Capítulo 3: Un dragón en apuros.
—Me estás diciendo, que negaste la oportunidad de entrar a una orden directa contra tu ya sabes quién, pero de alguna forma le diste pistas sobre la historia y sin contar que no me agregaste que probablemente en menos de dos años estemos en medio de una guerra—
Draco disfrutaba de un poco de chesscake que su tía hizo en medio del jardín de esta, como había estado realmente pensativo estos días y encerrado en su cuarto, Dora hizo lo mejor que pudo en traer a Anthony como medio para relajarlo un poco.
Su prima había estado bastante incomoda cuando le actualizaron sobre la orden del fénix, por otro lado, su tía Andrómeda apoyo totalmente su posición de no unirse a la lucha.
Su tío Edward parecía dividido por otro lado entre ambas mujeres, pero todos apoyaron la decisión de Draco, dudaba que Harry o sus amigos pensaran igual que él, pero hasta el momento una semana después del incidente, no había tenido que hablar con ellos y probablemente es una forma en que están intentando darle un poco de distancia.
—No entiendo que hablaste con tu padrino para que lucieras tan incomodo—señala Anthony sentándose sobre la silla y viéndolo de forma sospechosa.
Draco recordó la conversación sobre Harry, suspirando por dentro y apartándola de sus pensamientos con manotazos imaginarios. Para Severus el tema del amor siempre era algo delicado, pero que Draco estuviera interesado de alguna forma en la hija de su antiguo amor y rival, claramente era algo que lo había sacado de su zona de confort.
Severus que ahora está con el señor tenebroso todo el tiempo como sus padres, no quiere cargarlo, pero ya está intentando realmente no enamorarse de Harry.
Como muy seriamente.
Aunque sigue viéndolo.
Y acercándose a este.
Maldita sea.
—Cosas, tampoco estaba feliz de tenerme ahí, dice que ahora soy un blanco de ya sabes quién—
—¿Lo eres? —
—Aparte de Harry dudo que quiera matar a alguien tanto como lo hace conmigo—
—Eso es peligroso Draco—
—Lo se Anthony, no quise esto, pero ahora estoy involucrado y ahora también tú, así que menos quejas y más opciones—
Su amigo lo ve con cierto grado de resentimiento, pero al final parece ceder finalmente antes de acomodarse mejor en la mesa de jardín; había un hermoso rosal que Draco no dejaba de ver con curiosidad, las rosas eran clichés, pero las rosas blancas de su tía eran sumamente hermosas. No había muchas plantas exóticas o de ascendencia mágica, no podía sentir mucha magia como en el jardín de su madre, pero era evidente el amor que su tía puso para proteger este pequeño espacio de cielo.
Le gustaría tener un jardín.
No era bueno con las plantas, pero podría pedirle consejos a Neville, era muy terapéutico.
Su tía comenzaba a invitarlo más a ayudarle con el jardín, si bien esta semana no lo hizo mucho, gran parte de los días anteriores tomaba su tiempo entre la tienda de Antón y ayudar a su tía, era una forma de trabajar su cuerpo mientras su cerebro daba vueltas sobre toda su situación buscando mejores opciones.
No estaba teniendo resultado en una opción para él aparte de huir.
Pero se estaba acostumbrando a la tierra en sus manos.
—Si hay una guerra y no me gusta estar involucrado en eso, lo mejor es prepararse o al menos saber defenderse—comenta Anthony casi con pesadez, lo cual hace asentir a Draco porque no estaba muy lejos de su pensamiento.
Saca algunas notas que tiene y se las pasa a Anthony, sus ojos se abren al ver que eran unas notas que habían investigado en su segundo año de Hogwarts, pero lo habían dejado de lado porque en esos momentos siempre parecía que algo más obtenía una mayor importancia.
Anthony toma las notas de forma pensativa.
—Trasladores—musita casi incomodo, pero Draco asiente.
—Estaba pensando en manejar mucho más esa técnica, Terry es hábil en transformaciones, podemos obtener runas y sabemos mucho más de aritmancia para que funcione; deberíamos hacer uno para cada uno de nosotros, un escape asegurado en el peor de los casos—habla Draco con seriedad a lo cual Anthony parece dubitativo.
—Incluso con las notas de Orion, esto es serio Draco, si el ministerio sabe que hicimos trasladores ilegales, es casi tan malo como ser un animago ilegal—
—Por eso no vamos a decirle nada—
Su mejor amigo parece incomodo, pero luego de un segundo suspira y comienza hacer anotaciones de forma rápida en las hojas de papel. Hace algunos años era ridículo que dos niños de segundo año pensaran en trasladores, pero ahora por iniciar su quinto año, es una posibilidad mucho mayor de la esperada.
Un traslador es un objeto encantado para enviar a la persona que lo toca a un lugar específico. La mayoría de las veces, un Traslador es un objeto cotidiano que no llama la atención de un muggle. Al viajar por Traslador se siente, por descripciones hechas, como si un gancho te tomase por "algún lugar detrás del ombligo", arrastrando al viajero hasta la destinación.
Era dicho por muchos que la sensación de viajar en traslador era incómoda, por no decir desagradable, y que podía provocar náuseas, mareos y cosas peores.
Pero estarían vivos si lograban hacer que funcionara.
Los del libro de Orion Blake parecían diferentes a los trasladores normales, por lo cual Draco comenzaba a sospechar que tendrían una dificultad mayor al crearse.
Los trasladores tienen una ventaja sobre los polvos Flu, ya que transportan muchas personas a la vez, pero cada traslador solo transporta a un lugar específico. A diferencia de la Aparición, los trasladores se pueden usar por cualquiera, también por muggles. Los trasladores viajan a su destino con las personas que lo usan; al tocar otra vez el traslador, se transporta otra vez al lugar original de éste. Los trasladores son capaces de transportar a alguien de un lugar a otro incluso si entre el punto de partida y el punto de destino existen barreras físicas que en condiciones normales impedirían que una persona entrase o saliese de un determinado lugar. Así, por ejemplo, si quienes van a transportarse se hallan en un lugar cerrado, y el lugar al que pretenden transportarse también es un lugar cerrado, al efectuar el transporte el traslador será capaz de superar los obstáculos físicos que normalmente evitan que se salga o entre del punto de partida (paredes, puertas y/o ventanas cerradas, etc), así como los obstáculos del mismo tipo que eviten la entrada o salida del punto de destino.
La copa había sido un traslador en el torneo.
Si tan solo pudieran replicar un objeto igual, tendrían que elegir un objeto especial y una forma diferente de activarlo.
¿Podrían traspasar las barreras de Hogwarts?
Buena pregunta.
Los trasladores eran creados por magos artesanos versados en transformaciones y en aritmancia, su trabajo no era fácil y nunca antes le había interesado tanto esa rama de la magia como ahora; podría preguntarle a McGonagall, pero sin duda su profesora Vector era la mejor opción.
Ocuparían a Terry para esto.
Pero no pueden decirle mucho sin alertarlo.
—Terry sin duda es nuestra mejor opción—habla Anthony como si leyera su mente y Draco gimotea antes de tomar su café negro con una arruga en su rostro.
Prefería que fuera dulce, pero últimamente el café negro era su mejor opción para mantenerlo alerta.
Había escuchado que en una tienda se estaba vendiendo un café colombiano delicioso, no lograba convencer a Dora que lo consiguiera, pero Edward sería más fácil en la próxima.
