostro mirando con asco la escena. Los ojos desorbitados de la reina y los gusanos brotando de la boca de FlurryHeart le provocaban gran asco. El libro lo hacía resistente a esas cruentas escenas.

Vería lo que en la pared del castillo un arco destruido, hecho de materiales desconocidos y cables de cobre recorriendo el lugar hasta llegar al corazón y ahí vería una figura. Sentada, mirando la escena al mismo tiempo que él. Por un segundo pensaba que era su hermano, pero al ver en su espalda una ballesta de madera y una espada de plata con un sombrero que cubría sus ojos y una tela que cubría su boca. Esta figura voltearía enderezando su espalda y Raminidez vería el iris de sus ojos. Una iris carmesí hambrienta. Este ser lo miraría por un largo rato como un animal e impulsivamente regresaría la mirada hacia los cadáveres putrefactos.

—Es una pena—Diría tal figura con voz grave—Tenía mucha hambre. La carne se pudre después de 4 semanas y es incomible. Ellas, llevan muertas más de 6 meses. Poco antes que ustedes dejaran su hogar.

—¿Quién eres? —Preguntaría Raminidez con temor, dando un paso atrás.

—Tapio—Diría la figura sin dudar y extendería el índice de su mano derecha—Mi amore Cadenza. Ella sería la primera en morir. Mira; Sus ojos, siguen mostrando la última cosa que vieron y sintieron. Una pegaso de melena alborotada de color azul y blanco con capucha, y sintió; Traición, dolor y rencor. Hacia esa pegaso. La chica, FlurryHeart. Sintió…bueno, no sintió nada. Ella ya había muerto hace años. Pero en sus ojos vieron a su padre por última vez pues había sido usada como recipiente. Pero tuvo consciencia un último momento y quiso hablar, pero no pudo pronunciar nada—Tapio, vería al chico, mirándole de pies a cabeza—Tú. Por lo visto. Haz muerto en más de una ocasión, se te ve en los ojos que has visto muchas veces a la muerte y vuelto nuevamente.

—¿Qué quieres de mí? —Y Tapio se levantaría mostrando detrás de él el corazón de cristal, girando perpetuo aun con el casi infinito poder que le caracteriza.

—Nada. Lo tenemos todo, y no tenemos nada. Somos todo y somos nada, no anhelamos, pero deseamos. Somos uno y somos siete. Somos los últimos guardianes—Y Tapio sacaría debajo de su túnica el libro de la vida. Resplandeciente, lleno de poder. Raminidez se tambalearía con gran escalofrió. Tenía el libro y lo tomaba con gran confianza, pero también se cuestionaba. ¿Somos más? —Nunca fueron más. Ustedes no son los últimos guardianes. Nunca lo fueron. Ustedes anhelan, pero no desean, ustedes no tienen nada, pero tienen todo, pero ustedes no son todo y no son nada.

—¿Qué? —Raminidez caería al suelo mirando la enorme figura de Tapio. Un hombre de gran altura y aparente poder. Sus manos llenas de sangre oscura reflejaban los años que llevaba de lucha, aunque Raminidez no sabía que había luchado.

—No sabes los planes del guardián, nosotros sí. Nosotros somos sus últimos guardianes, somos los 7 que damos equilibrio al mundo. No ustedes.

Y Tapio abriría el libro del a vida ante los atónitos ojos de Raminidez. Sostenía y hojeaba el libro con calma…No, no sabía que decir.

—Somos hijos de un mismo ser. Aquel que la creación llama…—Tapio vería a Raminidez—…Guardian del mundo.

Tapio hojearía el libro de la vida nuevamente mientras que Raminidez miraba consternado, bloqueado. No sabía que el libro tenía pasajes directos. Solo tenía metáforas y parábolas.

