Hola a todos! Muchas gracias por leer esta pequeña historia. Espero que les guste lo que viene. Ya puestos y sin más qué decir… COMENZAMOS!

Capítulo 11.

Flores teñidas de rojo.

Había oscurecido mucho antes de lo esperado, la pequeña Xiao caminó vacilante por la montaña con la bolsa repleta de raíces de bambú y dejando que la luz de la luna llena le guiara. Miró atrás atemorizada cuando escuchó a los animales nocturnos comenzaron a cantar su propia melodía nocturna, mirando con sus brillantes ojos a la pequeña niña perdida. Grandes lágrimas comenzaron a caer de sus ojos mientras seguía caminando.

-¡WAAAAH! ¡No me quiero quedar aquí! ¡Abuelita! ¡Abuelito! ¡Tengo miedo!

De repente escuchó un lastimoso lamento. Se detuvo y a unos metros unos ojos brillaron entre los arbustos. Iba a correr pero al escuchar de nuevo el lamento se detuvo y se giró hacia quien hacía ese sonido. Se acercó cauta iluminando su camino con una pequeña flama de su mano y lo que vio la hizo dejar de llorar. Era un pequeño ciervo bebé repleto de manchas blancas y recostado en el suelo. Al verlo bien, notó que estaba lastimado y apenas y podía ponerse de pie. Ella limpió sus lágrimas y se acercó con cuidado.

-No voy a lastimarte… tranquilo.- extendió su mano y el pequeño ciervo la olfateó antes de darle una lamida que la hizo reír.- ¿Tú también estás perdido?- acarició su cabeza.- No te preocupes, te voy a llevar con mamá Maiki para que te cure y puedas volver a caminar. No creo que tarde.

De repente escuchó las voces de su abuela, su abuelo y sintió más presencias alrededor del bosque, espíritus que entre las ramas buscaban a la pequeña niña. Ella sonrió y el ciervo bramó llamando la atención de todos y ella abrazó al pequeño animal que lamió su mejilla al saber que estarían a salvo.

Iroh salió de una tienda que estaba de camino a la ciudad, Xiao, sentada en la banca fuera del local, se veía tensa y pensativa.

-Me dijo que han recibido alertas de cazadores ilegales por la zona. La policía cree que se trata de una red de tráfico de animales y que han estado tras su rastro desde hace tiempo pero se esconden en el espeso bosque de los alrededores.

-Eso no ayuda.- espetó Xiao que se levantó y comenzó a caminar por la vereda. Los chicos rápidamente le dieron alcance.

-Hey, sé que te importa mucho tu mascota y lo encontraremos, no te preo…- Enlai no pudo seguir hablando ya que Xiao lo tomó de la solapa de su camiseta y lo bajó a su altura.

-Mu no es una mascota. Es mi amigo y les pediré que no intenten comprenderme, esto no es algo que puedan entender.- lo soltó y siguió caminando. Enlai tragó duro sorprendido de su agresividad.

-¿Qué le pasa? Siento como si nos la hubieran cambiado.

-Escuché de mi abuelo que algunos Avatares cuentan con un animal guía en su vida. Así como el Avatar Roku tenía a su dragón y el Avatar Aang a su bisonte volador, formando así una fuerte conexión con estos que les sirven no sólo de guía o compañía.- Enlai se acomodó la camisa sin apartar la vista de su amiga.

-Pues espero que podamos encontrar a Mu antes de que Xiao cometa una locura.- Iroh fijó mirada fija en Xiao.

-Sí… espero lo mismo.

La camioneta con las jaulas se detuvo, Mu se movió intentando mirar el cielo pero el espeso bosque apenas y dejaba que un poco de luz se colara por entre las hojas. Bufó molesto y observó los alrededores. Había animales de todo tipo, lémures voladores, un caimán de pantano, incluso un pequeño bisonte volador, entre otros. Un león alce dientes de sable golpeó su jaula pero estas eran tan resistentes que no le hizo mella. Uno de los cazadores se acercó a Mu examinando su jaula cuando este se abalanzó apenas sacudiendo su jaula.

-¡Oh! Con que todavía tienes esa actitud.

-Ya deja a ese animal, si la jefa te ve molestándole la vas a pagar.- le dijo una mujer que cargaba unas cajas.

-Tranquila, sólo voy a darle una lección.- fue a la parte delantera de la que sacó una vara eléctrica la cual comprobó su carga.- Mientras no lastime sus preciados cuernos no pasará nada.

Se acercó a la jaula y metió la mano lastimando a Mu que bramó por el dolor.- ¿Quieres más?- volvió a picarlo riéndose de su dolor prolongándolo todavía más, pero Mu esta vez reaccionó.