—No necesita saber sobre rencarnaciones, que Luna y tú me creyeran es suficiente, no necesitamos a más personas dentro de esto—dictamina Draco, parece que Anthony quisiera contradecirlo, pero solo se encoge de hombros mientras ve las notas.
Su rostro esta arrugado de profunda concentración.
—Los mejores creadores de trasladores están en el este del continente—
—¿Todo tiene que ser en el este? —
Anthony ahora se encoge de hombros mientras Draco se restriega el rostro queriendo lanzarse de una montaña en este momento.
Pudo haber nacido con el don para ser un artista o creador de trasladores, pero no lo hizo y este será un trabajo bastante pesado este año.
Lo que le recuerda.
—¿Has pensado sobre tus TIMOS? —pregunta alegre de un poco de distracción, es solo un niño después de todo.
Anthony arruga la nariz.
—Padma y tu sois iguales, no he pensado tanto sobre ellos, aun no estoy seguro de que quiero hacer, pero claramente intentare obtener la mayor cantidad de TIMOS posibles—bueno eso era muy cercano al propio pensamiento de Draco al respecto.
Por un momento Draco quiso tener aquí a Blaise, su amigo más longevo para charlar también al respecto, pero no había podido hablar con este desde el fatídico día del cementerio.
Duda sobre si quiere hablar ahora con él.
La familia Zabini era neutral, Blaise había comentado algo sobre apoyarlo, pero eso fue antes de que un psicópata asesino en serio estuviera suelto por ahí; Pansy era una hija con un padre mortifago, que si bien no de los más cercanos al señor oscuro, sin duda no puede irse libremente para hablarle de ahora en adelante.
Probablemente entre el circulo de Mortifagos ya se sabe que Draco Malfoy rechazo el llamado de Voldemort.
Tiene un dolor de cabeza ahora.
Entonces lo mejor es aligerar el ambiente.
—Quiero un tatuaje—habla de la nada Draco, provocando que Anthony lo vea con incredulidad, se encoge de hombros—ya que podríamos morir, no dolería—añade con tono burlón.
—Draco tenemos 15 años, es imposible que consigamos un tatuaje—se queja Anthony.
Pero Draco lo ve como un reto.
Una sonrisa malévola se posa sobre su rostro y Anthony por algún instante, sabe que ha cometido un error.
.
.
—Mamá me matara si sabe que he consentido esto—gruñe Dora mientras camina rápidamente por Londres muggle, Draco con una capucha de su sudadera mientras arrastra a un temeroso Anthony.
Hace tiempo no se sentía tan libre, no pensó que Dora le ayudara, estaba en una casa de seguridad por un motivo; pero cuando planteo la idea de que los Mortifagos no estarían en el Londres muggle por ahora, Dora se vio tentada y con el deseo de hacer feliz a su único primo que había sido abandonado por su familia.
Y su natural desapego a las normas.
No fue difícil.
Anthony lo llamaría manipulador, Draco lo llamaría oportunista.
En su primera vida siempre quiso un tatuaje, o al menos eso cree, ya que podría morir en cualquier momento, no importa tener 15 años para hacer alguna locura.
¿Esta no es la época de locura?
Sus padres lo matarían si supieran, lo cual impulsaba un poco más su deseo de rebeldía, sin duda las hormonas de su adolescencia lo estaban haciendo pasar una mala jugada.
El taller de tatuador que Dora elige está muy escondido de la ciudad principal, tanto Anthony como Draco nunca han estado aquí nunca y hay una sensación de dudosa procedencia cuando entran; Anthony más inquieto que Draco que sigue con total confianza a Dora. Tiene la teoría de que, si su prima quisiera llevarlos algún lugar peligroso, no tendría que hacerlo de esta forma, además era de las personas a las cual mayor confianza le tenía.
Se pregunto si todos los lugares de tatuaje serian así de genéricos, con colores oscuros y neones, algunos diseños góticos como de una película. Draco se interesó un poco en algunos diseños de las paredes, dibujados a mano probablemente y eran bastante bueno; aunque cualquier cosa seria mejor a su lado en el ámbito artístico. Algunas partes de la pared parecían ser de ladrillos rojos y luego de pasar por una pequeña sala de espera había una mujer sentada al lado de un escritorio.
Había muchas maquinas que Draco no identifico, pero había mucha tinta por todos lados.
—Verónica mi vida—habla Dora con una voz animada.
La mujer se tensa, antes de voltearse a ver con un rostro claramente incomodo y lleno de alerta. Era una joven adulta, ya habría pasado la mayoría de edad con el cabello negro y largo hasta la mitad de su espalda probablemente; aunque era interesante de notar que, al tenerlo en una coleta alta, la mitad inferior de su cabellera estaba rapada con algunos diseños en esta. Sus brazos estaban llenos de tatuajes de todo tipo, desde flores, animales y algunos diseños bastante interesantes. Sus ropas cubrían todo lo que necesitaba, pero casi toda la piel expuesta mostraba tatuajes.
Sus ojos eran café claro y lo que veía de su piel en su rostro sin tatuajes era muy blanca.
Si.
Draco podría verse teniendo un crush por una chica así.
¿Qué hay de malo en su cerebro?, se preguntaría su padre, pero Draco simplemente observa de reojo a Dora cuyos ojos brillantes podrían identificar que no es el único con sangre Black con un crush en una chica.
—Por el amor de Dios, no tú otra vez—gruñe con voz molesta, pero Dora no parece afectada.
—Sabes que siempre vuelvo cariño, pero hoy vengo por una situación urgente, primero quiero presentarte a mi querido primo Draco y su mejor amigo Anthony—los empuja Dora un poco por la espalda, de reojo nota rápidamente que Anthony también parece estar un poco cautivado (o asustado) por la chica frente a ellos.
Les da una mirada de arriba abajo poco impresionada.
Golpe para su ego.
—¿Y? —apresura la mujer que Dora se refirió como Verónica.
El rostro de Dora sonríe todo el tiempo.
—Bueno recuerdas esa vez que te ayude a escapar antes que la policía llegara y si no me equivoco dijiste: "Mi querida Nymphadora te deberé una grande toda mi vida" —el rostro de la chica se vuelve pálido.
Sujeta el borde de la mesa alarmada.
—No fueron las palabras exactas, pero nunca has usado esa deuda, lo cual me quiere decir que me pedirás algo ilegal—
—Si, bueno aquí esta, necesito que tatúes a estos dos niños—
—¿Tienen consentimiento? —
—No, mi primo fue desterrado por sus padres y Anthony lo mantendrá en secreto—
—Es ilegal—
—Por eso no usaría la deuda si no fuera necesaria—
La mujer voltea a verlos con resentimiento, Draco solamente sonríe mientras Anthony traga saliva, pero luego de unos momentos de pensar y hacerles jurar que si alguien los descubría jamás los traerían aquí, tuvo que aceptar para alegría de todos; Anthony dudaba mucho al respecto, pero Draco lo convenció con la idea de unión de mejores amigos y era tan manipulable en algunas cosas que al final ambos estaban eligiendo diseños juntos.
Dora intentaba coquetear descaradamente con Verónica, esta le ignoraba porque no parecía en el ánimo o tal vez porque no le interesaba.
No importa.