—Cuando lo vimos, supimos que él era el salvador. Emanaba un olor a santidad y su mirada divinidad a pesar de no tener algo que lo distinguiera. Aun así, sabíamos que estábamos delante de nuestro creador—Tapio vería nuevamente a Raminidez. No mostraba alguna emoción—Cuando extendió los brazos. El mundo se arrodillo delante de él. Carente de color y forma. Todos nos arrodillamos esperando redención, pero no sabíamos que había algo más que su verdad.

—No…No puede ser. Ese libro, recopila armas…—Raminidez se tomaría la cabeza con fuerza. Con miedo, no podía creer lo que escuchaba. Una vez sintió que el libro le decía algo. En sueños, en momentos que no era consciente pero nunca cosas que hablaran del futuro—…Recopila conocimiento de las armas dejadas del guardián…Armaduras…Experiencias… ¡No el futuro!

—Pero lo hace, no solo el futuro. El tiempo, y esto lo sabían ustedes. Este tiempo no es el correcto. Y deben ser eliminados—Tapio hojearía una vez más el libro—Unieronse los demonios y ángeles de luz en contra de él pues el arrebatamiento solo fue creado para. Obviamente, los creados. No para los (…) y entonces él cubrirá el cielo en luz y divinidad que de él saldrá la prole que partirá la creación en dos para poder acabar con el padre de todo y al final. Cuando la tribulación termine, los dignos serán elevados a la hermosa oscuridad. Donde la nada es todo y el todo es la nada—Tapio cerraría el libro con indiferencia mirando como Raminidez lloraba confundido y desconsolado.

Tapio caminaría hacia el joven humano y le arrojaría el libro como si fuera algo vulgar y el libro se adheriría al chico nuevamente envolviéndolo de poder. Raminidez, tomaría el libro con ambas manos y comenzaría a llorar. Se sentía traicionado, se sentía destrozado. El guardián nunca le contó la verdad, y ahora que la sabe. No entiende que hacer.

—Debes detener al guardián del mundo—Diría Tapio mientras que de su túnica sacaría el cuerpo de Reinhardt inconsciente—Si quieres vivir, detenlo—El cuerpo de Reinhardt haría temblar el suelo pues tenía en su poder también el espadón de Phoenix. Raminidez envuelto en lágrimas vería su hermano y sonreiría, pero sería borrada por el ultimo guardián—Tu deber, el cual debió haber sido desde el principio. Era detener al guardián, no ayudarle. Gracias, a ti. Tu reino se acabará.

—¿Por qué? ¿Por qué me dijiste todo eso?

—Tenías que ver la verdad—Tapio daría media vuelta desapareciendo en una cortina de humo—Si quieres ver más allá de la verdad. Debes de venir de ahí. Y tú, ya viste esa verdad, aunque eres incapaz de recordarla.

Tapio continuaría caminando y sus botas harían eco en todo el lugar hasta que eventualmente desaparecería, en una neblina oscura. Radiant vería como la silueta del guardián se desvanecía hasta no verlo y vería a su hermano, entre lágrimas. Lo despertaría, aquel reaccionaria con calma, pues a diferencia de su hermano. Reinhardt sintió una abrumadora paz, un gran descanso y apenas sus ojos se aclararían notaria la gran tristeza que cargaba Radiantshield y lo abrazaría. Sin saber la verdad.

Aunque no tardaría mucho, Radiantshield le contaría toda la plática con Tapio. Al principio, estaba sorprendido, no creía lo que decía, pero conforme avanzaba Radiant fue notando que era verdad, ¿Por qué mentiría Radiantshield? Y conforme explicaba las frases que había dicho el ultimo guardián señalaba el libro en múltiples ocasiones y hojeándolo, pero solo encontraría las armas y sus descripciones. Y para terminar su descripción, Radiantshield diría algo que haría temblar a su hermano.

—Hay que evitar que el guardián del mundo regrese—Radiantshield cerraría el libro y su hermano se quedaría estático mirándole a los ojos. Preocupado.

—Pero ¿Cómo? ¿Qué podemos hacer? El guardián. Es muy poderoso.