Mordiendo su brazo y jalándolo hacia la jaula, lo azotó una y otra vez hasta que soltó la vara que destruyó con sus pezuñas, después lo soltó a él y al darse la vuelta le pegó con una de sus patas traseras justo en la entrepierna. Los cazadores se rieron del cazador que furioso por la humillación se levantó y sacó su arma.

-¡Maldito animal!

Antes de que pudieran detenerlo los demás alguien más lo tomó del brazo y lo desarmó.

-¿Qué crees que estás haciendo?- una mujer de larga cabellera negra que cubría su rostro y de piel morena preguntó a lo bajo haciendo temblar al hombre. Esta sin dudarlo lo golpeó en el estómago y lo dejó en el suelo.- Este animal vale su precio en oro. ¿Sabes lo raras que son las flores de sus astas?- lo pateó con sus botas de cuero. La mujer vestía con un ajustado top estilo sari rojo con chaleco negro y pantalones abombados.

-Tal parece que no tiene idea de su valor, hermanita.- de repente un delgado hombre de lentes se acercó y sonrió contemplando al animal. De piel blanca y cabello castaño, vestía con una larga camisa de lino roja con detalles negros en flor y debajo un pantalón con zapatillas tradicionales. Abrió un grueso libro justo donde tenía una separación.- Los ciervos flor varían dependiendo la zona en la que viven, tanto en su color de pelaje como de las flores en sus cuernos mientras van madurando. Este espécimen está muy bien cuidado y sus flores, aunque pocas porque le falta madurar un poco más, son muy raras de ver.- recogió un pétalo rosa que Mu dejó caer tras el impacto anterior.- Este es un tono de rosa extraño y pagarían miles por este, sino millones.- cerró el tomo y la mujer pisó la cabeza de su subordinado.

-Gracias hermanito. ¿Ya oíste cabeza de chorlito? Ese animal vale más que tu miserable vida. Y con lo que nos costó atraparlo con vida. Si algo le pasa a esta preciosura te despellejaré vivo para compensar la pérdida.

Pasó por encima pisando su cabeza y su hermano hizo lo mismo con una enorme sonrisa.

-Tenemos que llegar rápido a nuestro escondite y prepararlo todo.

-Llegaremos al escondite pronto, ¿qué te preocupa?- preguntó la mujer.

-Ese animal, lo encontramos con varios objetos encima y escuché que el Avatar tiene un ciervo flor de compañía.

-¿Y crees que es el mismo? Sería demasiado improbable.

-Prefiero ser precavido.- acomodó sus lentes.- Además, temo que pueda hacer algo.

-Pavri, está en una jaula, ¿en serio crees que pueda hacer algo?

-No lo sé. Pero esquivó nuestras trampas por semanas y es más fiero de lo normal. Este animal es más listo de lo que aparenta, Phrong, no le quites los ojos de encima.- su hermana asintió a sus palabras.

Mu miró cómo el cazador se marchaba con el rabo entre las patas sin darse cuenta que había dejado caer algo en la azotada que le estuvo dando. Se sentó sobre las llaves y aguardó por el momento preciso pensando en su querida ama, amiga y cuidadora.

La noche cayó por completo y un hombre desgarbado salía del bar después de gastar su última paga. Se despidió de la gente a la cual no le importaba o siquiera le conocía, y caminó tambaleante por las oscuras calles sin darse cuenta que era seguido. Se volvió al escuchar algo pero no vio a nadie. Se adentró en un callejón pensando que la oscuridad le daría un manto que le protegiera, pero en su cara alguien encendió una pequeña flama.

Retrocedió pero se topó con dos figuras que lo sujetaron de los hombros y entre los tres rápidamente lo inmovilizaron.

Despertó en una casa abandonada y atado a una silla, apenas y recobró por completo los sentidos vio a los tres chicos que lo habían atrapado apenas iluminados con viejas linternas.

-¿Q-Qué es esto? ¿Quiénes son ustedes?

-Silencio.- ordenó Iroh.- Nosotros somos quienes hacemos las preguntas.- se acercó a él con un porte serio.- Sabemos que tienes conexiones con ciertas redes ilegales dentro de la ciudad, incluyendo conexiones con los cazadores.

-Yo no sé nada.

-No es lo que hemos escuchado.- dijo Enlai.- La policía no te ha echado el guante por falta de pruebas, pero nosotros no necesitamos pruebas para poder hacerte hablar.

El traficante emitió un leve bufido entre sus labios.

-¿Qué es esto? Policía bueno y policía malo. Ya me sé cómo funciona esto y como dije, yo no sé nada.- acotó con una sonrisa petulante.

-Ya, el problema aquí es que ninguno de nosotros es policía.- respondió Iroh.- Y no nos importa hacer lo que sea para sacarte la información que queremos.

