Capítulo 4
POV Hayate
En la actualidad
Tal y como había dicho esa cobriza chica, al llegar al hospital, lo tenían todo preparado para atender a Fate. Yo tuve que quedarme en la sala de espera. Me senté en uno de los sillones incómodos a esperar. Ya habían pasado casi treinta minutos. Fate no había reaccionado a ninguna acción durante el trayecto en la ambulancia. Me había prometido que la cuidaría y protegería desde aquel momento en el que nos conocimos. Nos habíamos convertido en más que amigas, éramos familia. Nos habíamos convertido en hermanas. Éramos lo único que teníamos la una para la otra. Lágrimas descendieron por mi rostro, así que lo cubrí con mis manos y dejé salir mis sollozos.
Flashback
- ¡Fate-chan! –la llamé moviendo mis brazos para llamar su atención y con una enorme sonrisa– ¡Rápido, sube aquí! ¡Tienes que ver esto! ¡Es hermoso! –miré hacia el frente de nuevo– Wow… –murmuré.
- ¡Hayate! –me llamó asustada– ¡Baja de ahí, es peligroso! Esa rama puede romperse. –exclamó mientras corría hacia mí.
- No se romperá. Ya deja de preocuparte y sube rápido. –le pedí sin retirar mi vista del horizonte.
- Hayate, si nos caemos, nos haremos mucho daño. –la escuché refunfuñar mientras subía– ¿Para qué querías que…? –no terminó su pregunta– ¡Es hermoso! –exclamó.
Nos sentamos con cuidado en la rama del árbol y nos quedamos apreciando el atardecer. El cielo se había vestido de unos colores naranjas y rojizos, ofreciéndonos un espectáculo simplemente precioso y mágico. Ambas lo observamos hasta que el sol se ocultó.
- Ha sido precioso. –la miré y estaba sonriendo ampliamente– Pero ahora tenemos que irnos, Hayate. –me ofreció la mano para ponerme en pie– Vámonos.
- ¡Vámonos! –exclamé dando un salto para tomar su mano, pero entonces la rama se rompió y ambas caímos al suelo.
- ¡Hayate! ¿Estás bien? –me preguntó preocupada mientras se agarraba su hombro.
- Sí, estoy bien. Tú te has llevado todo el golpe por protegerme. –la miré preocupada– ¿Te has hecho mucho daño? –negó.
- Vámonos o nos quitarán nuestro lugar. –asentí y nos marchamos– Pesas tanto que rompiste la rama, Hayate. –me detuve.
- ¡Fate-chan! –me avergoncé y ella comenzó a reír, contagiándome a mí después.
Fin Flashback
Sí, ese fue un buen día. Uno de los tantos buenos que habíamos tenido desde que nos hacíamos compañía mutua. No fue hasta hace unos meses que la noté algo diferente. Ya no sonreía tanto y a veces no quería ir a la escuela. Se volvió más reservada de lo que ya era. Había dejado de tener apetito y casi no comía cuando nos daban alimentos en los centros de caridad. Hoy no quiso venir conmigo tampoco a buscar comida ni alguna oportunidad que nos pudiera sacar de la calle cuando eso siempre la había motivado. Debí haberme dado cuenta de que algo no iba bien. Debí haberme dado cuenta antes. Me sobresalté al sentir una mano en mi hombro.
POV Nanoha
Cuando llegué al hospital, pregunté en recepción por mi padre y me dijeron que estaba atendiendo a una desconocida chica que había tratado de suicidarse. Tragué pesado, tratando de anular ese nudo en mi garganta y estómago. Les di los detalles de esa "desconocida chica" y se sorprendieron aún más cuando di el número de mi tarjeta para cubrir todos los gastos de Fate. Cuando ya tenía eso arreglado, me dirigí a la sala de espera donde supuse que Hayate estaría y no me equivoqué. La castaña chica tenía enterrado su rostro entre sus manos y estaba llorando. ¿Cómo había permitido llegar a esto? Me odiaba a mí misma por ser partícipe de llevar a una chica tan dulce como Fate hasta este extremo. Me acerqué a ella lentamente y toqué su hombro. Se sobresaltó.
- Hayate-chan… –la llamé suavemente.
- Hola… –se limpió sus lágrimas.
