CAPITULO 3
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Las clases continuaban, aburridas como dirían algunos alumnos pero Claude particularmente tenía otros asuntos en qué enfocarse además de sus estudios. Su trabajo como presidente de clase le daba la oportunidad de mantenerse ocupado incluso durante los recesos, justo ahora se ofreció en la biblioteca para acomodar unos cuantos libros. Era un pequeño proyecto que tenía con el comité, diferente alumnos de todas las clases que se encargaban de la organización y el cumplimiento de las normas.
A él llegó poco después Dominik. Luego de buscar de un lado a otro, paseó por todo el colegio buscando a Claude. Quería saber qué había sucedido con el reporte que habían hecho Michelle y él. Afortunadamente ese día Narcisse andaba perdido desde hacía un rato, y eso dejaba a Michelle tranquilo. Pero le preocupaba que de un momento a otro, Michelle se volviera blanco otra vez de su cruel diversión.
—Aquí estás —dijo al encontrarlo en una de las secciones de geografía, sonriendo levemente en saludo—. Creo que el día en que no estés haciendo nada, ocurrirá el Apocalipsis —bromeó.
—No sé cómo hay personas que no aprovechan su día a día —comentó sin ningún tipo de malicia—. ¿Necesitas algo?
Miró de reojo a Dominik notando enseguida unas migajas de galletas que quedaron pegadas en el borde de sus labios. Dejando la pila de libro en el estante, sacó un pañuelo de su bolsillo limpiando las migajas.
—Mmh. Gra-gracias. —Buscó ignorar el calor en sus mejillas para enfocarse en lo que había ido allí—. Pues..., tenía curiosidad de saber sobre el reporte que Michelle y yo hicimos.
Suspirando, Claude le dio la espalda un poco avergonzado por lo que iba a decir. —El director cree que no es algo tan grave y por lo tanto no intervendrá.
Dominik quedó estupefacto un momento, la decepción brillando en sus ojos azules.
—No... No, no, no, no puede estar hablando en serio. Es... ¡imposible! —Dominik tuvo que bajar la voz y acercarse al mayor—. Claude, tenemos que seguir intentando. Yo podría... pedir ayuda o no sé. Eso no... Esto no puede seguir así. Quedar... tan impune.
—Podríamos recaudar firmas. —Claude no quería que Dominik se sintiera decepcionado, haría todo lo que estuviera a su alcance—. Pero normalmente las víctimas de abuso no quieren exponerse por temor a las represalias.
—Pues les convenceremos —sentenció. Sin embargo, tuvo que sentarse, incapaz de creer lo que había escuchado—. No puedo creer que... si no podemos hacer algo, Michelle y los demás tendrá que seguir soportando...
—Comprendo tu frustración —murmuró Claude, por un momento dejando su fachada estricta a un lado para consolar al joven. Pasando una mano por sus hombros y tomando su mano, lo guió a una silla para que se sentara—. Pero a veces es mejor hacer las cosas lentamente en vez de atacar el problema directamente.
Dominik respiró hondo, pasándose las manos por el rostro. Levantó la mirada hacia Claude, manteniendo un poco la esperanza gracias a sus palabras.
—¿En serio lo crees?
—Q-quizás podríamos designar a algunos estudiantes para patrullar. Eso disminuiría la cantidad de abusos dentro del colegio.
Eso pudo sacarle una pequeña sonrisa al joven.
—¿De verdad podemos hacerlo?
—Eso creo. —Desvió un poco la mirada, era poco probable, el comité ya tenía bastantes tareas, pero quizás organizar un grupo pequeño de estudiantes no sería problema. ¿Verdad?—. Puedo intentarlo.
Una mano de Dominik se posó en el hombro de Claude, y en pocos segundos, sus brazos rodearon su cuello en un tímido aunque firme abrazo.
—Gracias, Claude —murmuró.
Al de lentes se le subieron los colores al rostro. Los lugares que tocaba Dominik aumentaban de temperatura haciendo que sintiera mucho calor y un cosquilleo le bajara por la espalda. Carraspeó nervioso, palmeando la espalda de Dominik—. No es... nada.
—Claro que sí. Me has ayudado en muchas ocasiones. —Dominik apretó un poco más el abrazo, y se fue alejando poco a poco—. Me gustaría formar parte del patrullaje. Ayudar de alguna forma, como tú me ayudas a mí. Por favor.