-¿Dónde están escondidos los cazadores?

-¿Y por qué debería decirles? Adelante, intenten lo que quieran, pero no me van a hacer hablar. Fui prisionero en la prisión de Ba Sing Se y soporté toda clase de torturas que las guerreras Kyoshi y el Dai Li me pusieron. Ya estoy acostumbrado a ellas.

-Ya veo, es bueno saberlo.- dijo Iroh encendiendo una llama en su mano.- Déjame te muestro como se hacen los interrogatorios en mi nación.

Xiao que había permanecido callada se acercó a ellos.

-Paren. Déjenmelo a mí.

-No es necesario.- replicó Iroh.- Estoy acostumbrado a este tipo de personas. Hablará si lo obligo a hacerlo.

-Y eso puede tardar. Ya perdimos más de medio día buscando información por ese tipo. No perderé más tiempo. Salgan.- los dos chicos se miraron sorprendidos pero hicieron caso esperando que con ella se abriera un poco.

Xiao tomó una silla que estaba en el suelo y se sentó frente a él.

-No tengo idea de porque eligió esta vida, pero en estos momentos esos cazadores podrían tener a un muy querido amigo mío y me gustaría salvarlo lo más pronto posible. Así que, ¿sabe si ellos tienen un ciervo flor?- el sujeto pareció intentar procesar lo dicho y tras unos momentos exhaló una risa.

-¿Es tuyo? ¿Todo esto por un animal apestoso?

-Ese animal es mi amigo. Y necesito información.

-¡Ya bien podrían haber preguntado eso!- se burló el sujeto.- Sí, el animal está con ellos, o al menos si es que todavía no lo han disecado.- los ojos de la chica se abrieron sin poder esconder el horror.- Esos animales son muy valiosos. Sus flores son muy hermosas y la gente paga muy bien por esas, pero por el animal entero pagan mucho más. ¡Ja! De seguro tu animal está empaquetado y listo para venderse y que sirva de adorno en la mansión de un rico lord.

Xiao cubrió su boca ante sus labios temblorosos, sin poder abrir su boca para seguir preguntando mientras el traficante se reía en su cara.

-Si eso es todo, quiero que me dejen ir. No quiero permanecer un momento más aquí y menos por una razón tan estúpida como un animal apesto...- de repente sintió sus labios que se apretaron por completo. La mano de Xiao había hecho un gesto al juntar sus dedos y le miró con ojos fríos. Separó los dedos despegando así sus labios y de repente este sintió como si le hubiesen golpeado el pecho.

-¿Sientes eso grandísima escoria? Ese es tu corazón, latiendo rápida y dolorosamente.- el hombre intentaba respirar sin mucho éxito.

-Ah… cómo… es que…

-Lo que estás sintiendo ahora no tiene nada que ver con lo que yo estoy sintiendo, y puedo hacerlo más doloroso.- y lo cumplió, lo vio retorcerse en su silla incapaz de gritar. Ella se levantó y se detuvo a pocos centímetros. Moviendo su mano este se arqueó hacia adelante pero ella no se mostró compasiva por él.- Habla, ahora. ¿Dónde están?

Afuera de la casa, Enlai y Iroh esperaban a Xiao.

-¿Crees que estará bien?- preguntó Enlai preocupado, Iroh no sabía qué responderle, estaba preocupado no sólo por Xiao sino también por lo que podría hacer. Fue que escucharon un grito, los dos entraron al lugar encontrando al hombre desatado y con una expresión de terror absoluto en su rostro.

-¡Va a matarme! ¡Va a matarme!- antes de siquiera alcanzar la puerta, Enlai alzó una columna con la que este chocó quedando inconsciente.

Ambos chicos parecían sorprendidos y Iroh no dudó un momento en preguntar a Xiao.

-¿Qué le hiciste?

-Le dije que era el avatar.- dijo sorprendiéndose ella misma de poder mentir así de bien.- Le mostré lo que podía hacerle si no quería cooperar y al final cooperó.

-¿Lo que podrías hacerle?

-Sí, eso de jugar al policía malo en solitario es mejor que con uno bueno. Vamos, no tenemos tiempo, me dijo dónde se encontraba Mu y otros animales.

-Recuérdame no hacerte enojar.- le felicitó Enlai y se encaminaron rápidamente fuera del lugar, aunque Iroh permaneció con la duda en su cabeza mirándola con cierta sospecha.

