Recapitulando:

Si vas a comerte mi corazón entonces hazlo rápido.

— Sí… — Emilia me mira esta vez con una expresión seria, comprendiendo que no es momento de juegos.

— La razón por la cual tengo estas ropas extrañas, tengo este dispositivo extraño, y no parezco venir de este lugar es porque… .

No quiero decirlo, por algún motivo tengo temor de hacerlo. Emilia parece ver que me cuentas hablar e intenta decir algo pero yo soy más rápido.

— Vengo de otro mundo.

Miro a Emilia a los ojos sin ninguna muestra de broma.

— ¿Eh.?

Silencio…

Prologo

La mansión de Roswall L. Mathers.

Emilia se detuvo en seco, su expresión pasó de la alegría a la confusión en un abrir y cerrar de ojos. Sus ojos me miraban con desconcierto, como si mis palabras fueran una afrenta personal. Después de todo lo que hemos vivido juntos, mencionar la existencia de otro mundo debe resultarle completamente irreal. Puede que crea que estoy tratando de ocultarle algo o que simplemente estoy inventando una historia descabellada.

Sin embargo, eso no es lo más importante para mí en este momento. Lo crucial es que Satella, la bruja, no arrebató mi corazón cuando pronuncié esas palabras. Si esto funciona, podré demostrarle a Emilia y, posteriormente, a Roswall la veracidad de mis palabras. Una vez que Puck despierte, tendré una confirmación adicional, además de contar con mi celular. Y aunque no me había percatado, en el fondo de mi bolsillo están mis auriculares.

— No es mentira lo que digo. — Desbloqueé el teléfono y le mostré la foto. — Mira, aquí puedes ver lo que hizo.

Emilia sin decir nada mira la foto, en esta puede verse a sí misma. La calidad de mi teléfono es bastante alta así que se veía increíblemente bien.

— Esto… . — Emilia no me dirige la mirada, en cambio sigue viendo su foto. — Esto lo puede hacer un metía, no significa nada.

— ¿Un metía? ¿Qué es eso.? — Empiezo a molestarme. — ¿Cómo puedes probar si es un metía o no.?

La mirada de Emilia se clavó en mis ojos, su brillo se desvaneció y una sombra de decepción se apoderó de ella. Es evidente que sospecha que estoy eludiendo la verdad o intentando engañarla de alguna manera. Sus pensamientos parecen llenos de desconfianza.

— Si le inserto maná y reacciona... — Murmura en voz baja, mientras comienza a canalizar maná a través de sus manos. Una pequeña luz azulada emerge, iluminando su expresión expectante.

No puedo negar que también siento curiosidad por la reacción de mi celular, aunque el temor de dañarlo me carcome por dentro.

— Un momento, reaccio... — Emilia interrumpe su frase, su rostro se llena de sorpresa al notar la falta de respuesta. — ¿No reacciona?

Emilia continúa infundiendo maná en el dispositivo una y otra vez, pero no hay ninguna señal de vida. Viendo que su esfuerzo no se detiene, decido tocar su hombro para llamar su atención.

— Emilia, no va a reaccionar. Este dispositivo tampoco pertenece a este mundo. — Le comunico con seriedad, esperando que ella pueda aceptar la verdad.

— ¡Eso es imposible! — Exclama Emilia, su voz rebosante de incredulidad y frustración. Sus ojos me perforan con intensidad, como si cada revelación me doliera y me acusara de ocultar algo. Conozco bien la delicadeza de Emilia en lo que respecta a las mentiras, y cada palabra que pronuncio parece aumentar su desazón.

En ese momento, Ram abre la ventana de enfrente y asoma la cabeza, observando la escena con una expresión enojada. La brisa suave parece formarse a su voluntad, creando un aura de tensión en el aire.

— ¿Pasa algo? — Ram saca su mano y comienza a generar un remolino de viento. — ¿Este despreciable hombre te está haciendo algo?

Sin perder tiempo, levanto mis manos en un gesto de rendición. No sé cómo reaccionará Ram ante esta situación, por lo que es mejor no correr riesgos innecesarios.

Miro a Emilia, esperando que tome mi defensa y aclare el malentendido.

— No, no es eso... — responde Emilia, tratando de calmar su expresión. — Es solo que... ¡Ah, sí! Marco acaba de hacer un chiste muy divertido, jajaja.

Emilia intenta, de manera desastrosa, aligerar la tensión en el ambiente. Aunque su sonrisa forzada todavía refleja su decepción, también muestra una gran confusión. Comprender y aceptar algo tan extraordinario como esta situación no es tarea fácil, sin importar cuántas pruebas se le presenten.

Ram cierra la ventana de golpe, y el silencio se apodera rápidamente de la estancia, dejando una atmósfera cargada de incertidumbre.

— No te estoy mintiendo. No sé cómo leer o escribir, ¿Es imposible para alguien como yo conseguir un dispositivo de esa forma cierto.?

— Eso es…

— Mira, tengo más pruebas.

Intento tomar el teléfono, pero Emilia me detiene suavemente. Ella me lo devuelve y se cambia a la otra silla del carruaje.

— Será mejor que hablemos cuando Puck esté despierto. Entiendo que estás siendo honesto, pero, siendo sincera, también estoy exhausta. Puck tiene la habilidad de percibir las mentiras, así que nos ayudará a aclarar todo, ¿de acuerdo?

Emilia me mira con una mezcla de decepción y fatiga. Quizás está cansada de lidiar con todo lo que ha ocurrido, y elegí un mal momento para revelarle la verdad.

Sin embargo, no me siento triste por ello. Al contrario, ahora que tengo esa carta de presentación, puedo comenzar a poner en marcha mi verdadero plan.

Me acomodo en el asiento mientras le deseo buenas noches a Emilia. Mientras contemplo el techo del carruaje, no puedo evitar pensar en lo que voy a hacer con Roswall.

Hasta ahora, lo más significativo que tengo a mi favor es el hecho de haber salvado a Emilia. Sin embargo, ese no es el verdadero problema en juego.

Recuerdo que en este arco de la historia, Rem intentará matarme debido a mi olor. Como hace mucho tiempo que leí esta parte, necesitaré volver a leerla, aunque lamentablemente no puedo hacerlo en el carruaje debido al movimiento constante.

No quiero agotar la batería del teléfono innecesariamente. Después de todo, todavía me queda un noventa y seis por ciento de carga.

¿Debería seguir el mismo camino que el protagonista de la novela? No es una mala idea. Como mediación inicial, podría ser perfecto. Sin embargo, lo que no quiero es que eso limite mis acciones. Después de todo, no aspiro a ser solo un sirviente.

Ahora que me encuentro aquí, tengo muchas metas en mente. Para lograrlas, necesitaré hacer uso de los recursos de mi propio mundo. Supongo que tendré que aprovechar mi petición a mi favor. En lugar de simplemente convertirme en un sirviente, deseo pedirle a Roswall que...

El sueño me envuelve, y mi cuerpo, exhausto por los eventos recientes, se rinde ante el agotamiento en el interior del carruaje.

Capítulo 1.

Formando Objetivos.

El carruaje se detiene de lentamente. Mi cuerpo que antes pesaba se siente ligero como una pluma. No me siento mal, en cambio, siento que tengo muchas posibilidades. Me siento capaz ahora que no debo tener miedo de ser perseguido por todo el planeta.

Sinceramente, es la mejor noche que he tenido en años.

Abro mis ojos y soy recibido por el tapiz del carruaje, un estampado en tonos rojos con delicadas franjas doradas. Es un tapiz de una elegancia exquisita que no pude apreciar detenidamente antes, probablemente debido a la hora tardía y al agotamiento que me embargaba.

Estiro mi cuerpo, sintiendo cómo cada uno de mis miembros se relaja y se despierta. Me doy cuenta de que estoy completo y sano, y una oleada de gratitud me invade al pensar en el peligro que dejé atrás en la Tierra.

Dirijo mi mirada hacia Emilia, que aún duerme plácidamente boca arriba. A pesar de la estrechez del espacio dentro del carruaje, su rostro no parece reflejar incomodidad alguna.

Me levanto y me acerco hacia ella. Me gustaría verla dormir más tiempo para pensar las cosas pero necesito que ella me ayude. Levemente toco su hombro y le empiezo a dar pequeños empujones.

— Emilia, Emilia. — La sacudo lentamente. — Ya llegamos, despierta.

Intento no gritar para que no se despierte por la sorpresa.

Emilia lentamente empieza a moverse, primero gruñe de forma extraña y luego pone sus manos en sus ojos.

— ¿Ya llegamos? — Emilia lentamente se frota los ojos. Ella cambia de posición lentamente, sentándose y estirando su cuerpo.

— No estoy seguro, pero la carroza lleva detenida unos minutos.

La carroza se abre de par en par, permitiendo que la luz del sol entre sin pedir permiso y se derrame sobre nosotros. Por un instante, cierro los ojos para protegerlos de la intensidad, pero rápidamente me adapto a su resplandor. Cuando finalmente puedo ver claramente, es entonces cuando tengo mi primer encuentro con aquella persona.

Es Rem, asomándose por la puerta del carruaje. Su presencia irradia una delicadeza que parece sacada de un cuento de hadas. Como una muñeca de porcelana bañada por un haz de luz radiante, su figura se destaca en medio de la luminosidad. Su piel pálida y suave resalta en contraste con el vestido negro de sirvienta que viste con elegancia. Su cabello azul, tan intenso como el cielo despejado, ondea graciosamente al compás del viento, y sus ojos azules, brillantes como zafiros, capturan la esencia misma de la pureza y la profundidad.

A pesar de la incomodidad de la situación en la que nos encontramos, su belleza es absolutamente cautivadora, haciendo que mi corazón se acelere con solo mirarla.

— Es un placer recibirlos. Señorita Emilia, invitado. — Rem se inclina ante nosotros de forma cortés.

— Buenos días Rem. — Emilia aún dormitada mira hacia Rem.

Esta extiende la mano y ayuda a Emilia a bajar. Yo, por mi parte bajo detrás de Emilia.

Descendí de la carroza. El aire fresco y perfumado acaricia mi rostro mientras me encuentro parado frente a la majestuosa mansión de Roswall L. Mathers. La hierba verde y exuberante se extiende hasta donde alcanza la vista, acariciada por una brisa suave que parece bailar entre las hojas de los árboles. El campo que rodea la mansión es un verdadero deleite para los sentidos, una muestra impecable del amor y la dedicación puestos en el cuidado de la tierra.

Sin embargo, mi atención es rápidamente captada por la imponente presencia de la mansión que se alza frente a mí. Su belleza es casi hipnótica, desde las torres que se elevaban hacia el cielo, hasta las ventanas con arcos apuntados y las puertas de madera tallada a mano. Cada detalle de la construcción parecía haber sido diseñado con una precisión y una elegancia insuperables.

El tamaño de la mansión es impresionante, una demostración de la grandeza y la opulencia del propietario. La magnificencia del edificio se extiende a lo largo y ancho de la propiedad, envolviéndome en una atmósfera de encanto y misterio.

La luz del sol resalta aún más los detalles de la mansión, lo que me permitía apreciar cada sombra y cada relieve de la estructura. Era una vista impresionante que dejaba claro que la mansión de Roswall L. Mathers no era solo una simple casa, sino una obra maestra del arte y la arquitectura.

Hacer esto, debió tomar mucho esfuerzo y tiempo. Estoy impresionado, es muy diferente cuando estas presenciando algo así. Mientras miro la mansión casi con la boca afuera. Un impulso me vuelve a la realidad.

Emilia y Rem me miraban fijamente, como si estuviesen sorprendidas por mi reacción.

Aclaro mi garganta rápidamente, me quede demasiado tiempo viéndolo.

— Lo siento, es la primera vez que veo algo así. — Doy una leve sonrisa incomoda. — Me disculpo por mi descortesía.

Emilia no parecía reaccionar, más que todo su mirada está viendo a la esencia del sueño mismo. En cambio Rem.

El aire se vuelve tenso cuando los ojos filosos de Rem se clavan en mí, como si pudiera leer mi verdadera naturaleza con solo una mirada.

Eso me lo confirma, tengo también el miasma de la bruja.

Pero no me dejo intimidar por su fría actitud y mantengo una postura respetuosa mientras me presento. Con una leve inclinación, rompo el silencio y pronuncio mi nombre con claridad y firmeza

— Mucho gusto, soy Marco Luz. — Sigo en mi reverencia. — Gracias por recibirnos hoy.

Rem, por su parte, responde con una reverencia de protocolo, demostrando su dominio del etiqueta y su habilidad para ocultar cualquier rastro de emoción en su rostro. Su postura impecable y su gesto controlado revelan la disciplina y la rigidez que caracterizan su papel como sirvienta de la mansión.

— Rem, soy sirvienta de la mansión del amo Roswall L. Mather.

Aunque su expresión no revela mucho, puedo percibir una tensión palpable en el ambiente. La presencia de mi miasma de bruja no pasa desapercibida para Rem, y puedo sentir que nuestra interacción estará cargada de desconfianza y cautela. Sin embargo, estoy determinado a mantenerme cortés y respetuoso en todo momento, buscando establecer una relación de confianza y cooperación en este nuevo entorno.

Inmediatamente después de que Rem hace su saludo, Puck emerge del cabello de Emilia con una pequeña y somnolienta aparición. Sus ojos parpadean lentamente mientras se frota los ojos con sus diminutas manos.

— Buenos días —dice Puck con su característico tono juguetón pero adormilado.

Me acerco a Puck con curiosidad y le planteo una pregunta que me ha intrigado desde hace tiempo.

— Buenos días... Disculpa, ahora que lo pienso —me acerco más a él, buscando comprender su misteriosa naturaleza—. ¿Cómo haces para aparecer y salir del cuerpo de Emilia? Si te encuentras dentro de la gema, ¿cómo es que siempre apareces desde su cabello? Eso no tiene sentido.

— Ah, pues, puedo materializarme desde cualquier parte, mira —explica Puck mientras se traslada a la espalda de Emilia—. Es como un truco.

En un abrir y cerrar de ojos, Puck desaparece de la espalda de Emilia y reaparece instantáneamente en su estómago. A simple vista, parecería que lo atraviesa, pero sería incorrecto decir eso.

Curioso por el efecto que esto produce en Emilia, dirijo mi mirada hacia ella, que continúa en su estado somnoliento. Sin embargo, su mirada trasciende más allá de la realidad, como si estuviera vislumbrando algo en un plano superior.

— ¿Se siente algo cuando hace eso? —le pregunto a Emilia, aunque sé que no me está mirando ni prestando atención.

De repente, Emilia despierta de su ensimismamiento y pronuncia un adormilado saludo matutino.

— ¿Eh? Ahhh, ¡Buenos días! —exclama mientras bosteza.

Puck y yo nos miramos a los ojos, reconociendo la fatiga que debe sentir Emilia después de usar tanto maná y participar en una batalla. Sin embargo, es algo inevitable en nuestras circunstancias.

Un estallido de risa sincera llena el aire mientras Puck y yo nos reímos sin restricciones ni preocupaciones.

Emilia al vernos empieza a despertar. Pronto, entiende lo que acaba de suceder y su expresión de molestia cambia a una de pena.

— ¡No se burlen! — Dice Emilia agitando sus brazos. — Se aprovecharon de mí, ¡tontos.!

Nosotros no dejamos de reír, haciéndola molestar más y más pero nos detenemos cuando vemos que es suficiente.

— Eso estuvo divertido. — Levante mi puño hacia Puck.

— Hay que repetirlo — Dice Puck chocando su puño con el mío.

Emilia entonces sonríe, aunque intentamos molestarla de nuevo sonríe sinceramente. Como si estuviese agradecida de vernos a ambos.

— Es bueno ver que se llevan bien. — Dice Emilia con una sonrisa. — Buenos días a ambos.

Puck y yo nos miramos a los ojos, captando en nuestras miradas la incertidumbre mutua que persiste entre nosotros. A pesar de la camaradería y el trabajo en equipo, hay una sensación latente de que ninguno de los dos revela completamente su verdadera naturaleza. Yo sé que Puck es más de lo que aparenta, con su poderosa presencia y su gran poder. Y Puck, a su vez, intuye que detrás de mi fachada de cordialidad y cortesía, hay algo más, secretos y motivaciones ocultas.

Pero esta tregua es por Emilia. Mientras no me pase de la raya él tampoco lo hará.

— Bueno, cuando se trata de molestarte sin duda hacemos buen equipo. — Dice Puck.— Buenos días Lia, me gusta tu sonrisa.

Emilia le sonríe de nuevo a Puck, este se pone del lado de ella y dirige su mirada hacia mí.

— Gracias Marco, cumpliste con cuidarla cuando no estuvo y te estoy agradecido por ello. — Puck me mira con una sonrisa. — Si hay algo que puedo hacer por ti, entonces dímelo.

No puedo desaprovechar esas palabras, ahora mismo no tengo nada útil que le pueda pedir así que mejor esperar a que se me ocurra algo.

— Déjame pensarlo, no siempre un espíritu te debe un favor. De hecho, es la primera vez que interactúo con un espíritu.— Le giñó el ojo.

Puck me ve satisfecho, como si aunque no pueda confiar al cien por ciento en vi, viera otra aura.

— Esta bien, cuando sepas que quieres me lo puedes decir. — Puck se esconde del cabello de Emilia.

Rem nos estaba observando en silencio durante todo el tiempo, y finalmente decide intervenir:

— El señor Roswall está esperando para que todos desayunen. — Rem le dice a Emilia.

— Sí, vamos con Roswall. — Emilia cambia su expresión y me dirige la mirada. — ¿Estás list...?