—No —respondió en seguida—. No puedo dejarte hacer eso. —Dio un paso atrás separándose por completo de Dominik—. Buscaremos a más personas.
Dominik pareció consternado.
—¿Por qué no?
—Podrías convertirte en un blanco potencial para los abusadores. —Volvió a tomar los libros entre sus manos sólo para mantener su nerviosismo a raya—. Eres pequeño y adorable, los más grandes no se tomarán bien que quieras intervenir con su diversión... No voy a exponerte a eso.
La consternación en Dominik cambió a una de absoluta sorpresa. ¿Qué era...lo que había dicho? Pocas veces había escuchado a Claude decir algo parecido, y más respecto a él. No pudo contenerse, y sonrió.
—¿Te parezco... pequeño y adorable? —preguntó curioso, sin que la mueca de felicidad desapareciera de su rostro.
Claude se puso rígido, se volteó mirando a Dominik con el rostro tan rojo como un tomate. —?N-no! Me... ¡Me has entendido mal! —Algunos libros se le resbalaron.
Dominik se inclinó y con prontitud recogió los libros caídos. Por cómo se mordía el labio inferior, evitaba que una risa escapara de sus labios.
—Está bien. —Se acercó, devolviéndole los libros y, aprovechando la proximidad en ambos, se estiró hasta lograr darle un beso cerca de la comisura de los labios—. Creo que estoy distrayéndote. Promete que me mantendrás al tanto del patrullaje, ¿sí?
—Está... bien. —Asintió lentamente, aturdido por el olor de la colonia del menor envolviéndolo.
Cuando Dominik lo dejó solo en el área de geografía, Claude tuvo que recostarse del estante. ¿Qué, en nombre de Aristóteles, estaba haciendo? ¡No debería ser tan cercano a un estudiante de 3er año! ¡Estaba mal y era moralmente incorrecto!
Y su traidor cuerpo reaccionaba a la cercanía de... ¡de un niño! ¿Qué clase de pervertido era?
No, no, no... ¡NO! Tenía que alejarse de Dominik, por su seguridad.
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Al terminar la última clase, Vitaly decidió pasar por el comedor en busca de algo para comer antes de irse a casa y así organizar su agenda de deberes. No podía estar tranquilo hasta tenerla en orden, y aquel día había recibido nuevas asignaciones. No obstante, cuando se sentó en una mesa vacía y procedió a revisar su libreta, sus pensamientos se desviaban constantemente a cierto pelirrojo bastante extravagante. Aparentemente Christopher conocía a su primo, quizás debía buscar a Vladimir para preguntar por él.
—No, no. A Jayden le daría algo. —torció el gesto. Su mellizo había ido al baño mientras él se dirigía al comedor. Aún no le había dicho que se había topado con él.
"Dicen que es un matón", "dicen que anda en drogas", "dicen que ha cometido delitos", "parece que tiene alguien en la cárcel". Eran varios comentarios los que rondaban en torno a Christopher. Suspiró largamente. Le costaba creer que algunas de ellas pudieran ser ciertas.
Una fuerte palmada en su espalda lo sobresaltó. Sorprendentemente a quien tenía detrás era al hombre que plagaba sus pensamientos. Una enorme sonrisa estaba plasmada en su rostro.
—Hasta que al fin te encuentro. —Se sentó a su lado en la mesa—. Pensé que te habías ido, como ya no tienes más clases en la tarde.
A Vitaly también se le dibujó una sonrisa sin que se diera cuenta.
—Quise quedarme un momento a comer algo y revisar unas cosas. —Hizo un gesto a su agenda—. ¿Y tú? ¿Te quedaste solo para buscarme? —Su corazón palpitó fuerte ante esa expectativa.
—En realidad tengo clase de física en la tarde pero tengo planeado no asistir para llevarte a tu casa. ¿Qué dices?
—Me encantaría pero... tengo que esperar a mi hermano. Se supone que nos iríamos los dos. —Se acordó Vitaly entonces. No podía irse y dejar a Jayden ahí.
—Jayden no es un niño. Volver a casa sólo no le hará daño. Podemos mandarle un mensaje. —Sacó su celular comenzando a teclear—. Así no se preocupará si no se reúne contigo a la salida.
—¡No! —Vitaly colocó una mano en el equipo—. Yo... Yo sé lo enviaré —dijo—. Pero... ¿Estás...estás seguro de que puedes llevarme? ¿No afectará tus clases faltar? —preguntó, mientras escribía el texto.