La cueva por fuera se veía oscura y sin fondo, pero si uno avanzaba se toparía con unas cuantas curvas y pronto algo de luz sería divisible. Las linternas eléctricas estaban en el techo de la guarida. Algunos cazadores estaban descansando mientras que otros preparaban sus armas. Mu notó la tranquilidad alrededor y al fin se levantó. Miró entre las jaulas mirando a un lémur volador que se despertó antes que sus hermanos. Mu bufó a lo bajo y con cuidado tomó las llaves con su hocico y las lanzó entre las rendijas hacia el lémur que atrapó las llaves sin problemas. El lémur comenzó a buscar la llave de su jaula y pronto la encontró. Rápidamente este despertó a sus hermanos y hermanas que al ver su boleto a la libertad comenzaron a salir sigilosos de esta. El lémur comenzó a moverse abriendo las jaulas, al menos las que tenía cerca. Cuando se acercó a la jaula de Mu para liberarlo alguien tomó del cuello al animal.

-¿Qué crees que haces pequeña sabandija?- era la cazadora y antes de que Mu pudiera hacer algo los otros cazadores se movieron rápido antes de que los animales escaparan, incluyendo los lémures. Pavri se acercó a la jaula de Mu acomodando sus lentes con una amplia sonrisa.

-Te dije que este animal era más listo de lo que aparentaba.

Furioso, Mu golpeó con sus astas la jaula pero el de lentes ni siquiera se inmutó ante la ira del animal.

-Me encanta, hermana. Quiero quedármelo.

-Bueno, lo tendremos con nosotros un tiempo hasta que madure y tengamos que venderlo pero… qué rayos. Te lo puedo dar como regalo si causa problemas, pero deberás domesticarlo muy bien.

-¿En serio? ¡Gracias Phrong! Lo criaré bien, soy bueno entrenando animales.- dijo mirando a Mu con una sonrisa retorcida.

Mu bufó y volvió a golpear la jaula, sin embargo esta vez con un propósito diferente. Al notar un pequeño lémur bebé esconderse entre las jaulas para que así nadie lo notara.

-Debemos irnos pronto.- anunció el hermano.

-¿Irnos? Hermano, ¿qué te preocupa?

-Como ya dije, este ciervo podría traernos problemas y todavía pienso que podría pertenecer al avatar.

-Lo dudo pero, tú mandas.

Se retiraron para preparar todo, y cuando se fueron el pequeño lémur se acercó a Mu que con mucho cuidado se inclinó cerca del animal y dejó que le arrancara una flor de su cornamenta. Sin dudarlo, el pequeño lémur salió de la cueva en busca de la ama del valiente ciervo flor.

De noche el bosque era completamente diferente. Los pequeños animales del bosque dormían profundamente, pero si escuchaban ruido despertaban nerviosos y hacían tantos ruidos que podrían asustar a cualquiera.

Xiao no pudo evitar comparar ese bosque con el bosque de las montañas de Wuxin y recordar aquella noche.

-¿Estaremos yendo por buen camino?- preguntó Enlai.

-Eso me dijo ese tipo.- respondió Xiao.- Al centro del camino, hacia el noroeste en una ruta oculta. Y si miras bien este camino se nota que ha sido usado.- dijo mirando una rama y señalando las ramas sobre su cabeza y alrededor.- Es obvio que camiones han pasado por aquí. Es como el camino de casa.

-Se me olvida que tu casa estaba fuera de la ciudad.

Mientras hablaban, el único que no parecía cómodo era Iroh que estudiaba a la joven con ojo minucioso. Cosa que ella no notaba al estar más concentrada en el camino.

-Ese hombre estaba asustado a morir, ¿qué le hiciste?- preguntó sorprendiendo a Xiao que alzó su linterna para ver a su amigo.

-Ya te lo dije. Le dije que era el avatar y le mostré algunas de mis habilidades.

-¿Cómo cuales? ¿Sangre control?- Xiao abrió grande los ojos, sorprendida de que hubiese adivinado lo que le hizo, pero antes de responder Enlai intervino molesto.

-Hey, Iroh. Te estás pasando, ¿sabes? No porque usó sangre control en el sur quiera decir que lo usó con ese tipo. Además, prometió no volver a usarlo.- la joven avatar miró a Enlai que ahora tenía una fe ciega sobre de ella.

-¿Alguna vez has peleado contra un maestro sangre?- preguntó serio.- Son de lo peor, puedes sentir tu sangre correr por tu cuerpo como un río espeso, pueden retorcer tus miembros, controlarte como si fueras una marioneta y el dolor es indescriptible. Le otorga a la persona un control completo sobre otros y ese control puede traumar a una persona de por vida. Es un arte poderoso, pero nadie debería usarlo no importando la razón que tenga. Es por eso que es un arte prohibido.