—Lo sé. Todos lo sabemos, y es muy probable que este escuchando lo que digamos—Y Radiantshield haría una mueca de tristeza, de una gran traición y comenzaría a llorar—¡Y tenemos que acabar con su maldad!

Reinhardt bajaría la mirada, no podía sentir lo que sentía su hermano, pero entendía como se sentía; El guardián del mundo fue un faro de esperanza para Radiantshield desde que supo de su existencia, sentiría admiración por todas sus hazañas en Equestria y como se sacrificaría un millar de veces por todos en el mundo. Saber que ahora era un villano, le rompía el espíritu por completo. Reinhardt no sabía cómo reconfortar a su hermano y bajaría la mirada mientras Radiantshield se tallaba los ojos dando largos gritos que harían sucumbir el silencio sepulcral del imperio.

Reinhardt tomaría la mano de su hermano, con firmeza. Apretando sus dedos y evitando llorar. Le limpiaría las lágrimas a su hermano.

—Hay que invocar a Samael—Diría Reinhardt levantando a su hermano del suelo—Si queremos una oportunidad. Hay que invocarlo.

—Pero ¿Y si nos traiciona? ¿Si nos usa también?

—Recuerda que él es la contraparte del guardián—Respondería señalando el libro—Si Samael fue maldad en el pasado y fue reformado por el guardián. Ahora, es bondad. No sabemos por qué el guardián ahora nos quiere acabar. Pero Samael si ha de saber. La espada—Extendería la mano mientras Radiantshield sacaría el espadón del abismo. Aquella arma de plata y acero oscuro con hermosos detalles y una cresta en forma de pluma en la empuñadura haría relucir la maldad que emanaba tal arma.

—¿Cómo lo haremos? —Radiantshield sostenía el arma a la vez que Reinhardt sacaba el espadón que les había dado su tía.

—El corazón—Voltearía a ver el gran artefacto cristalino. No sabía, pero sentía que era lo correcto—El corazón nos podría servir.

—Pero, el corazón es algo que solo Cadence podía usar—Y ambos mirarían el cadáver de la Reina Cadence en el suelo—¿Cómo lo usaremos nosotros?

—La destruiremos—Respondería Reinhardt empuñando el espadón con ambas manos, Radiantshield, con su apariencia humana haría lo mismo, pero sin la sonrisa que traía su hermano.

Ambos mirarían el corazón girando lentamente, con un enorme poder. No solo contenía el amor de un imperio. También contenía sus almas, almas de seres inocentes usados como combustible para un fin egoísta. Ambos hermanos cruzarían miradas y en una sincronía perfecta se lanzarían con ambos espadones en las manos. Ambas hojas arrastrándose en el suelo dejando la marca de la hoja tras su paso. Ambos apoyarían todo su peso hacia el lado izquierdo y derecho de cada arma y en un movimiento horizontal chocarían ambas hojas contra el corazón creando un gran estruendo que haría temblar el castillo de cristal hasta sus cimientos, tal impacto haría caer el castillo a su alrededor.

Los gigantes cristales caerían a su alrededor, así como ellos luchaban contra la fuerza creada por el corazón en defensa para no romperse, sus ropas se destrozarían parcialmente y su piel seria cortada por los cristales que caían a su alrededor mientras el corazón trataba de defenderse y ambos. En un grito usarían todas sus fuerzas, extendiendo sus enormes alas se abalanzarían contra el cristal rompiéndolo en una explosión de luz que provocaría que ambos espadones se destruyeran convirtiéndose en polvo y luz que los cegaría por completo mientras que el castillo caía sobre de ellos cubriendo todo en polvo y cristal.

Cuando ellos recuperaron el aliento, ambos en el suelo verían delante de ellos. Una esfera blanca y en su interior un hombre hecho un ovillo. Ambos mirarían en silencio quitándose los escombros de los brazos y esta figura extendería sus enormes alas rompiendo la esfera en una explosión de luz cegándolos y para cuando pasó. Verían delante de ellos, un hermoso ser.