Emilia me mira directamente, pero mi atención está completamente enfocada en mi destino. Mientras contemplo la majestuosidad de la mansión, puedo sentir una poderosa determinación crecer dentro de mí. Me invade un ansia inquebrantable de conquistar este mundo, de sobrevivir y transformar todo a mi alrededor. No siento desconfianza, sino una confianza inquebrantable en mi capacidad para enfrentar lo que está por venir.

Mis ojos brillan con determinación mientras respondo a Emilia:

— Estoy más que listo. No hay nada que me detenga ahora.

Mi voz resuena con una firmeza que refleja mi determinación y mi resolución de enfrentar cualquier desafío que se presente. Camino junto a Emilia hacia la mansión, dejando atrás la incertidumbre y abrazando la promesa de un futuro lleno de aventuras y cambios profundos.

Ven con todo, yo Marco Luz, te demostraré de que estoy hecho.

Adentro de la mansión, mis ojos exploran cada rincón con asombro. Es sin duda lo más opulento y lujoso que he presenciado en toda mi vida. Aunque personalmente no soy fanático del estilo de la Edad Media, puedo apreciar la belleza y el esplendor que esta mansión irradia.

Cada paso que doy sobre el suelo de mármol pulido me hace sentir como si caminara sobre un espejo, mi reflejo apenas visible en su superficie brillante.

El espacio a mi alrededor parece infinito, como si estuviera inmerso en un mundo de dimensiones inimaginables. En comparación, las casas más grandes que he visto parecerían diminutas y modestas.

Me sobrecoge la idea de la inmensidad de este lugar, y no puedo evitar pensar en la tarea monumental que sería mantenerlo limpio y ordenado. El simple hecho de imaginarlo me causa un estremecimiento.

A pesar de su impresionante magnificencia, no puedo evitar sentir una sensación de horror al pensar en vivir en un lugar tan vasto y desproporcionado. Prefiero con creces una casa acogedora y de tamaño más modesto, donde la calidez y la intimidad puedan florecer. Aquí, uno podría fácilmente albergar a todo un pueblo si así lo deseara, la idea de tanta grandiosidad me resulta abrumadora.

— Esto es… Grande. — Miro hacia todos lados con la boca abierta.

Ya no quiero trabajar en la mansión. Me rehúso a limpiar todo esto.

Puedo dedicarme a la cocina, considero que soy buen cocinero así que no estaría mal. O dedicarme a ayudar en las cuentas y otras cosas.

Me rehúso a limpiar esto. Si me pongo a limpiar todo esto es seguro que moriré más de una vez.

Mientras rechazó la idea en mi cabeza ambas se detienen en seco.

— Hemos llegado. — Rem abre las puertas y se inclina para dejarnos pasar.

Emilia entra sin ningún temor, pero yo entro viendo directamente a los ojos a esa persona.

— Buenos días, muchas gracias por recibirme. — Hago una reverencia hacia Roswall.

Roswall me mira por un segundo y vuelve a sonreír.

— ¡Vaaya! ¡Pero que bueeenos modales! — Dice Roswall complacido. — Pensaba que venías de los barriooos bajos.

Miro a Ram a los ojos por unos segundos, esta me ve y me sonríe satisfecha. Tuvo que ser ella quien le dijo algo así.

— No, no vengo de ese lugar.

— Ven, pasaa y sieentate para comer, aunque me gustaría sabeeer tu nombre primeeero.

Asiento con la cabeza, y esta vez, a diferencia de hacer una reverencia lo miro directo a los ojos, lo único que hago es poner la palma de mi mano en mi pecho e inclinar un poco la cabeza.

— Me llamo Marco Luz. Es un placer conocerlos y ver a todos los presentes.

Giro mi cabeza hacia Beatrice, que desde un principio me estaba ignorando mientras habla con Puck. Su apariencia es un poco difícil de explicar, si la veo puedo decir que es un humano y a la vez no. Sus ojos sin duda son lo que te indican que no es humano, grandes, y con pupilas en forma de mariposa me dan un poco de inquietud. A su vez, su apariencia tierna es como la de una muñeca.

— Ya que te presentaste también debo hacerlo. — Roswall entonces cambia su postura a una recta, aún sentado, este simplemente habla. — Soy el dueeeño de esta mansión Roswall L. Matheeers.

Roswall procede a presentarme a Ram y a Rem, diciendo que son empleadas de él. A su vez, presenta a Beatrice ya que esta no tenía signos de querer hacerlo.

— ¡Hmpf! Si no fuera porque Pucky está aquí me hubiese ido hace mucho. — Beatrice hace un puchero para luego seguir hablando con Puck.

Roswall entonces me indica para sentarme. Una vez me siento este vuelve a hablar:

— Nos has hecho un inmeeeeenso favor, si esa insignia se hubieeeeese perdido todo habría sido arruiiiiinado. Por ello te doy las graaacias personalmente.

Ugh, su forma de hablar es lo más molesto que he escuchado en toda mi vida. Quiero darle un gran golpe en la cara solo por hablar así.

— ¿Esa insignia es tan importante? — Miro directo hacia Emilia.

— Si, es algo muy importante para nosotros. — Emilia saca la insignia para ver como el cristal en ella se ilumina en rojo.

— Como pueeeedes ver, la razón por la cual se ilumina es porque Emiiiilia es cualificada para el trono de Lugunica. Sin la insignia no podría participaaaar en la selección.

Roswall me mira, juzgando mi reacción al escucharlo.

Trato de calmar mi mente, después de todo tengo que pensar bien todo lo que voy a decir. Si digo algo mal entonces mi vida podría correr peligro.

— Entonces sí, es algo de suma importancia. — Miro a Emilia con seriedad.— No fue poca cosa lo que hice entonces.

Emilia me sonríe, con una expresión agradecida.

— No lo fue, por eso te vuelvo a agradecer de todo corazón. — Emilia pone sus manos en su pecho.

— No puedo dejarte sin una recompensa después de todo lo que has hecho así que, si hay algo que pueda hacer por ti, me gustaría que lo dijeses.

La mirada de Roswall cambia, probablemente este sea un punto que está escrito ya en el tomo de la sabiduría. Si me equivoco, puede que el incite a Rem a torturarme para que reinicie.

Permanezco en silencio, consciente de que cualquier palabra que pronuncie en este momento podría tener consecuencias significativas. Observo atentamente la expresión de Roswall, tratando de descifrar sus pensamientos. Su sonrisa, aunque amigable en apariencia, no revela sus verdaderas intenciones.

Finalmente, decido tomar la palabra, eligiendo cuidadosamente mis palabras antes de hablar:

— Señor Roswall, aunque soy consciente de mi posición como recién llegado a este mundo y a su mansión, tengo dos propuestas que me gustaría plantear.

Observo la reacción de Roswall, esperando alguna indicación de aceptación o desaprobación. Mi mente corre frenéticamente, analizando las posibles consecuencias de mis palabras

— ¡Vaaya! Que propuestas podría tener el invitaaado.

Por suerte responde con una sonrisa.

Mis dos propuestas. Ahora mismo dependo de si me pueden creer que vengo de otro mundo, Puck está aquí así que tengo una carta a mi favor. Ahora mismo solo hay dos cosas que puedo tomar.

— Primero. No tengo donde vivir, en este momento me encuentro completamente sin hogar ni dinero así que. — Miro hacia Ram por un momento. — Me gustaría trabajar en este lugar. Pero, con la posibilidad de tener un cambio de posición.

— Eso no es un premio ¿Seguro que es una petición que quieres? — Emilia me mira preocupada.

— ¿Caaambio de posición? — Dice Roswall.

El ambiente se vuelve tenso mientras espero la reacción de Roswall y los demás presentes. Mi propuesta de cambio de posición parece haber llamado su atención. Miro a Emilia, quien muestra preocupación en su mirada, y asiento brevemente para transmitirle que sé lo que estoy haciendo.

— Señor Roswall, sé que es una petición inusual, pero me gustaría proponer una oportunidad de ascenso dentro de esta mansión. Deseo tener la posibilidad de convertirme en un colaborador de confianza, alguien que pueda contribuir de manera significativa en proyectos y decisiones importantes.

Con cautela, coloco mi celular sobre la mesa, buscando generar intriga y curiosidad en los presentes. El dispositivo es una representación simbólica de mis habilidades y conocimientos únicos provenientes de mi mundo anterior.

— Este objeto, mi celular, no es solo un simple aparato tecnológico. Contiene una fuente inagotable de información y conocimiento que podría resultar valiosa para la mansión. Con mi experiencia y habilidades, puedo ofrecer perspectivas frescas y soluciones innovadoras a diversos desafíos.

— No veo como invertir en ti me lleve a ello.

Mientras Roswall muestra escepticismo ante mi propuesta, aprovecho la oportunidad para profundizar en mi explicación y persuadirlo aún más.

— Señor Roswall, entiendo su inquietud. Permítame explicarle con más detalle cómo mis conocimientos y habilidades pueden generar beneficios significativos para la mansión. Mi experiencia en el mundo moderno y las oportunidades comerciales que ofrece pueden abrir nuevas puertas para expandir los recursos y las posibilidades de este lugar.

Hago una pausa estratégica para enfatizar mis siguientes palabras.

— Puedo introducir tecnologías innovadoras que optimicen la eficiencia y la productividad en diversas áreas. Desde la automatización de tareas repetitivas hasta la implementación de sistemas avanzados de gestión, mis conocimientos pueden ayudar a reducir costos, maximizar los recursos y generar mayores ingresos.

Mientras hablo, noto que Puck se ha vuelto más atento a la conversación, lo cual me da cierta satisfacción al ver que mi estrategia está funcionando. Continúo con mi argumento.

— Además, tengo una visión emprendedora y la capacidad de identificar oportunidades comerciales prometedoras. Podemos explorar nuevos mercados, ampliar las actividades de la mansión y diversificar nuestras fuentes de ingresos. Esto nos permitirá no solo obtener ganancias financieras considerables, sino también aumentar nuestra influencia y poder en este mundo.

En el momento que Roswall parece querer hablar, le doy una señal a Emilia, esta llama a Puck. Beatrice, al ver que Puck está atento también pone atención con una expresion de molestia.

— Puck. — Emilia mira a Puck con una expresión seria. — ¿Podría juzgar si lo que dice Marco es verdad o no?

Puck mira a Emilia por un momento y luego sonríe.

— ¡Si! No puedo decir exactamente si es verdad o es mentira. — Puck entonces cambia su vestimenta a una parecida a un detective. — Pero puedo saber si su cuerpo reacciona a ello, es imposible engañar al cuerpo así que es bastante preciso.

El silencio se instala en la habitación mientras mis palabras se afirman en el aire. Todos los ojos están fijos en mí, esperando una explicación convincente y coherente. Siento la necesidad de transmitir mi verdad con total sinceridad y convicción.

— Entiendo que lo que estoy a punto de decir puede sonar increíble y difícil de creer. Pero les aseguro que lo que digo es la verdad. No soy de este mundo, provengo de un lugar completamente diferente al que conocen. Un mundo lleno de avances tecnológicos y conocimientos que podrían cambiar la realidad en la que vivimos.

Mis palabras fluyen con calma pero con firmeza, mientras intento mantener la atención y el interés de todos.

— Durante mi tiempo aquí, prometo adaptarme y comprender las dinámicas de este mundo. Pero también, estoy aquí para compartir mis habilidades y conocimientos con ustedes. Podemos aprovechar mi experiencia en campos como la tecnología, los negocios y la innovación para llevar a la mansión a nuevas alturas. Podemos lograr cosas que antes solo parecían inalcanzables.

A medida que termino mi explicación, me quedo en silencio, esperando las reacciones y las palabras de aquellos a quienes les he revelado mi origen. Estoy consciente de que mis palabras pueden desencadenar diversas emociones y reacciones, y estoy preparado para enfrentar cualquier desafío que se presente.

— Eso es... cierto. — Dice Puck lentamente, indicando que incluso él se sorprendió por esa revelación.

Las palabras de Puck capturan la atención de todos en la habitación, incluida Beatrice, quien hasta ahora parecía estar distraída. Antes de que alguien pueda hablar, decido continuar y respaldar mis afirmaciones.

— Increíble o no, aquí estoy. Tengo pruebas tangibles de mi origen distinto a este mundo. Además de mi vestimenta, que es imposible de fabricar aquí, como mis zapatos, pantalones y chaqueta, también poseo este dispositivo.

Señalo el celular sobre la mesa, asegurándome de que todos lo noten. Ahora que tengo su completa atención, es el momento de impresionarlos aún más.

— Esto es un dispositivo de mi mundo. — Enciendo el celular y busco un video específico que grabé durante mi visita a Kioto y la compra de este dispositivo.

El video reproduce imágenes en movimiento, mostrando la vida cotidiana en las calles bulliciosas de una ciudad moderna. Se pueden ver automóviles circulando, personas caminando rápidamente, edificios altos y tecnología avanzada. La calidad de imagen y sonido del video es sorprendente para aquellos que solo han conocido un mundo medieval.

A medida que el video avanza, puedo notar las expresiones de asombro y fascinación en los rostros de Roswall, Emilia, Rem y Beatrice. Sus ojos se llenan de curiosidad y admiración ante las maravillas que se despliegan en la pantalla.

— Esto es solo un pequeño vistazo de las maravillas que existen en mi mundo. Tecnología, avances científicos, comunicación instantánea... Son solo algunos ejemplos de lo que podríamos implementar aquí. Podemos transformar la mansión y su entorno en algo que nunca se haya visto, combinando la belleza de lo antiguo con las ventajas de lo moderno.

Mi voz suena entusiasta y convincente, transmitiendo mi visión de un futuro próspero y emocionante para todos.

— Les ofrezco mi conocimiento y habilidades para llevar a cabo proyectos que no solo generarán riqueza, sino que también mejorarán la calidad de vida de todos los que forman parte de esta mansión. Podemos crear oportunidades, atraer inversiones y convertirnos en un referente en este mundo.

Termino mi exposición, dejando que mis palabras y el video hablen por sí mismos. Ahora, espero con ansias las reacciones y comentarios de aquellos que me escuchan, deseando que vean el potencial y las oportunidades que se abren ante nosotros.

Cada uno intenta por su lado comprobar si es un metía. Todos sostienen el teléfono e imbuyen maná en él, todos menos Rem.

— Es imposible que un dispositivo tan avanzado, que ropas tan bien confeccionadas y valiosas, que alguien con mi apariencia y que no sabe leer ni escribir el idioma de este lugar, simplemente aparezcan sin un trasfondo o sin provenir de una familia noble.

Todos vuelven a mirar a Puck para corroborar y este asiente aprobando lo que digo.

La mirada de Rem sigue siendo penetrante, a pesar de lo que digo más que sorpresa su furia es casi palpable.

Beatrice, por primera vez, rompe su silencio y dirige sus palabras hacia mí con incredulidad en su voz.

— Es imposible de hecho, una magia de tal magnitud no puede ocurrir sin una razón. Requiere un poder que solo unas pocas personas poseen supongo.

Sus palabras representan un desafío, una prueba que debo superar sin mencionar directamente mi relación con Satella. Debo hacer que Puck lo comprenda sin revelar demasiado. Sé que su instinto será ocultarlo para preguntarme más tarde.

— Antes que nada, quiero dejar en claro que no soy su enemigo. Mis intenciones son sinceras y deseo que inviertan en mí para que todos podamos beneficiarnos. — Dirijo mi mirada a Puck, buscando su complicidad. — Creo que mi llegada a este mundo está relacionada con una maldición.

No puedo mencionar a Satella directamente, así que debo expresarlo de forma vaga y cautelosa.

— Antes de venir aquí, vi algo, una sombra que apenas puedo recordar. Luego de eso, simplemente aparecí en la capital de Lugunica. Me di cuenta de mi situación cuando un caballero me estaba sacudiendo.

Procedo a relatar todos los eventos que ocurrieron antes de mi encuentro con Emilia, omitiendo detalles de mí. Mi relato fluye en un torrente de palabras, revelando cada paso que di y cada desafío que enfrenté desde que llegué a este mundo.

En ese momento, Emilia me mira con preocupación evidente en sus ojos.

— Al principio, pensé que era un truco para distraerme mientras Felt me robaba. — La expresión de Emilia se transforma en tristeza mientras recuerda el incidente. — Te vi y creí que necesitabas ayuda, pero antes de que pudiera acercarme, Felt me arrebató la insignia y tuve que perseguirla.

La revelación de Emilia aclara el comportamiento cauteloso de ambos. Mi primer encuentro con Emilia fue mientras yacía en el suelo, lo que explica por qué no pude ver a Felt en ese momento.

El aire se carga de emociones y miradas expectantes. Ahora, debo esperar a que mis palabras calen en cada uno de ellos y despierten su confianza y curiosidad.

— Si. Entonces, si tienen preguntas soy todo oídos. Me gustaría que todos pudieran confiar en mí, pero primero tenemos que hacer el trato. Si les cuento todo el que sale perdiendo soy yo.

Roswall me ve satisfecho, como si se hubiese forzado a aceptar mis palabras. Quizás lo crea o quizás no, pero si su libro de sabiduría dice que tiene que apoyarme entonces lo hará.

— Es impresiooonante que algooo así te haaaya sucedido. — Roswall soba sus manos levemente. — El espíritu no puede mentir, por lo que es seguro que lo que dices es cierto.

Sonrío enormemente, pensando que Roswall me va a aceptar.

— Sigo sin entender porque debería invertir. — Roswall hace una sonrisa indiferente. —Lo que vimos fue impresionante pero es diferente verlo desde ese… ¿Celular? No puedo ver como apoyarte nos va a ayudar. Después de todo son cosas que están en tu muuundo.

