Capítulo 6

POV Fate

Desde que entré en este horrible lugar, me quedé en la habitación. No quería salir de aquí. Carim me había explicado que tendría sesión todos los días con un doctor que había tratado a otras personas que habían vivido situaciones similares a las mías y que una vez en semana, tendría una sesión con ella para evaluar mi progreso. Después del desayuno, una enfermera llegó y me acompañó hasta el despacho del doctor Vice Granscenic.

- Buenos días, Fate. –me saludó ofreciéndome asiento frente a él.

- Buenos días. –me senté.

- Bien, Fate. Seré tu doctor hasta el día que te demos de alta, que esperemos sea pronto. –sonrió y yo no dije nada– Muy bien, empecemos, Fate. ¿Por qué estás aquí?

- Porque traté de suicidarme.

- ¿Por qué?

- Porque no tengo motivos para vivir.

- ¿Por qué?

- Porque soy basura.

- ¿Por qué?

- ¿Sabe decir otra cosa que no sea por qué?

- Estoy aquí para ayudarte, Fate.

- No necesito tu ayuda. –exhaló.

- Si no pones de tu parte, no podré ayudarte a salir de aquí pronto, Fate. ¿Entiendes eso? –no contesté y él suspiró rendido– Muy bien, si no quieres hablar, entonces me pondré a hacer otras cosas durante la hora que tienes que estar aquí. Si cambias de idea, avísame.

A la hora del almuerzo, fui al comedor. Tomé mi bandeja y me senté en una mesa sola. La mayoría de las personas que había allí, se conocían y se relacionaban entre ellas. Suspiré. No quería estar en este lugar. Quería volver con Hayate. O, simplemente, no vivir más. Exhalé. Terminé de comer, recogí mi bandeja y volví a mi habitación, donde estuve hasta la hora de la visita. Me debatí entre salir o no. No quería ver a nadie, pero Hayate no se merecía eso. Desde que nos conocimos, siempre estuvo a mi lado. Le debía la vida. De no ser por ella, no habría sobrevivido en la calle. Nos hicimos compañía mutua y nos protegimos. Hayate era mi familia ahora. No podía volver a fallarle. Caminé hacia la sala y la busqué entre las demás personas.

- ¡Fate-chan! –gritaron mientras agitaban una mano. Sonreí en automático y caminé hacia ella– ¡Fate-chan! –me volvió a llamar y se lanzó a abrazarme.

- Hola a ti también, Hayate. –le devolví el efusivo abrazo.

- ¿Cómo estás? –tomó mi rostro entre sus manos y me observó con detenimiento, provocando de nuevo mi sonrisa.

- Estoy bien. –volvió a abrazarme.

Fuimos a sentarnos en una mesa vacía y estuvimos hablando de todo. Ella se veía feliz con su trabajo, incluso había hecho una nueva amiga, aunque con la sonrisa que cargaba, podía asegurar que sentía algo más. Poder verla sonreír de esa manera, con esa energía y alegría, era maravilloso. Hayate merecía sólo felicidad. Ya había sufrido demasiado.

- ¿Sigues viviendo con esa chica? –quise saber.

- Sí. –asintió enérgicamente– Su familia es muy agradable y me tratan como a una hija más. –me alegró saber eso– Ella me está esperando afuera. –me sorprendí– No quiso entrar para no incomodarte. –no dije nada.

Estuvimos hablando durante una hora. Una vez agotado el tiempo, nos despedimos y volvimos a nuestras realidades. Una donde ella era libre y volvía a un lugar que se podía llamar hogar, mientras que yo me quedaba entre estas cuatro paredes, como si estuviera en una cárcel, y sin futuro alguno.

Durante toda una semana, todo siguió igual. Yo me negaba a colaborar con el doctor Granscenic y la directora Gracia estaba preocupada por mi falta de cooperación. No lo decía directamente, pero se podía leer en la expresión de su rostro. Hayate entró esa tarde sin su usual sonrisa y sin ningún abrazo. Por el contrario, entró seria y parecía estar muy malhumorada.

- Hola Hayate. –la saludé un poco con miedo.

- ¿Qué demonios pasa contigo? –fruncí el ceño en confusión– ¿Por qué no colaboras en las terapias?

- Hayate…

- Fate-chan, ¿por qué lo haces? –entristeció y me odié por ser la causante de ello.

- Lo siento. –bajé la cabeza.

- Con sentirlo no es suficiente, Fate-chan. Te estoy, te estamos esperando. ¿Es que no quieres salir de aquí?

- ¿Cómo lo has sabido? –pregunté desconcertada.