Draco claramente eligió un diseño antes de pasarlo a la chica, el rostro de Verónica pareció ablandarse cuando vio el diseño y rio un poco con burla cuando señalo su espalda.
Ya que era su idea tenía que ir primero, Draco se quitó la camisa para acostarse en la camilla donde todo estaba listo. Mientras elegían sus diseños, Verónica llamo algunas personas para cancelar las citas del día, maldiciendo a Dora entre llamadas antes de alistar todo lo necesario.
Anthony sentado a su lado parecía inquieto.
—¿No se extrañarán que desaparezcamos por horas? —pregunto Anthony a su prima, que se encogió de hombros.
—Fue difícil convencer a mi madre de que estaríamos fuera en tu casa Anthony con mi vigilancia, con Sirius fue un poco más fácil; ¿trajiste el libro que te recomendé? Lo necesitaras—su amigo tomo el libro de su mochila.
Draco por otro lado, tomo aire luego de que limpiaron toda el área, si Verónica pensó que era raro que tuviera cicatrices en su espalda, no lo menciono mientras colocaba el diseño primero en su espalda.
Poco después comenzaron las agujas.
Era extraño.
No era tan doloroso, su límite de dolor probablemente había quedado arruinado luego de los crucius de Voldemort, pero eso no significaba que fuera adicto al dolor; era algo incomodo que lo hizo morder sus labios en ocasiones y algunas terminales nerviosas de su espalda o trasero se sintieron cosquilleantes. Lo peor para él era la servilleta o lo que fuera que Verónica usaba para quitar el exceso de tinta, era como si alguien pasara una lija por su piel sensible.
No se quejó.
Pero era jodidamente doloroso.
—¿Tienes tatuajes? —pregunto Anthony mientras Dora y él jugaban un juego de cartas muggles, claramente aburridos luego de la primera hora.
Felicidades por ellos.
—Bueno debido a mi condición no es muy útil, la piel no lo resiste ya que puedo cambiarla—habla Dora, sorprendiendo ambos adolescentes.
Draco ve sobre su hombro a Verónica, que sigue trabajando con sus manos en guantes y mirada de concentración, pero capta su mirada antes de encogerse de hombros.
—Soy Squib, vengo de una familia importante que claramente no le gusto, así que ahora estoy por mi cuenta—habla con indiferencia, pero sus ojos parecen un poco oscuros al decirlo.
Draco regresa su postura en su cabeza para no verla.
—El viejo Antón es quien cuido de Verónica desde casi siempre, fue ahí donde nos conocimos—comenta Dora emocionada a lo cual Verónica levanta la mirada ahora curiosa, o eso puede ver Draco de reojo.
—Así que este es el niño del que siempre habla ese viejo, interesante—no agrega más a la historia y Draco supone que es de mala educación preguntar.
Luego de lo que parece una eternidad y Draco comprendiendo que, aunque el dolor no es mucho, en largas duraciones comienza a ser bastante, Verónica determina que ha terminado y por fin puede tomar aire agotado. Hay un proceso después del tatuaje de limpiar más con la servilleta de mierda, prepararlo con un protector para que pueda tenerlo protegido por su posición y puede tomar el asiento de espera como los grandes.
Anthony decide hacerlo en su vientre, cerca de la cadera, esperando poder ocultarlo de su madre todo el tiempo posible.
Verónica lo ve preocupada, diciendo que podría dolerle a lo cual Anthony solo luce confundido.
El tatuaje de Draco es un dragón con solo tinta negra justo en el medio superior de su espalda, no es tan grande para ocupar todo el espacio y tiene un diseño bastante detallado pero fino. Anthony se va por un pequeño diseño de nave espacial de Star Wars que le hace gritar incrédulo cuando le hacen el diseño de no más de 5 cm, porque no habían calculado que el vientre es uno de los lugares sensibles.
Un proceso mucho más rápido que el de Draco, pero Anthony sale con lágrimas en sus ojos cuando le pasan la servilleta y en menos de una hora los 3 están listos para partir.
Dora paga con su dinero y dándole un guiño a Verónica cuando pone una gran cantidad de dinero en el tarro de propinas, Verónica le gruñe que no vuelva por aquí a causar problemas y luego caminan hacía Londres.
Draco quería una hamburguesa, Anthony quería hielo, Dora estaba riendo a costa de ellos.
Luego mientras estaba comiendo su hamburguesa de McDonald en el parque, con Anthony quejándose en voz baja y Dora riéndose aun sobre ellos, fue cuando lo vio. Primero fue como una silueta en el paisaje, un poco de color negro que llama tu atención, pero no lo ves realmente, luego como una pequeña alarma cada que volteaba parecía una silueta más cerca y luego de levantarse a botar el empaque en un basurero cercano, la silueta ahora aparecía al lado de la calle.
Un encapuchado.
No debería ser algo muy raro, el día estaba frio y muchas personas estaban con capuchas, pero eso no parecía un abrigo muggle.
El rostro de Draco perdió el color cuando la silueta lo miraba fijamente, recuerdos del cementerio lo hicieron temblar ligeramente, antes de maldecir y retroceder intentando aparentar que nada paso; pero apenas llego donde Anthony lo levanto del brazo con el rostro tenso y rápidamente Dora dejo de reír para entrar en modo serio.
Vio a su espalda, su rostro se hizo como una roca, Anthony estaba confundido, Draco solamente estaba tenso.
—Cuando les diga que corran, corren, al callejón donde vinimos, es el lugar para desapariciones, yo llegare ahí—susurro Dora como una orden absoluta y Draco asintió, pero Anthony lucia perdido en todo el asunto—Ahora—chillo por bajo y Draco arrastro a Anthony entre la multitud de personas que a esta hora salían de sus trabajos.
Su espalda todavía ardía por el tatuaje, pero ahora la adrenalina estaba ayudándolo a enfocar sus energías en otra cosa.
Huir.
Era como estar otra vez en tercer año, era como volver a correr con Sirius, pero esta vez sus piernas no dudaban. Un paso otro, rápidamente, corriendo en medio del mar de personas como si fuera una segunda naturaleza, porque tienen que escapar.
Es peligroso.
Sus alertas suenan y no puede detenerse.
Un segundo puede hacer la diferencia.
—¿Qué pasa? —pregunto Anthony corriendo a su lado un poco más torpe, pero luciendo todavía confundido sin comprender toda la situación.
—Mortifagos—responde mientras lo obliga a cruzar en medio de un callejón, pero no el que necesitaban, pero ocupaban desviarlos.
Ahora eso era lo que Anthony necesitaba para ponerse pálido y casi tropezar, un frio en su espalda hizo que empujara a Anthony contra la pared y el hechizo pasara cortando parte de su propio brazo; no una herida profunda, apenas superficial, pero el encapuchado los estaba siguiendo.
Maldijo antes de arrojar unos contenedores de basura antes de salir con Anthony del otro lado, las personas no parecían notar nada, por lo cual Draco empujo a Anthony rápidamente detrás de una valla publicitaria, ambos respirando de forma agitada.
¿Lastimaron a Dora?
¿Eran más de uno?
La varita en su pantalón quemaba por usarla, pero era prohibido y podría meterse en más problemas que en respuestas al usarla.
Magia sin varita.
Ocupaba hacer magia sin varita.