- ¿Cómo te encuentras? –me senté a su lado y negó– Fate-chan es una chica muy fuerte, ya verás que se recupera. Ya lo verás. –asintió.
…
Estuvimos calladas durante un par de horas. No éramos capaces de decir nada, pero sentíamos algo de confort con nuestra silenciosa compañía mutua. Levantamos la cabeza cuando escuchamos la puerta abrirse, dando paso a mi padre con el traje del quirófano. Se acercó a nosotras e intercaló la mirada entre ambas. Frunció el ceño al verme a mí y luego dirigió su mirada a Hayate.
- ¿Eres familiar de Fate? –asintió.
- ¿Cómo está? ¿Se pondrá bien?
- Sí. –ambas suspiramos aliviadas– Por suerte, los cortes no fueron muy profundos, pero perdió mucha sangre. Le hicimos una trasfusión y ahora está estable.
- Gracias, gracias, gracias… –no dejaba de repetir la castaña.
- Te acompañaré hasta su habitación. –ambas lo seguimos– Puedes quedarte allí. Hay una cama para los familiares y se te dará también tus platos de comida si estás aquí en esas horas.
- Gracias. –llegamos a la habitación.
- Antes de entrar, necesitas saber que la hemos amarrado a la cama solo por su seguridad. –ambas nos sorprendimos– En estos momentos aún está sedada, pero despertará en un par de horas. –me miró a mí– Nanoha, no te quiero aquí. –me dijo y me sorprendí– ¿Ves cómo ha terminado lo que le hicisteis a esta chica? El bullying no es un juego. Es serio, Nanoha. Y yo no eduqué a mi hija para que tratara así a los demás. –la castaña volteó el rostro y me miró, incrédula.
- ¿Le hiciste bullying a Fate-chan? ¿Por eso la buscabas? ¿Para burlarte más aún? ¡Debí haberlo imaginado! –exclamó muy furiosa– ¡No te quiero volver a ver!
- ¡Hayate-chan, no! Yo no iba a burlarme, yo sólo quería pedirle perdón y empezar de nuevo. Ser mejor persona y tratarla como debería haber hecho desde un principio. –ella negaba.
- No, esto no tiene justificación. ¡Fate-chan es una chica maravillosa! No merece el trato que le habéis dado en la escuela. Ella no… ¡Vete! ¡Vete y no vuelvas! ¡Casi muere por tu culpa! –esas palabras me hirieron lo más profundo de mi corazón.
- Lo siento, Hayate-chan…
- Vete a casa, Nanoha. –me pidió mi padre y entró a la habitación con la castaña.
…
Cuando volví a casa, fui a darme una larga ducha para tratar de borrar todo lo que había ocurrido. Aún estaba en shock. No podía creer que Fate hubiese hecho eso. Me sentía miserable. Me sentía una escoria. Había provocado que esa hermosa chica de mirada borgoña, se suicidara. Lágrimas descendieron por mi rostro y se fundieron con el agua de la ducha. La voz de mi hermano pidiendo que me diera prisa porque él tenía que entrar, me hizo salir de mi estado de conmoción. Terminé de darme la ducha y me fui a mi habitación. Cerré la puerta y me dejé caer en la cama, mirando hacia el techo. Las lágrimas volvieron a acudir a mí y las dejé caer libremente. Mis actos casi matan a Fate. Eso era lo que se repetía en mi mente una y otra vez. Le había provocado un daño irreparable. Unos golpes en mi puerta volvieron a interrumpir mis pensamientos. Di paso y mi madre entró.
- Tu padre me ha contado lo que ha pasado. –se sentó a mi lado en la cama– ¿Es la chica a la que le hiciste bullying? –asentí.
- Mamá, yo no… –me detuvo y se puso en pie.
- ¿Eres consciente ahora del daño que puede causar el bullying, Nanoha-chan? ¿Ves lo que puede llegar a provocar? Esa chica no tenía nada ni a nadie. Por todos los cielos… –comenzó a caminar de un lado para otro.
- Yo quería pedirle perdón, mamá. Estuve todo el día buscándola. –se detuvo de golpe– Cuando la encontré estaba… estaba… –un sollozo se escapó de mi garganta y mi madre me abrazó.
