Muchos pensarían que, por tratarse de las princesas demonios Shizen, uno de los clanes youakis más respetados, junto con los Taisho, la ceremonia de la entrega de la espada Tsuki, la cual comprendía los poderes de las estrellas y la luna, sería multitudinaria, sin embargo, éste no era el caso
- ¿Te encuentras bien? - preguntó Kagome, al ver a su hermana jugar con sus manos
- Tengo miedo - respondió con sinceridad - Si no logro comprender a Tsuki...
- Tranquila - la abrazó, apoyando su cabeza en su hombro - Cuando recibí a Sakura, me sentía igual que tú... temía que fuera demasiado para mi, pero... con tiempo y práctica, logré algunas cosas - tomó la empuñadura - Y todavía me faltan demasiado que comprender...
- Kagome - la miró, temerosa - ¿Podríamos... entrenar juntas luego?
- ¡Por supuesto! - sonrió, abrazándola con ambos brazos
En el jardín solo había un puñado de personas, entre las que se encontraban sus padres, el forjador de espadas Totosai y un selecto grupo de guardias
- Rin
La joven le dedicó una última mirada a su hermana, quién asintió, sonriéndole, antes de subir los cinco escalones que la separaban de los hombres y la reina. Miró a su madre, quién tenía sus ojos llenos de lágrimas y terminó posando sus ojos en su padre
- Rin... ésta espada representa los grandes poderes de tu abuelo, el brillo de las estrellas, la marea de la luna y todo lo que ello implica - hizo una pausa - La espada Tsuki te ha escogido, porque confía en que tú serás capaz de dominar la gran responsabilidad que te está confiando
La joven aspiró profundamente, cerrando levemente sus ojos
- Rin... ¿realmente te crees capaz de poder unirte a Tsuki y confiar tu vida a ella?
- Si - abrió sus ojos, respondiendo con firmeza. Hoshiyomi sonrió
- Totosai
El anciano asintió y, extendiendo los dos brazos, al mismo tiempo en que agachaba su cabeza, posicionó la espada al frente de la mujer, quién, instantáneamente, sintió como su energía la traspasaba por completo
La empuñadura de Tsuki estaba cubierta por pequeñas estrellas plateadas, las cuales resaltaban por su color azul oscuro. Su hoja, al igual que Sakura, tenía un relieve en su parte posterior, sólo que su forma, en lugar de ser diamantes, eran formas de lunas negras
La tomó entre sus manos, al mismo tiempo en que una luz las envolvía a ambas, ante los ojos orgullosos de sus familiares
La espada está feliz... esta chica podrá hacer grandes cosas si logra dominarla
Pensó Totosai, observando la escena
Yo siempre te voy a proteger
No se apartó del lado del niño en toda la mañana, ni siquiera cuando Miroku le sugirió que fuese a buscar agua a la cascada mientras él se quedaba a vigilarlo, su negativa fue contundente
¿Qué hubiese pasado... si Kagome no llegaba a ayudarnos?
Pensaba, mientras sus orbes dorados se mantenían fijos en el zorrito
Por favor... no dejes... que sufra el mismo destino
Las palabras del padre del niño se clavaron en su pecho con la misma intensidad con la que lo hubiera echo una flecha
- Lo siento mucho Shippo - murmuró - Desearía... haber podido protegerte
Unos breves segundos de silencio continuaron, los ojos del niño comenzaron a temblar levemente, hasta abrirse un poco
- Inu...yasha - susurró
- ¡Shippo! - se inclinó - ¿Cómo te sientes?
- Estoy... - hizo una pausa - Me... duele.. la cabeza
- Lo... lamento mucho - miró el suelo - Prometo... que la próxima vez no dejaré que te vuelvan a lastimar
- No... te preocupes - sonrió - Sé.. que siempre me cuidarás... se lo prometiste a papá...
Gracias, Shippo
Pensó, sonriendo levemente
