Capítulo 5

POV Nanoha

Me dirigía hacia el hospital. No había vuelto a ir desde que Fate me había echado de la habitación hacía dos semanas. Sin embargo, ayer, Hayate me estaba esperando a la salida de la escuela. Me sorprendió mucho verla allá, pero mi corazón sintió un poco de alivio al saber que me esperaba a mí y que no me odiaba.

Flashback

- Hola, Takamachi-san. –me saludó tímidamente.

- Hola, Hayate-chan. Por favor, deja de llamarme así. Llámame solo Nanoha. –le pedí amablemente y ella asintió lentamente– ¿Qué te trae por aquí? –pregunté ladeando la cabeza.

- He venido a hablar con la directora Harlaown para que Fate-chan pueda hacer los exámenes de alguna manera. –desvié la mirada y asentí un poco decepcionada, pensando que había ido por mí– Y… –volví a mirarla, expectante– Yo… quería hablar contigo, si pudiera ser. –miró hacia todas partes y bajando la cabeza, como si le diera vergüenza que la vieran allí conmigo.

- Hayate-chan… –la llamé y esperé a que me mirase– Ven. –tomé su mano con una sonrisa– Iremos a tomar un helado mientras hablamos, ¿sí? –comencé a jalar de ella– Conozco un sitio que te va a encantar. –apreté más su mano para que no se soltara a pesar de que todos nos miraban y ella me devolvió el gesto y caminó a mi lado, con una enorme sonrisa.

Fin Flashback

Estando en la cafetería, habló conmigo largo y tendido, explicándome que Carim había ido al hospital porque mi padre quería que tuviera una primera sesión con ella. Fate se estaba recuperando muy bien de sus lesiones físicas, pero aún tenía que recuperarse de las psíquicas. Al parecer, iban a trasladarla e internarla en el hospital psiquiátrico donde Carim es directora para comenzar a tratarla. Hayate estaba agradecida porque Carim le había conseguido un trabajo en una cafetería cercana a su hospital para que pudiera estar cerca de Fate y visitarla siempre que quisiera. Eso me hizo feliz porque significaba que la vida de Hayate y, pronto la de Fate, cambiarán para mejor y vivir en la calle será solo un mal recuerdo. Ver la sonrisa de la castaña, hizo feliz a mi corazón.

Flashback

- Después de haber hablado con Carim-san, he sabido la cuantía total a la que ha ascendido el ingreso y tratamiento de Fate-chan en el hospital. –abrí los ojos como platos– Sabía que lo habías pagado tú, pero nunca imaginé que sería una cantidad tan alta como esa. –bajé la cabeza, pues no quería que supiera eso jamás– ¿Por qué lo has hecho? No la conoces. –suspiré– No podré devolverte jamás tanto dinero. –confesó avergonzada y yo subí rápidamente la cabeza con los ojos abiertos como platos.

- ¡No! –exclamé en voz alta y, al ver como todos nos miraban, me avergoncé– Lo siento. –murmuré y ella dejó escapar una risita– Mou, Hayate-chan… –cubrí mi rostro avergonzado por unos segundos para calmarme– No quiero que me devuelvas ese dinero. Es lo menos que puedo hacer por ella después de haberle hecho tanto daño. –la miré por unos segundos– Aunque no lo creas, Fate-chan siempre me pareció una linda persona y yo quería ser su amiga. Sin embargo, el miedo a que me hicieran bullying como a ella, fue mayor. –volví a bajar la mirada– No quiero que pienses que trato de justificarme. Lo que hice no tiene justificación alguna. Actué mal y le hice daño a una buena persona. Eso será algo que jamás me perdonaré.

- Entiendo.

- Quiero ser su amiga. –dije con seguridad y mirándola nuevamente– Quiero estar a su lado, así como tú lo estás. Me gustaría ganarme su confianza y demostrarle que no soy la persona que conoció y que jamás volveré a fallarle… –la castaña ladeó la cabeza y me miró con detenimiento.

- Me caes bien. –sonrió y yo sonreí ampliamente, pues sus palabras me hicieron muy feliz– Cuando te vi en nuestra zona buscando desesperadamente a Fate-chan, supe que no eras mala. Has tomado malas decisiones, pero tu aura no es mala. Además, mucho menos puedes ser mala cuando has gastado todo tu dinero en salvar a Fate-chan. –no sabía qué decir– No puedo responder por ella, pero quizás tengas alguna oportunidad.

- Gracias. –dije simplemente y seguimos tomando nuestro helado.

Fin Flashback

Subí hasta la habitación de Fate y aguardé en la puerta. Después de unos cinco minutos esperando, Hayate salió. Ambas sonreímos.

