Bélgica tira un poco de Escocia hacia el cuarto... y se ríe abrazándole del cuello.
—¿Y a ti qué mosca te ha picado hoy...?
—¿Tú?
Le mira a los ojos... y quizás si notes que tiene unas pocas de patas de gallo alrededor de los ojos, que no tiene la tuya, porque tener tres hijos siempre es cansado, pero sonríe con absoluta sinceridad.
—¿Estás... bien?
—No. Estoy nervioso.
—¿Nervioso? ¿Por?
—Fui al siglo dieciséis te prometí que te pediría matrimonio después del sexo mientras nos reíamos como tontos y... ahora estoy aquí y... he perdido el anillo y para colmo tengo ya tres hijos. Ah, sí y mi madre está muerta, blablablá. Minucias.
Bélgica se ríe.
—¿Vas a pedirme matrimonio otra vez? Esta vez... de rodillas, por favor. Te puedo prestar el anillo —de hecho, lo trae, en el dedo anular de la mano izquierda. De hecho, trae... el anillo que acabas de perder. Solo parece que tiene quinientos años más de uso, está ya bastante delgado.
—No, por favor. Puede que lo único bueno que tenga todo esto es que ya está... h-hecho —traga saliva al verlo—. ¿Sí te gustó cuando te lo di?
Bélgica se ríe.
—Claro que me gustó... Aunque estabas histérico.
—Sí, ya bueno... lo digo porque no es el anillo más moderno y quizás no entraba dentro de los que tú...
—Oh, venga ya, ¿a qué viene esto? Llevo cientos de años usándolo...
—Vale, vale, solo es una pregunta...
—Sí, si me gustó... aunque si quieres renovar votos no voy a quejarme.
—Wait, ¿cientos de... años?
Bélgica se ríe de nuevo dándole un besito en los labios.
—¿Cuándo pasó... esto?
—¿Este es un truco porque se te ha olvidado otra vez nuestro aniversario? — entrecierra los ojos.
—¡No! Es porque... cientos de años... Mi yo del pasado... Tengo que ir a reñir a ese crío.
—¿A reñirle? ¿Por?
—Mira que no arrodillarse... y no apuntarse que día es el día en un bloody lugar bien visible.
—Veintiséis de marzo —se ríe.
—Dieciocho de setiembre, claro. Debí deducirlo.
—Mil seiscientos treinta y cuatro. Era domingo —otra vez risas. Muérete. Digo, por los CIENTOS de años.
—Ah, sí. A Hard day's night —Ya es que se murió hace rato, con lo de los tres hijos, ahora todo esto es como apuñalar cadáveres. Y se murió con el sexo en la piscina, que no se haga. Eso más bien le devolvió la vida. ¡Pero eh! Nunca se había tirado a una MILF. Y CASADA.
—Creo que vamos a por quejas de Burundi hasta nuestro aniversario quinientos —Bélgica sonríe.
—Creo que... ha valido la pena. Aun y las quejas
—¿Lo pasaste bien con Cymru? ¿Qué ha pasado? —pregunta dándole un besito en la mejilla.
—Hemos montado una fiesta. Te he dicho que vienen England y Eire, ¿no?
—Oh... ¿Aquí? ¿Ahora? No. England? — Bélgica levanta las cejas.
—Yeah... bueh... ya sabes. Nada muy Fancy.
—No sé si tenemos bastante alcohol —tira de él hacia la regadera.
—No temas, tengo una botella de whiskey infinita en esta historia.
—Claaaaro, claro. Creo que la he visto en el fondo de la piscina.
—No pasa nada, es mi botella de apoyo emocional y estará bien cuando la requiera —igual la sigue.
—¿Por qué te rompió Cymru el labio? No es muy su estilo... ¿han peleado?
—Nah, de hecho voy a bajar burlarme de él y a cargarme su pinta de niño bueno y educado.
—Es un niño más o menos bueno y educado... hasta que se junta contigo —abre el agua y saca ropa de los cajones el vestidor, mientras se calienta.
—¡Me haces parecer la mala influencia!
—Lo eres... y por eso nos gustas —se quita los pantalones de Escocia —. Aunque si tan solo hubieran hablado...
