- Ha llegado el momento, en que conozcas la historia de las espadas - la miró, ella asintió - Como puedes ver, tu abuela y su hermano, están portando a Sakura y Tsuki... y las personas a su lado, son el abuelo y la tía abuela de Inuyasha y Sesshomaru

- ¡¿Qué?! - sus orbes castaños se dilataron, en una clara expresión de sorpresa - Ellos... ¿pertenecían al clan Taisho?

- Así es - volvió a mirar a las pinturas - Las cuatro espadas... fueron forjadas especialmente para ellos - sonrió, haciendo una breve pausa - Hace mucho tiempo, una poderosa familia amenazaba con comenzar una guerra, con la finalidad de volverse los youkais más poderosos y dominar todo nuestro territorio

La mujer escuchaba atentamente, sin apartar los ojos de Inu No Goku

- Los Shizen y los Taisho decidieron unir fuerzas, por lo que se dirigieron a las tierras de una viejo amigo, forjador de espadas

- Totosai - murmuró

- Él fabricó a Sakura y a Tsuki a partir de los dijes que, mi madre y su hermano, habían recibido al nacer, los cuales consistían en una flor encerrada en un diamante y una luna estrellada, mientras que, Tessaiga y Tenseiga nacieron a través de los colmillos de Inu No Goku y Jinsei, sin embargo... aún así, Totosai logró que las armas fueran compatibles entre si...

- Sakura con Tessaiga y Tsuki con Tenseiga

- Si... - la miró - Juntas... estas armas son invencibles - sus ojos comenzaron a brillar - La intensidad de los poderes que pueden generar al unirse es, simplemente, fatal para cualquier oponente...

- ¿Y... que ocurrió?

- Nos enfrentamos a ellos - su mirada se perdió en el espacio - Yashin... el poderoso daiyokai, decidió involucrar a sus hijos, Kirinmaru y Zero...

¡¿Qué?!

Nuevamente el rostro de la mujer se mostró sorprendido

- Y, pronto Inu No Taisho y yo, nos vimos forzados a participar de esa batalla - la miró - Yo... tenia la edad de tu hermana, cuando eso ocurrió - sus ojos comenzaron a humedecerse -

- Madre - los ojos de la jovencita emitían un brillo de tristeza

- La primera batalla... también fue la primera vez en que Inu No Taisho y yo nos veíamos las caras...

- Tsukiyomi - pronunció su padre, mientras la joven se encontraba en su habitación, practicando con su violín - Tu madre quiere verte

- De acuerdo, padre - dejo el instrumento en la cama y salió del lugar

Caminó entre los largos pasillos del castillo, hasta llegar a la sala principal, en donde reconoció de inmediato al jefe del clan Taisho, sin embargo, era la primera vez que veía al joven que estaba a su lado

- Tsukiyomi - conocía la falsa sonrisa de su madre, aquella que surgía en momentos en los que, sabía que la situación no era buena - Ya conoces al señor Taisho... él es su hijo y único heredero, Inu No Taisho

¿Qué es lo que pretendes, madre?

Pensó, mientras sonreía, cortésmente, ante los demonios

- El plan de nuestros padres era que nos casáramos... para heredar las espadas - miró el suelo

- ¿De verdad? - se incomodó

Pues... que bueno que no lo hicieron

- Yo... no sé si puedo preguntarte esto, pero...

- ¿Por qué? - miró a su hija - ¿Por qué no nos casamos? - ella asintió - Porque... no nos amábamos... no importaba cuanto tiempo pasáramos juntos, ni cuanto se esforzaran nuestros padres... simplemente, no podíamos ser más que amigos - hizo una pausa - Además... yo... conocí a Mao en esa época

El padre de Kikyou

Pensó la mujer, escuchando atentamente cada palabra de su madre

Su sonrisa

- Entonces, ¿usted es el sirviente del señor Sesshomaru? - preguntó la joven, sentada al frente de la cascada

- Así es - respondió el pequeño demonio, con sus brazos cruzados y sus ojos cerrados, sentado a su lado - Pero... al parecer él no parece estar a gusto con esto - miró a un costado

- No necesito un sirviente - respondió, mirando el horizonte

- No se preocupe, señor Jaken - le sonrió - Estoy segura de que pronto se acostumbrará a su presencia

La youkai no se percató de los orbes dorados que la observaban disimuladamente, prestándole particular atención a la sonrisa que emanaba de sus labios, como si, por un milisegundo, se hubiera perdido en ella

- ¿Qué hay de ti, niña? - Jaken miró el arma - ¿Que estabas haciendo con esa espada?

- Oh - la miró, elevándola un poco - Su nombre es Tsuki y me eligió como su dueña... estoy tratando de aprender a usarla

- ¿Podrías... mostrarme que poderes tiene?

La chica lo miró con expresión confusa, sin embargo, no notó ni presintió ningún tipo de peligro proviniendo del pequeño demonio

Suspiró, poniéndose de pie, tomando la empuñadura del arma y desenfundándola. Cerró sus ojos, esperando que la espada le dijera que ataque debía ejecutar. Unos segundos de silencio transcurrieron

- Nunca dominarás la espada si pretendes que ella haga todo el trabajo

- ¿He? - abrió sus ojos, encontrándose sorpresivamente con el demonio, parado al frente de ella - Se... señor Sesshomaru

- Y menos si la tomas de esa manera - tomó la mano de la joven, ayudando a que relajara su agarre - La espada confiara, sólo si tú le muestras que puede confiar en ti

En ese momento, Tsuki palpitó, llamando la atención de Rin, quién rápidamente desvió la mirada de los orbes dorados del youkai, a sus manos entrelazadas. Se sonrojó, volviendo a llevar sus ojos castaños al rostro del demonio

- Gra... gracias

No hay dudas... definitivamente es la espada del joven Gekko y, debido a la energía que se apoderó del ambiente en el momento en el que el joven Sesshomaru tomó la mano de esta jovencita, significa que Tsuki está ansiosa por volver a encontrarse con Tenseiga. Sin embargo, el joven Sesshomaru no parece profesar el mismo entusiasmo...

Se quedaron en silencio durante unos segundos, observándose mutuamente. Fue por ello, que la joven pudo percatarse del leve cambio en los ojos del demonio, el cual, apartó su mano y volteó rápidamente

- Tienes que practicar más - comenzó a caminar en dirección contraria al bosque

- ¡Espéreme amo Sesshomaru! - pasó al lado de la joven, sin detenerse a saludarla

- ¿Qué le ocurrió? - murmuró, olfateando el ambiente

Kikyou

Pensó, al percatarse de que el aroma de su media hermana se intensificaba cada vez más