-Oye, ya está bien de tus suposiciones Iroh.- defendió Enlai y Xiao pensó en las veces que usar sangre control le había salvado la vida. Cuando Zidan le atacó, cuando expulsó el veneno de su cuerpo, cuando diagnosticó a la mujer del reino del Sur, y cuando se rompió su brazo y evitó que Hisara los lastimara… ¿Qué tenía de malo?

-Xiao, ¿lo hiciste o no?- le interrogó el maestro fuego y ella le miró con ceño fruncido.

-No creo que sea tu problema -respondió.- Pero sabes qué, tampoco es como si desde entonces hubiese hecho mal uso de este.- reclamó furiosa.- Mi brazo seguiría roto de no ser por eso y cuando Hisara atacó, ¿quién fue quien la detuvo en el último segundo? Fui yo.- le recordó ese doloroso momento.- Así que si llegase a usarlo de nuevo, sea como sea sería para ayudar a otros o evitar una desgracia como casi pasa.

Para su sorpresa Iroh avanzó rápido a ella y le tomó de la camisa.

-Tu no sabes lo que es estar del otro lado.- espetó con rabia y Xiao vio en sus ojos amarillos algo que hizo que su corazón se detuviera. ¿Era odio? Antes de poder interpretarlo o de que Enlai separara a Iroh de Xiao, unos pequeños ruidos llamaron la atención del trío y al alzar sus linternas vieron a un pequeño lémur salir de unos arbustos.

-¿Un lémur volador?- Enlai se acercó a este con cuidado y Xiao que ya estaba libre del agarre de Iroh se acercó y extendió su mano.

-¿Qué tienes allí pequeño?- el lémur enseñó al grupo la flor rosa y Xiao la tomó confirmando de quién era.- Mu, es de Mu.

-Entonces vamos por buen camino.- celebró Enlai.

-¿Puedes guiarnos pequeño?- preguntó Xiao y el animal comenzó a correr de regreso siendo seguido por los tres, aunque Xiao no quería estar cerca de Iroh en ese momento…

Dos guardias cuidaban la entrada, listos para irse de seguro. Uno de ellos intentó encender un cigarrillo cuando una corriente de aire apagó el cerillo y de repente algo lo jaló hacia los oscuros matorrales. El otro se volteó para ver dónde rayos estaba su compañero cuando una fuerte corriente lo jaló hacia los mismos matorrales. Enlai sí que se había lucido con el nudo con que los ató juntos mientras estaban de panza atados de manos y piernas.

-Wow, ni siquiera yo sé dónde empieza y termina y eso que lo acabo de ver.- dijo Xiao sorprendida.

-Tengo algunos dones que ni siquiera conoces.

-No pierdan el tiempo.- les regañó Iroh y los tres avanzaron al interior de la cueva.

Apenas y vieron algo de luz se detuvieron antes de que cada uno avanzase más al interior con sumo cuidado. Era obvio que Iroh era un experto en ello, se movía como si de una sombra se tratase, mientras, Enlai avanzó cuidadoso quedándose casi en la entrada detrás de unos grandes botes y Xiao hizo uso de su aire control elevándose para esconderse entre las estalactitas de la cueva. Por suerte las luces no llegaban hasta arriba y con cuidado avanzó viendo la cantidad de jaulas que había y casi en medio de todo encontró a Mu. Tuvo que controlarse para no llorar. Tenía que liberarlo, y a los demás animales de una buena vez.

Enlai se movió rápido quedando a un costado de los camiones, usando su tierra control logró crear pinchos debajo de los neumáticos para así desinflarlos y que no se movieran. Xiao se movió con agilidad por el techo mirando alrededor para, sin que se diesen cuenta, elevar su suministro de armas y colocarlas en los huecos que iba haciendo en su camino. Vio a Iroh moverse tan rápido y sigiloso en las sombras que lo perdió de vista varias veces, él tenía que buscar quién tenía las llaves de aquellas jaulas, si no, usarían la opción B que sería que Enlai destrozara los candados. Iroh se acercó a las tiendas de campaña y miró atento el interior de una donde vio a los hermanos. Un par de pistoleros pasaron cerca y él se movió a un costado. Logró ver las llaves en la cintura de la mujer. Sería imposible quitárselas a menos que hubiese una pelea o que ella se las quitase. Hizo una señal a Xiao que se la devolvió a Enlai que asintió, era su turno de actuar. Subió con cuidado a la parte trasera de las camionetas, usando a los animales para esconderse no era tan sencillo, pero de alguna forma Mu entendió el plan y bramó haciendo que los animales se movieran para cubrir de mejor forma al maestro tierra que agradeció por primera vez el gesto del animal. Comenzó a destruir los candados, con cuidado de que sus restos no cayeran al suelo.

De repente, los hermanos salieron de su tienda.

-¡Hora de partir! Más les vale ya haber terminado.