—¿Y porque no te afecta a ti mi mala influencia?
—Acabas de hacerme el amor casi enfrente de nuestra hija adolescente, mi hermano y su marido... ¿Consideras que no me afecta?
—Hum... poco.
—Algo debía haber aprendido en todo este tiempo, ¿no crees? —pregunta entrando a la regadera.
—Que ya sé a quién se parece la hija adolescente con todas estas quejas —igualmente se la come con los ojos.
—A ti... por supuesto —sonríe un poco y le hace un gesto de que entre, tomando el shampoo.
—Yo no me estoy quejando —ahí va con la ropa que lleve aun puesta pues... aun puesta.
Bélgica parpadea y se ríe un poco porque este hombre... le baja los calzoncillos.
—Estos... ¿calzoncillos son nuevos?
—Los robé en el siglo dieciséis —se sonroja un poco pero la deja.
—No parecen del siglo dieciséis...
—Malditas imitaciones baratas...
Bélgica se ríe poniéndole el shampoo en la mano: O sea... lávame el pelo. Gracias.
—¿Estaban en una feria de esas del renacimiento o qué?
Pero el idiota se empieza a lavar él. Bélgica parpadea.
—Nah, estábamos en el palacio de Spain y Austria.
—No entiendo... anda, lávame.
Cuando acaba con su propio pelo se va al de ella, que le enjabona a él el torso.
—Estaban todos entonces, ¿no? Ja! nos cenamos el pollo Cymru y yo. Y luego tuvieron que improvisar la cena, así como con verduras y cosas.
—Aja...
—Y luego volvimos aquí y era... este día en esta realidad rara.
—Rara... claro —le enjabona bien las axilas y el cuello.
—Pues nuestra realidad es diferente... y deberíamos volver a ella.
—¿Diferente cómo?
—Las relaciones... son diferentes. No sé muy bien en realidad la historia en esta línea de tiempo pero ahí tenemos de vuelta a mi madre y... una serie de gente más.
—¿Tú y yo somos grandes enemigos?
—No...
—Hmmm... ¿entonces?
—Creo que... l-lo definiría como... partner in crime.
—Ohhh ¿y no te parece que lo seamos ahora?
—Bueno, no... o sea, sí, pero... this... —le toma la mano del anillo para mostrárselo—. It's a bit too much for me.
Bélgica parpadea y después de unos cuantos segundos hace los ojos en blanco.
—¿Esta es como una crisis de los cuarenta o algo así? Pensé que ya habíamos superado esto...
—Ehm... s-solo digo... ¡Tú me has preguntado las diferencias! —es que hasta le sale la voz chillona y empieza a respirar deprisa.
Bélgica le mira, sopesando la situación y es que no es la primera vez que esto pasa, desde luego.
—Ya, ya... entiendo. Hum... ¿vas a irte al norte entonces?
—W-What? —parpadea varias veces porque no había ni pensado en eso—. No. Va a venir England y vamos a intentar volver a nuestra línea temporal. De hecho, nuestros yos... reales, actuales tendrían que estar aquí, en algún lado, espero que estén borrachos en un campo de golf o algo así y no aparezcan en todo el día.
Es decir, vamos a estar aquí jugando cosas raras y bebiendo.
Eso es.
—¿Quieres que te deje la casa? Puedo irme el resto del día con Burundi.
—No... no. No hace falta, creo que podemos hacer esto aunque estéis aquí.
Bélgica asiente, tomando su toalla y secándose un poco.
—Pero... no te enfades conmigo si mañana no recuerdo nada de todo esto —sale tras ella tomando otra toalla.
Es decir, DE VERDAD vamos a beber un montón.
Exacto.
—Vale. No sé si Cymru se podrá quedar, tenía un compromiso con Lux hoy noche... —se busca un bañador distinto.
—Bueno, tal vez tengan que cancelar eso. ¿dónde están los míos?
Bélgica le mira de reojito y es que sí le ha cortado un poco el rollo con el chilloneo del agobio, con lo contentos que estaban cinco minutos antes. Suspira.
—Ahí.