Emilia intenta hablar para apoyarme pero Roswall la detiene con una mirada. Beatrice simplemente se limita a observar el celular como si quisiese juguetear con él. Rem y Ram solo están detrás de Roswall, confiando totalmente en lo que vaya a decir él.

Ahora, lo que voy a decir va a cambiar la percepción de ellos.

— Es evidente que tengo limitaciones en ciertos aspectos. Mi tierra natal carece de maná, por lo que la magia es algo inexistente, aunque les resulte sorprendente.

Nuevamente, señalo mi celular para llamar su atención.

— Nosotros hemos experimentado más de 200,000 años de desarrollo, sin depender de la magia. Hemos avanzado comprendiendo la naturaleza y aprovechándola a nuestro favor. Permítanme repetirlo: no tenemos magia, pero hemos creado e inventado formas de facilitar nuestras vidas y avanzar como sociedad. Nuestra civilización ha logrado avances tecnológicos superiores a los que pueden imaginar. Lo que ven en el video son automóviles, vehículos que se desplazan sin necesidad de un animal. Los edificios que aparecen son imponentes, alcanzando alturas que desafían los límites del cielo.

Cambio el video de mi celular y muestro el lanzamiento de una sonda espacial de SpaceX

— Nuestra civilización ha llegado a la luna, ha contemplado los astros desde perspectivas inimaginables y ha alcanzado logros que trascienden la imaginación.

Coloco mi mano sobre mi pecho, mostrando sinceridad y convicción.

— Yo, Marco Luz, les aseguro que invertir en mí es beneficiarse en todos los aspectos. Apostar por mí significa acceder a todos los conocimientos y habilidades que poseo. No será un camino fácil, pero estoy seguro de que mis capacidades serán de gran utilidad para todos.

El silencio se instala en la habitación, cargado de expectación. Cada uno de ellos procesa mis palabras, considerando las posibilidades y los beneficios que podría aportar.

— Mientras interactuaba con Emilia, pude percibir cómo la gente inexplicablemente le teme a pesar de ser una candidata.— Suspirando, Emilia baja la cabeza, mostrando claramente el peso de esas palabras en ella.

— Si hay otros candidatos, estoy seguro de que nos encontramos en desventaja. — Exclamo con determinación, apretando mi puño con fuerza.

Llegó el momento de asestar el golpe final.

— Mis conocimientos no son meras palabras vacías. Poseo un amplio conocimiento en política, matemáticas, biología y química. Aunque no sepa leer o escribir, tengo la capacidad de aprender. Puedo realizar cálculos y mejorar la eficiencia de las cosas. Mis habilidades son diversas y novedosas. — Resalto, elevando mi pecho con orgullo. Quiero demostrar que no soy un simple títere al que utilizar, no soy alguien sin ambiciones ni metas, y mucho menos un simple trabajador.

Me dispongo a ir más allá.

Con una determinación inquebrantable, dirijo mi mirada a todos, aprovechando mi voz grave para pronunciar mis últimas palabras.

— Si creen que seré alguien que les cause daño, me iré de inmediato. Si no confían en mí, esto carece de sentido. — Afirmo, dejando un breve momento de silencio. Emilia parece reaccionar ante esas palabras, pero la detengo suavemente con mi mano.

— No soy alguien que se rinda fácilmente. Lo digo con sinceridad. No soy su enemigo. Puedo vislumbrar el potencial de Emilia y tengo la intención de apostar por ello, incluso si la situación está en contra nuestra, incluso si la gente la discrimina.

Mis palabras resuenan en la habitación, envueltas en una mezcla de valentía y determinación. El tiempo se detiene por un instante, permitiendo que mis palabras se asienten en sus corazones y les muestren mi verdadero compromiso. Ahora, solo queda esperar su respuesta y confiar en que mi convicción haya sido suficiente para ganar su confianza.

Emilia me mira con los ojos abiertos, su mirada, su dulce mirada parecía querer que me quedase.

— Haré todo lo que esté a mi alcance para apoyar a Emilia. Yo, Marco Luz, utilizaré todos los recursos a mi disposición para respaldarla. ¿Por qué? Porque puedo verlo claramente. No soy alguien que actúa sin razón. Aunque en este momento desconozca este mundo, tengo la capacidad de juzgar adecuadamente. El potencial de Emilia es verdaderamente ilimitado. Haré que sea posible, porque mi nombre es Marco Luz. Pondré a Emilia en el trono y utilizaré todo lo que esté a mi disposición para lograrlo.

Con gesto abierto, muestro mis manos desnudas hacia ellos, simbolizando mi compromiso y entrega total.

— Eso es todo lo que tengo por decir. — Concluyo, dejando un breve instante de silencio para que mis palabras se asienten en el ambiente.

Emilia me mira con ojos llenos de vulnerabilidad. Mis palabras parecen haberle causado un profundo impacto, no solo haciéndole daño, sino también infundiéndole esperanza. Después de todo, soy un completo desconocido que le asegura que ve su potencial y está dispuesto a trabajar por ello.

Ram y Rem me observan con incredulidad ante lo que acabo de declarar. Sin embargo, Roswall parece satisfecho, como si ya supiera que este momento llegaría.

— Apostar por ti dices… — Roswall cierra los ojos y asiente satisfecho. — Tienes razón en algo, las posibilidades no están a nuestro favor.

Roswall se levanta de su asiento y se acerca a mí en silencio, sin pronunciar una palabra hasta que está frente a frente. Yo, sin temor alguno, me pongo de pie y le sostengo la mirada directamente a los ojos.

— Es algo completamente extraordinario que vengas de otro mundo, pero has hablado con sinceridad en todo momento, así que solo puedo creer en ti. — Dice Roswall mientras extiende su mano y revela una sonrisa avariciosa. — Si realmente provienes de otro mundo, no puedo dejar pasar esta oportunidad. Eres como una carta misteriosa que espero que traiga consigo muchas sorpresas agradables.

Contemplo a Roswall con una sonrisa similar en mi rostro. No tengo la intención de detenerme, de volver a huir o de caer en una trampa.

Con determinación, tomo la mano de Roswall con firmeza, sellando nuestro acuerdo.

— Verás, esta es la elección correcta. — Afirmo con convicción.

Ante el apretón de manos, el rostro de Emilia se ilumina con una expresión de alegría. Sus orejas se alzan y sus ojos brillan como preciosas gemas amatistas, reflejando la esperanza y la confianza que deposita en nuestro futuro juntos. En contraste, la expresión de Rem parece decaer y sus ojos me miran con rabia, penetrando en mí.

— Estoy dispuesto a revelar todo, pero antes, prométeme una cosa. — Le digo a Roswall, mirándolo directamente a los ojos.

Roswall me observa confundido, esperando saber qué es lo que necesito que le prometa.

— Verás, soy un tanto paranoico, así que me gustaría que tú, frente a todos, me prometas que ninguna propiedad tuya me dañará con malas intenciones.

Ahora tengo la oportunidad de asegurar las cosas, aunque sea de manera un tanto desconfiada. Tarde o temprano, me ganaré su confianza.

— No soy una persona malvada, pero debes entender que para mí ustedes también son desconocidos — Añado, inclinándome con sinceridad. — No quiero ser grosero, pero si puedes asegurarme de que nadie bajo tu empleo me atacará, me sentiré más tranquilo.

La mirada de Roswall no cambia, su expresión se mantiene inmutable, completamente satisfecho con mis palabras.

En ese momento, Rem intenta decir algo, pero Ram la detiene, dejando claro que deben respetar mi solicitud.

Entonces, Roswall responde con una voz seria y sin su estilo característico de hablar:

— Yo, Roswall L. Mathers, te hago esta promesa aquí y ahora. Mientras no atentes contra nosotros, ninguna persona que trabaje para mí en este día te causará daño alguno.

Roswall dirige su mirada a Rem y Ram, asegurándose de que también estén incluidas en esta promesa.

— Esto incluye a mis trabajadoras. — Agrega.

Rem y Ram, sin poder negarse, hacen una reverencia hacia mí, aceptando implícitamente la promesa y demostrando que se someten a mi petición.

— Si, señor Roswall, prometemos no cometer un acto en contra de la vida de esta persona dentro de los límites de la mansión. — Dicen ambas al unisonó.

¡Lo logre! No sé qué tan efectivo sea, pero en este mundo las promesas son más que eso. Las palabra de Roswall fueron perfectas, de esta forma Rem estará tranquila de que no caya a atacar.

O eso espero.

— Yo también, prometo que no atacaré a quien no atente contra mi vida. Lo juro por mi nombre.

Después de establecer las promesas y tranquilizar el ambiente, me siento nuevamente junto a todos. Es el momento de abordar los temas más importantes y responder a las preguntas que puedan tener.

— Si tienen alguna pregunta, cualquier cosa que deseen saber, siempre y cuando pueda responderla, lo haré con la mayor honestidad posible, ya sea que Puck esté presente o no. — Les digo, tratando de transmitir confianza y calma.

Entonces, con más confianza, todos comienzan a hacer preguntas, lanzándolas hacia mí como una avalancha. Me siento abrumado por la cantidad de interrogantes, pero intento mantener la compostura y responder de la mejor manera posible.

— Por favor, tengan paciencia. Hay tiempo suficiente para hablar y abordar todas las preguntas. —Les pido, tratando de tranquilizarlos.

Emilia me mira directamente a los ojos, y noto que su expresión ya no es de desconfianza, sino de felicidad y curiosidad. Puedo notarlo porque cada vez que está contenta, ella entrelaza sus manos. Esto me da la confianza de que estamos avanzando en la dirección correcta y que mi presencia y palabras están generando un impacto positivo en ella.

— ¿Cómo es tu mundo? Pude ver todo eso pero hay mucho que no logro entender.

Todos me miran con curiosidad, como si fuese algún objeto extrañó por investigar.

— En mi mundo, solo hay humanos. Somos más de ocho mil millones de personas en mi planeta, llamado Tierra. A lo largo de nuestra historia, hemos pasado por diversas etapas de desarrollo. Actualmente nos encontramos en la era moderna, donde hemos dejado atrás las espadas y el feudalismo, así como el sistema de nobles. Ahora vivimos en un mundo donde aquellos que tienen poder pueden hacer lo que deseen. Si bien existen injusticias, en general, todos tienen oportunidades.

Emilia escucha felizmente, como si escuchar tales palabras la reconfortaran.

— Nuestra sociedad está basada en avances científicos y tecnológicos. Tenemos una amplia variedad de tecnologías que nos facilitan la vida cotidiana. Por ejemplo, mencionaste los carros y los edificios altos que viste en el video. Esas son algunas de las muchas invenciones que hemos desarrollado para mejorar la eficiencia y comodidad en nuestras vidas.

— Mas de doscientos mil años, eso no es una cifra cualquiera. — Dice Roswall.

— Es interesante notar esa diferencia en el desarrollo tecnológico entre nuestros mundos. Como mencionaste, la época en la que se encuentran en este momento sucedió hace 531 años en mi mundo. Durante ese tiempo, mi sociedad ha experimentado avances significativos en varios aspectos tecnológicos.

— Tu planeta, como lo nombras, ¿Cómo es? ¿Tiene monstruos también? — Pregunta Rem.

— Así es, en mi planeta no existen monstruos como los que hay aquí. Es una esfera habitada por una gran variedad de animales y plantas, incluyendo seres humanos. Nuestra diversidad biológica es muy amplia, con una amplia gama de especies que coexisten en diferentes hábitats.

— A diferencia de este mundo, donde los monstruos son una presencia constante y representan una amenaza para los habitantes, en mi planeta los seres humanos son la especie dominante y no hay una presencia similar de criaturas peligrosas o monstruosas.

Entonces Beatrice suelta un suspiro.

— Una esfera, eso es imposible de hecho. — Beatrice extiende sus brazos arrogantemente.

— ¿Este mundo no es redondo?

Entonces Emilia me responde:

— Este mundo es plano, a sus lados está el inmenso vacío, también tenemos algo llamado la gran cascada, donde cae agua hacia el vacío.

Un mundo plano. Es algo que no tiene sentido físico La gravedad, tal como la entendemos, no funciona de esa manera. Es físicamente imposible que exista un mundo plano, pero aquí es donde la magia juega un papel importante al romper las leyes de la física.

— La principal diferencia radica en que en mi mundo, las cosas están regidas por las leyes naturales. Tomemos como ejemplo la gravedad. Desde nuestra perspectiva, entendemos que los objetos caen al suelo debido a la fuerza de gravedad, que actúa como una atracción hacia el centro de nuestro planeta.

Muestro una cuchara y la levanto, captando la curiosidad de todos los presentes.

— La fuerza de gravedad atrae a los objetos hacia el centro del planeta. Cuanto más grande es un objeto, mayor es la fuerza de atracción que ejerce. En consecuencia, los planetas, al ser masivos, atraen a los objetos en todas las direcciones posibles. Es por eso por lo que nuestro planeta tiene una forma esférica, ya que atrae los objetos hacia su centro desde todas las direcciones.

Pido papel y lápiz, y dibujo un círculo rudimentario con flechas apuntando hacia el centro.

— Sin embargo, entiendo que es difícil para ustedes comprenderlo en un mundo plano. Me pregunto cómo funcionan las cosas aquí, si la magia hace que sean similares a mi planeta o si hay diferencias significativas. Para ayudarles a entender mejor, pongamos un ejemplo más sencillo.

Sumerjo mi dedo en un vaso con agua y al sacarlo, una gota se queda adherida a mi mano.

— Imaginen que mi dedo representa la fuerza de atracción. En este caso, atrae la gota de agua y la mantiene pegada a mi mano. Sin embargo, la fuerza que ejerce mi dedo es inferior a la que existe en este mundo, lo que hace que finalmente la gota caiga.

Todos parecen estar reflexionando sobre mi explicación, generando sus propias hipótesis y tratando de comprender la diferencia entre sus leyes mágicas y las leyes naturales de mi mundo.

— En pocas palabras, es como cuando atraemos maná hacia nosotros. — Dice Beatrice.

— ¡Exacto! Eso es, de esa forma se puede explicar, tal como cuando ustedes atraen maná, el mundo nos atrae a nosotros constantemente.

La mirada de todos cambia con esa explicación, parece que logran entender a la perfección ahora que Beatrice habló. De verdad, parece que Beatrice es más inteligente de lo que esperaba.

— Eres muy inteligente Beatrice. — Le sonrío agradecido por ayudarme.

— ¡Por supuesto! De hecho. — Resopla Beatrice orgullosa.

Tendré que hacer que ella me ayude a juntar mis ideas a este mundo. Estoy seguro de que le va a gustar trabajar conmigo.

Roswall entonces habla:

— Es una plática muy interesante, pero ya hemos terminado de desayunar y debemos continuar con nuestro trabajo. Tendremos otros momentos para hablar ya que estaremos juntos por un tiempo. — Roswall entonces se levanta. — Ram se encargará de enseñarte a leer y escribir, también, puedes pedirle que haga una carta con tu propuesta. La leeré y podremos hablar sobre ella en otro momento, si es muy buena entonces dejarás de trabajar como sirviente.

Roswall deja la sala junto a Ram.

— Yo tengo que ir a estudiar, cuando termine quiero preguntarte más cosas. — Dice Emilia emocionada.

— Si, con gusto. — Le sonrío.

Beatrice no dice nada y se va junto Puck. Ambos parecían ajenos a la situación, sin embargo antes de desaparecer de mi vista Puck me guiña el ojo.

Parece que tendré que hablar con alguien a profundidad.

Quedamos solo Rem y yo. El ambiente no tardó en pasar de interesante a incomodo. Rem, aun mirándome con cautela y rabia camina hacia mí.

— Señor, permítame mostrarle la mansión para que te familiarices con esta. — Rem hace una reverencia hacia mí.

Debe ser difícil para ella tener que hacer esto. Después de todo, yo tampoco puedo perdonar a quienes acabaron con mi familia.

Y al igual que ella…

Yo no puedo perdonarme.

— Si, muchas gracias señorita Rem.

Voy a mantener la cordialidad, no es momento de fingir amistad donde no la hay. Demostraré que no soy de temer, ya que no puede lastimarme entonces solo le quedará acostumbrarse.

Rem entonces me ensena todos los lugares, la cocina, la sala, el patio, los salones que usaban para reuniones, el cuarto de estudio y la sala de Roswall. No entro en ambos porque no queremos interrumpir su rutina.

Me encuentro en el cuarto donde toda la ropa de guarda, allí, puedo ver una cantidad impresionante de prendas de diferentes estilos. Aunque a mi parecer, todas se ven pesadas e incomodas.

— Primero cambiaremos tu ropa para que te veas más formal.

Entonces Rem escoge unas prendas, ya que soy hombre solo puedo usar la ropa de Roswall pero este mide 1.86m. Yo apenas mido 1.77 así que su ropa por obvios motivos no me queda.

Rem dice que por el momento me quede así, que ella me arreglará la ropa para que la pueda usar.

— ¿En qué tareas te consideras útil? — Dice Rem sin sentimiento alguno.

— No soy bueno limpiando, no es particularmente de mi gusto. Sin embargo, puedo cuidar las plantas, lavar la ropa y cocinar, en la última me considero bastante bueno.

Claro, tendré que ver que se puede hacer en este mundo, después de todo ya que hay magia quizás hay aparatos parecidos a los de mi época.

Rem empieza a analizar, juzgando la mejor forma de ponerme a trabajar. Después de unos segundos parece tomar una decisión.

— Entonces déjame comprobarlo, podaras y regaras las plantas. Te encargaras de limpiar la ropa, pero por el momento no cocinarás para los demás. — Rem empieza a caminar.