- Gracias por venir, Nanoha-chan. –negué.

- Gracias a ti por darme la oportunidad, Hayate-chan.

- Está durmiendo, así que puedes aprovechar para leerle o lo que creas conveniente. –asentí– Volveré en cuanto mi turno termine.

- Claro. Que vaya bien tu primer día, Hayate-chan.

- ¡Gracias! Hasta luego. –se despidió de mí con una sonrisa y yo alcé la mano.

Tomé una fuerte bocanada de aire para tomar valor y entrar muy lentamente. Asomé mi cabeza y ciertamente Fate estaba durmiendo. Solté el aire que había retenido y terminé de entrar en la habitación. Con cuidado de no hacer ningún ruido, me senté en el sillón dispuesto junto a su cama. No hice ningún movimiento, sólo me dediqué a observarla. Aún seguía atada a la cama y eso me entristecía. Por lo que me había contado mi madre, Fate no había vuelto a autolesionarse ni había hablado de alguna manera que los hicieran pensar que podría hacerlo de nuevo. Sin embargo, por recomendación de Carim, tenía que seguir así hasta su ingreso en su hospital. El único momento en el que se le daba la libertad era para comer y para tomar un baño. En ambos momentos siempre tenía que encontrarse acompañada, no sólo por Hayate, sino también por una enfermera. Exhalé de manera disimulada y tomé el libro que usaba la castaña para leerle cuando la rubia se ponía algo ansiosa. Abrí el libro por la página señalada y comencé a leer en voz muy leve para que no despertara como la otra vez y me echara de la habitación. Por suerte, esta vez no pasó. No despertó ni se movió en todo el rato que yo estuve allí. Hayate llegó unas horas después, agotada, pero muy feliz por su nuevo trabajo. Me despedí de ella y volví a mi casa. Estaba un poco decepcionada porque no pude hablar con ella y explicarle mis motivos, pero también un poco aliviada porque de haber despertado, seguramente me habría corrido de la habitación sin darme la oportunidad de explicar por qué estaba allí.

POV Fate

Sentí a Hayate tomar una ducha y cantar. Eso me hizo sonreír. Ella estaba feliz y eso me hacía feliz a mí también. Miré hacia la ventana de la habitación y suspiré. Estaba cansada de estar aquí, pero en cierta manera, estaba aliviada porque ni Hayate ni yo estábamos en la calle durmiendo, pasando frío o calor y hambre. Al menos, por un tiempo, estaríamos bien y no en peligro constante. La puerta del baño se abrió y salió Hayate con su pijama del hospital puesto.

- ¡Hola Fate-chan! –exclamó contenta, poniéndose a mi lado y revolviendo mis cabellos– ¿Cómo ha ido tu tarde? –la miré por unos segundos a esos ojos azul cielo tan amables.

- ¿Por qué la hiciste venir? –ella se tensó– No necesito ninguna niñera estúpida, Hayate. –suspiró– No… –me interrumpió.

- Fate-chan… Deberías escuchar su versión. Quizás no es lo que parece. Por lo que he podido ver, se preocupa por ti.

- Hayate… –advertí.

- Es lo que he podido ver, Fate-chan. –se encogió de hombros– Yo sólo digo.

POV Hayate

Durante el tiempo que yo estaba trabajando, Nanoha venía para cuidar a Fate, aunque mi amiga se hacía la dormida para no tener interacción alguna con la cobriza chica. Suspiré. Hoy era el penúltimo día que Nanoha vendría porque iban a internar a Fate en el hospital psiquiátrico. También era el penúltimo día en el que mi rubia amiga y yo estaríamos tanto tiempo juntas. A partir de pasado mañana solo podría ir a visitarla una hora al día. Y yo, yo tendría que volver a la calle porque, aunque tuviera un empleo, no me llegaba para pagar una renta, aun si fuese compartida. Exhalé. Le revolví los cabellos a Fate, provocando su sonrisa y me marché.

POV Nanoha

Por los siguientes días, hice lo mismo. Iba al hospital para hacerle compañía a Fate mientras Hayate trabajaba en la cafetería. La rubia chica no se despertó ni una sola vez cuando estuve en la habitación. Llegó a ser un poco desesperante. Si no despertaba hoy mientras yo estuviera allí, no tendría la oportunidad de arreglar las cosas con ella y pedirle perdón nuevamente, pues pasado mañana la trasladarían al hospital psiquiátrico y todo acabaría, incluso para Hayate, quien tendría que irse de la seguridad que le brindaba el hospital.

- ¡Hola Nanoha-chan! –me saludó con alegría, aunque en su mirada se podía apreciar la tristeza.

- Hola, Hayate-chan. –le sonreí– Está durmiendo, ¿cierto? –asintió y yo exhalé, rendida– Está bien.