—Voy a bajarle uno a Cymru... dime que tengo alguno tipo tanga de leopardo o algo parecido! —pide yendo a mirar
—Creo que Cymru tiene los suyos propios de leopardo en algún cajón en su cuarto... que para cómo estás hoy no debes tener ni idea de dónde está—sonríe de lado con eso.
—¿Él tiene bañadores de leopardo en un cajón de mi casa? ¡Pero hombre! ¡Que en esta casa hay niños!
—No son de leopardo —se ríe—. Créeme, Lux tiene buen gusto
—Entonces no me valen. Venga, qué es lo más ridículo que hay, algo así como súper hortera —pide poniéndose unos que ha encontrado en el cajón—. Algo que me hayan regalado de coña o algo así, seguro que hay algunos.
—Hum... tienes esos de broma que te ha regalado... eso es.
—¿Dónde están?
—Busca bien, deben estar en ese mismo cajón.
—¿Cómo son? —se gira a buscar al fondo.
—Tienes un mankini verde de Borat.
—Pfffff —muere de la risa buscándolo.
—Sinceramente dudo que se lo ponga... —se peina, mirándole de reojo y sonriendo igual un poco.
—Ya, ya lo sé. Pero sería divertido y quiero ver que me lo tire a la cabeza.
—¿Lo ves o no? —Bélgica se ríe.
—Creo que no... entre tanta elegancia...
—A ver... quita— se acerca ella a buscarlo.
Escocia se aparta para dejarla y aprovecha para mirar el cuarto en general. Debes reconocer algunas cosas tuyas puestas por ahí y por allá. Libros, cuadros. Quizás haya un tapicito de dragón
Y de ella hay algunos adornos que están ahora en su recámara. Hay fotos también hemos de decirlo. Algunas súper viejas, de los dos, otras con los niños
Escocia se acerca a mirar una y la toma con las manos.
—Belgium? —la llama em un tono diferente, más serio.
—Mjm? —pregunta ella levantando la vista para mirarle.
—Eres feliz, ¿verdad? Esto... esto es lo que querías. Lo que siempre quisiste —la mira de reojo.
—Hasta la última vez que revise esto es lo que siempre... quisimos. ¿No? Si, si soy feliz. ¿Tú no?
—Quiero decir... es una fantasía. Lo era. Y las fantasías tienden a ser idealizadas, pero... ahora que es real... ¿Sí es lo que imaginabas? ¿No te arrepientes?
Bélgica suspira un poco y le sonríe, tanga verde y cutre en la mano
—No, no me arrepiento. Si, es peor de lo que imaginaba... pero es divertido y... he tenido suerte.
—¿Si pudieras... cambiar algo?
Ella se le acerca y le abraza un poco por la espalda y él la mira, dejándole.
—Hay días que me pregunto si esto es realmente lo que tú querías... o si solo te arrastre al que quería yo.
Escocia traga saliva, pero siente que como esta Belgium no es... la suya puede ser más sincero con ella sin... verse tan vulnerable.
—Yo tenía miedo de esto. Siempre lo he tenido. Esto era lo que quería mi madre y la lastimaron hasta matarla y yo me prometí que nunca nunca iba a quererlo, anhelarlo, buscarlo o permitirlo. Que no traía más que problemas y que era idiota quererlo.
Bélgica suspira.
—Y rompí... romperé todas esas promesas por ti. Por hacerte feliz y porque creo que me parezco a mi madre más de lo que puedo controlar... solo quería saber que sí valía la pena —sonríe un poco.
Bélgica sonríe también, apretándole un poco.
—Creo que... vale toda la pena del mundo. Y creo que tú mismo lo piensas.
—Bueno, ya veremos... pero que conste que te he dicho que si querías cambiar algo y solo has dicho eso. Luego no voy a tolerar quejas
—Anda. Ya. Ya podrías recoger la ropa sucia... u bajar la tapa del váter
—Tarde —levanta las manos riéndose.
—Mierda —se ríe, soltándole.
—Vale, vamos abajo. Todo esto es tan raro...
—¿Qué es lo más raro?
—¡Todo! ¿Cómo voy a tener tres hijos? ¡Y son negros! ¿Me engañaste o son de un matrimonio anterior o qué? Y Ni sabía que a Cymru le gustaba tu hermano. ¿y que hace Eire con SPAIN?