Un argumento bastante ridículo, Draco había aprendido en su primer año a hacer magia no verbal con hechizos de limpieza, probablemente en aburrimiento su año pasado aprendió un poco de Lumos, pero eran hechizos que usaban su varita y por lo tanto regresaba al punto de partida. Creía que algunos colegios en otros continentes usaban magia sin varita, maldijo a los ingleses por pensar que no era necesario y aun así estaría rompiendo el estatuto secreto, por lo cual podría recibir una gran sanción.
Aunque tampoco estaba interesado en morir.
—Sáasil weenel—dijo en voz alta extendiendo su mano, pero sin sentir nada a su alrededor cambiar.
Anthony lo ve con duda.
Draco comienza a sentirse abochornado, la silueta encapuchada aparece y Draco repite nuevamente el hechizo, pero no pasa nada.
Porque no uso su varita.
Si.
Mala señal.
—¡Corre! —empuja Anthony antes que un hechizo caiga cerca de ellos, no hay ningún muggle cerca, así que no ha rompido el estatuto.
Así que no hay aurores en camino.
Así que están jodidos.
Sus pies se mueven rápidamente, Anthony corriendo a su lado por los callejones y alejándose cada vez más del centro de la ciudad; pasan cerca de una pila de desechos y Draco sin detenerse sujeta una vara de metal como arma inútil pero mejor que no tener nada y continúan su camino.
No iba asesinarlo, o tal vez sí, seria capturado y enviado a Voldemort.
Usar la magia como defensa sería el menor de sus males, incluso si el ministerio lo expulsara de Hogwarts o tuviera alguna acción correccional, seria mil veces mejor que estar delante del señor tenebroso de la época.
Si.
Seria usa la varita.
Antes que pudiera sacar su varita para luchar, aunque no tenga idea de que hacer, estaba listo para usar todo su arsenal con tal de salir con sus extremidades unidas; el pequeño sonido de ¡POP! Frente a él lo hizo frenar en seco en medio del callejón. El mortifago se había aparecido justo frente a él, con la varita en alto congelándolo y sabiendo que estaba por ser noqueado.
Sus ojos se abren una fracción de segundo, procesando que estaba perdido.
Iban a hechizarlo.
Joder.
—¡Aquí está la estrella de la muerte! —es el grito de Anthony desde alguna parte detrás de él, que hace al mortifago dudar confundido por la frase random que ha lanzado.
Pero no Draco.
Hace mucho tiempo no practica quidditch, pero sus dos capitanes del equipo de Ravenclaw habían admirado mucho su tiempo de reacción como golpeador; no tenía tiempo para sacar su varita, pero en su lugar con la vara de metal que había logrado obtener antes, la movió violentamente de forma vertical. Impacto con la quijada del mortifago, haciendo que el hechizo que lanzaba saliera destinado lejos de ellos y se tambaleara para atrás aturdido.
No dudo antes de dar otro segundo golpe, ahora con la barra de metal en sus dos manos, dándole mayor fuerza y en casi un swing horizontal desde su mejilla, lanzándolo contra el suelo inconsciente.
Si.
Eso no salió como esperaban.
Respirando agitadamente por la persecución, rápidamente se acercó para patear la varita del mortifago lejos y sacar la suya; Anthony se apresuró atrás de él, ahora sujetando también lo que parece la tapa de un contenedor de basura como si fuera un escudo.
—Eso fue muy random—dice sin dejar de ver el mortifago.
Anthony gimotea avergonzado.
—No teníamos tiempo para pensar en cosas claras—
Va a quejarse, pero deja de hacerlo cuando al ver el mortifago ahora en el suelo y sin mascara, reconoce a ese hombre; su mano se sujeta con fuerza a su varita, sin saber que hacer al reconocer al padre de Theo. El señor Nott parecía inconsciente, con una protuberancia en su mejilla, pero su pecho moviéndose logrando que no hubiera muerto del impacto.
No es que hubiera querido matarlo, hasta ahora piensa en lo aterrador que eso habría sido.
Una muerte a mano limpia por su golpe.
—Maldición aquí están—dice una voz, que hace que ambos salten, Draco apuntando con su varita y Anthony sujetando el escudo con seriedad.
Es Dora.
La mujer luce como si hubiera estado en una lucha, antes de ver confundida a sus pies, notando al hombre inconsciente y viéndolos con nueva preocupación. Se acerca rápidamente para verificar al hombre, pero este solo esta inconsciente y ella gimotea sujetando su cabeza.
Estaban en problemas.
—Debemos llevarlo ante la justicia—habla Anthony, pero Dora y Draco comparten una mirada.
—No servirá de nada, aunque digamos que fuimos atacados, los Mortifagos técnicamente no son criminales ahora, porque se supone que el ministerio no cree en que Voldemort regreso; seria sin duda solo alimentar algo que no tiene sentido, lo sacarían luego de unos días o horas si es de sangre pura—explica Dora con una mano en su cadera, su brazo está sangrando.
El de Draco también.
Nadie ha notado o reconocido al hombre como el padre de Theo, Draco se estremece al pensar que el hombre que antes le palmeaba la cabeza cuando iba a casa de su hijo, había intentado atraparlo.
Este había visto lo que paso esa noche en el cementerio.
Había visto su tortura.
Aun así, iba a entregarlo.
Su respiración se acelera un poco, sintiéndose incomodo y sumamente traicionado por algún motivo, lo cual es estúpido.
—¿Qué hacemos entonces? —pregunta Anthony y Dora luce cansada.
—Logre hechizar a los otros dos que estaban por aquí, no los habían visto a ustedes, solamente estaban esperando que estuviera sola para atacarme; igualmente borre sus memorias de hoy, pero antes que pudiera dejarlos inconscientes algo vino por ellos, tuve suerte de salir sin heridas más graves—responde con un sonido incomodo, luciendo bastante enojada con ella misma.
Fallo.
Piensa que fallo.
Cuando todo esto es culpa de Draco.
—No borres su memoria, bueno, si, bórrale la presencia de Anthony—habla Draco con voz seria, causando que ambos volteen a verle.
—¿Qué? —cuestiona Anthony incrédulo, Dora no está mejor.
—No, sabrán que estuviste en Londres muggle—
Si.
Pero está bien.
Draco entrecierra los ojos con una mano en su barbilla.
—Tendrá curiosidad, puede que me quiera muerto, pero tendrá curiosidad; tal vez eso me ayude en el futuro. Quita las memorias de cualquier lugar cerca del centro de tatuajes, mientras la señorita Verónica este bien y Anthony fuera de esto, solamente se concentrarán en mi—afirma con rostro pensativo—los Mortifagos volverán como cucarachas ante el señor oscuro sin nariz, con mensajes de que estuve en Londres muggle, eso podría distraerlos un rato—añade con cierto tono de firmeza.
Dora parece dudar, pero Anthony luce incomodo.
—Pensaran que enfrentaste un mortifago solo y ganaste, solo incrementaras sus expectativas sobre ti—susurra Dora con incomodidad, antes de hacer uso del hechizo como su madre y comenzar a borrar parte de las memorias del señor Nott.
Si, solo causara más expectativas, o en el peor de los casos, los atraerá a una pista sin éxito y algunos muggles puedan salir heridos.
Personas inocentes.
Draco muerde su labio inquieto.
Esta guerra será asquerosa, como nunca pensó eso cuando vio las películas en su primera vida, todo era terrorífico.