Probablemente no quiere que cocine porque aún no confía en mí. Solo será esperar, de todas formas, cuando lea más sobre los sucesos de este arco sabré que hacer.

Rem me lleva al patio, donde me entrega unas tijeras para podar y un cristal azul. Tomo el cristal, trato de pensar un motivo para este pero no se me ocurre algo.

— Ese cristal lo vas a usar para regar las plantas. Le ingresas maná y este expulsa agua en consecuencia.

Observo el cristal con admiración. Es increíble cómo algo tan simple puede cumplir su función de manera tan eficiente, aprovechando la energía del maná. Esto demuestra lo práctica que puede ser la magia al permitir realizar tareas de manera sencilla y efectiva. Empiezo a pensar en las posibilidades de utilizar otros tipos de cristales para diferentes propósitos.

— Hay un problema. Yo no debo tener maná.— Miro a Rem dudoso.

Pues, el protagonista podía usar magia, pero yo no soy el personaje de la historia. Yo vengo de un mundo real, así que usar magia para mi es imposible, en especial por el miasma.

— Todo ser vivo tiene maná, en tu caso tienes incluso más que eso. — Rem me mira con molestia.

— ¿Mas que eso.?— Intento socavar en sus sentimientos, para que podamos hablar como se debe.

Rem me mira por un segundo, pero entonces me quita el cristal de la mano.

— Si no puedes usar maná no te molestes, encárgate de podar las plantas y yo la riego. — Rem me deja solo con las tijeras, alejándose de mi rápidamente.

No va a ser tan simple. Ahora mismo ella no puede ver más allá de su odio. Sin más remedio empiezo a cortar las plantas.

Maná, eh.

Viendo que todo lo que usan lo incluye. El agua, las luces, incluso probablemente el fuego también.

El maná es capaz de transformar todo en cualquier tipo de materia. Es capaz de crear materia de alguna forma. Sin embargo, eso rompería la ley de Lavoisier. "La materia ni se crea ni se destruye, sólo se transforma."

Al considerar el maná como un reactivo, una fuente de energía pura capaz de transformarse en otros elementos se podría sostener que la cantidad de maná utilizado es equivalente a la cantidad de materia que se crea o transforma. Siguiendo el principio de conservación de la masa, la suma de la masa de los reactivos (maná) sería igual a la suma de la masa de los productos (materia creada o transformada).

Estos cristales no deben ser fáciles de producir, en el caso de Roswall, este es rico. Para la gente menos privilegiada deben sacar las cosas de posos y con leña y demás.

Aunque en mi mundo no exista la magia ni el maná, puedo comprender las implicaciones y las complejidades que surgen de su existencia.

Una vez terminé de podar las plantas, Rem vino a revisar mi tarea. Por un momento esta analizo, pero luego miro satisfecha mi trabajo.

— Es un trabajo decente, bien hecho. — Rem entonces me lleva a la cocina, en todo el trayecto no dijo nada más.

Por supuesto yo tampoco intente hablar con ella.

Rem me entrega una bandeja con té y dos pocillos.

— Esto es té para que lo lleves con la señorita Emilia, el señor Roswall dijo que se debe quedara con ella según el contrato que hicieron.

Supongo que quiere que analice su estudio y le ayude en algo. No me voy a negar a ello, es mejor eso que hacer las tareas de este lugar inmenso.

Camino hacia la habitación de Emilia intentando no dejar caer la bandeja. Camino desde la planta inferior hasta la tercera planta, que es donde estaba Emilia. Mis piernas duelen por subir estas escaleras y caminar tanto.

Malditas casas gigantes, esto bien podría ser una universidad.

Una vez llego, ya agotado, toco la puerta con suavidad.

— Adelante. — Dice Emilia.

Abro la puerta, viéndola sentada mientras una pequeña pila de libros le acompaña. Ella me ve con sorpresa, como si no esperara que estuviera aquí.

— ¿Estas estudiando? — Entro, aún cansado y un poco sudado.

Por suerte no hace calor, al menos la temperatura es agradable si no esto sería infernal. Tengo que mostrar mi propuesta rápido y dejar de ser un sirviente.

Emilia me sonríe, su mirada parece igual que cuando uno encuentra la distracción perfecta. Un motivo para no estudiar y hacer algo más entretenido.

Es una pena que no venga con ese motivo.

— ¡Si! Estudio sobre la historia del país. Tengo que entender muy bien sobre lo que pasó en el país para conocer todo. — Dice Emilia alegre, poniendo un marcapáginas en el libro.

Dejo la bandeja en una repisa y sirvo el té a Emilia. Miro los libros pero como no se leerlos paso de largo.

— Cuéntame sobre tu propuesta de campaña. — Tomo la tasa que serví y se la pongo en sus manos. — Está rico el té.

Ambos sonreímos y Emilia da un sorbo al té. Esta entonces empieza a pensar lo que va a decir.

— Un mundo igual para todos. — Dice Emilia.

Supongo que es a causa de la discriminación que ha sufrido. Una idea populista y poco realista, pero con un objetivo noble.

— ¿Y? ¿Cómo planeas llevarlo a cabo? — Me sirvo una taza de té.

— Haciendo que todos puedan ver que está mal discriminar por cualquier cosa. — Dice Emilia orgullosa.

Tampoco esperaba mucho. En parte porque ella no ha tenido una educación política o de esos tipos como si lo ha tenido Crusch y Anastasia. De Priscilla no sé nada pero asumo que también.

— Una idea muy noble. — Tomo un sorbo del té.

Emilia me mira como si su idea fuese lo mejor, pensando que no iba a decir nada más.

Cuando dejo mi tasa en la mesa le digo:

— En este caso, debes tener en cuenta que nadie te va a tomar en serio. Si todos te temen entonces eso también influye mucho en tus posibilidades.

Agarro una hoja de papel y un lápiz. En el papel dibujo a Emilia como un palo, pero un palo totalmente solo.

— ¿Quiénes votarían por ti?

El rostro de Emilia cambia a uno de frustración, ella no dice nada pero su expresión da a entender que no hay nadie aparte de quienes están aquí.

Ella sigue en silencio, con la cabeza abajo.

— Aún si no hay nadie. No me puedo rendir. — Dice Emilia con la voz quebradiza.

El problema de ella es su trauma relacionado al fuerte racismo que ha sufrido, su falta de confianza la detiene de tomar acciones propias. Ese retenimiento es lo que la debilita, mientras que las otras candidatas saben sus pros y contras. Emilia debe pensar que solo tiene contras.

— Mírame a los ojos cuando te hablo. — Le digo seriamente.

Ella tiembla por unos segundo y me da una mirada. Su intento de contener su tristeza es completamente infructuoso.

El problema radica en que, aunque yo conozco a Emilia, ella no me conoce a mí. A pesar de tener información sobre ella a través de la historia, para ella soy un completo desconocido. En esta situación, debo tener cuidado de no excederme, especialmente si existe la posibilidad de que Puck esté presente.

Consciente de esta delicada situación, decido abordar a Emilia de manera respetuosa y cautelosa.

— Yo a ti no te veo cómo te ven los demás, para mi eres una persona normal, por ello puedo ver el potencial que tienes. — Le dedico una sonrisa. — Para mí eres una persona normal, nada más que eso.

Los ojos de Emilia se abren sorprendidos por mis palabras. Es probable que nunca haya escuchado algo así de un desconocido. Entiendo que esto es lo que ella siempre ha anhelado: una relación normal, libre de los estándares que imperan en esta sociedad.

— No nos conocemos ahora pero nos vamos a ir conociendo a futuro. Sabré de ti y tu sabrás de mí, sin embargo, en ningún momento dejaré de tratarte por quién eres. — Le tomo la mano con suavidad.

Ella mira sorprendida su mano, para luego mirarme a los ojos, sus ojos estaban cristalizados, intentando no llorar.

Imaginar el fuerte abuso que ha pasado toda su vida desde que despertó, la soledad que ha tenido que pasar por ello. La dependencia de ella hacía Puck es entendible, no puedo juzgarla por eso.

— Seré realista contigo, no suelo irme por la borda si se trata de una relación sincera así que tampoco esperes que te adule todo el tiempo.

Ella asiente su cabeza despacio. Si fuera una persona normal su reacción sería de incomodidad, que un extraño se tome tanta confianza en decir estas cosas.

— Vas a convertirte en gobernante, pero no vas a ser un gobernante de papel. Si tienes la determinación de hacerlo sea el motivo que sea debes tener la voluntad de llevarlo hasta el final.

Aprieto un poco sus manos.

— Cuando te sientas cómoda me podrás decir el motivo por el cual deseas ser gobernante. Lo que quiero ahora es que me digas que quieres serlo, que cuando lo seas vas a dar todo tu esfuerzo por cumplir tus promesas, que no vas a abandonar nunca. Quiero que me digas que eres capaz de lograrlo.

— Yo…

Tengo que empezar a forzarla, incluso si eso significa que no le agrade. Debo hacerle entender que ella es capaz de algo. Mi madre siempre solía decir: "La palabra tiene poder", no porque creyera en la magia instantánea, sino porque repetirla una y otra vez, cientos, miles de veces, eventualmente te lleva a creerla.

Ella se repite a sí misma "Soy inútil", "Soy un monstruo", y esas ideas la mantienen prisionera.

"Si no puedes hacerlo, empacaré mis cosas y me iré", le digo con determinación. Ella me mira a los ojos, sorprendida por mis palabras. No importa lo que deba hacer, debo tener la valentía de perseguir mis metas.

— Dilo.— Le exijo.— Di que eres capaz de ser gobernante.—

Emilia aprieta los labios con fuerza, cierra los ojos y baja la cabeza. Para ella, decir esas palabras no debe ser fácil. Siento compasión por ella, pero tampoco puedo permitir que siga estancada. El amor propio no crece en los árboles, solo se desarrolla cuando te esfuerzas, estableces metas y, sobre todo, cuando te dices a ti mismo que te amas.

— Yo soy...— susurra Emilia, titubeante.

Suelto sus manos, levanto las mías y rápidamente golpeo la mesa. Ella se sorprende y entonces su expresión cambia a una compleja.

— No tengo que hacerlo si no quiero, yo solo tengo que cumplir mi labor. — Emilia se levanta de la silla. — Si no quieres te puedes ir. Te conozco de hace poco, estoy agradecida porque me salvaras pero si vas a actuar así entonces mejor dejar las cosas así.

Finalmente dijo algo. Para ella, y para cualquiera, debe ser insoportable que un desconocido se tome tantas libertades. Ser arrancado de su zona de confort por alguien que apenas conoces debe ser terrible. Ser obligada a enfrentar la realidad de una manera que no quieres aceptar.

Sin embargo, son esas personas quienes más te favorecen. Aquel que es capaz de sacarte del lugar donde estas cayendo.

Yo nunca tuve a alguien así.

Voy a ser esa persona para ella.

— El dolor que llevas en tu corazón está profundamente arraigado en ti

— ¡No lo digas como si me conocieras!

Lo siento, pero si te conozco, porque tu mirada de derrota es la misma que siempre miraba al espejo, esa mirada vacía, de estar completamente solo en el mundo.

— No te conozco. Pero si comprendo tu expresion, puedo verlo en ti.

Cambio mi expresión, dejo de forzar mi rostro a estar alegre y cedo a su humor. Como cuando estas cansado, cuando has creado tantas emociones que ya no sabes que pensar de ti.

La soledad que puedes sentir cuando desconfías de todo el mundo, cuando piensas que cualquier persona te va a asesinar por la recompensa. He visto cosas horribles, al final yo también conozco la desesperación y la soledad.

— Yo también lo conozco, no somos iguales, ambos pasamos por situaciones diferentes pero tu mirada está vacía, por mucho esfuerzo que pongas en mostrarte alegre, por mucho que expreses emociones no puedes engañarte a ti misma.

— Entonces debes saber que no es tan fácil como simplemente decir las cosas. — Emilia me mira a los ojos, con una pequeña lagrima cayendo de este.

Al contrario. La situación la vez tan complicada como la quieres ver, pero en el fondo, lo que queremos en sentirnos bien. Lo que hace sentirnos así es la desesperación por tener una vida normal.

— Es el primer paso.

Los ojos de Emilia se abren con sorpresa.

— No voy a decirte que vas a estar bien y ya. Yo también tengo muchos problemas, lo que quiero decirte es que hay que empezar a hacer algo. — Me acerco hacia ella, doy varios pasos hasta quedar frente a frente.

Emilia me mira sorprendida. Sin saber que hacer.

— Déjame demostrártelo, déjame demostrar que no estás sola. A partir de ahora te lo voy a demostrar, quieras o no.

Mi mirada en este momento no era de tristeza o alegría, pongo toda mi determinación en intentar empezar algo. Prender así sea una pequeña chispa.

No tengo tiempo que desperdiciar, no sé qué depara el futuro y dependo completamente de Emilia.

— Pero yo…

Entonces tomo sus manos, haciendo que esta mire hacia abajo.

— Aunque no lo puedas decir ahora vamos a trabajarlo, así como me tomo la confianza para decirte esto, vamos a ir construyendo la confianza para hablarnos.

Emilia alza la cabeza, mirándome fijamente.

— ¿Por qué hacer eso por alguien que apenas conoces? — Emilia me mira, con sus labios temblorosos.

— No importa si conoces a alguien durante un día o muchos años. El verdadero valor radica en preocuparte genuinamente por esa persona. Es mucho mejor que alguien que apenas conoces intente ayudarte que tener a alguien que presencie cómo te autodestruyes y no haga nada al respecto.

Quizás no estoy viendo más allá del presente. Si hablamos de manipulación, esa no es una opción. Sería demasiado fácil satisfacer su odio hacia sí misma y luego aprovecharlo, tal como Roswall lo haría.

A diferencia de Subaru, no estoy enamorado de ella, lo que significa que no retendré mis palabras sin razón. Me convertiré en alguien que la haga enfrentar la realidad.

—Puedo ver tu potencial, por ello, apuesto por ti. — Suelto sus manos y le doy la espalda.— Yo también me beneficio de tu bienestar así que también puedes usar mis conocimientos.

Emilia no dice nada, en cambio esta camina hacia mi espalda, chocando con esta.

— Apostar por mí, es lo que dices.

— Si, yo apuesto por ti. Por eso necesito que tú también empieces a apostar por ti.

Es cierto que las relaciones no se forman simplemente por interactuar y llevarse bien. En ocasiones, puedes encontrar un buen amigo o incluso una pareja en el mismo día que los conoces, y esa relación puede florecer y funcionar.

Por supuesto, esto no ocurre en todos los casos, pero no me gusta quedarme estancado en ideas preconcebidas. Haré lo que sea necesario y actuaré según lo considere mejor. Si espero a que ella confíe en mí sin hacer nada, los meses podrían pasar sin ningún progreso.

Es mejor comenzar hoy mismo, para que en el futuro pueda ganarme realmente esa confianza.

— Para mí es difícil. — Emilia me empuja con suavidad. — Para mí no es fácil confiar en alguien.

—No te estoy pidiendo que confíes en mí de inmediato. Lo que te estoy diciendo es que observes si soy digno de confianza o no. —Digo mientras aprieto mi puño.— A partir de ahora, trabajaremos juntos, pero si no puedo entender quién eres realmente... ¿cómo se supone que podré ayudarte?

Emilia parece comprenderlo, aunque no está dispuesta a aceptarlo. No somos amigos, no somos amantes, no hay atracción entre nosotros. Solo somos dos desconocidos que desean conocerse.

—Te mostraré que soy confiable, pero para lograrlo, tú también debes demostrarme que eres confiable. —Extiendo mi mano derecha, ofreciéndote un apretón de manos—. Ni tú ni yo sabemos mucho del otro todavía pero a futuro nos conoceremos mejor.

— Si. — Dice Emilia.

—Por lo que tenemos posibilidades infinitas para conocernos.

Emilia sonríe débilmente, entendiendo por fin mis palabras.

— No confiar ahora, si no pensar en confiar a futuro. — Dice Emilia.

— Exactamente. Cuando quieres confiar en alguien es cuando de verdad lo haces. — Le entrego a Emilia una sonrisa sincera.

Emilia aprieta mi mano, simbolizando el primer paso que damos juntos. Nos comprometemos a aprender el uno del otro y a establecer una comunicación abierta y gradualmente construir confianza mutua. No se trata de seguir un guion preestablecido como en un libro, sino de experimentar una conexión genuina y espontánea.

Después de nuestro apretón de manos, nos sentamos. Emilia toma una profunda bocanada de aire y deja escapar una risa. Es una risa liberadora, quizás impulsada por lo absurdo de la situación.

Pero en el fondo, sé que esta era la respuesta. Cuando te encuentras atrapado en tu propio caparazón, anhelas que alguien venga a romperlo, anhelas que alguien te rescate.

No importa quién sea esa persona, mientras llegue, cualquier persona es importante. Emilia finalmente deja de reír, seca las lágrimas de sus ojos que brotaron debido a su risa descontrolada.

— Eres raro, que vengas aquí y me digas estas cosas, es lo más raro que me ha sucedido en toda mi vida. — Emilia entonces entrecruza sus dedos. — Pero no puedo decir que sea desagradable.

— Es porque soy bueno con las mujeres lindas. — Le guiñó el ojo.

Emilia me mira y en vez de sonrojarse sonríe.

— Tonto.

Una vez ella dice eso. Ya que pasamos lo que pasamos tengo que empezar a trabajar de verdad.

— Vamos a empezar.

— Si.

Emilia me cuenta sobre el país de Lugunica, un lugar situado en el este del planeta. En sus inicios, Lugunica estaba gobernado por una monarquía, donde el poder se transmitía de generación en generación. Sin embargo, una terrible catástrofe acabó con la familia real, lo que llevó a los sabios a asumir el control y tomar decisiones en nombre del país.

