Durante todo el fin de semana, Kentaro se la había pasado refunfuñando, pensando en por qué no había recibido llamadas de Sayori como para salir o hacer algo juntos.
Si había algo que estaba mal, era momento de descubrirlo.
Fue a la casa de Sayori y le tocó la puerta un millón de veces.
En todo ese millón, nadie respondió.
Suspiró con irritación, y decidió llamar al timbre de apartamento de Sayori.
Nada, de nuevo.
Entonces, tuvo una idea, arriesgada, pero podía funcionar.
Salió del departamento y se metió en la cabina de teléfono más cercana, llamando al número personal de Sayori.
Corrió hacia afuera, volviendo al departamento, y apoyó un oído contra la puerta.
Efectivamente, un teléfono estaba sonando allí dentro.
Esperó a que la joven le contestara, y vaya que lo hizo.
- ¿H-hola?
- Hola… Sayori. ¿S-se puede saber por qué no me has llamado ni nada durante todo este tiempo? – Preguntó Kentaro detrás de la puerta, un poco nervioso.
Temía que le dijera que no quería estar con él, que se sentía incómoda con su trato, que lo hubieran engañado…
Sin embargo, lo único que escuchó fue la apertura de la puerta, y pudo finalmente ver a Sayori frente a él, cortando la llamada.
La joven estaba más pálida que nunca, peor aún que Roku, con ojeras graves, y su cuerpo se notaba débil y sobajado.
Sakamoto se echó sobre Ishiki, abrazándolo y apretándolo con fuerza.
Kentaro se vio sorprendido, pero le devolvió el gesto del otro día a Sayori al tomarla del cabello y acariciárselo por confort.
- Lo siento, Kentaro… Y-yo… No me siento bien. – Confesó Sayori. – No puedo salir…
Estaba hablando en código en cierta forma, considerando que, sí, se sentía mal física y mentalmente, pero no le dijo a su novio por qué no podía salir, enmascarándolo con el resfrío.
- Cielos, es un resfrío peor de lo que imaginaba… - Comentó Kentaro. – V-vamos adentro.
En cuanto estuvieron adentro, Kentaro cerró la puerta él mismo y llevó a Sayori a un futón en la sala de estar.
Le puso una mano en la frente para tomarle la temperatura, registrando una clara diferencia de temperatura entre el resto de su cuerpo y su cara.
- Caliente… Vaya. ¿Has estado tomando algo para el resfrío? – Preguntó Kentaro.
- No puedo salir. Tengo que usar lo que me queda. – Comentó Sayori con un hilo de voz. – P-por otro lado… ¿Por qué tu mano está tan fría?
- Recién me baño… Quería estar presentable. – Confesó Kentaro rascándose el cuello con vergüenza y sonriendo.
Sayori sonrió débilmente y rió un poco.
- No tienes que bañarte tres veces al día por mí… Y cielos, tampoco tienes que rociarte todo el suministro de desodorante que tienes en tu cuarto. – Contestó, tosiendo un poco al sentir el olor.
Kentaro se sonrojó y tragó saliva.
- Lo siento. Oye, Sayori… ¿Has comido algo?
- … Galletas. Hace… Cuatro horas.
Esto era el colmo, todo el mundo ya habría estado desayunado hace cuatro horas o incluso más, considerando que eran las doce del mediodía actualmente, pero Sayori no había comido casi nada en ese momento.
- Tengo justo lo que necesitas. – Sonrió Kentaro, caminando hacia la cocina. - ¿Tienes pollo?
- C-creo que sí.
Ishiki se tronó los dedos al estirarlos para adelante.
- Bien, manos a la obra.
EPISODE TWENTY-TWO: "TO DIE OR NOT TO DIE"
En dos horas, tuvo listo un plato de caldo de pollo para Sayori, y se lo dejó en una banqueta que le alcanzó al lado del futón para que no tuviera que moverse mucho.
- ¿Esto? ¿En serio? – Sonrió Sayori con humor. – Es… Nostálgico.
- ¿A qué te refieres? – Preguntó Kentaro.
- Recuerdo que… M-mi madre solía hacerme esto cuando tenía fiebre. Me pone tanto triste como feliz ver que tú me cocines lo mismo. – Se expresó la joven. – Gracias, eres el mejor, Kentaro.
Kentaro bajó la cabeza y se tronó el cuello.
- No sé, solo hago con otros lo que muchos que pudieron no hicieron por mí. – Contestó. – Llámalo un sentido de justicia, un poco retorcido y deprimente, pero creo que está bien.
- Yo pienso lo mismo. O sea… Evitar que otros sufran lo que tú sufriste. – Reflexionó Sayori.
Kentaro asintió y se recostó en el sofá en el que estaba sentado, mirando hacia el techo.
- Kentaro… ¿Te molesta hacer esto? – Preguntó Sakamoto de repente.
- ¡Por supuesto que no! Si me molestara, no lo estaría haciendo, o puede que sí, aunque de forma reacia. Es solo lo que necesitas en este momento. Solo me estoy concentrando en eso.
- A veces vas demasiado lejos por el bien de otros. ¿No piensas que sería buena idea usar tus propios consejos contigo mismo? – Contestó Sayori, en tono de burla.
- Es difícil. Como soy una persona ultra sensible, creo que puedo distinguir fácilmente lo que otros están pensando y siempre puedo ayudarles, pero desconozco completamente por qué me pasa lo que me pasa a mí.
- ¿No has probado ir al psicólogo?
- Me encantaría, pero me da miedo abrirme ante gente desconocida. – Confesó Kentaro.
- Y aun así, me contaste acerca de tu padre cuando apenas me conocías…
Kentaro escondió su cabeza entre sus brazos, pero no pudo esconder la risa de ironía que salió de su boca.
- Puede parecer un poco… Ofensivo, quizás, no sé cuál sería la palabra indicada, pero… Supongo que con la persona que te gusta simplemente no tienes ningún motivo para contenerte. Quizá para que sepa más de ti de entrada y parecer más interesante…
- Puedo aceptar eso. Además, si eso nos llevó a esto no podría estar más agradecida. – Sonrió Sayori, para luego adoptar una expresión pícara. – Así que te gustaba desde antes, ¿eh…? No sabía que eras tan atrevido.
Kentaro se sobó la cabeza con vergüenza, y suspiró.
- Pues, eh… Sí, estaba celoso, pero no fue por eso que estuve de tu lado cuando terminaste con Keita. Realmente lo sentía por ti. Supongo que, en alguna parte de mi corazón, realmente me estaba aprovechando de eso, fuera consciente de ello o no… Lo siento.
- No tienes por qué disculparte. Ahora estamos aquí y eso es lo que importa. El pasado forma tu presente, ¿no? – Chistó la joven débilmente. – Oye, esto está maravilloso. ¿Por qué nunca cocinaste algo con pollo para nuestras citas hasta ahora?
- No es muy… Normal, llevar un bento con pollo, ¿sabes? – Sonrió Kentaro. – Es una comida que se mantiene húmeda, por lo que el envase podría mojarse si el pollo está ahí por mucho tiempo. Por eso prefiero hacerlo en una situación como esta.
Sayori sonrió, y terminó de comer.
Kentaro se dispuso a lavar el plato y el vaso de Sayori, y mientras que la joven reposaba, le surgió una pregunta en la mente a los dos.
- Oye… - Dijeron a la misma vez. - ¡Oh!
- Tú primero. – Repitió Sayori.
- B-bien. ¿C-cómo está tu padre, Sayori? – Preguntó Kentaro.
- … No tengo noticias de él, más allá de recibir mensajes de Atsushi-san diciéndome que la recuperación de mi padre será rápida si todo sigue igual.
- … Ya veo. Espero que se mejore, mi suegro. – Sonrió Kentaro, decidiendo nuevamente ser un poco más audaz.
Sayori se sonrojó furiosamente, y soltó un suspiro.
- Ya pensando tan lejos en el futuro, ¿eh? No pensé que fueras del tipo que le gustaría la idea de casarse. – Bromeó la joven.
- Soy muchas cosas. Piloto del EVA, una de ellas, un romántico, probablemente otra de esas, por lo menos lo intento. Las demás, ni idea. – Retrucó Kentaro.
- Ya lo veo.
Se mantuvieron en silencio por un largo rato, pero no era un silencio incómodo, sino que era más bien un silencio calmo por lo pacífica que era la interacción entre ellos dos.
En un momento, Kentaro tuvo una idea.
- Sayori, ¿puedes ver bien? – Preguntó Ishiki.
- ¿Ah? Claro. Ya estoy mejor, no sé a qué viene la pregunta.
- ¿Te apetece ver T3? – Reiteró el joven otra vez. – Sigue esperando, en el buzón.
- ¡A-ah! Es verdad. Claro, ¿por qué no? Aunque… Tú ya la viste.
- Que ya le haya visto la cara quemada a Arnold Schwarzenegger no me va a quitar la experiencia de ver tu reacción a lo mismo. – Bromeó Kentaro, yendo a buscar la cinta de la película en el buzón de los Sakamoto.
Regresó y encendió la televisión, empujándola hacia la mesa baja después de poner una serie de snacks por las dudas de que les agarrara hambre durante la película.
En todo lo que duró la película, estuvieron rodeados por la chaqueta grande de Kentaro que había quedado allí accidentalmente desde el otro día en que el joven se había enterado de que Sayori pilotaría el EVA-04.
En un momento, Sayori le agarró de la camiseta, y se acercó a su oído.
- Hey, Kentaro.
- Dime.
- ¿Por qué crees que existen las películas malas?