—No es algo que me preocupe. —Se encogió de hombros—. Anda, te llevaré a almorzar a algún sitio.
Una vez más, Vitaly dudó, pero el texto ya estaba enviado. Recogiendo sus cosas, suspiró y se levantó.
—De acuerdo. —Poco a poco, sonrió—. Vámonos entonces. ¿Está muy lejos?
—Llegaremos muy rápido si tomamos un atajo. —Recogió también sus cosas de la mesa. Mientras caminaban, Vitaly se dio cuenta de que Chris no iba en dirección a la salida sino al estacionamiento. Ahí Chris se acercó a una motocicleta Dukati de color rojo—. Ponte esto. —Le pasó a Vitaly un casco negro.
—¿Es...segura? —preguntó con temor observando la moto. Nunca le gustaron los vehículos de dos ruedas, aunque Jayden llevaba tiempo suplicándole a su padre que le permitieran tener una aunque aún no pudiera conducirla. De todas formas, se colocó el casco y aseguró la correa con firmeza.
—Claro. Tengo mi licencia y todo. No tienes de que preocuparte. —Subiendo a la moto, la encendió haciendo bastante estruendo con el potente motor—. ¿Te gustan las hamburguesas? —Tomó la mano de Vitaly, guiándolo para que se montara tras él.
—Am. Sí. Sí. —Vitaly se montó con cierta torpeza, enseguida aferrándose al cuerpo de Christopher—. No... vayas muy rápido, ¿sí? —suplicó. El rápido latir de su corazón era difícil discernir si por estar encima de la motocicleta o tener su cuerpo pegado al del pelirrojo.
—Tú tranquilo y disfruta del paseo. —Normalmente a Chris le gustaba sobrepasar el límite de velocidad a veces, pero quería que Vitaly se sintiera cómodo y en verdad disfrutara del recorrido.
Trató de llevar al pelinegro por diferentes lugares que posiblemente no hubiera visto hasta que al fin dieron con un sitio de comida rápida. —Hemos arribado. No fue tan aterrador. ¿O sí? —preguntó con picardía pasando su brazo por la cintura de Vitaly pata guiarlo dentro del local.
—No... Bueno, solo un poco. —Al entrar Vitaly al local, el olor de la comida flotó hasta su nariz, haciendo retumbar ligeramente su estómago—. ¿Vienes mucho aquí?
—La mayoría del tiempo —admitió saludando a uno de los empleados—. No hay nada como el sabor de la carne y unas papas fritas con salsa de tomate. —Vieron el menú por un rato antes de acercarse a la caja para pedir.
Vitaly sonrió, aunque fue una sonrisa un tanto rara. Él no estaba acostumbrado a ingerir ese tipo de alimentos.
—¿Vives solo, o con tus padres? —preguntó, curioso.
—Con mis padres —dijo escuetamente pagando la cuenta de lo que pidieron, un conocido de Christopher les llevaría la comida a la mesa—. También soy hijo único.
—Entiendo. —Vitaly se esperó un minuto, dudando entre hablar o no. Christopher podría estarle mintiendo o no, pero tenía que preguntarle y ver qué respondería—. Oye..., ¿puedo...preguntarte algo sin que te molestes u...ofendas?
—Dispara —dijo el pelirrojo, poniéndose cómodo en los asientos mullidos. Habían escogido una mesa lo suficiente privada para no ser vistos fácilmente.
Vitaly se sentó frente a él. Respiró hondo y lo miró a los ojos, concentrándose en su objetivo para no dejarse llevar por esos hipnóticos ojos.
—Los rumores que rondan sobre ti en el colegio... ¿Son ciertos? —Vitaly les dijo algunos de los que había oído.
Christopher sonrió, una sonrisa que junto a su cabello y ojos le daba un aire peligroso. —Aun sabiendo esos rumores has decidido acompañarme —puntualizó, apoyando los codos sobre la mesa para acercarse a Vitaly.
—No me gusta juzgar a la gente sin conocerla personalmente. —Vitaly tragó en seco, alejándose un poco más—. Quiero creer que sí eres una buena persona —titubeó un poco—. ¿Están... en lo cierto o no?
—Son rumores nada más —terminó por confirmar, dejando a un lado la fachada atemorizante, en cambio había un brillo de diversión en su mirada—. No tengo idea de quién empezó el rumor.
Llegaron con su comida, Chris en seguida agarró su combo de hamburguesa doble con tocineta y doble ración de papas más refresco. —Esto se ve bueno.