- La directora Gracia llamó a Nanoha-chan y nos lo dijo.

Flashback

- Nanoha-chan. –se escuchó al otro lado del teléfono.

- Carim-san… –murmuró– Hola.

- Hola. ¿Estás ocupada en estos momentos?

- No, estoy camino a la cafetería con Hayate-chan.

- En ese caso, ¿podrías poner el manos libres, por favor? –la cobriza lo activó– Mi llamada es por Fate. –se escuchó un suspiro– No quiere colaborar en las terapias ni tampoco se relaciona con nadie. Es como si no quisiera salir de aquí, como si hubiese perdido la ilusión por la vida. –castaña y cobriza tragaron pesado– Me preguntaba si podrían tratar de convencerla en una de las visitas. Sé que a la señorita Yagami la escuchará más que a nosotros.

- Lo haré. Lo haré esta misma tarde en la hora de visita. –dijo decidida.

- Gracias. Nos vemos después entonces. Tengan un buen día. Adiós.

- Adiós. –se despidieron ambas.

Fin Flashback

- Ahora, ¿me dirás el motivo? –desvié la mirada– Fate-chan… –tomó mi mano.

- … –suspiré ante su tono de súplica– Yo… no tengo nada por lo que luchar y vivir.

- ¿Cómo que no? ¡Eres mi familia! –exclamó furiosa– ¿Dónde quedo yo? Dijimos que en cuanto salieras, tendríamos un hogar compartido. ¿Ya lo has olvidado? –negué– Las promesas no se rompen, Fate-chan.

- Lo siento… Estoy cansada, Hayate. –confesé.

- Lo sé. Yo también lo estaba. Yo hubo un tiempo en el que perdí la fe y toda esperanza. Sin embargo, por macabro que suene, este incidente nos ha cambiado la vida radicalmente. A ti para darte cuenta de que la cobardía no es una opción y de que hay gente que se preocupa por ti, y a mí me ha dado un nuevo trabajo. Nos han dado la oportunidad de vivir una vida, Fate-chan. Podemos tener un hogar y un trabajo. La universidad te espera. Serás la mejor orientadora de la ciudad. Ayudarás a muchos niños. –asentí un poco más animada– Por favor, no te rindas y lucha. Cuanto antes colabores, antes saldrás de aquí. Te presentaré a Rein. –se sonrojó un poco y yo dejé salir una risita– Y tranquila, Nanoha-chan sigue cuidando de mí. Ella me acompaña a la cafetería y después me recoge. Todos los días me espera ahí afuera mientras yo estoy aquí. No me deja sola en ningún momento, así que tranquila. –sonreí por el gesto de aquella cobriza, pues cumplió su promesa.

- ¿Podrías decirle mañana que entre? –esta vez se sorprendió ella– Quiero darle las gracias por cumplir su palabra. –asintió enérgicamente.

Después de esa visita, mis ánimos cambiaron. Hayate tenía razón. Rendirse no era una opción. En cuanto saliera de aquí, podría ir a la universidad Bardiche con mi beca completa y cumplir la promesa que me hice a mí misma: trabajar en una escuela como orientadora para ayudar a niños a no sufrir las consecuencias del bullying o cualquier otro problema. Les daría las herramientas necesarias, aquellas que yo no tuve, para que salieran adelante y no cometieran el mismo error que cometí yo. Ni una vida más.

POV Ginga

Cuando la entrevista terminó, salí del despacho de la amable directora, siendo acompañada por ella. Una cabellera rubia me hizo girar el rostro bruscamente y mi aliento se detuvo, así como mis pies. Miré a través de la cristalera. Froté mis ojos porque pensaba que era una ilusión, pero no lo era. Estaba allí. Mis lágrimas comenzaron a bajar.

- Fate… –susurré.

- ¿Conoces a Fate Testarossa? –asentí sin dejar de mirarla y llorar.

- Vivimos en la misma casa. Me marché hace algo más de un año a la universidad y la dejé allí, sabiendo que aquel hombre era mala persona. Pero no podía hacer nada. No tenía dinero para mantenerla. Le prometí que iría a buscarla.

- ¿Y no fuiste? –hipé.

- Sí fui, pero el muy cerdo de Jail Scaglietti me dijo que había escapado y que no sabía donde estaba, pero que así era mejor porque era una boca menos que alimentar y que no soportaba a esa niña. –se escuchó un sonido de sorpresa– ¿Por qué está aquí? –silencio es lo que hubo y miré a la directora.