Los sabios son un grupo de eruditos que se encargan de los asuntos financieros y de tomar decisiones importantes para el país. Lugunica no tiene un dato verídico de su población, el único dato que hay es referente a la capital, siendo la capital la ciudad más poblada con alrededor de trescientos mil habitantes.

Además de la capital, existen pequeñas ciudades, pueblos, aldeas y asentamientos seguros, algunos de los cuales están protegidos por la Guardia Real, una fuerza militar encargada de la seguridad del país.

Sin embargo, también existen lugares peligrosos en Lugunica, como cavernas, bosques oscuros y barrios marginales que carecen de protección. A lo largo del tiempo en que los sabios han estado en el poder, se ha buscado a las cinco candidatas al trono de Lugunica, ya que el país ha seguido un sistema matriarcal durante generaciones.

Hasta el momento, se han encontrado cuatro candidatas, por lo que la elección aún no ha tenido lugar. Una vez que se encuentre a la quinta candidata, todas ellas se reunirán en el castillo para iniciar la competencia por el trono de Lugunica.

— Entonces tenemos hasta entonces. Tu discurso será el mejor de todos.

— Si…

Emilia esta vez ni se alegra ni lo niega.

— Ahora que más o menos entiendo, te puedo decir que tu sueño es posible. Es solo que lo estás pensando de manera infantil.

Emilia a él escucharlo hace un puchero, girando su cabeza en negación.

— ¡Hmpf! Soy mayor que tú, tu deberías tratarme con respeto.— Emilia se cruza de hombros en su negativa.

Emilia escucha atentamente mis palabras, aunque al principio muestra cierta resistencia y hace un gesto de descontento. Sin embargo, continúo explicándole mi punto de vista sin titubear.

— La edad no determina la sabiduría, son las experiencias y cómo aprendemos de ellas lo que realmente importa — le digo con convicción, a lo que Emilia responde en tono juguetón sacando la lengua.

Prosigo con mi argumento, tratando de hacerla reflexionar.

— Si buscas igualdad para todos, déjame decirte que eso es algo imposible de lograr, por mucho que lo intentes — afirmo con seriedad, captando la curiosidad en la mirada de Emilia.

— ¿Por qué? — me pregunta intrigada.

— Es algo muy sencillo de entender — respondo con calma —. Imagina que tienes a cinco personas con la misma cantidad de dinero. En el momento en que se separan, esa cantidad se verá alterada. Algunos la derrocharán, otros la ahorrarán y otros buscarán formas de multiplicarla.

Explico con ejemplos concretos para que Emilia comprenda mejor.

— Digamos que les das a cada uno mil monedas de oro. Uno de ellos las gastará en lujos y placeres, otro las utilizará para invertir en un negocio exitoso, mientras que otro las perderá en apuestas. Incluso si comenzaron con la misma cantidad, al final tendrán resultados diferentes.

Hago una pausa para que Emilia asimile la idea antes de continuar.

Emilia piensa por un instante, entendiendo lo que quiero decir.

— Pero entonces ¿Por qué dijiste que mi sueño es posible?

— La igualdad absoluta es una utopía, porque cada individuo tiene sus propias habilidades, decisiones y oportunidades. La verdadera igualdad radica en brindar a todos las mismas oportunidades y derechos, pero no en asegurar los mismos resultados. La verdadera igualdad se encuentra en la equidad, en tratar a cada persona de acuerdo con sus méritos y necesidades, reconociendo que somos seres únicos.

Termino mi explicación con una mirada esperanzadora hacia Emilia, deseando que comprenda el mensaje que intento transmitirle. Detrás de su escritorio, señalo hacia la gran ventana que da hacia el exterior de la mansión.

— Hay un pueblo más allá de esta mansión. — Menciono.

Emilia parece prever lo que voy a decir.

— Tu primer gran objetivo es ganarte la confianza de todos. — Afirmo.

En ese momento, Emilia tiembla brevemente, consciente de que las personas en ese pueblo también la discriminan y probablemente la tratan mal. Al notar su expresión abatida, tomo sus manos con firmeza y la obligo a mirarme a los ojos.

— No estás sola, vamos a trabajar arduamente para lograr nuestros objetivos. Por eso, no dejes de mirar hacia adelante — Le digo con determinación.

Tanto ella como yo debemos tomar acción y avanzar. Tenemos que lograrlo, incluso si nos cuesta sacrificio. Quiero sobrevivir en este mundo, por lo que no puedo permitirme ser negligente en mi trabajo.

Después de esas palabras, el tiempo pasa y el atardecer comienza. Emilia se retira para hablar con los espíritus.

No estoy seguro si lo que hice fue correcto. Tal vez fue demasiado pronto, pero tampoco puedo quedarme atascado siguiendo los mismos pasos de siempre.

No caeré en el mismo camino, en su lugar, trazaré mi propio camino

.Salgo de la habitación, dejo la bandeja en la cocina y veo que Rem ya estaba preparando la cena.

— ¿En qué te puedo ayudar.?

Rem me mira durante un instante, su mirada sigue cargada de frialdad y odio. Soy muy sensible a esas emociones, por lo que me doy cuenta fácilmente de ello. Ganarme su confianza no será fácil, aunque al menos no parece que vaya a matarme.

— Puedes ir batiendo unos huevos.— Me dice Rem.

Asiento y comienzo a hacer mi tarea, usando una cuchara de madera para batir los huevos con destreza. Como no me gusta la comida japonesa, siempre me he tenido que cocinar por mi cuenta.

Con los ingredientes disponibles, prepararemos una tortilla. No es una mala cena, aunque habría sido más sabrosa si tuviéramos un poco de queso.

Rem observa mi labor mientras ella termina de picar los ingredientes. Luego, me pide que le pase el batido, pero me niego a hacerlo.

— Debes estar cansada por tanto trabajo, puedes quedarte a verme terminar el plato, no hay problema.

Rem me mira en silencio y sin decir una palabra me entrega las verduras cortadas. Las añado al mismo recipiente donde se encuentran los huevos batidos. Aunque intento relajarme cocinando, la mirada penetrante de Rem no me lo permite.

Parece que ella sospecha que puedo envenenar la comida o algo por el estilo. Incluso dudo que ella se anime a probar algo que yo prepare. Mientras termino de revolver, aprovecho para hablar.

— ¿Lo preparo blando o duro?

Para ser sincero, si fuese por mi lo haría blando, pero no sé qué tan bien lavado este un huevo en este mundo así que duro sería la mejor opción.

No soy de este mundo. Hay magia curativa, y la gente también es más fuerte por el mana. Eso significa que las enfermedades tuvieron que mutar para poder afectar a las personas.

En este momento mi microbiota no debe estar adaptada a este lugar, así que debo considerar muy bien eso. Aunque, si se habla de bacterias también debo tener en cuenta que en mí hay super bacterias que han estado evolucionando a las medicinas de mi era.

¿Quizás soy un arma mortal?

Mi tren pensamiento es interrumpido por Rem.

— Prepara la mitad duro y la mitad blando, es suficiente para todos.

— Como ordene.

Intento ver cómo es la estufa pero literalmente hay un cristal rojo debajo de una placa de hierro.

Por supuesto, todo funciona con magia.

Miro a Rem a los ojos, con una sonrisa incomoda. Esta solo me devuelve una mirada vacía, burlándose de mi por olvidar este detalle.

— Eh ¿Puedes activarlo.?

Sus ojos se burlan de mi a la vez que probablemente me maldicen.

— Vaya, al parecer el señor de otro mundo no puede usar algo tan simple.

Un golpe duro, después de todo no es como que sea mi culpa. Incluso ahora no se si podré poner maná en cosas. Miro como Rem usa el cristal con facilidad, poniendo la mezcla en el sartén, haciendo que el delicioso olor de la comida impregne la cocina.

— Voy a aprender, aún si no soy capaz ahora me esforzare por aprender.

Miro a Rem determinado, pero esta no me responde.

Definitivamente no va a ser una tarea fácil.

Me retiro de la cocina después de lavar los trastes usados para cocinar, dejando solo sucio el sartén donde Rem está cocinando y posiblemente los platos a usar.

Camino por la mansión buscando el baño, sé que es una puerta en un lugar esquinero, a diferencia de las puertas normales esta tiene un diseño un poco diferente. La noche está por llegar, mi segundo día en este mundo está por terminar.

A esta misma hora ayer, mi mentalidad era diferente. Sin embargo, hoy me encuentro con una nueva mentalidad y me pregunto qué me deparará la vida mañana. Abro la puerta con la expectativa de finalmente llegar al baño, pero en su lugar, me recibe un olor a humedad y antigüedad.

Ante mis ojos se despliegan estantes y más estantes repletos de libros. Hay una enorme pila de libros de diferentes tamaños y colores, una recopilación del conocimiento de Roswall y Echidna. Es una oportunidad que no puedo dejar pasar.

Cuanto más conocimiento adquiera, mejor preparado estaré para evitar diversos problemas. Sería absurdo desperdiciar esta oportunidad, por lo que cuando aprenda a leer, mi primer destino será este lugar.

Sin embargo, dejo de prestar atención a los libros y dirijo mi mirada hacia la pequeña persona que tengo frente a mí. Ella me observa directamente a los ojos, sin cambiar su expresión.

— ¿Eres Beatrice, cierto? — Aun sosteniendo la puerta, sin haber entrado digo. — ¿Te molesta si paso?

— Me molesta de hecho.

Me disculpo con ella, moviendo la puerta lentamente para cerrarla. Cuando estoy por cerrarla la abro de golpe.

Beatrice se sorprende por el movimiento de la puerta, sobresaltando un poco de su silla.

— ¿¡Q-Que estás haciendo supongo!?

Su voz es bastante aguda, a diferencia de Puck esta es una voz más infantil, supongo que Echidna la adaptó a su cuerpo.

— Lo siento, es que cuando estuve por cerrar, me dio la idea que querías decir algo.

Entro a la biblioteca y cierro la puerta. Es otro nivel, todo el conocimiento que hay en este lugar no es poca cosa, leer todo esto me tomaría años.

— ¿No te enseñaron a no entrar donde no te buscan.? — Resopla Beatrice enojada.

Beatrice, la persona con la que más simpatizo, ha tenido que soportar una soledad que ninguno de nosotros puede comprender. A diferencia de todos los demás, ella ha estado atrapada en este lugar, sin esperanza, y se ha refugiado en la lectura constante de estos libros.

Probablemente, su única fuente real de entretenimiento sea Puck, pero él también pasa tiempo con Emilia.

Me acerco a Beatrice con la intención de tener una breve conversación con ella. Sin embargo, antes de que pueda decir algo, ella hace una expresión de desagrado y se tapa la nariz con la mano mientras me mira.

— Es un olor desagradable el que tienes. — Me dice.

Cuando lo menciona, instintivamente intento olerme para verificar si hay algún mal olor en mí. Por supuesto, sé que se refiere al miasma de la bruja que me rodea.

— ¿Huelo mal? Bueno, he estado trabajando todo el día así que es normal.

— No de esa forma de hecho. El olor en ti, el miasma de la bruja.

Cuando Beatrice menciona el miasma de la bruja, finjo no entender a qué se refiere, ya que no quiero revelar mis conocimientos sobre este mundo en el que me encuentro.

Ella continúa explicándome que en este mundo existió una bruja que, en un acto de locura, consumió la mitad del mundo y causó la muerte de miles de personas. Según la historia, la bruja fue detenida por un sabio, un dragón y el santo de la espada de esa época.

Su tono se vuelve más serio mientras continúa hablando.

— Se dice que la bruja tiene la apariencia de una semi elfo, con cabello plateado y ojos amatista.

Mis ojos se abren sorprendidos y coloco mi mano ligeramente en mi barbilla, simulando estar pensativo.

— Entonces... esa es la razón por la cual las personas le temen.

Beatrice asiente.

— Su mera mención es un tabú, y que alguien se parezca exactamente a ella es algo repugnante, ¿no crees?

Asiento con la cabeza, comprendiendo la gravedad de la situación.

Es similar a alguien en Alemania que se parezca exactamente a Hitler después de su muerte. Son cosas que también suceden en nuestra época, así que puedo entenderlo.

Aunque no comparto la sensación.

— Entiendo. La gente tiene miedo solo por el hecho de que la apariencia de Emilia les hace pensar en la bruja.

— Si, es lo más acertado de hecho. Pobre chiquilla no te parece.

Beatrice hace una sonrisa burlona.

— Es triste, ni más ni menos.

No quise decir más, hablar de Emilia no va a llegar a ningún punto porque Beatrice no va a dar mucha información aún.

Además, lo que quiero para Beatrice es diferente. Después de todo, puedo sentirlo, cuando indagó sobre la gravedad.

Su sed de conocimiento no ha desaparecido.

— Entonces… El miasma que está en mi es el de esa bruja.

— Si, la bruja de la envidia.

Beatrice entonces me mira con una expresión molesta. Como si se estuviese hartando de hablar.

— ¿Hay algo que puedo hacer para quitarlo?

— Se irá con el tiempo, pero es increíblemente molesto. — Beatrice hace una señal con las manos para que me aleje de ella.

Yo doy unas pequeñas carcajadas incomodas, mientras lo hago me alejo de ella y abro la puerta.

— Lo siento, debe oler realmente mal si te es tan incomodo. Mejor, vendré mañana para hablar.

— ¡Es mejor si no vienes supongo.! — Resopla Beatrice con furia.

Le doy las buenas noches y cierro la puerta. Mi primer contacto con ella no estuvo mal, solo tengo que ir interactuando y haciendo las cosas bien.

Me siento como si estuviera en un show, por algún motivo aunque puedo ver y sentir mi cuerpo aún no se acostumbra a este lugar. Siento una energía extraña que nunca había sentido.

Después de cenar, me despedí de todos y me dirigí a mi habitación. Agotado por haber trabajado tanto, pero más que físicamente el problema fue la carga mental. No puedo fallar.

Si fallo todo se puede volver incontrolable. Y lo que menos quiero es morir.

Me tiro en mi nueva cama, mirando hacia el techo que me recibirá cada noche a partir de hoy.

Mis objetivos están claros:

Formar a Emilia.

Hacer uso de Roswall para traer los conocimientos de mi mundo.

Aprender con Beatrice sobre este mundo.

Ganarme la confianza de las personas en la mansión.

No lo he pensado, pero quizás pueda usar magia, así mi puerta este dañada como el protagonista. Quizás pueda usar magia, sería algo interesante.

Ensimismado en mis pensamientos no me doy cuenta de que alguien estaba tocando la puerta. No hasta que.

— Señor, ¿Se encuentra? — Dice Rem detrás de la puerta.

Me levanto inmediatamente a abrir la puerta. Al abrirla, Rem parecía estar un poco molesta por haberle hecho esperar.

— Perdona, estaba por dormir. — Le hago una señal para que entre.

— No, es mi culpa por venir tan tarde. — Responde cortésmente.

Rem en sus brazos sostiene mi nueva ropa, un traje de mayordomo, una chaqueta sin mangas de cuero, junto con un saco negro y un pantalón del mismo color.

Para ser sincero se ve terriblemente tedioso de usar.

— ¿Esto es el traje que usare a partir de ahora?

Me va a costar acostumbrarme a esto definitivamente.

— Si, es el traje que usará.

Me quito la chaqueta, quedando solo con mi camisa blanca, sobre ella me coloco el saco. Tomo el pantalón y lo pongo enfrente de mis piernas, para ver si me queda o no me queda.

Por suerte parece que todo está bien.

— Creo que está bien, no parece haber problema alguno aparte del portador.

Rem mira hacia los lados analizando, viendo que lo más complejo que era el saco me quedo bien confió en el resto.

Ella hace una reverencia hacia mí.

— Entonces, me retiro.

Rem parecía estar por irse.

— Espera, hay un favor que me gustaría pedirte.

Tomo las hojas y la pluma, mostrándoselas a Rem. Esta me mira sin saber qué es lo que quiero decirle, impaciente por querer irse.

— Roswall me pidió que le entregase una carta, sin embargo no se leer o escribir, Ram me va a dar clases mañana pero quiero hacer esto lo más pronto posible.

Rem se queda pensado, analizando si vale la pena o no quedarse, probablemente lo vea como una oportunidad para conocer más sobre mí.

Ahora que la tiene no creo la desaproveche.

— Si es solo escribir entonces no tengo ningún problema. — Rem camina hacia mí, toma el papel y la pluma, para luego sentarse en mi escritorio.

Inmediatamente saco mi celular, empiezo a buscar las cosas que había guardado en una carpeta. Irónicamente, las guarde por si algún día lo iba a necesitar.

Quien diría que de verdad lo usaría.

Rem me mira curiosa mientras yo busco exactamente lo que quiero ahora.

— A continuación, añado la lista de materiales para la producción de Hormigón. El hormigón es un material de construcción altamente resistente y relativamente fácil de producir. A continuación una lista de los materiales:

Arena. Preferiblemente usar la arena más fina y limpia posible.

Piedra caliza. Roca sedimentaria encontrada usualmente en montañas o cordilleras.

Grava. Rocas pequeñas encontradas en los ríos y su cercanía.

Arcilla.

Agua.

Para cada material traer mínimo dos sacos grandes para pruebas. En el caso del agua con un cristal bastará.

También, con el propósito de crear un nuevo tipo de arma, es pertinente traer dos sacos de:

Salitre. Polvo o arenisca blanco usado para conservar alimentos o como fertilizante.

Carbón.

Azufre. Elemento usado probablemente como pigmento o para fumigar plagas y olores.

