Harry Potter pertenece a J.K. Rowling.

Solo nos pertenecen los OC.

La Pirata de los Cielos

18: La Mujer de la Máscara.

Céline, caminó con toda la parsimonia del mundo, hacía la Lechucería, sujetando en su mano derecha, un paquetito en una bolsa, el cual arrojaba al aire, antes de volverlo a atrapar, hasta entrar en la lechucería y suspirar, mirando entre todas las lechuzas. Verdaderamente, que odiaba haber descubierto el espejo solo hasta ahora y tener que enviar a una de ellas, con el paquete. Eligió a una que era joven y que contaba con muchísima vitalidad; colocó varios encantamientos sobre la lechuza, no-verbales: —Encantamiento de calentamiento, encantamiento de robustez y encantamiento de hambre fantasma... sí. Deberían de ser más que suficientes, para que llegues a Francia y entregues a los Flamel, su pertenencia, ¿verdad? ―preguntó a la lechuza, la cual asintió, la soltó y pronto, la lechuza se perdió en el infinito. ―Bien: los Flamel recuperarán su pertenencia, muy pronto. Ahora: necesito encargarme de ese desgraciado ―y salió de la lechucería, con un rostro sombrío. El resto del día, Céline actuó tan normal como le fue posible, mientras esperaba el atardecer. Incluso si las vacaciones ya estaban aquí, ella quería esperar hasta una hora en concreto, antes de actuar.

A Tracey no le gusta la idea de hacer tareas...

A NADIE le gusta la idea de hacer tareas; pero Daphne y Céline, viendo cuantas tareas tenían para el periodo de vacaciones invernales, decidieron adelantarlo todo y arrastraron a Tracey con ellas a la biblioteca...

De las piernas; mientras Tracey gritaba que las haría después, intentando aferrarse al suelo con las uñas y dejando surcos en la madera... y en la piedra, gritando que no quería.

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Estando ya en la biblioteca, escucharon a Alex y a sus amigos, conversando entre ellos.

Alex miró el cromo de los Magos Famosos, estando en compañía de sus amigos. —Dumbledore otra vez —dijo el pelirrojo a sus amigos —Él fue el primero que... Bufó. Miró fijamente la parte de atrás de la tarjeta. Luego levantó la vista hacia Ron y Hermione. — "¡Lo encontré! —susurró—. ¡Encontré a Flamel! Os dije que había leído ese nombre antes" —dijo a sus amigos, sin saber que su hermana lo escuchaba y sonreía misteriosamente. — "Lo leí en el tren, viniendo hacia aquí. Escuchad lo que dice: «El profesor Dumbledore es particularmente famoso por derrotar al mago tenebroso Grindelwald, en 1945, por el descubrimiento de las doce aplicaciones de la sangre de dragón ¡y por su trabajo en alquimia con su compañero Nicolás Flamel!»"

Hermione dio un salto. No estaba tan excitada desde que le dieron la nota de su primer trabajo. — ¡Esperad aquí! —dijo, y se lanzó hacia las estanterías del fondo más alejado del lado derecho. Alex y Ron casi no tuvieron tiempo de intercambiar una mirada de asombro y ya estaba allí de nuevo, con un enorme libro entre los brazos. — "¡Nunca pensé en buscar aquí! —susurró excitada—. Lo saqué de la biblioteca hace semanas, para tener algo ligero para leer. Y luego lo devolví."

— ¿Ligero? —dijo Ron, pero Hermione le dijo que esperara, que tenía que buscar algo y comenzó a dar la vuelta a las páginas, enloquecida, murmurando para sí misma. Al fin encontró lo que buscaba.

— ¡Lo sabía! ¡Lo sabía!

— ¿Podemos hablar ahora? —dijo Ron con malhumor.

Hermione hizo caso omiso de él. — "Nicolás Flamel" —susurró con tono teatral— "es el único descubridor conocido de la Piedra Filosofal." —Aquello no tuvo el efecto que ella esperaba.

— ¿La qué? —dijeron Alex y Ron.

— ¿No saben leer? Miren, lean aquí. —Empujó el libro hacia ellos, y Alex y Ron leyeron: "El antiguo estudio de la alquimia está relacionado con el descubrimiento de la Piedra Filosofal, una sustancia legendaria que tiene poderes asombrosos. La piedra puede transformar cualquier metal en oro puro. También produce el Elixir de la Vida, que hace inmortal al que lo bebe. Se ha hablado mucho de la Piedra Filosofal a través de los siglos, pero la única Piedra que existe actualmente pertenece al señor Nicolás Flamel, el notable alquimista y amante de la ópera. El señor Flamel, que cumplió seiscientos sesenta y cinco años el año pasado, lleva una vida tranquila en Devon con su esposa Perenela (de seiscientos cincuenta y ocho años)" ¿Ven? —dijo Hermione, cuando Alex y Ron terminaron—. "El perro debe de estar custodiando la Piedra Filosofal de Flamel. Seguro que le pidió a Dumbledore que se la guardase, porque son amigos y porque debe de saber que alguien la busca. ¡Por eso quiso que sacaran la Piedra de Gringotts!"

