Hola a todos! Muchas gracias a quienes les gustan leer mis locuras. Espero que la historia les siga gustando. Y sin más qué decir… COMENZAMOS!

Capítulo 6.

Trabajo en equipo.

Era un perfecto día hasta hacía unos minutos, cuando un monzón los atrapó en medio de los bosques y tuvieron que buscar refugio en una improvisada cueva que Enlai creó. Estaban empapados y demasiado cansados.

-¿De dónde vino está agua?- se quejó Enlai.

-Cada vez que nos acercamos al mar hay más lluvias. Es normal en esta época del año.- explicó Iroh que se quitaba su chaqueta, dejando ver su musculoso torso que era demasiado notorio gracias a la camiseta pegada a su cuerpo, y no sólo por el agua. Enlai no pudo evitar compararse un poco y sintió la envidia corroerle al ver esos duros músculos, incluso se sonrojó un poco.

-¡Ajum!- tosió para llamar su atención cuando vio que se iba a quitar también la camiseta.- ¿Te recuerdo que hay una chica en el grupo?

Iroh pareció haberlo olvidado un segundo, pero era porque Xiao había permanecido demasiado callada.

-Oh, lo siento.- se disculpó entre dientes y se volvió a Xiao.

-Xiao, quizás deberías…- una olla cayó de entre las manos de la Avatar que estaba encogida sujetándose a Mu.- ¿Xiao?- ella tenía una expresión de dolor en su rostro y cayó de rodillas pero antes de caer Mu la atajó con su cabeza.

-/¡Xiao!/- gritaron al mismo tiempo acercándose a ella, no se veía bien.

-¿Qué te pasa? Estás…- Enlai pasó su mano por su frente.- ¡Estás ardiendo!

-¿Por qué no nos dijiste que te sentías mal?- reclamó Iroh.

-Luego le preguntas, ayúdame un poco a bajar su fiebre.

Así lo hicieron. Acomodaron su bolsa de dormir y Enlai la desvistió un poco, intentando no verla por completo, incluso cerró los ojos en casi todo el proceso. Iroh hizo rápido una fogata y llenó una vasija de agua con la lluvia. Pronto, Xiao estaba en su cama con un paño húmedo en su frente.

-¿Tienes medicamentos para la fiebre?- preguntó Iroh.

-Estoy seguro que sí.- aseveró Enlai y Xiao logró recobrar algo de consciencia.

-Esto… no es un resfriado.- los dos detuvieron su búsqueda de medicamentos en el equipaje al escucharla y se acercaron.- Creo que… es cosa del veneno.- ambos chicos palidecieron.

-Pero estoy seguro que vomitaste lo que ingeriste y te di medicamento para expulsarlo de tu cuerpo.- Xiao lo pensó un poco, en realidad lo había estado pensando desde hacía un par de días, ya que su estado, si bien mejoró un poco, fue decayendo gradualmente.

-El té…- musitó recordando el amargo té y los empalagosos dulces.- No sólo pusieron veneno en los dulces, sino que también lo debieron haber puesto en el té que me dieron. ¡Ugh!- al moverse, sintió que todo su cuerpo doler, cada fibra de este, como si cada músculo comenzase a ponerse rígido como cuando estuvo en ese baúl.

De repente Iroh parecía perturbado y Enlai lo notó.

-¿Qué ocurre?

-Si sólo hubiesen usando un tipo de veneno, este ya hubiese salido de su sistema con la medicina que le di, pero si usaron dos tipos diferentes, entonces la combinación fue demasiado fuerte y se pudo esparcir rápido en tu sistema…- apretó los puños.- Fue mi error. No pensé en esta posibilidad.- Enla lo tomó de los hombros para que lo encarara.

-¿Hay forma de curarla? ¿Tienes algo que podría ayudarle?- Iroh se lo quitó de encima.

-Tendríamos que llevarla a un hospital. Es la única manera.

-¡Estamos en medio de la nada! Y si va a un hospital de seguro que la reconocerían.

-¿Tenemos otra opción?

-Hierba de garra de oso…- musitó Xiao llamando la atención de los chicos.- En lo profundo de las cuevas… hay una hierba que sirve para todo tipo de envenenamientos… es muy particular, porque crece en los techos y sus raíces van hacia arriba. Ugh, si pueden conseguir al menos un par de raíces y hacer un té con ellas, pueden servir… ¡Agh!- sintió que el dolor comenzaba a escalar.

-En lo profundo de las cuevas.- repitió Enlai.- Bien, te traeré la hierba. Podré encontrar una cueva sin problemas.

-No, yo iré. Tú debes quedarte a cuidarla.

-No, tú debes quedarte.

-No, yo soy más rápido en rastreo.

-Pero yo soy el maestro tierra, estoy seguro que si hay alguien que puede encontrar una cueva más rápido ese soy yo.

-Pero yo he sido entrenado para buscar y encontrar en ambientes hostiles. Esta lluvia no será nada.

-¡Que yo iré!

-¡Yo soy quien irá!- ambos parecían a punto de enfrascarse en una pelea y Xiao no tenía la paciencia para ello.

-¡Irán los dos!- exclamó más por el dolor que por la molestia.- Voy a estar bien… Mu me cuidará. Y si va sólo uno voy a preocuparme demasiado y no quiero que eso pase.

-/Pero…/- dijeron los dos al mismo tiempo.

