Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.
Gracias por leer y nos veremos después.
Benditas malinterpretaciones uwu.
Su rostro giro exactamente cuarenta y cinco grados a la izquierda debido al puñetazo que impacto de lleno en su mejilla.
El golpe no le dolió, la sangre que brotaba de su boca tampoco le interesó, mucho menos le importaron todos los golpes que recibió luego del primero.
Lo que le interesaba en esos momentos era destrozar al maldito que se había atrevido a hacer llorar a su kohai favorito.
Quería despedazar con sus propias manos a Aomine Daiki.
-Hanamiya, enserio detente, no quiero pelear contigo- hablo el moreno esquivando con rapidez y agilidad los golpes que Makoto deseaba aterrizar en su rostro como lo había hecho con anterioridad en su cuerpo -¡con un demonio! ya para con esto, Hanamiya. Entiende que no quiero pelear contigo, no estoy tan loco para meterme con un sádico y homicida en potencia como tú-
Hanamiya bajo la guardia por unos segundos para después dibujar una sonrisa que juraba sangre y sufrimiento para su interlocutor para luego tronarse los nudillos de las manos para sorpresa del moreno. Makoto soltó una risa malvada.
-Pero si estas lo suficientemente loco para hacer llorar a mi Ryou, Aomine- acoto el peli negro preparándose para soltar un nuevo golpe al moreno -te advertí lo que pasaría si una lagrima, una jodida lagrima derramaba mi hongo por tu jodida culpa. Prepárate para ser despedazado vivo, Ryou llego esta mañana a Kirisaki Daiichi hecho un puñado de mierda por tus estupideces, más te vale que estés preparado para morir de la forma más cruel que un ser humano sea capaz de tolerar-
Aomine trago duro, todo eso que estaba pasando era un mal entendido, un estúpido mal entendido. Ryou no comprendía sus palabras de aquella ajetreada mañana y ahora temía por su pellejo y la posibilidad de no sobrevivir para explicarle las cosas correctamente a su honguito si no hacía algo para que Hanamiya no lo asesinara.
Estúpido yandere de mierda.
Doce horas atrás.
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Aomine estaba caminando tranquilamente por los pasillos de Toó buscando por los rincones de los mismos a su sensual y benévolo honguito.
No lo hallo.
Al contrario, se topó con Imayoshi y Susa, ambos muy unidos y juntitos para el gusto del moreno. Sonrió, esos dos eran obviamente más que sólo amigos, nadie fuera del equipo podía negar eso.
-Aomine- le llamo Shoichi -¿has visto a Sakurai? No llego a su salón esta mañana- estar separados era una desventaja para Aomine y Ryou. Estúpido semestre.
-Momoi también lo está buscando ¿te menciono algo sobre su ausencia?- preguntó Susa. Su kohai favorito estaba desaparecido.
-No me mencionó nada- explicó Aomine -¿ya buscaron en el gimnasio? Ryou suele esconderse ahí cuando está en problemas-
Sakurai Ryou tenía el peculiar don de meterse en problemas -de manera voluntaria o no- lo que lo hacía un blanco fácil para molestar. Razón por la que debía defenderse desde que tiene memoria y muchas veces ese método lo metía en mucho más problemas. Los directivos de Toó y su anterior preparatoria lo sabían y por mas excelentes que fueran las notas del castaño no lo exentaba de una visita a la oficina del director.
-Me gustaría que Ryou no fuera tan problemático. Solo nos perjudicará en el futuro, en especial a el- hablo al aire el peli azul. Sin saber que su novio lo escucho perfectamente. El castaño tenía una nueva bandita en su mejilla izquierda. Ryou ignoro las lágrimas que derramaba al saber lo que su novio pensaba de él y salió corriendo de Toó sin mirar atrás.
-Bueno- hablo el de lentes -toma en cuenta que viene de Kirisaki Daichii. Por supuesto que iba a ser problemático, en especial por Hanamiya- Susa le dio la razón.
-Sí, lo sé, por eso mismo me jure a mí mismo que haría hasta lo imposible para protegerlo. Es mi hongo, es mi doncel y es mi novio, y llegaré hasta el final para protegerlo- aseguró para impresión de sus superiores.
Vaya, eso sí que se malinterpretaría.
-¡¿Dónde demonios esta Ryou?!- exigió una respuesta Aomine entrando al gimnasio de Kirisaki sin importarle la sangre y los golpes que tenía en el rostro.
Los chicos de Makoto se le quedaron viendo como carne fresca para el matadero.
-Vaya, si es el estúpido ex novio de nuestro querido sub capitán- hablo Hara deteniendo el balón de la práctica.
¿Ex novio? ¿De que hablaba ese idiota?
-¿Y si le hacemos ver lo que pasa cuando se meten con uno de nosotros?- preguntó Seto acercándose hasta donde estaba Daiki mientras se tronaba los dedos de las manos.
-Kentero-san, Kasuya-san, basta. No es necesario hacer esto. Puedo defenderme solo, gracias chicos- intervino tranquilamente Sakurai Ryou viendo a sus amigos y luego al moreno que tenía enfrente.
Estar en esa escuela le daba un aura distinta a su honguito. Parecía un lindo y adorable matón igual que todos esos desgraciados.
-¿Estás seguro, Ryou? Sabes lo que nos hará el jefe si se entera que este idiota se vuelve a acercar a ti- hablo de nuevo Hara atrás del castaño.
-Deja que yo me preocupe de Makoto, Kasuya- el peli lila aceptó en silencio no sin antes advertir que correría sangre del peli azul en caso de que el castaño saliera lastimado de nuevo.
Luego de eso el castaño y el moreno se quedaron en silencio un momento.
-Ryou- hablo Daiki -¿Por qué te fuiste así? ¿Acaso oíste lo que les dije a Imayoshi y Susa?-
-¿Y que si lo oí? Eso no quita que es lo que piensas sobre mí- respondió el castaño -lo que menos quería era ser una molestia para ti-
-Te amo Ryou y lo sabes, tú nunca serás una molestia para mí. Malinterpretaste todo- el castaño no pudo contra esa afirmación.
Ryou hizo un lindo puchero para Aomine. El moreno se acercó y lo abrazo con fuerza.
Por ese día la paz entre Toó y Kirisaki se mantuvo en paz.
Al menos hasta que Makoto amenazara de muerte alguien más cuando se volvieran a meter con su hongo.