- … Probablemente, porque la gente tiene demasiadas ideas para las cuales el presupuesto no alcanza. ¿Lo dices por esta? A mí me gustó bastante, y me está gustando ahora, aún si no parece tener mucha profundidad, que es lo que me gusta ver. – Contestó Kentaro.
- ¿Y las que tienen el presupuesto necesario para plasmar sus ideas, pero son malísimas igual? – Reiteró Sakamoto.
- Eso tiene un nombre. Vagancia, o mala escritura del guión. – Sonrió Kentaro, con humor.
- Eres un cinéfilo sin esperanza. – Se rió Sayori. – Jamás había hablado de cosas como esta con alguien.
- Pero desde siempre tuviste muchos amigos y amigas.
- En realidad… ¿Sabías que no tuve amigos jamás?
- Y yo jamás tuve amigas. Mira lo que son las vueltas del destino. – Espetó Kentaro, con los ojos fijados sobre la pantalla. - ¿Te gusta hablar de estas cosas?
- No estoy acostumbrada, la verdad, pero no me molesta. Cuando te pones a hablar de cosas que yo no entiendo, pero que a ti te apasionan… Me hace sentir bien. Creo que es porque confías en mí más que en ninguna otra persona para ser como quieres ser. – Sonrió Sayori. - ¿Asumo mal?
- Para nada. Incluso he leído que es normal para una pareja ser así, sin importar quién de los dos lo haga. – Contestó el castaño.
- Kentaro… ¿Leíste cosas sobre parejas? Libros, internet, y tal… - Comentó Sayori, notando ese detalle y poniendo una cara cómica.
- Wuh. – Espetó Kentaro, quien se había olvidado de esconder ese detalle, con notable vergüenza y un poco de miedo. – N-no te molesta, ¿verdad?
- Nah, pero… Preferiría que descubriéramos todo esto juntos sin ayuda de las experiencias de otros. Como ahora.
- … Sí. Es… Es lindo, hacerlo.
Se mantuvieron en silencio hasta que la película terminó, y luego de compartir sus opiniones acerca de la película, Kentaro revisó su teléfono de NERV.
Tenía un par de llamadas perdidas de Riley y Artorias, quienes no lo habían visto desde hace horas.
- ¡Vaya, es cierto! Hace como cuatro horas que no los veo. Mierda… Me van a matar. – Suspiró. - ¿Puedo usar el teléfono de tu casa, Sayori?
- Sí, claro. Papi Artie tiene que saber, ¿no? – Se burló Sakamoto.
Kentaro la ignoró y fue a llamar a su guardián.
- Hey, Artorias.
- ¿Kentaro? ¿Dónde has estado? Hace cuatro horas que-
- Les dije que iba a ir a la casa de Sayori. La estoy cuidando, tiene fiebre.
- Fiebre… ¿Por qué nadie me dijo nada?
- Lo mismo me pregunto. Gonta dijo que la revisaría, pero no hizo nada hasta ahora… - Murmuró Kentaro, con sospecha acompañada por un ceño fruncido.
- … No te hagas problema. Puedes quedarte, te llamaremos si te necesitamos. Yo hablaré con el señorito doctor Atsushi, así que si me disculpas…
Artorias cortó la llamada antes de que Kentaro pudiera siquiera despedirse, y el chico se vio un poco sorprendido por esto.
- ¿Qué dice Artorias-san? – Preguntó Sakamoto, con curiosidad.
Kentaro volteó hacia su novia y bajó la cabeza.
- No, nada. Dice que no sabía que tenías fiebre y que se disculpa por haber pensado mal de nosotros. L-le pasa siempre, es un poco pervertido. – Sonrió Kentaro.
Sayori bajó la guardia y lo aceptó.
- Hm. Bueno, ¿y qué tendrás que hacer?
- Puedo quedarme. Tendré que volver a las ocho, igual. Parece que va a haber un test de sincronización importante. – Comentó Kentaro.
- ¿Y yo qué hago con eso? No me puedo ni mover fuera de mi departamento. – Gruñó Sayori con rencor, rencor dirigido hacia NERV.
- Ni idea. Tú solo acuéstate y descansa, ¿sabes?
Sayori se vio un poco triste al ver la sonrisa gentil de Kentaro; tendría que decirle en algún momento.
Riley no había salido en todo lo que iba del fin de semana.
Reiko no estaba disponible; presuntamente, era porque Tom y ella habían terminado.
Por esa misma razón, cada uno estaba por su lado.
La alemana, actualmente, estaba jugando Battletoads en el cuarto de Kentaro, y ya era la quinta vez consecutiva que perdía esta tarde.
- Mierda. La madre que te parió… ¡Juego de mierda! – Gruñó, lanzando el control contra la cama, solo para que este rebotara y le golpeara el estómago. – Oh, por el amor de Dios…
La joven salió fuera del departamento cuando vio que Artorias se había ido hace rato, por lo menos para ventilar un poco.
Caminó hasta NERV para averiguar de qué se trataba todo el tema con el test de sincronización de esta tarde, y pronto se encontró en el hall del Dogma Central, recorriendo estériles paredes de color azul marino con líneas rojizas que apuntaban hacia adelante y atrás debajo de un repetitivamente colocado logo de NERV.
Al cabo de un rato, llegó a la oficina de investigación privada de Meiko, y decidió ver en qué andaba la espía privada de NERV.
- ¡Hey, Meiko! ¿Qué tal? – Exclamó al entrar, viendo a la mujer teclear cosas que no podía ver claramente desde lejos.
- Ah, eres tú, Riley. ¿Qué pasa? Has estado un poco distante estos días. – Sonrió Meiko al saludarla con la mano y voltearse en su silla.
- Estuve un poco aburrida y no tenía ganas de salir. ¿Qué estás haciendo? – Preguntó Riley, acercándose a la computadora.
Meiko trató de cerrar el documento que tenía abierto, pero ya era tarde.
- ¿¡Qué?! ¿¡Qué quieres decir con que esa Unidad será temporalmente retirada del programa hasta nuevo aviso?!
Meiko se agarró de la cabeza.
- No se lo digas a nadie. Mucho menos, a Kentaro-kun. ¿Estamos a mano? – Preguntó Meiko, seria.
Riley se vio sorprendida por la seriedad de la espía privada, y asintió duramente.
- … Claro.
A las ocho de la noche, después del test de sincronización.
Kentaro estaba vestido con su Plug-Suit, sentado en una banca frente a la Unidad-01.
- El EVA-04 no está… ¿Qué es lo que está pasando? – Murmuró, frunciendo el ceño.
En cuanto se desvistió y se cambió a sus ropas de civil, decidió mandarse una caminata hasta el Geo-Front, donde supuestamente estarían Artorias y demás trabajadores de NERV.
Tom estaba en la sala de reposo del Geo-Front, viendo cómo Meiko coqueteaba incesantemente con varios trabajadores de NERV, sin éxito alguno.
- ¿No se cansa? – Preguntó Suzuki, hastiado y con una voz vacía. – No tiene caso.
- Nunca es tarde. – Replicó Meiko, bebiendo una lata de soda. - ¿Qué me dices de ti?
- Rompí con ella hace como dos días. No me arrepiento, creo que era lo mejor para los dos.
- … ¿Volverías?
- Si pudiera reencarnar en una persona mucho más gentil y no tan insegura, volvería con ella. No quiero que tenga a alguien a su lado que no sabe que no la puede amar porque no se ama ni a sí mismo. – Suspiró Tom.
- Puedo compartir ese sentir. – Respondió Mei, tirando la lata de soda dentro de un bote de basura sin siquiera mirarlo. - ¡Oh, en el eje!
Zimmerman sonrió con vacilación al ver la infantilidad de la espía, y miró al techo.
- ¿Cómo puede ser que sigas sonriendo y bromeando aún después de ver todo lo que viste? Lo del Dogma Terminal… - Susurró el joven.
Artorias apareció en la puerta justo en ese momento, cruzado de brazos.
- ¿Qué pasó con el Dogma Terminal…? – Preguntó.
- ¡Oi, Artorias! ¿Quién te enseñó a entrar sin permiso? – Intentó salvarla Meiko.
- Las circunstancias. Ahora, díganme de qué estaban hablando. – Exigió el Mayor, viéndose estoico.
Meiko suspiró, e hizo una ronda entre el único joven que sabía sus secretos, su exnovio, y ella, acorralándolos contra la pared al lado de una máquina expendedora.
- Tom aquí es el único piloto de EVA que sabe qué mierda está pasando ahí afuera, que sabe que somos títeres para algo más. Que sabe qué es SEELE, quién es Adán. Pero ninguno de los dos que están aquí sabe que… El instituto Marduk no existe. Es un nombre inventado, como el de otros millones de colegios alrededor del mundo. Son usados para elegir pilotos del EVA. ¿Jamás se preguntaron por qué Sakamoto-chan fue especialmente seleccionada? Y ahora que la tienen bajo cuarentena-
- ¿Cuarentena? – Gruñó Artorias, apretando los puños. - ¡Ese hijo de puta…!
- Escúchame. Yo lo sé todo, pero si hacen algo con lo que les estoy contando, es indudable que van a morir. Así que óiganme, y háganlo bien. Se guardan esto, y yo recopilo pruebas. Cuando sea el momento, destaparemos a SEELE, a NERV, y a Ishiki Rintaro por completo. Todos van a perder. Incluso nosotros.
Tom frunció el ceño.
- ¿Y yo qué tengo que hacer?
- Eso. No harás nada, pero cuando necesitemos a alguien que deba infiltrarse en los confines de algún lugar de forma ilícita y poder salir vivo de ello…
- ¿Por qué me dejan ese trabajo a mí? Eso suena como algo que tú harías.