Un hombre de dos metros desnudo, de cabellera blanca y ojos purpuras y unas enormes y largas alas que cubrían toda su espalda. Estaba de perfil mirando al frente, tratando de entender que había pasado.

Miraría sus manos sin hacer ninguna expresión. Mirándose los dedos girándolas y apretándolas. Se vería los brazos y eventualmente los hombros. Sonrió.

—He vuelto—Diría con una gran sonrisa. Voltearía a ver a los chicos derrumbados en el suelo cubiertos de cristal y piedra y con un suave movimiento de su zurda. Limpiaría todo sobre los chicos y los levantaría con gentileza—Debo de agradecerles que me hayan traído de vuelta. Soy Samael, mucho gusto.

Ambos chicos, sorprendidos verían al hombre delante de ellos, Samael era más alto que ellos por apenas 20 centímetros que tenían que inclinar parcialmente la cabeza para verle el rostro.

—¿En realidad eres Samael? —Preguntaría Radiant, nunca había visto al guardián de la muerte y esto le provocaría una sonrisa.

—Sí, soy yo. El guardián supremo de la muerte. Mucho gusto Radiantshield.

—¿Conoces mi nombre? —Y Samael asentiría.

—Claro, también conozco el de Reinhardt. ¿Cómo no conocerlos? Ambos son mis sobrinos. En teoría.

Y ambos se alegrarían e intentarían abrazar a Samael, pero se avergonzarían al notar que estaba completamente desnudo y evitarían acercársele. El sonreiría apenado y chasquearía los dedos y aparecería su ropa; Uniforme morado de la academia de Twilight con hombreras doradas, pantalón blanco con franja lila y zapatos oscuros. Todo cubriría su cuerpo con gran elegancia y los chicos quedarían asombrados por la forma en la que se presentaba con su nueva ropa.

—Supongo que me invocaron por petición de Rarity—Y ambos asentirían—Y supongo que las cosas no van nada bien—Y ambos asentirían—Que mal.

—El guardián del mundo planea destruir Equestria—Diría Radiantshield acelerado.

—¿En serio? —Se expresaría confundido haciendo una clara mueca —Pero si mi hermano planea salvarlos. ¿No estarán confundiendo todo? —Y Radiantshield movería la cabeza negando con pesar.

—No. Me encontré a uno de sus últimos guardianes. Tapio—Y esto sorprendería a Samael—Me contó que el guardián quiere destruir toda Equestria y llevarse a sus creados….

—¿Qué? No, no tiene sentido. Llevo a su lado por tantas eras—Interrumpiría a Radiant—Como su reflejo. Yo también comparto su maldición, pero solo hasta que yo entró al abismo a pelear contra Arkzrimiel del abismo—Se frotaría las cejas confundido—Ahí mi vida empieza de nuevo y en todas las líneas, en todos los bucles él dice que va a salvar a Equestria, inclusive antes de que me invocaran. Alcance a conversar con él y me dijo que quiere lo mejor para este reino. No quiere cometer los mismos errores que Arkzrimiel.

—Pero me dijo Tapio que hará eso—Repetiría Radiant lo mismo—Me dijo que cuando pase la tribulación, los dignos serán llevados a la hermosa oscuridad.

Samael bajaría la mirada, confundido. Meditando, nada de eso había escuchado antes del guardián ni en ningún punto.

—Es que, en parte es verdad. Tapio, es un último guardián. De varios, no conozco a todos. No sé de dónde saca el guardián del mundo que son siete. Pero, sé que él es uno. Son varios, sí. ¿Cuántos? No sé realmente pero no creo que sean siete.

—Pues lo tomó como un hecho todo lo que dijo. Si es verdad, no hay nada que podamos hacer.

