- Los dos decidimos que no queríamos unir nuestras vidas, por lo que... yo escapé del castillo, ocultándome en el bosque y... allí conocí al joven monje - sonrió, Tsukiyomi

Se encontraba sentada sobre una roca, observando el atardecer mientras pensaba en como haría para mantenerse alejada de sus padres, después de todo, poseían un olfato tan bueno como el de ella

- La noche está llegando - volteó ante aquella profunda voz - Y puede ser peligroso, inclusive para una joven youkai como usted

- Él me ayudó a ocultarme... - miró los cuadros - Realizó un avanzado conjuro para que mi olor fuese imperceptible para las criaturas, sin embargo, no duraría para siempre - hizo una pausa - Pero si lo suficiente como para que nos enamoráramos y tuviéramos a Kikyou

- Y luego, ¿qué pasó?

- Luego... una mañana...

- ¡Mira, mami! - la niña le mostró una pequeña rosa, que había encontrado en el camino

- Es hermosa hija - sonrió, tratando de apartar la inevitable imagen de Sakura de su mente

La niña corrió en dirección del sendero, mientras la mujer continuaba recolectando hierbas medicinales. Abrió sus ojos de par en par al percibir aquel conocido aroma. Instantáneamente se puso de pie y siguió a su hija

- Kikyou - pronunció al ver como la niña observaba directamente a la figura en el bosque - Padre - murmuró

El alto y esbelto contorno del youkai de pelo largo, se percibía a la perfección

- Jamás imaginé verte con esa vestimenta - emergió de las sombras - Realmente pareces una sacerdotisa humana

- ¿Qué es lo que quieres? - se posicionó al lado de su hija

- Hemos pasado tantos años buscándote - su tono poseía un dejo de melancolía - Ya no es necesario que te escondas...

- Como puedes ver... tengo una hermosa familia aquí - puso su mano sobre el hombro de Kikyou - Y no pienso abandonarla... mucho menos casarme con Inu No...

- Hace tiempo que él contrajo matrimonio

- ¿Qué?

- Se casó con Irasue y tuvieron un hijo - se paró a unos metros de las mujeres - De igual forma, ese no es el motivo de mi visita

- ¿Entonces...?

- Tu madre está muriendo, Tsukiyomi - los ojos castaños de la mujer se abrieron de par en par- Quiere verte nuevamente y... conocer a su nieta - le dedicó una sonrisa a la pequeña hanyo

- ¿Qué... que le ocurrió?

- Hace un tiempo... ella e Inu No Goku debieron enfrentarse a un demonio que parecía ser indefenso, pero... era una trampa - la mujer tenía un nudo en la garganta - Inu No Goku y Gekko fueron asesinados allí - miró el suelo - Tu madre fue la única sobreviviente de la batalla, sin embargo, sus heridas físicas son grabes, pero... no se comparan con las heridas de su alma

- Y tenía razón - murmuró, mientras sus ojos se humedecían - Mi madre... estaba muriendo para seguir al hombre que amaba

- ¿He?

- Hm - sonrió - Mis padres tuvieron un matrimonio arreglado, llegaron a ser grandes amigos, pero... nunca se amaron - la miró - Ella siempre amó a Inu No Goku, sin embargo, decidieron poner sus obligaciones primero

- Pero... ¿por qué?

- En aquellos tiempos, nuestro clan y el de ellos eran... un tanto reacio a estar juntos, aunque eso no impidió que su amor floreciera - hizo una pausa - Las espadas absorbieron sus sentimientos, por lo que... Tessaiga eligió a su dueño en base a ese amor - la miró

El rostro de la youkai se volvió completamente rojo, al entender perfectamente esas palabras

- Tú... intentas decirme...

- Tú, amas a Inuyasha, ¿no es así?

- Bueno... yo... - comenzó a jugar con sus manos, mientras miraba el suelo

- Tessaiga pudo percibir lo grande que es tu amor por él, aceptó tu noble corazón y eligió a Inuyasha como su nuevo dueño

- ¿Qué? - se sorprendió

- Es por eso... que deben casarse

- ¿Ca... casarnos?

Reencuentro de hermanas

- ¿Rin? - la dulce voz de la mujer resonó en sus tímpanos

- Kikyou - volteó, encontrándose con la mirada castaña de la hanyo - ¿Eres tú?

- No puedo creerlo - colocó sus manos sobre sus labios - Pensé... que con suerte te vería el día de la boda

- Bueno... supongo que, ahora que tengo un poco más de libertad... puedo venir por aquí más seguido, ¿no?

- Pequeña - la mujer acortó la distancia entre las dos, abrazándola fuertemente, mientras sus ojos se humedecían - A pesar del tiempo... aún pude reconocer tu dulce aroma

- Y yo el tuyo, hermana - sonrió, cerrando sus ojos - He... extrañado tu presencia

Se apartaron, mientras la mayor, acariciaba su mejilla

- Ya eres toda una adulta... la última vez que te vi, eras una pequeña niña... tierna e indefensa y ahora... tienes tu propia espada

- Muchas gracias - rio, elevando el arma - Aunque me es difícil dominarla

- Es normal - se apartó, caminando hacia la orilla de la cascada - ¿Necesitas ayuda para utilizarla? - clavó su mirada al horizonte

- Kagome me estuvo ayudando un poco - se paró a su lado

- ¿Sólo ella? - la miró, pícaramente

- Si te refieres al señor Sesshomaru... él llegó hasta aquí mientras practicaba y luego, sólo se fue

- Sesshomaru puede ser un misterio - miró al horizonte - Percibí tu aroma al momento en el que llegaste, sin embargo, luego el de él apareció, asique supuse que estaba contigo

- Hermana, si piensas que...

- Rin - la miró, con tranquilidad - No tienes que explicarme nada - tomó su mano

- Hermana - sonrió, apoyando su cabeza en su hombro