- Porque yo no garantizo que pueda salir viva de ningún lado todos los días, chico. – Refutó Meiko. – A cada vuelta que doy en la calle, quién sabe, podrían meterme un tiro en la cabeza y san se acabó.
Artorias se vio visiblemente estresado por la idea.
- Entonces, tratemos de evitarlo. – Expresó seriamente el Mayor.
El trío asintió.
- ¿Qué pasa? ¿Hay un partido de fútbol esperando afuera del Geo-Front o por qué están todos abrazados?
Los tres voltearon a ver a Kentaro, quien los estaba mirando con una ceja alzada.
El trío se rompió, y todos fueron cada uno por su lado.
- No era nada en especial. Solo las bromas de esta estúpida perra… - Refunfuñó Artorias, señalando a Meiko con un pulgar de forma rechazadora.
- … Oh. Oye, Artorias, ¿puedo hablar contigo-
El adulto se fue caminando del lugar, no sin antes mencionar que iría a hablar con Gonta, lo cual ahora estaba obligado a ser una mentira por su parte.
Tom tragó saliva y caminó fuera del cuarto.
- Kentaro… ¿Hiciste lo de literatura?
- Siempre lo hago en clase, ¿por?
- No sé, es que se me complicó un punto. ¿Podrías dejarme ir a tu apartamento para ver lo que pusiste?
- Claro, total no voy a estar ahí por mucho.
Cuando Meiko se quedó sola con el chico, Kentaro caminó hacia una máquina expendedora, decidiendo comprar una bebida, y de ella salió una lata de Pepsi.
- ¿Qué le trae por aquí al piloto del EVA-01? – Preguntó Meiko, con una mirada pícara.
- … Quería saber que por qué la Unidad-04 no está aquí. – Comentó Kentaro, abriendo la lata.
Meiko se quedó en silencio, y luego sonrió de forma amistosa.
- Déjame decirte algo. ¿Quieres salir afuera a beber unas latas conmigo? – Sugirió.
Kentaro frunció el ceño con un poco de molestia, comenzaba a entender a su guardián y lo mucho que evadía a su ex.
- Meiko-san, tengo novia. – Reprochó Ishiki.
- ¡Jo! Tranquilo, no ese tipo de salida. Solo ven.
(Música: NGE OST – Hedgehog's Dilemma)
Al salir afuera, Kentaro pudo ver por primera vez la belleza del Geo-Front desde el suelo.
Era un paisaje verdoso, lleno de campos probablemente trabajados por personal de NERV en su tiempo libre, con una plétora de árboles del tamaño de una Unidad Evangelion formando un camino al final de una colina sobre la cual Kentaro y Meiko estaban parados en este mismo momento, sin mencionar el gigantesco lago de más de 150 metros de radio, la posibilidad de ver la pirámide titánica que conformaba la estructura del Dogma Central si uno fuera a darse la vuelta, y demás.
- Este lugar solo hace las de parecer pacífico e ideal, ¿no crees? – Cuestionó Meiko, con ironía.
- Cualquier lugar puede parecer desolador si el corazón se siente lo suficientemente débil como para pensar que todo lo puede lastimar, incluso lo que ve. – Contestó Kentaro. – Mis ojos no pueden ver la luz en los lugares que miro. El único cuarto iluminado en el que lo veo todo con claridad es el de Sayori.
- ¿Tienes a alguien que amas? Eso es bueno. El amor te permite superar el dolor de interactuar con los demás.
- Pero sigo pensando que puedo llegar a ser odiado. Quiero hablar con los otros, pero pienso que me tienen miedo. ¿O acaso ese soy yo?
- Eres un erizo en todo sentido de la palabra, Ishiki Kentaro-kun. – Sonrió Meiko.
- Disculpe, si suena como que estoy hablando demasiado de mí mismo. Puede hablar si quiere.
- No, está bien. A veces necesitas a alguien que ni te conoce para sacar afuera lo que no quieres que otros sepan. Una mentira, o tu percepción de la verdad. Depende de ti y de los demás bajo el contexto de la situación.
- … ¿Es normal que piense que todos se están alejando de mí después de lo que hice en Marduk?
- No todos lo están haciendo. ¿O sí? Yo no veo que Sayori-chan se haya alejado de ti.
- No podría hacerlo, aunque quisiera. Yo la… Estoy cuidando.
- Si deja que lo hagas es porque quiere que estés ahí. Tienes que dejar de tenerle miedo al dolor. Yo perdí la vergüenza hace rato, aunque es verdad que sigo pensando que Arth me odia…
Kentaro miró al suelo reflexivamente, focalizándose en sus manos abiertas y cerrándolas en puños poco a poco.
- Te habla. Lo hace voluntariamente. Acepta tus decisiones, tus planes, lo que hagas con tu vida. Creo que, si estás en lo correcto, nada de eso apunta a que Artorias te odie. Yo n-no sé mucho de eso, pero… Creo que es normal que una pareja rota se mienta cuando todavía no se han superado.
Meiko sonrió con nostalgia y volteó hacia el chico.
- Si dejo que el tiempo diga si tus palabras son veraces o no, solo haré que no lo sean. ¿Qué opinas? – Exclamó la espía animadamente.
Kentaro soltó un suspiro.
- Desearía que Artorias me dijera que todo está bien. Siento que están empezando a escondernos muchas cosas.
Meiko adoptó una expresión estoica y miró hacia el frente.
- Si alguien sabe algo y no te lo dice, usualmente es por tu bien. No sabría decirte si están escondiéndote cosas, mi trabajo no incluye NERV.
Kentaro bajó la cabeza, asintiendo.
- Bueno, gracias por la charla, de todas maneras.
A las nueve de la noche, Kentaro Ishiki estaba de regreso a la casa de Sayori Sakamoto.
- Hey. ¿Pudiste descansar? – Comentó el chico al entrar.
- Sí, sí. ¿Qué fue del test de sincronización? – Preguntó la joven, echándose en su futón de reposo, o al menos así era como Kentaro lo había bautizado por el momento.
- No sé, no presté mucha atención, pero me pareció curioso algo… ¿Sabías que la Unidad-04 no está en la base? – Inquirió Kentaro, alzando una ceja.
Sayori miró al suelo, y un rostro duro y frío con ojos calculadores y cínicos tras un par de anteojos le apareció en los ojos de su mente.
- "No vuelvas a hablar con mi hijo de nuevo."
La joven puso sus manos sobre sus rodillas, y negó con la cabeza.
- No, no lo sabía. – Comentó detenidamente, como si estuviera un poco mareada.
- ¿Estás bien? Espero que no te haya subido la temperatura… - Dijo Kentaro, caminando hacia su novia y poniéndole una mano en la frente. – Bueno, estás un poquito mejor. Eso es algo.
El chico sonrió, pero la chica no pudo más que sonreír débilmente, sin poderse comparar con lo brillante que era la sonrisa del chico al que amaba.
Poco después, Kentaro cocinó la cena para los dos, decidiendo que un plato de fideos con carne y salsa blanca sería lo mejor, mientras que Sayori no comiera en exceso.
Sayori no pudo hacer más que ver cómo Kentaro ni siquiera parecía estar comiendo su comida; parecía más bien que la estaba analizando, dentro y fuera de su boca, como si fuera un científico.
- ¿Es verdad que los cocineros jamás están satisfechos con su propia comida? – Preguntó la joven del cabello color vino, como de pasada.
- ¿Huh? Sí, a veces. Puedo decir que… Cuando recién estaba empezando, a eso de los doce años, me sentía así. Creo que últimamente puedo decir que estoy cocinando cosas disfrutables. ¿Te gustó? – Preguntó Kentaro, rascándose la nuca con un poco de vergüenza.
- No hay manera de que este plato no me parezca delicioso, pero el hecho de que lo hiciste tú, y que lo hiciste para mí… Dios, no sé ni si pueda completar esa frase. – Sonrió Sayori, con sus mejillas lentamente adoptando un ligero calor. – Eres genial, así que jamás te vuelvas a despreciar como antes. ¿Está bien?
Kentaro se vio sorprendido por esto, y se rió un poco.
- Qué irónico que necesite de alguien más para saberlo… - Murmuró, un poco sobajado. – Pero sé que lo dices para bien. No sabes lo difícil que fue para mí vivir por diez años creyendo que nadie me quería, y necesitando atención. Solo desde que llegué a NERV empecé a apreciar otras cosas. Lo minúsculo pero bello de vivir, los momentos de sufrimiento que, de algún modo, tienen su recompensa.
- ¿Cómo qué?
- El hecho de que tu EVA le partió la mandíbula al mío significó que pudiéramos… ¿Cómo es la palabra? No quisiera decir algo tan meloso, pero, consumar nuestro amor, quiero decir. – Tartamudeó el chico, riendo un poco. – Lo siento, creo que mi vocabulario es un poco…
- Nah, está bien. Jamás había escuchado a alguien hablar así.
Kentaro se sonrojó un poco, pero sonrió de todas maneras.
- ¿Está bien si nos vamos a dormir a las once? Está poniéndose fresco. – Preguntó.
- ¿"Nos"? Cielos, Kentaro, no sabía que fueras de esos. – Bromeó Sayori, enrojeciendo la cara de su novio como si fuera una lámpara de lava.
- ¡Q-quiero decir, uh…! Quiero decir, me quiero quedar a dormir porque no tienes ni a tu padre para que te cuide. Si llegaras a vomitar o algo, creo que deberías tener a alguien a tu lado si eso p-pasa… - Explicó Ishiki.
