Harry Potter pertenece a J.K. Rowling.
Solo nos pertenecen los OC.
La Pirata de los Cielos
36: Callejón Diagon (1993).
James y Lily, estaban dentro de la casa, bebiendo café y charlando. Afuera, Céline y Katia, instruían a Alex. —Acabo de arrebatarte la varita, ¿Qué harás ahora? ―decía Céline a Alex, quien miró su varita a un lado.
El pelirrojo de ojos avellana, se mostró algo nervioso. ―Bueno... yo...
―No pienses como Sangre Pura. ―le recordó Céline sonriente y cruzándose de brazos. Alex le lanzó un puñetazo, que Céline rápidamente desvió, tras sacar su brazo izquierdo de aquella posición ―Bien hecho, hermanito. Solo que tienes que pensar más rápido, ¿está bien? «No tengo varita, entonces lanzaré un puñetazo» Lo último que un Sangre Pura se esperaría, es recibir un puño. Para un Sangre Pura, la varita y la magia en general, lo es todo. Cuando lo desarmas, no sabrá qué hacer. No entrarán en combate cuerpo a cuerpo contigo, porque es Muggle, es rebajarse al punto del barro. Un Mortífago, caerá como un saco de papas ante ti. Y es por esto, que podrás golpearlo, arrebatarle la varita y (quizás) rompérsela. ―Alex asintió y volvieron a combatir a puñetazo limpio, por varios minutos, pareciendo incluso horas. Así habían sido sus vacaciones: Aprender a dominar la magia sin varita, aprender artes marciales.
Finalmente, entraron ambos hermanos, más sudorosos de lo que recordaban haber estado nunca; con Katia limpiándolos desde el cabello, hasta las suelas de los zapatos, para que James y Lily no se enfadaran con ellos...
En cambio, se enfadaron con ella, porque lo olvidó. Los hermanos comenzaron a reírse del regaño que se llevó la guardiana de Céline.
James suspiró, con un aura de preocupación alrededor, mientras leía El Profeta. ―Katia, contamos contigo, para que cuides de ambos. Peter Pettigrew, ha escapado de Azkaban y creemos que busca matarte, Céline ―la princesa pirata hizo una mueca.
―Mantendré los ojos abiertos, lo prometo ―dijo ella, preocupada.
―Ayudaré en lo que pueda ―dijo Alex, preocupado por tener que enfrentarse a un mago adulto. Incluso con su entrenamiento en artes marciales y entrenar en uno de los salones de la mansión. Salones recubiertos de todo tipo de Runas, para evitar que llegaran los avisos de la Oficina Contra el Uso Indebido de la Magia en Menores de Edad.
―Cuando volvamos a Hogwarts, usaremos alguno de los salones vacíos, así como suelo hacerlo, con Daphne y Tracy, en las clases que les doy clases sobre mi mundo y les enseño magia ―dijo Céline escuetamente. ―Ahora, vamos a hacerlo, ¿listo?
―Listo ―dijo Alex, con varita en mano.
―Uno, dos... ―contó Katia, los hermanos ya tenían el hechizo en la punta de la lengua ― ¡Tres!
― ¡EXPELLIARMUS! ―Gritaron los hermanos.
Bombarda, Protego, Congelado, Petrificus Totalus, etc. Alex aprendió, que incluso el Lumus era útil, en un combate. Alex aprendió a no quedarse quieto, sino a estar en movimiento constante.
Alex seguía y continuaba aprendiendo más y más de su hermana y del guardaespaldas: Aprendió que prácticamente cualquier hechizo, era un arma, que podría darte el triunfo en una batalla... incluso un hechizo de jabón sobre los ojos, sería muy molesto e inesperado. Aprendió la maldición de pegar la lengua al paladar y la maldición/broma de pegar los zapatos al suelo.
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..
Lily y James, dejaron que sus hijos, disfrutaran de la mañana y a las 14:00, luego del almuerzo, tomaron a sus hijos y se Aparecieron en el Callejón Diagon, yendo directamente a comprar los libros.