—Es la primera vez que me preguntas eso... en todos estos años.
—¿¡Y France!? ¿Como no va a estar con England? Debería llamarle y cantarle las cuarenta.
—¿A France? ¿Por?
—¿Cómo no va a estar con England? ¿Qué le pasa?
—¿Con England? ¿Por? Si siempre se han odiado.
—¡Sí! ¡Por eso!
—¿Porque iban a estar juntos para algo?
—Porque son estúpidamente tal para cual. De hecho, déjame tu teléfono que voy a gritarle —tiende la mano para que se lo dé, frunciendo el ceño
—¿A... France? ¿Hace cuanto que no hablas con él?
—¿Cómo voy a saberlo? Pero no quiero que Cynru sepa que le he llamado
—Vale, vale. Mi teléfono está en la piscina, me has tomado así por sorpresa...
—Vale, voy a por él, ve con los otros si quieres.
Bélgica asiente y ahí se va Escocia. No le cuesta encontrar el teléfono ni tampoco el número de Francia, así que le llama.
—Allô?
—¡¿Qué coño estás haciendo con tu vida?!
Paaaaarpadeo
—Ehh... Écosse?
—No, soy tu puta consciencia.
—Ehm... qué gusto hablar contigo, no esperaba tu llamada.
—Ya, ya, ya... todos bien, tú también, que encantador, bullshit. Responde a mi pregunta.
—No entiendo a que vienen esos gritos...
—Vale, vale... iremos lentamente. ¿Con quién te estás acostando últimamente?
—Con mi marido.
—¿Y quién más?
—¿Me estás interrogando?
—Sí. Bueno, no, de hecho, me da igual. ¿Te estás acostando con mi hermano?
—¿Con tu hermano? ¿Con cuál? Vamos... Igualmente, no.
—England. ¿Cómo es posible? O sea... ¿Por qué no? ¿Quién coño es tu marido?
Francia es que... demasiadas preguntas en demasiado poco tiempo para alguien con quien... no habla mucho. Escocia espera que le responda.
—Allemagne, lo sabes bien. ¿Estás en una apuesta o algo así?
—No, estoy en una bronca. Porque Germany es el puto tío más plano y aburrido del universo y me han dicho que England está solo volviéndose un psicópata y hablando con las paredes porque tú has elegido quién sabe que mierda de estabilidad al puto amor de tu vida en esta línea de tiempo. Y debes ser súper feliz o algo... y seguro me van a partir la cara por esto porque irás y le dirás que te llamé como un demente para gritarte por quién sabe qué... pero yo sé qué.
Francia... se queda ahí, regañado, escuchándole.
—¿Lo has hecho? ¿Te has acostado con England alguna vez? Por lo que más quieras dime que sí. Dime que sí porque como además resulte que sea virgen por tu culpa iré yo a partirte la cara —sigue
—Claro que me he acostado con él, no seas idiota.
Escocia respira de nuevo, la verdad.
—¿Y por qué ya no? ¿Me dices en serio que prefieres al puto soso de Germany? ¿Cuándo te has vuelto así de superficial?
—No es soso —responde apretando los ojos.
—Mira... mira no sé si sea soso o no o... seguramente te quiere o es bastante bueno en la cama porque le has entrenado fácilmente para ello y probablemente en un momento dado pensaste que mi hermano es un grano en el culo y un neurótico de mierda, que te daba demasiados dolores de cabeza... que lo es.
—Ni siquiera me habla desde entonces.
—Y no sé cómo sea tu vida ahora, tal vez es el cuento de hadas que siempre quisiste que fuera con el guapo prince charming que iba a salvar a la princesa en su corcel blanco en los cuentos que nos contaba mi madre. Pero... voy a decirte algo...
El francés le escucha porque mira que cuando te pones así, te escucha hasta Dios.
—Te he visto. Te he visto y te he oído quejarte infinita y amargamente sobre cosas horribles con la sonrisa más grande del mundo. Sobre sus neuras y sus guarrerías, y como desordena tu vida hasta que ni siquiera tienes tiempo de pensar en con quién más podrías acostarte. Me has contado infinidad de veces sobre la estúpida curvatura de su pene o yo qué sé qué otras mierdas y como te sigue el ritmo cada vez que quieres y como lo prendes a voluntad y te acuestas con él como cinco veces al día y luego bailas en la lluvia u os coláis en la ópera o yo qué sé qué otras gilipolleces.