—Él me quiere, muerto, pero si tiene curiosidad, tal vez me quiera vivo—es lo que dice Draco, antes que Dora termine su trabajo en silencio.
Cuando los tres desaparecen de ahí, Draco solamente termina cayendo sobre sus pies cuando aparecen en la casa de su tía Andrómeda, que por suerte no se encontraba presente mientras los 3 corren a su habitación para cambiarse antes que hagan preguntas. Los tatuajes quedan olvidados por un minuto, pero Draco puede sentir el ardor de su piel cuando toma un baño y no puede más que pensar.
Que si hoy estaba a salvo fue pura suerte.
Su deseo de hacer algo mundano casi termina costándole a los 3 algo serio.
Maldición.
Supone que ya no puede tomarse esto para él, ya no es un adolescente normal, ahora solo debería pensar en que pasos hacer y no dejarse guiar por cualquier deseo estúpido.
.
.
Al día siguiente del incidente son llamados a la casa Black, Andrómeda no comento nada durante la cena, pero les había dado miradas de seriedad que los 3 participantes de la tarde anterior ignoraron. Hubo algunas dudas de incluir también a Anthony, pero este había estado inquieto a su lado, luego de hablar con su madre por teléfono esta aseguro que todo estaba bien; Dora había ido a visitar a la familia de Anthony y no parecía que hubiera nadie siguiéndolos. Anthony había dormido en su habitación como siempre, Dora le había dado mantas extra y por un instante todos querían pensar que lo que paso el día de anterior no saldría nunca del saco.
Un secreto de ellos.
Pero al llegar a la casa Black en Grimmauld, Draco no se sintió emocionando como en pasadas ocasiones.
—¿Está bien que este aquí? —pregunto Anthony confuso cuando entraron, pero Dora y Draco supusieron que no tenían opción ahora.
Si sabían la verdad, si alguien se enteraba, Anthony estaría dentro de todo.
Draco se odio por arrastrar a su amigo dentro de este problema por un capricho infantil.
—¿Por qué esas caras largas? —cuestiono Sirius cuando casi salto reluciente a saludarles, no había rostro de malicia y por eso quiso bajar la guardia.
No lo hizo.
Draco sonríe de forma tensa.
—Me lastime la espalda ayer, una pelea tonta con Anthony—bromea golpeándolo justo donde se hizo el tatuaje, provocando que este se retorciera de dolor.
Una actuación convincente, ya que era real el dolor.
Sirius los ve con duda antes de hacerlo pasar y Draco nota rápidamente todo a su alrededor, usualmente no es muy sensible a la magia o le presta mucha atención, pero busca alguna firma de poder dentro del lugar; la presencia de Dumbledore suele ser abrumadora, el no sentirla lo hace sentirse un poco más tranquilo. Mira de reojo a Dora, que mantiene una sonrisa amable como siempre, pero sus pasos son algo incomodos y aunque han sanado todas sus heridas, ambos están en alerta máxima.
Vigilancia constante.
Entran al comedor que está repleto de personas, todos esperando el almuerzo como cualquier domingo normal y por un instante Draco tiene la sensación de que no están para interrogarlos; se permite saludar a todos con una sonrisa afable, aunque Anthony sigue viéndolo resentido cuando toman asiento al lado de Ginny quien revolotea un poco curiosa al verlo.
Notando algo mal.
Joder.
Las mujeres eran aterradoras en ocasiones.
Siente la mirada de Harry desde el otro lado de la mesa, pero Draco solamente saluda con la mano torpemente antes de mirar el plato de comida frente a él, la señora Weasley era rápida; no es que tenga mucha hambre por los eventos del día anterior, de reojo nota que Anthony también luce inquieto, pero ambos se guardan el comentario para iniciar a comer.
Hay algunos comentarios sobre Mundungus y unos calderos que Draco apenas si escucha.
—Es genial poder tener una tradición como los domingos en familia—habla la señora Weasley emocionada cuando Bill llega un poco tarde, pero toma asiento con ellos.
Anthony parece confundido.
—Yo no soy familia—susurra solamente para Draco.
—Bueno yo soy familia de Sirius y este es padrino de Harry, que es como hijo de la señora Weasley—musita Draco, Anthony lo ve aun sin obtener una respuesta—bueno recuerdas ese artículo el año pasado, que decían la cosa rara de Padma, tú y yo, eso te hace prácticamente familia—añade con leve burla.
Ahora su amigo lo ve incrédulo.
Ginny que había escuchado, escupe su bebida antes de soltar una risa que llama la atención de todos, Dora le da una mirada de advertencia; se supone que solo irían a comer antes de irse, tener un perfil bajo antes de asegurarse que todo lo que hicieron el día de ayer nadie se daría cuenta.
O si trajera consecuencias no alarmar a otros.
O que los culpen.
Incluso si tienen la culpa.
—Escuche que el día de ayer hubo un incidente en Londres muggle, uso indebido de magia, pero cuando se fue a buscar a los responsables no encontraron a nadie; solo rastros de magia oscura—musita Artur a una charla que tenía con Remus.
Draco hace todo lo posible por no congelarse y seguir comiendo con facilidad, sin mover sus ojos observa todo lo que puede como Dora sigue su charla casual con la señora Weasley alabando su comida; Anthony por otro lado estaba un poco inquieto ingiriendo un poco de tarta de melaza, luciendo un poco incriminatorio, pero en general pareciendo más que todo nervioso por estar en ese lugar.
Podría usar su excusa de un nuevo lugar que visitar.
Eso no impide que baje la mano y pellizque su muslo, firmemente el niño no arruga la cara, pero parece calmarse por eso.
Luego lo patea en el talón y Draco apenas si se mueve.
Traidor.
—¿Que idiota usaría magia en medio de Londres muggle? —es la pregunta de Ron que alimenta a Thorin con un vegetal.
Sabe que no es intencional, pero Draco no puede evitar sentir una piedra imaginaria caer sobre su cabeza, porque había sido un casi idiota en usar magia; si no fuera por Anthony o Dora, habría estado en este momento en el ministerio por acción correccional sin dudarlo.
Quiere hacer algún comentario sarcástico, pero decide no hacerlo.
No llamar la atención.
Era simple si no abres la boca.
—Mortifagos—gruñe Bill, pero no dice nada más y la habitación cae en un silencio un poco pesado.
Anthony esta vez lo ve preocupado, pero Draco solo niega con la cabeza mientras los adultos como siempre dicen que es mejor no hablar de eso delante de los niños. Sirius le da una larga mirada ahora, pero Draco apenas si voltea a verlo y su pie se siente inquieto, pero hace todo lo posible por no moverlo.
El almuerzo termina sin penas o glorias después de eso, los gemelos dejan salir un pequeño fuego artificial que logra obtener regaños de su madre, antes que puedan escapar de los ojos de todos. Ve que Harry camina hacia él, probablemente para hablar, pero una mano en su espalda lo hace retorcerse involuntariamente; gimoteando ve como Sirius parece sorprendido de que su toque lo hubiera casi desecho.
Su amigo salta rápidamente.
—Ayer estábamos peleando de mentiras, pero salió herido en la espalda—nuevamente, una mejor mentira que cualquiera que pudiera haber dicho, pero es verdad que toda su espalda quemo ante el toque.
Eso que su tatuaje no era de un tamaño muy considerable.
