Capítulo 1
Hace nueve meses
Era el último año de preparatoria. Ya quería terminar e ir a la universidad para salir de este ambiente cargado de odio hacia los demás. A pesar de que era una escuela pública y muchos de los alumnos no procedían de familias adineradas, la gran mayoría actuaban como si lo fueran y despreciaban a los que consideraban diferentes. Estaba cansada de toda esta situación, pero tenía que aceptarla si no quería ser una más de los alumnos que eran acosados a diario. Como decían "si no puedes con los malos, únete a ellos". No me sentía orgullosa de eso, pero quería terminar la preparatoria por la paz y por fin dejar todo atrás. Me senté en mi mesa y aguardé a que comenzaran las clases. Durante el recreo hubo mucho revuelo. Al parecer, una alumna nueva era la próxima víctima de los abusones. No quería seguir aquí. Necesitaba terminar mis estudios e ir a la universidad.
Hace dos meses
Sólo quedaban dos meses para terminar al fin. Ya no soportaba más estar en este ambiente. Los que consideraba mis amigos, hacían bullying a una chica realmente hermosa. Tenía unos ojos borgoña que hipnotizaban a pesar de que reflejaban una profunda tristeza. Sus notas eran realmente altas. Ella trataba de pasar desapercibida y siempre estaba sola. Nadie se atrevía a ser su amiga, yo incluida, por miedo a que le hicieran bullying también. Me encontraba en mi locker guardando mis libros con mis amigos cuando la chica apareció con la cabeza gacha hacia su casillero, que estaba frente al mío. Yo la miré de reojo porque me gustaba observarla. Mis amigos, en cuanto vieron que abrió su casillero, se acercaron a ella y le tiraron todos los libros al suelo.
- Vaya, parece que se te han caído los libros. Deja que te ayude. –tomó uno de los libros y lo tiró a la basura.
- ¡No! ¿Qué haces? –exclamó mientras corría a sacar el libro de allí.
- Esos libros deben estar en la basura. Y tú también. Apestas. ¿Le tienes miedo al agua o qué? ¡Báñate de una vez! Llevas varios días así y tu olor es desagradable, así como tu presencia. –le derramó su botella de agua sobre su cabeza y comenzó a reír. Yo apreté mi libro con fuerzas, impotente.
- Eh, mira esto, Kurt. –tomaron una fotografía que había en la taquilla y comenzaron a pasársela entre ellos.
- ¡Devuélvemela! –exclamaba al borde de las lágrimas la chica.
- Oh, la bebé apestosa va a echarse a llorar.
- Veyron, Kurt, ya déjenla y vámonos. –dije tratando de alejarlos de ella.
- No, no. ¿Cómo puedes decir eso, Nanoha? La estamos pasando bien, ¿no es así, Fate? –sonrió de lado el peli gris y me estremecí– Mira esta fotografía. –me dijo, lanzándola hacia mí. La tomé entre mis manos y la vi. Era una fotografía que estaba bastante rota. Parecía vieja. Salían una mujer y una niña muy parecida a ella– Rómpela, Nanoha. –me pidió.
- No… –tembló mi voz y miré a la chica, quien negaba una y otra vez– Es sólo una fotografía. –traté de sonar dura e indiferente– No merece la pena. –iba a soltar la fotografía, pero el peli gris tomó mi muñeca con fuerza, haciéndome daño.
- He dicho que la rompas. –me ordenó– Y más te vale que lo hagas con odio, Nanoha. –me amenazó y me estremecí de nuevo. Me soltó con brusquedad.
- No lo hagas, por favor. –me pidió la chica con lágrimas en sus preciosos ojos. Me sentí fatal, pero tenía que hacerlo si no quería que amargaran mi existencia el poco tiempo que quedaba de escuela. Alterné la vista entre la fotografía y la rubia chica– Por favor. –cerré los ojos por un momento y rompí la fotografía– Nooooooo. –su gutural grito me desgarró el alma.
- Puedes pedirle que te dé otra más nueva. Es una simple fotografía. –traté de hablar con total indiferencia y, antes de que pudiera lanzarle los trozos a sus pies, alguien llegó.