- Lo siento, Nanoha-chan. –negué– Debo irme o llegaré tarde. –comenzó a alejarse.

- ¡Espera! –exclamé y ella se detuvo, volteándose a verme– Yo… –me acerqué a ella– Hayate-chan, yo sé que no nos conocemos, pero… –ladeó la cabeza– Yo quiero… Sé que tú… –tomé aire, si seguía hablando así no me entendería– Quiero que vengas a mi casa a vivir el tiempo que necesites. –dije de golpe y ella abrió los ojos como platos– Yo no… no quiero que vuelvas a la calle.

- … –no decía nada.

- Me caes bien. Quiero ser tu amiga también. –ella iba a decir algo, pero la detuve– No quiero que pienses que lo hago porque busco algo a cambio. Tampoco es por culpabilidad. Lo que hice no se puede cambiar. Simplemente te ofrezco la posibilidad de que te quedes en mi casa hasta que puedas ser independiente. –me miró fijamente– Necesitas una mano y yo tengo las dos disponibles. –dije suavemente.

- Gracias. –dijo llorando– Muchas gracias. –se lanzó a mis brazos y ambas lloramos.

- Cálmate, Hayate-chan. Tienes que ir a trabajar. –dije con un nudo en la garganta.

- Uhm. –asintió– Me calmo, me calmo. –se separó de mí y limpió sus lágrimas– Nos vemos luego, Nanoha-chan. –asentí con una sonrisa– Gracias nuevamente. –dijo y se marchó.

Me sentía muy feliz porque Hayate había aceptado venir conmigo a un lugar seguro. Sonreí ampliamente porque cuando se fue, el rastro de tristeza e incertidumbre que tenía en sus ojos, había desaparecido y se había marchado muy emocionada. Tomé una bocanada de aire y entré en la habitación. Como siempre, Fate estaba durmiendo. Exhalé rendida y me senté en el sillón, comenzando a leerle como cada día.

POV Fate

Esa niña había vuelto a venir. Llevaba toda la semana viniendo, aunque hoy sería el penúltimo día que tendría que verla, pues me iban a trasladar e internar. A partir de pasado mañana, Hayate tendría que volver a la calle porque no tenía dinero suficiente para pagar un alquiler. Eso me frustraba. No quería que Hayate volviera a aquel lugar. Aunque ella sabía cuidarse y defenderse, estar sola en un lugar así siempre era muy peligroso. Mi castaña amiga salió de la ducha muy feliz, aunque a mí no me engañaba. Sabía que era su máscara para no preocuparme por lo que se venía. Ella se me quedó mirando.

- ¿Qué ocurre? –me preguntó, ladeando la cabeza– ¿Estás bien?

- Lo siento, Hayate. –dije sin más.

- ¿Por qué? ¿Qué ha pasado? –se sentó junto a mí en la cama y tomó mi mano– ¿Ha pasado algo con Nanoha-chan? –negué.

- No. Sigo haciéndome la dormida. Esperaba que se cansara de venir, pero es una obstinada. Menos mal que voy a dejar de tener su presencia en muy poco. –ella frunció el ceño.

- ¡Fate-chan! –se enojó y puso en pie– ¿Qué te ocurre? Tú no eres así. –fruncí el ceño– Nanoha-chan viene porque quiere pedirte perdón y ser la amiga que no fue en la escuela. Deberías escuchar su versión antes de juzgar. Además, tenemos mucho que agradecerle.

- ¿Agradecerle? ¿De qué hablas? –desvió la mirada– Hayate… –la llamé seria y ella se tensó– ¿Qué me estás ocultando? –no decía nada– Hayate. –suspiró antes de mirarme.

- Ella ha sido la encargada de pagar tu tratamiento y estancia aquí, Fate-chan. –abrí los ojos como platos– Nosotras no teníamos dinero. Ella se hizo cargo de todo desde que te encontramos… –se detuvo por un segundo y yo asentí, entendiendo a qué se refería– Y no solo eso… –la miré expectante– Gracias a ella, conseguí el trabajo en la cafetería. –me volví a sorprender– Y… –¿aún había algo más?– Cuando te internen, me iré a vivir a su casa. Me ha ofrecido un lugar seguro hasta que yo pueda valerme por mí misma.

- ¿Qué? –pregunté en apenas un susurro.

- No es tan mala persona como piensas…

POV Nanoha

Aproveché que Fate dormía, como siempre, para abrir mi mochila y sacar mis libros. Al día siguiente tenía el dichoso examen de matemáticas y necesitaba aprobarlo fuera como fuese. Me centré en estudiar y practicar los ejercicios, pero no había manera. Era demasiado difícil para mí. No entendía los ejercicios.