- Creo que no sería la mejor idea tener a alguien a mi derecha si vomito. – Volvió a bromear Sayori, y posó sus manos en los hombros de Kentaro. – Bien, hombre de la casa, tú dices cuándo nos dormimos.
Kentaro asintió, y fue a lavar los platos, vasos y utensilios.
Cuando terminó, fue a buscar algo en su mochila, sacando una sábana increíblemente plumosa y gruesa, una que le había pedido prestada a Artorias.
Al poner la sábana sobre el sofá que estaba al lado del futón de Sayori, se acostó, mirando al techo como siempre.
Al cabo de unos minutos, ninguno de los dos pudo conciliar el sueño.
- O-oye, Kentaro.
- ¿Sí?
- … ¿Alguna vez has pensado en mí cuando estabas solo?
- ¿A qué te refieres?
- Sé que piensas en mi bien todo el tiempo, pero quiero decir… ¿Me has mirado alguna vez? – Preguntó nuevamente Sayori, con una respiración que se notaba un poco entrecortada.
Kentaro se ruborizó en grande, y tragó saliva.
- Creo que… Yo creo que tu cabello es muy atractivo. Es raro, como el de Roku, el de Riley, o el de Horumichi-san, pero no es tan implausible. Es más, creo que te queda muy bien. Tus ojos son lindos, compartimos color. Y-y tu… Tu cuerpo… Sayori, haces que intentar no ser un pervertido por el bien de mi curso sea un poco difícil… ¡Es que te juro que no puedo evitarlo, eres hermosa!
De repente, Sayori le puso una mano al lado del sofá, tironeando de la sábana de Kentaro para que la mirara.
(Música: EOE OST – Substitute Invasion)
Sayori estaba tratando de contener lágrimas, y Kentaro no sabía de qué.
No sabía si eran lágrimas de felicidad por sus palabras, lágrimas de vergüenza, o lágrimas de decepción por saber que no era tan puro como ella pudo haber pensado.
Al fin y al cabo, todos se daban la misma idea, pero… ¿Quién podía evitarlo?
La joven solo lo tiró encima de su futón, lanzando la sábana hacia un lado y abrazando a Ishiki.
- M-me alegra mucho saber eso.
- Sayori… ¿A q-qué viene la pregunta? – Inquirió Kentaro, un poco apretado al sentir el pecho de Sayori contra el suyo, a la vez pudiendo sentir el ritmo de su corazón latiendo.
- Kentaro… Desde que me metí a esto de los EVAs, todos los días tengo miedo de morir. – Confesó Sayori. – Me da miedo saber que, si hago algo que no cumple las expectativas, o si rompo alguna regla, voy a morir. Q-quiero hacer todo lo que me prometí hacer de mi vida antes de morir. Q-quería estar contigo, quería descubrir la razón por la que murió mi madre, y por sobre todas las cosas… ¡Ay, maldición! ¡No te preocupes, no eres impuro! ¡La única que no sabe entender de impudicia soy yo! ¡Kentaro, lo admito! ¡Mi más impuro deseo de entre todos ellos es poder entregarme a ti en cuerpo y alma! L-lo siento… Tanto…
Sin embargo, mientras que la joven solo podía sollozar casi en silencio, Kentaro solo levantó una mano y le apartó un mechón del pelo de la cara, tomándola de la mejilla izquierda.
- Sayori… No tienes que tener miedo. No voy a dejar que nada te lastime, mientras esté aquí contigo. Y lo estaré, en cada paso que demos. Hay cosas que no podemos hacer, pero está bien. Está bien que me digas que quieres hacerlo, porque vamos a salir vivos de esta, y en el futuro… Lo vamos a poder hacer, solo si tú estás de acuerdo. Si hace falta, te protegeré toda mi vida para que podamos cumplir este deseo, nada me llenaría más que eso. – Profirió Kentaro, con determinación.
Sayori sonrió con tristeza hacia el joven, y lo besó en los labios nuevamente.
Si su ropa se rompía por el prolongado contacto, a ninguno de los dos les importaba.
Si su piel se rozaba por estar juntos y acurrucados por demasiado tiempo, a ninguno de los dos les importaba, y era mejor.
A pesar de que terminaron rayando la desnudez total, la pareja durmió al calor mutuo de sus cuerpos, acompañado por el mismo de la gran sábana de oso que los cubría.
Sayori miró a Kentaro, acariciándole el pelo mientras que este dormía, y sus labios profirieron unas últimas palabras antes de ir a dormir.
- Te amo, Kentaro.
Lunes, 22 de septiembre, 15:30 horas.
Kentaro había recién salido de la escuela, y estaba ahora de camino a casa, cuando de repente recibió una llamada de parte de Artorias.
- ¡Hey! ¿Qué tal, Kentaro-kun?
- ¿Artorias…? T-todo bien, supongo. ¿A qué se debe la llamada? Creo recordar que habías mencionado que viajarías a Hachioji por una prueba con el EVA-04 que ya no está en Tokyo. – Comentó Kentaro.
- Sí, eso es verdad. ¡De hecho, dile a Meiko que deje de preguntarme a dónde voy a ir y aclárale que estaré bien! – Replicó Artorias, sonando molesto.
- Muy bien. ¿Qué haremos nosotros mientras estás allá? – Preguntó Ishiki.
- Estarán en trabajo activo como pilotos de EVA. Si aparece un Ángel, lo matarán. – Dictó Artorias. - ¿Estamos? Tengo que cortar, Gonta me está llamando.
Kentaro hizo como que sí, y cortó.
Al entrar a su piso en el complejo departamental donde vivía, se encontró a Riley haciendo la tarea.
- Hey. – Saludó Kentaro, sin recibir respuesta.
Se sentó en el sofá, y encendió la tele.
- Oye. ¿Has oído de lo del EVA-04? – Preguntó Riley de repente.
- ¿Qué cosa? Sé que no está aquí, que está en Hachioji. – Replicó el castaño, distraído.
Riley arqueó una ceja.
- ¿Que está dónde…?
- ¿Perdón?
- No es nada.
Kentaro fue a su cuarto y llamó al número de la casa de Kouta.
Ocupado.
(Música: NGE OST – Borderline Case)
Por supuesto, desde hace rato que Kouta y Taihei se habían prácticamente fusionado con sus chicas de ensueño, estaban juntos en citas dobles todo el tiempo, y no había habido tiempo para Kentaro.
El chico había pensado que, cuando Sayori se recuperara, probablemente podrían ir en una cita triple y así volver a los viejos tiempos.
Además, no se le escapaba de la cabeza la cómica idea de que parecieran el típico trío de amigos recién casados escapando de las mujeres fuertes y demandantes que tenían por esposas.
Eso le trajo otra cosa a la mente.
No había oído de Sayori desde la noche anterior.
Ay, la noche anterior…
Tuvo que tener un gran gramo de autocontrol para no tocarla, por más lamentable que fuera pensar que casi lo hizo.
Había prometido no hacerlo, y lo había cumplido, para fortuna de los dos.
Simplemente no valía la pena hacerlo antes del tiempo necesario, pues cuando fueran más grandes probablemente tendrían mucha más preparación y experiencia.
- "Me pregunto si se sentirá bien…" – Murmuró Kentaro, abriendo y cerrando la palma de su mano derecha.
Se solucionó el tema resolviendo que Sayori era hermosa, sí, pero por eso mismo era que tenía que mantenerla pura hasta el día en que pudieran hacer el amor.
Se volteó en su cama con una sonrisa condescendiente, y se ruborizó un poco.
- Soy de lo peor. – Murmuró, levemente deprimido.
En la noche, Meiko, quien estaría a cargo de Riley y Kentaro mientras que el Mayor no estaba, arribó al departamento para recoger a los niños.
- Oi, buenas tardes. – Saludó la adulta al ver a Kentaro abrirle la puerta. - ¿Cómo han estado?
- A ti qué. – Gruñó Riley, flameando las piernas mientras jugaba con una consola de mano.
- … Ha estado volátil todo el mes. Lo siento. – Comentó Kentaro por lo bajo.
Meiko sonrió de compromiso y negó con la cabeza.
- Es irónico que los niños como ustedes actúen tanto como adultos y nosotros actuemos como si fuéramos niños. – Contestó Tatsumi.
- No… No estoy muy seguro de cómo responder a eso. – Replicó Kentaro, riendo un poco. - ¿Tenemos que ir a algún lado? Digo, en vez de venir en moto viniste en auto.
- Oh, por supuesto. Artorias me dijo que debía mandarlos a Hachioji a eso de las cinco de la mañana.
Kentaro asintió, y fue a cocinar la cena ya que no podía dejar que Meiko los llevara con un estómago vacío.
- Eres un buen chico. ¿Sabías eso? – Preguntó la adulta, mientras que los dos comían en un silencio que solo Meiko pudo romper, pues Riley estaba encerrada en su cuarto permanentemente.
- ¿Por qué lo dice, Meiko-san? – Inquirió Kentaro.
- Haces cosas por el bien de los demás. Apuesto a que ya muchos te dijeron que te hicieras algún bien propio. – Sonrió Meiko. – Artorias es un poco como tú.
- Lo sé… Hablamos de eso una vez. Me dijo que él era condescendiente como yo, y era un mal estudiante, hasta que llegaste tú.
Meiko se quedó en silencio, pero Kentaro pudo notar una fantasmal sonrisa de nostalgia apareciendo en su cara.
- Me contó de todo lo que hicieron en la primaria, hasta la universidad. Siempre juntos. Creo que eso es la prueba suprema de que no te quiere apartar, Meiko-san.