- ¿Qué pasa aquí? –me congelé en el sitio al oír la voz de la directora– A mi despacho ahora mismo, Takamachi-san. –se acercó a la rubia y la ayudó a ponerse en pie mientras yo guardaba rápidamente los trozos de la fotografía en mi bolsillo– Acompáñame, Fate-chan. Vayamos a darte algo caliente que te ayude a calmarte. –le habló con tremenda dulzura, como esa chica se merecía. Me fulminó con la mirada y me obligó a ir con ella.
Me quedé esperando en su despacho mientras ella había ido con Fate a darle algo caliente y que la ayudara a calmarse. Nunca imaginé que se pondría así por una simple fotografía. Suspiré. Ya había pasado más de una hora desde que me habían dejado allí. Se oyeron pasos y me tensé. Había llegado el momento de explicarle a la directora lo que había ocurrido. La puerta se abrió, dando paso a la directora Harlaown. Me puse en pie y me congelé al ver a la figura que entraba tras ella con rostro muy enojado y serio.
- Ma… mamá… –susurré.
- Siéntense, por favor. –habló la directora, tomando asiento frente a nosotras– Nanoha-chan, tu madre ya sabe el motivo de por qué estás aquí. –quise hablar, pero me detuvo alzando la mano– En esta escuela no toleramos el bullying. Para mi desgracia, no había descubierto antes todo lo que ha estado sufriendo Fate-chan todo este tiempo. –suspiró– Jamás imaginé que tú serías una de las alumnas que hicieran bullying.
- ¡No! –exclamé poniéndome en pie.
- Siéntate, Nanoha-chan. –me pidió mi madre con voz contundente y obedecí de inmediato– No he educado a mi hija para que haga este tipo de cosas. –bajé la mirada– Cuando la directora me llamó y me pidió venir, pensé que te había pasado algo, pero jamás imaginé que tú fueras la causante de los problemas, Nanoha-chan. ¿En qué he fallado?
- ¡Déjenme explicarles! –pedí alzando la voz de nuevo– Yo no… Yo no quería hacerlo…
- Nanoha-chan. –me llamó mi madre furiosa.
- Si no lo hacía, me harían bullying a mí también. Yo no quería hacerlo.
- Yo no he educado a mi hija como una cobarde. ¿Estás diciendo que, en lugar de ayudarla, le hiciste daño sólo para salvarte tú? –asentí lentamente– No me lo puedo creer. Tú haciendo daño a un ser vulnerable. Yo no te he educado así.
- ¡Sólo era una fotografía! –me interrumpió la directora.
- De su difunta madre y hermana. –me congelé en el sitio– La única que tenía de ellas. –palidecí y recordé el momento en el que le dije que le pidiera otra foto.
- ¿Rompiste la fotografía de su difunta familia? ¿En qué demonios estabas pensando? –mi madre se puso en pie y comenzó a dar vueltas por el despacho– No me lo puedo creer. –yo quedé muda después de eso.
- Nanoha-chan, como te dije antes, no toleramos el bullying en esta escuela, así que quedas suspendida por tres semanas. –abrí los ojos como platos– Lo siento mucho, Momoko, pero no puede ser de otra forma. Tienes suerte de que conozca a tu madre y no ponga esto en tu expediente escolar.
- Lo entiendo, Lindy. Gracias. –me miró– Vámonos. Recoge tus cosas.
…
Ese mismo día, al llegar a casa, mis padres se reunieron conmigo y me sermonearon. Yo no pude hacer otra cosa que escuchar y aceptar todo lo que decían, pues tenían razón. Yo había actuado como una cobarde. Fate era una buena chica y yo actué como una idiota. Debería haberme arriesgado por ella. No tenía a nadie y yo preferí formar parte del mal antes que del bien. Mis padres tenían razón. Ellos no me habían educado así. Ni yo misma me reconocía. Me encerré en mi habitación y pensé sobre ello una y otra vez hasta casi rozar la locura. Saqué de mi bolsillo los trozos de la fotografía que había roto y mis lágrimas comenzaron a derramarse sin control al recordar su desgarrador grito. Había hecho muchísimo daño a un alma extremadamente bondadosa.