- Estúpidas matemáticas. –cubrí mi rostro con mis manos y ahogué un grito ahí.

POV Fate

Sentí a la cobriza chica refunfuñar y soltar un grito ahogado entre sus manos. Abrí los ojos y la miré. Se la veía bastante nerviosa. Volteé mi rostro hacia la ventana. No quería saber nada de ella. Me había hecho daño su indiferencia. Ella fue como los demás y rompió mi amada fotografía. Después la arregló, pero eso no quitaría el dolor de mi corazón. Volvió a quejarse y la miré. Quizás podría ayudarla esta vez como agradecimiento por ayudar a Hayate.

- No es tan difícil. –dije y ella dio un sobresalto.

- Ho… hola… –tartamudeó– Lamento si te desperté. –negué– Fate-chan yo…

- Muéstrame dónde tienes problemas. –la interrumpí y ella bajó la cabeza.

Se acercó a mí y me enseñó los problemas que tenía con las matemáticas. Traté de explicarle lo mejor posible, ya que aún me encontraba atada y no podía usar mis manos. Ella se mantuvo atenta a mis explicaciones y tomó nota de todo lo que yo le decía. Después de toda una tarde llena de explicaciones, volvió a probar a hacer varios ejercicios y los hizo correctamente. Sonreí. En ese momento, Hayate entró en la habitación.

- Ya regresé. –dijo con una cansada sonrisa– Fate-chan, me alegra verte despierta y viendo que no corriste a Nanoha-chan. –habló con tono juguetón y yo le saqué la lengua– Hola Nanoha-chan. –la saludó con energía.

- Hola Hayate-chan. –le devolvió el saludo con una sonrisa– Bueno, yo ya debería irme. Se hace tarde. –se levantó rápidamente y guardó todos sus libros– Yo… –me miró por unos momentos– Gracias por tu ayuda, Fate-chan. –se dirigió hacia la puerta– Ojalá algún día me dieras la oportunidad de explicarme. –se marchó corriendo.

- Fate-chan… –la interrumpí.

- Ni una palabra, Hayate. Si no la corrí de la habitación fue porque te ha ofrecido un lugar seguro donde vivir. –suspiró y negó, pero no dijo nada más.

POV Hayate

Nos encontrábamos en la puerta del hospital psiquiátrico para despedirnos. Carim se alejó un poco, dándonos un poco de privacidad. Nanoha se encontraba a unos metros también. Después de despedirme de Fate, me marcharía con ella a su hogar. Por unos días, ella me acompañaría a todas partes hasta que me hiciera con el camino para regresar a su casa.

- Hayate, no quiero estar aquí. –me dijo mi rubia amiga.

- Lo sé, Fate-chan, pero es por tu bien. Estoy segura de que, si pones de tu parte, saldrás pronto. Mientras tanto, ganaré todo el dinero posible para poder velar por mí misma. Tendremos un hogar, ya verás. Todo va a ir bien. –asintió.

- Cuídate mucho, Hayate. –nos abrazamos por unos momentos hasta que se escuchó un carraspeo.

- Es la hora, Fate. –habló la rubia de mirada azul rey y mi amiga asintió.

- Cuida de Hayate. –dijo mi amiga a la cobriza.

- Hm. Lo haré. Lo prometo. –dijo con seguridad y una sonrisa– Que vaya todo muy bien, Fate-chan. –mi rubia amiga asintió y caminó al lado de la rubia mayor– Gracias por todo, Carim-san.

- No hay de qué, Nanoha-chan. Las horas de visita son todos los días a las siete de la tarde. No duden en venir a verla.

- No faltaremos. –dije– Hasta mañana, Fate-chan. –la despedí con mi mejor sonrisa y moviendo mi mano hasta que ya no pude verla.

- Vámonos a casa, Hayate-chan. –me habló suave y asentí, caminando a su lado para ir a un nuevo hogar, provisional, pero un hogar.


Saizoh: Muy pronto harán su aparición Cinque y Ginga y tendrán que dar explicaciones a Fate... En cuanto a Hayate, sí, es la mejor amiga que podría haber encontrado Fate. Se apoyan mutuamente y no se abandonan a pesar de las dificultades. En cuanto a Nanoha, bueno, Fate tiene mucho en lo que pensar. Dicen que todo el mundo merece una segunda oportunidad, pero ¿a qué costo? Si va a llevarse de nuevo tu paz mental, entonces es mejor no darla... Veremos si Fate se decide finalmente a darla o no. De momento, su corazón está demasiado lastimado para ello. La voz de ángel esta vez no le funcionó... Todo a su debido tiempo. ¡Un saludo, Saizoh!