De repente su hermano se acomodó las gafas notando que algo había cambiado. Fue un rápido vistazo para darse cuenta.

-Tenemos ratas.

Los ojos de su hermana se abrieron y sacó la pequeña pistola de su funda. Se alejó un poco de la tienda y entonces apuntó. La bala pasó muy cerca de Iroh que tuvo que salir de su escondite y usar sus espadas medianas para bloquear otro disparo y correr del resto.

El hermano señaló las jaulas.

-¡Aseguren a los animales! ¡No disparen a la mercancía!

Enlai ya había roto al menos un cuarto de los candados y comprimiéndolos como una bola la lanzó hacia quien se acercó a asegurar los candados. Este pateó la puerta trasera del camión rompiéndola y usándola como escudo al ver que apuntaron sus armas hacia él.

-¡Que no disparen idiotas!- gritó de nuevo Pavri.

Iroh pronto se vio rodeado por los cazadores que les apuntaron con las armas que tenían. Phong sonrió pero Iroh también y Xiao cayó al suelo usando su aire control para lanzar lejos a los cazadores y en un ataque combinado, el fuego se esparció por las tiendas. Pronto se dieron cuenta que no tenían más armas, pero eso no significaba que no darían pelea. La líder sacó un látigo y con comenzó a atacar al dúo, siendo separados cuando Iroh comenzó a enfrentarse a un par de maestros tierra y a dos peleadores.

Enlai lanzó la puerta hacia los cazadores cuando el sonido de las balas cesó habiéndose quedado sin carga. Usando su metal control abrió las puertas que ya tenía abiertas y los animales comenzaron a correr lejos. Iba a liberar al resto cuando llegó a Mu.

-Hey, por favor intenta no morderme.

Sin embargo, antes de poder destrozar el candado vio algo por el rabillo del ojo y tuvo que esquivarlo. Pavri tenía una espada cuya hoja hecha en partes afiladas que se estiraba hacia su objetivo.

-Me temo que ese animal no lo vas a tocar. Ya le he tomado cariño.

-Amigo, ¿sabes de quién es este animal? ¿Y para qué lo quieres? Es grosero, muerde y se echa unos gases que te dejarían noqueado.- Mu se quejó ofendido desde su jaula.- ¿Qué? Enfrenta la realidad, apestas.

-Pero su valor es incalculable para mí. Y no dejaré que le toques un sólo pétalo.

Comenzó a atacar haciendo que Enlai elevase una barrera entre ellos, pero la espada se enredó en esta y la cortó como si de mantequilla se tratase.

-Oh, rayos.

Del otro lado, Xiao se quitó de encima a un par de cazadores cuando el látigo se enredó en su cuello, jalándola hacia Phrong que le dio una patada en el pecho, tirándola al suelo y colocando su tacón sobre su cabeza.

-Mira nada más, los rumores son ciertos, así que tú eres el Avatar. Me llamo Phrong.- estiró el látigo alrededor de su cuello abrasando su piel, pero Xiao golpeó el suelo levantando una columna que la golpeó a un lado de la cabeza aflojando el agarre.

-Xiao, encantada.- respondió con una sonrisa antes de atacarla con una patada de aire que ella supo esquivar e ir contra de Xiao.

Al ver a su dueña en problemas, Mu comenzó a golpear la jaula, una y otra vez sin éxito y entonces bramó hacia Enlai que vio a Mu y por primera vez sintió que entendía al animal.

Esquivó la espada agachándose por poco y se encaminó hasta tomar posición golpeando ese lado del camión y alzando la jaula de Mu fuera de esta.

-¡Ese animal es nuestro!

-¡Pues aquí lo tienes!- puso la jaula entre ellos y la espada se enredó alrededor de la jaula cortando las barras casi en su totalidad. Mu se agachó y saltó con todas sus fuerzas partiendo la jaula en dos y siendo liberado.

Enlai aprovechó para saltar y elevar la tierra como una ola que lanzó hacia el otro lado a Pavri que soltó su espada y el maestro tierra la destruyó de una patada.

Xiao empezaba a tener problemas, recibiendo de vez en cuando alguno que otro golpe, aquella chica era hábil con el látigo, aunque quizás ese era el problema. Alzó su mano y el látigo se enredó en este.

-Ya eres mía.

-Oh, ¿en serio?- se mojó de ella que no vio venir a Mu que la embistió con fuerza lanzándola contra una pared. Xiao abrazó a Mu.- Te extrañé.

Iroh vio la escena después de quitarse de encima a sus contrincantes, sin embargo, nadie vio como uno de los cazadores sacó de su bolsillo una granada hasta que fue demasiado tarde.

-¡Cúbranse!