Pronto pasaría el dolor.
Joder.
Pero ahora no pasaba rápido.
—Tal vez quieras que Molly vea tu espalda, puede tener un hechizo o dos que te ayude—habla Sirius con preocupación, pero eso solo alarma más a Anthony o Draco.
Maldición.
Dora rápidamente salta al rescate.
—Ni hablar Sirius, estos dos son mis pacientes, estoy practicando mis hechizos sanadores con ellos y no permito que me roben mis conejillos de indias—asegura con sonrisa sarcástica, que hace a Sirius bufar, antes de comenzar la estúpida competencia que tienen entre familiares.
Salvados por la campana.
Se supone que Draco no debe tomar alcohol luego de un tatuaje, pero a estas alturas, lo que no daría por probar un whisky de fuego.
El ¡pop! que hace Kreacher lo hace saltar alarmado, con Anthony prácticamente sujeto a él con fuerza, ambos todavía demasiado nerviosos por lo que paso la última vez que alguien apareció frente a ellos el día anterior; la mano de Draco voló a la bolsa de su pantalón donde su varita estaba lista.
Innecesariamente, pero más seguridad para él.
—El amo Draco está aquí, Kreacher está feliz, Kreacher preparo galletas para el amo Draco—habla el viejo elfo mostrando una hermosa caja de cartón que parecía tener una gran variedad de galletas, que le recordaron a las que comió la vez pasada con Molly.
El elfo debió haber estado observándolo.
Ignorando lo terriblemente perturbador que era eso, sonrió antes de asentir al elfo que casi se derrite ahí mismo.
Otro ¡pop! de parte de Dobby, hizo que Anthony chillara esta vez, pero Draco estaba un poco más tranquilo.
—No, Kreacher está aprovechando su ventaja, pero Dobby está bien, porque este año Dobby ira a trabajar a Hogwarts y podrá ayudar al joven amo Draco—anuncia el pequeño elfo que tanto le había ayudado en su tercer año cuando escapaba con Sirius.
Un momento.
—¿Iras a Hogwarts? —preguntó Draco confundido, especialmente porque antes de eso no había ido a Hogwarts.
Dobby se ilumino como si fuera un árbol de navidad.
—Dobby ira a Hogwarts, aunque ha trabajado para la familia Black, Dobby piensa que puede ayudar más en Hogwarts y el director Dumbledore le ofreció a Dobby trabajo este verano—
Las alertas se disparan ante las implicaciones de dicha oración, especialmente porque antes Dobby había comentado que no le habían permitido trabajar a Hogwarts, pero ahora, el propio director era quien le había ofrecido trabajo.
Demasiado sospechoso.
—Vergüenza de Elfo—musita Kreacher como si hablara para él mismo, pero Dobby simplemente rueda los ojos y Sirius se restriega el rostro cansado.
—Vete de aquí Kreacher—ordena el dueño de la casa.
Kreacher parece que comió algo acido, antes de hacer una ridícula reverencia maldiciéndolo audiblemente, para luego hacer una más sincera a Draco antes de desaparecer con Dobby.
Draco se siente incómodo antes de ver a Sirius levemente irritado.
—No deberías ser tan malo con Kreacher—amonesta, provocando que Sirius se vea incrédulo de que le diga esas palabras.
Por otro lado, Hermione quien había visto toda la escena con Ron y Harry rápidamente se apura a su lado.
—Yo también les dije eso, Kreacher no es malo, es todo lo que le han enseñado—
—Hermione, ese elfo te dijo sangre…ya sabes…eso—
Ron no quería decir "sangre sucia", pero el contexto estaba implícito y aunque Hermione parecía incomoda al respecto, Draco no pudo evitar hacer una mueca ante la idea. Tal vez si hablaba con Kreacher pudiera hacer que no tratara a todos tan mal, incluso si era solo por su petición, podría ayudar alivianar un poco el ambiente de la casa.
Un elfo demasiado leal a la sangre pura.
—Es un poco aterrador—confiesa Anthony por bajo, pero Draco solamente lo deja a su lado.
—Kreacher no es malo en realidad—habla Draco a lo cual Hermione asiente antes de entrar en un fuerte debate unilateral sobre liberar elfos.
Eso no era lo correcto.
Un elfo o elfina doméstico/a es una criatura mágica que es inmensamente devota y leal a la persona designada como su amo. Los elfos domésticos sirven a magos y brujas y generalmente se encuentran bajo el empleo de viejas familias de magos que residen en establecimientos elaborados, como mansiones, y deben hacer todo lo que sus amos mandan a menos que sean liberados. Un elfo doméstico solo puede ser liberado cuando su amo les entrega ropa.
Los elfos domésticos tienen su propia marca de magia sin varita que, a pesar de su pequeño tamaño físico, es muy poderosa.
Si bien muchas familias tratan mal a los elfos domésticos como si fueran esclavos, no todos ellos tienen malas familias. Los elfos viven de un lazo con los magos, si bien es su propia magia, se nutren de la magia de las familias; es por eso que la mayoría de elfos están con magias de antigua procedencia.
O Hogwarts.
Donde los estudiantes nuevos tienen magia rebosante que no siempre logran contener.
Pero explicarle eso a Hermione sería un poco complicado, si alguien como Ron que viene de una familia de sangre pura (traidores de sangre, pero pura al fin y cuentas) no le ha podido explicar, no tiene duda de que su comentario no sería bien recibido.
—Kreacher estaba obsesionado con la familia Black, en especial mi hermano menor, que era un mortifago—señala Sirius con aburrimiento, pero eso hace que el rostro de Draco se levante incrédulo.
—¿Qué? —pregunta casi sin aire.
Sirius lo ve confundido, aunque algo amargo ante cualquier pensamiento dentro de él.
—Regulus, fue un mortifago, el orgullo de la familia y seguidor de Voldemort—la mayoría del lugar, menos Harry y el propio Draco se estremecieron ante el nombre—murió joven, claramente eligió mal de bando—añade con mal humor, pero Draco se queda congelado.
No.
Eso no paso así.
Draco ve a todos confundido, pero nadie parece sorprendido por la información, solo incomodos, pero no fue así.
No.
Rápidamente toma el hombro de Sirius, comenzando acostumbrarse a ir a la habitación donde hablo con Severus, le ordena que ponga hechizos silenciadores, a lo cual Sirius parece tan confundido que su varita lo hace casi de forma inconsciente antes que Draco lo vea aun asombrado.
Asombrado de su estupidez.
—¿Qué pasa? —luce tan perdido, pero Draco se pasa la mano por su cabellera, sin saber cuánto tiempo Sirius pudo pensar eso.
Eso sobre su hermano.
No.
Regulus no era como su padre.
—Estas equivocado Sirius, Regulus no era malo, o lo era, no importa—no puede decir por donde comenzar—recuerdas de lo que hablamos el otro día, el relicario, fue Regulus, él encontró el relicario, él quería destruirlo, quería destruir al idiota sapo sin nariz—asegura con convicción, pero algo dentro del rostro de Sirus parece perdido.
—¿Qué? —no ha procesado sus palabras, pero Draco no tiene tiempo que perder.
—La navidad del tercer año, yo vine aquí, me tope con el relicario y Kreacher me dijo que lo había obtenido, que tenía que destruirlo porque eso fue lo último que le pidió Regulus; había descubierto sobre ellos, sobre los Horrocrux y quería destruirlos—pero termino muriendo, probablemente, no investigo mucho sobre el tema.