Vitaly mantuvo su mirada en Christopher, y solo un momento después la desvío a su comida.
—¿En verdad... puedo confiar en ti?
—¿Te he dado motivos para pesar que soy alguna clase de matón? —preguntó seriamente, después de darle una mordida a su hamburguesa.
—No. —Vitaly tomó con cuidado su hamburguesa—. Pero siempre me ha dado miedo decepcionarme de las personas. En especial... de los que puedan ser importantes para mí.
El estudiante de último año lamentó haberse sentado frente a Vitaly en vez de a su lado. Tenía unas enormes ganas de abrazarlo. —No voy a decepcionarte —dijo en voz baja, inclinándose sobre la mesa, con un poco más de esfuerzo se impulsó para dejar un beso en la punta de su nariz—. No creas todo lo que escuchas por ahí. La gente inventa cosas. Enloquecieron el año pasado cuando llegué con el pelo rojo.
Vitaly se levantó, rodeando la mesa hasta sentarse al lado de Christopher, todo movimiento sin dejar de mirarlo. Estuvo unos minutos sin hablar, hasta que asintió, totalmente serio.
—Te creo..., y confiaré en ti —añadió, colocando una mano sobre la del pelirrojo.
No dudo en rodear a Vitaly en un abrazo, feliz por la elección del menor.
Le dio un beso en la mejilla, luego le indicó que continuaran comiendo. Pronto se hizo una agradable charla entre ellos, Chris era realmente divertido y hacía reír a Vitaly con sus payasadas. Al terminar la comida, Christopher se levantó para pedir un helado para los dos, el momento se volvió mucho más íntimo cuando tuvieron que compartir la cucharilla.
Vitaly se sentía bastante contento. Era... casi como estar en una cita. Había tenido citas pequeñas con chicas, pero lo que estaba sintiendo allí con Christopher era muy distinto a lo que experimentó con ellas.
Casi acabando el helado, raspó lo que quedaba, llevando la cucharilla a los labios de Christopher mientras contenía una pequeña risa.
—Gracias por el almuerzo... y el postre —dijo en tanto dejaba el vaso en la mesa.
—Podemos repetirlo —sugirió en seguida, relamiéndose los labios.
Vitaly tomó una servilleta y lo pasó por los labios de Christopher. Le costó bastante no quedarse viéndolos y concentrarse en otra cosa.
—Repetirlo —dijo también, en tono pensativo—. Bueno..., quizás. Aunque no soy de los que comen esto dos veces por semana —. se excusó. Carraspeó—. Podríamos... dar un paseo por ahí. —sugirió.
—Seguro encontraré algo que te guste hacer. —Se inclinó hacia Vit, sus rostros tan cerca que podían compartir el mismo aire—. Tengo que llevarte a casa.
Se separó del objeto de su deseo, dejándolos a ambos frustrados pero no quería precipitar la interacción entre ellos.
Vitaly acompañó a Christopher a la salida luego de desechar lo usado. Sin embargo, el buen rato que pasaron no quitó la incertidumbre al montarse en la motocicleta. Volvió a apegarse a la espalda de Christopher, temeroso de estar montado en ese armatoste. Por estar aferrándose al pelirrojo, se olvidó de indicarle donde vivía. Esperó el momento en que Christopher disminuyera o se detuviera para preguntarle donde vivía. La sorpresa vino cuando, en el momento en que se detuvo, estaban frente a su casa.
—Tú... ¿Sabías dónde vivo? —preguntó, un poco tembloroso por el viaje.
—Sí. Si no, no me hubiera ofrecido a traerte. —Ayudó a Vitaly a bajar de la moto y le sacó el casco. Se rió al notar el cabello alborotado del joven.
Con cariño, pasó sus dedos entre las suaves hebras negras para acomodarlo.
—Mañana...
—¿Mañana...? —preguntó Vitaly, encontrando sus ojos con los de Christopher, disfrutando el toque de sus manos en su cabeza—. Por cierto..., gracias por ayudarme antes con la investigación de biología —recordó.
—No fue nada. —Se encogió de hombros—. Tengamos una cita mañana —completó su primer pensamiento—. ¿Vendrías conmigo?
—Mmh. Claro. Me encantaría. —Aceptó luego de pensarlo un momento—. ¿Puedo saber a dónde iremos?
—Nop —respondió juguetonamente, pegando sus frentes—. Es un secreto.