-¡SIN PEROS!- gritó apenas y alzando su cabeza, por un segundo pareció un demonio ante los ojos de los chicos que saltaron lejos de su posible alcance.- Vayan… yo estaré bien.

No estaban demasiado convencidos pero no querían desatar su furia.

-Bien, intentaremos no demorar demasiado. ¿Podrás aguantar?- preguntó Iroh acomodando el paño en su frente.

-Sí… sólo vayan. Y no peleen.

-No soy yo quien inicia las peleas.- se quejó Enlai.

-Pues mira, yo siempre he pensado que…- los dos escucharon un gruñido que provenía de Xiao que los veía de forma amenazante a punto de sacar fuego de la boca.

-Ya nos vamos.

-Cuídate.- se despidieron rápido antes de volver a cubrirse de la lluvia. Mu se acercó a su ama y Xiao sacó su mano con un gesto de dolor para acariciar el hocico de su compañero.

-Tranquilo… confío en ellos… ¡AGH!- se retorció un poco.- Pero espero que lleguen rápido…

Un grupo caminaba debajo de la lluvia, cubiertos por sus capas oscuras que tenían en la espalda la impresión del cuervo. Zidan que iba a la cabeza, había estado rastreando al Avatar desde hacía tiempo. Tenía una deuda pendiente con esa pequeña mocosa y no iba a desaprovechar la oportunidad.

-Señor, ¿no cree que deberíamos detenernos?- preguntó uno de los miembros de los Cuervos.- La lluvia está arreciando y es más difícil ver.- Zidan alzó su cabeza, mostrando que en su rostro había un vendaje que cruzaba la mitad de su rostro provocado en la última batalla.

-¿Quieres que nos ocultemos y así perdamos por completo el rastro?

-Pero hemos perdido el rastro hace ya rato…- Zidan rodó los ojos, se dio la vuelta y sin mirarlo apuntó por sobre su hombro y disparó. Su subordinado cayó al suelo con una herida en su hombro.

-El rastro sigue allí, si es que no te has dado cuenta.- dijo señalando los pequeños pozos de agua hechos previamente por pies y cascos.- Si demoramos más, el agua destruirá el rastro, y si eso pasa porque les molesta algo de lluvia no quieren saber de qué tan mal humor me puedo poner.- nadie se atrevió a decir o siquiera hacer ruido.- ¡Sigamos adelante! Y el próximo que se queje le pondré una bala en la cabeza.- todos obedecieron y dejaron al herido que permaneció detrás, el hombre se quedó rezagado y avanzó con la herida en su hombro, mordiéndose los labios para no quejarse a sabiendas que Zidan podría dispararle de nuevo si se atrevía a hacerlo.

Mu movió sus orejas, el disparo había sonado como un trueno pero no podía engañar al agudo oído del ciervo flor. Xiao se había quedado dormida en algún momento. Retiró su paño con su hocico, lo remojó con agua, y tras quitarle el exceso tras morderlo se lo volvió a poner. Se acercó a la entrada y fue que notó los pozos de agua que habían hecho. Así que rebuscando entre las cosas de su ama, retirando ollas, especias, inclusive ropa, incluyendo la interior, encontró lo que buscaba, botas. Arrancó unas hierbas duras y raíces de la pared y gracias a estos amarró los dos pares de zapatos a sus patas. Tomó una rama cercana de ramas duras y con esta comenzó a borrar y deshacer todo rastro mientras retrocedía. Odiaba mojarse demasiado pero al ver a su ama en tan mal estado sabía que debía hacer todo para protegerla.

Los truenos sobre sus cabezas fueron un recordatorio de que el clima iba a empeorar. Enlai volvió a meter por enésima vez las manos en el lodo. El constante golpeteo del agua sobre la tierra le hacía un tanto difícil encontrar una cueva por lo que no podía confiar en su habilidad.

-¿Nada?

-No que yo pueda sentir.- no quería admitir que se había equivocado.

-Ya, no puedes encontrar una, ¿no es cierto?- Enlai pareció un animal enojado y Iroh rio entre dientes.- Ya lo sabía. Un maestro tierra no puede rastrear nada si algo perturba la tierra, algo como la lluvia.

-Bueno, entonces dime, ¡oh! Gran rastreador. ¿Tú has encontrado una cueva?

-Por supuesto.- dio unos pasos al frente.- Considerando la ubicación geográfica, las plantas, y las huellas de pequeños animales que apenas y son perceptibles. Una cueva debe estar… ¡aquí!- retiró un manto de enredaderas y lo que se encontró fue con una sólida pared de roca.

-¡Pfft! ¡Vaya! Debo decir que es impresionante.

-Oh, ¿y tú puedes hacerlo mejor?

-Puedo hacerlo mejor, en realidad, puedo hacer cualquier cosa mejor que tú.

-¡JA! No me hagas reír.- los dos se encararon el uno al otro.- Esto fue una pésima idea.- espetó Iroh.

-Lo mismo digo. Qué tal esto. Quien encuentre una cueva con la susodicha hierba del oso primero aceptará que el otro es mejor, en todos los ámbitos habidos y por haber.

-Y el perdedor aceptará su derrota sin poder decir nada.

Sin mediar más palabras ambos estrecharon sus manos, listos para la competencia en medio de aquella tormenta. Listos para demostrar a cada uno quién era el mejor.