Céline se sorprendió al mirar el escaparate de la librería. En lugar de la acostumbrada exhibición de libros de hechizos, repujados en oro y del tamaño de losas de pavimentar había una gran jaula de hierro que contenía cien ejemplares de El Monstruoso Libro de Los Monstruos.
Por todas partes caían páginas de los ejemplares que se peleaban entre sí, mordiéndose violentamente, enzarzados en furiosos combates de lucha libre.
Céline sacó del bolsillo la lista de libros y la consultó por primera vez. El monstruoso libro de los monstruos aparecía mencionado como uno de los textos programados para la asignatura de Cuidado de Criaturas Mágicas. Cuando ella entró en Flourish y Blotts, el dependiente se acercó a él. — ¿Hogwarts? —preguntó de golpe—. ¿Vienes por los nuevos libros?
—Sí —respondió Céline—. Necesito...
—Quítate de en medio —dijo el dependiente con impaciencia, haciendo a Céline a un lado. Se puso un par de guantes muy gruesos, cogió un bastón grande, con nudos, y se dirigió a la jaula de los libros monstruosos.
―Caballero. ―dijo Céline, cuando lo vio tomar el bastón y tuvo una idea, bastante acertada de lo que él haría ―Utilice el hechizo Confundus o Desmaius.
El hombre la miró como si la mismísima diosa de la magia, acabase de responder a sus plegarias y lo hizo inmediatamente, todos los libros, se quedaron quietos. ― ¡Incarcerous! ―exclamó él, al tiempo que todos los libros se ataban. ―Entonces, ¿Cuántos necesitas?
Ella colocó las monedas, en el mostrador. ―Necesito tres de estos, por favor. También: "Runas Antiguas Fáciles", "Diccionario de Runas" y "Numerología y Gramática".
―Ah, Runas Antiguas. ―dijo el hombre con añoranza al pasado. ―Comprar estos libros, en la época de mi abuelo (y de tu bisabuelo) no era nada fácil y debían de ser pedidos al extranjero y luego pasaban semanas, antes de que los hechizos traductores, los tuvieran listos. Junto a Donald, abrimos la librería, para que aquí, todos encontraran los libros que deseaban.
Hizo sus compras y las de su hermano, a quien le entregó los libros que les correspondían. Junto a Daphne, Astoria, Tracy, Ron y Hermione, los Potter comieron helado en la Heladería Florean Fortescue y conversaron sobre las materias optativas que eligieron. Además de perturbarse, cuando les informaron que el Mortífago (y ex–amigo de James, Sirius y Remus) Peter Pettigrew, escapó de Azkaban y estaba desaparecido.
― "Fudge cree que va hacía Hogwarts, asegura que eso era todo lo que él decía, lo que repetía sin cesar" ―susurraba Sirius.
James suspiró y acarició sus sienes. ―Intentamos convencerlo... ―miró alrededor, se acercó a los jóvenes y comenzó a susurrar. ― "Intentamos convencerlo de que fuéramos Aurores, quienes resguardáramos Hogwarts, pero prefirió que sean los carceleros de Azkaban"
― "Mi padre dice que Azkaban, es como el mismísimo infierno personificado" ―dijo Ron, algo aprensivo a volver a Hogwarts, para su tercer año.
― "Ah, razón no le falta. ―susurró Sirius. ―Pero no piensen en los guardias de Azkaban, como hechiceros o algo así... son criaturas que absorben la felicidad y los recuerdos felices. Dijimos con Remus, que él tiene que enseñar el Patronus a todos los alumnos."
Los adolescentes gruñeron. Tracey dijo, lo que nadie más quería decir en voz alta. ―Este año, tampoco sería muy calmado, con un Mortífago rondando Hogwarts.
―Y criaturas chupadoras de almas ―dijo Lily, algo pálida y muy preocupada, por lo que pasaría este año en Hogwarts. ―Que la magia siempre lo resguarde, niños.
―Gracias Mamá/tía Lily/Sra. Potter ―dijeron los jóvenes, próximos a ingresar a su tercer año y Lily asintió, rogando para que ningún Dementor intentara algo contra sus hijos o sino, esos Dementores, se enterarían de quien era Lily Janeth G.-Evans.