En caso de alguna duda respecto al nombre del material por favor, hágamelo sabe de inmediato.

— Eso es todo Rem.

Rem entonces termino de escribir, mirando la carta y su contenido, tratando de analizarlo.

— No te preocupes, cuando llegue todo van a poder presenciarlo por ustedes mismos.

Rem me mira con duda, probablemente pensando en lo que mencioné sobre un arma.

— Gracias por hacerme este favor.— La miro directo a los ojos, aunque no tengo malas intenciones, también es cierto que puedo llegar a comprender su obsesión.

— Para ser honesta pensé que me ibas a pedir un favor sexual, mi hermana me ha estado diciendo cosas de ti.

— Jaja, parece que no le agrado a tu hermana. Supongo que tendré que hacerles cambiar de opinión con esfuerzo.

Ignorando por completo mis palabras, Rem se despide y deja mi habitación. Espero estar comenzando bien.

Ahora.

Mientras miro mi celular, me doy cuenta de que necesito conservar la batería lo máximo posible. Desinstalo todas las aplicaciones que puedan consumir energía en segundo plano y ajusto las opciones de desarrollador para reducir al mínimo las animaciones y efectos visuales.

Quiero que la batería dure hasta que encuentre una forma de cargarla sin dañarla.

Sabiendo que el tiempo es valioso, decido anotar todos los datos importantes de la novela, así como fórmulas y conocimientos sobre mi mundo.

Los videos y contenido innecesario pueden esperar, solo necesito los planos y algunos temas de mecánica y física. Mi objetivo es sembrar una semilla de conocimiento para que las generaciones futuras puedan crecer y desarrollarse a su propio ritmo.

Antes de continuar, decido tomar un breve descanso y dormir un poco. Cuatro horas serán suficientes por ahora. No puedo permitirme perder tiempo valioso durmiendo. Aunque desearía tener café para mantenerme despierto y alerta.

Concluyo mi primer día con un torbellino de emociones. Como ser humano, sé que mis decisiones no siempre serán perfectas. No estoy seguro si hice lo correcto con Emilia, Rem o Beatrice. Pero debo esforzarme por mejorar.

Si quiero alcanzar mis ambiciones, debo demostrar lo que puedo hacer. No sé qué cambios ocurrirán debido a mi intervención, pero no tengo intención de detenerme.

Seguiré adelante con determinación.

Capítulo 2

La serenidad de la rutina.

Me he sentido cómodo trabajando aquí, aunque aún llevo poco tiempo ha sido bastante agradable, pero por otro lado.

— ¡Agh! — Un repentino dolor atraviesa mi hombro.

Después de un momento de shock por el repentino dolor en mi hombro, me siento en la cama tratando de calmar mi agitada respiración. Reviso mi hombro, pero no encuentro ninguna herida de bala visible. Es extraño, como si la sensación hubiera sido puramente emocional.

Para distraerme, tomo un vaso de agua que dejé cerca para cuando despertara. Intento ignorar la sensación de asco que me embarga. Supongo que todo el estrés acumulado ha comenzado a afectarme de alguna manera.

Dirijo mi mirada hacia la ventana, pero aún no hay señales de que amanezca. Mi cuerpo tiembla incontrolablemente, como si la experiencia hubiera sido increíblemente real. Me pregunto si estos efectos perturbadores podrían ser atribuidos al miasma que me rodea, o si tal vez estoy perdiendo la cordura.

Decido sentarme en mi escritorio y comenzar a escribir un resumen del arco dos. Leer y anotar información me ayuda a enfocar mis pensamientos y a planificar los siguientes pasos que debo tomar. Aunque mi cuerpo aún está tembloroso, me esfuerzo por concentrarme en la tarea que tengo frente a mí

En este arco argumental, Subaru conoce a las personas de la mansión y muere a manos de Rem la mayoría de las veces. Eso ya está, asumo yo, solucionado. Mientras no me aleje de la mansión Rem no me va a poder asesinar.

El problema es la segunda parte, el ataque de las mabestias. No tengo forma de prevenirlo, por lo que leí fue debido a que removieron un cristal y gracias a esto secuestraron a los niños.

Pero la verdad es a causa de Meili, la domadora de mabestias.

Eso significa que no hay una forma correcta de evitarlo sin generar sospechas, además, Roswall es el culpable de este ataque.

Aprieto mi puño con fuerza, después de todo, tener que sufrir por culpa de un psicópata no es algo agradable.

Me doy cuenta de que tengo que actuar según sus deseos por ahora, para evitar que tome medidas más drásticas en mi contra. Sin embargo, veo una oportunidad en su error. Si el libro no revela que ya conozco la historia, entonces tengo la ventaja. Utilizaré su dinero para crear cosas y acumular poder. Cuando tenga suficiente influencia, le mostraré que no tiene otra opción más que seguirme.

Sé que para él, estas pruebas son solo una forma de convertirme en su peón.

Pero aquel a quien realmente debes temer es aquel que no supera tus expectativas, porque cuando lo haga, las cosas pueden tomar un giro peligroso.

Termino de anotar el resumen y luego busco en mi celular los planos de una máquina, una máquina que representa un punto de inflexión en nuestra era. La emoción me embarga al pensar en la posibilidad de tener el monopolio de algo tan importante. Sin embargo, antes de avanzar, debo investigar si estas creaciones ya existen en este mundo. Sería imprudente desarrollar algo que ya ha sido inventado.

No importa qué tan insignificantes puedan parecer, guardar estas cosas inútiles en ese entonces ha resultado ser la mejor decisión de mi vida. Puede que no tenga mucho en términos materiales, pero poseo conocimientos y recursos realmente valiosos.

Con una sonrisa en mi rostro, casi olvidando por completo que prácticamente no he dormido nada, me dirijo a ducharme, para poder iniciar mi día de verdad.

No hay nadie despierto, si Rem quisiese podría asesinarme.

Sacudo mi cabeza negando la idea, después de todo aquí las promesas son algo importante.

Para ser sincero no me gustan los baños calientes, en vez de despertarme solo me causan más sueño.

No creo tengan sistemas de tuberías avanzados. Supongo que simplemente usaran una palanca para dejar caer el agua y que se vaya hacia las plantas o algún lugar.

Sigo analizando pero entonces tengo un problema más grande.

¿Cómo diablos lo activo?

Ahora mismo no tengo idea de cómo hacer para que esto empiece a expulsar agua, estoy pegajoso por el sudor y sería muy incómodo simplemente esperar a que alguien venga a bañarse para pedirle usar el agua.

Camino por todos lados, por suerte, en una esquina veo que hay un balde de madera con agua en su interior.

Miro para ver si estaba empozada pero parece bastante normal.

«Que suerte»

Toco el agua y esta estaba helada, perfecta para mí.

Por suerte, en este mundo existe el jabón. Cuando Ram me dijo ayer me alegré enormemente. No es de la misma calidad que el de nosotros, su aroma está en base de plantas, mezclado con aromáticos y obviamente no tiene las mismas funciones desinfectantes de nuestra época.

Pero sin duda es un avance, supongo que es gracias a que aquí no hay una dominación religiosa. No están tan mal.

Supongo que a pesar de estar en una edad medieval, tendrán conocimientos variados a los de nuestra era.

Aunque si es una historia, también tendrán cosas que funcionen como en la era moderna. La duda me carcome, después de todo me cuesta aceptar que esté en una historia.

Tendría más sentido si esa persona viene del futuro, el creador. Prefiero creer eso a que estoy dentro de una historia.

Cuando termino de bañarme y ponerme mi uniforme me dirijo hacia la cocina. El primer piso es para los sirvientes, el segundo y tercero para invitados y el cuarto para las personas importantes como Roswall y Emilia. Sorprendentemente, es similar a como se va en un edificio real.

El sótano aquí es usado como almacenamiento, por lo que la cocina está en la primera planta, así que no estamos tan encerrados a la hora de cocinar.

Mientras me dirijo hacia la cocina, noto cómo una de las puertas diagonales a la mía comienza a abrirse. Me había olvidado por completo de que en ese lado se encuentran los cuartos de las mujeres. Una leve risa escapa de mis labios ante el pensamiento que acaba de pasar por mi mente.

Resulta irónico que en este país, quién gobernará es una mujer. Parece que aquí no existen ideas tan retrógradas como las que solíamos tener en tiempos pasados. Y eso está muy bien.

La primera cosa que veo salir de la habitación es su cabello, un tono de azul celeste. Ella bosteza ligeramente mientras camina hacia fuera, aun vistiendo su pijama. Su apariencia es tierna, con una expresión despreocupada y ligeramente adormilada. A diferencia de cómo suele verme habitualmente, en este momento parece una persona normal.

Rem se frota los ojos, y yo camino lentamente, tratando de evitar que se percate de mi presencia. No quiero arruinarle la mañana. Sin embargo, como si hubiera olido algo desagradable, los ojos de Rem se abren de golpe, mostrando una mirada de sorpresa o tal vez de sospecha.

«¡El miasma!» Aceptando mi derrota, miro a los ojos a Rem, quien ya se ha despertado totalmente, dirigiendo una mirada fría hacia mí.

Pongo mi mano en la parte trasera de mi cabeza, me rindo ante mi suerte y sonrío incómodamente.

— Buenos días, supongo que te levantas temprano.

Rem no me responde, en cambio, camina hacía mi con un aura amenazante.

— ¿Qué haces despierto a esta hora?

Rem me mira con enojo, su mirada me da la sensación de que estoy en peligro constante, como si con el hecho de decir algo equivocado va a hacer que mi cabeza ruede.

— No pude dormir, así que decidí bañarme y cambiarme, ya que todavía están los platos de la noche, aprovecharé para lavarlos y empezar a trabajar.

Odio tener que escusarme de esta forma. La comprendo, sí, pero sentir tanto temor solo por su idea me causa enojo. Ya me basta con tener que hacer estas tareas estúpidas, tengo que soportarla a ella.

Rem me mira fijamente, intentando hacerme perder la compostura pero yo no cedo, aun si siento temor no puedo dejar que me doblegue.

— Ya veo, entonces está bien. Al menos veo que te levantas temprano a trabajar. — Dice Rem mientras camina hacía el baño.

Doy un suspiro de alivio, sabía que se levantaba temprano para despertar a Ram pero de verdad me tomó por sorpresa.

Aquí no existen particularmente los relojes, pero si hay un metía que indica si va a amanecer, anochecer, si es de tarde o si es de noche.

El tiempo dura igual que en la tierra; veinticuatro horas, por lo que el metía se divide en fracciones de ese mismo tiempo.

La duración del día se divide en doces horas luminosas y otras doce horas oscuras, con un total de veinticuatro horas en todo el día. Una forma de guiarse es con un cristal vidente similar al reloj: Desde el mediodía hasta las seis de las horas luminosas se muestra el elemento de viento (color verde), y para las restantes seis horas luminosas es de fuego (color rojo). En las primeras seis horas oscuras es el agua (color azul), y en las seis últimas horas oscuras se muestra la tierra (color amarillo).

Las tonalidades varían acorde al día y el cambio de hora, pero la verdad es bastante inexacto y complejo.

Después de todo que voy a decir ¿Nos vemos en color verde oscuro.?

Emilia me explico que no hay forma particular de decir una hora exacta, así que los planes se hacen a menudo en los puntos medios y extremos de cada color.

Los meses por otro lado son iguales a nuestra época, doce meses para 365 días en total en un año.

Eso me hace preguntar cómo funciona el día y la noche, porque incluso hay estaciones, países desérticos y un país ártico.

Supongo que lo que llaman Od Laguna tendrá que ver, tendré que preguntarle a Beatrice sobre ello.

Cuando termino de lavar los platos y limpiar la cocina veo que amaneció. Por lo que es hora del desayuno.

El problema es que no tengo forma de prepararlo. Miro a mi alrededor para ver que se puede preparar y veo que hay pan, verduras, huevos. Similar a una nevera, aquí tienen un cristal que es capaz de disminuir la temperatura, por ende básicamente tienen una nevera.

Ignorando el deseo de Rem de que no toque la cocina, empiezo a pensar en todo lo que puedo hacer.

Si junto este tipo de cosas con mi mundo, voy a tener una eficiencia superior a lo que originalmente pensaba.

Hago una ensalada con tomate, lechuga, cebolla, pepino, le coloco limón y, para mi sorpresa, un toque de aceite de oliva.

Roswall es rico, así que no me extraña que tenga estas cosas.

Mi ensalada esta casi lista. Solo falta la proteína, no sé si como sirvientes podamos comer carnes así que corto unas torrejas de pan, y saco tres huevos.

La cosa es que no puedo usar fuego.

Entonces, un ángel llega hacía la cocina. Con una caminata elegante, un porte divino y su aura superior esta me mira.

— ¡Jeh! Debes estar muriendo porque aparezca si me miras así.

Su cabello rosa revolotea, mientras que toma una pose de poder, alzando su pecho y mirándome como un ser inferior.

— ¡Buenos días!

Camino hacía Ram emocionado, ella me mira con una sonrisa burlona, deseosa de que le pida ayuda ya que desempeñé mis labores de excelente manera el primer día.

Pero eso no importa, si no como bien el hambre no me va a dejar concentrar.

Sin duda me vengaré de esta.

— Oh señorita. — Me arrodillo. — Me podría usted, hacerme el inmenso favor de usar su agraciado poder mágico para poder usar el sartén.

La miro con determinación, intentando demostrar mi cordialidad hacia ella. La debilidad de Ram es que la necesites para algo, aunque es floja y no le gusta hacer sus deberes, si le gusta cuando otros le piden algo.

Ram me mira y resopla con orgullo.

— ¡Je! Parece que necesitas ayuda de esta bella sirvienta.

Ram camina hacia la estufa, con el simple contacto el cristal empieza a calentarse, lentamente este brilla, calentando la parrilla de metal que sostendrá el sartén.

Ram me mira con orgullo, siguiéndome la broma sin ningún problema.

— Gracias señorita, guardare este favor en mi corazón por la eternidad.

Me levanto, agradecido con Ram por su ayuda, ella también había estado interfiriendo entre Rem y yo para calmar el ambiente, por lo que se lo agradezco de verdad.

Hice la comida para los tres, así que al menos le conviene que empiece a cocinar.

Como Rem sabrá del sazón de Roswall y Emilia no quise jugármela y preparar algo que no les guste. Pero lo que hice es algo simple para nosotros tres.

Pan tostado, con huevos revueltos y ensalada. Un platillo normal, nada del otro mundo pero olía delicioso. Qué bueno que Roswall es rico, su cocina está llena de especias e ingredientes.

Ram me mira con ansias, parece que ella también tiene hambre pero no lo quiere demostrar.

Cuando termino, le sirvo cuidadosamente un plato y lo acompaño con un pocillo de leche.

— Ten, un desayuno cargado de energía.

La cocina tenía una mesa para que los sirvientes coman, así que le deje todo servido a Ram y Rem.

Ram huele y parece desear con ansias la comida pero no come, esperando la llegada de Rem.

Decido hacer lo mismo y esperar su llegada, pero para sen sincero tampoco es que me plazca que venga.

Rem aparece, inmediatamente el ambiente cambia a uno tenso. Tengo miedo por su reacción pero tampoco estoy dispuesto a seguir así.

— Preparé el desayuno, quedó bastante rico. — Le sonrío forzosamente.

Rem me mira sin perturbarse y ve la mesa donde está la comida. No sé qué está pensando, pero probablemente solo el hecho de que la prepare la debe asquear.

Lástima que eso no me importe.

Ram ínsite a Rem a sentarse y esta toma asiento. La comida no huele mal, a mi parecer huele rico pero su rostro muestra desagrado. Los pequeños detalles como una mirada larga, su expresión corporal de no tocar los cubiertos, todo de ella me decía que prefiere morir de hambre a comerlo.

Por suerte ahí está Ram.

Ram mira a Rem y con sus cubiertos toma un pedazo de la ensalada y se lo da en la boca. Al comienzo esta intento no hacer nada pero luego lo empezó a saborear.

A ver, tampoco es que sea complicado hacer una ensalada así que si o si va a saber bien.

Rem abre los ojos con sorpresa. Probablemente ella pensaba que lo que había dicho sobre cocinar era mentira.

Después de unos segundos ella se rinde y empieza a comer.

Considerando el hecho de que mi olor sigue en mí, tomo mis platos y me voy del lugar sin decir nada. Voy al patio y allí empiezo a comer, con la luz que recién empieza a iluminar con fuerza, el delicioso olor a aire puro y la brisa fresca.

Es más cómodo aquí que allá.

Termino y me devuelvo para lavar los platos. Rem estaba cocinando para los demás, yo veo la pila de platos sucios y entiendo mi trabajo. Supongo que Ram se fue a atender a Roswall así que solo estamos ella y yo.

Rem me ayuda a que el cristal empiece a expulsar agua, por lo que lavo los platos sin ningún problema.

Cuando termino, me dirijo a la salida de la cocina, después de todo tengo que continuar con mis labores.

Ya saliendo, antes de cerrar la puerta Rem me dice sin mirarme a los ojos.

— Gracias por el desayuno.

Su agradecimiento fue seco y sin sentimientos, para ser sincero prefiero que no me diga nada si lo va a decir de tan mala gana. Probablemente Ram fue quien le incitó pero, tengo que reconocer que es un avance.

Cuando salgo de la cocina voy a mi habitación. Después de todo tengo que dejar planta mi bomba en la biblioteca. El diseñó ya está hecho, sin embargo me gustaría tener ayuda de Beatrice para poder mejorarlo.

No se lo puedo pedir directamente así que dejaré plantada la trampa y esperaré a la noche para observar que sucede.