- Nunca lo sabes. Hombre y mujer, misma especie, diferentes mentes. Eso es lo que nos hace disfrutar tanto de la aleatoriedad de la vida. Uno se arriesga a decir "te amo" sin saber si el otro le corresponderá, y aunque le puedan decir que no, el rechazo solo dura lo necesario, y uno es capaz de pensar que por lo menos… Se lo dijo a la persona que deseaba que lo supiera.
- Estás pensando en decírselo de nuevo. ¿No? – Contestó Kentaro, alzando una ceja.
- Antes pensaba en decirle que lo extrañaba, pero creo que tienes razón. Eso es mejor. – Se rió Meiko, algo que Kentaro compartió.
Mientras tanto, Riley no pudo ni comer de su propio plato, pues estaba con la mirada fija en la puerta, acurrucada contra su mesa de luz, y con ojos desorbitados.
Estaba esperando una llamada de la base donde estarían manteniendo al EVA-04 desde hace una hora.
Y finalmente, le llegó.
- ¿Se escucha?
- Sí. Hola.
- Bien. Como acordamos, espera a la Sección Dos afuera, en la entrada del complejo, a las 2:50 horas. Te vendrán a buscar a eso de las 3 en punto. No lleves nada. ¿Tienes tu Plug-Suit y tus Clips Nerviosos A10?
- Sí.
- Excelente. Y una cosa más… Riley, lo siento.
Se cortó la llamada.
Riley apretó el teléfono de NERV, y lo reventó contra su puerta, soltando un grito que le rajó la voz al medio mientras que intentaba evitar que le salieran lágrimas de los ojos.
- ¡Scheiße!
A las cinco de la mañana, Kentaro despertó por un toque en la puerta propiciado por Meiko.
- Hey, arriba. – Sonrió la adulta.
- Estoy, estoy. – Musitó Kentaro, sacándose el sueño de la cara y vistiéndose.
Les pareció rarísimo a los dos que Riley no estuviera.
- ¿A dónde crees que pudo haber ido? – Preguntó Kentaro, mientras que se subía al coche de Meiko.
- Probablemente la hayan venido a buscar temprano. Ya sabes, eso que hacen en el colegio. – Comentó la espía, con una cara seria.
Kentaro decidió adoptar el mismo semblante, había muchas cosas que empezaban a dejar de cuadrar.
Fue un viaje de unas exhaustivas dos horas hasta Hachioji, y finalmente alcanzaron la base provisional.
¿El problema? No había personal, y las puertas no funcionaban.
- ¿Esta no es la base que dijo Artorias? – Murmuró Kentaro. – No hay nadie.
Meiko decidió llamar a Artorias desde el teléfono integrado de su coche, y de repente todo cuadró.
Vio la pantalla de la radio, y leyó en voz alta.
- "Llamando a: Sagamihara". - Murmuró, apretando los dientes. - ¡Carajo, nos mintieron!
- ¿¡Qué?! ¿¡Por qué?! – Preguntó Kentaro, asombrado. - ¡Entonces, tenemos que ir a Sagamihara!
Meiko pisó el acelerador con todas sus fuerzas, y se dirigió, nuevamente, hacia Sagamihara.
- "Creímos en ti… Y nos pisaste la cara."
Media hora antes, en la base provisional de Sagamihara.
El test respectivo del EVA-04 se estaba sosteniendo, para probar si el EVA o el piloto en sí estaban contaminados.
- Aumenten los niveles de oxígeno dentro del Entry Plug. – Ordenó Gonta, mientras que unos cilindros rellenos del dicho material gaseoso comenzaban a eyectarse de las paredes de la base y tocar al EVA en los hombros.
- Y pensar que lleva tan poco tiempo dentro del programa… Esta chica se está llevando las peores cosas posibles. – Murmuró Artorias. – Este lugar parece un hospital gigante, bastante adecuado para un EVA enfermito.
- Sí, es la idea. – Gruñó Atsushi.
El EVA-04 recibió oxígeno en aumento en el Plug, y Sayori comenzó a sentirse sofocada por la cantidad de aire entrando en su cuerpo, irónicamente.
- Esto… Esto es demasiado… ¿¡Cuándo van a pararlo?! – Exclamó, apenas pudiendo permitirse respirar.
- Estamos tratando de ver si el Ángel está infiltrado en el interior del Plug, y si alguna partícula llega a flotar, será él. Pero, por lo visto, no está. ¿Deberemos proceder con el aumento de energía? – Preguntó uno de los técnicos de la base.
- Así es. – Afirmó Gonta.
Miró atentamente cómo los niveles de Ego del piloto y el EVA subían rápidamente, hasta alcanzar el Borde de Ego.
- Esta es la prueba máxima. – Murmuró Artorias, frunciendo el ceño.
Y entonces, el Borde de Ego fue superado con creces por el EVA-04, quien soltó su mandíbula mecánica y liberó una nube de vapor de la boca mientras que sus ojos brillaron en un intenso color rosado.
(Música: EVA 1.0 OST – Lucifer's Cry)
- ¡Armónicos inestables, sincronización entre piloto y EVA al 142%! ¡La sincronización comienza a caer en picada! – Exclamó uno de los técnicos, mientras que todos esperaban las órdenes del doctor en jefe.
- ¡Mierda! ¡Eyecten el Cable Umbilical! – Rugió Gonta.
Sin embargo, a pesar de que el EVA-04 se había liberado de su proveedor de energía infinita, tenía un ciclo de 999 horas, 999 minutos con 999 segundos de duración, una probable estimación de un número infinito que se limitaba a lo más que podían registrar las pantallas de batería de los EVAs.
Entonces, una esfera rojiza se manifestó como una protuberancia que rompió su pecho al medio, el Núcleo S2.
Visto esto, el EVA-04 liberó un rugido astral mientras que sus hombros se extendían hacia afuera como las alas de un escarabajo, revelando no solo la ya conocida capacidad de vuelo a gasolina del EVA, sino que también la presencia un material viscoso morado que goteaba del interior de sus hombros.
El Entry Plug se rellenó de este mismo material, hundiendo a Sayori en él y cubriendo el LCL como si fuera un líquido secándose.
- ¿¡Eh?! ¿¡Qué está pasando…?! ¡ARTORIAS-SAN! ¡ATSUSHI-SAN! ¡CHICOS! ¡KENTARO! – Gritó la joven, desesperadamente intentando liberarse de las viscosas ataduras del Ángel, todo esto siendo oído como una voz metálica en off por el intercomunicador. - ¡HYAAAAAAAAAAAA!
Hasta que el sonido se entrecortó, y finalmente la comunicación murió.
Y entonces, el EVA tornado Ángel creó una onda expansiva de color rosado que destruyó la base en pedazos, dejando ver una nube champiñón en el paisaje de la madrugada en la ahora barrida y muerta Sagamihara.
Artorias y Gonta se sacudieron por todos lados, al punto de que el Mayor terminó con la cabeza volada contra un pilar de hierro, y Gonta casi cayó de un quinto piso, solo para ser salvado por su mejor amigo, quien le tomó del pie.
- ¡Mierda! ¿¡Por qué el comandante no nos dijo que esto podía pasar?! ¡Es la segunda vez que un Ángel destruye una base!
- E-es… Esto es diferente… - Murmuró Gonta, reincorporándose y uniéndose al piso junto a Artorias. – Ese Ángel está muy lejos de NERV, va a deambular y destruir todo lo que se le interponga hasta llegar…
- Ajá, y dime… ¿Por qué mierda todos los Ángeles van hacia NERV? – Tanteó Armael, serio.
Gonta suspiró, cansado.
- No puedo decirte nada de eso.
Recibió un puñetazo como respuesta.
- ¡Maldito idiota! ¡Vamos, hay que llamar a los pilotos! ¡Los EVAs están detrás de la base! – Gritó Artorias, tomando un micrófono. - ¡Riley, Roku y Tom! ¿¡Me oyen?! ¡La prueba no salió como se esperaba!
- Lo podemos ver. – Comentó Riley.
- ¡Bien, entonces! ¡Ya saben, chicos! ¡Detengan al EVA-04 mientras tanto!
- ¿Y qué hacemos mientras formula un plan, Mayor? – Preguntó Tom.
Sin embargo, del otro lado solo se pudo escuchar un grito compartido y una pila de escombros cayendo, para que la conexión con el micrófono se cortara de repente.
Tom tembló con terror, y apretó los controles del EVA.
- Estamos solos…
Kentaro y Meiko ya habían llegado a Sagamihara para cuando la explosión ocurrió, pero estaban todavía lejos de la base.
Viendo cómo la Unidad-01 no se veía a leguas desde donde estaban parados, Meiko llamó a la base de NERV a las apuradas.
- Comandante. Soy yo, Tatsumi.
- Diga.
- Sea lo que sea que intentaron hacer con la Unidad-04 salió mal, y no tenemos a la Unidad-01 para defendernos ahora mismo. Pido permiso para solicitar un VTOL de carga con el EVA en cuestión a Sagamihara.
- … Muy bien, permiso concedido. Ya mismo le enviaremos un VTOL.
- Bien.
- Sin embargo, considero menester advertir que no será posible-
- ¡Cierre el pico y deje que su hijo pilote el EVA para salvar una vida por una puta vez!
Meiko cortó la llamada y tomó a Kentaro de los hombros.
- No te asustes. Vas a pelear contra la Unidad-04.
Kentaro soltó un suspiro tajado, y apretó los puños con fuerza y desesperación.