Todos así lo hicieron y la granada explotó lanzando metrallas a todos lados. Por suerte no lastimó a los animales que Enlai protegió con un muro de roca, pero en medio del caos, alguien gritó.

-¡AAAAAAGH!

-¡PAVRI!

La cazadora se acercó a su hermano herido. Un par de puntas le habían alcanzado, una en su pierna y otra en su hombro. Iroh golpeó al culpable dejándolo inconsciente y el grupo se acercó a los hermanos. Xiao se acercó junto con Mu, Pavri estaba quedandose consciente y Mu acercó su hocico a este.

-Hey…- sonrió feliz de que el animal al fin se dejase tocar. Phrong al notar que Xiao iba a ponerle las manos encima casi se abalanza sobre de ella pero Xiao le detuvo.

-Tranquila, voy a ayudarlo.

Phrong se detuvo y Xiao sacó de su cantimplora agua, pero notó que algo no estaba bien.

Puso su mano en su pecho y cerrando los ojos notó que la de su pierna había cortado una vena muy importante.

-Necesito ayuda. Una navaja.- la cazadora le dio la suya y Xiao cortó el pantalón, la herida no dejaba de sangrar y podía sentir que su corazón se debilitaba.

Suspiró, pero sólo se le ocurría una forma de salvarle.

El cazador gritó cuando sintió su pierna paralizada, Xiao estaba usando su sangre control para detener la sangre. Limpió sus manos con la poca agua que tenía y comenzando a sudar ante lo difícil que era sabiendo que tenía que actuar rápido.

-Iroh… necesito tu ayuda.- dijo tragando saliva.- Necesito que hagas un corte, no tan profundo pero si lo suficiente para poder ver la herida.

-Entiendo.- parecía haberlo hecho anteriormente y no dudó en hacer el corte haciendo gritar al chico.

-¡¿Qué le están haciendo?!- preguntó la hermana con rabia.

-Es para curarlo, tranquila.

Con su otra mano introdujo los dedos en la herida, el cazador volvió a gritar de dolor y a retorcerse deteniendo el proceso.

-Que no se mueva, necesito curarlo rápido, deténganlo.

Phrong así lo hizo junto con Iroh y Enlai mientras los demás miraban pasmados lo que sucedía. Mu incluso puso su hocico cerca del rostro de Pavri que comenzó a llorar por el dolor. Xiao volvió a detener el flujo de sangre e introduciendo su mano en la herida ubicó la vena y comenzó a sanarla con sangre control, uniéndola con mucho cuidado hasta que el proceso terminó y después usó agua control para terminar de cerrar el músculo y la piel. La herida del hombro había sido una salida limpia, por lo que no debía hacer algo tan complicado y comenzó a curarle.

La chica comenzó a llorar abrazando a su hermano.

-Pensé que te perdía.

-Todavía me tendrás que soportar.

Xiao sonrió al ver la escena.

La policía arribó y arrestó al grupo entero. Iroh, Enlai y Xiao dieron su declaración y gracias a Iroh lograron irse sin ser llevados a la estación.

Mientras tanto, Xiao se acercó a los dos hermanos. La hermana estaba esposada pero los oficiales le habían permitido acercarse a su hermano que yacía en una camilla ante la falta de sangre y revisar sus heridas. Los dos la miraron y ella le sonrió.

-Gracias por salvarlo.- fue lo último que le dijo antes de ser llevada hacia una patrulla y su hermano asintió con una leve sonrisa ante lo débil que estaba.

Ella se despidió pero notó que todavía tenía sangre en su mano, el recordar lo que había hecho, el sentimiento de poner sus dedos dentro de la herida le causó una sensación extraña, pero al salvar su vida le dio cierto alivio hasta que… recordó lo que le hizo al hombre para sacarle información, sintió que se le revolvió el estómago al darse cuenta lo que había hecho. Cuando notó que sus los chicos estaban detrás de ella intentó componerse.

-¿Todo bien?

-Ya nos tomaron declaración y no hay necesidad de más.- respondió Enlai que suspiró cansado.- Al fin podemos irnos.

-Bien, eso es bueno.- Mu se acercó a su dueña y ella le abrazó la cabeza.- Tú también mereces un descanso.

A pesar de ello, Iroh tenía una dura expresión en su rostro y tomó una de las manos de Xiao notando la sangre seca en sus uñas.

-¿Qué sentiste?

-¿Disculpa?

-¿Qué sentiste cuando usaste sangre control con ese sujeto?- ella se sorprendió por su pregunta.

-Lo hice para salvarle la vida, no para lastimarlo.

-¿Entonces por qué estás temblando?- ella no lo había notado, pero sí, estaba temblando de pies a cabeza y retiró su mano rápido.

-N-No es por las razones que piensas.