Las huellas iban desapareciendo poco a poco, pero algunas todavía eran visibles. El grupo de los Cuervos avanzó hasta llegar una curva y se detuvieron al ver que no había rastro alguno de huellas. Zidan estaba a punto de maldecir cuando uno de sus subordinados que caminaba colina arriba le llamó.

-Señor, hay huellas y ramas rotas cuesta arriba.

-Bien, tal parece que han querido ir a terrenos más altos. Vamos.

Detrás de ellos, el hombre herido cayó al suelo. Mareado y adolorido por la herida que hasta ahora no había sido curada. Una maestra agua se acercó pero Zidan le detuvo.

-Déjenle solo. Si no puede seguir con una herida como esa no sirve de nada en el grupo.

La maestra agua se alejó de su compañero herido y avanzó con el resto. El hombre quiso hacer lo mismo pero empezaba a sentirse cada vez peor y trastabilló por el camino, hasta que notó unas huellas extrañas más allá. Revisó con cuidado y notó en el lodo un pedazo de rama atorado. Y al revisar bien notó algo muy extraño, por lo que decidió hacer caso a sus instintos por una vez e ir por su cuenta.

Enlai avanzó haciendo a un lado algunas ramas y teniendo cuidado de las raíces. Metió sus dedos entre el lodo pero seguía sin ver nada debido a que la tormenta empezó a arreciar. Era imposible ver algo ante tanta agua que golpeaba el suelo. Suspiró con el ceño fruncido mientras acomodaba su impermeable.

-Esto no va a funcionar. Debo concentrarme o Xiao se pondrá peor y tampoco quiero que ese cara de babuino me gane.- gruñó entre dientes cuando al apoyarse en un árbol notó a una familia de ardillas dentro de un hueco sobre su cabeza.- Un momento, claro, ¿cómo no lo vi antes? Si me concentro en los lugares donde el agua no golpee la tierra entonces podré encontrar una cueva.

Volvió a enterrar la punta de sus dedos en el suelo lodoso y cerró los ojos. Su visión de los movimientos de la tierra se amplió hasta dar con un sitio hueco donde el agua no golpeaba su interior.

-¡Sí! Toma esa, cretino. Yo ganaré esta apuesta.

Avanzó entre la maleza cuando por error una rama se atoró en su pantalón y este resbaló. Más antes de maldecir, la bala dio justo en el árbol que estaba a su lado y que atravesó otros más.

-Normalmente no fallo.- dijo Zidan que alzó una de sus nuevas pistolas.- Pero creo que quizás fue bueno, porque un cadáver no me diría dónde se encuentra la Avatar.

Detrás de él los demás Cuervos estaban listos para atacarlo. Enlai pensó rápido y se impulsó hacia adelante con el lodo. Girando sobre sus talones y luego lanzando bolas de lodo comprimidas hacia los cuervos. Zidan le esquivó sin problemas y disparó de nuevo un par de veces, pero Enlai se lanzó colina abajo y enterrando su brazo en el lodo les lanzó un montón de lodo a los cuervos que apenas y se cubrieron y resbalaron, muy pocos esquivaron las demás bolas de lodo comprimido que vinieron.

-¿Se creen que será fácil? ¡Se han metido con el campeón de guerras de lodo de Wuxin!

Alzó sus manos y una ola de mugre y lodo fue a contra ellos, pero Zidan no se movió, en cambió los maestros agua usaron el agua alrededor para deshacer la ola de lodo y darle visibilidad a Zidan que sonrió al tener su objetivo a la mira. Enlai apenas y pudo esquivar la bala que rozó su impermeable, haciendo que sintiera el metal caliente por poco.

Los dos maestros agua le lanzaron una ola y Enlai se lanzó a un lado rodando cuesta abajo hasta caer sobre una roca en el suelo.

-¡No puedes escapar de nosotros mocoso!

Un maestro tierra intentó encerrar a Enlai formando una cúpula pero este la abrió y luego golpeó la roca que se desestabilizó justo a tiempo cuando Zidan se preparaba a disparar. La lanzó sobre el grupo y Zidan disparó. Enlai se hizo a un lado mientras los maestros tierra desviaban la roca, pero pudo ver claramente la bala atravesar la dura roca y pasar muy cerca de él. Volvió a deslizarse por el camino lodoso con velocidad. Escuchando a los Cuervos ir detrás de él. Estaba seguro en algún punto haberlos perdido cuando de repente chocó con Iroh. Los dos cayeron al suelo con fuerza.

-¡Agh! ¿Qué rayos te pasa?

-¡Me persiguen!

-¿Quiénes?- señaló hacia unos arbustos de donde los Cuervos salieron y atacaron con lodo y agua. Enlai y Iroh hicieron lo mismo con sus elementos apenas logrando bloquear el ataque. Se levantaron dispuestos a pelear pero más Cuervos llegaron y Zidan les apuntó con sus dos nuevas pistolas.

-Mira nada más. Otro más que irá a la bolsa.

-¡Corre!- gritó Enlai tomando del brazo a Iroh y deslizándose apenas esquivando los nuevos ataques que llegaron a sus espaldas, por suerte o no, hasta ahora ninguna bala.