- Trató de suicidarse. –dijo suave y yo ahogué un jadeo, negando– Es una larga historia que debería contarte ella. ¿Puedes venir mañana a las seis de la tarde? Es una hora antes de que empiecen las visitas. –asentí sin dudar– Quizás le vendría bien saber que realmente la buscaste.

- Estaré aquí. Cinque se pondrá feliz de saberlo. Iré al hospital a contárselo ahora mismo. –miré a la rubia directora– Gracias por todo, directora Gracia. –me marché.

Caminé lo más rápido posible para llegar al hospital. Había pasado demasiado tiempo sin estar al lado de Cinque y le prometí que estaría lejos de ella sólo el tiempo imprescindiblemente necesario. Ni más ni menos. Saludé a las enfermeras que me encontré en el camino a la habitación. Llamé a la puerta, pero no hubo respuesta. Suspiré. Siempre me recibía el silencio. Entré sin hacer mucho ruido y me acerqué a la cama.

- Hola, mi amor. –le di un beso en la frente– Ya regresé. ¿Cómo te encuentras? –el sonido de las máquinas fue la única respuesta– Cariño, tengo una buena noticia, así que tienes que despertar. –de nuevo el sonido de las máquinas– He encontrado a Fate. –ninguna respuesta– He encontrado a nuestra Fate después de tanto tiempo buscándola. –hipé– Mañana iré a verla y le explicaré todo lo que ha sucedido. –la miré– Vamos, mi amor, tienes que despertar. Fate nos está esperando. –lloré, apoyando mi cabeza en su pecho.

POV Nanoha

Estaba en la puerta de la cafetería aguardando por Hayate. Me encontraba nerviosa. Hayate me había dicho que Fate le pidió que hoy entrara yo también a la hora de las visitas. ¿Qué debía hacer? No sabía cómo actuar. Siempre se había sentido incómoda con mi presencia y me odiaba. Salvo esa vez que me ayudó a estudiar con el examen de matemáticas, las demás veces pude permanecer en su habitación porque se la pasaba durmiendo. Hayate salió de su turno y caminamos hacia el hospital. Ella estaba bastante animada mientras yo me encontraba cada vez más nerviosa. Mi nueva castaña amiga, casi hermana porque vivíamos juntas, era una chica muy enérgica y habladora. Realmente me hacía feliz verla sonreír así. Había sufrido mucho y había llegado el momento de que viviera la vida como ella realmente se merecía y, si encontraba el amor junto a Reinforce, como pensaba que lo haría pronto, mucho mejor. Hayate se merecía solo cosas buenas. Llegamos al hospital justo a tiempo, pues estaban abriendo las puertas. La castaña me miró e hizo una pregunta muda y yo asentí, dándole a entender que estaba lista para lo que fuera que me fuese a encontrar. No me separé de Hayate en ningún momento, pues yo no sabía hacia dónde ir y qué teníamos que hacer. Llegamos a una sala y buscamos a Fate, pero no la encontramos. Hayate se dirigió hacia una de las auxiliares que se encontraban en la sala y preguntó por la rubia. La enfermera nos guio hacia otra sala que parecía ser más privada. Al entrar, nos encontramos a Fate gritando y llorando en los brazos de una peli morada chica.

- ¿Quién es esa chica? –pregunté a la castaña.

- No lo sé. –respondió un poco aturdida ante la escena.

- Su nombre es Ginga Nakajima. –dimos un sobresalto al escuchar esa voz– Convivieron juntas durante un año más o menos.

- Carim-san… –la miré y ella me dio una leve sonrisa.

- ¿Es quien le prometió que la rescataría y no lo hizo? –cuestionó la castaña y yo me sorprendí, volteando el rostro rápidamente.

- Sí. –contestó la rubia– Llevan hablando una hora. Al principio Fate no quería saber nada de ella, pero finalmente aceptó con la condición de que yo me quedara. Va a necesitar mucho apoyo después de esta visita, aunque siento que le ha venido muy bien conocer la verdad.

- ¿Qué le ha dicho? –volvió a preguntar la castaña y la rubia suspiró.

- Creo que es mejor que os lo cuente ella cuando esté lista, pero no es una historia bonita. Ha sido una serie de acontecimientos no gratos por ambas partes. –ambas miramos cómo la rubia seguía abrazada a la peli morada chica como si su vida dependiera de ello.


vikylogue: Hola! Espero que haya ido bien el trabajo. Cuídate y descansa tus horas. No te preocupes si tardas en volver, el fic y yo seguiremos aquí :) Aquí tienes un nuevo capítulo. El próximo revelará la historia de Ginga y Cinque. ¡Un saludo y gracias a ti por leer, comentar y seguir aquí acompañándome!