— ¡Una piedra que convierte en oro y hace que uno nunca muera! —dijo Alex—. ¡No es raro que Snape la busque! Cualquiera la querría.

—Y no es raro que no pudiéramos encontrar a Flamel en ese Estudio del reciente desarrollo de la hechicería —dijo Ron—. Él no es exactamente reciente si tiene seiscientos sesenta y cinco años, ¿verdad?

A la mañana siguiente, en la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, mientras copiaban las diferentes formas de tratar las mordeduras de hombre lobo Alex y Ron seguían discutiendo qué harían con la Piedra Filosofal si tuvieran una.

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Cuando estuvieron a solas, Céline le enseñó a Daphne (aunque creía que no debería de confiarle algo así a una chica que solo conocía por un par de meses) su ojo Draconiano y antes de que la heredera Greengrass, pudiera gritar o reaccionar de cualquier forma, Céline la encerró en una ilusión, enseñándole como había encontrado la Piedra Filosofal, la función del Espejo de Oesed y como había devuelto la Piedra a su dueño original, en Francia.

Eso le permitió a Daphne relajarse y decidir a centrarse en clases.

Pero incluso después, Céline se puso a cavilar por qué le había enseñado a Daphne su otro ojo. ―Quizás... ¿por el hecho de que no tuve amigos mientras vivía con los Dursley y casi no tuve contacto con niños en Koasefold? ―se preguntó.

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Durante la noche, Céline notó una sombra pasar por enfrente de su cama. Extraño, ¿Por qué un alumno de... cualquier año, estaría saliendo de su cama a semejantes horas y en peligro de ser atrapado y que le redujeran puntos? La sangre Potter-Gryffindor, tuvo efecto en ella. Tomó la Capa de Invisibilidad, empleó un complejo hechizo oscuro sobre su cuerpo y dejó a una copia suya, sobre la cama... más como un muñeco, como algo inanimado, allí. Esperaba regresar, antes de la que se hiciera de día.

Pero Katia no dormía con facilidad, al vigilar a su señora. La vio agarrar su máscara y desaparecer bajo la capa de invisibilidad. Empleó un hechizo, al pasarse una mano sobre los ojos y pudo ver a su princesa claramente. Luego, chasqueó los dedos, un polvo dorado le pasó por encima, haciéndola invisible y siguiendo a su joven señora.

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Alex había visto a alguien salir del colegio y lo siguió, llegando hasta la cabaña de Hagrid el Guardabosques. Se apoyó contra la puerta de madera y miró hacia Hogwarts, cuyas ventanas despedían un brillo rojizo en la puesta del sol. Una figura encapuchada bajó sigilosamente los escalones delanteros del castillo. Era evidente que no quería ser visto dirigiéndose a toda prisa hacia el bosque prohibido. La victoria se apagó en la mente de Alex mientras observaba. Reconoció a la figura que se alejaba. Era Snape, escabulléndose en el bosque, mientras todos estaban en la cena... ¿Qué sucedía? Alex saltó sobre su Nimbus 2.000 y se elevó.

Deslizándose silenciosamente sobre el castillo, vio a Snape entrando en el bosque. Lo siguió. Los árboles eran tan espesos que no podía ver adónde había ido Snape. Voló en círculos, cada vez más bajos, rozando las copas de los árboles, hasta que oyó voces. Se deslizó hacia allí y se detuvo sin ruido, sobre un haya. Con cuidado se detuvo en una rama, sujetando su escoba y tratando de ver a través de las hojas. Abajo, en un espacio despejado y sombrío, vio a Snape. Pero no estaba solo. Quirrell también estaba allí.

Céline se acercó mucho más a ellos, mientras que Katia venía saltando de rama en rama, hasta llegar al lugar; ambas usaron hechizos, para mejorar su audición.

Alex no podía verle la cara, pero tartamudeaba como nunca. Alex se esforzó por oír lo que decían. —... N-no sé p-por qué querías ver-verme j-justo a-aquí, de entre t-todos los l-lugares, Severus...

—Oh, pensé que íbamos a mantener esto en privado —dijo Snape con voz gélida—. Después de todo, los alumnos no deben saber nada sobre la Piedra Filosofal. —Alex se inclinó hacia delante. Quirrell tartamudeaba algo y Snape lo interrumpió. — ¿Ya has averiguado cómo burlar a esa bestia de Hagrid?

—P-p-pero Severus, y-yo...

—Tú no querrás que yo sea tu enemigo, Quirrell —dijo Snape, dando un paso, hacia él. —Y-yo no s-sé qué...

Céline, desde su árbol, usó su varita y se conjuró un Colovaria, para que su cabello se volviera blanco. Usó el embrujo extensor, para que su torso, piernas y brazos, se volvieran más largos.

—Tú sabes perfectamente bien lo que quiero decir. Una lechuza dejó escapar un grito y Alex casi se cae del árbol. Se enderezó a tiempo para oír a Snape decir: —... tu pequeña parte del abracadabra. Estoy esperando.