Vitaly dejó salir una pequeña risa.
—Me dejarás en ascuas, no es justo. —Cerró un momento los ojos antes de abrirlos—. ¿Nos encontraremos en el colegio?
—Nos iremos desde ahí. Te recomiendo que entregues todos los trabajos que tengas para la tarde. —Le dio un beso en la comisura de los labios, estaba tentado a besarlo de una vez pero quería esperar a mañana.
Vitaly le rodeó el cuello con los brazos.
—De acuerdo. Hasta mañana —murmuró, aún abrazándolo—. Gracias por hoy. Fue divertido.
Con una gran sonrisa, el pelirrojo terminó de despedirse. Se puso el casco que estuvo usando Vitaly, hizo una acrobacia sólo para llamar la atención del joven antes de alejarse calle abajo.
Cuando Vitaly entró a la casa, se encontró de frente con su primo mayor.
—¡Ah! —Dio un brinco Vitaly al cerrar la puerta, llevándose una mano al pecho—. Me has dado un susto de muerte. Tú... ¿Qué haces aquí? No te esperaba.
—Acompañé a Jayden a la casa y mira mi sorpresa al escuchar la motocicleta de Hayes al frente de la casa —dijo con el ceño fruncido—. Adivinaré. Estuviste toda la tarde con él.
Vitaly se veía entristecido.
—Sí..., pero es una buena persona. Lo conocí mientras iba por un pasillo... Estudias con él, debes conocerlo. ¿No?
—Sí, y exactamente por eso es que quiero que te alejes de él. —Le pinchó con el dedo en el pecho—. No es una buena influencia para ti.
—Pero..., primo, creo que deberías tratar de hablar con él y conocerlo. No es... No entiendo a lo que te refieres. —Vitaly bajó la mirada—. No son verdad esos rumores que rondan a su alrededor.
—Los rumores son tontos y están sobrevalorados —dijo despreciando las habladurías de sus compañeros. Caminó dentro de la casa con Vitaly siguiéndole automáticamente—. Es mejor que no te relaciones con él.
—Primo..., sé que estás preocupado y lo aprecio, pero... en verdad quiero conocer a Christopher. Solo...quiero ser su amigo. ¿Sí? —Vitaly se detuvo, mirándolo—. ¿Qué es lo que no te gusta de él?
—No me importa si quieres ser su esposa. Tengo suficientes razones para no querer que te juntes con semejante vago. —Lo miró por encima del hombro—. ¡No te vas a juntar con él y punto!
Vitaly se adelantó y detuvo su caminar, enfrentándose al mayor.
—¡No! No es justo. Necesito saber la razón por la que no quieres. —Su rostro estaba dividido entre el enojo y la tristeza—. No comprendo por qué no quieres que esté con él. Sólo somos amigos. ¡Quiero ser su amigo!
—Es un vago irresponsable que se salta las reglas a su conveniencia sin mencionar su mala reputación, sean ciertos o no los rumores —dijo respirando irregular. Nunca antes le tuvo que alzar la voz a Vitaly, con Jayden era diferente puesto que sus puntos de vista siempre chocaban—. Y la prueba de su mala influencia es esta, Vit.
Vitaly estaba estático por la sorpresa, en especial por ese comportamiento de Vladimir hacia él. Por un instante, pareció que sus ojos se aguaron, sin embargo al parpadear, solo se notaron más brillantes y bajó la mirada al igual que los hombros.
—Sí... Yo... —Silencio, tragó en seco y volvió a hablar—. Entiendo.
Culpable por haberse alterado y alzar la voz a su primo, Vladimir respiró hondo para calmarse antes de poner una mano sobre su hombro. —Es por tu propio bien —murmuró—. Tengo que irme. Jayden te espera para hacer la tarea. —Recogiendo su bolso y sus libros en el comedor, salió de la casa dejando a Vitaly sólo en el pasillo.
—Sí... Ten cuidado... —Sin embargo, la puerta ya se había cerrado, y Vitaly aún permaneció allí.
Subió las escaleras hasta su habitación, todavía rememorando la discusión de hace unos minutos. Se detuvo frente a la puerta de su cuarto, lanzando un leve suspiro que se confundió con un sollozo. No le gustaba desobedecer a Vladimir, Vitaly le quería mucho.
—Lo mejor es... hacerle caso. —Se dijo a sí mismo. No obstante, eso seguía provocándole un gran dolor en su pecho—. Lo siento..., Christopher.