—¿P-Porque estás diciéndome estas cosas? —pregunta y es que... el tono de voz ahora es completamente distinto.
—La verdad... ugh, joder, es que no sé qué idioteces son porque suelo desconectar cuando las cuentan, déjame pensar... o sea, se casó contigo a escondidas en notre dame. Y luego les dijo a todos que te amaba y se comió como dos horas de gente preguntándole a pesar de llevar toda la vida diciendo que te odia. De hecho, siguió gritando que te odia después de eso y por algún motivo tú crees que es la única persona que podría ir a sacarte del peor de los infiernos, iría por ti, con los pantalones cagados del miedo, el corazón encogido, malherido y apaleado y no saldría de ahí sin ti. Aunque luego dijeras que te irías con otro una vez estuvieras bien.
—Claro que no... —esa es voz de chibi!Francia.
—No sé, chaval... tal vez Germany haga todo eso por ti también ahora y... bueno, tal vez esto... Yo qué sé. Lo único que sé es que te ha querido toda su vida y nunca jamás va a querer a nadie más. Que eres tú o el alcohol. Y que tú puedes tener a quien tú quieras, pero él no tiene opción... y no quiero que vayas porque le tienes lástima.
Como desmontar a Francia en 3 frases: Cortesía de Escocia.
Más o menos, sí.
—No sé... no sé, tal vez él está bien y es feliz como está con el alcohol y todo eso... probablemente él dirá que sí, pero... no sé France, siempre pensé que tú buscabas magia en las cosas que hasta la cosa más cotidiana fuera una historia especial... más allá del sexo. Que solo era un ingrediente más en el plato. Puede que Germany venga a salvarte con su corcel cuando tengas un problema para que no sufras, pero no creo que nunca venga a raptarte en una moto para llevarte a una aventura solo porque te quiere a su lado.
—¿P-Porque me... T-Tú hermano... N-No... é-él...
—Ah, yo qué sé, soy un idiota. Please, no le digas que te he dicho todo esto... ugh. De hecho, olvídalo. De todos modos, si todo sale bien no tendrás que volver a preocuparte de esto.
¿Realmente crees eso? No nos engañes, esto acabas de complicarlo en ESTA línea del tiempo.
Sí. Lo sabe.
Aunque ahora estés en plan "olvídalo, olvídalo"
¿Pero porque no echarle una mano a su lil bro?
Ah, no, no digo que no.
Aunque él nunca lo haría al revés. Sigh...
Solo no te hagas ahora el que yo no lo queríaaaaa.
Pues... tiene que parecer creíble.
—N-No sabes de lo que hablas... —susurra Francia intentando defenderse.
—Tal vez no... nunca lo sabremos —se encoge de hombros.
—¿Te-Te... ha dicho algo él?
—Que me vaya a la mierda, varias veces.
—Algo de mí, Écosse... no sé si... hace años que no le veo más que en las juntas, ni siquiera me mira.
—Que porque tenía que saber nada de ti. La verdad, no creo que lo tengas fácil, pero solo es cuestión de encender la llama... No debería serte difícil esa parte. A no ser que creas que has perdido tu toque al establecerte con alguien.
—Estoy perfectamente bien con Allemagne, llevo... años con Allemagne y todo funciona bien con él —declara y es que el tono... es perfectamente traicionero.
—Demasiado bien, ¿tal vez? En fin... no hagas caso entonces.
Francia, desde su casa en Berlín, aprieta los ojos
—Ve y tírate a tu marido en la cama en la postura del misionero los siete coma tres minutos de rigor y luego déjale trabajar.
—Oh, ¡para ya con eso! ¡No tienes ni idea! —protesta, enfadado.
Alemania que hoy está teniendo un mal día por lo visto, DOS personas van a dejarle.
—Goodbye, France. Have a nice day —se despide con una de esas sonrisas.
—Merde —debe oírle antes de colgar.
Se ríe, recupera su botella de whiskey del fondo de la piscina y toma una cerveza yéndose hacia dentro.
