- Buenos días señor Naraku - lo saludo la aldeana

- Muy buenos días - respondió, sonriendo, mientras se encontraba camino a la cascada

Kikyou... mi querida Kikyou... si tan solo pudiera hacer algo más para aliviar tu dolor

Pensaba, observando el basto paisaje que se asomaba ante sus ojos

Luego de una pequeña caminata silenciosa y solitaria, se encontró en su destino, poniéndose en cuclillas frente al agua

- Sé que se encuentra aquí... señor Kirinmaru - sonrió, cerrando sus ojos - Está muy equivocado si piensa que no soy capaz de percatarme de su presencia

- No puedes culparme Naraku - emergíó de las sombras de los árboles - Yo también olvido que eres un hanyo con una gran percepción

El moreno se puso de pie, sin voltear a verlo

- Déjeme decirle... que la única persona que me importa, sabe mi condición y con eso... es más que suficiente

- Kikyou - pronunció el youkai - ¿Qué es de su vida? - sonrió - Todavía recuerdo la expresión de terror en su rostro, antes que...

Sin dejarlo terminar, volteó y, utilizando sus garras, partió al medio su máscara, provocando que se alejara de un salto

- No permitiré que el nombre de mi prometida salga de su boca - pronunció, cayendo de cuclillas

- Eres un monje bastante fuerte - cerró sus ojos, sin que su sonrisa altanera se desvaneciera - Si tan sólo la gente de la aldea supiera que sus dos figuras sagradas son unas simples bestias

- Tengo el presentimiento, de que no ha venido a decirme esas palabras - volteó, encontrándose con los ojos verdes del hombre - ¿Qué es lo que está buscando?

- Quédese tranquilo señor Naraku - lo miró desafiante - Todavía no estoy buscando nada - volteó - De hecho... notará bastante bien el momento en el que desee algo de usted o de su prometida - se elevó

- Escúcheme bien, señor Kirinmaru - frunció el entrecejo, desafiándolo - Le advierto que, si se atreve a tocar a Kikyou, yo mismo lo mataré, rebanando su cabeza - empuñó sus garras - Podría hacerlo en este instante si quisiera, pero mi entrenamiento no me permite asesinar, sin un claro motivo

- Hm - se burló - Admiro esa confianza... espero que la siga manteniendo cuando llegue el momento - comenzó a volar, alejándose cada vez más del lugar

El hanyo mantuvo la vista en el demonio hasta que este desapareció. Suspiró, largando todo el aire que mantenía contenido

- Espero que cuando llegue el momento, tú también defiendas a Kikyou, Sesshomaru

El youkai emergió del bosque, mirando al moreno seriamente

- Después de todo... sé que compartes un pasado con ella, el cual respeto, sin embargo, desearía... que te mantuvieras alejado - lo miró por sobre su hombro - Kikyou merece ser feliz, con alguien que sepa darle el valor que se merece, el mismo que tú, nunca supiste darle

El youkai frunció el entrecejo ante ese comentario, sin embargo, no poseía argumentos para refutarlo y tampoco debía iniciar una pelea con él, por lo que solo se mantuvo serio, observando mientras este regresaba a la aldea

Primer entrenamiento de dos...

- ¿Te encuentras bien? - preguntó su hermana mayor, al ver que a la joven le temblaban las manos

- Bu... bueno, eso creo - respondió dubitativa, mientras observaba su espada

- Tranquila - sonrió - Hoy no explorarás sus poderes

- ¿Qué? - se sorprendió

- Primero - se acercó, apoyando sus manos sobre sus hombros - Tienes que conectar con tu espada - sonrió - Sólo... debes escucharla para comprenderla... así me enseñó mamá

- De acuerdo - asintió - ¿Qué debo hacer?

- Sólo... siéntate y pon tu mente en blanco, cuando llegue el momento, Tsuki te dirá lo demás

- ¿Y tú que harás?

- Yo estaré por allá, entrenando con Sakura... no te preocupes, si me necesitas, sólo llámame

- Gracias, Kagome - la abrazó