Por la tarde, antes de ir con Emilia busco la lista que me escribió Rem y me dirijo hacia la oficina de Roswall. Ya en la oficina, Roswall me saluda y me dice:

— Veo que te has acostumbrado a la trabaaaajo.

Su forma de hablar sigue siendo irritante y desagradable.

Trago mis ganas de golpearlo y hago una sonrisa.

— Si, puedo hacer todas las labores que no requieran magia. No creerás lo inútil que me hace sentir esta situación. — Suspiro decepcionado.

Ram entonces, resopla, burlándose de mí con una sonrisa.

— Deberías creerlo, a pesar de todo eres un inútil en eso. — Ram me mira con arrogancia.

Yo sonrió, ya esperaba ese comentario y mientras estaba en camino a este lugar pensé una contra media.

— ¡Ja! No creo seas la indicada, señorita patatas al vapor. — Miro a Ram con una sonrisa de victoria. '

Uno intentando ganarle al otro, esas eran nuestras interacciones. Podrías decir que es algo hostil pero ninguno de los dos lo siente así.

Ram quita su sonrisa, gira su cabeza y puedo escuchar claramente la señal de mi victoria del día, mi gran venganza por lo de la mañana.

— ¡Tsh!

Si no estuviera Roswall la hubiese molestado más, pero no puedo hacerlo enfrente de él. Roswall mira nuestra interacción y sonríe satisfecho. Sin decir nada el mira la carta.

Tras unos segundos este termina de leer y dice:

— Ya veo, será un poco complicado conseguir esa areeeena, ya que toca importarla de kararagi porque en Lugunica no haaaay, sin embaaaargo, tengo un conocido así que no será ningún probleeeema.

Le explico a Roswall sobre el hormigón, le digo que es un material altamente resistente y relativamente fácil de producir en masa. Entonces el me da una información importante.

— Todas las construcciones grandes usan Laaaamicta de tierra para endurecer las baaases. Obviamente esto incremeeeenta los costes, haciéndolo inaccesiiiible para todas las persoooonas. — Roswall entonces sonríe. — Si esto funciona de manera similar será un graaaan producto para vendeeeer.

Un lamicta de piedra es un tipo de cristal que controla dicho elemento. Roswall me explica que los Lamicta no simplemente producen el material del elemento que poseen, si no que pueden cambiar sus usos a partir de la fórmula mágica en su interior.

Básicamente me acaba de decir que los cristales se pueden programar.

La magia en este mundo no es tan simple como pensé, quizás de momento no usen cosas tan complejas, pero su potencial es increíble. Si logro comprender como funcionan dichas formulas entonces podré mejorar las máquinas de mi mundo.

— Eso es bueno, ya que para hacer el material necesitamos temperaturas extremadamente altas.

— Entonces necesitaremos un mago de fuego, por suerte, en esta mansión somos varios quienes controlan el fuego.

Se que Roswall es capaz de controlarlo, pero no sabría decir quien más. Roswall me mira dudoso y prosigue.

— En esta mansión quienes pueden usar magia de fuego son: El espíritu Puck, la señorita Emilia, y por supuesto mi persona.

Tres personas son capaces de usar dicha magia, aunque que recuerde Puck y Emilia siempre usaron es magia de hielo. Solo he visto a Roswall usándola, así que dependeré de el para esto.

Entonces Roswall cambia su expresión, este me mira fijamente, como si escudriñara en mí. Cuando parece terminar cierra los ojos y dice:

— Aunque ahora son cuaaaatro personas.

Mis ojos se abren ante sus palabras, después de todo sé que el resto no son capaces de usar múltiples magias, por lo que es imposible que haya alguien.

Roswall entonces, lentamente, señala su dedo en mi dirección.

— Felicidades Maaaarco, eres el cuaaaarto usuario.

Sus palabras me hacen retroceder. Ser un usuario de magia, a pesar de que no debería de tener puerta porque no soy de este mundo. Será que… ¿Esa sensación extraña que sentí todo el día de ayer fue mi puerta creándose? ¿O mi puerta siempre existió?

— No tiene sentido, como dije antes, mi tierra natal no tiene magia ni nada por el estilo. ¿Cómo es posible que alguien sin magia tenga una afinidad hacía ella.?

— Laaastimosamente no te pueeedo dar una respueeesta a eso. — Roswall se encoje de hombros. —

Supongo que similar al protagonista también puedo usar magia. El problema es que tengo mi habilidad restringida por el miasma así que no me servirá de nada. Aunque, Subaru como tal nunca intentó entrenar su control, si yo lo hago, si quizás logro usar un poco de mi fuerza.

Aprieto mis puños emocionado por las posibilidades, el fuego no es una mala habilidad, no es tan estratégica como la del protagonista pero es un poder de ataque muy fuerte.

— No pasa nada, gracias por decirlo, ahora que sé que puedo usar magia no me sentiré recluido del resto. — Miro mis manos, intentando sentir algo pero soy incapaz de hacerlo.

Mejor le pido ayuda a Puck, en caso de que se niegue tendré que usar el favor que quedó pendiente.

— Por los otros materiales dejémoslo como sorpresa. — Me inclino ante ambos. — Si me disculpan, me iré a preparar para seguir con las clases de la señorita Emilia.

Roswall me despide con una sonrisa, mientras que Ram gira su cabeza intentando no mirarme.

Cuando cierro la puerta, no puedo evitar soltar toda la emoción que no mostré antes. Mi cuerpo tiempla pensando en las posibilidades, después de todo ¿Qué persona no ha soñado con usar magia alguna vez.?

Eso va más allá de ser adulto, niño, o anciano. Es simplemente un deseo que a todos se nos pasa por la cabeza.

Entro a la sala de estudios de Emilia, esta me mira, y en forma de broma se levanta de su asiento.

— ¡Buenos días profesor! — Emilia hace una sonrisa burlona.

Inmediatamente lo dice siento un hormigueo que recorre todo mi cuerpo. Casi como si me pusieran cuarenta años, la miro con una expresión incomoda.

— Tengo veintitrés años, no soy tan viejo aún.

Emilia se ríe un poco y luego saca un cuaderno para escribir. Ya que yo no puedo leer, tengo que confiar en todo lo que Emilia me dice y ella en lo que yo digo.

Hoy quiero profundizar en sus conocimientos, quiero saber que tanto sabe sobre diferentes temas.

A lo largo del día le pregunto poco a poco, empezando por temas fáciles y escalando a medida que responde.

Necesito juzgar absolutamente todo.

Tocamos la política, en esta, le cuento las diferentes formas de gobierno que hay en mi mundo.

— Ese socialismo, se ve muy bueno para todos. — Dice Emilia con una sonrisa emocionada.

«Ugh, no debí contárselo»

Rápidamente empiezo a contarle los pros y contras de cada doctrina política. Al hablar sobre ello logro entender que no tiene conocimientos sobre economía. Por lo que veo ha estudiado más que todo la historia y cómo funciona el sistema noble del país.

No es mala idea estudiar cómo funciona, pero dejar de lado cosas como la economía son sin duda un error.

Continuo con la parte de ciencias exactas. Ya que no sabe de economía no espero mucho y para sorpresa de nadie acierto al ver que solo sabe de las operaciones básicas.

— Entonces, sabes todas las operaciones básicas pero no saben sobre métodos aritméticos más complejos.

— Si, sobre esa estadística, nunca lo había escuchado.

Ellos no usaban formalmente la palabra estadística, de hecho, no tienen noción de porcentajes. Pero, aunque no existe una comprensión matemática avanzada de la estadística, los registros y datos recolectados en diversas áreas proporcionan cierta base para el análisis posterior.

Eso significa que es cuestión de tiempo que alguien invente el método de estadística en este mundo, o puede que ya se esté creando en lugares comerciales.

Esto es algo importante a hablar con Roswall, si le muestro la utilidad de la estadística, podría instarlo a que me deje encargarme de la parte económica de la mansión. El confía en mí, si su libro le dice que puede dejarme hacerlo entonces no tendré que seguir trabajando como sirviente.

Apenas llevo dos días pero ya estoy harto.

Entonces empiezo a hablar sobre Física, pero aquí básicamente no existe una noción de la física. Pues, que les va a importar si están rompiendo las leyes de la física cada rato. Su mera noción es intuitiva, pensando que este lugar es el centro del mundo y que los astros en el cielo giran a nuestro alrededor.

También conocen lo que para ellos son siete elementos: Agua, Tierra, fuego, aire, luz, oscuridad y un séptimo que es el maná.

Obviamente está mal decir que la luz y la oscuridad son un elemento, ya que como tal la luz no tiene materia y la oscuridad es solo la ausencia de luz.

Pensar en el maná como un elemento no está mal, ya que no conozco sobre el no puedo juzgar nada.

— Para ti saber esto no será importante así que solo te explicare lo básico en su momento.

No es como que Emilia vaya a ser ingeniera o una física, con que sepa lo básico me sentiré cómodo. Además, yo no tengo idea como demostrar así que realmente solo puedo afirmar las cosas.

Si las constantes físicas no son iguales a la tierra estaré en serios problemas.

Continuo con biología. Sus conocimientos acerca de la biología son vagos. Saben que hay especies de animales pero recién están catalogándolas a partir de diferentes características.

En la parte de la anatomía no sabe mucho sobre el cuerpo humano aparte de saber que hay órganos y demás, no conoce sobre la causa de enfermedades, o cómo funcionan los órganos aparte del corazón, pulmones y estómago.

Me pregunto si la habilidad curativa podría mejorar a partir de tener mejores conocimientos médicos.

Supongo que solo los curanderos sabrán más a profundidad.

O eso espero.

Sobre química no pudimos llegar a un acuerdo.

— No sé exactamente de qué me estas hablando, sin embargo, si se trata de mezclar cosas hay personas que se llama alquimistas. El problema es que con los metías, estos se han ido haciendo más escasos.

La magia hace inútil a la química en esos aspectos, pero solo yo sé que su desarrollo es fundamental para la humanidad. La química es una forma diferente de entender el universo.

La química es el arte de descifrar los secretos de la materia y desatar su potencial transformador.

Tendré que considerar pedirle a Roswall que busque alquimistas y los contrate.

En el caso de retórica y su capacidad literaria no soy capaz de decir mucho. Su capacidad de habla se puede mejorar, la profundidad de sus palabras y el léxico, al menos hablado tiene bastante por mejorar.

Cuando me di cuenta ya se estaba asomando el atardecer. Estuvimos toda la tarde aquí pero fue bastante productivo.

— Buen trabajo, así podré organizarme bien sobre cómo explicarte.

— Si señor profesor. — Dice Emilia en un tono burlón.

Su nerviosismo hacia mi parece haber disminuido bastante, supongo que no estuvo mal haber hecho eso ayer.

— Nos vemos mañana, pronto tengo que preparar la cena y luego Ram me va a dar clases para escribir.

— Gracias por todo. — Emilia me sonríe mientras me ve salir del lugar.

No voy a ir a la cocina, en cambio, le pedí a ambas que me dieran el día libre, ya que le voy a pedir a Puck que me enseñe sobre magia para poder usar los cristales.

Ellas al ver que no era para desperdiciar el tiempo aceptaron de mala gana.

Miro entre las puertas de toda la mansión, intentando activar mi instinto para descubrir que puerta es. Cierro mis ojos, pensando sobre cual podría ser pero no siento algo en particular.

Quizás la primera vez fue solo suerte.

O quizás es porque no tengo compatibilidad con la magia Yin como si la tenía Subaru.

Abro varias puertas pero no me responde ninguna. En la mañana si pude entrar, debe ser que no me estoy concentrando lo suficiente.

Nuevamente cierro los ojos, concentro completamente mi cuerpo en recordar la sensación que me causaba cuando la puerta me dirige hacía la biblioteca.

Es un olor.

Un leve olor a libro viejo siempre sale antes de entrar.

— ¡Aquí!

Camino hacia una puerta y al abrirla soy impactado por el aroma de los libros, aroma que siento con más intensidad al entrar. Cuando doy un vistazo, veo que en frente de mi había una pila de libros amontonados.

Los libros estaban totalmente amontonados y desordenados, camino para ver qué es lo que está sucediendo, ya que la montaña es tan grande que no puedo ver detrás de este.

Cuando llego, puedo ver lo que está sucediendo. La personita que no está interesada en nada está completamente concentrada viendo el plano que entregue.

En la mañana, después de saludar a Beatrice, le mostré el plano que hice. Si, una máquina de vapor.

La máquina que inicio la primera revolución industrial.

Ella al comienzo no pareció interesarle pero usé las palabras mágicas.

"Vaya, parece que es difícil de entender para ti"

Eso bastó para encender su alma e inmediatamente me pidió que le explicase brevemente que hace.

No espero que lo entienda, después de todo tampoco es como que todos en mi mundo sepan cómo funciona. Aunque deberían.

Junto a Beatrice, estaba Puck, el cual se veía desinteresado pero no dejaba de ver a Beatrice. Puck gira su cuerpo hacía a mí y me sonríe.

— ¿Ya terminaron? Tardaron más de lo que esperaba. — Dice Puck con una sonrisa.

— Si, vine aquí a hablar contigo pero ver a Beatrice así me es sorprendente.

Beatrice estaba murmurando cosas extrañas e inentendibles, simplemente revisaba libros y luego anotaba cosas con magia.

Puck ve a Beatrice pero luego se acerca hacia mí.

— ¿De qué quieres hablar?

— Roswall dijo que tengo compatibilidad con el fuego. Como no se ni siquiera como usar maná me preguntaba quién me podía ayudar. Y pues, ¿Quién mejor para ayudarme que un gran espíritu.?

Me inclino hacia Puck en señal de respeto.

— ¿Es posible que me puedas ayudar?

Puck me ve con duda por un segundo. No se mucho sobre la personalidad de Puck pero creo que no es una mala persona. Puck entonces habla:

— ¡Claro! — Dice Puck alegre.

— ¿Enserio? — Miro a Puck con alegría. — ¡Gracias! — Le guiñó el ojo en broma. — Maestro.

Puck me mira e infla el pecho siguiéndome la broma.

— ¡Con gusto Aprendiz.! — Exclama Puck con una voz grave.

Ambos nos miramos y reímos unos segundos. Nos despedimos de Beatrice pero esta ni siquiera le prestó atención a Puck.

— Vaya, parece que la deje atrapada.

— Me alegra verla disfrutando algo. — Expresa Puck con una voz melancólica.

Ambos vamos al patio trasero de la mansión. Emilia se encuentra en pequeño quiosco de piedra, a su alrededor la rodean docenas de luces azules. Ya lo vi una vez en los barrios bajos pero es realmente hipnotizante.

Devuelvo mi mirada hacia Puck, listo para empezar a usar el maná.

Puck me mira, y siguiendo en la broma usa su tono grave.

— El maná es la fuerza vital de cada ser vivo, todos los seres vivos tienen maná en su interior, este limpia las purezas del cuerpo y lo fortalece.

En pocas palabras, es una fuerte de energía que revitaliza las funciones del cuerpo. Eso explicaría porque la gente de este mundo es inicialmente más fuerte que una persona sin maná.

— Las personas nacen con un tipo de elemento en su cuerpo, es decir, no puedes usar otros tipos.

— ¿Hay alguna razón? Si la magia viene del maná ¿Que me impide a mi saber otros tipos de magia?

Puck me explica: Para poder usar un elemento mágico necesitas comprender su funcionamiento, es decir, comprender como transformar el maná a el elemento. La persona nace ya sabiendo como usar la magia, como si ya estuviese en sus genes.

— La podrás usar casi como respirar. Lo complicado es aprender todos sus usos y mejorar tu control de este.

Puck se acerca hacía mí flotando, este pone su pata en mi frente y empieza a hacer una mímica con su boca, imitando un sonido de ficción.

Bueno, ya no tan ficción.

Pasado unos segundo Puck abre los ojos con sorpresa, pero luego cambia a su estado alegre normal.

— ¡Vaya! Parece que tendré que hablar de más. Marco. — Puck gira a mi alrededor emocionado. — Tienes más de un elemento en tu cuerpo, concretamente tienes fuego y viento dentro de ti.

— ¿Más de un Elemento.? ¿Viento.? — Miro a Puck totalmente sorprendido.

¿Cómo Roswall? Pero esto no tiene sentido ya, una cosa es tener un elemento, eso es normal pero dos… ¿Suerte? Ojalá sea algo así.

Eso significa que tengo más cartas para hacerme más fuerte.

No puedo contener mi emoción, aprieto mis puños y miro hacía el atardecer con una sonrisa.

— No es habitual, pero nacen personas que son compatibles con más de un elemento mágico. — Puck se detiene en frente mío. — Que bien por ti Marco.

Puck empieza a aplaudir. Quiero pensar una razón pero no voy a conseguir nada sin información. Si el elemento mágico está ligado al ADN, no debería ser raro las mutaciones.

Lo que me pregunto es si hay una razón para que alguien de otro mundo tenga algo así.

— El problema está en que, para bien o para mal, tu puerta parece no haber sido usada para cosas buenas. — Dice Puck decepcionado.

Ahora es cuando puedo aprovechar para tener más información.

— ¿El miasma? Beatrice me dijo que era causado por la bruja de la envida. — Miro a Puck con una mirada seria.

Puck se detiene ante mis palabras, probablemente pensando que lo pasaría por alto. Este se queda pensando unos segundos pero entonces decide hablar.

— El miasma en tu cuerpo es propio de ella, sí. El problema es que al tu no saber manejar tu puerta, este la está corrompiendo lentamente. — Puck entonces señala una flor. — Si tú en vez de agua le empiezas a echar aceite a una flor, tarde o temprano morirá, porque no está preparada para ello.