- ¿La encontraste tú? –asentí sin dejar de llorar y aferrándome a ella– Cielo santo… Cariño, tendría que haber ido contigo.
Mi madre se quedó consolándome hasta que caí dormida. Cuando desperté, era de madrugada. Escuché a mis padres discutir. Abrí la puerta sólo un poco para poder escuchar mejor, pero no lo conseguí. Volví a cerrar la puerta y me metí a la cama, aunque no pude volver a pegar ojo porque no podía quitarme la imagen de Fate desangrándose de mi cabeza.
…
Las siguientes semanas fueron lúgubres y complicadas para mí. Mi madre le preguntaba a mi padre por Fate en privado y ella después me daba el parte a mí ya que mi padre le había dicho que yo me había hecho cargo de todos los gastos.
Flashback
- Nanoha-chan… –me llamó mi madre muy seria y me estremecí– ¿Es cierto que te estás haciendo cargo de los gastos de la chica? –asentí lentamente– ¿Por qué? –suspiré.
- Fate-chan es una chica demasiado buena. No merecía el trato que le dimos en la escuela. Vive en la calle y no tiene a nadie, solo a Hayate-chan. Los enfermeros de la ambulancia ni siquiera querían hacerse cargo de ella porque sabían que no podría pagar. Me parece injusto. No merezco su perdón y, quizás, con esto quería sentirme un poco mejor por ayudarla de alguna manera. –me detuve unos momentos para tomar aire– Pero sinceramente, lo hago porque quiero hacerlo. Nadie debería recibir el desprecio de ser atendido en un hospital porque no tiene dinero para costear el tratamiento de lo que sea.
- Nunca has querido nuestro dinero, Nanoha-chan. A pesar de poder tener una vida acomodada, siempre has renegado de ella. Todo lo que has comprado, ha sido con el dinero que con tu esfuerzo y sudor has conseguido. Y el dinero que has gastado en esa chica… –se detuvo y yo bajé la cabeza– …ese dinero era el que habías estado ahorrando siempre para poder costearte la universidad.
- No me importa… –murmuré– No me importa no ir a la universidad si con eso conseguí salvar la vida de Fate-chan. –me di media vuelta y salí corriendo de allí.
Fin Flashback
Desde ese momento, mi madre se convirtió en mi defensora frente a mi padre hasta que él me dio permiso para ir de nuevo al hospital, aunque solo podría entrar a ver a Fate si ella misma me lo permitía. Me estaba preparando para ir a visitarla. Seguramente no querría verme. Hayate mucho menos. Pero debía intentarlo. Tenía la necesidad de verla y comprobar con mis propios ojos que la evolución era favorable. Mi madre me acompañaría. Habíamos hecho un pastel de chocolate para llevárselo. Al llegar, mi madre me dijo que iría a buscar a mi padre y que luego me iría a buscar a mí, así que me adelanté hacia el número de habitación que nos había dado mi padre el día anterior. Me detuve frente a la puerta. Estaba hecha un manojo de nervios. Cuando me disponía a tocar, la puerta se abrió y una sorprendida castaña cerró la puerta tras de sí para que no viese el interior.
- Ho… Hola, Hayate-chan.
- Hola. ¿Qué haces aquí? –cruzó sus brazos en su pecho.
- Venía a ver cómo está Fate. –me removí nerviosa– Sé que no tengo derecho, pero…
- Oí a tu padre decir que te hiciste cargo del costo del tratamiento e ingreso de Fate-chan. Gracias por eso. –me sorprendí al escuchar eso y negué.
- Eso no…
- ¿No querías que lo supiéramos? –negué– Pues lo siento, oí a tu padre. Sin embargo, Fate-chan no lo sabe. No creo que quiera verte. –una punzada sentí en mi corazón– Sin embargo, ahora está dormida. Quizás sea la única oportunidad que tengas para verla. –asentí agradecida– Iré a dar una vuelta para estirar las piernas. –y se marchó.