En algún punto ya no pudo deslizarse y los dos comenzaron a correr lanzando ataques a sus espaldas pero era imposibles frenarlos. Los Cuervos se movían con agilidad, incluso sobre las ramas de los árboles. Entonces Iroh resbaló sujetando a Enlai de la ropa y ambos cayeron a una gruta que se llenó de agua por la tormenta haciendo que se transformara en un río. Ambos fueron arrastrados por la corriente hasta perderse de la vista de los Cuervos que siguieron la persecución hasta que estos entraron en una cueva subterránea y no se supo más de estos.

-¡Encuéntrenlos!- gritó Zidan.- Si los perdemos ahora perderemos al Avatar y eso es algo que no voy a tolerar.

Despertó con un terrible dolor en todo su cuerpo. Intentó mover la cabeza un poco, notando que estaba sola y que Mu no se encontraba por el momento.

-¿Mu?...- llamó con voz trémula y pastosa. Quería agua, pero no había nadie cerca. Cerró los ojos dejando que lágrimas cayesen de sus ojos. Se sentía tan mal, incluso el sólo respirar requería un esfuerzo de su parte. Sólo podía llorar para desahogarse, con una mezcla de sentimientos entre el dolor físico y espiritual al recordar lo sucedido con Mei Feng y su padre, desde el momento en que la encerraron en ese baúl hasta que los quemaron vivos dentro de su cabaña.

Una mano fresca y agradable se posó sobre su frente y al abrir sus ojos vio a su abuelo como de costumbre en su forma amorfa y brillante.

-Shhh, shhh, tranquila cariño. Estoy aquí.

-Abuelo… duele mucho.

-Lo sé, lo sé. Pero debes ser fuerte.

-No creo serlo…- sollozó un poco.- ¿Por qué la gente hace cosas tan horribles? ¿Por qué… la gente lastima a otros? ¿Qué ganan con eso?- el gentil toque de su abuelo la calmó un poco.

-¿Recuerdas lo que es el yin y yang? Cada persona tiene energías positivas, negativas y neutras. Así trabajan también los elementos. En el sentido moral pasa lo mismo. Hay gente buena y bondadosa, gente cruel y despiadada, y gente que simplemente no querrá intervenir y permanecerá neutro ante la situación. Encontrarás todo tipo de personas en tu camino.

-Yo… no sé si quiera conocer a más personas.

-Quieras o no eso pasará.-dijo en una corta risa.- Porque cada vez que conozcas a alguien aprenderás algo nuevo, aprenderás a ver más allá. A veces te encontrarás cosas malas y a veces están te desequilibrarán y querrán arrastrarte hasta su mismo punto, pero son tus convicciones y tu corazón lo que hace te mantengas firme hasta hacer que otros se muevan contigo y ayudarlos a salir de su propia oscuridad. Ese, mi niña, es un poder más grande que todos los elementos unidos y que tú tienes.

-Abue… ¡AGH!- apretó los dientes ante el incesante dolor que la atravesó y luego de que pasó respiró con fuerza.

-Conozco una forma de ayudarte, mi niña. Pero necesito que te concentres y hagas lo que digo, ¿de acuerdo?- ella asintió con los labios apretados y el sudor perlar su frente.- Vas a tener que concentrarte, busca dentro de ti ese veneno que te lastima, dentro de tu sangre y organismo, tienes que expulsarlo y sacarlo.

-¿Có-Cómo?- exhaló la pregunta.

-Debes sentirlo, así como tu sudor y tu sangre, este debe ser un líquido que está dentro de ti y debes expulsarlo. Concéntrate en ello. Tú puedes.

Xiao tragó la poca saliva que tenía en su boca y cerró los ojos sintiendo la mano de su tío posarse sobre su frente.

-N-No puedo… no puedo concentrarme.

-Puedes hacerlo, Xiao. No te rindas antes de intentarlo. Debes buscar e intentar expulsar el veneno fuera de ti. Sé que puedes hacerlo.

Lágrimas cayeron a sus costados.

-Tengo miedo…

-Lo sé, cariño. Pero estoy aquí y creo en ti. Respira, calma, que a pesar del dolor, puedes lograrlo.

Xiao dejó salir un suspiro entrecortado mientras se concentraba en sí misma. Era extraño, comenzó a sentir y ver poco a poco cada parte de su cuerpo, comenzando por la parte exterior, su piel y sus músculos. Concentrándose más y más hasta dar con sus órganos internos y de allí un mapa completo de sus venas y arterias que transportaban sangre a todo su cuerpo como un mapa en azul y blanco. Podía verlo todo ahora con gran claridad, y fue que lo vio, algo oscuro paseando entre esa carretera dentro de ella.

-Lo veo… el veneno recorre mi cuerpo lento, como brea.

-Bien, intenta sacarlo de ti. Respira y muévelo fuera.

Xiao comenzó a mover sus dedos, poco a poco sintiendo el veneno moverse pesado por su sistema, era terriblemente doloroso, pero tenía que hacerlo. Poco a poco su cuerpo comenzó a sudar, pero este era como aceite espeso y despedía un extraño aroma. A pesar del dolor, siguió adelante sabiendo que no estaba sola. Poco a poco recobrando movilidad, hasta alzar sus manos y comenzar a formar una esfera con aquel líquido que iba creciendo poco a poco con cada gota.

Su abuelo estaba feliz de ver su determinación.

-Muy bien, lo estás haciendo bien.

Se dejaron caer en el duro suelo de roca, tosiendo y escupiendo toda el agua que habían tragado.