Entonces el miasma es como un veneno, veneno que se activa en gran medida al usar el retorno por muerte. Como si fueran los vestigios de usar la habilidad.

— Por suerte para ti, tu capacidad de maná es bastante alta. — Puck me vuelve a sonreír. — Tu cuerpo está hecho para ser un mago prodigio, si no fuese por el miasma que corrompe tu maná diría que tu potencial es ilimitado.

Pensar que sería tan diferente a la historia. Claro, una historia nunca va a dejar de ser eso, una historia. El problema está en que ahora que tengo este poder, mi cuerpo no lo va a soportar por tener que estar curando el miasma.

— ¡Dejemos de hablar y vamos a la práctica.!

Puck hace una bola de fuego con su cola, una pequeña bola de fuego que salió de la nada. La magia es de verdad algo sorprendente, verlo en persona no me deja de sorprender.

Pensar que también tengo la posibilidad.

Miro mis manos pero no puedo dejar de pensar en cuando el protagonista usó magia. Si soy incapaz de hacerlo será peligroso por el tipo de magia que haré. Debo aprovechar mi favor al máximo, si Puck ya es mi maestro entonces lo haré responsable de cuidarme.

— ¿Me puedes ayudar? No quiero terminar quemado o explotado.

— ¡jajaja! Supongo que podría pasar.

Puck se coloca detrás mío y coloca sus patas en mi espalda.

— Yo te ayudare, así que puedes estar tranquilo.

— Gracias maestro. Definitivamente es un honor tenerte como maestro.

Puck se ríe por mis palabras por unos segundos, luego ambos nos concentramos.

Mientras Puck comienza a utilizar su maná en mí, concentro mi atención en sentir esa energía. Es un proceso lento, pero poco a poco puedo percibir una sensación peculiar en mi cuerpo, como si estuviera siendo golpeado por un viento extraño. Siento una calidez que se extiende por todo mi ser, como si hubiera entrado en una habitación caliente.

Esto es el maná, una forma de energía que no tiene una manifestación física concreta, sino que es simplemente energía en su estado puro. Es fascinante darse cuenta de que puedo percibir y manipular esta energía a través de la magia.

Para canalizar y controlar esta energía, decido imaginar una batería recargable. Una batería es capaz de almacenar energía, cargarse hasta su límite y luego liberarla de manera controlada. Es la mejor metáfora que puedo encontrar para contener y utilizar el maná de manera eficiente.

Mientras me concentro en esta imagen mental de la batería, siento una extraña sensación en mi pecho, como un calambre o una vibración. Es la respuesta de mi conexión con el maná. Puedo sentir la batería dentro de mí, como si estuviera expulsando energía a mi voluntad.

Además, también percibo una sensación fría que rodea la batería, como si hubiera algo que la está descargando constantemente. Es interesante notar cómo diferentes aspectos de la magia pueden manifestarse de manera tangible incluso en mi propia percepción interna.

— El maná en tu cuerpo intenta purificar el miasma, pero tu miasma es demasiado denso como para ser purificado. — Dice Puck detrás de mí. — Ahora que tienes la puerta intenta hacer fluir el maná lo más despacio que puedas, yo te ayudaré si algo sale mal.

Mientras me encuentro sentado en el suelo, cierro los ojos y me concentro en mi interior. Mi objetivo no es controlar la intensidad de la energía mágica, sino regular su flujo. Si logro controlar el flujo de maná, evitaré agotarlo rápidamente y podré utilizarlo de manera más eficiente.

Imagino que conecto un sistema de regulación a la batería de maná en mi mente. Utilizo una resistencia variable para controlar el voltaje de manera lineal y óptima. Para regular la corriente, empleo transistores que se encargarán de mantenerla constante.

La clave está en mantener un flujo constante, al igual que un río. No importa si el río es grande, si la corriente no es fuerte, su peligro disminuye. De manera similar, si puedo mantener el flujo de maná constante, evitaré agotarlo innecesariamente y podré utilizarlo de forma más efectiva.

Me doy cuenta de que mi conocimiento y comprensión de los principios eléctricos y electrónicos en mi mundo pueden ser aplicados para manipular la magia en este nuevo contexto. Si puedo concebir la magia como energía, entonces puedo utilizar los mismos métodos y técnicas que conozco para controlarla.

"La magia es una forma de autosugestionarte"

Esto significa que, independientemente de si es real o no, si creo que puedo controlar mi magia de esa manera, entonces sucederá. Todo depende de cuánto pueda creer en ello.

Aquí radica el punto crucial. Yo sé que esta es la forma correcta de controlar la energía, pero si le cuento esto a Puck o a Emilia, ninguno de ellos lo comprenderá y no les servirá de nada.

Debo enfocarme en mi propia magia y no quedar atrapado en lo que me enseñen. Como ingeniero y, sobre todo, como ser humano, tengo la responsabilidad de ir más allá constantemente.

— Creo que lo he logrado. Controlar el flujo para que sea constante, regulando las ondas y manteniéndolo lineal.

Es como transformar de corriente alterna a corriente continua.

Puck presiona un poco mi espalda, no puedo ver su rostro pero si siento que algo está sucediendo.

— ¿Pasa algo? — Digo con una voz preocupada, pensando en si hice algo mal.

— No… Al contrario, la forma de tu puerta es clara, es extraña pero es clara. Lo sorprendente es que el maná dentro de ti parece haberse controlado, lo normal sería tener un maná que fluctúa en intensidad, ya que apenas eres un novato. — Puck entonces suelta mi espalda y me mira con seriedad. — ¿Es de verdad tu primera vez usando magia.?

Asentí con la cabeza sin dudar, después de todo no es mentira. Eso no parece convencerlo aunque el mismo puede saber si estoy mintiendo o no.

Me levanto y decido explicarle de forma muy simplificada lo que hice, diciendo que en mi mundo usamos la energía eléctrica para todo, por lo que sabemos cómo controlarla, le dije que usé esos mismos conocimientos como teoría para ello y mientras le explicaba este abría más y más los ojos.

Al final hace una expresión de reflexión, analizando lo que le dije.

— Entonces, mezclar tus conocimientos en ese campo te llevaron a lo que hiciste ahora. — Puck entonces sonríe. — Parece que mi pupilo es increíble.

— Es gracias a mi gran maestro.— Levanto mi puño y le doy una sonrisa.

Puck me mira y choca su pata con mi puño. Este me dice que, efectivamente, el maná funciona con el entendimiento de la mente, es decir, la forma que tengas de imaginar su uso.

Entre más entendimiento tengas de cómo funciona tu magia más capaz serás a la hora de usarla.

Mis pensamientos son interrumpidos por una voz.

— ¿Qué hacen?

Doy un brinco al escuchar a Emilia a mi lado, sorprendido tropiezo con mi pie y caigo al suelo. Emilia también se sorprende por mi reacción pero Puck se hecha a reír por haberme sorprendido tanto.

Emilia me mira preocupada y me da la mano para levantarme.

— ¿Estas bien? — Con una voz dulce, Emilia me da una sonrisa.

— Si, solo estaba muy concentrado. — Tomo la mano de Emilia y me levanto.

Emilia se disculpa pero la detengo, en cambio, miro a Puck con fuego en los ojos. Estoy emocionado, ya casi es hora de que Ram me ayude a aprender a leer y escribir, por lo que al menos quiero aprovechar mi tiempo.

— Ahora que tienes el control de tu puerta, lo que tienes que hacer es imaginar que esta fluye hasta tus manos y sale fuego de estas.

Emilia decide no hablar para no interrumpirme, cosa que le agradezco enormemente. Ya es de noche, el atardecer había cesado y ahora soy abrazo por un hermoso firmamento.

Todo lo que tengo que hacer es imaginar, comprender como funciona e imaginar bien. La magia requiere de imaginar y saber cómo imaginarlo.

Lentamente imagino como si de mis manos saliera gas, lentamente este empieza a salir y con una simple chispa lo enciendo.

Abro mis ojos pero no veo nada, tendré que intentarlo de nuevo.

No funciona ni una ni dos veces, aunque se supone está grabado en mí no siento una conexión particular. De una forma u otra puede que el hecho de que rechazo totalmente que el fuego sale de la nada es lo que me impide hacerlo.

En mi casi sesenta avo intento, imagino que la pila que tengo está conectada a la máquina que abre la llave del gas, lentamente lo dejo salir. El gas tiene que salir de mi mano, y a ese gas.

— ¡Le doy una chispa!

Abro los ojos con fuerza, imaginando que la chispa enciente el gas que sale de mi mano. Cuando lo grito, mi mano empieza a calentarse, rápidamente una llamarada sale de mi mano, un fuego caótico y descontrolado. Como si hubiese una fuga.

— ¡Lo lograste! — Gritan ambos emocionados.

Veo la llama en mis manos, no puedo evitar sentirme conmovido, por primera vez uso la magia. Magia, ese poder que todos deseamos, ahora mismo estoy usándolo.

Pero no me bastará con eso.

Ahora que tengo la llamarada, solo tengo que ajustar la presión. No pensaré en como ajustar la temperatura, solo quiero cambiar la presión para controlar la llama.

— ¿Qué piensas hacer? — Dice Emilia

— Sus cristales funcionan de manera similar, no importa que tanto maná pongan la llama no crece hasta cierto punto. — Explico, indicando que quiero controlar la llama.

Imagino que voy cerrando la válvula, haciendo que el gas salga por un orificio más pequeño. Lentamente la forma pasa de verse como una llamarada a una llama recta. Sin embargo no es suficiente.

Intento aumentar el flujo de maná, dándole más energía a mi poder. Intento cerrar más la llama hasta que esta parece tomar la forma de un sable de luz, como esa película de antaño.

La presión es tal que en la parte baja se puede ver ya el color azul de la llama, indicando que la temperatura es bastante alta.

Emilia y Puck me ven con sorpresa, después de todo el fuego siempre se vio como una fuerza explosiva y sin control. Para ellos que no saben que es el gas debe ser complicado pensar que aumentar la presión y bajar el tamaño hace que el fuego tenga un mayor control.

Emilia toma una roca y la tira, la roca atraviesa atreves del fuego pero no es cortada. Tal como sucedería con un sable de gas, es necesario que este un tiempo hasta que se funda.

Lo que tengo aquí es un alto daño por quemadura, aunque quizás si le doy más potencia.

Intento cerrar más y generar presión, pero es en ese mismo instante que un fuerte dolor en el pecho me ataca. Caigo al suelo por el dolor, siento como si hubiese perdido el aire de repente. Mi maná se inestabiliza, causando que mi cuerpo sienta un calambre inmenso.

— ¡Marco! — Puck y Emilia van hacia mí.

Puck pone sus patas en mi pecho y empieza a regular el maná, por otro lado Emilia usa magia de sanación en mí. Lo que pasa es que no es tan simple como una herida, pude sentirlo claramente.

Eso fue a causa del miasma.

A lo que más hay que temerle es a los elementos pasivos, aún si parece que simplemente está consumiendo maná constantemente. El hecho de ignorarlo hizo que este se descontrole.

Tras unos minutos Puck logra estabilizarme, esa sensación causo que todos mis músculos se acalambren así que mi cuerpo duele con intensidad. Como su hubiera hecho una gran jornada de ejercicio.

Emilia suspira aliviada al verme bien. Ella se sienta en el suelo mientras que yo estoy acostado, sin poder mover un solo musculo.

— Tu maná casi se agota por sobre esforzarte, no puedes hacerle eso a tu cuerpo o no lo resistirá. — Indica Emilia con un todo serio. — Primero tienes que controlar la magia en tu cuerpo.

Puck parece querer decirme algo, pero se está conteniendo por el hecho de que está Emilia aquí. Supongo que no quiere que sepa sobre el miasma en mi cuerpo.

Yo tampoco, así que ya hablaré con él.

— ¿Me cargas hasta la cama? — Miro a Emilia mientras le guiño el ojo.

Emilia al verme sonríe y me carga como si de cargar una hoja se tratase. No me da tiempo de pensar cuando está ya me tiene entre sus brazos. Cuando veo su rostro de cerca reacciono.

— ¡Wow! ¡Wow! No tienes por qué cargarme así. — Apenado, miro hacia todos lados buscando bajarme.

No me esperaba que de verdad lo fuese a hacer, peor aún que me cargase como si no fuera nada.

Tengo que recordar no enojar a Emilia más de la cuenta.

Al rechazarle tanto, Emilia me baja y me entrega una semilla.

— Es una semilla bocco, te ayudará a recuperar un poco del maná.

Pongo la semilla en mi boca, su textura es como la cascara de una nuez, intento masticarla con suavidad para no dañarme los dientes. En ese mismo instante una sensación de calor recorre todo mi cuerpo.

La sensación de pesades se siente mucho menor, el dolor paró y puedo sentir mi cuerpo con normalidad.

La sensación es sorprendente, casi como tomarte un café bien cargado a pleno inicio del día. Aunque diría que esto es por mucho más fuerte.

— Gracias, me siento mucho mejor ahora. — Miro a Emilia sorprendido.

— No hay de que. — Emilia me responde con una sonrisa.

Puck dice que no use magia por el momento, haciendo énfasis en que mejor solo practique cuando este a solas con él por el momento.

Obviamente acepte, no pienso deprimirme por un fallo. Lo que tengo que hacer es aprender y construir las bases de mi magia bien.

Me despido de Emilia y Puck, ambos suben hacía las plantas altas. Yo, por otro lado me dirijo a mi habitación. Si Ram llega primero es probable que se vaya y rechace ayudarme en un futuro.

La noche pasa con tranquilidad, no voy a la habitación de Beatrice hoy, necesito hacerla esperar, no quiero usarla, solo quiero forzarla a que salga de su encierro mental.

Verle feliz es más que suficiente para mí.

Ram llega a enseñarme. Me concentro lo más que puedo en entender las bases del idioma.

— Así que esto es su idioma gran maestra.

Es un poco extraño, como mezclar latín con japones.

Básicamente hay tres tipos de glifos. Ro-Glifos, I-Glifos, y Ha-Glifos.

Cada uno de ellos tiene un referente a mi mundo.

Por un lado los I-Glifos funcionan de manera similar al hiragana del japones. Sin embargo, los I-Glifos tienen algunas reglas o más bien falta de reglas respecto a este. No hay formas de cambiar la fuerza de la consonante, por ejemplo, "ka" y "ga" tienen el mismo glifo; la repetición de vocales se hace simplemente escribiéndolas nuevamente; y todos los caracteres kana pequeños se escriben como glifos normales.

Los Ro-Glifos son en pocas palabras, una reescritura del abecedario latín. Usan cada letra para escribir palabras en japones. Simplemente usan otros símbolos para representar las mismas veintisiete letras.

Los Ha-Glifos por otra parte son una reescritura del inglés. Las palabras extranjeras que usan en el katakana las reemplazaron por Ha-Glifos.

Comprendiendo esto realmente fácil de aprender. Tengo que concentrarme en memorizar la forma de cada letra y ya. Después de todo la sintaxis es la misma.

Ram me mira impaciente, por suerte voy aprendiendo rápido así que han sido pocas las veces que me he equivocado.

— Al menos tienes cerebro, así da gusto ser tu maestra. — Dice Ram inflando el pecho.

— Debes sentirte orgullosa al tener a un estudiante tan bueno como yo.— Le saco la lengua.

Entonces, como buenas personas que somos apostamos que si puedo escribir una frase, la otra persona limpiara los platos toda la semana.

— ¡Ven con todo!

La batalla final ha comenzado y, con el resto de mi energía, comienzo a escribir una frase utilizando los I-Glifos. Mientras escribo, me concentro intensamente para evitar cualquier error. Mis manos tiemblan debido a la tensión, mientras Ram intenta distraerme con palabras al azar para desenfocarme. Un solo error significaría el fracaso total.

¡Debo darlo todo en este momento! Pongo en marcha todo mi cerebro, no puedo permitirme fallar, no ahora. El ambiente se vuelve cada vez más tenso a medida que sigo escribiendo, entregando todo mi ser en cada trazo. Ram parece observar ansiosamente, verificando que lo que escribo esté correcto.

— ¡No puede ser...!— Murmura Ram, visiblemente asustada.

Sigo escribiendo sin descanso, utilizando todas mis fuerzas y demostrando una determinación inquebrantable frente a esta situación. No me dejaré doblegar, no cometeré ningún error.

¡Voy a ganar!

Pasa una hora y estoy por dormir. Cierro los ojos pensando en el día de mañana.

Hoy fue un día tan emocionante y cargado que me había olvidado. Mañana es el ataque a las mabestias.

No tengo ningún plan ya que realmente no hay algo que pueda hacer para evitarlo. He estado pendiente de que alguien vaya a la aldea, pero para mi sorpresa nadie tiene planes de ir.

Si alguien va, entonces tendré que ir para asegurarme que la mabestia no use su maldición en alguien y hacer que Rem o Ram vean el cristal.

Al menos para repararlo.

Cierro mis ojos con temor, no sé qué va a ser de mí el día de mañana, si soy reiniciado, entonces tendré que repetir todas mis acciones. Tendré que volver a hacer las tareas y a su vez, tendré que fingir no saber absolutamente nada.

Será más difícil por el sensor de Puck. Con la información que tengo mentir es extremadamente complejo.

Tengo que superar esto a la primera, tengo que hacerlo si quiero cumplir mis objetivos.

Aprender magia fue algo bueno pero a la vez tendré que esforzarme si quiero poder controlar el miasma en mi cuerpo.

Cai dormido, muerto de cansancio por el día tan pesado.

El día tres sería el día que las mabestias atacasen.

Pero eso nunca sucedió.