- ¡Mierda! ¿¡Cómo pude ser tan tonto?! ¡Si tan solo…! ¡Si tan solo las cosas hubieran podido salir bien…! – Gruñó, golpeando la cabina telefónica que Meiko acababa de usar. - ¡Sé que no es mi culpa, pero aún así hubiera preferido…! ¡HUBIERA PREFERIDO QUE ME MATARA JUNTO CON EL DECIMOTERCER ÁNGEL!
- Chico. – Espetó Tatsumi, empujando a Kentaro. – Vas a tener que hacer de tripas corazón. Nadie quiso esto, ni siquiera tu propio padre, y te lo apuesto por un riñón mío. Si todos mueren aquí, es tu culpa por no ser responsable y enfrentar esta situación. Nada de esto es culpa tuya, hasta que lo es. ¿Eso es lo que quieres?
- No, pero no quiero lastimarla…
- El mundo es duro, y hay cuerpos en donde no puedes imaginarte. Yo lo sabría mejor que muchos.
Meiko le palmeó los hombros a Kentaro, y lo miró con seriedad.
- ¿Lo harás?
Kentaro apretó los puños.
- A esto se refería con que tenía miedo de morir… Yo tengo miedo de matarla. Pero lo haré, a fin de cuentas es mi deber.
De regreso a Sagamihara, ya a las nueve y media de la mañana.
El EVA-04 había logrado arribar a la ciudad, y todo el lugar había sido puesto en evacuación aceleradamente.
Todas las estaciones de batalla estaban listas.
- Evangelion Unidad-04, registrado en cámaras recorriendo el City Hall, justo a la derecha de las vías de la estación de tren 503. – Dictaminó Kozo Yamashita, vigilando desde el cuartel principal de NERV.
- Patrón anaranjado. Desconozco si se trata de un Ángel. – Anunció por su parte Moguo. - ¿Deberíamos relanzar el análisis de sangre o…?
- Teniente Kabuki, corra una prueba de respiración y signos vitales del piloto. – Ordenó Rintaro fríamente, sentado estoicamente en su puesto con las manos tapando su boca y sus lentes haciendo vigía de que la seriedad militante en sus ojos no se hiciera ver.
A su lado, Joan, como siempre.
- No se han encontrado signos vitales del piloto, pero… Tengo la teoría de que el Ángel está obstruyendo la llegada de datos del Entry Plug, por lo que… - Murmuró Touka rápidamente, aunque se calló al ver que el comandante no cesaría en dar la orden que estaba por, probablemente, dar.
- Debió haberlo previsto. – Comentó Joan amargamente.
- Como digas. Fue cuestión de no desearlo. – Replicó Ishiki mayor.
- Raro de tu parte.
Rintaro gruñó por lo bajo, y apretó los codos contra el escritorio.
- A partir de ahora, el EVA-04 es designado como el Decimocuarto Ángel. Nombre en código según el Comité; Bardiel, el Hijo Humillado de Dios. – Instó Rintaro.
- ¡Pero señor, el piloto…! – Intentó razonar Moguo.
- Es un blanco. – Replicó nuevamente el comandante. - ¿Cómo se encuentran los niveles de sincronización de los EVAs?
- EVA-00 a un 57,3%. EVA-02, 48,2%. EVA-03, 50,5%. – Notificó Touka.
Esos niveles no serían suficientes…
(Música: EVA 1.0 OST – Mecanisme De Défense)
- Tremenda mierda… ¿Y tenemos que matarlo? – Preguntó Riley.
- Órdenes… Del comandante. – Contestó Roku tras el intercomunicador, sonando bastante dudoso.
- ¿Y por qué no prueban eyectando el Plug? – Preguntó Tom. – Me parece factible.
Eso intentaron los técnicos, pero la viscosa masa del Ángel, la cual para este punto ya funcionaba como una recámara líquida que protegía los huesos del EVA, rebatió contra este comando e impidió la eyección motora del Entry Plug.
- No es posible. – Denotó Roku.
En ese momento, el EVA-00 fue en primera fila contra el EVA-04, encontrándose los dos cara a cara en los lados opuestos de las vías del tren.
- "Ella está adentro… La persona que Ishiki-kun más ama…" – Pensó Takanashi, con pesar, e imposibilitándosele sostener el rifle paleta con firmeza sin que sus dedos temblaran sobre los gatillos de los controles.
EVA-04 miró a su hermano de producción prototipo, y soltó un chirrido astral mientras que sus dientes vibraban con una ira divina irrevocable.
(Música: EVA 1.0 OST – Les Bêtes)
- ¡WRRRRUUUUUOOOOOHYYYYYAAAAAAAA! – Chirrió el EVA, arqueando la cabeza hacia arriba y pegando un salto monumental que le hizo pasar por encima de las vías del tren.
- ¡No puedo visualizar al blanco…! – Gruñó Roku, justo antes de recibir un manotazo de un guante flexible del Ángel, cortesía de su viscosa masa. - ¡Guh…! ¡Me está…!
Entonces, Bardiel arrastró a Roku a través de la calle, tan lejos que lo separó de su Cable Umbilical, lanzando su brazo con la flexibilidad de un pedazo de goma espuma hacia adelante y reventando un edificio de hierro, con lo cual dejó al EVA-00 hundido dentro del mismo como si fuera un arco de fútbol.
- ¡ROKU! – Gritó Tom. - ¡Permiso para movilizar el EVA Unidad-03!
- El EVA-03 deberá quedarse en su sitio hasta nuevo aviso. Se requiere que los EVAs de menor producción se utilicen a favor de un menor gasto de presupuesto en la reparación. – Le advirtió Rintaro.
- Mierda… - Gruñó Suzuki, apretando los controles.
El EVA-00 trató de dispararle al EVA-04, pero sabía que había un aliado allí dentro.
- ¡No puedo! – Exclamó Roku desesperadamente, con la bala de su francotirador errándole el hombro a Bardiel casi a propósito.
El Ángel, en realidad, no respondió bien al error, y tomó al EVA-00 de las piernas, lanzándolo por los aires y tirándolo contra las vías del tren, las cuales acabaron partidas al medio.
- ¡Gua! – Gimió Roku, intentando recuperarse del golpe, solo para notar que no se podía levantar con el apoyo de sus brazos, pues uno de ellos había quedado roto y el otro estaba siendo sujetado por Bardiel.
- ¡GRRRRRUUUUOOOOOOOHHHHH! – Rugió Bardiel, presionando el brazo mientras trataba de dispersar una especie de líquido viscoso morado que parecía querer… ¿Infectar al EVA?
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAH! – Chilló Roku, sintiendo la contaminación del Ángel en sus venas, ahora siendo incapaz de mover todo su brazo izquierdo.
- Córtenlo. – Sentenció Rintaro fríamente.
- ¡Pero señor, tendríamos que sacar la conexión neural…! – Protestó Touka.
- Háganlo. No tenemos tiempo.
Entonces, una explosión desconectó el brazo del EVA de su mismo cuerpo, y Roku soltó un grito agudo de dolor al sentir como si su brazo hubiese sido el cercenado.
- ¡GAAAAAAAAH! – Chilló, agarrándose el brazo izquierdo mientras que apretaba los dientes.
Bardiel cargó hacia el EVA-00 debilitado, estampándole un cabezazo en la cara y un rodillazo en el pecho, enviando a volar al EVA pilotado por el albino, sin dejarle respirar por tanto tiempo que mientras el robot azul flotaba a la deriva en el aire le disparó un rayo rosado con forma de cruz que lo hizo volar derechito a través de un edificio, quedando hundido bajo una pila de escombros.
- I-Ishiki… Ishiki-kun… - Masculló Roku débilmente, justo antes de que la batería de su EVA desfalleciera y todos sus sistemas se apagaran por la adrenalina que había perdido gracias al dolor inmenso en su cuerpo.
- EVA-00… Neutralizado. – Murmuró Kozo, comenzando a sentirse muy tenso; la cuenta regresiva hasta la derrota de los EVAs comenzaba a partir de ahora según su nihilista forma de pensar.
(Música: EVA 1.0 OST – Angel Of Doom)
- ¿¡Dónde demonios está la Unidad-01?! ¡Es la siguiente en la línea de producción! – Exclamó Joan, mirando al comandante.
Rintaro no contestó.
- ¡Responde mi pregunta! ¡Dijiste que seguirías la línea de producción! – Reiteró el profesor, a lo que Ishiki padre respondió con un gruñido, a pesar de que sabía que Joan sabía todas sus intenciones y solo estaba siguiendo el teatro.
- EVA Unidad-02. Serás la próxima. – Indicó Rintaro.
Riley se vio confundida por un momento, pero apretó los controles lo más fuerte que pudo y asintió.
- ¡Te vamos a sacar de esa mierda, Sakamoto! ¡Ich schwöre! (¡Te lo juro!) – Exclamó Riley, y el EVA-02 cargó hacia Bardiel.
Bardiel lanzó sus brazos hacia el EVA rojizo, estampándolos contra los lados sin poder alcanzarlo, creando dos explosiones de polvo que cegaron la vista del EVA-02 temporalmente.
- ¡No puedo relocalizar al objetivo! – Gruñó Riley, y se giró a la derecha, aterrándose al ver a Bardiel arrastrándose en cuatro patas, justo a sus espaldas. - ¡HYAAAAA! ¡MUEREEEE!
Intentó dispararle un misil en la cara, pero eso solo creó una explosión que separó a los dos EVAs, enviándolos contra los pilares de las vías del tren.
- ¡Agh! ¡UAAAAAGH! – Chilló Riley al levantarse, pues al frente suyo estaba a punto de recibir el disparo concentrado de una cruz rosada.