-¿Estás bien?- preguntó Enlai con pesadez.

-Creo… que vi mi vida frente a mis ojos.

-Ah, pensé que fui el único.- se levantaron con dificultad y miraron alrededor. Estaban dentro de una cueva y pequeños cristales verdes y azules incrustados en las paredes iluminaban un poco el lugar.- ¿Dónde estamos?

-No lo sé. Pero esto es bueno. Encontramos una profunda cueva. Lo que quiere decir…

-Que hay hierba de garra de oso en cualquier parte.

Los dos se volvieron al otro al mismo tiempo y luego corrieron en dirección a la entrada más cercana, empujándose uno al otro, siendo Enlai el ganador y tomando la delantera.

-¡Yo voy a ganar!

-¡En tus sueños!

Llegaron hasta una cámara más oscura cuyo suelo estaba hundido. Enlai saltó cayendo sin problemas y Iroh usó algo de fuego para impulsarse y así saltar más lejos que él y correr. Pero el castaño lo hizo perder el equilibrio elevando la tierra a sus pies y lo pasó apenas para ser derribado por Iroh. Mientras estaban forcejeando en el suelo algo se movió a su lado. Los dos se detuvieron al notarlo y vieron un largo y enorme cuerpo enroscado, sus escamas cafés se confundían con la roca de la cueva y cuando la bestia alzó su cabeza oscura y abrió sus ojos amarillos supieron que serían la cena de esa serpiente.

-No puede ser…- musitó Enlai antes de que la serpiente atacara.

Rodaron por el suelo esquivando la cabeza de la serpiente que se clavó sin mucho problema en el suelo. Esta siseó abriendo grande su boca y los dos se levantaron al mismo tiempo esquivando otro ataque.

-¡¿Cómo puede haber una serpiente así de grande?!- exclamó Enlai lanzando un par de rocas que dieron en la cabeza pero que no le hicieron ni cosquillas.

-¿Quieres preguntarle de qué consta su dieta?- lanzó una llamarada que tampoco le hizo nada. La serpiente lanzó de su boca un líquido negro y Enlai puso un muro de roca para evitar que el veneno cayera sobre de ellos. No tenían pensado tocar esa cosa.

La serpiente los volvió a atacar y ambos lanzaron sus mejores golpes pero de nuevo no le hicieron nada.

-Debe haber una forma de acabar con esa cosa.- gruñó Iroh.- ¿Qué haría Xiao ahora?

-Tal vez usar algo de viento para mandarla a volar o ver qué debilidad tiene.

-Debilidad… Debilidad…- fue que los dos notaron que la serpiente apenas y se había desenroscado, ya que el resto de su cuerpo protegía tres grandes huevos.- Está protegiendo a sus huevos.- los dos volvieron a esquivar un ataque de la serpiente.

-¿Quieres decirle que no vamos a tomar sus huevos?

-No hablo serpiente. ¡Vamos!- le instó a correr a la salida, no iban a quedarse allí, pero al ver que escapaban, la serpiente se desenroscó y fue a por ellos, provocando que uno de los huevos saliera rodando lejos de sus hermanos. La serpiente abrió grande su boca y fue a por ellos, más Enlai alzó una serie de columnas que lograron quedar en la boca de la serpiente. Iroh entonces vio el huevo, dirigirse justo donde había una brecha. Corrió hacia este a pesar de los llamados de Enlai. La serpiente usó toda su fuerza para romper las columnas de su boca y notó a Iroh y fue a por él y atacó. Iroh logró atrapar el huevo justo a tiempo, este era la mitad de su tamaño y al volverse y toparse casi cara a cara con la madre alzó el huevo cerró los ojos.

Enlai se había quedado sin aliento al ver a la serpiente quedarse quieta. Iroh abrió los ojos al notar que seguía intacto y vio a la serpiente a centímetros de él, aguardando. Tragó saliva antes de hablar.

-No queremos tus huevos o hacerte daño. Nada más queremos pasar.

La serpiente siseó, pasando su lengua muy cerca de su rostro empapado en sudor, y tras unos momentos que le parecieron eternos al maestro fuego, con mucho cuidado la serpiente tomó su huevo con su boca y retrocedió para regresarlo con sus demás hermanos. Se enroscó de nuevo mirándolos fijamente hasta que salieron de esa cámara sin apartar en ningún momento su vista de esta.

Suspiraron de alivio cuando salieron de la cámara.

-Estás loco. ¿En qué pensabas?

-En que si algo le pasaba a ese huevo no hubiésemos podido salir de esa.- respondió recobrando algo de color.- Fuiste muy… útil allá atrás.- admitió resignado.

-Gracias. Tú tampoco estuviste mal.- los dos sonrieron de lado.- Debo admitir que podemos hacer buen equipo.

-Eso creo. Pero hay algo que no entiendo, ¿por qué haces esto?

-¿Te refieres a buscar la hierba o a este viaje?

-Ambas. Yo vine con el objetivo de proteger al Avatar de los peligros de su viaje. Tengo un objetivo, ¿cuál es el tuyo?- Enlai pareció pensarlo.

-Creo que es el mismo que Xiao. Saber quién soy. Ya conociste a mis padres, tienen casi toda mi vida planeada. Admito que usé la excusa del viaje del Avatar para rebelarme contra mis padres y así divertirme como el antiguo y legendario equipo Avatar.

