Capítulo 9
POV Fate
Me encontraba en la universidad. Era la última clase del día y ya estaba agotada. Aun me quedaba asistir a la reunión de delegados de clases y entregar un informe a mi profesora de investigación psicológica. Suspiré y me perdí en mis pensamientos por unos momentos mientras miraba por la ventana.
Flashback
Y allí me encontraba, totalmente sorprendida por la proposición de la directora Harlaown. Esa mujer que siempre fue amable conmigo y me trató como una madre haría, me estaba dando la posibilidad de tener un hogar de verdad junto a Hayate, Ginga y Cinque. ¿Estaba soñando? ¿Qué había hecho en esta vida para merecer semejante recompensa? Cerré los ojos por unos instantes tratando de calmar mi acelerada respiración. Cuando los abrí, sentí que mis ojos estaban derramando lágrimas de emoción. Había pasado por tanto, que esto parecía ser un sueño. Miré a la amable mujer de mirada agua, quien me sonreía con cariño.
- Yo…–tragué pesado, pues el nudo de emoción no me permitía contestar– Yo… –asentí con una sonrisa, pues no conseguía hablar.
- ¿Estás de acuerdo en venir conmigo? –preguntó esperanzada y volví a asentir– ¡Fate-chan! –se levantó de su asiento de un salto y me abrazó con extremo cariño y dulzura– Seremos una gran familia. Ya verás. –me miró y me di cuenta que también estaba llorando– Todo va a ir bien a partir de ahora, hija. –acarició mi rostro y yo abrí los ojos como platos, totalmente sorprendida, pero sintiendo mucha calidez en mi interior.
Fin Flashback
Desde ese día, dos años atrás, todo comenzó a ir a mejor. Hayate y Ginga explotaron de felicidad cuando nos reunimos con ellas y les dimos la noticia. Ambas eran mayores de edad, pero aun así estaban extasiadas por tener una familia de verdad. El tener un hogar significaba tener una carga menos sobre nuestros hombros. Ya no teníamos que preocuparnos por tener un lugar seguro donde pasar la noche y buscar comida que llevarnos a la boca. Lindy se ocupó de que todas nosotras fuéramos a la universidad. A Ginga aún le quedaban dos años para terminar su carrera en medicina. Ella era la que más ocupada estaba. Desde que Cinque salió del coma, ella se dedica a sus cuidados y a llevarla al hospital para su rehabilitación, pues tras tanto tiempo en ese estado, le había dejado secuelas físicas. Afortunadamente, ya había pasado lo peor y podía volver a caminar por sí misma. Hayate también comenzó a ir a la universidad. Estaba muy emocionada porque estudiaría con Nanoha. Nanoha… Esa cobriza chica que en la escuela se burló de mí para protegerse ella, se había convertido en alguien muy importante para Hayate y, aunque no quisiera reconocerlo, para mí también. Al principio la odié con todo mi ser, pero después de mucho pensar, logré entender su modo de actuar y conseguí hacer las paces con ella y conmigo misma. Le debía mucho, pues se hizo cargo de Hayate mientras yo estuve en el hospital psiquiátrico y también se hizo cargo de los gastos hospitalarios después de haber tratado de suicidarme. Sí, ahora ya podía decir esa palabra. Había tratado de suicidarme porque estaba cansada de esta vida. Era la solución más rápida para eliminar todo mi sufrimiento. ¿Quién me iba a decir que iba a tener una segunda oportunidad de ser feliz y libre? Ahora tenía unos objetivos a cumplir. Ahora, mi prioridad, era terminar esta carrera y poder trabajar en una escuela donde educar a los niños para que sepan denunciar el bullying. Yo me encargaría de eso, además de hacerles ver que no estarían solos y que podrían recurrir a mí en cualquier momento. El timbre sonó y me sacó de mis ensoñaciones. Sonreí y recogí rápidamente mis cosas para ir en busca de Hayate y Nanoha a la cafetería para comer juntas. A pesar de que estudiábamos carreras diferentes, habíamos tenido la suerte de estar en el mismo campus. Me sorprendí al encontrarme solo a Nanoha en la cafetería. Había un par de chicos a su alrededor, supongo que, tratando de ligar con ella, pues había que admitir que Nanoha era una mujer muy hermosa y atractiva. Además, era amable, cariñosa y generosa. Tenía unos ojos preciosos. Aún no sabía si eran azules, violáceos o quizás un toque de ambos. Y su sonrisa era tan encantadora que era imposible no quererla. Me acerqué a su mesa.