—Y no hará nada. Porque, conozco a mi hermano. El no haría tal crueldad. Pero, de ser así. No podría acabar con Equestria porque yo estoy aquí, físicamente y eso hace que Equestria esta protegida, ante todo.

—¡TU! —Un gran grito los haría callar, mirarían hacia el origen del grito y verían a Raphiel y Pherica volando sobre ellos. Ambas sorprendidas, pero la que mostraba una gran sonrisa era Raphiel. Samael sonreiría levemente y seria embestido por la chica que haría un cráter en el suelo. Su velocidad fue tal que apenas los chicos sentirían su presencia debajo de ellos mientras que Pherica descendía gentilmente con suministros en los brazos.

El grupo vería a Raphiel llorar de alegría mientras descansaba en el pecho de Samael, apenas podían entender lo que pasaba. Radiantshield vería a su Pherica y ella bajaría la mirada avergonzada. El sonreiría y le tomaría del hombro. Ya había perdonado todo.

—¡No puedo creer que seas tú! —Gritaría de la emoción Raphiel limpiándose de las lágrimas. Samael se sentaría dejándola a un lado—Pensé que nunca te volvería a ver…

—Y yo tampoco Raph. Si que ha pasado tiempo.

—Supongo, y aseguro mucho que ustedes se conocen—Reinhardt se cruzaría de brazos, a diferencia de su hermano. Él aun tenía algo de resentimiento—¿Qué más podrías ocultarnos Raphiel?

Raphiel vería a Reinhardt y bajaría la mirada. Recordando la culpa, y Samael vería la situación y se levantaría tomándola de la mano con firmeza.

—Con que ya saben que Raphiel sabia de mi existencia, y de muchas otras cosas—Y los hermanos asentirían—Miren chicos, Raphiel es una excelente chica. No sean duros con ella, si supieran. Entendieran lo que ella experimento—Samael tomaría del hombro a Raphiel—Ella, es la persona que más ha sufrido de ustedes…

"Hace muchos años, aun cuando ustedes seguían en el vientre de sus madres. A Raphiel se le encargo una misión; Cuidar a los hijos de Equestria. Todos sabíamos que Equestria seria incapaz de albergar nueva vida. Por lo que tuvimos que empezar a proteger a los que ya existen, pero. ¿Qué hay de los hijos de las gobernantes de dichos pueblos? Celestia ya no tenia a su esposo, sus hijas. Bueno, ellas tuvieron otras motivaciones, pero todavía existían tres infantes. Tres pequeños a punto de nacer bendecidos por la luz del guardián.

A Raphiel se le encargó cuidar de ellos, aun cuando cada ideal existente o por existir se cruzase. Ella tenia el mismo objetivo; Ayudarlos en todo lo que necesitaran, pelear por ustedes, vivir por ustedes…Morir por ustedes. La Reina Phoenix le encargo algo. Sí, abandonarlos al primer atisbo de muerte inminente. Twilight le encargo pelear por sus hijos y que nunca sufrieran aun cuando la muerte fuera inminente. Ella. Hizo caso a las dos. Aunque no estuve en este lugar hasta ahora. Se que ella los dejó para salvar a Pherica. Es su misión, pero también regresó porque son su familia y los ama más que cualquier cosa.

Pherica. Tiene esa penitencia, amarlos más que su propia vida. Aun cuando tenga que ir en contra de la filosofía del guardián del mundo. Aun cuando vaya en contra de todo, ella los va a seguir protegiendo. Porque los ama".

Los chicos guardaron silencio, mirando a Raphiel. Ella se encontraba cabizbaja. Sabían ahora porque se motivaba Raphiel a seguir aun cuando le habían ordenado lo contrario.

—Raphiel no es querida por el guardián. Él no la quiere, ¿Por qué? No lo sé, pero no la quiere cerca de ustedes. Ni cuando la salvó, no lo hizo con amor. Lo hizo con desprecio. No hagan lo mismo—Guardarían silencio—No hagan lo mismo que su padre.