-Eso se nota a leguas. Pero hay un pero, ¿no es así?- Enlai resopló a lo bajo.

-Y ese es que mientras más voy conociendo a Xiao, más me doy cuenta que no sé qué quiero de mi vida y que ella y yo nos parecemos mucho. Yo soy rico y puedo tener todo lo que quiero, ella es el Avatar y puede tener el poder que quiera, pero ninguno de los dos desea eso.- Iroh quedó impresionado por sus palabras, ya que sí había notado que Xiao no quería nada que ver con el título.- ¿Y tú?

-¿Yo qué?

-Vamos, estás aquí porque te lo ordenaron, ¿no? ¿Algo que quieras compartir?

-No. Eso es todo. Yo vine aquí porque me lo ordenaron y estoy dispuesto a cumplir mi misión. Hay mucho peligros que Xiao deberá enfrentar y otros que todavía desconoce. Hay gente muy peligrosa que desearían tener al Avatar de su lado.

-¿No tenían al "Avatar" ya de su lado?

-Un falso Avatar apenas es la punta del iceberg.

-¿Qué quieres decir?

Iroh no dijo nada más, se detuvo cuando llegaron a una cueva recubierta de cristales, azules, verdes y blancos.

-Wow, esto es impresionante. ¿Sabes lo que valen unos cristales así?

-No lo sé, y no me importa.- señaló Iroh el techo.- Porque he allí nuestro premio.- dijo con una sonrisa que Enlai compartió al ver sobre sus cabezas montones de la hierba de garra de oso, tal y como la había descrito Xiao.

El sonido de la lluvia era tranquilizante ahora, los oídos ya no le dolían y a pesar de los constantes relámpagos que sentía que podrían caer en cualquier momento sentía que estaba a salvo. Miró hacia la entrada, Mu, Enlai y Iroh se habían marchado hacía buen rato y a pesar de que confiaba en sus habilidades todavía sentía la preocupación carcomerle la cabeza.

La mano de su abuelo se posó en su frente.

-La fiebre te ha bajado mucho y tal parece que ya no sientes dolor.

-Estoy cansada. Sacar eso de mi cuerpo fue demasiado…- a un lado había un cuenco lleno de un líquido similar al aceite. Al principio sido duro, pero mientras más veneno sacaba de su sistema mejor se sentía.- Aunque debo decir que es impresionante, es la primera vez que hago eso. Los canales de mi cuerpo conectados entre sí. Fue fascinante, me gustaría aprender más de eso.

-Cada parte del ser humano está conectado formando un perfecto organismo. Y el espíritu también está conectado con este. Aprender más de esto podría serte muy útil a futuro, como ahora lo fue. Y mientras esperamos a tus amigos, ¿se te ofrece un poco más de té?- Xiao asintió aceptando de buena gana la taza del té que su abuelo le preparó.

-Sólo espero que los chicos y Mu vuelvan.

-Ten paciencia y fe. Te has hecho de buenos amigos.- ella sonrió sabiendo que era muy afortunada y fue que escuchó el sonido de pasos afuera de la cueva.

-Oh, ya regresan.

Sin embargo, la figura oscura que entró a la cueva no era ninguno de sus amigos. Y el hombre alzó una de sus armas a ella.

-No te muevas o disparo.

Xiao se quedó quieta con la taza en mano. Pensó en todas las posibilidades, podría esquivarlo y usar algo de agua control contra él. O tal vez lanzarle aire... Tenía varias opciones antes de que apretara ese maldito gatillo. Pero al mirarlo bien, fue que también notó la sangre que caía de su hombro.

-Xiao…- su abuelo le llamó la atención, él también había notado la herida.

-Bien, no me moveré. Pero ¿no quiere que le cure? Se nota que está a punto de desmayarse.- y no mentía, el sujeto estaba pálido como la cera bajo la capucha. El Cuervo pareció en serio pensarlo, y empuñó más el arma.

-Lo permitiré, pero si intentas algo…

-Debe acercarse, o no podré curarlo. No puedo ponerme de pie.- con clara desconfianza este se acercó y Xiao sintió cómo le clavaba la pistola en su costado. En serio le dolió.

A su lado había dos cuencos, el de agua para su fiebre y el veneno. Tenía que decir que por su cabeza pasó la idea de usar el veneno en lugar del agua.

-Hazlo, rápido…- apretó el bandido los dientes en un gesto de dolor. Y fue que tomó una decisión.

Usó su agua control y se concentró para curar la herida. Por un momento sintió que clavaba más la pistola a ella, cosa que la hizo quejarse a lo bajo, más pudo terminar su trabajo.

-Listo, ya estás curado.

-¿Por qué me ayudaste?- preguntó confundido.- Pudiste matarme. Eres el Avatar.

-Pude, pero no lo hice.- luego tomó el cuenco que seguía lleno.- Por ejemplo, pude usar este veneno en ti, pero no me gusta ver a nadie sufrir. Y no por ser el Avatar soy una mala persona que toma ventaja de los débiles y heridos.

El bandido afiló su mirada unos instantes, un relámpago se escuchó muy cerca de ellos y después Xiao sintió que apartaba el arma de ella.

-Gracias…

-De nada. Mientras pasa la tormenta, ¿no quieres acompañarme con una taza de té?- el bandido pareció confundido, pero se sentó y aceptó de buena gana una taza.- Podemos charlar un poco si así lo quiere.