- Hola, Nanoha. ¿Interrumpo algo? –pregunté por si ella realmente estaba ocupada con esos chicos que quizás eran sus compañeros de clases.
- ¡Fate-chan! –su rostro se iluminó al verme– No, no te interrumpes nada. –me dio su cálida sonrisa– Te estaba esperando. –extendió su mano para tomar la mía, jalar de mí y hacer que me sentara a su lado, muy cerquita.
- Oh. –obedecí a su petición silenciosa antes de mirar cómo los chicos me miraban frunciendo el ceño– ¿Son compañeros tuyos? –pregunté para presentarme de ser ese caso, pero ella negó.
- Estos chicos quisieron hacerme compañía hasta que mi linda novia se dignara a llegar. –me dio un apretón a mi mano y vi temor en su rostro. Me sonrojé.
- Oh, ya veo. –miré a los chicos, quienes estaban con la boca abierta– Gracias. –les dije y ellos me miraron con odio antes de mirar de nuevo a la oji lavanda.
- ¿Qué tiene ella que no tenga yo? –endureció su mirada aun más– ¿Te gustan las personas que se cortan las venas para dar lástima? –señaló mis muñecas y yo las traté de cubrir con mi chaqueta– ¿Las débiles? Si quieres eso… –la cobriza lo interrumpió dándole una fuerte bofetada.
- Vuelve a decir algo así de mi novia y te envío al hospital. –los chicos se miraron entre sí después de haber visto el aura oscura que envolvió a la cobriza en ese momento y se fueron sin decir nada. Ella suspiró antes de mirarme– Lo siento mucho, Fate-chan. –tomó mis manos y las acarició.
- No te preocupes. Estoy acostumbrada a que se fijen en ello y me miren con desagrado y miedo. –suspiré antes de darle una leve sonrisa.
- Fate-chan… –negué.
- ¿Dónde está Hayate?
- Ya se fue. Reinforce la vino a buscar. –ladeé la cabeza sin entender– Nuestras clases ya terminaron.
- ¿Y por qué estás tú aquí todavía?
- Porque quería almorzar contigo. –me volvió a dar esa cálida sonrisa que desarmaba a todos y me ruboricé un poco– Ne, Fate-chan, ¿tienes algo que hacer después de clases? –negué– ¿Crees que puedas venir conmigo al centro comercial? Tengo que recoger unas cosas que encargué. Después te invitaré a una malteada de chocolate.
- Claro. –sonreí al pensar en la malteada.
- ¡Genial! Gracias, Fate-chan. –comenzamos a comer– Mientras tus clases terminan, estaré en la biblioteca del campus. Necesito hacer un trabajo final y tengo que buscar cierta información. –asentí– Te estaré esperando a la salida.
POV Nanoha
Durante el resto del almuerzo estuvimos hablando sobre trivialidades, así como nuestras clases y tareas pendientes. Fate seguía siendo tan inteligente como lo era en preparatoria y obtenía unas calificaciones impolutas. Muchas chicas se acercaban a ella para que las ayudara a estudiar. A veces no bajaba a almorzar porque se quedaba resolviéndole a sus compañeras las dudas que tuvieran. Fate era una mujer muy amable y generosa. Amaba eso de ella. Sí, la amaba. Creo que fue amor a primera vista. Desde que la vi en preparatoria, me hechizó. Hubo algo en ella que me cautivó por completo, pero yo fui tan estúpida que, al tratarla de la forma en que lo hice, destruí cualquier posibilidad que pudiera tener, por muy pequeña que fuera, con ella. Desperté de mis ensoñaciones cuando sonó la campana indicando el final del almuerzo.
- Bien, te veo luego, Nanoha. –me dijo, poniéndose en pie.