—P-pero Y-yo no...

—Muy bien —lo interrumpió Snape—. Vamos a tener otra pequeña charla muy pronto, cuando hayas tenido tiempo de pensar y decidir dónde están tus lealtades. —Se echó la capa sobre la cabeza y se alejó del claro. Ya estaba casi oscuro, pero Alex pudo ver a Quirrell inmóvil, como si estuviera petrificado. Se fue volando, sobre su escoba.

Cuando Céline supo que su hermanito se había ido, cayó desde el árbol y todavía invisible, golpeó en el rostro a Quirrell, seguida por una poderosa patada de Katia, mandando al hombre a rodar.

Katia atacó desde un árbol, intentando pisarle la cabeza, pero Quirrell rodó, esquivándola.

Céline lanzó un puñetazo a la mejilla de Quirrell, mandándolo al suelo.

Katia aprovechó y le pateó en las costillas, seguida de Céline, quien le golpeó en el mismo punto.

Céline le agarró el brazo y se lo retorció, hasta partírselo, pero Katia le agarró la mandíbula y empujó, hasta que dejó de gritar de dolor, solo para gritar, cuando recibió un puñetazo en el costado izquierdo, quebrándole varias costillas.

Quirrell entonces vio, que una de sus atacantes llevaba una máscara y la otra una capucha sobre el rostro. Abrió la boca y otra voz surgió de él. —Déjame hablar con ella... cara a cara...

— ¡Maestro, no está lo bastante fuerte todavía!

—Tengo fuerza suficiente... para esto. ―Céline y Katia sintieron que estaban como clavadas en el suelo. No podían mover ni un músculo. Pero gracias a la Oclumancia, recuperaron la movilidad, mientras observaban a Quirrell, que empezaba a desenvolver su turbante. ¿Qué iba a suceder? El turbante cayó. La cabeza de Quirrell parecía extrañamente pequeña sin él. Entonces, Quirrell se dio la vuelta lentamente. Céline y Katia aspiraron rápidamente. Donde tendría que haber estado la nuca de Quirrell, había un rostro, la cara más terrible que ambas hubieran visto en sus vidas. Voldemort tenía la piel color blanco tiza, con brillantes ojos rojos y ranuras en vez de fosas nasales, como las serpientes. — "Admiren lo que me hizo Céline Potter... no: Céline Volkova" —susurró. Ambas trataron de retroceder, pero sus piernas no le respondían. Aun así, la Oclumancia surtía efecto y el temor se alejaba. — "Ella me convirtió en nada más que en sombra y quimera... Tengo forma sólo cuando puedo compartir el cuerpo de otro... Pero siempre ha habido seres deseosos de dejarme entrar en sus corazones y en sus mentes... La sangre de unicornio me ha dado fuerza en estas semanas pasadas... Quirrell ha estado matando a los Unicornios e iba tras uno de ellos, cuando Snape apareció. Una vez que tenga el Elixir de la Vida seré capaz de crear un cuerpo para mí..." ―Céline atacó rápidamente, con su magia de viento, sin necesidad de una varita, siendo Voldemort y Quirrell, mandados a volar.

¡Salamandra de Ehius! ―una lengua de fuego, salió contra Quirrellmort, por cortesía de Katia, logrando atrapar al Mago Oscuro.

¡Tornado del Lamento de Misva! ―exclamó Céline rápidamente. El cuerpo del mago oscuro, fue abrazado y resultó con amplias quemaduras de segundo a tercer grado. ―Que esto sea una advertencia, para los dos. Aléjense del Tercer Piso y vivirán.

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—¿Alex, ¿Dónde estabas? —preguntó Hermione con voz aguda. —¡Ganamos! ¡Ganamos! ¡Ganamos! —gritaba Ron al tiempo que daba palmadas a Harry en la espalda—. ¡Y yo le puse un ojo negro a Malfoy y Neville trató de vencer a Crabbe y Goyle él solo! Todavía está inconsciente, pero la señora Pomfrey dice que se pondrá bien. Todos te están esperando en la sala común, vamos a celebrar una fiesta, Fred y George robaron unos pasteles y otras cosas de la cocina...

—Ahora eso no importa —dijo Alex sin aliento—. Vamos a buscar una habitación vacía, ya veréis cuando oigáis esto...

Se aseguró de que Peeves no estuviera dentro antes de cerrar la puerta, y entonces les contó lo que había visto y oído. —Así que teníamos razón, es la Piedra Filosofal y Snape trata de obligar a Quirrell a que lo ayude a conseguirla. Le preguntó si sabía cómo pasar ante Fluffy y dijo algo sobre el «abracadabra» de Quirrell... Eso significa que hay otras cosas custodiando la Piedra, además de Fluffy, probablemente cantidades de hechizos, y Quirrell puede haber hecho algunos encantamientos anti-Artes Oscuras que Snape necesita romper...

— ¿Quieres decir que la Piedra estará segura mientras Quirrell se oponga a Snape? —preguntó alarmada Hermione.

—En ese caso no durará mucho —dijo Ron.