-Claro.- soltó cínico.- Es muy distinto controlar a alguien que saber que tienes su vida en tus manos, ¿no? Quizás le salvaste la vida, pero ¿vale la pena seguir usando aquel arte sabiendo que podrías acabar con la vida de alguien?- ella no respondió y Iroh la pasó de largo.- Piensa bien en ello.- con esas palabras se encaminó primero a la ciudad.

Xiao quería llorar, quería decirle que ella no quería usar eso para lastimar a alguien, sin embargo, al recordar lo que hizo con ese hombre sintió tanta vergüenza que sintió que vomitaría en ese momento. Enlai la sujetó de los hombros pensando que ella se desmayaría pero no fue el caso, ella le apartó con cuidado y se encaminaron hacia la ciudad en silencio.

Los oficiales aguardaban a que pusieran a los animales en una camioneta para llevarlos a resguardo cuando notaron algo en el cielo. Un enorme bisonte volador pasó sobre de ellos y aterrizó cerca, bajando de este un hombre con las vestimentas de la tribu del aire y con una flecha en su cabeza cubierta por una melena algo revuelta.

-¡Ah! Justo íbamos a llamarle regresando.- dijo el capitán de la policía.

-Me enteré que encontraron al bisonte y atraparon a los criminales.- dijo con voz profunda y cuyos ojos mostraban una sabiduría heredada y picardía aprendida por los años.- Les agradecemos mucho. Llevaré al bebé con su madre y con los demás. ¿Cómo podríamos pagarles?

-En realidad quien atrapó a los criminales fue la Avatar.

-¿Cómo? ¿La Avatar Hisara?

-No, la Avatar Xiao. Ella y su grupo se encargaron de rescatar a los animales y atrapar a los criminales. Justo se acaban de ir.

-¿Cómo? Oh, qué rabia, quería conocerle.- el bebé se acercó y él acarició su enorme cabeza esponjosa.- Bueno, eso quiere decir que tenemos una deuda con ellos. Muchas gracias.

Pronto emprendió su vuelo junto con el bebé que les acompañó de camino a su hogar y sonrió con cierta añoranza.

-Con que el avatar.

Al llegar al Reino del Sur lo que menos se esperó fue una bienvenida tan fría como el hielo alrededor. No hubo el mismo recibimiento que todos le daban en las grandes ciudades y eso le ofendió en sobremanera. Arokkah le guio hasta la enfermería donde dentro, una bandeja voló hacia la pared y los gritos de Hisara hicieron retroceder a las enfermeras.

-¡DEJENME IR! ¡SON UNAS INÚTILES!

Arokkah suspiró cansado.

-Le dejo con su hija, tengo asuntos más importantes que atender.

-¿Cómo? Mi hija es importante. ¿Cómo puede tratarla así?- el líder del Sur apenas y se volvió dedicándole una mirada fría y dura.

-Agradezca que tengo a mis mejores curanderos tratándole a pesar de su farsa.- antes de que Takahira pudiese replicar, este se marchó enfureciendo más al científico.

Entró al lugar y lo que vio hizo que su ira aumentara. Hisara estaba sentada sobre una camilla. Le estaban colocando vendas mientras al mismo tiempo curaban poco a poco su piel quemada que lucía como una cicatriz. Ella gritó por el dolor y golpeó a la enfermera que le estaba curando tirándola en el suelo. La mitad de su rostro estaba quemado, había perdido parte de su cabello, su ojo estaba entreabierto y había una abertura en su mejilla que dejaba al descubierto sus muelas.

-¡Has bien tu trabajo inútil!

-Hisara.- el hombre habló firme y se acercó a las enfermeras que miraban con rencor y miedo a la chica.- Déjenos a solas, por favor.- las enfermeras obedecieron y al estar a solas este tomó el vendaje y se acercó a ella.

-Papá…

-Quiero que me digas una cosa, hija. ¿Qué estás dispuesta a hacer con tal de recuperar lo que te fue robado?- por unos momentos ella se sorprendió por sus palabras pero respondió con decisión.

-Lo que sea.- su padre sonrió ante su respuesta.

-Entonces no se hable más. No te preocupes hija mía. Recuperarás lo que te fue robado y yo me encargaré de sacar a flote todo tu potencial.

-Por favor, papá. Quiero hacer sufrir a esa farsante, ¡quiero que sufra el doble de lo que yo estoy sufriendo!- su padre acarició el lado de su rostro que no estaba quemado.

-Así será, mi amor. Y cuando eso pase, ella lamentará haber robado tu lugar.

Hisara sonrió ampliamente deseosa de comenzar su venganza.

Y… espero que les haya gustado! Gracias a todos por leer. Dejen review, nada de tomatazos y sin más qué decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!