- Sí. –me puse en pie con ella– Ne, Fate-chan. –la tomé del brazo antes de que se marchara– Gracias por tu ayuda con esos chicos. –le di un beso en la mejilla.
- No… no es nada. –tartamudeó sonrojada y yo sonreí.
- Hasta luego, Fate-chan. –la dejé marchar y yo caminé hacia la biblioteca.
Caminé por los pasillos buscando el libro que me daría la información que necesitaba para hacer ese trabajo. ¿Por qué demonios elegiría esa asignatura como optativa? Debería haber elegido otra. Suspiré. Llegué al pasillo donde se encontraban los libros de economía, pero no encontraba los que buscaba. Me acerqué al mostrador y pregunté a Yuuno, el bibliotecario, sobre esos libros. Él abandonó su puesto y unos minutos después volvió con los libros que le había pedido. Le agradecí su ayuda. Los tomé y me fui a una mesa libre y me senté, comenzando así mi dura tarea.
…
Me dolía la espalda y el cuello. Me incliné hacia atrás y dejé salir un gemido de dolor. Había pasado demasiado tiempo enterrada entre los libros. Miré la hora y di un salto de mi asiento. ¡Hacía media hora que Fate había terminado sus clases! Me iba a matar. ¿Y si se había ido sin mí? Recogí todo rápido, dejando los libros que había tomado prestados, allí en la mesa. Tomé mi mochila y di media vuelta para salir de allí rápidamente, pero cuando volteé, choqué con alguien y casi caí de bruces al suelo de no ser porque me sujetaron con fuerza y delicadeza al mismo tiempo.
- ¡Lo siento! –exclamé.
- ¿Estás bien? –abrí los ojos y miré a la figura frente a mí.
- Fate-chan… –murmuré, parpadeando varias veces, incrédula de que estuviera ahí.
- No te encontré a la salida, así que decidí venir a buscarte. –dejó salir unas risillas.
- Lo siento, yo no me di cuenta de la hora. Estaba haciendo el estúpido trabajo y se me fue la noción del tiempo. –suspiré.
- No te preocupes. ¿Nos vamos? –asentí y nos marchamos.
…
Al llegar al centro comercial, dejamos atrás todas las tiendas y nos dirigimos a la que yo quería ir. Ella me siguió sin decir nada. De vez en cuando me daba cuenta que jalaba de su chaqueta para tratar de cubrirse sus cicatrices que aun tenían un color rosado. Ojalá nunca lo hubiera hecho. Ojalá nunca le hubiese hecho lo que le hice para que llegara a ese extremo. Era algo que jamás podré perdonarme. Suspiré. Con un valor sacado de no sé dónde, tomé una de sus manos y entrelacé nuestros dedos. Sé que me estaba mirando, pero yo evité enfrentar su mirada, así que seguí caminando un poco más rápido y totalmente sonrojada. Mi paso se hizo más lento cuando sentí un pequeño apretón en nuestras manos. Fue entonces cuando me decidí a mirarla y ella me sonreía con cariño. Me relajé al ver que no le molestó mi muestra de afecto. Me puse a su lado y caminamos juntas hasta llegar a la tienda. Mientras yo iba al mostrador para recoger mi pedido online, Fate estuvo dando vueltas por toda la tienda admirando prácticamente todo. Reí al escucharla exclamar algo inentendible. Recogí mi paquete y fui hasta ella.
- ¿Hay algo que te guste? –le pregunté una vez estuve a su lado.
- ¿Toda la tienda? –habló con timidez y yo reí.
- Bueno, me temo que tu trabajo parcial no te da para comprar toda la tienda. –infló las mejillas y yo dejé salir unas risillas– Ven, vámonos. Tenemos que ir a por unas malteadas de chocolate y después debo enseñarte algo. –asintió y me siguió.