Esa navidad no fue la mejor navidad para Draco si es sincero.
Sirius lo ve incrédulo ahora, su rostro se ha vuelto pálido y por un momento parece que vuelve a ser el hombre que se encontró en la cabaña de los sustos hace tanto tiempo atrás.
—Mientes—sus palabras parecen querer ser seguras, pero hay un leve quiebre en la última silaba que hace a Draco negar.
—No miento, mira, ¡Kreacher! —salta un poco cuando este aparece, pero el elfo solamente lo ve emocionado, antes de darle una mirada despectiva a Sirius—Kreacher, sé que es incómodo para ti, pero necesito que le digas a Sirius sobre el relicario—suplica un poco alarmado.
El elfo tampoco parece mejor que Sirius ahora, lo ve un poco herido como si lo hubiera traicionado; pero lo mejor es la verdad fuera de la olla, porque todo parecía un gran malentendido.
Si Draco muriera, no quería ser recordado por aquellos que amo de esta forma.
Regulus tampoco.
Esperaba.
—No, Kreacher prometió no decir nada, Kreacher solo tenía que destruirlo—
—Lo sé Kreacher, no hiciste nada malo, el relicario ya no está, tu trabajo funciono, pero ahora quiero que Sirius escuche sobre Regulus—
Decir el nombre del menor de los hermanos Black parece haber funcionado, parte del resentimiento desaparece en su rostro, antes de ver molesto a Sirius.
Quien sigue en shock.
—El amo Regulus era un buen hijo, el amo me llevo a la cueva, ocupaba ayuda, le dijo a Kreacher que tenía que destruir el relicario, el amo Regulus tomo la pocion en lugar de hacer que lo hiciera Kreacher como lo hizo el señor tenebroso—bueno ahora eso si fue confuso, Draco vio confundido a Kreacher porque eso no lo sabía y Sirius pareció aun en estado de shock—luego el amo Regulus se ahogó, lo arrastraron dentro de ese maldito lago, para salvar a Kreacher y que destruyera el relicario—su voz ahora sonaba profundamente herida—pero el amo Draco lo destruyo, el amo Draco destruyo lo que el amo Regulus tanto quería hacer—asegura el elfo con las orejas puntiagudas en reto.
No es que fuera necesario.
Un lago.
Draco toca levemente su cabeza algo adolorida, recordando algo sobre un lago, pero tal vez seria en sexto año o tal vez eran sus terribles sueños donde siempre se ahogaba.
Podría ser cualquier cosa a estas alturas.
—Sirius—intento llamarlo cuando este salió de la habitación, pero, aunque Kreacher desapareció, solamente pudo ver como Sirius caminaba por el pasillo ignorando a todos.
Un portazo fue lo que se escuchó cuando entro a su habitación, antes de que hiciera algún hechizo silenciador, Remus quien estaba cerca se levantó alarmado antes de ir a ese lugar; abrir la puerta antes de entrar, en el momento que la puerta se abrió pudo escuchar gritos que desaparecieron cuando se cerró.
Dora que era la única presente de todo, voltea a verlo alarmada.
—¿Qué hiciste Draco? —
Nada.
Solo decir la verdad.
Y no todos pueden soportarla.
.
.
Luego del incidente no se vio más a Sirius o Remus, Dora comento que los chicos se habían ido a la habitación de Ron para jugar un poco de snap explosivo, pero con pocos ánimos termino sentado en una de las tantas escaleras de este lugar cerca del ático; sus manos cubriendo su rostro y prometiéndose que apenas Dora terminara la reunión con algunos miembros de la orden (que habían llegado apenas querían irse) se irían para casa y podría dejar todo este horrible día de lado. Dos malos días debería ser un récord, pero Draco solamente se quedó sentado esperando que haberle dicho eso a Sirius no terminara por destruirlo; si fuera Draco hubiera querido saber que su padre no era malo, a pesar que la evidencia apuntaba a todo lo contrario. Regulus era un personaje que no salía en la historia, que no recordaba, pero Kreacher aseguro que obtuvo el relicario entonces fuera por el motivo que fuera.
Hizo algo correcto.
No merecía ser odiado.
Merecía ser recordado como lo que hizo, especialmente por su hermano mayor.
Draco no se imagina odiando a Selena o a Luna, no importa que hicieran, para él sería imposible el pensar algo malo de ellas. Pero Sirius había sonado tan a la defensiva, tan herido, tan solitario; Draco pensó que decirle la verdad lo ayudaría.
Pero algunas verdades son más difíciles de procesar.
Al ver el nivel de dolor de Sirius, se preguntó que tanto pudo haber amado a Regulus para que esta fuera su reacción.
Alguien toma asiento a su lado en las escaleras, es curioso como a pesar que escucho sus pasos y ahora siente su calor contra su cuerpo Draco no pensó en huir; se preguntó vagamente cuando comenzó a distinguir las pisadas de Harry de los demás, o como su presencia simplemente lo hizo sentir un poco menos miserable.
Soltó una leve risa sin humor.
Sentimientos.
Cuanto quisiera poder tomarlos del pecho con su mano, apartarlos y arrojarlos lejos, no quería sentirse así; tenía miedo de sentirse así.
Severus le dijo que estaba enamorado, Draco defendía que no.
Porque no puede.
Porque no debe.
Harry Potter debería ser la última persona de la cual se enamoraría si fuera una opción.
—No escuchamos que paso, pero parece que Sirius está afectado, no creo que sea tu culpa—agrega eso ultimo rápidamente, pero Draco solo suspira antes de apartar las manos de su rostro y dejarlas descansar en sus piernas.
Todavía encorvado sobre sí mismo de una forma poco digna para un Malfoy.
—No mintamos aquí Harry, fue mi culpa, le dije algo que…pude haberlo, dicho de otra forma, maldición—lo último lo dice con todo el autodesprecio que siente.
Tacto.
No es tan difícil tener tacto, pero Draco a veces es solo un idiota y lastima siempre a las personas cercanas a él.
—No quisiste herirlo—
—Eso no importa cuando ya está herido—
—Si importa—
—No lo hace—
Debe tomar aire para controlarse, hace menos de unas semanas le había dicho a Harry que controlar su ira era necesario, pero aquí Draco estaba fallando exactamente en lo mismo; intenta tomar algunas bocanadas de aire donde Harry sigue en completo silencio, cuando logra calmarse voltea a verlo. Odia inmediatamente la preocupación de sus ojos, porque no quiere preocuparlo, una parte diminuta de su ser quisiera dar vuelta atrás a toda esta situación.
No haber hablado con él.
No darle el estúpido colgante que este siempre tiene y que hace a Draco feliz.
Haberle dicho que lo odiaba, aunque fuera mentira, alejarlo siempre para que no estuvieran cerca, aunque fuera lo último que quiere ahora.
Odia ser su amigo.
Fue la peor elección que hizo.
Porque si solo fuera su amigo todo seria genial, pero no es ahora solo su amigo y Draco está harto de estos sentimientos.
Se siente tan cansado.
—Es aterrador—se decide al final con voz cansada, Harry a su lado lo ve algo tomado por sorpresa por el cambio de tema—amar, es tan aterrador—añade con una sonrisa divertida e irónica.