-¿De qué?

-La vida es un buen tema. ¿Por qué es un bandido de los Cuervos? ¿Pagan bien? ¿Tienen seguro médico y dental?- bromeó un poco y el hombre soltó una pequeña risa.

-La verdad, es porque mi familia necesitaba el dinero pero… siempre quise ser un profesor de escuela.

Enlai había usado tierra control para formar largas columnas horizontales en los cristales y que estos le sirviesen como escaleras.

-Una más.- dijo Iroh y Enlai jaló una nueva columna que los alcanzó al fin a su objetivo.

-Por fin. ¿Cuántas tomamos?

-Toma unas cuántas. Quién sabe si necesitemos de estas en el futuro.

-Buena idea.- comenzaron a jalar con fuerza la arraigada raíz y a guardar las que podían. Iroh observó a Enlai guardar un par de raíces en sus bolsillos.

-Debo decir que Xiao tenía razón.

-¿Ah? ¿Sobre qué?

-Sobre que los dos debíamos buscar las raíces. Odio admitirlo pero, hacemos un equipo bastante decente.

-Vale… sí, quitando el hecho de que te salvé la vida unas cuántas veces, no estás tan mal.

-¿Disculpa? Yo también te salvé la vida.

-Pero yo te la he salvado más veces.

-Eso no es verdad.

-Claro que sí.

-¿Quieres que te dé la cuenta? Te he salvado más veces de las que me gustaría.

-Hagamos el conteo, pero YO te he salvado la vida más veces.- ambos parecían a punto de enzarzarse en una nueva pelea, pero un disparo pasó muy cerca de sus narices. Alguien había disparado justo debajo de ellos, y la columna se partió a la mitad haciendo que Iroh casi cayera al vacío, pero Enlai le tomó del brazo y lo jaló hacia él. Miraron abajo, estaban rodeados de Cuervos y no habría forma de salir ya que los maestros tierra cerraron las únicas salidas que tenían con cristales.

-Esta vez no tienen oportunidad de escapar. Les sugiero entregarse a la buena y decirnos dónde está la Avatar. O bueno, sólo necesitamos a uno de ustedes y que todavía pueda gritar. Ella de seguro llegará para salvarle.- propuso Zidan como si fuese el mejor trato de su vida.

Los dos se pegaron en el muro esperando estar fuera de la vista de estos.

-¿Alguna idea?- preguntó Enlai. Iroh pareció en verdad pensarlo y tomó uno de los cristales que sobresalía del muro.

-¿Crees poder cubrirnos un momento con estos?- Enlai asintió y tras colocar sus manos en el muro, empujó hacia adelante los cristales que estaban a sus espaldas y así cubriéndolos por completo. Zidan gruñó.

-Nunca me la dejan fácil.- comenzó a disparar destrozando aquel escudo de cristal pero se dio cuenta que no había nadie dentro y en el muro había un hueco por donde ambos escaparon.

El dúo apareció saliendo debajo de la tierra, atacando por sorpresa a los Cuervos más cercanos.

Iroh fue directo contra Zidan lanzando una gran bolsa de fuego que hizo que el Cuervo tuviera que moverse. Iroh llegó hasta él y atacó pensando que en un ataque así él no tendría tiempo de desenfundar sus armas, pero se equivocó, Zidan bloqueó sus ataques sin mucho problema y logró darle un golpe en las costillas. Por debajo de la capa apuntó otra arma más pequeña que Iroh esquivó al inclinarse a un lado y lograr darle una patada en la cara a Zidan, más este aprovechó el golpe para retroceder y apuntar aprovechando el error del maestro fuego que se apoyó con su mano en la tierra para girar formando con sus piernas un aro de fuego y lanzarlo contra el pistolero que apenas y pudo esquivar también y apuntó hasta que uno de sus subordinados cayó encima de él haciéndole perder el tiro.

Enlai se había hecho cargo de algunos Cuervos, más cuando se vio rodeado Iroh le cubrió las espaldas.

Zidan se levantó y vio que sus hombres estaban siendo derrotados por ese par de chicos. Así que cargó su arma con una bala y apuntó al techo. Disparó dando justo en el centro y el techo estalló por completo sobre de ellos junto con algunos cristales. Enlai apenas y tuvo tiempo de formar una cúpula para cubrirlos que con el peso se rompió dejándolos más que expuestos a un ataque de los pocos que quedaban en pie.

-Nada mal para un par de mocosos. Y ahora… vamos a ver a quién dejamos con vida. Creo que dejaremos al que pueda gritar más fuerte.

Iroh y Enlai estaban listos para seguir dando pelea, cuando de repente sintieron un temblor de la tierra. Una de las entradas que estaba bloqueada por los cristales fue destrozada dejando paso a la gran serpiente que anteriormente habían pasado. Esta abrió grande su boca y pasó por todo el lugar a una velocidad vertiginosa, golpeando con su cola a los Cuervos, incluyendo a Zidan que tuvo que rodar en el suelo para evitar que le arrollara. Cuando la serpiente se detuvo, ambos chicos observaron que esta parecía verlos mientras sacaba su lengua. Fue que entendieron que ella no les atacaría, les estaba regresando el favor. Con la punta de su cola golpeó el muro de cristal que bloqueaba la segunda entrada.