—Bueno. Por mi parte…—Radiant se enmudecería por un nudo en la garganta—…Yo ya la he perdonado. Al final de cuentas, estuvo con nosotros desde el principio.

—Raphiel es mi única amiga—se expresaría con mucho amor Pherica. Mirando con un gran aprecio a la chica—La conozco desde que nací y nunca la odiaría.

—Yo…—Hablaría Reinhardt—…Yo no la odio, pero odio las mentiras. Que no me dijera nada, que no nos advirtiera de los peligros del exterior. Y que no hiciera nada con Angela.

—¿Cómo? —Samael interrumpiría a Reinhardt.

—Angela, la hija de CloudChaser, nos atacó en el desierto y nos dijo todas las mentiras de Raphiel.

Samael apartaría la mirada, consternado. Se le notaba el miedo en los ojos, comenzaría a derramar una gran gota de sudor mientras caminaba a su alrededor, entre los escombros del castillo. Apenas había notado algo muy grave; Todo el imperio había muerto.

—Pero no…Ella no. No debería de seguir viviendo—Samael se pararía en lo que fue el aparato de portal dimensional viendo el cadáver aplastado de Cadence y FlurryHeart.

—¿Por qué? ¿Qué no sabemos de ella? —Preguntaría Reinhardt.

—Porque… ¿Cómo decirlo? —Daria media vuelta preocupado—Ella es hija del guardián.

Todos, a excepción de Radiantshield se sorprenderían. Cruzarían miradas con tal preocupación. Menos él.

—Yo ya tenia una idea de eso—Intervendría Radiantshield—Cuando nos enfrentamos a ella la primera vez, tenia consigo el libro de la vida—Samael escucharía con temor—Pero el de ella era diferente; Emanaba un poder aterrador, aunque era dorado. No se sentía que era santo. Se sentía corrompido.

—El abismo—Diría Samael—Angela tiene mi libro de la vida—Samael se tomaría del pecho, tocando su cristal purpura—Ese libro fue el que yo usé cuando tenia un nombre. El mismo del guardián y lo usé para el bien de este mundo, pero cuando me tocó ir al abismo lo deje atrás con mi cuerpo—Samael levantaría la mirada al cielo—Me alegra en parte saber que mi libro aun existe, en él tiene todos los pasajes que escribí en vida, pero también tiene poderes que ustedes aún no comprenden.

—¿Y como lo encontró? —Preguntaría Raphiel—Entrar al abismo no es cosa de un paseo. Si entró entonces se enfrentó a Arkzrimiel del abismo.

—Esa es la cuestión; Si entró al abismo es porque sabia como salir, el abismo no es cosa fácil. Pero ¿Cómo salió? Yo aun con mi poder en alto no pude ser capaz de salir de ahí.

—Entonces tú también tienes dudas—Interrumpiría Pherica, tomada de las manos. Empática con el guardián. Él asentiría.

—¿Qué hacemos entonces? —Preguntaría Radiant—Si tiene tales conocimientos entonces es un peligro para nuestro mundo.

—Debemos regresar a Equestria central. Hablar con Twilight, decirle lo que pasó en este lugar—Y Samael miraría a Cadence nuevamente, con pesar—Y decirle que nuestro final es inminente.

Samael sacaría de su pecho la misma guadaña que portaba Reinhardt. Quien vería con admiración tal guadaña pues era el reflejo del poder del guardián y el también tener la misma imagen en su poder era esperanzador.

die göttliche Grenze

En este reino, anteriormente. Hogar de los simples humanos, después. De humanos divinos y eventualmente, el vientre del abismo, prisión del arrogante e infame Arkzrimiel, este reino ya no posee forma alguna ya que casi todo ha sido consumido por la miasma abismal, y todo aquel que pise el suelo corrupto será consumido por el abismo, irónicamente fue hogar temporal del Arcángel Supremo de la muerte y en ella, una de las armaduras más temibles jamás creadas por el mismo.