…
Después de habernos tomado las malteadas, la cual Fate disfrutó como si fuera una niña pequeña, la arrastré conmigo hacia el parque de Uminari, el que estaba cerca del puente y desde donde se podía apreciar el mar. Fate quedó embelesada mirando el mar mientras la suave brisa de otoño mecía su pelo. Y yo simplemente quedé admirando su belleza porque a pesar de que amaba ver el mar y el cielo azul, más amaba verla a ella. La vi sonreír mientras mantenía los ojos cerrados y yo sonreír en automático también. Estaba agradecida con la deidad que me ayudó a encontrarla a tiempo y más todavía por haberme otorgado una segunda oportunidad con ella que no pensaba desaprovechar. Siempre estaría para ella. Siempre. Sin importar qué, yo siempre estaría ahí para ella. Ahora tenía una familia y amigos de verdad. Y como desearía poder darle todo mi amor para que también tuviera eso. Yo quería darle todo lo que necesitara en esta vida. Todo lo que le hiciera feliz. Suspiré disimuladamente y bajé mi vista hacia la bolsa que tenía en mis manos.
- ¿Estás bien? –me sobresalté al oír su voz y al ver su rostro ladeado frente a mí.
- ¡Fate-chan! ¡No me des esos sustos! –inflé las mejillas y ella rió.
- Perdón, perdón. –detuvo sus risillas– Pero, ¿estás bien? Andas muy pensativa hoy. –negué.
- Estoy bien. No te preocupes. –asintió– Ne, Fate-chan…
- ¿Uh? –me miró.
- Yo quisiera darte algo… –ladeó la cabeza con el ceño fruncido– Si no lo quieres, está bien… –le ofrecí la bolsa que había estado cargando todo el tiempo desde que saliéramos del centro comercial.
- ¿Es para mí? –asentí– Pero no es mi cumpleaños. –tomó la bolsa entre sus manos.
- Lo sé, pero quería hacerlo…
No dijo nada más y procedió a abrir la bolsa y sacar una primera cajita. La miró detenidamente antes de abrirla con lentitud. Abrió los ojos como platos y tomó entre sus manos el objeto.
- Nanoha… –me llamó en apenas un susurro.
- La vi y automáticamente pensé en ti. –admití sonrojada antes de tomarla entre mis manos y ponérsela en la muñeca– Te queda muy bien. –hablé tímidamente.
- …
- Mira la otra cajita, anda. –le pedí nerviosa y ella rápidamente sacó la caja de la bolsa y la abrió, quedando nuevamente sorprendida– También lo vi y pensé en ti. –tomé el objeto y se lo puse en su otra muñeca– Sé que no te gusta que la gente te mire tus cicatrices y que tú tratas de ocultarlas. No podemos cambiar lo que pasó, pero si con esto te sientes más cómoda, seré feliz. –acaricié la pulsera– Esta pulsera negra me recordó a la oscuridad que has vivido y las finas líneas doradas, me recordaron tu cabello. –le sonreí y ella no apartaba la vista de mí– Este reloj… –acaricié el otro objeto ahora– La correa borgoña me recordó a tus ojos, esos cálidos y hermosos ojos que tienes. Su esfera negra me volvió a recordar a tu oscuridad pasada. Y las agujas en forma de rayos me recordó a la habilidad que tienes de ser tan rápida. –la miré a los ojos– Tienes la capacidad de entrar en la vida de los demás y atravesar sus almas como un relámpago, Fate-chan. Eres mi rayito.
- Nanoha… –sonreí sonrojada.
- Espero que te gusten. Así no tienes que preocuparte por tus cicatrices si tanto te molestan. –rogué por no haberme excedido.
- Gracias… –murmuró– No debiste… –la silencié poniendo un dedo sobre sus labios y negué– Gracias. Muchas gracias. Me han encantado. –me dio un beso en la frente y me abrazó. Todo fue perfecto.
Saizoh: Sí, todo se va enderezando. Ya sabemos que Cinque despertó, pero esa historia la dejaremos para otro capítulo ;p Nanoha ya sabemos que está enamorada de Fate desde preparatoria. Lástima que la fastidiara de esa forma, aunque Fate sigue siendo bastante amable y ahora son amigas. Incluso se hizo pasar por su novia para que los chicos dejaran de molestarla xD Creo que de momento (tras la última escena), Nanoha lo está haciendo bastante bien para conseguir enamorar a Fate, incluso la llamó "rayito" *-* Ahora solo queda esperar a ver si hay resultados o no xD