-¡Gracias!- exclamó Iroh corriendo hacia la salida.

-Que tus bebés nazcan sanos.- le deseó Enlai.

Los dos corrieron a la salida justo a poco tiempo de que la serpiente golpeara con su cola el muro bloqueando esta para que nadie más saliese. Zidan le apuntó a la cabeza pero su bala no le perforó ante sus duras escamas. Esta siseó y por el techo escapó volviendo el lugar más que inestable.

-¡Todos afuera!- gritó Zidan que apuntó de nuevo a la serpiente, esta vez con una de sus balas explosivas le dio justo en la cola, haciendo que varias escamas cayeran junto con los escombros que cayeron sobre de él…

El dúo corrieron hacia la salida sintiendo que ese pasadizo estaba a punto de colapsar. Saltaron en el último segundo y detrás de ellos el túnel colapsó. Sintieron la lluvia sobre sus cabezas y se tendieron de espaldas dejando que el agua limpiara la tierra y el sudor de sus rostros.

-Lo logramos…- exhaló Iroh.

-Salimos vivos…- musitó Enlai más sintió que algo faltaba. Se tocó los bolsillos y notó que ya no estaban llenos. Se sentó rápido.- ¡No puede ser! ¡La hierba!

-¿Qué?- Iroh revisó también sus bolsillos, dándose cuenta que ya no estaban abultados.- No… No puede ser…- rebuscaron y cada uno sacó una pequeña hierba de garra de oso que había quedado. Ambos suspiraron.

-¿Crees que sea suficiente?

-Eso espero… regresemos.

Los dos regresaron un tanto ansiosos y esperando que la poca hierba que tenían fuese suficiente.

Los Cuervos apenas y habían podido salir, más no fue el caso de su líder. Todos parecían pasmados viendo la entrada obstruida y nadie sabía qué decir, hasta que escucharon un disparo y todos se cubrieron ante la explosión que le abrió paso a Zidan que salió con la capa desgarrada y una herida en su cabeza, pero una sonrisa adornaba su rostro mientras que en una de sus manos cargaba varias grandes escamas de serpiente.

-Señor, ¿está bien?- preguntó una mujer.

-Estoy bien en lo que cabe. Perdimos la batalla pero no nos fuimos con las manos vacías.- observó maravillado su nuevo aditamento.

Mu regresó a la cueva completamente empapado y Xiao estaba sola.

-Mu, ¿qué estabas haciendo?- el ciervo flor mordió las cuerdas que tenía en las patas, quitándose así los zapatos y yendo junto a la fogata, dejando que su dueña acariciara su hocico.- No sé por qué pero creo que debo darte las gracias por lo que sea que intentaste.- Mu cerró los ojos disfrutando de su caricia hasta que fue interrumpida cuando Iroh y Enlai llegaron igual de agotados y empapados.

-Tenemos la raíz...- mostró Enlai con una sonrisa de orgullo.

-¿Cómo te sientes?- preguntó Iroh.

-Estaré mejor cuando pruebe el té.

Los chicos le hicieron el té, pero a pesar de sus instrucciones fue el peor té que hubiese probado, aunque les felicitó alzando su pulgar y bebiendo aquello sin quejarse. Miró hacia afuera de la cueva y sonrió.

-Tal parece que la lluvia pasó.- los cálidos rayos del sol volvían a asomar y Iroh suspiró de alivio.

-Podremos seguir apenas y te sientas mejor.

-Así que bebe tu té y descansa.- ella obedeció con una sonrisa.

-Me alegra ver que se llevan mejor. ¿Tuvieron problemas?

-Los normales.- confesó Enlai, y no mentía del todo.

-Creo que esta aventura nos enseñó algo de compañerismo.

-Eso es bueno.- dijo ella cerrando los ojos.- Mi abuelo dice que la lluvia puede ser caótica, pero cuando se va nos damos cuenta de todo lo que limpió en su camino y las nuevas oportunidades que da.- dijo a sabiendas que aquel ex bandido regresaría a su hogar después de enterrar aquella vasija de veneno para seguir con sus sueños y apoyar a su familia de forma honesta. Y al mismo tiempo había recuperado algo de fe en las personas. Comenzó a dormitar sintiendo que Enlai le colocaba un nuevo paño mojado en la frente y Iroh revisaba su pulso.

-Descansa por hoy, Xiao.- dijo Enlai.

-Te lo has ganado.- agregó Iroh y Xiao cerró los ojos. Se sintió bien, protegida y segura de que estaría bien. Exhaló un poco para dormir… o eso fue hasta que escuchó las ollas y sartenes.

-Ya dije que yo haría la comida.- se quejó Iroh.

-Cocinas fatal. Déjamelo a mí.- replicó Enlai.

-Por favor, como si supieras diferenciar entre el perejil y cilantro.

-¿Y tú puedes? A ver, dime cuál es cuál.- las sartenes chocaron en sus manos y Xiao suspiró al mismo tiempo que Mu bufó. Antes de dormir, les daría un par de consejos de cocina.

-Muy bien, primera lección. ¡Más les vale que no se les ocurra abollar mis sartenes!

Tal vez no eran el equipo perfecto pero quizás eso era lo interesante en aquel extraño grupo.

Y… espero que les haya gustado! Gracias a todos por leer. Dejen review, nada de tomatazos, y sin más qué decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!