Alzó los brazos para defenderse, y la explosión terminó derritiendo y obliterando el lanzamisiles.
El EVA-02 saltó en el aire para evadir un manotazo largo del EVA-04 poseído, y cayó encima del EVA blanco, apretándole el cuello contra el suelo.
- ¡Der Schweinehund! (¡Canalla!) – Gritó, sacando afuera el Cuchillo Progresivo y empalándole la entrada del Entry Plug a Bardiel, sacando afuera el Plug.
Sin embargo, el Plug fue contenido dentro de la nuca del EVA-04 pues el líquido viscoso del que estaba compuesto el Ángel funcionó como una red de pesca derretida.
Bardiel soltó un gruñido, torciendo su cuello y cadera hacia el EVA-02 y gritándole en la cara, mientras que emitía un brillo potente de su Núcleo S2, pegando un salto monumental que envió al EVA de Riley a través del tejado de un edificio y lo hizo girar en el aire como una bola.
- ¡AAAAAAGH! – Gritó la alemana, recomponiéndose en el aire y sacando una pistola de mano del pilón izquierdo de su EVA, blandiéndola. - ¡MALDICIÓN!
Comenzó a rociar a Bardiel con disparos, pero el Ángel simplemente la evadió, hasta alcanzarla y estamparla de regreso al suelo.
Con ello, intentó dispersar su líquido corrosivo dentro del EVA.
- ¡Mierda! ¡Y no puedo hacer nada! ¡Como siempre…! – Gruñó Tom. - ¿¡Dónde está Kentaro cuando uno lo necesita?!
En ese momento, todos los sistemas del EVA-03 irradiaron luces rojizas que cubrieron todos los números verdes, y los ojos del EVA se tornaron morados.
- ¡AAAAAAGH! ¿¡QUÉ CARAJO ES ESTO?! – Gritó Tom, mientras que su EVA sufría de un espasmo, a punto de romperse los brazos.
Entonces, perdió todo control del EVA, pero no pareció haber salido lastimado.
El equipo técnico estuvo un rato hasta averiguar el origen del problema; otro Ángel estaba infiltrado en el nitrógeno a presión dentro del Cable Umbilical del EVA-03, el cual funcionaba como el gas que eyectaría el Cable de ser necesario.
- ¡Comandante Ishiki! ¡El EVA Unidad-03 parece haber sido poseído por un Ángel también, pero no resulta dañino para el piloto! – Exclamó Touka. - ¿¡Deberíamos separar el Cable del Plug?!
- Piloto Suzuki, aguante. – Ordenó Rintaro fríamente, ignorando a su inferior.
- ¿Cuál es tu plan? La aparición del Decimoquinto Ángel, Ireul, fue muy imprevista. Es más, este no era su momento premeditado… - Murmuró Joan.
Rintaro solo sonrió con satisfacción, por algún motivo irreconocible.
(Música: EVA 2.0 OST – Destiny)
Entonces, el EVA-03 poseído por Ireul, el Terror de Dios, comenzó a embestir tras Bardiel, chocando cabezas entre sí mientras que Tom podía sentir los golpes.
El posesionado EVA-04 tomó a su "hermano menor" del cuello y lo estampó a través de un edificio, justo antes de recibir un hachazo en la espalda.
- ¡AAAAAAAGH! ¡NO TE OLVIDES DE MI, MALDITO! – Gruñó Riley, con su EVA pateando a Bardiel bien lejos. - ¿¡Tommy?! ¡Reporte de situación!
- ¡Estoy en la vía de comunicación, pero no puedo controlar el EVA! – Expresó Tom, aferrándose a los controles para aguantar el siguiente golpe.
Ireul reventó el estómago de Bardiel con un rodillazo, y su hermano menor respondió al tomarle de la pierna y lanzarlo por toda la calle hasta chocar con la superficie metálica de un edificio.
El EVA-03 se levantó de un salto y trató de embestir a Bardiel contra el suelo, solo para ser frenado por dos brazos flexibles que le apretujaron la cadera.
- ¡WRRRAAAAAAAAAGH! – Gritó Tom, con burbujas de LCL sacudiéndose dentro de su Entry Plug mientras que sentía como si su cadera estuviese siendo aplastada.
- ¡DÉJALOOOOO! – Gritó Riley con ira, aplastando a Bardiel contra el suelo y apuñalándole el hombro derecho con su Cuchillo Progresivo, hasta recordar que también estaba haciendo sangrar a Sayori, con lo cual se paró en seco.
- Comandante… ¡No puedo seguir viendo esto! – Expresó Moguo, apretando los dientes. - ¡La Unidad-01 está en camino!
- ¿¡Kentaro?! – Exclamó Riley, sorprendida, solo para que esta distracción la pagaran caro los ojos de su EVA, con uno de ellos quedando empalado por una garra viscosa de Bardiel.
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
Riley se agarró de su ojo derecho, el cual se sentía como si un millón de gusanos estuvieran mordiéndole esa zona.
Bardiel levantó al EVA-02 en el aire, disparándolo a través de un edificio y dejándolo sangrar en relativa paz.
Tom intentó levantar a su EVA, pero su cadera estaba positivamente rota, e Ireul, por más fuerte que fuera comparado a su hermano menor, solo podía resistir los daños hasta cierto límite, pues su cuerpo original eran puras nanomáquinas minúsculas, las cuales estaban ahora metidas en el sistema interno del EVA-03 a modo de protección, dejando al titán oscuro como una estatua de hierro.
(Música: Berserk OST – Murder, min 4:30)
Bardiel se giró hacia el EVA-03 como para matarlo, pero al momento en que se volteó recibió un puñetazo en la cara que lo envió a volar por toda la calle, eyectando sangre tanto morada como roja de su trompa herida.
- ¡SAYORIIIIII!
Kentaro había aparecido en la zona, y estaba tratando de contener las lágrimas.
- ¿¡Qué está pasando?! ¡Reporte de situación! – Ordenó el piloto del EVA-01.
- Debes destruir al EVA-04, designado ahora como el Decimocuarto Ángel. – Ordenó Rintaro.
- ¿¡Y qué pasa con Sayori?! ¡No pienso herirla más de la cuenta! – Refutó Ishiki menor.
Rintaro se levantó, frunciendo el ceño hacia la pantalla general desde NERV HQ, viendo la perspectiva del EVA-01.
- Si no luchas, todos morirán. Sobretodo tú. Piensa en ti mismo, y la misión será cumplida. – Exclamó fríamente.
- ¡No! ¡No voy a lastimar a la chica que amo! – Gruñó Kentaro, apretando los controles. - ¡Jódete! ¡La salvaré, y vamos a volver a esos días felices antes de que todo se fuera al diablo con Sandalphon!
El EVA-01 estaba a punto de embestir con su Cuchillo Progresivo en mano, pero Bardiel le cayó encima.
El Ángel intentó tomarle del pecho, agarrando su pechera y tratando de arrancarla de lugar mientras dispersaba su líquido contaminador dentro del EVA-01.
- Sayori… ¿¡Sayori, estás ahí?! – Gritó Kentaro, levantando un puño del EVA y aplastando el cuello del EVA-04 de un golpe para enviarlo hacia la izquierda y separarse. – Mierda… ¡Mierda, prefiero morir yo en sus manos que tener que matarla a ella!
El EVA poseído cabeceó al EVA-01 en el estómago, enviándolo contra un puente y rompiéndolo al medio en el proceso.
El EVA-01 estuvo a punto de conocer el aplastamiento craneal de Bardiel, pero fue salvado en el momento justo por un sacrificio inenarrable.
El EVA-02 en Estado Berserk, y con ojos amarillos, se había lanzado para evitar que las garras de Bardiel se imbuyeran dentro del cráneo de su compañero.
- ¡No digas que… prefieres morir… cuando el trabajo no está terminado! – Protestó Riley, sintiendo un dolor punzante en su abdomen, pues las garras de Bardiel habían sido inyectadas allí dentro.
Bardiel revoleó al EVA-02 a través de varios edificios, y el EVA carmesí trató de devolver el golpe, pero solo pudo patear a Bardiel en la cabeza y separarse de él, cayendo en la calle a la derecha del Ángel.
En ese instante, comenzó a lloviznar, con granizo, relámpagos y todo.
(Música: Shiro Sagisu – Blood And Guts)
El EVA-02 tenía solo 2 minutos con 30 segundos restantes de batería, y Bardiel tenía energía infinita.
Kentaro estaba en un shock tremendo y no podía ni moverse.
El EVA-02 intentó estamparle un puñetazo en la cara al EVA-04.
- ¡Muere!
Trató de patearlo en las rodillas.
- ¡MUERE!
Intentó todo, desde acuchillarlo con su puntiaguda barbilla hasta acogotarlo, sin resultado.
- ¡MUEREEEE! ¡POR FAVOR, MUÉRETE!
El EVA-04 poseído evadió el último cabezazo del EVA-02, y le clavó un rodillazo, para luego ahorcarlo entre sus manos.
- ¡RILEEEEEEY! – Gritó Kentaro, saltando hacia el lugar y enfrentando a Bardiel con la mirada. - ¡DÉJALAS! ¡A LAS DOS!
- ¡G-guh…! ¿¡Q-qué eres, estúpido?! ¡N-no puedo…! ¡No puedo respirar, mátalo antes de que me mate a mí! – Rogó Riley, desesperada y furiosa.
Kentaro sintió temor, temor como ningún otro.
Estaba obligado a decidir.
¿Mataría a Bardiel para salvar a Riley y dejar morir a Sayori junto a el Ángel?