Hace un mes
Me incorporé de nuevo a la escuela. Lo primero que quería hacer era encontrar a Fate y pedirle perdón. No me lo merecía, pero esta vez quería hacer lo correcto. Quería hacer lo que siempre quise hacer desde un principio y no hice: ser su amiga. Aguardé en mi casillero hasta que ella llegara, pero no apareció. Me resultó extraño, pues yo había llegado ese día muy temprano para poder hablar con ella, pero no llegó.
- Hola, Nanoha. –saludó un peli gris que odiaba con todo mi ser.
- Vete a la mierda, Kurt. –dije cerrando mi locker y alejándome de allí.
- Nanoha, pero ¿qué formas son estas de saludar a tu amigo? –dijo pasando su brazo por mis hombros.
- ¡Aléjate de mí! –grité y los alumnos que por allí pasaban se quedaron mirando– No quiero saber nada de ti.
- Escúchame bien. –se inclinó hacia mí– Nadie me levanta la voz. Si lo que estás haciendo es culparme por lo que pasó, yo no fui quien rompió la foto de esa estúpida. –no aguanté más y le lancé una fuerte bofetada que le volteó el rostro.
- Aléjate de mí, Kurt. –me acerqué yo ahora a él– Aléjate de mí y aléjate de Fate. Si no lo haces… –me interrumpió.
- ¿Me estás amenazando? –rió sarcásticamente.
- Sí. –su sonrisa se esfumó– Es una amenaza. Aléjate de nosotras o no respondo de mis actos. –dije con total seguridad antes de marcharme a clase.
…
Los días pasaron y seguí buscando a Fate, pero nunca la encontré. Kurt comenzó a burlarse de mí. Al principio, me afectó muchísimo y sentí en propia piel lo que Fate sintió. Después, endurecí mi carácter y lo dejaba pasar sin prestarle atención, pero llegó un momento en el que no aguanté más su actitud de niño abusón y desató al demonio que llevaba en mi interior. Lo esperé a la salida de clases y lo llevé a un lugar donde sabía que nadie nos vería, pues estaban en obras. Lo tomé por el cuello de la camiseta y lo empujé contra un muro.
- Escúchame bien, pedazo de idiota. –lo miré con mi mirada más gélida– Vas a parar de abusar de los alumnos si no quieres que te dé una paliza. –dejó salir una risa sarcástica.
- ¿Tú y cuántos más? –de un manotazo se soltó– Eres una niña cobarde que me culpa a mí de lo que le hizo a una estúpida huérfana. –no lo soporté más y le di un puñetazo en su cara.
- ¡Sí, lo hice por miedo! –admití– Pero eso ya se acabó. –grité muy furiosa– Te juro por todos los cielos que haré de tu vida un infierno si vuelvo a ver que molestas a alguien. –quiso defenderse de otro puñetazo que le quise dar, pero falló en su defensa y le di de lleno– No me conoces. –volví a agarrarlo por el cuello de su camiseta y lo empujé de nuevo contra el muro– Si no quieres conocer el demonio que llevo dentro, más te vale que pares. –lo apreté más contra el muro y empezó a quejarse por la falta de aire– ¿Me has entendido? –asintió y lo solté, comenzando a toser– Lárgate. No quiero volver a oír de ti y de tus burlas. Te estaré vigilando. –lo miré con odio– ¡Largo! –se marchó corriendo– Bien, una cosa menos. Ahora sólo falta lo más complicado, pedir perdón a Fate y empezar de cero con ella. –suspiré.
vikylogue: Me alegra mucho saber que disfrutas de mis historias. Cuenta con que seguiré escribiendo esta nueva historia y la terminaré. Nunca dejo algo sin finalizar. Sería cruel para vosotros y yo me odiaría por no darle fin. Espero te siga gustando. Gracias por acompañarme en todas y cada una de mis historias. ¡Un saludo y nos leemos!