Entré en la habitación lentamente para evitar despertarla y dejé el pastel en la mesa que tenían allí. Miré detenidamente a Fate. A pesar de que tenía mejor color y aspecto, seguía teniendo esas marcas oscuras bajo sus ojos producto del dolor que había sufrido y sentido desde hacía mucho tiempo. Apreté las manos en forma de puños y me odié por no haber sido su amiga y apoyo en la escuela. ¿Cómo iba a enmendar este error? Era imposible. Había empujado a una chica al suicidio. Negué repetidamente y me acerqué a la cama donde descansaba. Ya no estaba atada a la cama como las primeras semanas. Suponía que el psicólogo del hospital ya no lo vería necesario. Quería acariciar su rostro y remover esos rebeldes cabellos que me impedían verlo con total libertad, pero temía que, si lo hacía, despertaría y yo quería permanecer aquí el mayor tiempo posible. Me senté en el sillón que había junto a su cama y tomé el libro que allí descansaba. Era un libro de cuentos que seguramente Hayate usaba para conseguir que Fate durmiera algo. Lo abrí y decidí empezar a leer en voz muy leve. Cuando llevaba un par de páginas, di un sobresalto al escucharla hablar.
- Hayate. –habló aun con los ojos cerrados– Tu voz es como la de un ángel. –me sonrojé furiosamente.
- No… No soy… Hayate-chan… –los abrió lentamente y entonces me miró, sorprendiéndose con demasía al verme allí.
- ¿Qué haces aquí? ¡Largo!
- Fate-chan, espera, yo…
- ¡No! ¡No quiero verte! ¿No tenías suficiente con el daño que me hiciste en la escuela? ¿Vienes a burlarte más todavía?
- No, no es eso. Yo… –volvió a interrumpirme.
- ¡Vete de aquí! –gritó fuera de sí en el momento que mi padre entraba a la habitación con mi madre.
- Es hora de irnos, cariño. –habló mi madre y yo asentí mientras miraba a Fate, quien había volteado el rostro.
- Lo siento mucho, Fate-chan… –me acerqué a su cama y le dejé un objeto sobre su mano antes de irnos los tres de aquella habitación.
POV Fate
Esa niña estúpida. ¿Quién se creía que era para venir aquí después de haber roto mi corazón en miles de pedazos, así como hizo con mi fotografía preciada? Al irse, sentí algo en mi mano. Lo tomé para verlo mejor y me sorprendí enormemente al ver de qué se trataba. La había dado por perdida para siempre. Lágrimas cayeron de mis ojos. Era la fotografía que ella había roto. No sólo la había reconstruido, le había dado más calidad. Abracé la fotografía a mi pecho y lloré por volverlas a ver. Mamá. Alicia.
- Eres una idiota, Takamachi-san. –murmuré a la puerta.
Saizoh: Fate sufrió mucho como puedes ver, pero por suerte encontró a Hayate, quien se convirtió en su familia. Tranquilo, no es HayatexFate xD Su relación es pura hermandad. En cuanto a Cinque y Ginga, aguarda un poco. Recuerda que no todo es lo que parece ¿o sí? xD Respecto al bisturí, bueno, no soy médico xD pero por lo que se ve en películas y series, el bisturí no hace falta pincharlo, corta... ¿De dónde salió? Bueno, te sorprendería ver lo que se puede encontrar en los cubos de basura... Esta historia es desgarradora porque muestra la realidad. No sólo el daño que puede provocar el bullying, llevando a miles de adolescentes a plantearse suicidarse para escapar de ese dolor, sino también el significado de vivir en la calle. Son temas que creo que es importante darle visualización. NO al bullying. NO a la discriminación. ¡Saludos! Nos leemos pronto :D
Guest: Hi! Nice to see you again. So long without knowing about you! How is it going? How is the kitten you adopted? I hope everything goes well. I really miss talking to you and knowing about you and your pets.
Well, why does Nanoha act like that? As I tell in this chapter, Nanoha doesn't want the money. She preferred to go to a public school instead of a private because she wanted to feel as a normal girl and not as a stupid rich girl. That's the mean reason why she acted like that. It's easy to say "why did you did it?" But I think that not everybody is ready to face problems like that. The fear almost wins... Obviously I don't share what Nanoha did, but sometimes, people thoughts are complicated to understand...
Well, it's to soon to say if Lindy will adopt Fate or not. She doesn't know the story completely. I mean, she doesn't know about Jail. Maybe when she knows, everything will change... I don't know...
Thank you for your review and see you soon! :D