¿O acaso le arrancaría el Entry Plug a la fuerza y dejaría morir a Riley en manos del Ángel?
Se apretó la cara con las manos, y su sincronización comenzó a bajar, mientras que los lectores psicológicos en el cuartel se dispersaban como garabatos.
- ¡Kentaro-kun! ¡Tienes que decidir! – Rogó Kozo.
- ¡NO PUEDO HACERLO! ¡POR PRIMERA VEZ, NO ME VEO CAPAZ DE HACERLO! – Lloró con todas sus fuerzas Kentaro, cubriendo sus ojos llorosos con sus manos.
- Entonces, no decidas. – Sentenció Rintaro. – Enciendan el Dummy-01.
- ¡P-pero señor…! ¡Es peligroso! ¿¡No sabe lo que sucedió con el Dummy Plug-00?! – Exigió Touka.
Rintaro se levantó y miró a la teniente Kabuki como si tuviera dagas en los ojos, y la muchacha asustada se resignó.
Comenzó a teclear, y entonces, todo terminó.
- Sistema activado. Funciones en… En verde.
El EVA-01 se apagó.
Kentaro se movió hacia adelante por el apagón repentino, y miró los controles.
- Están fijos… No tengo energía… ¿Qué está sucediendo? – Preguntó.
- Calibración del sistema, completa. – Indicó Moguo, con pesar en la voz. – Lo siento mucho, Kentaro-kun…
De repente, la luz del Plug se tornó rojiza, y un sonido similar a la turbina de un avión se arreció.
Una inscripción en amarillo se manifestó al costado del asiento del Plug, y Kentaro apenas pudo leer "DUMMY-01" en ella, pero además estaba escrito el nombre de Roku en mayúsculas.
- ¿¡Q-qué están haciendo?! – Rogó saber Kentaro, aterrado.
Rintaro, sin embargo, no dudó.
- Actívenlo.
(Música: NGE OST – Normal Blood)
Las comisuras de los ojos del EVA-01 se tornaron rojizas, y se levantó de su erguida posición lentamente.
El EVA-02 miró con curiosidad ante esto, y Bardiel también sintió la nueva recarga de energía, soltando al titán carmesí.
Sin dejarle tiempo a responder, el EVA-01 estampó un puño contra la mandíbula inferior del EVA-04 y le abrió la boca por completo, mirándolo fijamente como la máquina a control remoto que era.
- Gyuoooo… ¡Awuooooo! – Gimió Bardiel, a la vez que los dolorosos gemidos de una jovenzuela se filtraban en sus rugidos, esto hasta que sus mandíbulas se rompieron y desencajaron de lugar…
El EVA-01 pateó a Bardiel contra el suelo y comenzó a pisotearle las rodillas, reventándolas hasta que los huesos del EVA salieran para afuera.
- ¿Qué está pasando? – Murmuró Kentaro, y sintió un horror vomitivo al ver lo que estaba sucediendo. - ¡No! ¡Para, padre! ¡Detén esta locura!
El EVA-02 intentó levantarse, pero estaba casi acabado de oxígeno, y la batería de repuesto seguramente no serviría.
El EVA-01 agarró a Bardiel del cuello, apretándolo hasta romperlo y crear un chorro de sangre que emanó por todos lados, inundando las calles y salpicando al EVA morado, el cual para este punto dejaba su mandíbula inferior abierta para que todos la vieran.
Entonces, comenzó a arrancarle la armadura del pecho, tirando los pedazos contra los edificios y rompiendo cosas, para luego excavar dentro de su pecho hasta arrancar el Núcleo S2 y así no permitirle ninguna clase de regeneración.
El EVA-01 aplastó el pecho del EVA-04, y Kentaro solo podía tirar de los controles y rogar.
- ¡Para esto! ¡PÁRALO YA, O TE JURO QUE JAMÁS EN MI VIDA TE PERDONARÉ! ¡PADRE, PARAAAAAAAA!
Sin embargo, el EVA no fue detenido, y Rintaro sonrió con maldad y satisfacción.
El EVA-01 le estampó un puñetazo en la cara a Bardiel, creando una explosión de sangre morada y roja al aplastarle el cráneo y reventarle los ojos.
El puño cubierto de sangre fue retirado, y el EVA-01 comenzó a escarbar los restos de Bardiel con la mano derecha como si fuera una cueva de carne y sangre, hasta encontrar el Entry Plug.
- No…
Cuando lo tuvo entre sus manos, lo presionó…
- ¡No!
Lo estrujó…
- ¡NO!
Y lo aplastó, creando una cascada de LCL, líquido viscoso morado y sangre.
- ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
El equipo técnico solo podía observar el horror del intercambio.
El EVA-02 se había desactivado hace ya rato, y Riley no podía creer lo que sus ojos veían.
Rintaro, en cambio, solo se sentó, cruzó las manos como siempre, y frunció el ceño.
- El… El Decimocuarto Ángel ha sido exterminado. – Anunció Kozo entre todo el silencio.
Nadie festejó esta vez.
Hospital privado de NERV, 17:30 de la tarde.
El cielo estaba gris, y no había parado de llover desde esta mañana.
El EVA-01, con el Dummy Plug tomado fuera de su nuca y estando el titán todavía erguido en su sitio esperando a ser retirado a su jaula, seguía goteando sangre a pesar de que la lluvia lo estuviera secando, pues estaba medianamente protegido por un puente roto.
El brillo blanco en sus ojos se mantenía, titilando cada tanto en un color rojizo, como a la espera de un despertar iracundo.
El EVA-03 había sido puesto en cuarentena dentro de NERV, separado de las jaulas de contención de las demás Unidades, y a la espera de que el equipo técnico de la organización se encargara de investigar su situación con el Decimoquinto Ángel, quien todavía residía en el interior de su armadura de contención.
El EVA-02 había sido retirado ya hace mucho tiempo, y las heridas de Riley habían sido tratadas, por lo que ahora andaba con un ojo parcheado hasta que la ilusión neural del dolor se disipara.
Estaba la joven sentada en una silla, acompañada por un acongojado Artorias, quien andaba a rastas, con una venda en la pierna derecha por completo, otra en la frente, y un yeso que cubría todo su brazo izquierdo.
La luz azulada que entraba por las ventanas no hacía nada para enmendar el oscuro momento que estaban pasando.
- Perdimos. – Murmuró Riley.
- La perdimos. – Contestó Artorias.
- ¿Por qué pensaste que no decirle sería una buena idea?
- … Pensé que, si le decía todo, y todo salía mal, jamás me perdonaría.
- Felicidades. Ahora nos va a matar a todos tan pronto como lo metan al EVA.
- … No puede hacerlo. – Contestó la fría y calculadora voz de Rintaro Ishiki, quien había venido, sorpresivamente, a ver a su hijo. – Le fue establecida una orden de aprisionamiento.
Artorias levantó la cabeza.
- ¿Por qué tanto? – Preguntó, sin restringir su preocupación.
- Lo sabrá cuando se lo haya dicho a él. – Respondió el comandante, insertando sus manos en sus bolsillos, y caminando por el pasillo hasta llegar a la habitación donde tenían a Sakamoto Sayori.
Entró, y vio a Kentaro, sentado al lado de la joven, quien sorpresivamente no parecía haber recibido tanto daño como el esperado.
O al menos, eso parecía, pues su cuerpo estaba bien, pero estaba completamente vendado.
Kentaro tenía la mirada perdida y vacía en el suelo, y sus ojos estaban rojos; habrá llorado demasiado, pensó el comandante.
Rintaro intentó acercarse a su hijo, pero el chico se levantó y le encajó un puñetazo en la cara con una expresión insana de ira en su rostro y sus dientes apretados hasta rasgarse.
- ¡ALÉJATE DE MÍ! – Chilló con todas sus fuerzas, empujando a su padre al suelo.
El hombre no osó reintentar su acercamiento; un pequeño y desconocido sentimiento en su pecho le decía que si lo intentaba de nuevo simplemente haría que las cosas empeoraran.
En su lugar, optó por levantarse y asentir débilmente.
- Avísenme a la brevedad cuando el piloto Ishiki esté listo, y envíenlo a mi oficina lo más rápido posible. – Anunció, abandonando la sala y apretando los dientes.
Kentaro le soltó un gruñido feral, y trató de correr tras su progenitor.
- ¡BASTARDO DE MIERDA! – Gritó, lleno de desesperación e ira.
- I-Ishiki-san, relájese… - Pidió una enfermera, tomando a Kentaro de los hombros, mientras que todavía más lágrimas comenzaban a emerger de las ventanas de su alma, los ojos.
El chico se sentó de nuevo, y estrujó la mano de Sayori suavemente.
- Díganme cómo está. – Pidió débilmente. – No puedo más… Por favor, díganmelo.
- Daño intracraneal severo, costillas prácticamente pulverizadas, brazos rotos y devenidos, corazón entumecido y aplastado… Niño, lo siento. – Murmuró un doctor. – Ha fallecido. Hace mucho.
Kentaro miró hacia adelante, y todos los recuerdos le vinieron a la cabeza, mientras que el espacio a su alrededor comenzaba a difuminarse y cubrirse por un vacío negro.
La vez que le reveló que era un piloto.
La vez que charlaron al calor de una fogata a sus espaldas.
El primer beso, en Okinawa.
La confesión, en el departamento.
El segundo beso, en este mismo hospital, después del ataque del Decimotercer Ángel.
Sus citas.
Las cosas banales de las que disfrutaban hablar.
La vez que se quedó a cuidarla.
Su última noche juntos…
- "Te amo, Kentaro."
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