Harry salta alarmado, viendo en todas direcciones como si estuviera siendo atrapado en algún acto ilícito o como si alguien hubiera descubierto las revistas porno de Michael.
—¿Q-qué? —tartamudea con el rostro levemente sonrojado.
Lindo.
Draco se ríe de sus propios sentimientos.
Sentimientos que no debería tener, pero están ahí, para demostrar sus siguientes palabras.
—Amar, el simple sentimiento de amar es tan aterrador, es el amor que le tengo a mi padre lo que me hace sentir herido por este—habla con odio viendo al suelo—es el amor a mis amigos lo que me hace odiarme cuando los pongo en peligro, es el amor a mi familia lo que me hace sentir inquieto porque la familia Tonks no merece estar oculta por mí, es el amor a…—no, Draco no va admitir que ama a Harry y mucho menos a este—es el amor a la cosa que más le temo, ojala pudiera vivir sin él, ojala no tuviera que sentir estos sentimientos—continua con una voz molesta y odiando todo por un instante.
Pero nuevamente, el amor y el odio son cosas tan ligadas, tan equilibradas, no se puede sentir uno sin el otro.
Draco odia a todo sí.
Pero eso es porque también ama muchas cosas y esta asustado.
Porque, aunque su vida pasada era borrosa ahora, Draco sabe que solamente amo a Selena como una hermana y nada más paso de esa línea; fue feliz de esa forma, ahora todo parece tan complicado.
—El amor da mucho miedo—concuerda Harry luego de algunos momentos de silencio, Draco no quiere verlo, porque odia haber expuesto tanto de sí mismo a alguien, pero se atreve a verlo de reojo y Harry parece ver el piso con intensidad—no se mucho sobre amar, crecí con mis tíos sin saber que era amar y cuando llegue a Hogwarts todo era tan…—parece meditar un poco en la palabra, antes de verlo con una leve sonrisa triste—brillante—hay algo en sus palabras que hacen que el pecho de Draco se acalambre un poco.
No.
No se refiere a ti.
Harry no va amarte.
Porque si no puede convencerse de eliminar esos estúpidos pensamientos, lo menos que puede intentar es convencerse, recordarse que no están destinados y que amar es peligroso.
Amar es aterrador.
Amar es perder.
—Sigo aprendiendo, pero no creo que el amor sea malo, da miedo a veces querer tanto a alguien, el amor puede destruir a otros, pero también puede salvarlos—habla un poco más optimista—el amor está cambiando a Sirius, Remus lo ama y por eso mejora; Sirius también me ama y eso me hace sentir como una familia, como algo mío por primera vez en años…un lugar al que pertenecer—
Draco se pregunta, en la historia original entonces, donde fue el lugar al que perteneció Harry.
—Amo a Ron y Hermione, a la familia Weasley, no lo había pensado antes, pero creo que es amor ya que se siente como eso, como una familia, como siempre pensé que debería sentir a una familia—
Si.
Harry parece feliz de hablar del tema, pero Draco se siente un poco incomodo.
Pensar en su familia duele ahora, pero hubo un tiempo en que no dolía.
—Veo como eres con tus amigos, eres brillante al lado de ellos Draco, ellos te hacen brillar, no creo que esa clase de amor sea algo malo—
—Pero si ese amor los lastima, si por mi culpa salen heridos—
—No lo harán—
—No lo sabes—
Harry suspira viendo otra vez al suelo y Draco se maldice por ser un idiota, sujeta su pierna evitando que se mueva, porque odia ese tic.
—No, no lo sé—concuerda luego de un momento de duda—pero sé que vivir con miedo no es algo que debas sentir, no mereces culparte por algo que no sabes si pasara, puede que sea doloroso en el futuro, pero no por eso deberías privarte de amar a otros—la mirada de Harry es firme cuando habla, seguro y confiando.
Draco quisiera eso.
Pero piensa en Sirius, piensa en el día anterior, donde había querido hacer algo y casi perjudica a Anthony o Dora, piensa en cómo sus acciones en el cementerio lo alejaron de su familia, piensa en la familia Tonks y cómo puede que sus amigos estén malditos por la búsqueda de Orion Blake.
Piensa en Voldemort.
Con un gruñido frustrado que apenas si contiene, Draco deja que su cuerpo caiga de costado contra Harry, que parece en shock un momento, pero no se mueve.
No hagas esto.
No te acerques a él.
Pero cada que Draco piensa sobre eso, solo quiere hacer lo contrario, quiere perderse en el aroma de Harry, quiere perderse en el calor del chico, quiere abrazarlo y aceptar su estúpido optimismo; quiere tenerlo y llamarlo suyo para poder amarlo a pesar que odia amar.
A pesar que tiene miedo de amar.
—Harry Potter eres sin duda un chico muy molesto—musita resentido y abrazando un poco las rodillas contra él, pero sin dejar de acomodar su cabeza en el hombro de este.
Este se ríe ligeramente, algo nervioso, pero colocando su cabeza sobre la suya.
Como una pieza de rompecabezas que encaja.
Odia el calor en su interior, odia como muchos de sus temores parecen menos ahora que está al lado de Harry de una forma que no puede permitirse volver a pasar.
Pero solo por ahora, tomara esto como un recuerdo que con suerte lo ayude en algún momento especialmente difícil.
—Yo también tengo miedo todo el tiempo, pero está bien, está bien no ser perfecto y no tenemos que serlos…solo…ser nosotros mismos, me agradas bastante como eres—parece que las últimas palabras fueron cambiadas de último segundo.
No importa.
Draco suelta una leve risa, mucho más animada ahora.
Disfrutando la sensación cuanto pueda durar.
—Muchos te enviarían al psiquiatra por ese pensamiento, aunque también me agradas Harry y si no te mueves te convertiré en mi oso de peluche personal para abrazar en momentos donde soy un dolor de culo mayor de lo normal—
Harry suelta un suspiro dramático.
—Supongo que es mi deber sacrificarme por el mundo mágico—
Draco mueve el brazo para que el codo se incruste en su costado, este se queja, pero no se aparta y Draco tampoco lo hace luego de ajustar sus brazos.
No es un momento que dure para siempre.
Pero los siguientes minutos antes de que escuchen el llamado de Dora para irse, Draco se queda en silencio con Harry solo disfrutando de la presencia del otro.
Continuara…
Estos capítulos están muy pesados emocionalmente uno tras otro, pero en el próximo ya volveremos a Hogwarts y las aventuras de nuestros Ravenclaw. Es un poco confuso ver como Draco paso del niño de primer año guiado por su curiosidad, a alguien que comienza a cargar el peso de cada una de sus acciones con mayor claridad.
Incluso de las que no quiso hacer, siempre traerán repercusiones sobre este.
Pero gracias a eso tenemos unas escenas tan hermosas como esta última, además de la charla de Draco con Sirius con respecto a Regulus que tenía en la mira desde tercer año.
Este libro va ser muy duro en algunos puntos de leer, pero espero disfruten de la lectura.
Nota curiosa, la actualización llego tarde porque pase 3 días sin computadora, o mejor dicho, sin monitor, he estado corriendo para repararla y hoy lo logre. Mi hermana me ayudo con el CPU que tuvo un problema con la memoria RAM.
Ella no lee esta historia, pero este capitulo sin duda es por ella xD
